Esa misma tarde Dis, tomó su caballo y cabildo hasta que su caballo casi se desplomó de cansancio. Tenía mucho cariño a Merenor, lo tenía desde que era un potro, y aunque los enanos sólido montar más en poni por su altura ella prefería los caballos.

-Descansa amigo mañana seguiremos nuestro camino.

Este mes miro con ojos inteligentes con sintiendo el malestar de su dueña. Pero simplemente digo pastando. Dis lo miró y se puso a pensar en que haría. Si se larga y pensaba fríamente se daba cuenta que debería haberlo pensado mucho mejor y tener una idea.

Al final se decidió, cabalgaría e iría a una de las tierras de los hombres. Allí podría encontrar trabajo como herrera y disfrutar de los años que le quedaban de vida haciendo algo bueno.

Ya llevaba casi dos meses de viaje y se estaba acercando a la brecha de Rohan. Lo que significaba que su viaje estaba llegando a su fin. Hasta entonces había parado en los pueblos que había encontrado en su viaje durmiendo en las posadas que había visto y si no al raso. Nadie le había dado ningún problema por lo que estaba muy agradecido. Aunque a quien más le debía agradecer es a Merenor, que había cumplido sin rechistar y era lo más cercano a familia que tenía.

Al llegar a la brecha de Rohan redujo el pago del caballo de galope a trote. Porque las mandas de orcos allí eran casi constantes. O eso le habían dicho al menos en los últimos pueblos por los que había pasado. De pronto se hizo un silencio en Los vados de Isen, como la calma antes de la tormenta. Y ahí fue cuando los vio, una mamá de orcos, al menos habría veinte. Y faltaban directos a ella. Al principio se llevó a tres por delante, pero uno de ellos le quitó la espalda de la mano, y aunque lucho con su hacha, veía que su final estaba cerca.

-No falta mucho para que os vuelva a ver hijos míos.

Y decidió que si moría sería luchando. En ese momento se oyó el sonido de un viejo de guerra y vio como un grupo de jinetes de acercaba hacia ella. Eran rohirrim, por sus ropajes, al menos parecía que eran amigos y no enemigos. Uno de ellos, el que aparentemente llevaba la voz cantante luchaba a su lado parecía joven y al menos parecía que quería ayudarle.

Cuando ya no quedaba ningún orco en pie, el que llevaba la voz cantante de hierro hacia ella.

-¿Qué hace una mujer enana sola por aquí?-le preguntó

-Y a usted que le importa, pero gracias por salvarme la vida.

-No ha respondido a mi pregunta.

-Estoy buscando un lugar donde empezar de cero. Mi nombre es Dis hija de Thrain última de la línea de Durin.

Los hombres de movieron incómodos. Pero la mirada de quién llevaba la voz cantante se suavizó.

-Lo siento mucho por lo que le ocurrió a su familia. Mi nombre es Thengel hijo de Fengel, primer mariscal de la Marca y príncipe heredero de Rohan. Permítanos acompañarle hasta Edoras y allí que decida que quiere hacer.

-Eso estaría bien gracias.

Dis montó a Merenor, y los acompañó hasta Edoras. No sabía que le iba a deparar el futuro pero al menos ya había un lugar por donde comenzar. Y alguien dispuesto a ayudarla