Partió rápidamente con sus cosas junto con varios de sus hombres hacia el lugar de su misión.

Afortunadamente conocía un camino bastante corto para llegar directo a la Abadía.


La abadeza visitó el pueblo el cual la recibió con amabilidad y honores. Subió a un pequeño escenario improvisado hecho por los aldeanos y comenzó a hablar.

-Mis queridos pobladores, el día de hoy comienza uno de los eventos más importantes y sagrados de todos-la gente le escuchaba atentamente a lo cual prosigió-realizaremos la reunión de almas-comenzaron a festejar-traigan a todas las familias que puedan de aquellas naciones causantes de ese momento trágico para nosotros. Que vayan desapareciendo poco a poco hasta que se den cuenta demasiado tarde de lo que ocurre

-¿Podemos dejar a nuestros hijos a su cargo, su abadeza?-preguntó una mujer

-Por supuesto, ellos tendrán un papel importante este día-los niños se acercaron a ella a lo cual sonrió-pueden retirarse y comenzar a trabajar

-Si, su abadeza-se volvieron sombras oscuras las cuales se fueron del pueblo en diferentes direcciones

-¿Qué haremos nosotros su abadeza?-cuestionó un niño quien recibió un gesto de cariño en su cabello

-Ustedes deberán vestirse apropiadamente ya que tendrán una cena especial-los niños gritaron emocionados mientras se acercaban a la mujer quien les entregaba sus atuendos

Retiró sus ropas dejando ver un traje especial de látex de color verde el cual apenas y cubría lo necesario. Se colocó una máscara del mismo material y color dejando al descubierto sus ojos, nariz y boca. Como toque final, se puso un gorro navideño.

Los niños estaban listos y a cada uno le colocó un collar y largas cadenas.

Se sentó en una gran silla y estiró las cadenas para que hicieran lo mismo a lo cual obedecieron.

En poco tiempo, las sombras llegaron con cientos de hombres de distintas naciones quienes estaban completamente confundidos y asustados.

-Bienvenidos señores, están cordialmente invitados a la cena navideña-sonríe observando los rostros de terror de los hombres al ver que cientos de niños los miraban con hambre-aunque olvidé mencionar, que ustedes son la cena

Soltó las cadenas de los niños quienes se abalanzaron hacia los hombres y comenzaban a devorarlos.

Las demás sombras observaban impasibles a los infantes quienes arrasaron con la carne de las personas entre gritos y desgarres de piel. La abadeza observaba con una ligera sonrisa y notando que llegaban más y más hombres quienes sucumbieron en manos de los menores.

Tiempo después, los niños estaban completamente satisfechos y se resguardaron en su casa ya que comenzaría la siguiente fase del evento.

En esta ocasión, cientos de mujeres y niños estaban aterrados e intentando escapar sin éxito alguno.

-Bienvenidos sean a nuestra pequeña festividad-la abadeza fijó su vista en un pequeño niño a quien arrancó de los brazos de su madre-tendremos una noche bastante agitada señoras-ríe mientras acaricia el cabello del niño quien temblaba de miedo-a lo que veo, tienen un apetito sexual estancado. Sus maridos no les dan el suficiente placer-dejó de acariciar al pequeño y le arrancó los pantalones-pues ahora tendrán el placer de desahogarse con sus niños

Abrió las piernas del niño a quién sentó violentamente en su pene haciéndolo gritar de dolor.

Las sombras poseyeron a las mujeres quienes trataban de escapar de su prisión pero fue en vano ya que fuefon completamente absorbidas por las sombras.

Penes enormes salieron de sus partes íntimas y capturaron a los niños quienes gritaban y suplicaban por ayuda ya que estaban siendo profanados por sus propias madres.

La abadeza embistió con tal brutalidad al pequeño que le rompió la columna provocando que se corriera violentamente y el semen explotara su cabeza.

Sacó al menor de su falo y lo arrojó a una carreta. Fue tomando a los menores que no tenían madres y los ultrajó hasta quedar satisfecha para luego aventarlos a la carreta.

Todos los niños murieron siendo llevados directamente a la Abadía. La abadeza, completamente satisfecha, chasqueó los dedos y se dio media vuelta sonriendo ya que escuchó cientos de cuchillos cortando las gargantas de las mujeres llenando todo el pueblo de sangre.

Las sombras salieron de ellas y las desaparecieron. Los entes volvieron a ser humanos y recolectaron el líquido rojo como si nada.


-Hoy fue una buena cosecha-admiró la mujer como una de las paredes estaba completamente llena de niños enladrillados-pronto tendremos suficiente poder para esparcir el castigo al mundo entero

-Su abadeza-uno de los encargados se acercó a ella con un rostro que por primera vez no supo descifrar-hay alguien buscándola

-¿Quién es?-por alguna razón, se sentía ansiosa

-Usted lo ha estado esperando por mucho tiempo-al decir esto, la mujer salió corriendo lo cual no era común en ella

-¿Podrá ser...?- dio vuelta rápidamente a la estancia y notó a un hombre de espaldas

El sujeto, dio media vuelta y abrió los ojos con sorpresa al verla. La abadeza cubrió su boca para ahogar un grito y las lágrimas fueron cayendo descubriendo su verdadero sentir.

-Camie...

-Inasa...

Rápidamente fueron a su encuentro y se abrazaron cariñosamente mientras se besaban apasionados dejando fluir todo su sentir después de siglos de no verse.

-Te dije que volvería a ti-dijo el príncipe quien veía a la mujer con tanto amor como la primera vez que estuvieron juntos

-Esperé por siglos y levanté mis plegarias al cielo e infierno para tenerte a mi lado-acarició su rostro cerciorándose de que no fuera un sueño o espejismo

-Esta vez, no volveremos a separarnos. Voy a estar a tu lado, para concluir juntos tu venganza-la abadeza sonrió agradecida y sellaron su promesa con un beso


Fueron al área sur a realizar rezos y rituales para otorgarle poder al príncipe quien sin dudarlo los aceptó jurando ayudar a su amada hasta las últimas consecuencias.

Al terminar, se dirigieron al cuarto de la abadeza donde le mostró a un pequeño niño de cabello peliverde el cual cargó con sumo cariño. Le contó cómo fue que llegó.

-Es una señal de que este pequeño, tiene el alma de nuestro no nato-ambos miraban al menor quien yacía dormido en medio de ambos

-Tienes razón, siento que él es nuestro pequeño-acarició el cabello con cariño

-Él va a ayudarnos a traer a los herederos de esas nefastas naciones que se atrevieron a atacarnos-sonrió con malicia-ellos entregarán pueblos enteros en sus manos y podremos liquidarlos a todos desde el corazón de cada reino

-Que así sea-besó a su mujer y se acostaron abrazando al menor