Fue una larga votación, pero finalmente acabó y estoy complacido de decir que esta historia salió como una de las dos ganadoras.

Antes de comenzar, me gustaría hacer algunas aclaraciones:

El primer punto es que a mi me gusta el emparejamiento lento, pero en esta ocasión me gustaría desarrollar algo diferente. No digo que Aether y Ei serán pareja desde el inicio, ya que obviamente quiero construir bien su relación. Eso sí, creo que entre los primeros 15 capítulos ya deberían ser pareja.

Podría decirse que esta historia se divide en dos fases. Primero la construcción de la relación entre los personajes, y después viene una gran cantidad de acción y batalla (aunque los primeros capítulos tendrán una pequeña muestra de lo que será esa segunda mitad de la historia).

Otra cosa es que puede haber contenido sexual si así lo desean ustedes. Por lo general, me gusta tener este tipo de escenas, pero en esta ocasión prefiero dejarlo a la opinión de ustedes.

Por último, recuerda que esta historia comenzó oficialmente en la 4.1 de Genshin Impact. Las futuras modificaciones que puedan hacerse en la historia cannon o diferentes agregados obviamente no se verán reflejados aquí. También debes tener en cuenta en que época esta ambientado el desarrollo inicial de esta historia, porque eso puede significar que ciertos personajes nunca aparezcan simplemente porque no tuvieron influencia real durante el fin de la tiranía de la Shogun Raiden.

Sin más dilación, comencemos.

¡Disfruta!

PROLOGO: RAYOS INSUPERABLES.

La Isla Narukami…

Aquella isla que albergaba a la gran Ciudad de Inazuma.

Aquella ciudad que permanecía en completo silencio, al igual que Ritou y la Aldea Konda, incluyendo a la mismísima hacienda donde vivía la Familia Kamisato.

Toda la Isla Narukami estaba en completo silencio, como si la gente tuviera miedo de irrumpir la gran autoridad que había ejercido su Gran Majestad Electro desde tiempos inmemorables.

De hecho, lo más probable es que el silencio no se debía al miedo…

Era el respeto.

El enorme respeto que infundía la Shogun Raiden se expandía a lo largo de toda la región.

Así es, nadie le tenía miedo. Solo la respetaban…

Pero…

¿Ha que clase de respeto se estaban sometiendo?

¿Quizás la gran Ciudad de Inazuma se había quedado estancada en esos deseos y tiempos que se esfumaron hace más de 500 años?

Aun así, no todos pensaban de esa manera. No todos querían quedar marginados a una supuesta utopía que solo se ajustaba a los caprichos de una Diosa que hacía mucho tiempo había sido abandonada por su felicidad.

Una felicidad que aun quería replicar con su concepto de la Eternidad, atándose a un pasado que nunca más iba a regresar…

Por esa misma razón, el viento que recorría toda la Isla Narukami siempre se encargaba de susurrar por debajo de ese silencio. Lo suficientemente bajo como para que nadie los escuchara.

Esas pequeñas ventiscas venían desde la cima de una gran montaña. Una montaña que podría ser tan o incluso más importante que la misma Ciudad de Inazuma, y eso era así a causa del majestuoso santuario que se alzaba en lo más alto de esta, siendo acompañado por un gigantesco y brillante Cerezo Sagrado que infundía una gran presencia en aquel lugar.

El Gran Santuario Narukami se alzaba sobre la Montaña Yougou, dándole la bienvenida a un nuevo amanecer que apenas estaba comenzando a golpear la parte más alta del hermoso cerezo.

Allí se encontraban dos figuras. Dos personas.

O por lo menos, una de ellas parecía ser humano, siendo que la otra figura poseía unas orejas de zorro.

El otro joven rubio la acompañaba a su lado, ambos disfrutando las rendijas de luz que comenzaban a emerger entre las nubes, cubriendo el santuario lentamente de la cálida luz del sol.

"No hay nada más bello que el amanecer. Especialmente si lo presencias desde este precioso lugar…" Comentó la mujer, quien llevaba una vestimenta de Miko que resaltaba un color blanco con bordados rojos. "¿No lo crees, viajero?" Cuestionaría, volteando su mirada para ver al joven que la estaba acompañando.

"Por primera vez estoy de acuerdo contigo, Yae." Contestó el llamado viajero, asintiendo con su cabeza.

"¡¿Oooh?!" La ahora reconocida Yae bufó. "¡Tus palabras son muy duras, cariño!" Exclamaría con una molestia claramente fingida.

"Vayamos al punto." El viajero solo le entregó una mirada despreocupada, indicando que ya se había acostumbrado a sus trucos, a pesar de que solo habían pasado un día juntos. "Paimon y las demás Mikos aun no despiertan, así que es un momento perfecto para iniciar mi segundo día de entrenamiento."

La usual mirada traviesa de Yae cambió a una un poco más sería, aunque aun mantenía ese aire que la caracterizaba.

"No eres para nada divertido, ¿lo sabes?" Comentó la líder de las Miko, para luego entrecerrar sus ojos. "Sígueme." Ordenó con una sonrisa amigable, aunque el viajero ya sabía a la perfección que esa sonrisa siempre ocultaba algo.

"¿Ha donde iremos?" El rubio quiso indagar más.

"Nos iremos a los pies de la montaña, como lo hicimos ayer." Comentó la mujer de cabello rosa mientras descendía por las innumerables escaleras.

"¿No crees que ese lugar esta un poco al descubierto?" Cuestionaría, siguiendo de cerca a la mujer. "Digo, es una gigantesca pradera y mucha gente suele venir al Gran Santuario incluso sobre la madrugada…" El viajero dio su punto, logrando que Yae detuviera su caminar.

"Las tres comisiones no suelen venir muy seguido, y cada vez que lo hacen, siempre estoy al tanto de todo. Después de todo, este es mi territorio." Comentó la mujer, haciendo una pose extraña con sus dedos vendados para cubrirse los labios. "Como ejemplo, sé que hoy vendrá Sara en la tarde."

"Espera, ella…" El viajero recordó que Ayaka y Kokomi le habían hablado de aquella mujer. "¿Ella no es la mano derecha de la Shogun Raiden?" Cuestionó con gran preocupación. "¿No crees que esto podría ser peligroso?"

"No con la información que controlo." Afirmó la mujer, esbozando una sonrisa que hizo tener un escalofrió a su acompañante. "Pero, si tanto insistes, puedo dejarte entrenar en el santuario." Dijo la mujer con su típica sonrisa amigable, logrando que el rubio sintiera grandes dudas.

"¿En serio?" Preguntaría, alzando una ceja.

"¡Por supuesto!" Exclamó la mujer mientras tapaba su risa con sus dedos. Esa mirada amigable cambió drásticamente cuando volvió a abrir sus ojos, logrando que el viajero diera un paso hacia atrás. "Siempre y cuando pagues cada cosa que rompas con un mes de trabajo bajo mi estupendo cuidado…"

"¡No, gracias!" Respondió sin pensarlo dos veces, logrando que Yae se riera.

Unas horas más tarde, a los pies de la Montaña Yougou…

El rubio se quitaría la enorme mancha de sudor que tenía en su frente, para luego tomar un poco de agua de una botella que le había entregado la Miko, quien se encontraba sentada a su lado.

"Lo estás haciendo muy bien respecto a tu día anterior." Comentó Yae, admirando el paisaje. "Ha este paso podrás lograr sobrellevar el Plano de la Eutimia, y quizás puedas hacerla entrar en razón…" Concluyó, logrando que el rubio la mirara de reojo.

"¿Crees que podría vencerla?" Preguntó, ganándose una risa por parte de Yae.

"Definitivamente no." La respuesta fulminante hizo que el viajero se sintiera bastante desanimado. "Por lo menos, no sin ayuda…" Concluyó, llamando la atención del joven cuando sacó una pieza que se asemejaba a una reina de ajedrez.

"¡¿Eso es la Gnosis?!" Se preguntó con gran asombro. "¿No es lo que buscan los Fatui?" Concluyó, mirando aquella pieza con gran interés.

"Así es." Contestó la Suma Sacerdotisa, mirando aquella pieza con gran atención. "Scaramuccia la quería a cambio de tu vida cuando te rescaté aquel día." Comentaría. "No sé cómo los Fatuis se enteraron de que Ei me había entregado la Gnosis antes de encerrarse en aquella espada, pero sospecho que la asociación de los Fatuis con la Shogun Raiden tiene algo que ver con eso."

"¿Crees que la marioneta se los contaría sin más?' Cuestionaría el viajero, recibiendo una rápida negativa por parte de la Miko.

"Lo más seguro es que hayan indagado en documentos confidenciales sin que ella ni Sara se dieran cuenta." Contestaría Yae, dando un pequeño suspiro al final. "Solo por el simple deseo de hacer una rabieta como una niña mimada, Ei está descuidando demasiado a Inazuma…" Concluyó, y el joven pudo ver por primera vez una expresión ligeramente decaída en aquella Miko, aunque no duró mucho tiempo. "Incluso me dañaron el brazo para salvar a la única esperanza de nuestra nación." Concluyó con un resoplido cubierta de una indignación y encanto que la hacían ver bastante bonita.

"Hablando de eso, ¿como es que pudiste vencer a uno de los Once sola?" Indagaría el viajero con gran curiosidad.

"Recuerda que soy el espíritu familiar de la Arconte Electro." Comentó con bastante suspicacia. "Mi lengua no es lo único peligroso que podrías encontrar en mí." Culminaría, alzando su mirada. "Aun así, no pude evitar que se escapara. Eso podría ser un problema…"

"Hay una cosa que no entiendo…" Comentó el rubio, frotándose el cabello con ligera frustración. "Si tú eres mucho más fuerte que yo, ¿entonces por qué no la combates tú?"

"¿Estás loco? Sería un suicidio." El rostro del viajero se tornó pálido tras la respuesta sincera, demasiado sincera. "Pero, no es por eso…" Concluiría la mujer, inclinando su mano para entregarle la Gnosis. "Creo que esta cosa vieja podría responder a tus ambiciones."

"¿Ambiciones…?" El rubio tomó el pequeño objeto entre sus manos, deslumbrándolo por unos segundos.

El continuó pensando en esa palabra, hasta que finalmente se dio cuenta.

"¡Espera! ¡¿Cómo que solamente lo crees?!" Exclamaría el rubio con los ojos en blanco. "¡¿Me estás arrojando a la lucha que decidirá mi vida solo con un "tal vez"?!" Le recriminó.

"¡Vamos, no seas tan llorón!" Exclamó con su típica sonrisa, logrando que una vena en la sien apareciera en el viajero.

Antes de que pudiera recriminarle aun más, la mujer rápidamente le detuvo.

"Si esto te ayuda de algo, creo firmemente que podrás utilizarla."

Esas últimas palabras, y sumado a la seriedad con la que lo dijo, el joven sabía que ella no estaba para nada bromeando.

Él pareció quedarse pensando en aquellas palabras por algunos segundos.

Justo cuando iba a preguntar como funcionaba la Gnosis, alguien llegó con su típica voz realmente irritante. Aunque para el viajero, no parecía ser tan molesta.

"¡Aether!" Ambos voltearon para ver la llegada de la cosa flotante que se asimilaba bastante a un hada. "¡¿Cómo pudiste dejar atrás a Paimon?!" Exclamó con un pequeño puchero mientras se posaba en frente del muchacho.

"Lo siento, parecías estar realmente cómoda y no quise molestarte." Comentó con una sonrisa mientras se frotaba el cabello.

"¡Tú…!" Paimon se agitó con ligera molestia, pero finalmente aceptaría la consideración de su amigo. "Muy bien, lo entiendo." Concluyó, para luego mirar a Yae. "¿Hace cuánto tiempo comenzaron?"

Paimon y Aether se vieron confundidos cuando Yae no les respondió. La Miko solo estaba viendo el gigantesco sendero custodiado por guardias que llevaba directo al Gran Templo Narukami.

Los dos amigos se miraron entre si con una ceja alzada, para luego dirigir su mirada nuevamente a la mujer.

"¿Sucede algo, Yae?" El que preguntó está vez fue el viajero, quien se mostraba bastante confundido.

"Ya han pasado más de tres horas desde que las peticiones del santuario abrieron, pero no ha venido nadie." Diría con un tono que no auguraba nada bueno. "Es realmente extraño…"

Como si fuera obra del destino, su pregunta no formulada fue contestada de inmediato cuando una gran carroza lujosa iba en camino hacia el santuario. En un principio, los guardias del camino parecían querer detenerla, pero se quedaron rígidos en su posición tras ver quien iba en ella gracias a la ventanilla que estaba entreabierta.

Yae se paró rápidamente, y observó todo lo sucedido con ligera intriga. Mientras que Aether y Paimon no parecían estar muy contentos ante la vista.

"¡Mira, la carreta tiene la insignia del Shogunato!" Exclamó Paimon, poniéndose detrás de su amigo, quien tomó la empuñadura de su espada con cuidado.

El transporte se detuvo justo en frente de los tres. Yae se colocó en frente de sus protegidos, viendo como la puerta se abría.

"Espero haber interrumpido algo importante, señorita Yae." Comentó Sara, saliendo de la carreta mientras observaba a la Suma Sacerdotisa.

"¿Qué es esa falta de modales?" Le cuestionó Yae, viendo como Sara se cruzaba de brazos.

"No necesito entregarle modales a alguien que parece estar acobijando a un fugitivo." Sara la fulminó con la mirada, aunque Yae no pareció verse afectada por sus palabras.

"Había escuchado que ayer te acercaste al santuario, pero que no ingresaste." Comentó la Miko, restándole importancia al hecho de que estaba protegiendo a un presunto criminal. "¿Tu pedido no era para hoy?" Concluiría, logrando que la Lugarteniente hiciera una pequeña mueca.

"Estaba libre, así que pensé que podría ir ayer. Pero vi cosas que realmente me desagradaron." Comentaría Sara con claro disgusto. "Yo creí que usted era mucho más lista, señorita Yae."

"En fin." Yae aplaudió con una sonrisa. "El lado bueno es que no me hiciste esperar hasta esta tarde…"

"No sé que es lo que quiere decirme, pero tampoco voy a escucharlo." Sara la interrumpió, logrando que la Suma Sacerdotisa la mirara con gran confusión. "Ayer tenía pensado usar mi autoridad para llevarme al criminal lo antes posible, pero me di cuenta que quizás sería una tarea muy complicada para mí…aunque odie admitirlo." Afirmó la joven, mirando al viajero de reojo. "Por las historias que él tiene detrás, es muy difícil que alguien como yo pueda ganarle. Además de que, estando en el Gran Santuario Narukami, era difícil poder arrástralo debido a que no poseo la autoridad necesaria en este lugar." Sara volvió a mirar a Yae, quien parecía estar un poco sorprendida ante sus deducciones. "Para concluir, sé muy bien que usted no dejaría el criminal tan a la vista si no tuviera alguna especie de plan retorcido."

"Puede que no hayas sido tan impulsiva como pensé que serías, pero aun no estás en posición de arrebatarme algo que está en mi santuario." Afirmó la Suma Sacerdotisa mientras se cruzaba de brazos, logrando que Sara le entregara una mala mirada. "Solo te lo daré si es que me escuchas…"

"Es increíble como Yae siempre se sale con la suya." Paimon le susurró a Aether, quien no pudo evitar asentir de acuerdo.

Aunque eso estaba muy lejos de ser la realidad…

"No pierdas más el tiempo."

Todos se congelaron por completo tras escuchar ese tono de voz. Incluso la misma Yae se quedó completamente estática, viendo como una mano tomaba el marco de la puerta de madera.

"Entrégalo ahora, Yae." El tono frio y sin emociones de la Shogun Raiden se hizo mucho más audible cuando finalmente salió de la carroza.

Aether miró a Yae, quien estaba sudando.

Era obvio que esto no era parte de su plan.

"Lo siento, pero no puedo hacer eso…"

"¿Hozas desafiar la palabra de tu Arconte?" El tono muerto de la marioneta hizo que Yae chasqueara su lengua.

"Si tan solo fueras realmente tú, entonces quizás hubiera una oportunidad para arreglar esto…" Murmuraría por lo bajo, lo suficientemente bajo solo para que Aether pudiera escucharla.

"No entiendo la razón de traer un criminal a tu hogar, pero haré caso omiso a este hecho y te libraré de todo castigo si es que lo entregas ahora." Comentó la marioneta, fijando su mirada vacía en Yae. "Después de todo, sé muy bien que ambas perseguimos el mismo concepto de la Eternidad."

Yae no pareció estar muy de acuerdo con esas palabras, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, pudo sentir como Aether la tomó de la mano.

"Gracias por todo, pero no quiero causar más molestias." Comentaría el viajero con una sonrisa, sorprendiendo tanto a Yae como a Paimon. "Llévate a Paimon al santuario." Pidió, desenfundando su espada. "Si tengo entendido, ella no está agendada como una criminal, ¿no es así?"

"Me es prescindible." Fue la rápida respuesta de la Shogun Raiden, quien observaba al joven.

"Pero, aun no estás preparado…" Le susurró Yae con ligera preocupación. "Todavía no hemos trabajado con tus consonancias elementales."

"Eso no importa. Tienen que irse, ahora." Aether no dejó lugar a discusión, logrando que Yae se agarrara el puente de su nariz con gran irritación. Aun así, la mujer acudió a su pedido, a pesar de que Paimon parecía bastante reacia a aceptarlo.

"Puede que no poseas una Visión, pero tienes resonancia con más de un elemento. No sé cómo lo haces, pero eso te convierte en alguien que genera inestabilidad sobre mi reino." Afirmaría la Shogun, quien seguía mirando al viajero sin una pizca de empatía. "En un principio, me hubiera conformado con expulsarte de mí nación. Pero ahora te has asociado con la Resistencia Sangonomiya, y te has propuesto a sabotear muchos de nuestros planes. Ha sido tanto así que ahora perdimos gran parte de la disputa de la Isla Kannazuka y están a las puertas de Narukami. Todo por tu culpa." La Shogun desenfundó su lanza desde su espalda. "Tu sentencia será la más alta. Puedes decidir entregarte voluntariamente, o me encargaré personalmente de someterte."

"Lo siento, pero esa palabra no se encuentra dentro de mi vocabulario." Comentó con una sonrisa, mientras se ponía en pose de batalla.

"Sara, asegúrate de que nadie interfiera." Ordenó, recibiendo un rápido asentimiento por parte de su Lugarteniente.

Un silencio bastante tenso se presentó entre ambos futuros anfitriones de la batalla que estaba a punto de concebir. Sara se encargaba de alejar a todos los guardias para que nadie saliera lastimado, mientras los dos individuos se miraban sin decir una palabra.

Aether parecía estar bastante relajado, pero la realidad es que la tensión le estaba carcomiendo por dentro.

Mientras tanto, la Shogun Raiden no parecía mostrar una pizca de emociones. Lo único que indicaba que su presencia era real, es el hecho de que su cabello trenzado se movía libremente con el viento.

"Si me vas a matar, por lo menos quisiera presenciar el verdadero rostro de mi asesina." Comentaría el rubio, logrando que la marioneta frunciera ligeramente su ceño.

"Eso no es algo que tú puedas decidir." Aclararía, logrando que Aether diera un pequeño suspiro.

Ambos se miraron por un corto segundo más, antes de que comenzaran.

Sara se posicionó en las escalares que conducían al santuario, preparándose para el choque de fuerzas al igual que algunos guardias.

"Lo intenté pedir amablemente, pero supongo que es inútil…" Concluyó el viajero, para luego comenzar a correr hacia la Shogun Raiden al mismo tiempo que se aferraba con gran fuerza sobre su espada.

La Raiden simplemente se quedó completamente expectante en su lugar, en donde parecía tener la intención de no mover ni un musculo.

Aether dio un enorme salto frente a la marioneta, cargando su espada en un tajo descendente, utilizando toda su fuerza. La Shogun solo tuvo que alzar su lanza con una de sus manos para bloquear aquel ataque, conteniéndolo sin ningún tipo de problemas, a pesar de que pequeñas grietas se presentaron en el suelo por aquel impacto.

Los mismos guardias se impresionaron por el sonido del metal cuando chocó, debido a que había sido sorprendentemente fuerte, al punto de que el material parecía estar cerca de romperse.

Aether usó el mismo impulso del choque para dar un pequeño salto hacia atrás, para luego contratacar nuevamente con una estocada. La Shogun giró su lanza varias veces a una increíble velocidad, poniéndola rápidamente en posición para que ambas armas chocaran nuevamente. Pero, en esta ocasión, la espada quedó atascada en una parte de la lanza, permitiéndole a la marioneta atraer a Aether, para luego darle un fuerte rodillazo que le quitó el aire. Eso no terminó allí, ya que ella elevó su lanza por los aires, haciendo que la lanza girara sobre su eje a una velocidad extrema, por lo que Aether terminó a sus espaldas, generando un sonido sordo cuando impactó contra el suelo.

Los guardias hicieron un pequeño gesto de dolor tras ver como el mismo impacto había generado un pequeño cráter, indicando que el golpe había sido mucho más fuerte de lo que parecía en un principio.

Cualquier persona normal ya estaría inconsciente con ese simple movimiento.

Pero desde luego que Aether no era una persona normal…

La mirada estoica de la Shogun cambió levemente cuando sintió una gran presencia sobre su espalda, sumado de un brillo de color amarillo. Ella afirmó con fuerza el agarre sobre su lanza, dándose la media vuelta rápidamente, viendo con asombro como Aether estaba de pie, utilizando la Resonancia Geo.

Los pequeños rayos rodearon a la Shogun Raiden justo en el momento que sus armas chocaron, creando una pequeña ventisca a su alrededor. Aether no pudo evitar ensanchar sus ojos ante la terrible fuerza que lo mandó a volar, siendo que apenas pudo retener el contraataque de la lanza.

El viajero optaría por dar varias volteretas en el aire para recomponer su postura, cayendo al suelo de pie. Su mirada en ese momento estaba enfocada en el suelo, por lo que se podría decir que actuó por puro instinto cuando clavó profundamente su espada en el suelo, al mismo tiempo que creaba una gran cantidad de rocas detrás de él como soporte.

Ese instinto se volvió realidad en menos de un segundo, ya que la lanza impactó fuertemente contra su espada, haciendo que una gran cantidad de chispas saltaran por doquier.

Los ojos de Aether se ensancharon cuando comenzó a ser arrastrado a una enorme velocidad, creando una gigantesca línea de destrucción con sus pies mientras destrozaba todas las rocas que había creado como soporte.

"¡Su fuerza es absurda!" Exclamó en sus pensamientos, siendo completamente arrastrado por la lanza, que no paraba de presionar contra su espada, que de nada le servía estar clavada en el suelo.

Aether miró hacia atrás, viendo que estaba a punto de chocar contra la pared de la montaña. Sus pies reafirmaron su posición, dando un pequeño salto justo en el momento indicado. La Shogun observó sin siquiera una pizca de impresión como la postura de Aether cambiaba en el aire. Sus pies se apoyaron en la montaña, y se hundieron prácticamente de inmediato a causa de la gran presión que ejercía Raiden.

El viajero no pudo evitar apretar fuertemente los dientes cuando utilizó toda su fuerza en sus músculos para hacer un salto, logrando escapar de la arremetida de su adversaria al mismo tiempo que creaba un gran cráter en el sitio que utilizó como impulso.

La Shogun lo vio en el aire, por lo que rápidamente reafirmó su postura y comenzó a girar su lanza a una gran velocidad mientras se movía en círculos, negándole el ataque aéreo a su enemigo.

Al ver esto, Aether no pudo evitar aferrarse a su espada con aun más fuerza, descendiendo a toda velocidad con una estocada mortal.

"¡Si quiero volver a entrar…!" Pensó, viendo el movimiento de la lanza con el mayor detenimiento que su vista le permitía.

El movimiento de la lanza se detuvo abruptamente cuando el filo de la espada se colocó en el lugar perfecto. Los ojos de la Shogun no pudieron evitar ensancharse ligeramente cuando presenció cómo su defensa había sido detenida de golpe, y no tuvo mucho tiempo para procesarlo, ya que su contrincante continuó su ataque sin siquiera haber tenido un segundo de descanso.

"¡Tendré que hacerlo mucho mejor!" Concluyó sus pensamientos, alzando su mano estando aun en el aire, creando una enorme piedra que impactó de lleno en la marioneta, haciendo que saliera volando y chocara fuertemente contra una roca, creando una enorme cortina de polvo.

Aether se detuvo en su lugar, presenciando como diversos rayos pequeños de color violeta se expandían a lo largo de todo el polvo.

"¿Además de la Resonancia con Anemo y Electro, también cuentas con Geo?" El tono muerto se escuchó proveniente de la figura que se hacia lentamente visible a través del polvo. "¿Cómo es que un mortal puede tener tantas Consonancias sin una Visión?" Aether no pudo evitar ajustar su postura de combate tras ver como la Shogun se hacia presente, todo su cabello ahora suelto se agitaba y brillaba con gran violencia. "Es algo inaceptable." Concluyó, tomando la lanza con sus dos manos.

Los ojos de Aether se agrandaron cuando la mujer pegó un gran salto y comenzó a dar volteretas en el aire a una increíble velocidad, obligándole a cubrirse con su espada.

La primera defensa pareció resultar, ya que la Shogun cayó en frente del viajero, aunque no detuvo su arremetida ni por un segundo.

Aether se vio obligado a retroceder cuando apenas podía bloquear las diversas estocadas y ataques prominentes de la lanza, creando una gran cantidad de chispas por el impacto del metal. Incluso se vio obligado a usar volteretas para esquivar e intentar tomar distancia, pero le era imposible. No solo por el hecho de que la Shogun se estaba moviendo mucho más rápido que él, sino que también se le debía agregar el gran alcance que tenía una lanza a diferencia de una espada.

En resumidas cuerdas, estaba contra las cuerdas.

En uno de los tantos golpes, la marioneta trabó el movimiento de la espada con los bordes sobresalientes de su lanza, logrando que el viajero se quedara completamente desorientado. Ella elevó la lanza por los aires, y por consiguiente el viajero también terminó elevándose sin que siquiera pudiera reaccionar. La lanza fue liberada de un rápido movimiento y el cabello de la Shogun brilló con aun más intensidad cuando intentó propinarle una fuerte estocada.

Para su suerte, Aether tenía unos instintos anormales que muchas veces le habían salvado de momentos complicados. Y esta no era la excepción, ya que su mano libre se movió por reflejo y creo un pequeño pilar de geo para detener la estocada, resultando en una enorme explosión de rayos que lo mandó a volar por la simple inercia del impacto entre los dos Elementos.

Los tan anhelados segundos de descanso tampoco llegaron cuando estaba a varios metros del suelo, ya que se vio obligado a usar su Elemento Anemo para recomponerse lo más rápido posible en el aire y detener otra estocada prominente de la marioneta, quien no se detuvo y comenzó a dar docenas de estocadas cortas a una velocidad absurdamente alta, haciendo que sea aun más absurdo ver como Aether podía reaccionar a tiempo para bloquearlas con su espada.

La fuerza de la estocada final lo mandó directo contra el suelo. Logró aterrizar de pie y se acomodo en tan solo un instante, para luego dar varios saltos laterales para esquivar los diferentes rayos que caían en su posición anterior, dejando varias marcas y grietas en el suelo.

El sonido del metal y las chispas comenzaron a presenciarse nuevamente sin siquiera un segundo de descanso.

Aether estaba haciendo todo lo posible para mantener el ritmo, pero el sudor sobre su rostro, sus dientes apretados, y sus movimientos cada vez más toscos hacían evidente el como estaba siendo abrumado por su contrincante.

Sus ojos se movían a una gran velocidad en un intento de seguir el ritmo de todos los movimientos elegantes que la Shogun hacia con su lanza, pero su cerebro solo podía distinguir movimientos muy borrosos.

La delantera de la mujer comenzó a notarse cuando una estocada rozó y cortó el hombro del viajero. Otro roce se pudo ver en su abdomen poco después, y luego un profundo corte en su mejilla.

"¡¿Por dónde?!" Pensó Aether con gran frustración, intentando distinguir los movimientos de la lanza, solo para cambiar su expresión concentrada a una de completa sorpresa cuando la marioneta atacó por el centro.

Una gran ventisca violeta se combinó con todos los rayos que salieron disparados tras el ataque, en donde Aether salió despedido de la zona, rodando por el suelo.

El rubio se levantó con cuidado, viendo como su espada quedaba incrustada entre medio de él y su enemiga.

"Si no hubiera usado el vórtice allí…" Pensó, viendo como su espada tenía restos del Elemento Anemo.

Su mirada se volvió a fijar en la mujer. Su concentración finalizó con una mueca, al mismo tiempo que sus dos manos se imbuían del Elemento Anemo.

"Supongo que será la mejor opción…" Concluyó, acercándose a toda velocidad, mientras que la Shogun tan solo le observaba con sus ojos carentes de luz.

Aether agarró su espada en un rápido movimiento, haciendo que toda esa energía Anemo se acumulara en su arma.

"¡OLEADA DE RÁFAGAS!"

El viajero giró sobre si mismo a una enorme velocidad, creando un pequeño tornado que atrapó por completo a la Shogun. Ese color verde fue reemplazado por un color violeta, logrando sacarle una sonrisa al viajero.

Esa sonrisa fue reemplazada por una expresión cubierta de incredulidad cuando la marioneta rompió el tornado y emergió sin ningún rasguño.

"TRASCENDENCIA: ¡PRESAGIO MALIGNO!"

La lanza adquirió un fuerte brillo morado cuando fue agitada hacia el frente, generando una especie de grieta en el espacio que explotó justo en frente del viajero, propinándole grandes heridas en todo su cuerpo, al mismo tiempo que salía volando producto del fuerte ataque.

Cuando Aether intentó levantarse, pudo presenciar como la Shogun ya estaba frente a él, preparando una estocada mortal. De alguna forma pudo reaccionar justo a tiempo, poniendo la hoja de su espada en el camino para que no perforara su pecho. Una pequeña onda de choque se presentó entre ambos cuando las armas chocaron, haciendo que Aether escupiera un poco de saliva cuando fue incrustado contra el suelo producto de la fuerza que estaba intentando contener.

La Shogun entrecerró sus ojos y reafirmó el agarre en su lanza con sus dos manos, logrando que la espada de Aether comenzara a presionarse contra su pecho.

"No puedes dañar a la tormenta con más tormenta." Aclaró la marioneta, claramente refiriéndose al ataque anterior que realizó Aether.

Aether apretó fuertemente sus dientes, liberando un grito.

"¡Maldición!" Rugió con dolor, haciendo que una de sus manos dejara de sostener la espada.

Los ojos de la Shogun se ensancharon levemente cuando Aether utilizó esa misma mano para crear un vórtice que la golpeó en la cara, haciéndole retroceder un par de metros.

Aether se levantó a una gran velocidad, cargando al instante en contra de la marioneta. Ella simplemente se quedó parada en aquel lugar, para luego desviar, saltar, bloquear y esquivar todos los espadazos con gran elegancia.

En uno de sus tantos movimientos, la mujer se hizo a un lado y tomó la mano de Aether, para luego empujarlo con gran fuerza hacia el frente. Los ojos del rubio se agrandaron cuando miró hacia atrás, viendo como la Shogun ya estaba preparando una estocada.

El impacto y los rayos resonaron por todo el campo de batalla, generando la onda de choque más grande hasta el momento.

El rostro de la Shogun se torció a uno de completo desconcierto cuando vio el desenlace.

Aether escupió algo de sangre, aunque terminó por alzar su mirada, entregándole una sonrisa un tanto extraña.

Eso se debía principalmente a que su espada estaba bloqueando la lanza que tenía las intenciones de perforarle el abdomen, aunque el ataque fue tan fuerte que no pudo retenerlo por completo, y resultó como si hubiera recibido un fuerte puñetazo en el estómago.

Cuando la Shogun salió de su pequeño estupor, intentó quitar su lanza, solo para sorprenderse aun más cuando el rubio la había tomado del cuero, impidiéndole el movimiento.

La espada se ilumino de un color verde, generando un gran vórtice que la mandó a volar nuevamente. Aether aprovechó la pequeña inestabilidad de su adversaria, acercándose a toda velocidad.

Su sorpresa fue mínima cuando la Shogun pudo responder en el aire para bloquear el ataque con su lanza. Utilizó la misma fuerza del impacto para desplazarse a una gran velocidad hacia donde estaba ella, cargando un fuerte puñetazo.

El rostro de la Shogun se torció hacia un lado cuando el sonido del impacto retumbo por todo el lugar.

La sonrisa de Aether rápidamente fue reemplazada por una expresión cubierta de estupor cuando presenció como la marioneta giraba lentamente su rostro para mirarle, sin molestarle el hecho de que él estuviera usando toda la fuerza posible para evitar ese movimiento.

La lanza se separó de la espada en un simple movimiento, y volvió a agitarse con gran violencia, algo que alarmó bastante al viajero.

"TRASCENDENCIA: ¡PRESAGIO MALIGNO!"

"¡DESPERTAR DE LA TIERRA!"

Ambos ataques colisionaron estruendosamente y crearon una enorme explosión, generando una gigantesca cortina de polvo que desorientó a los espectadores de dicho combate. La desorientación de los mencionados no duró más de un segundo, ya que una figura salió despedida hacia el cielo, en donde todos pudieron distinguir con facilidad que se trataba de la Arconte Electro.

La marioneta se recompuso en el aire en un instante y estacionó sus dos pies contra la montaña con gran destreza. Se sostuvo de las rocas sobresalientes y rápidamente desvió su mirada a la enorme cortina de polvo, presenciando como lentamente estaba desapareciendo.

Allí se encontraba Aether de pie, aunque tenía heridas más notables mientras se tomaba el abdomen con una mueca de dolor. Esa expresión no duró mucho tiempo, ya que utilizó su vórtice de Anemo como impulso para volar en dirección hacia su contrincante. La Shogun hizo lo mismo, generando una pequeña destrucción cuando dejó su antigua posición debido al gran impulso que había tomado.

Justo antes de que ambas armas estuvieran a punto de impactar, todo se volvió lento alrededor del viajero.

El rubio ensanchó ligeramente sus ojos al mismo tiempo que determinadas partes de su traje se teñían de un color violeta.

El metal chocó entre sí, y justo antes de que la lanza atravesará por completo la defensa del viajero, la espada se fundió con un brillo electrizante.

La mirada de la Shogun se ensanchó con genuina sorpresa cuando tres relámpagos sombríos despegaron de la espada, chocando contra el filo de su lanza que estaba imbuida en electro. Como si fueran imanes opuestos, Aether salió despedido hacia arriba, girando sobre sí mismo mientras sostenía su espada con firmeza.

Las chispas y los rayos golpearon el cielo con un sonido inquietante, en donde Aether terminó en un risco de la montaña, mientras que la Shogun terminó cayendo al suelo. Ambos demostrando su gran destreza en combate cuando cayeron a la perfección.

"Logró cambiar la trayectoria de la lanza en un solo segundo…" Pensó Aether, recordando como la lanza apareció repentinamente sobre la espalda de la marioneta y bloqueó la mayor parte del daño. "No pensé que me encontraría a alguien con semejantes habilidades en este mundo…" Concluyó, mirando con atención a la mujer.

La Shogun bajó su lanza por un corto segundo, mirando como había una gran grieta sobre su mano derecha que llegaba hasta su antebrazo. "Utilizó la polaridad del Elemento Electro para dañarme…" La Shogun volvió a mirar al viajero, entrecerrando sus ojos. "Lo que sería una gran desventaja para todos, él logró utilizar mi propio elemento en mi contra…" Ella reafirmó el agarre sobre su lanza, dibujando una mirada mucho más seria de lo habitual. "Eres mucho más peligroso de lo que había pensado, viajero." Concluyó sus pensamientos, lazándose a una enorme velocidad.

"Pero…"

"Ahí viene…" Pensó Aether, reafirmando el agarre sobre su espada.

Esa seriedad se rompió por completo cuando sintió como su estomago le dio una punzada gigantesca, haciendo que vomitara una gran cantidad de sangre.

Aether pudo esquivar la estocada a pesar de la adversidad, pero le fue imposible esquivar el fuerte puñetazo que se colocó en su pecho, haciendo que sus costillas hicieran un crujido horrible.

"La diferencia que nunca podrás cubrir, es la de nuestros cuerpos." Concluyó, para que luego una fuerte onda de choque se presentara en el lugar, logrando que Aether saliera despedido hacia el suelo a toda velocidad, hundiéndose en la tierra tras el impacto.

Solo hicieron falta unos segundos para que se viera como una mano emergía de aquel lugar. Aether se levantó con mucha dificultad mientras tocia sangre. Su cuerpo se veía visiblemente demacrado, haciendo que los mismos guardias sintieran bastante lastima por el "cliente especial" de Yae Miko.

"Supongo que esta pelea ya terminó…" Pensó Sara en voz alta, solo para sorprenderse cuando Aether volvió a tomar su espada, mientras volvía a su postura a pesar de que apenas podía moverse.

Ella no fue la única que se impresionó ante lo presenciado, ya que los mismos guardias e incluso la Arconte se habían quedado perplejos ante tal acción.

La que primero salió de su estupor fue la Shogun, quien tan solo cerró sus ojos.

"Reconozco tu valía como guerrero." Comentó la mujer, para luego abrir sus ojos nuevamente, notando como sus ojos morados brillaban con una intensidad electrizante, al igual que su cabello. "Por ese reconocimiento, he decidido mostrarte toda mi fuerza."

Sara observó con los ojos bien abiertos como su líder llevaba una de sus manos justo por arriba de sus senos. Los rayos se intensificaron en aquel lugar y se pudo presenciar como la Arconte sacaba una espada entre su escote poco después.

Los rayos salieron disparados por doquier, siendo acompañados por una gigantesca aura morada que cubrió todo el Gran Santuario.

Todos miraban completamente anonadados el verdadero potencial de la Arconte Electro, y sus expresiones indescifrables solamente reafirmaban ese hecho.

"Cuando luchamos en el Plano de la Eutimia, no había demostrado ni la mitad de este poder…" Concluyó, sin poder creer lo que estaba presenciando. "Esto es lo que Zhongli me explicó cuando hablaba de la Erosión, pero nunca me imaginé que la diferencia entre dos Arcontes podría ser tan abismal…"

"¿Qué es lo que piensas sobre el Poder de la Eternidad?" Cuestionaría, dando un pequeño salto para estar más cerca de Aether, logrando que este se tambaleara.

"¡¿Cómo es que su presencia puede ser tan sofocante?!" Se preguntó internamente, apretando los dientes para continuar consciente.

"¿Quieres seguir luchando?" La Shogun volvió a hacer otra pregunta, viendo como Aether apenas podía sostenerse de pie. "¿O aceptaras tu sentencia eterna?"

Aether hizo una gran mueca ante su pregunta, aunque luego sonrió.

"He enfrentado a cientos de adversidades desde que llegué hasta aquí. Pero para ser sincero, es la primera vez que no veo ninguna salida." Comentó, sintiendo un gran remordimiento. "Si hubiera continuado con los entrenamientos con Yae, o si hubiera logrado entrar en el Plano de la Eutimia…" Esos pensamientos le hicieron molestar notoriamente. "Pero ya no creo que haya nada que pueda hacer." Aether volvió a sonreír mientras bajaba su espada. "No me queda otra opción más que aceptar su sentencia."

"Esto es extraño, pensé que no se rendiría…" Pensó Sara con cierta curiosidad y confusión, ella estaba segura de que estaba tramando algo.

Pero los planes de Aether se fueron al demonio cuando el aura sofocante desapareció por completo y la Arconte volvió a desmaterializar su espada entre su escote.

"Sabia decisión." Contestó, para luego darse la media vuelta. "Tu sentencia será dictaminada mañana mismo. Mientras tanto, pasaras este día en prisión." La mirada de Aether se convirtió en una completamente desconcertada, ya que no esperaba este desenlace. "Sube a la carroza." Aclaró la marioneta, justo antes de meterse en ella. "Y Sara, asegúrate de que no haga nada raro."

La comandante del Shogunato reaccionó tras escuchar esas palabras, por lo que abandonó rápidamente su posición. "¡Entendido, Shogun-Sama!"

La mencionada se acercó al rubio, quien ni siquiera reaccionó cuando le agarró las dos manos y le colocó una esposa a presión elaborada con Cristal Mágico.

"No intentes nada estúpido." Le susurró por la espalda, logrando que Aether saliera finalmente de su estupor. "Estás esposas bloquean el uso de la Energía Elemental, así que olvídate de las huidas rápidas."

Unos minutos más tarde…

El silencio y la incomodidad se presentó en aquel pequeño espacio. El único ruido que se oía eran las rocas del camino que chocaban contra las ruedas del transporte.

La Shogun parecía estar en su propio mundo mientras tenía una mirada perdida hacia las rendijas que permitían ver el exterior. Aether parecía estar compartiendo el mismo sentimiento mientras que Sara tenía los ojos cerrados, como si estuviera descansando mentalmente.

Aether continuó observando a la nada mientras numerosos pensamientos cruzaban por su mente.

"Al final la Gnosis nunca respondió." El viajero apoyó su rostro contra las rendijas mientras sentía el pequeño bulto que había en su bolsillo. "Pensé que si ella seguía presionando lograría suceder algo, pero este desenlace me tomó por sorpresa."

"Pero, omitiendo ese obvio resultado, debería de haberse activado ahora. Después de todo, estoy en un momento realmente complicado."

"¿Eso significa que mis ambiciones no son tan fuertes como para que se active?"

"¿O fue que me faltó entrenamiento?"

"¿Quizás la consonancia de los elementos de la que habló Yae era obligatoria?"

"¿Hubiera tenido alguna posibilidad si terminaba aquel entrenamiento?"

Un fuerte golpe hizo que Sara despertara de su sueño autoimpuesto y la Shogun rodara sus ojos al prisionero, quien se había golpeado la parte trasera de su cabeza.

"Ya no vale la pena pensar en eso…" Concluiría en sus pensamientos, para luego mirar a la Arconte. "Por cierto, ¿por qué no me mataron de inmediato?"

"Ejecución." Fue la simple palabra de la Shogun. "Fue una propuesta que recibí por parte de Signora al saber que iba a buscarte."

"No me parece nada extraño viniendo de esa mujer…" Comentó con desdén. "Pero, me parece interesante que lo hayas aceptado sin más." Culminó, un tanto interesado ante la respuesta.

"Me es prescindible."

"Otra vez esa respuesta…" Pensó el viajero en voz alta. "¿Qué es lo que significa esa palabra para ti exactamente?"

"Shogun-Sama habla de prescindible cuando considera que ese algo no romperá o afectará el orden de la Eternidad." Explicaría Sara, logrando que Aether alzara una ceja.

"Hum, ya veo…" Fue su simple respuesta, volviendo a apoyarse en la rendija. "En ese caso, me están diciendo que subestiman a Paimon." Una pequeña sonrisa aparecería en su rostro. "Menuda sorpresa se va a llevar…"

El viajero se vería distraído de sus pensamientos cuando notó que el bullicio se hacia presente desde el exterior, sumado a diferentes estructuras que parecían ser tiendas. Y hogares.

"Reconozco estos negocios…" Pensó. "¿Por qué estamos en Ritou?" La carroza se detuvo, haciendo que esas dudas incrementaran un poco junto con el interés.

"Volveré en un minuto." La comandante hizo una pequeña reverencia antes de marcharse, cerrando la puerta.

Los pensamientos de Aether recorrían a mil por hora para intentar descifrar la necesidad de hacer esta parada, pero le era imposible encontrar una respuesta.

"Lo más probable es que la guerra tenga algo que ver…" Concluyó.

Sus ojos se ensancharon ligeramente cuando un encapuchado pasó cerca de su posición, aunque fue muy difícil ver su silueta por culpa de las pequeñas rendijas.

Aether se quedó completamente en blanco por unos segundos, hasta que finalmente miró hacia otro lado.

"Deben haber sido imaginaciones mías…"

"Ya podemos irnos." Comentaría Sara, quien había llegado.

Aether se encontró con la necesidad de preguntar, pero decidió guardar esas preguntas para si mismo. Era obvio que no iba a decirle nada.

El encapuchado observaría como el transporte seguía su camino. Él hizo un poco hacia atrás su capucha, denotando el rostro de un hombre con un flequillo naranja algo desordenado. Sus ojos azules brillaron mientras una sonrisa aparecía en su rostro cuando se sentó junto a otro encapuchado.

Lo único que se le podía ver de la otra figura, era un largo mechón de cabello tan blanco como la nieve que llegaba hasta por debajo de los bultos que se generaban en su túnica celeste, dando a entender que se trataba de una mujer.

"Mañana empezaremos con el plan, ¿verdad, Zarina?" Preguntaría el hombre con una sonrisa que parecía ser muy típica en él.

"Ya te dije que no me llamarás así en este sitio, Ajax." Susurró la mujer por lo bajo, mientras bebía algo de café.

El ahora reconocido como Ajax observaría como la Zarina jugaba con dos piezas pequeñas muy semejantes a la anterior Gnosis presentada.

"Lo siento…" Comentaría con una sonrisa mientras se frotaba la capucha.

"Primero iremos a visitar al Gran Templo Narukami por lo que le hizo a uno de los nuestros…" Fueron las palabras de aquella mujer.

Ella alzó un poco su rostro, denotándose como sus ojos eran de un fuerte color celeste.

"Si no encontramos nada, tomaremos a Inazuma como el objetivo final."

¡FINAL DEL PROLOGO!

¡Espero que lo hayas disfrutado!

Como pueden ver, la Gnosis tendrán mucho más utilidad y misterio del que se presenta en el juego (por lo menos hasta lo que se sabe en estos momentos).

Como pudieron ver, les daré una funcionalidad más amplia a los Elementos. Creo que ya se presentó un par de cosas aquí. Con la batalla también quería dejar en claro que se usaría las habilidades principales de los personajes, aunque habría una variedad mucha más amplia respecto a los usos de los elementos ya que no estoy limitado a lo que solo te puede entregar el juego.

Sin nada más que decir, nos vemos ahora mismo en el próximo capítulo.

¡Muchas gracias por leer!