Notas Iniciales: Antes que nada debo informar que el escrito se alargó, así que no serán sólo dos capítulos para este fic si no tres ya que no quería darle una conclusión abrupta. Ahora si, disfruten la lectura.


II

La noche señalada por la reciente visión de Ashley había llegado y el gremio de cultistas terminó las preparaciones correspondientes en el centro del auditorio, del que uno de sus más importantes miembros era dueño. Los hermanos Graves habían sido invitados de honor por obvios motivos, aunque a Andrew se le notaba visiblemente inquieto, pues aquella mañana durante una espontánea siesta había vuelto a ser abordado por las mismas voces que creyó imaginaciones de su subconsciente. Y conforme se adentraba a ese espacio, algo en su interior se transformaba. Su lenguaje corporal daba entender que algo estaba mal, no dejaba de frotarse el rostro, percibiendo una inexplicable ansiedad que le imposibilitaba relajarse, sus impulsos apenas retenidos por la presencia de su hermana a quien le mentía que estaba bien cada que le preguntaba. Su estado era demasiado visible a medida que avanzaba la noche: pronunciadas ojeras, el color enfermizo de su piel, la manera en que sudaba y respiraba. Era casi como si estuviera sufriendo una mutación, tanto que no podía prestarle atención a los rezos que ofrecía el líder de culto al centro del escenario, en su lugar aquellas oraciones en latín parecían empeorar su salud por la devoción con la que todos lo repetían alzando los brazos.

—Andrew… —el toque delicado de Ashley no provocó ninguna reacción positiva en él, tal la preocupó mucho más si tal era posible—. Necesitas ir a un hospital, esto no es un simple resfriado.

Pero aunque al hermano mayor le hubiese gustado responder, el llamado del líder interrumpió su intimidad, así que pese a que Ashley se negó al principio participar si su hermano no estaba en condiciones, Andrew le insistió acceder, después de todo lo habían prometido; era parte del trato ayudar incondicionalmente a que cada pequeña invocación fuera exitosa, ya que parecía que Ashley era la única capaz de lograrlo sin tanto esfuerzo. Insegura con la idea de abandonarle, Ashley obedeció acompañar al cultista de turno hacia el escenario, tomando su lugar junto al líder mientras que Andrew dejaba caer su máscara ahora que no estaba su hermana cerca. Ni siquiera volvió a preocuparse por sostenerse de pie, necesitaba vomitar con urgencia pero el mismo malestar le impedía liberar toxinas; era demasiado. Su cabeza iba a estallar.

— ¡Oh! ¡Lord of Unknown! ¡Preséntese ante nosotros! —declamó Ashley por mera rutina.

— ¡Escuche nuestras plegarias! —le secundó Six Eyes con más entusiasmo que su Virgen Oscura, quien seguía mirando entre el público, tratando de encontrar desesperadamente la silueta de su hermano.

—Sal, sal de donde quiera que estés —canturreó Ashley cuando se rindió de encontrar a la figura de Andrew ante sus infructuosos intentos, decidida a terminar el ritual, pues suponía que entre más pronto tuvieran resultados más pronto podría marcharse con su hermano para que recibiera atención médica y después ayudarlo a descansar. Estaba dispuesta a mimarlo toda la noche sin descanso si eso bastaba para facilitar su futura recuperación.

Y después de unos segundos recitando al unísono las palabras articuladas por la Virgen Oscura del culto, sucedió la tan esperada manifestación, impresionando a los novatos, maravillando a los integrantes veteranos y aterrando a los pobres encadenados que ofrecerían como sacrificio. Ashley ni siquiera pudo mostrarse entusiasmada con la presencia del demonio más grande que hubiese visto nunca, a este punto había hablado con demasiados en sueños, sin mencionar su primera invocación exitosa con Lord of Unknown y el motivo de que fuesen perseguidos por Six Eyes para convertirla en el mesías. Por un breve momento sólo se preguntó qué esperaban de ella estas criaturas infernales, pues en lo que a ella respectaba no necesitaba más que sus visiones clarividentes para esquivar problemas, ninguna otra cosa. Ya lo tenía todo; tenía a Andrew.

— ¡Mi señor! ¡Ha aparecido! —exclamó el líder de culto absolutamente complacido, dejando relucir la sonrisa más maniaca que Ashley conociera, pero por costumbre se mantuvo aburrida.

—Sí, claro. Gran presentación, ¿puedo irme ya?

—Alma de Alquitrán. —La voz demoniaca sonaba imponente, retumbando por todo el lugar con la potencia de un fenómeno sobrenatural, la pesadez de una gravedad insostenible y la absorción de un hoyo negro en la galaxia que hizo gritar a los devotos de horror tanto como de admiración en igual medida. Sin embargo, en ningún momento Ashley se sintió conmovida por ser nombrada específicamente—. Haz cumplido tu palabra.

— ¿No lo hago siempre? Por cierto, aquí está el número de almas que tu vasallo especificó. Puedes tomarlas cuando quieras.

—Serás recompensada por tu constancia, Alma de Alquitrán.

—Gracias aunque quien está más interesado en hablar contigo es este hombre de aquí —dijo señalando sin muchos preámbulos a Six Eyes, quien se mantuvo tenso y demasiado emocionado para conservar un semblante confiable—. Supongo que tiene un asunto importante que tratar.

— ¡A-Así es, mi señor! Si me lo permite…

—Humano. —El demonio lo interrumpió antes que dijera otra palabra.

— ¿S-Si?

—Traza una línea de sangre rodeando toda la ciudad, cada trazo de diferentes clases de sangre, termínala antes de que sea la próxima luna nueva y realiza el ritual en el exterior, sólo entonces podré hacer un trato especial contigo si tanto lo deseas.

—No… ¡No será ningún problema, mi señor!

—Nos veremos después, almas perdidas.

Con aquello dicho Lord of Unknown se desvaneció en la atmósfera de la misma manera en que llegó, dejando los cuerpos de sus ofrendas en estado vegetativo, más dejando en claro el nivel en poder de su presencia por el estado deplorable en que las pieles de cada uno parecieron opacarse, incluso pudrirse. Ashley suspiró restándole importancia al asunto, decidida a comenzar a bajar los escalones del escenario e ir en busca de su hermano cuando el líder la detuvo sosteniéndola de un hombro.

—Un excelente trabajo, como de costumbre. No cabe duda que es usted una mujer muy especial. Cuento con su apoyo para nuestro próximo ritual.

—Fue nuestro trato, así que no es necesario el agradecimiento.

—Esto no habría sido posible sin su excepcional don de invocación, señorita. ¿Sería muy ambicioso de mi parte que nos dieran un apoyo extra en la obtención de sangre?

— ¿No te crees capaz de conseguirla aún con todos tus contactos?

—Dudo que Lord of Unknown se sienta satisfecho únicamente con sangre animal, mucho menos en la colosal cantidad que seguro se requerirá para pintar un círculo por toda la ciudad. No tienen que ser muchos, ¿quizás cinco o tres?

—…Veré qué opina mi hermano de esto —dijo Ashley después de reflexionar en ello un momento.

—Cualquier decisión que tome, será respetada. No olvide hacérmela saber con anticipación.

La joven Graves asintió y al fin se retiró, no sin mirar con cierta suspicacia la figura del líder de culto que no tardó dirigirse a sus subordinados para aclararles cada una de sus dudas y explicarles su siguiente encomienda. No confiaba en ese hombre, ya que ciertamente nunca mencionó a nivel personal cuáles eran sus verdaderos motivos para que persiguiera el favor de un demonio de semejante magnitud, al grado de ser capaz de sacrificar todo cuanto poseyera para ese propósito. Alejó esos pensamientos y se dispuso cumplir su propio cometido, no se esperaba encontrarse con Andrew siquiera girarse de vuelta a su camino, así que fue instintivo el sobresalto que la atacó. Sin embargo, eso no fue lo peor sino el semblante de su hermano; pareciera que su aspecto enfermizo de antes hubiera sido una alucinación, pues ahora que lo volvía a ver no parecía a punto de desfallecer.

—Joder, Andrew. No me asustes así. —No obtuvo respuesta inmediata, por lo que alzó una ceja con expectación—. ¿Estás bien? ¿Aún quieres que te lleve al hospital?

—Sólo necesitaba vomitar. Lo hice, así que no te preocupes.

— ¿Seguro? —inquirió, sonriendo con cierta aprehensión.

—Si.

— ¿Por qué siempre tienes que arruinar mis planes?

— ¿Qué?

— ¡Yo quería mimarte toda la noche! Y ahora por tu perfecta salud tendré que resignarme a tener el mismo hermano independiente de siempre. Ugh, en serio, que desperdicio.

—Todavía puedes, fingiré estar enfermo si es lo que quieres.

Ashley sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal frente a declaración semejante, por lo que miró directo a la expresión sonriente de su hermano con cierta incomodidad. Esa no era la respuesta que Andrew le hubiese dado en una situación normal, conociéndolo se habría molestado con ella por considerar su buen estado de salud un impedimento para tratarlo bien, así que Ashley no tardó intuir que algo estaba muy fuera de lugar. Andrew no tendría por qué estar jugueteando con ella justo ahora, debería estar despotricando como una perra por todo aquello.

—Olvídalo, no es divertido cuando aceptas así de fácil, pospongámoslo para otro momento.

—Si tú lo dices. —Ashley se adelantó a la figura de su hermano y al poco rato escuchó sus ligeros pasos seguirla sumisamente, no agregando nada más a la conversación, cosa que alimentó más la inquietud creciente en la hermana pequeña.

.

El viaje de regreso a su nueva habitación de hotel fue silenciosa, de modo que Ashley tuvo tiempo para estudiar a su acompañante con cuidado, el cual no parecía interesado en nada hasta que ella comenzaba hablar cualquier tontería y él todavía no se unía a la conversación como siempre haría en estos casos, a menos que ella solicitara su opinión directamente, así que Ashley tuvo severas sospechas de lo que había ocurrido mientras se ocupaba de cumplir las expectativas de Six Eyes.

Estaba decidida a llegar al fondo de esto.

Una vez en la privacidad absoluta se acomodaron sobre uno de los sillones degustando algunos bocadillos que Ashley había puesto en refrigeración desde la mañana, esperando usarlos para provocar alguna queja en su hermano, cosa que no sucedió. Andrew no había hecho alarde de elogiarla sin medida o sugerirle otro condimento para complementar su repostería. Definitivamente era alguien demasiado diferente. Si Ashley ya se había sentido ansiosa por el cambio de Andy a Andrew, esto conseguía que su sistema entero sufriera en silencio.

—Por cierto, ese bastardo me preguntó si podríamos ayudarle a conseguir sangre.

— ¿Oh, sí?

—No sé si lo escuchaste, pero el demonio le dijo que necesitaba formar un círculo de sangre alrededor de toda la ciudad para el próximo ritual de luna nueva, sólo de esa manera Lord of Unknown estaría dispuesto a concederle el beneficio de formalizar un trato. ¿Opinas que está bien aceptar o no?

—Si es lo que Lord of Unknown desea, no veo el motivo de negarse.

—Andrew. —La menor de los dos se levantó en seco del sillón para enseguida colocarse delante de su hermano y así enfrentarlo con gesto severo—. No mataremos a un solo individuo, él solicitó que le consiguiéramos al menos cinco o tres víctimas a las que drenaremos toda la sangre.

— ¿Y?

—Siempre te quejas de tener que forjar planes para pasar desapercibidos. Nunca has querido simplemente atenerte a la protección de Six Eyes con las autoridades.

—Si es una petición directa, pienso que debe valernos al menos en este caso, ¿no crees?

Manteniendo las manos en sus caderas, de un impulso Ashley destrozó la distancia entre sus rostros, bebiendo de la nula reacción obtenida de su hermano, quien le sostuvo la mirada sin alterarse un solo momento por su invasión. Aunque su rostro era el mismo, la familiaridad que despedía su calor corporal y la indiferencia de sus facciones, para Ashley era obvio que su hermano se habría sentido intimidado en este punto; habría balbuceado o al menos desviado la mirada. Esta actitud muerta no era como él en lo absoluto. Las facciones escudriñadoras en el rostro de la joven adquirieron una tonalidad sombría y retadora. Ashley Graves había tomado una decisión en el momento que rodeó el cuello de su hermano con ambos brazos y comenzó actuar de manera seductora mientras se subía a su regazo.

—Andy, ¿podemos tener sexo esta noche? ¿Para celebrar el éxito de nuestra misión?

—Si es lo que quieres.

—Por supuesto que quiero. Con una condición. Me llamarás Leyley, ¿entendido?

— ¿Leyley?

—Si… —Ashley se burló de él, hablando a escasos centímetros de sus labios—. Leyley.

—Está bien, Leyley.

Sus labios se unieron en un beso que comenzó con Ashley probando su accesibilidad y Andrew imitando de a poco sus movimientos como un espejo. Sus brazos lentamente empezaron a rodear su cintura, acercándola a su pecho con la mayor suavidad posible, como si ignorara la mecánica del acto. Sus lenguas empezaron a enredarse entre sí, guiados por la inexperiencia de Ashley en todo momento hasta que sus respiraciones se alteraron conforme el contacto profundizaba. Sus cuerpos se calentaban por instinto pero la carencia de pasión en el desarrollo ayudó a corroborar las sospechas que Ashley tenía, razón suficiente para que cortara el beso que el otro insistía en corresponder, dedicándole una mirada a desbordarse de ira.

—Muy gracioso. —De un brusco movimiento Ashley volvió alejarse pero sin bajarse de su hermano, cuyas pupilas en ningún instante la perdieron de vista—. ¿Se puede saber qué haces en el cuerpo de Andrew? Ya he dicho que todo él me pertenece. ¿Podrías salir de ahí, por favor?

—…Tu hermano es un humano interesante, mi intención no era otra que saciar mi curiosidad.

—Pues no recuerdo haberte dado el permiso a ti ni a ninguno de tus amigos poseerlo. —Ashley sujetó a su hermano de la parte superior de su suéter y lo haló agresivamente hacia ella con la intención de mostrar su punto al demonio que hablaba a través de esa boca que adoraba, enloquecida con el pensamiento de que alguien más lo ensuciara—. Es mío, es mío, es mío, es mío, ¡él es mío! ¡Sólo mío! Cuerpo, mente y alma. No he pasado por tanta mierda junta tratando de mantenerlo conmigo sólo para que venga una estúpida criatura del averno como tú a quitármelo.

—Tranquila, Alma de Alquitrán. Lo entiendo. En todo caso el alma de tu hermano no podría ofrecer mucho a nuestro mundo. Haz conseguido infectarlo de manera que sus colores se confunden y entrelazan, así que no dudo que a donde vaya él tendrás que estar tú.

—Correcto —gruñó Ashley, todavía furiosa—. Ahora, déjalo ir y desaparece.

Para Ashley lo único que importaba en esos instantes era devolver a su hermano a la consciencia, jamás tomó en cuenta que era peligroso enfrentarse a un demonio de forma tan directa, especialmente cuando tenía el cuerpo de un mortal a su merced. Sin embargo, pese al riesgo inminente que representaba aquello, la atmósfera sólo emitió un breve brillo rojizo que se hundió en la oscuridad por unos segundos antes de que el cuerpo de Andrew experimentara una fuerte sacudida, la cual reanimó al alma dormida del dueño legítimo de aquel cuerpo. Andrew gruñó adolorido como si despertara de una pésima posición, contemplando el escote de Ashley al ser lo primero que había entrado en su campo de visión y elevando la vista hacia sus fucsias ojos, confundido, antes de que sus mejillas enrojecieran aturdidas por la repentina revelación.

— ¿Ashley? ¿Qué…? —Pero su hermana menor no le permitió terminar ya que recargó la cara en su hombro, aliviada por el resultado de sus demandas, haciéndole cosquillas a su compañero con su cálido aliento, arrancándole también un instintivo jadeo—. Ashley… espera…

—No podías dejar de ponerme más obstáculos, ¿verdad, Andrew?

— ¿…Qué?

—Ese maldito demonio acaba de usar tu cuerpo en todo nuestro trayecto hasta aquí.

—… ¿Te hizo daño? —Ashley casi se ríe del tono sombrío que Andrew había escupido junto a un murmullo amenazante, eso logró tranquilizarla un poco.

—No, esos libros sobre ocultismo nos han mentido todo este tiempo, parece que a los demonios tampoco les interesan las relaciones sexuales.

—Oh… —Ashley se dejó reírse cuando notó la rigidez en el cuerpo de su hermano, la forma en que sus brazos parecieron haberse transformado en piedra alrededor de su cintura fue increíblemente adorable. Fantaseó con comérselo entero o al menos reventarle de un abrazo.

—No te preocupes, no pasó nada más allá de un beso y tú y yo hemos compartido muchos de esos… aunque no en la boca, pensándolo bien.

— ¿¡Lo besaste!? —Andrew de pronto sonaba histérico.

—Con tu cuerpo, evidentemente.

—Joder… eso explica el cosquilleo… —dijo entre dientes, encogiéndose como si quisiera ocultarse de la realidad que se le presentaba justo ahora.

—Siento hacerlo sin tu consentimiento, aunque lo hice para ahuyentarlo debo confesar que quería aprovecharme de ti también. Fue excitante de hecho.

—Maldita sea, Ashley… —volvió a murmurar Andrew, afectado de tal manera que la hermana menor temió moverse y encontrar en sus pantalones la prueba de algo más que mera vergüenza.

—Bueno, pero lo importante es que estás de vuelta conmigo. No aseguro que eso no vuelva a ocurrir por eso te aconsejaría poner mucha más atención en lo que haces de ahora en adelante, no queremos que esos hijos del averno, literalmente, vayan a causarnos problemas. Ya tenemos suficientes. —Ashley pretendía moverse para continuar con la noche pero se dio cuenta que Andrew estaba muy cómodo con su posición ya que había enterrado el rostro en la unión de su cuello y hombros, respirando de manera que ella misma se tensó y estremeció—. ¿Qué?

—Lo siento, ha pasado algún tiempo desde que nos relajamos de esta manera, ¿podemos… quedarnos así un poco más?

— ¿Has extrañado nuestros mimos, hermano? —se burló Ashley, no esperaba que la respuesta de Andrew fuera positiva y sobre todo contundente.

—Si. Me he sentido muy abandonado.

—No puedo creer lo que escucho —murmuró tratando de sonar divertida y que el temblor en su voz no delatara su creciente nerviosismo—. Creí que la distancia te haría feliz.

—Te equivocaste leyendo entre líneas, como siempre. No eres muy lista.

—Vete a la mierda, Andrew. —La reacción de la hermana menor fue casi automática—. Qué estupideces ladras. Nadie te presta tanta atención como yo.

Se hizo el silencio mientras Andrew respiraba sobre su piel y la acariciaba de maneras más descaradas, deslizando sus dedos por la curva de su espalda hasta sus glúteos, que sostuvo con firmeza un momento antes de continuar su exploración. Ashley ya había notado sus caricias poco inocentes en el pasado aunque nunca las había mencionado, porque suponía que no significaban nada. Habían pasado por tantas cosas juntos, estrechando su relación más y más que llegó a importarle poco las maneras en que él la tocaba o miraba, todo se había sentido tan natural.

Por eso había sido fácil imaginarse que se acostarían como amantes tarde o temprano, se permitió suponerlo muchas veces, así que no le importó mucho la visión que le entregó el demonio ni le impactó tanto. Si era lo que Andrew quería, ella estaba dispuesta a dárselo con tal de que se quedara, de hecho por ello había envidiado la posición de otras mujeres que no compartían lazos sanguíneos con él. Pero no podía evitar sentirse preocupada por ello en el presente también. No quería ser insuficiente en esto. ¿Era así como Andrew se sintió todo el tiempo que ella no le concedía confianza y libertad en sus decisiones? Que sensación más horrible era, como se arrepentía de haber hecho sentir así a su hermano.

—Ashley…

— ¿Q-Qué pasa? —Ashley se mordió la lengua para reprenderse, no debió haber tartamudeado.

— ¿Quieres…?

— ¿Si?

—Ashley, yo…

— ¿Tú quieres? —Ashley se apartó para mirarlo a los ojos, creyendo quemarse con el calor que se desprendía de la mirada de Andrew, no pudo evitar morderse el labio inferior. Su hermano siguió su acción con una urgencia brutal, como si no pudiera esperar para reemplazar sus dientes con los suyos, la sola idea volvió hacerla temblar—. ¿Te arrepentirás de esto?

—No lo sé… yo…

—Entonces no lo hagas.

—Ashley…

—Si vas a echarme la culpa en esto, jódete. Si no vas admitir que lo deseas, vete a la mierda.

Incapaz de responder, Andrew bajó la cabeza para recuperar algo de cordura. Gruñía ásperamente, plagado de frustración, su cuerpo se tensó tanto que su agitada respiración quedó atrapada por un instante en su garganta, aun así no liberó la cintura de su hermana menor mientras trataba de pensar, lo que fuera con tal de encontrar algo que lo detuviera de lo que moría por hacer. Quería darle un motivo a Ashley para que huyera, se asustara de él y entonces lo repudiara, así tendría un pretexto para no ceder a la tentación.

—Tengo miedo de… —logró pronunciar—, si te dejo entrar más, sé que no podré parar.

— ¿Eso sería un problema?

—Ya no puedo masturbarme sin pensar en ti, Ashley. Estoy…

— ¿Atascado? —terminó ella, a la defensiva.

—…Enloqueciendo —rectificó Andrew—. No confío en mí mismo para controlarme.

—Dime algo, Andrew. ¿Alguna vez te he dado motivos para pensar que no puedo tomarlo?

—No, pero…

—He aceptado que ya no eres Andy. Acepté enterrarlo junto a Leyley porque eso era lo que tú querías, realmente me he estado esforzando por ti, ¿sabes? Incluso te he dado el espacio por el que llorabas como una perra. ¿Qué más necesitas? Porque si eso es cortar lazos, alejarnos y dormir en diferentes lugares como sugirió mamá…

— ¡No! —espetó alzando la vista, clavando sus manos en el antebrazo de Ashley con tanta fuerza que la lastimó, más en segundos él pareció haberse recuperado del arrebato, dejando descansar sus dedos ahí mismo con posesividad—. Eso está fuera de discusión. No quiero alejarme de ti, quiero estar cerca siempre.

—Entonces está bien, si ambos estamos de acuerdo.

—Eso no basta —reprendió, aunque Ashley ya no estaba segura a quién.

— ¿Y qué si es un crimen? Sería un delito más que compartamos con todo lo que ya hemos hecho juntos. —Las pupilas de Andrew volvieron a posarse sobre los labios ajenos, cuyas comisuras se elevaron hacia arriba en una sonrisa felina—. Puedes hacer la prueba, si descubres que te desagrada podemos no volver hacerlo. Con que te quedes conmigo hasta la muerte me basta.

—Yo…

—Estoy esperando, Andrew.

Andrew tembló y acortó un poco más la distancia de sus bocas, apenas rozando sus labios sin terminar de encajarlos, respirando con aspereza. No había nada que los separara ahora, que los interrumpa o impida que sus lazos familiares alcancen un nuevo grado de degeneración. Andrew ni siquiera poseía excusas para evitarlo cuando había aceptado que veía a su hermana en cada chica –incluida su ex– que se le acercaba, cuando él dejó que sus manos bailaran alrededor de su cuerpo como si tuvieran vida propia. ¿Por qué Ashley nunca lo evitó? ¿Sería porque nunca le enseñó que eso no debía hacerse entre hermanos? Después de todo él la había criado.

Al carajo el mundo.

Andrew juntó sus bocas, ofreciéndole un beso breve y contemplativo a esos labios resecos, entonces volvió a tomar distancia. Había sentido a su corazón detenerse cuando lo hizo y ahora latía con tanta fuerza y velocidad que parecía haber estado corriendo kilómetros sin descanso. No se movieron por lo que pareció un largo tiempo, bebiendo del aliento contrario hasta que Andrew se percató que había mantenido los ojos cerrados, saboreando algo que le dio el gusto de la manzana prohibida del paraíso abrahamanico. Ashley quiso preguntarle a Andrew si eso era todo, pero cambió su interrogante a último momento, esperaba que le dieran crédito por tratar de ser más empática al respecto ya que esto parecía asemejarse a un salto de fe para su hermano.

— ¿Y bien? ¿Sientes ganas de vomitar?

—…No.

—Genial. ¿Quieres continuar o quieres terminar la noche?

—…Por hoy es suficiente.

—Perfecto. Me lavaré los dientes y me iré a la cama, te espero allá si no decides quedarte a dormir en el sofá.

—…De acuerdo.

Ashley se bajó de su regazo y avanzó tranquilamente hacia el cuarto de baño, sintiendo a sus manos entrelazadas deslizarse hasta que rompieron todo contacto. Esperaba estar disimulando bien su propio pánico ya que la erección que se había estado rozando con su trasero consiguió causarle una fuerte impresión. Siempre había sido consciente de que Andrew la deseaba pero nunca se molestó en medir cuánto. Sin duda esta fue una gran revelación para ambos, no sólo para el hermano mayor, quien en el instante que Ashley se perdió de vista se frotó el rostro frenéticamente, como si quisiera arrancarse la cara con las uñas. Si un beso tan corto (que más fue un roce) lo había excitado a ese grado, no quería ni pensar cómo sería comerle la boca. Definitivamente dormiría en el sofá esa noche; no confiaba en que no acabaría violándola.

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Con ayuda de las influencias de Six Eyes, los hermanos Graves lograron perpetrar no cinco sino diez exitosos asesinatos, cuyos cuerpos ricos en sangre necesitarían para trazar una línea por el largo sector que les fue asignado como integrantes oficiales del culto. Se acercaba la fecha del ritual y esa madrugada se habían separado del gremio de cultistas por cuestiones de desconfianza, pues la miradas que les habían dedicado varios pastores importantes hizo que Andrew temiera por lo que podrían estar planeando a sus espaldas, después de todo no estaba cien por ciento al tanto de los pasos a seguir para la realización de un ritual de este calibre. Había estudiado lo mejor posible los códigos demoniacos y los instructivos para invocar diferentes entidades infernales, aun así la importancia de la Virgen Oscura en los mismos seguía siendo un misterio, le hacía pasar que este puesto en realidad se trataba de una invención para mantenerlos atrapados.

—Y este sería el último —anunció Ashley cuando había terminado de empapar la sangre restante, uniéndola con trazos menos marcados formando una extensa línea que algún otro cultista debió dibujar antes que ellos—. ¿Deberíamos volver con el resto?

—No estoy seguro, pero es obvio que necesitaremos hacerlo como si de verdad nos importara.

—Esperaba que dijeras que lo mejor era largarnos de aquí antes que el ritual inicie.

—No creas que no lo he pensado —declaró Andrew mordiéndose el dedo—. Pero si de verdad hay cultistas profesionales vigilando cada uno de nuestros movimientos en esto, huir nos condenaría a ser los próximos en ser sacrificados.

—Bueno, hemos estado sacrificando a todo tipo de personas a estas alturas, incluyendo otros cultistas, no sería raro que vieran a su mesías junto al protector como la mejor ofrenda para un trato de gran peso.

—No estás ayudando a tranquilizarme, Ashley.

Yo no estoy tranquila. Esta semana no he recibido una sola visión por parte del demonio que nos ha acompañado hasta aquí, por más que intento llamarlo simplemente no responde. Pensarías que sólo significa que nada amenaza nuestras vidas pero en realidad he estado bastante más inquieta que nunca. Está sucediendo algo muy malo, Andrew.

—Lo sé, lo sé. Tampoco podemos olvidar el hecho de que me poseyó antes sin que yo me diera cuenta. Pero, ¿cómo? No he tenido contacto con tu baratija desde aquella vez en la casa de nuestros padres… —El sólo planteamiento alertó a Andrew, se miró el lunar en su mano, el mismo al que le había restado importancia todo este tiempo—. No puede ser… es imposible, ¿cierto? —inquirió con una sonrisa nerviosa—. No hay manera de que eso esté relacionado.

— ¿De qué hablas?

— ¿Recuerdas que nos tomamos de la mano en casa? Fue luego de ese momento que noté este lunar, yo… ¿podría tratarse de una marca demoniaca? No estoy seguro.

— ¿Y has visto sueños remotamente parecidos a los que yo te he contado?

—No, nada salvo… —Andrew se dio cuenta entonces—. Voces.

— ¿Uh?

—He escuchado voces, voces contándome un poco sobre las leyes del mundo demoniaco, dándome razones por las que tú fuiste capaz de contactarte con ellos.

— ¡Fantástico, Andrew! ¿Cómo infiernos no lo mencionaste antes?

—Creía que sólo eran alucinaciones mías.

— ¡No puedo creer que seas el cerebro entre nosotros dos! Vaya decepción de memoria fotográfica y de sentido común que tanto presumes poseer.

—Pues perdóname, Ashley. Haz estado distrayéndome todo este tiempo.

— ¿Yo te he estado distrayendo? ¡Si te he estado dando todo el maldito espacio del mundo!

—Es porque nos besamos, Ashley —espetó Andrew cubriéndose el rostro con ambas manos.

— ¿¡Ah!? —Ashley se habría sentido alagada por esta confesión en otras circunstancias pero no en la situación presente—. ¡No era momento para que pensaras con el pene, maldito incestuoso*!

— ¡No actúes como si yo tuviera toda la culpa!

—Como sea, ¿qué hacemos? No quiero que el demonio vuelva a poseerte otra vez si resulta que estás marcado y puede acceder a tu cuerpo cuantas veces lo desee. No sólo arruinaría nuestro escape, también nos separaría... ¡y yo no quiero eso!

—Déjame pensar.

—Me gustaría pero… no tenemos mucho tiempo —señaló Ashley, pues no había tardado en notar que un grupo pequeño de cultistas uniformados se apresuraban a su encuentro seguramente para guiarlos a la zona del ritual, Andrew se dio cuenta y se mordió el dedo con fuerza, al punto que rompió la piel con sus dientes.

— ¿Tienes la pistola cargada?

—Si.

—Úsala si te sientes amenazada, yo intentaré resistirme al poder del demonio.

—Eso… es un plan de mierda, Andrew. El peor que se te ha ocurrido hasta ahora —lo reprendió, a pesar de que no sonaba acusatoria sino preocupada.

—Me temo que no tenemos opciones de sobra esta vez, habrá que improvisar.

Ashley corrió abrazarlo, mostrándose frágil por la forma en que su cuerpo temblaba, Andrew también estaba asustado pero buscó la manera de trasmitirle confianza y no rompieron el contacto incluso después de que los cultistas les pidieran seguirlos y junto a ellos se adentraran a lo que parecía la zona más boscosa de un parque abandonado. El hermano mayor pensó en lo irónico que esto era considerando que fue en un parque donde ocultaron el cadáver de Nina, su primer crimen consumado; se preguntó si aquí sería el fin de sus románticos crímenes en contra de la humanidad. El lugar estaba preparado, las antorchas encendidas dando forma a los pentagramas importantes cuyos soportes no eran nada menos que las cabezas cercenadas aun sangrantes de todas las victimas utilizadas. Six Eyes se encontraba sobre un escenario de roca con los brazos extendidos, un ojo humano recién extirpado en cada mano. Mientras tanto los hermanos Graves no pudieron hacer otra cosa que mirarlo con desconfianza, también vestidos para la ocasión con túnicas negras que los hacían resaltar entre los demás miembros del culto.

Dentro de poco daría inicio el ritual.


Aquí había muchas bromas que podría haber escrito pero no estaba segura cuál quedaría mejor. Estaba entre "maldito perturbado", "jodido sis-con de mierda" o "sisfucker" pero lo dejé en "incestuoso" por cuestiones de comodidad, jaja.