Lala Lulu: Hola! ¡Feliz navidad! Espero que la hayan pasado lindo. Yo pasé muy lindas fiestas, y el BEBER me llamaba. Mil disculpas por los atrasos. Jajaja el fin de año no deja de sacudirme, pero mi vicio es más fuerte. Necesito escribir momentos fluff VegeRena, hot BardLita y dramas KakaChi.
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"El vino es mejor en tu boca
"Te amo" es más tierno en tu voz
La noche en tu cuerpo es más corta
Estoy enfermando de amor
Quisiera caminar tu pelo
Quisiera ser noche en tu piel
Pensar que fue todo un sueño
Después descubrirte otra vez
Y amarte como yo lo haría
Como un hombre a una mujer
Tenerte como cosa mía
Y no podérmelo creer
Tan mía, mía, mía, mía
Que eres parte de mi piel
Conocerte fue mi suerte
Amarte es un placer, mujer
Quisiera beber de tu pecho
La miel del amanecer
Mis dedos buscando senderos
Llegar al final de tu ser
Bailar el vals de las olas
Cuerpo a cuerpo tú y yo
Fundirme contigo en las sombras
Y hacerte un poema de amor…" Amarte es un Placer, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 33
Todo el Equipo Cápsula se transportaba al Aeropuerto. No hacía falta advertencia, cuando al doblar en la esquina una jauría de Fotógrafos y periodistas rodean la Van.
Vegeta y Serena estaban sentados uno junto al otro. Serena recuerda que tiene los lentes negros que le dio su amiga, revuelve la cartera y se los pone.
Vegeta dibuja una sonrisa de lado, tiene puesta ésa chaqueta con la que tuvo la cita con Serena y una camisa blanca. Busca un poco en los bolsillos de la chaqueta, de un lado y del otro. Encuentra sus lentes negros, se lo pone y le sonríe brillante. Casi sin querer toma la rodilla de Serena y se la aprieta.
Serena no puede evitar devolverle una sonrisa brillante, exhala por el confort que le da ése apretón firme. Tan solo con eso su corazón parece desbocarse. —"Basta Serena… No pienses en sexo… No-pienses-en- SE-XO." —Da un pequeño hipo cuando el brazo de Vegeta aferra su cintura y la saca con él del auto.
Qué difícil, abstinencia, sumado a la tentación de Serena pegada a su cuerpo. Vegeta no lo puede evitar, la presiona firme, sus pechos pegados al costado de su cuerpo. Ni la ola de flashes que los enceguecen lo calma. —"¡Maldita sea! Serena es todo SEXO, en estos momentos. Ni ésa dulce sonrisa, llena de inocencia, me quita las ganas."
Los gritos y las preguntas para llamarles la atención, los rodean de un lado y del otro.
— ¡¿Es cierto que sobornó a los Doctores y que todavía está muy grave?!
— ¡¿Es cierto que fue por venganza?!
— ¡¿El Corredor Broly será expulsado de su equipo?! ¡¿Cómo cree que afectaron las banderas rojas?!
— ¡Señor Príncipe ¿Cree que la asociación lo expulse de las carreras?!
— ¡¿Usted y la Señorita Tsukino están juntos a pesar del desastre porque es una puesta en escena?!
— ¡¿Cómo seguirán su relación con Seiya Kou en el medio?!
— ¡Señorita Tsukino, Señor Príncipe! ¡Señorita Tsukino, Señor Príncipe!
Vegeta pone un brazo para tratar de hacer lugar, ya se siente mareado por tantas luces y gritos. En sus brazos cubre a Serena. —"¡Malditas hienas! Como desprecio sus habladurías."— Toma aire para atropellar a todos, pero dos personas hacen de protectores y barreras.
— ¡¿Cómo es posible que no hayan aprendido nada?! —Lita vocifera. Bardock queda con las cejas en alto, se sorprendió cuando se fue de su lado.
— ¡Un paso atrás! ¡Respeten a una persona que recién sale de terapia intensiva! —Nappa al igual que Lita atropella y hace lugar.
Raditz estaba abrazado a Rei, veía a ése par tan sobreprotector. —Podemos decir que a tu padre le gusta cierto tipo de persona. —Rei le habla al oído.
Raditz la suelta un poco y ayuda a la situación. —Sí, fuerte y de carácter fuerte. —bromea en su oído. —Pero suaves y dulces por dentro. —Murmura sensual.
— ¡Uh! —Rei pega un salto, un pellizco a escondidas la pone de todos colores. Se cubre sus risas coquetas.
Serena se esconde un poco en su pecho, la punta de su nariz siente cosquillas. Ése aroma amaderado la tienta demasiado. —"Ni hablar de su pecho tan duro, Ayyy su piel…"—Espía y Vegeta tiene una pequeña mueca en la comisura de su boca, como si le leyera le mente.
Iban avanzando, Serena se voltea sin despegar su cuerpo de él. No hay parte de su cuerpo que no incite a Vegeta. Se inclina a hablarle en el oído. —Mira nada más qué molestia… Y aun así no estoy encabronado ¿Por qué será? —Apoya su nariz en la cabeza de Serena, huele su shampoo. Los fotógrafos enloquecen y los reporteros gritan cada vez más fuerte, frustrados por el silencio de la pareja.
—Jmjmjm. —Serena baja sus lentes y lo mira con picardía. — ¿Quieres hacer una primera plana conmigo? —De un saltito se cuelga de su cuello, juegan con la cercanía de sus rostros como si en algún momento fueran a darse un beso.
—Grrr… —Vegeta gruñe casi imitando un ronroneo, con muchas ganas de jugar a esto.
Los gritos los ensordecen, los camarógrafos saltan y se desesperan hacia ellos. Siguen avanzando, Dieciocho levanta una ceja sin entender. Hasta que voltea y ve a Vegeta y Serena incitando una escena. — ¡Oigan! ¡La idea es avanzar, no que nos coman las hienas!
Los dos resoplan una risita chillona, esconden su rostro de lado, unen sus mejillas y parece un beso desde cierto ángulo. Gritos de nuevo y cero respuestas de parte de Serena o Vegeta.
—…Ja-Ja ¿Les pareció chistoso? —Tarble los regaña mientras se acomodan en el avión. Rueda los ojos al cielo, los ve tomándose de las manos a escondidas. Mira hacia adelante, le alegra que su hermano esté de ánimos. Su esposa se sienta junto a él, disimuladamente también toma su mano.
Ansiosos por llegar a casa, llegan a Tokio y sin escalas se meten a los autos.
Serena observa a Vegeta frotando su cuello y moviendo la cabeza de un lado al otro. — ¿Estás bien? —Serena se acerca.
Vegeta se acerca un poco más, toca la punta de su nariz con la suya. —Sí, siento el cuello tenso por haber dormido en el avión. —Mira sus ojos azules, mira su boca rosa. Vuelve a sus ojos y se aleja.
Serena exhala grande y en silencio. Escucha a Lita hablando con Mina.
—…Haaa, ya quiero llegar y meterme a la bañera. —Mina se estira en el asiento.
—Bueno, tendrás que pelear con Serena para eso. —Lita dice entre risas, toma el brazo de Bardock y levanta una ceja, dándole a entender que por el momento, ella no volverá a la casa.
Serena siente que los nervios le presionan el estómago. —Yo haré una pequeña parada en casa. —Se encoge de la pena, siente la mirada curiosa de muchos. Pero en especial siente una mirada negra y voraz que la increpa. Conecta sus ojos con él y lo relaja.
Doblando en la esquina, ya los esperaban Mónaca, con sus ayudantes, en la puerta de la casa de los Son. Por supuesto, bien ansiosa se levanta Saiya. Vegeta rechista bien harto, se pone sus lentes negros otra vez. Serena le da un codazo bien duro en las costillas, por gruñón.
— ¡Saiya! —El primero en salir de la camioneta es Bardock, estira los brazos. La perra sale al tiro, pero lo pasa de largo.
— ¡Saiya no! ¡Oh!—Lita es tacleada de lleno, apenas pone un pie en el asfalto. — ¡Auch! ¡SAIYA! —Lita lucha contra la lengua y la euforia de la enorme y peluda mascota.
—Hmp. Así traidora y en mi cara… —Bardock se inclina, toma a la perra por el collar, y la saluda. Saiya responde un poco con la lengua. —No quiero las sobras de tu cariño…
Vegeta guardaba los lentes en su bolsillo. Se acerca a Mónaca. —Buenas…
—Hola Señor, me alegra verlo bien. —Le entrega un par de llaves de adentro de la casa. —Sí debo decirle que Tama se comportaba algo entraño. —Lo ve fruncir el ceño. —Nada grave, sólo que durmió mucho a los pies de su cama.
—Hmmm…
—Hola Mónaca. —Serena se acerca se inclina para saludarlo. — ¿Cómo está Tama? Espero que no hayas tenido tanto trabajo, es un gato muy territorial y huraño.
—Para nada. —Mónaca se pone algo rojo, esta mujer es muy alegre. Por el rabillo del ojo capta la mala cara del Señor Príncipe. —Bueno, vamos a irnos.
— ¿Cómo? ¿Tan pronto? —Serena mira su reloj. — ¿Por qué no se quedan y les hago limonada y galletas en agradecimiento?
Mónaca se eriza del susto. —No, no, por favor Señorita. Ya recibí mi pago, es mi trabajo.
Serena larga unas risitas tímidas. Vegeta pone los ojos en blanco y se va directo a buscar el bolso de Serena.
Mónaca le da su informe a Nappa. —… Como sabe, el pronóstico de granizo nos hizo correr las macetas adentro. Así que las verá contra el ventanal del lado oeste.
—Muchas gracias. —Ami le sonríe.
Nappa asiente. —Bueno, son sólo plantas, no te hubieras tomado la molestia. —Se encoge de hombros, ninguna mala noticia puede quitarle ésta calma y felicidad que lo inunda.
Vegeta da un paso ya dentro de la casa, inhala y exhala aliviado. En especial por ver a Serena quitándose los zapatos y dejándolos en la entrada.
Ella siente ésa intensa mirada, lo mira por encima del hombro. — ¿Qué? —Serena larga como un chillido. Él se encoge de hombros, ella pone las manos en la cintura y lo sigue hasta la habitación, donde acomoda su bolso. —No creas que no vi tu mala cara cuando pasamos por mi casa.
Vegeta abre el closet, deja el bolso adentro y la enfrenta. —Has escapado tantas veces… No quiero que lo vuelvas a hacer. —La atrapa de la cintura. —A cambio… —Acerca sus labios a la punta de su nariz. —Prometo no volver a alejarte, enfrentar la balacera de frente.
Serena resopla entre sus labios como una trompeta, trata de concentrarse a través del aliento tibio de Vegeta. —Lo siento… —Toma los bordes de su chaqueta, Vegeta mueve los hombros y se la quita. —Prometo no ser tan… Tan dura. Recompensar tu paciencia.
—Mmmm…— Vegeta se muerde el labio inferior, baja las manos peligrosamente en el límite entre su trasero y su espalda. Suelta su labio haciéndolo resonar. —Me haces recordar a una fantasía que tengo contigo… Un látigo, unas botas negras.
Serena toma una bocanada enorme de aire. —Vege-¡Nnh! —La callan con un beso, un beso que choca pero se mueve con dulzura, húmedo y fresco. —No, no… Es-pera. —Musita apenas audible, sus manos tironean los botones de su camisa casi espontáneamente.
Vegeta la toma firme, la levanta de puntitas y de un giro rápido rebotan en la cama. Vegeta presiona uno de sus pechos, Serena gime, pero en negativa. Vegeta quiere que su atracción gane la pulseada.
—Debes, recuperarte… Lo Prometiste… —Serena habla, pero sus manos están muy concentradas desvistiéndolo.
—Ya estoy bien. —Vegeta murmura, se endereza un poco para seguir quitándose la ropa, y un mareo lo cubre de sudor frío. Siente que sus ojos no pueden enfocar.
Serena lo ve tambalearse, se sienta rápido y lo sostiene del pecho, de un mínimo empujón, Vegeta se queda sentado — ¿Vegeta estás bien? —De inmediato se va al baño, busca en el botiquín el tensiómetro.
Trata de respirar profundo, no se resiste cuando Serena le descubre el brazo y pone el monitor arterial. La ve tan desesperada y asustada. —No es para tanto. —Respira hondo unas cuantas veces. —Habrá sido porque me arrojé de golpe a la cama y el giro que dí.
—Ajá… —Serena con el ceño fruncido, activa la máquina. Es simple de usar, un cinto que cubre el brazo y se activa con una batería recargable. —Qué bueno que tienes una de éstas.
—No es la primera vez que choco o que enfermo. También tengo termómetro… —Vegeta la ve tan metida en lo que hace y sin prestarle atención. —Estoy bien. —Pasa la mano por su mejilla.
—Mmhmm… —Serena mira lo números, lo ignora un poco. —Se te bajó un poco la presión. —Le señala la pantalla. —Debes tener cuidado, mira si te pasa algo así en una escalera o caminando solo.
—Pero no estoy solo. — Vegeta la toma del mentón, le deja un beso.
Serena saborea sus labios, quita el cinto del tensiómetro. —Prometiste comportarte. —Frunce los labios y se aleja un poco. —No quisiera tener que irme.
—Haaa… Fue sólo un momento de debilidad. —Vegeta se inclina de nuevo a ella, trata de dibujar un puchero para quitarle ésa mala cara.
Serena exhala, toma aire para regañarlo pero…
Miiiaaauuuu…
— ¡Tama! —Muy contenta, Serena lo toma en brazos. —Uups… —Tama busca ir al regazo de su dueño. —Mira cómo te extrañó…
—Hmp ¿Terminaste tu paseo? —Vegeta lo revisa un poco, tiene la patas con algo de arena. El gato ronronea fuerte y se va con Serena, se tira de espaldas y ofrece su barriga para que lo acaricien. —Te estás volviendo demasiado caprichoso. —Se abrocha de nuevo la camisa, sacude la cama.
Serena ignora los regaños de Vegeta, acaricia a Tama y sonríe.
—Mañana a primera hora iremos a ver a mi Doctor. —Vegeta la ve contenta, eso es suficiente para pasar por alto a ése gato metiche y la arena que dejó en las sábanas.
—Sí, mientras tanto… —Serena se va con el gato en brazos, con un dedo le niega pero lo hace con mucha picardía.
En la casa de Nappa, Ami abría las ventanas, dejaba entrar el aire.
—Así que… —Nappa dejaba los bolsos de lado. — ¿Vas a quedarte el fin de semana?
—Jummm… —Ami cruza sus manos por detrás, se acerca de puntitas muy coqueta. —Sólo si tú me dejas ¡Aaah! ¡Jajaja!
La atrapa de la cintura y la levanta de sorpresa. Escucha sus risas ¿Su casa siempre fue así de silenciosa? —Grrr… Ami… —Ronronea suave.
Ami lo toma de las mejillas para besarlo. Sus labios muy lentamente se acoplan y se mueven. Sacude un poco sus pies en el aire. Nappa se sienta en el sillón y ella queda a horcajadas. Se abrazan y continúan el beso, como si nada pasa de suave a apasionado. Los excita y más sabiendo que ya no deben andar de puntitas y en silencio por el lugar.
Ami resuena unas risitas en su garganta, suelta el beso para poder respirar. Acalorada, empieza a bajar por su cuello. Siente las manos de Nappa subir debajo de su vestido, por sus muslos. Siente el bulto en sus pantalones hacerse más grande. —Ah, sí… —Se frota contra él, siente su clítoris inflamarse, sus bragas mojadas. Justo que Nappa le baja el cierre de su vestido, sigue bajando y queda de rodillas entre sus piernas.
Un pequeño salto lo pone al tanto de la situación. Nappa mira entre sus piernas, Ami con sus ojos azules fijos en él y bajando despacio su cierre. —Ah. Eh… Ami. —La toma de las manos, ella se zafa y prosigue. —Uufff… —Qué difícil decir que no a ésas manos que atrapan su virilidad.
Ami suspira, baja el elástico de su bóxer y deja al descubierto su erección. Con una caricia lo ve hacerse más grande, abre grande los ojos. —"Es tan impresionante… Que esto haya entrado en mi…"—Se pone roja de sólo pensar que va a tenerlo dentro de ella de nuevo. Después de tantos problemas y dramas. Se relame, le baja los pantalones completamente y se acomoda para lamerlo.
—No, no… —Nappa ondea sus manos. Mira el contraste de la escena, Ami con su rostro tan bello y delicado. En cambio su miembro parece tan poco delicado. —No hace falta.
—Quiero hacerlo… Na-ppa. —Ami le da un masaje firme, sus dos manos lo envuelven como pueden. Le da un beso a la punta, saborea las gotas de pre-semen. Puede notar como le gusta, verlo retorcerse con sus atenciones es algo que la excita demasiado. —"En especial porque es un tipo tan grandote, intimidante, fuerte… Y en mis manos parece ceder tan fácil."—La mente de Ami se regodea en el poder que ejerce sobre él, mientras su lengua viaja por todo el largo.
—Ah. —Nappa casi convulsiona del gusto al sentir ésa succión en sus testículos, acompañado por el masaje desde la base a la punta. Lleva sus manos a la cabeza de Ami. Sostiene suave sus mechones azules para que no le moleste la vista.
Bien lubricado con su saliva, Ami se prepara para engullirlo. Sube despacio, una mano queda en sus testículos y la otra la ayuda con el largo que no puede meter en la boca. Un par de besos a su glande, envuelve sus dientes entre sus labios y empieza a meterlo. La textura de sus venas, la carne aterciopelada, todo es delicioso. Lo succiona con ansias, en cada arremetida se esfuerza para meterlo más. Se aleja un poco y tose, lo sigue masajeando. —Es tan grande… —Su mandíbula se resiente, pero sus deseos son más fuertes y antes de que Nappa se niegue, lo hace gemir chupando fuerte la punta y volviendo a embestirlo con su boca. Espía a Nappa con un ojo, verlo así de agitado y rojo, sólo desatan el lado salvaje de Ami, siente que ella misma chorrea entre sus piernas. Aumenta la velocidad, presiona su saco, abre al límite.
La boca de Ami escurre, tibia y ágil lo estimula, lo enloquece. La mira a los ojos, está enrojecida y con la mirada llena de lujuria. Siente que su glande toca el fondo de su garganta, una y otra, y otra vez… — ¡Mmh! ¡A-Ami! ¡Ya… Ya…! —La empuja sutilmente para no salpicarla, pero casi se dobla hacia adelante al ver que ella pretende seguir hasta el final.
Ami siente sus testículos pulsar en su mano y todo el largo vibrando hasta su punta, su saliva gotea. Toma aire grande y lo lleva al fondo de su garganta como puede. El líquido caliente baja por su garganta. No es espeso o apestoso. Es suave y apenas salino. —"Me gusta, me encanta. No puedo creerlo."—Lo bebe con ganas, hasta que ya no puede respirar. Lo suelta dejándolo saltar de un lado al otro. —Nnh, Nappa… —Gime casi inaudible, limpia con su lengua los restos de su semen que quedaron en sus dedos y en el largo de su miembro. —Delicioso… —Su mandíbula se siente agotada, pero valió la pena.
La escucha suspirar y completamente excitada. La cabeza de Nappa explota, la toma en sus brazos, enreda las piernas de Ami a la cintura. —No me dejas otra opción más que dártelo. —Gruñe con deseo, la besa, mete su lengua.
Ésa enorme lengua le da de beber su saliva, Ami gime, siente en su muslo su erección volviendo a la vida. — ¿Me… Me lo darás completo?
—Completo. —Nappa habla con la voz grave. —Y todas las veces que quieras. —La arroja a la cama, se va a cerrar las cortinas y las ventanas.
—No. —Ami estira su mano, lo toma del brazo. —Está caluroso y… Quiero verte… —Se acerca y continúa quitándole la camisa. A plena luz del día, se desnudan, graban en sus manos cada rincón de sus cuerpos.
En la casa de los Son, las parejas entraban a la casa.
Entre risas Raditz le cuenta a Rei sobre la mascota de su padre. —…Te lo juro. Saiya tiene muy mal genio, sólo se llevaba bien con mi padre. —Raditz se inclina a acariciarla y la perra le gruñe. — ¿Ves?
—Jajaja, pues debe oler el azufre del infierno que te cargas. —Rei también trata de tocarla y recibe un gruñido suave, hasta trota adelantándose hasta la sala y acostándose en su cama.
—Ah, Jajaja, tanto que te la das de Santa, Rei… —Lita la pica y entre risas nadie nota el mal humor de Kakarotto.
Kakarotto ya no puede ni ver a Milk a los ojos, la vio irse sin más. —Voy a dormir. —Dice cortante.
— ¡Hey! ¡Voy a hacer unas pizzas! —Lita dice con buen humor.
—No, gracias. —Kakarotto azota la puerta.
Todos quedan con las cejas en alto. — ¿Qué le sucede a éste pedazo de… —Bardock iba a reclamarle la grosería que cometió, no sólo frente a Lita, también Rei.
Lita lo sostiene. —No, Bardock. Debe estar cansado. —Frunce el ceño, se le hace extraño.
— ¿Cansado para no comer? ¿El infierno se congeló o el cielo se prendió fuego? —Raditz levanta una ceja.
—Me pareció raro que no se ofreciera a llevar a Milk a su casa. —Rei comenta. —Son tan amigos.
—Bien, por hoy lo pasaré por alto. —Bardock saca el pecho, se voltea a Lita. — ¿Te ayudo a cocinar?
—Yo también los ayudo. —Rei levanta la mano, quiere quedar como buena nuera. Pero Raditz le baja la mano.
—Aunque es muy temprano. —Lita mira la hora.
— ¿Y si mejor desempacamos? —Raditz le guiña un ojo.
Rei le frunce la mirada. —Sabes que debo volver a trabajar mañana mismo… —Le susurra.
—Con mayor razón…—Raditz se inclina a ella.
—Ya. Desaparezcan o los empieza a echar con la sartén. —Bardock gira el mango de la misma en su mano. —Los llamamos cuando sea tiempo de cenar. Hay que descansar, en especial tú, que serás el reemplazo de Vegeta hasta que se recupere. —Lo señala con la sartén y también le guiña un ojo. Le gusta que su hijo siente cabeza, sobre todo con una mujer tan seria como Rei.
Al quedar solos en la cocina, Bardock toma a Lita de la cintura y de inmediato quiere convencerla de quedarse el fin de semana. —Quédate el fin de semana.
—Bardock, Nooo, Jajaja. —Lita se ríe cuando la levanta en brazos y se sienta con ella en el sofá. Queda con sus piernas de lado. —Tengo que trabajar, las vacaciones no fueron gratis. —Le deja un beso en sus labios.
—Mmmm… —Bardock pasa la mano por las pernas de Lita, ésos shorts sí que le hacen justicia. Mete la mano en la zona interna y aprieta un poco su carne. Los dos suspiran. —Ya sé que no fueron gratis. Yo también trabajo, y muy duro. —La ve rodar los ojos al techo. —He sido muy trabajador toda mi vida. —Cambia su tono a uno de regaño.
—Pues sí, pero has vivido mucho, mucho, muuucho más que yo. Así que puedes permitirte ciertas cosas. —Lita de un salto escapa a la cocina.
Bardock agita la cabeza. —Oooh… Oh-oh… No, no. Tú no acabas de dar ése golpe bajo ¿Verdad? —La sigue, la arrincona entra la barra. En una esquina pone sus brazos a los lados para no dejarla huir del castigo.
Lita se cubre la boca, espía por el pasillo. —"Bueno, bien parece que todos van a estar ocupados". —Se ríe con mucha picardía. — ¿Golpe bajo? A ver… ¿Qué te parece éste golpe bajo? —Lo atrapa del cinturón con una mano y la otra presiona su polla. Muerde su labio inferior, sus pezones ya duelen en anticipación. —Siempre me voy a preguntar ¿Cómo haces para guardar todo eso ahí? —Baja el cierre.
—Grrr… Liiiitaaa. —Le advierte, la toma del cuello y le da un beso poco delicado. Sus labios quedan inflamados por la succión. La ve sacar la lengua, él abre la boca para comerla, saborearla. Escucha un ruido y mira encima de su hombro, Saiya salió al patio a corretear. Escucha su cierre bajarse, los ojos verdes de Lita son irresistibles ¿Cómo decirle que no? Se sostiene del borde para recibir el placer que le promete ésa boca. —Haaa… —Bardock se inclina, acomoda unos rizos castaños detrás de su oreja y murmura con el aliento caliente. —Esta noche, te voy a comer tanto el coño que te va a doler… Te lo prometo.
Lita lo besa, siente su virilidad endurecerse y saltar ansiosa. Ésa promesa de placer salvaje es todo lo que necesita para querer hacerle una mamada detrás de la otra.
El único que estaba viendo el mundo de color gris era Kakarotto. Acostado en su cama, no tuvo ni la voluntad de quitarse los zapatos. —"¿Por qué mierda se lo dije? Me hubiera quedado callado, como si lo de Vegeta nunca hubiera sucedido ¡Carajo!"—Toma su teléfono, mira el contacto de Milk. Tuerce sus labios. —"No, no soportaría que ella no quiera contestarme…"—Se va a la galería de fotos, se va a las más antiguas. Siempre sonriendo, junto a Milk. En vacaciones de invierno, de verano. Pasó exactamente lo que no quería, arruinó su amistad.
—Diooooss, lo arruiné. —Milk entra a su casa, arroja su maleta, hace un puchero enorme, al fin puede desahogarse a gusto. Quita sus zapatos en la entrada y los arroja contra la pared como proyectil. — ¿Por qué? ¿Por qué no me callé la boca? Lo hubiera dejado así y listo. —Va por el pasillo, varias fotos de ella con su padre, Kakarotto y Bardock. —Sí, el sexo fue fantástico pero ¿Valía la pena romper los otros lazos? —Toma su teléfono, se siente tan sola y la única persona que quiere tener a su lado, no puede tenerla. —Haaa ¿En qué lío me metí?
En su casa, Broly llegaba de acompañar a Mina. Abre las ventanas, mira alrededor, todo parece silencioso y vacío. —Quizás, en lugar de un carro, me convenga irme a un lugar más grande, con árboles… —Piensa en lo que hará con el dinero que ha ahorrado con las carreras, hasta ahora. —Si es que sigo en las carreras. Ppfff… —Camina, arroja su maleta y se arroja a la cama. Se imagina recibiendo a Mina en una casa, estilo cabaña, donde ella elija cómo decorarla. —Mina… ¿Mina qué me hiciste? Ni con todo el mal que me hiciste sales de mi corazón ¿Qué estarás haciendo ahora? —Piensa a lo lejos si es que ella lo extraña.
Lo extraña, eso es efectivo. Mina trataba de aliviarse con su terapia de siempre; bañera, vino, velas y música relajante. Su cuerpo se lo agradece, pero su alma parece no encontrar consuelo. —"Y mi tonto corazón me pide ir con Broly."—Bebe su copa, pone una mano en su pecho. —Sshhh ¿No entiendes que le hicimos mal? —Lo regaña, recuesta su cabeza, deja su copa de lado. Pasa sus manos por el cuello, baja por el valle de sus pechos, descansa en su ombligo. Al cerrar los ojos, son las manos de Broly las que aprietan su cadera. —Basta. —Mina abre rápido y salta al escuchar su teléfono sonar.
—Hola… —Milk le habla, escucha agua. — ¿Mina es mal momento?
— ¿Eh? No, hola Milk ¿Pasa algo?
—Haaa, pues… La verdad, eso es lo que pasó. La verdad. —Milk se recuesta en el largo del sillón de la sala. Mina le ofrece si oído y de inmediato empieza a relatarle.
—… Bueno, las cosas están muy calientes. Mejor dejar enfriarse. —Mina habla muy sabiamente.
— ¿Y si no mejora? ¿Si no se enfría? Jamás nos hemos peleado. —Milk resopla una y otra vez, su pecho parece una roca. —No. No lo sé, tal vez es una señal.
—Jajaja, pero Milk, si te separas cada vez que te peleas ¿Cómo haces para mantener una relación si no arreglas los problemas?
Como un chasquido en la cabeza, Milk acaba de tener una revelación. —Oooh…
—Oooh… —Mina también, siente que se ha revelado el porqué Milk no ha mantenido a sus novios. —Bueno, también tiene que ver qué tan dispuesta estés a arriesgarte y negociar, para que tu relación prospere. También hay un esfuerzo y sacrificio de ambas partes, si el cariño es verdadero… —De pronto Mina se siente como el dicho, que el casa de herrero, de palo son los cuchillos… —Maldita justicia poética… —Musita, escucha a Milk confundida. —Nada, nada. Mira, es normal que no sepas éstas cosas. Te faltó a tu mamá o una figura femenina que te enseñe a confiar en tus instintos de mujer. Pero créeme, he conocido mujeres que se han criado en un ambiente muy femenino y hasta casi el final de su vida no lo aprenden.
—Oh ¿Qué hago ahora? —Milk se rasca la cabeza.
— ¿Mañana trabajas?
—Sí, pero no tan temprano.
—¡Genial! ¿Qué dices si voy a tu casa, pido comida china y despotricamos sobre los hombres?
—Jajaja, sí me parece genial. —Milk no puede creerlo, sonríe enorme. Cuando era joven, nunca tuvo tantas reuniones de chicas como ahora. Empieza a alistar su casa para esperar a su nueva amiga.
Al caer la noche, Serena trenzaba su cabello para dormir. En la cama la esperaba Vegeta, sólo con su bóxer puesto. — ¿Tomaste las medicinas? —Está vestida con una camiseta, y unos pantalones cortos de ejercicio.
—Me siento bien. —Vegeta siente ésa mirada azul y fulminante. —Las tomé de todas formas, no te preocupes. —Le hace lugar, siente que pasaron siglos para verla al fin a su lado y en su casa.
—Ajá, no me obligues a contar los medicamentos y vigilarte. —Serena se recuesta, las sabanas frescas la reciben. Suspira fuerte, su cuerpo necesitaba de esto, se siente como si fuera su hogar. Los brazos de Vegeta la rodean, acomoda su trasero en su pelvis.
Vegeta ronronea del gusto, besa su hombro, sus manos suben por su vientre y se encuentra con algo. — ¿Qué es esto? —Vegeta se queja un poco en voz baja.
Serena larga unos quejidos, bosteza grande. Acomoda la cabeza en la almohada, cierra los ojos. —Se llama brasier, sirve para sostener el pecho de las mujeres. —Lo dice con sarcasmo.
—Ya se lo que es, mi pregunta es: ¿Por qué lo tienes puesto?
—Ya sabes porqué. —Serena sigue de espaldas. —Hasta que el Doctor no autorice que se puede, mejor prevenir.
—Ya verás que dirá que sí. —Vegeta lleva sus manos detrás, busca el broche. Serena le da una patadita. —Anda, confía en mí. —Se lo quita.
Siente el abrazo apretarle un poco los pechos, suspira. Siente en su trasero como Vegeta se pone duro, presiona los labios, trata de resistir la tentación de frotarse contra él e ir más allá.
Vegeta se pone duro, traga duro saliva, manotea una almohada y la pone como barrera. No quiere hacerla sentir incómoda. Al fin la siente relajarse en sus brazos y quedarse dormida. Aprecia éstos maravillosos momentos, al fin en sus brazos. Algo corta el momento, Tama saltando a la cama y acomodándose a los pies. —Grrr, estás pasando lo límites. —Lo regaña en voz baja, vuelve a acomodar la cabeza en la almohada. Dibuja una mueca de sonrisa, hunde su nariz en su cabello y se deja llevar por el sueño y la paz.
Un par de minutos antes de que sonara el despertador, Serena abre los ojos. Recostada en su pecho, suspira y apoya el oído para escuchar su corazón. Se siente tan fresca, el único motivo para quedarse en la cama, sería no romper la paz y la comodidad de sus brazos. Mira a los pies, Tama estaba durmiendo.
—Buen día. —Vegeta dice de sorpresa, la hace saltar un poco. Sonríe de lado. —Jaja ¿Lista para ir al Doctor?
—Jummm… ¿Lo estás tú? —Serena se apoya sobre sus pectorales, se acerca para darle un beso. Se sube un poco más en su cuerpo, mueven sus labios pegados. Juega un poco con la punta de sus narices.
Tama da un salto y se va por la puerta. —Hmp. Al menos guarda algo de respeto. —Vegeta comenta mientras lo ve irse moviendo la cola. Entrelaza sus dedos con Serena, su aroma, sus besos, quiere que esto no se termine. También sabe que debe cumplir su palabra si pretende que todo siga así. —Vamos, preparemos juntos el desayuno.
Los dos miran hacia abajo, Serena esconde el rostro al ver su erección mañanera tan viva. — ¿Se-Seguro que estás bien? —Murmura, se siente un poco culpable.
—Ignóralo. —Vegeta vuelve a poner una almohada encima. Se levantaba de inmediato, para echarle agua fría en el baño.
Fueron en el Subaru de Vegeta. Entraban al consultorio, primera hora de la mañana, Vegeta no podía esperar. Ignoraba los regaños de Serena.
—… Debiste dejarme manejar a mí. Mira si te descomponías en la autopista. —Serena refunfuña en voz baja.
—Ya he visto como manejas, mejor prevenir…—Vegeta dice en chiste, en verdad es porque sabe que Serena todavía no tiene licencia.
—Buenos días. —Aparece el Doctor, los invita a pasar a la sala. —Soy el Doctor Roshi. —Baja sus lentes, parpadea en sorpresa. —Oh, Señorita. No creí verla aquí.
—Mucho gusto. —Serena se inclina. —He visto su nombre en archivos, mi nombre es Serena Tsukino. Doctor Roshi, sé que lo conoce de toda la vida.
—Hmmmm, pues es un gusto conocer a una mujer tan bonita y—Pega un salto al ver la mala cara de Vegeta. —Y-Y pasemos a la sala. Jejeje. —Disimuladamente, acomoda sus lentes y observa a la mujer por detrás.
—Disculpe por hacerlo trabajar un fin de semana. —Serena se lamenta, toma asiento.
—No se preocupe, estoy en mi guardia y la guardia está bastante tranquila ahora. —El Doctor revisa la ficha que le enviaron de los exámenes y diagnóstico del Hospital de Singapur. —Bueno, hagamos un escaneo completo y comparemos la información.
Vegeta asiente y con entusiasmo se alista para los exámenes. Serena con los brazos cruzados, lo sigue de aquí para allá. Se ve tan bonita con ésa camisa, mantiene un ojo a Roshi, ya conoce las mañas de ése viejo. Casi dos horas después, espera el veredicto final, sentado en la camilla del consultorio mientras le toman una vez más la presión sanguínea y monitorean su pulso.
Serena recibe un mensaje…
De: Ami
Buenos días Serena. Nappa quiere saber si ya están con el Doctor.
De: Serena
Buenos días Ami. Sí, estamos aquí, el Doctor parece muy simpático. Vegeta está súper concentrado, cree que obtendrá mejores resultados que en Singapur. Y tu… ¿Cómo amaneciste? ;-) ;-)
De: Ami
Amanecí bien. Nappa quiere pasar por la tarde, a la hora del té y mantenerse informado. Quiere ir en una especie de visita casual. Dice que Vegeta no le gusta que él se preocupe tanto…
De: Serena
Nos encantaría tenerlos de visita, ya sabes, como pareja. Jajaja… Vaya, vaya… No sabía que eras tan buena para esquivar y mantener las curvas. Tengo que asumir que todo marcha MUUUYYY BIENNN, en su fin de semana lleno de A-M-O-R
De: Ami
Nos vemos Serena.
Serena se cubre la boca, muy pícara, sigue bromeando a costillas de su amiga. Su actitud cortante y hermética dice más de lo que se imagina.
De: Serena
Hmmm ¿Todavía estás en cama? ¿Cómo harás para estar de pie? Porque me imagino que como mínimo, Nappa es proporcional. Wow, Ami, eres como un héroe de Guerra.
Ami abre la boca ofendida. Prefiere dejar de contestarle. Está sentada en la cama, con las sábanas hasta el pecho. Ve a Nappa entrar con una bandeja. —Ay, no debiste.
—Sí debo y quiero. —Nappa está con una camiseta blanca, observa a Ami manoteando la camisa de él que quedó tirada. — ¿Te sientes bien? —La toma del mentón para verla a los ojos.
El vientre de Ami pulsa, siente hasta las piernas cansadas. Pero es sólo un recordatorio de una noche maravillosa. —Sí, no soy tan débil. Es decir, soy de menor tamaño, pero no una niña.
Nappa la acerca y le deja un beso. —Bien. Hice té y preparé Omelettes, también traje jugo y un par de sándwiches. Espero no sea demasiado.
El estómago de Ami ruge y su boca se hace agua. —Claro que no, me dio mucha hambre. —Toma un sándwich y le da un bocado grande. —Hmp, a propósito… —Habla un poco con la boca llena. —Vegeta está en el Doctor y Serena me dijo que podemos pasar a tomar el té. —Lo ve devolverle una sonrisa y acomodarle un mechón de cabello. Ami toma su mano, la deja sobre su mejilla y descansa. Es una hermosa mañana.
—…Bien… Creo que eso es todo… —El Doctor Roshi escribe en su tableta, actualiza los datos de su ficha. —Creo que estoy de acuerdo con los Doctores de Singapur…Ejercicio suave y constante, controlar bien la presión arterial y los mareos. También estoy de acuerdo con las medicinas, las tomas hasta que se terminen.
Vegeta mueve una pierna, frunce los labios de lado. —Yyyy…
El Doctor Roshi tuerce el cuello, algo confundido. — ¿Yyyy qué?
— ¿Para cuándo…? —Vegeta traquetea los dedos en la camilla, juega con su lengua en la mejilla y sus ojos se abren grande, dándole a entender S-E-X-O, entre líneas.
—Ay Vegeta. —Serena sisea entre dientes, enojada por la vergüenza. Se cubre el rostro. —"Voy a lanzarme por una ventana…"—Llora por dentro.
—Aaah Jajaja. La juventud… —El Doctor Roshi, limpia sus lentes con el borde de su bata. —Pues estoy de acuerdo que deben esperar un par de semanas, así no sufrir dolores de cabeza o mareos. También recomiendo solo hacer ejercicios livianos, nada de cardio intenso ni nada que agite mucho el pulso. Hagámoslo así… —El Dr. Roshi pone sus manos detrás y saca el pecho. —Si puedes mantener tu presión arterial y el pulso en niveles normales, por 10 días, estás autorizado.
Vegeta sonríe de lado con malicia, siente el desafío. Observa a Serena ponerse roja hasta las orejas. Sus ojos negros llenos de alegría, enfrentan a ésa mirada azul que lo regaña.
Antes de llegar a la casa, Vegeta para en una tienda, se compra un reloj Smart, para conectarlo a su teléfono y mantenerse al tanto, lo más que pueda, sobre sus signos vitales. Muy concentrado y también contento de que al entrar a su casa, todo es sonrisas. Se mete al closet, se pone una camiseta simple y unos pantalones cortos. Se va al baño y se lava el rostro. Los raspones son casi invisibles ahora. Al salir se encuentra con Serena cambiándose, con un lindo vestido de algodón, muy veraniego y fresco. Vegeta la atrapa del brazo y le da un beso en la mejilla.
—Hmp, veo que vas a entrenar. Ten cuidado. —Serena se ata el cabello en una cola, abre todas las ventanas, se alista para limpiar la casa.
Vegeta se acerca al equipo de música, se da cuenta que hace ratos no escuchaba algo alegre. Así que en honor a la ocasión, pone play, un poco de percusión se deja escuchar. Al voltear, Serena aparece con una escoba, varios paños y un trapeador. — ¿Qué haces? —Niega con la cabeza, sube el volumen.
"…Tus labios de miel en la madrugada
Tu piel de durazno al caer el alba
Estoy atrapado en tu cuerpo
En tu caricia, cada momento
Tus labios de miel en la madrugada
Tu piel de durazno al caer el alba
Solo necesito tu luz, tu fantasía, tu pensamiento…" Labios de Miel, Luis Miguel.
Serena dibuja una enorme sonrisa, le gusta la música. — ¿Qué te parece que hago? Estoy limpiando la casa. Nappa y Ami van a venir por la tarde.
—Grrr… Lo haré después de almorzar. —Vegeta cambia de planes, le quita la escoba.
—Ja, mira nada más… —Serena pone las manos en su cintura, lo observa empujando los sillones con un pie y ayudándola.
— ¿Qué? —Vegeta le afila la mirada. —Yo no soy ningún niño mimado, limpio la casa y hago mi propia cama. —Ella le pone las manos en rendición y siguen limpiando a la par.
Luego de la limpieza y el almuerzo, Vegeta se ponía a entrenar. Ejercicios de estiramiento y levantamiento simples. Respira hondo, mira con atención su reloj. Sí se siente más agitado, y más pronto que antes. Pero también supone que es por todo el tiempo que se la pasó sin actividad.
Serena espía por el pasillo de a ratos, le preocupa que Vegeta se maree y una pesa se le caiga o se tropiece y se desmaye, y se golpee la cabeza contra alguna de las máquinas de musculación. —"Grrr ¡Serena basta! ¡Déjalo en paz, no lo ahogues!" —Sigue preparando todo para la hora del té, mira el reloj, faltan más de dos horas para que vengan. Pero quiere que todo salga perfecto. —"Será como una puesta a prueba de mis habilidades de ama de casa, Jaja. Seguro le dará más ganas de vivir conmigo ¡OH DIOS! ¿Qué estoy pensando? No, no, eso está mal, es muy pronto…"—Los pensamientos de Serena divagan, fantasear tampoco está mal. Tararea muy alegre.
Dos personas, conocidas y desconocidas estaban llegando a la entrada de la casa de Vegeta.
—Hmmm… ¿Estás segura que es aquí? —El Señor Tsukino mira con atención, acomoda sus lentes.
—Sí, claro que sí ¿Estás tú seguro de que es conveniente venir así sin aviso? —La Señora Tsukino pone una mano en la cintura, en la otra trae una caja con un pastel.
—Ja, disculpa. Pero no me parece que nuestra hija no nos haya llamado ni avisado nada desde que pasó el accidente. —Muy gruñón el Señor Tsukino se cruza de brazos. —Sólo pensar que pasó de nuevo por lo mismo y no saber cómo está.
—Pero vimos las noticias, ella y él se veían muy bien. —La Señora Tsukino se enrojece recordando los titulares románticos y apasionados que le pusieron los noticieros.
— ¿Y te parece ésa una buena forma de enterarnos? No, no. No la alimentamos y educamos para que sea una mujercita tan desconsiderada.
Nappa y Ami doblan en la esquina, iban un poco más temprano. En especial porque Nappa ya no se aguanta sin novedades. Ven a dos personas espiando en la casa y hablando en la acera.
— ¡Señor y Señora Tsukino! —Ami ondea la mano, suelta el brazo de Nappa y se va al trote a saludarlos.
— ¡Oh Ami! —La madre de Serena le da un abrazo. — ¿Cómo has estado? —La sonrisa de Ikuko se derrite al ver a ése enorme acompañante que aparece detrás.
—Muy bien, Jajaja. —Ami se da cuenta de cómo miran a Nappa. —Oh, él es Nappa Príncipe. Es el papá de Vegeta y director del Equipo.
El padre de Serena parpadea hacia arriba, traga duro saliva. —Mu-Mucho gusto. —Sonríe cuadrado. Después vuelve a parpadear. Con su esposa, ven sus manos unidas, los ven a la cara, vuelven a ver sus manos unidas. No lo pueden creer.
—Nappa, ellos son Kenji Tsukino e Ikuko Tsukino, son los padres de Serena. —Ami los presenta, siente a Nappa tensarse y soltarle la mano.
—Mucho gusto. —Nappa se inclina con respeto. —"Gracias a Dios vine bien vestido y presentable…"—Presiona los dientes y los puños. —Soy más bien, el tutor de Vegeta, es una historia muy larga…
—Sí, justo veníamos a tomar el té. —Ami es toda sonrisa y simpatía, entre los rostros consternados y la actitud nerviosa de Nappa. —"Pobrecito, debe sentirse nervioso de presentarse a sus consuegros."
Sale de la sala de entrenamientos, una hermosa imagen de Serena saltando muy alegre de un lado al otro. Acomodando galletas y preparando tazas. Se acerca por detrás, la deja presionada sobre la barra. Deja su mentón sobre su cabeza, el aroma a galletas y Serena llenan sus pulmones. —A ver…
Serena se deja encerrar, su pecho fuerte apretando su espalda, sus brazos a los lados, tan fuertes y con las venas inflamadas después del ejercicio. Observa como pone el teléfono delante de ella y sincroniza los datos. Lo escucha tararear muy presumido.
—Día 1. —Vegeta agita su dedo al darle OK, a guardar los datos. Hasta tiene la consideración de alejar su pelvis para que no lo sienta ponerse duro.
—Cuidadooo… Nunca des por ganada una carrera antes de terminarla. —Serena se voltea, enreda sus brazos a su cuello. Se acerca con un beso. —Espero que no hayas sudado mucho… —Susurra y lo sigue besando.
—Mmmm, Nop. Estoy dejando los ejercicios agitados y el sudor para ti. —Vegeta atrapa el labio inferior de Serena y se lo estira.
—Mmh, hay que dejar de hacer esto… —Serena dice entre pequeños quejidos, el olor masculino de Vegeta le deja los ojos en blanco. Los callos de sus dedos peinan sus brazos y la erizan.
— ¿Qué cosa? —Vegeta finge demencia. Un poco de seducción y coquetería no lo van a matar. Saca la lengua y
Tock, Tock…
—Grrr, no les abras. Llegaron temprano, que se jodan. —Vegeta mira el reloj de la cocina.
—Jajaja, no. Deja de ser tan antipático. — Serena sale al trote. —Piensa que Nappa debe estar ansioso de estar aquí contigo y presentarte como se debe a Ami como su pareja. —Entre risas, abre la puerta y una oleada fría del susto le cambia el ánimo. —M-Mamá… P-Papá ¿Qu-Qué hacen aquí? —Se estira el vestido y hasta le da pena estar descalza y tan fresca. Arrima la puerta por detrás, como tapando la vista dentro de la casa. Por detrás de sus padres ve a Nappa y Ami.
—Pues, como no teníamos noticias, no nos quedó de otra que venir a ver cómo estabas. —El Señor Tsukino regaña a su hija. Su esposa reconoce la cara de susto de su hija, como si hubiera visto a un muerto.
Vegeta escucha eso, la ve arrimar la puerta, como evitando que ingresen. Abre grande los ojos y se apresura antes de que Serena cierre la puerta. —Hola. —Habla con tono normal y con algo de sorpresa.
Serena casi cae para atrás con ése tirón que Vegeta dió. Empieza a sudar frío y a temblar de nervios.
—Hola, por favor pasen. —Vegeta abre de par en par la puerta, recibe a los padres de Serena. —"Es mi oportunidad."
…
¡Uiiii! ¡Hay que quedar bien con los papitos suegros! ¡HA LLEGADO EL GRAN MOMENTO DE VERGETA Y EL NAPPA VIEJO ZABROZOTE! ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
OhaioIzumiKun: Pues es que el vergeta ya quiere casorio y pimpumpam, a la cama. Jajajaja. Broly y Mina parecen estar de nuevo en la amistad, pero ya han abierto mucho entre ellos y no se desligan los sentimientos que tienen el uno por el otro. Nappa ahí, con un patatús, como ya no tiene cabello, canaliza todo en su bella y deliciosa cuerrrpa Jajaja, sí soy. Setsuna ahí apretujando al 17, qué bien come el perro. Y bueno, veladoras para el KakaChi, hay riesgos cuando la verdad sale sin filtros, pero también oportunidades. Y al fin a Seiya le cayó la campana en la cabeza, jeje. Era hora, bien por él. Feliz navidad! Gracias por tu rw!
Nita-chan84: ¡Feliz navidad! El KakaChi sigue en el drama ¿Quién les dará un empujón. Pues será sorpresa! Mientras tanto les costará manejar esto de haber cruzado los límites de la amistad. El encontronazo fue fuerte, y parece que Mina puede darle a Milk, un poco de compañía aunque sea. Setsuna en éste año be like: "Con los Saiyans me hice la casa" XD Los sentimientos BroMina están ahí, falta ver si pueden volver a acercarse y unirse por encima de sus diferencias. Besar a Broly por todo su cuerpo, de inmediato yo: "¡ME OFREZCO COMO TRIBUTO! ¡YO, YO!" Jajajaja. Vergeta está ahí, con la carne toda magullada, solo quiere amorrsshh. Pero cuidado porque mucho amorrrsss, puede darle un patatús, se lo ve muy decidido a salir airoso del desafío. Aunque sea bocaditos, pero necesita de la miel de la Usagi. Y la Usagi quiere, Jejeje, pobre mujer, víctima de la lujuria oremos :V Qué bueno que disfrutes la historia, gracias por tu tiempo y tu rw. Felices fiestas! Espero que la hayas pasado lindo y que Santa te haya puesto de traviesa para regalarte un rrrico Amor estilo Saiyajin XD
