Orario…

Una ciudad de misterios…

Un laberinto donde hombres y mujeres de todo el mundo se reúnen con el mero fin de probar su valía ante los seres conocidos como Dioses…

Tenkai…

El hogar de toda deidad existente en este planeta…

Otro lugar de intriga al que los simples mortales jamás podrán acceder… al menos, en vida.

Una leyenda dice que sus puertas sólo serán abiertas para aquel aventurero o aventurera afortunado de alcanzar la cúspide del poder que otorga una Faina.

Mazmorra...

La principal atracción que da vida a la tan famosa ciudadela.

Un intrincado complejo de túneles de cuyos muros y paredes emergen todo tipo de bestias y monstruos salidos de las más crueles pesadillas.

Contenido gracias a las constantes "Suplicas" del Dios Ouranos, la ciudad ha logrado prosperar haciendo uso de éste dominio, volviéndolo su principal fuente de ingresos y turismo.

Toda persona, sin importar su raza, podría probar su fuerza en los oscuros pisos de aquel calabozo.

Aunque sólo los más fuertes y sabios lograrían retornar a la superficie al finalizar el día para reclamar las recompensas que la comodidad del Gremio ofrecía…

Gremio de Aventureros.

También conocido como la Familia del Dios Ouranos.

Un grupo de personas capacitado para asesorar a incontables individuos sobre los peligros que acechan en cada rincón de la mazmorra, además de ser quienes manejan la economía de Orario.

Las piedras mágicas que se obtienen de los monstruos caídos, son convertidas en Valis, la moneda local.

Y algo es seguro: aquí, en la ciudad laberinto, no puedes lograr nada sin Valis.

Razón por la cual, aquellos menos privilegiados en el arte del combate, prefieren arriesgarse a ser devorados por bestias antes que vivir como vagabundos en las calles de Orario.

Si.

Por desgracia para muchos, todo en este lugar responde a la ley del más fuerte.

Sin una Familia... no eres capaz de obtener una Faina.

Sin una Faina... no puedes acumular Excelia (Experiencia).

Sin Excelia que potencie tu desarrollo, pues... eres débil, y, por lo tanto... a ojos del mundo... un mero don nadie.


- ¡Ahhh listo!, creo que es todo el papeleo que había para esta tarde – dije alzando mis brazos, en lo que estiraba un poco los músculos.

Pensé que trabajar en el gremio sería más ventajoso, después de todo, cada aspecto de esta realidad es similar a la de un videojuego de fantasía.

¡Diablos! ¡incluso las personas tienen status en sus espaldas y pueden reunir EXP matando criaturas!

¿Qué más útil que tomar parte en la sede que nutre a aquellos cuyas aventuras se volverán en las leyendas del mañana?

Pero...

*Sigh*

Para mi mala fortuna, ese nunca sería mi caso...

Por varias razones, entre ellas, protocolares, no podía participar de aquella "bonita" dinámica de "Dios dar bendición, tú farmear Experiencia", tenía que pasar desapercibida para que nadie a mi alrededor descubriese que soy, en realidad, un ente apocalíptico capaz de destruir toda la civilización en un abrir y cerrar de ojos.

¿Qué?

¿Acaso omití ese insignificante detalle?

Extraño, pensé que el autor lo había especificado en la sinopsis… pero bueno, no pierdo nada dándoles un poco de contexto.

Así que, sin más pretexto, aquí les presento un breve resumen de mi…

*Saca un control remoto*

*Click*

*Click*

*Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click Click*

Ah.

Lo olvidé, estoy en el medioevo... aquí no puedo usar la pantalla…

*Arroja el control*

En fin…

Tendrá que ser a la antigua…

Antes que nada, permítanme presentarme... mi nombre es Marina, "Marina Ad Astræ".

También conocida como "El Gran Leviatán" o "La Mente de YHVH"

Y, como sé que alguien lo pensó en su casa, sí, también me sorprendí al descubrir que había una criatura con mi mismo nombre en este planeta, aunque muerto, claro. En mi humilde opinión, se lo merece, no soporto a esos condenados copiones…

Pero mejor, continuemos…

Mis hermanos mayores y yo, conformamos "Parallaxis" una organización diseñada para observar el desenvolvimiento de la humanidad en diversos universos.

(Jaja… trafico rimas…)

Nuestro trabajo consiste, principalmente, en intervenir dentro de aquellas líneas que se hallan más alejadas del núcleo del correspondiente cosmos designado. Para no complicarles mucho la existencia con terminología aburrida, nos dedicamos a regular los escenarios que puedan ser sujetos a cambios más profundos.

Como sabrán, todo universo tiene un destino trazado que debe ser cumplimentado y para el cual fue materializado. Si bien, varios de éstos planos de existencia, son de naturaleza fija y cerrada, existen algunos capaces de generar nuevas tangentes. Es decir, pueden sufrir alteraciones que dan pie a una pluralidad de desenlaces.

Dentro de cada uno, hay eventos claves, también conocidos en nuestro rubro como "Directrices": Aquellos hechos que mantienen la estabilidad de la rama estudiada.

Cualquier anomalía en una de éstas "directrices", provocaría un efecto de bifurcación y, por lo tanto, la creación de una nueva "rama" de sucesos, como si de un gran árbol se tratase.

Y si, se que se lo estarán preguntando...

Cómo es posible monitorear todo esto, sin provocar un pandemonio...

Pues, generalmente, no es una tarea sencilla. Alguien sin preparación ni conocimiento, tan sólo causaría desdoblamientos cuánticos a diestra y siniestra.

En nuestro caso, fuimos engendrados, específicamente, para éste propósito.

Lo que hacemos es, arribar a una de las tangentes que se encuentre lo más lejana posible del "tronco" o "canon principal" (si lo quieren ver desde una perspectiva más narrativa) y a partir de allí, se nos permite interactuar con los residentes y conocer más del entorno.

Todo esto, gracias a que las directrices en éstos sectores son mucho más "elásticas", por así decirlo, y admiten la intrusión de cambios sin la generación de inconvenientes.

Una vez hecho esto, tan sólo cercenamos la línea en la que hemos obtenido los resultados y se la preserva de manera artificial en un bucle infinito para que nuestros ancestros absorban el conocimiento necesario.

Genial, ¿cierto?

Pero, bueno, volviendo al por qué de mi empleo en el dichoso gremio de aventureros…

Mi razón para ello es... un tanto graciosa... y está relacionada con el momento de mi arribo.

La cuestión es... que cometí un error.

Un pequeñísimo pequeñísimo error que… básicamente, puso en peligro toda mi operación en este sitio...

...

...

¿Qué que hice que fue tan terrible?

Bueno…

En un descuido yo…

ACABÉ CON EL ENEMIGO FINAL DE ESTA HISTORIA…

No, no me refiero a lo que se oculta en lo profundo del Calabozo.

Tampoco de Evilus o de las Familias de Hera y Zeus…

¡Hablo del Dragón Negro de un Ojo!

Si… ESE Dragón Negro de un Ojo.

En mi defensa, ese reptil con patas se la estaba buscando, así que tuve que emparejarle la visión a base de puñetazos.

Ahora, es el Dragón Negro sin Ojos… jajajajajajaja…ja… ja…

*Cough*

Prosigamos…

Siguiendo las pautas que expliqué con anterioridad, realísticamente, dejé a esta línea sin su enemigo final aparente, por lo que, en vista de que ninguna de las otras 2 calamidades estaba disponible como reemplazo, tuve que hacerme cargo del puesto.

Sep, como lo oyen, están viendo al nuevo Depredador Alfa de estas tierras… YO.

¡Tú el de las pancartas! ¡Agítalas o te mato!

Claro que, no podía quedarme sin hacer nada esperando que un par de tarados con espadas y varitas mágicas viniesen a mí con intenciones asesinas…

No.

Antes muerta que sencilla.

Si iba a ser la villana de esta historia, sería una villana compleja, una que se ocultase en las sombras, una que calculase cada paso que…

¡Ouch! ¡Estúpida alfombra!

Para resumir, decidí que iba a volverme un BUEN personaje...

¡No como tu, condenado reptil color caucho!

Peeeeeero como, en esta forma, no me gusta esforzarme demasiado... decidí utilizar algunos de los cientos y cientos de tropos narrativos mal implementados propuestos en otras series.

Fue así, que acabé mudándome a la ciudad laberíntica de Orario y consiguiendo un humilde puesto en gestión y manejo integral de documentos...

O sea que firmo y archivo papeles...

Después de todo, ¿Qué mejor lugar para estar al pendiente de todo mundo, que el Gremio de Aventureros, el sitio que más certificados de defunción expide al año y que mas muertes registra por minuto?

En las manos correctas, el complejo puede ser una mina de oro informativa.

Eso sin mencionar que todo individuo que opera aquí, es considerado un civil al servicio del pueblo. Ningún Dios sabría de mis capacidades ya no dispongo de una Falna.

Mientras continuase mi papel como una simple y ordinaria escribana (con memoria fotográfica y el talento de escribir más rápido que un computador de la NASA), ¡nadie jamás se daría cuenta de mi presencia!

Jajajaja si, definitivamente, es el plan perfecto...

- ¡Señorita Ad Astræ!

- ¡Ahh! *Bam*

Recordatorio, no soñar con planes malévolos mientras se balancea uno en la silla.

- ¿Qué ocurre, jefe? – dije mientras buscaba mis lentes caídos sobre el tapete.

No me servían para ver mejor o peor, pero puedes apostar a que luzco genial con ellos.

Al notarme en el suelo, el peliblanco y trajeado elfo me miró confundido.

- ¿Qué hace en el suelo?

- Es que… creí ver un insecto, señor Mardeel. Lo lamento- contesté manteniendo mi gloriosa fachada de torpe secretaria nerd.

El sujeto, por un momento, pareció contemplar la pila de papeles que yacía en mi escritorio.

- ¿Debo suponer que ya ha terminado con los reportes?

- Así es, señor - dije con una pequeña reverencia. ¿Vino a corroborar mi trabajo?

- Oh no, nada de eso- aseguró. De hecho, venía a darte una buena noticia.

- ¿Noticia...?

- Ajá. He decidido que, a partir de ahora, rotarás de puesto.

El silencio se tornó incómodo.

- ¿Perdón…?

- Como lo oye, señorita Ad Astræ. Hemos estado revisando su progreso desde que se unió a nosotros y debo decir que su política con el trabajo es impecable. Asistencia perfecta en tiempo y forma, cumplimiento siempre acertado, trato ejemplar para con sus semejantes...

(Es que nunca sospecharon de mi... *Maniatical Grin*)

- Y sobre todo, sin una sola queja de su parte. Realmente... - dijo limpiándose las (falsas) lágrimas con un pañuelo. El mundo sería un lugar mejor si todos aquí se esforzaran tan bien como usted lo hace.

- No creo que sea para tanto, sr. Mardeel, sólo hacía mi trabajo...

- ¡Tonterías! - refutó el regordete. Ha demostrado más ética laboral que nadie y por eso, tras una deliberación hemos decidido concederle el puesto de "Asesora de Aventureros".

...

...

- ¿Eh...?

- Como lo oye, desde hoy, usted pondrá en práctica sus conocimientos para ayudar a aventureros que desean embarcarse en las profundidades del calabozo. Es un gran honor, ¿sabe?

!¿De qué honor hablas, tocino?! ¡Todo lo que quieres es que trabaje más por la misma paga! ¡Lo sé, puedo leer tu mente, está todo ahí!

- Etto... Con el debido respeto, jefe. ¿No existen ya suficientes supervisores mucho más capacitados qu yo para esa tarea?

- Está en lo correcto, pero una de nuestras queridas veteranas, Rose Fannett…

- ¿La sexy mujer-lobo con expresión de espanta-viejos?

El dueño del Gremio se detuvo y me observó con una ceja arqueada.

- Oh lo siento, es algo que oí por ahí. *Cough* Continúe.

- Como decía, nuestra querida Rose tomará unas merecidas vacaciones, luego de tantos años de servicio, y requerimos a alguien idóneo como su reemplazo. Y, en vista de que usted fue una de las empleadas más trabajadoras y preparadas de entre las de reciente ingreso, he decidido seleccionarla para el puesto.

- Yo…

- No necesita agradecerlo, esto es mero protocolo. Confío en que mantendrá el standard, señorita Ad Astræ.

- D-Daré lo mejor, señor - dije en lo que bajaba la mirada.

- Eso espero. Ahora, cualquier duda que tenga al respecto puede despejarlas hablándolas con Rehmer. Y no se preocupe, no quedará desatendida. Nuestra joven… semi-elfa… Eina, inició hace menos de un año. Ella le enseñará todo para que se adapte mas fácilmente.

¿Acaba de crujir los dientes al mencionar su linaje mestizo?

Oiga, viejo, creo que hay un poco de frase en su racismo…

- Pero bueno, ya he perdido suficiente tiempo y ya sabe lo que dicen, el tiempo es dinero. Me retiro- dijo el viejo director, caminando hacia la entrada. Hágame el favor de llevar esos papeles a mi oficina y luego, preséntese en el recibidor para que le informen sobre sus nuevos deberes. Buen día, señorita Ad Astræ.

Y dicho esto, el mantecoso, salió por la puerta de la oficina con una expresión de satisfacción en su rostro.

Yo tan sólo me quede allí procesando lo de mi nuevo y "merecido" ascenso, debatiendo de si, en algún momento, el vejete iba a darse cuenta de que tenía la bragueta del pantalón abierta…


MINUTOS MAS TARDE...


Cuando le anunciaron a Eina que desde ese momento tendría que servir como tutora para otra de sus compañeras, la joven semi-elfa se mostró, un tanto, determinada. Una cosa era aconsejar aventureros, los cuales aplicarían sus enseñanzas para combatir criaturas y salvar sus vidas pero, otra muy diferente, era guiar a una de sus colegas en cuanto a los gajes del oficio. De hacerlo de manera indebida, transmitiría lo aprendido a futuros aventureros provocando incluso muchas mas fatalidades y eso, era algo que ella, no podía permitirse.

Debía enseñarle a esa chica todo lo necesario para que otros sobreviviesen en la mazmorra y el camino correcto para ser una buena consejera del gremio.

- Muy bien, Eina, conoce a quién será tu nueva Kouhai y camarada, Marina Ad Astræ.

En cuanto Rehmer hizo las presentaciones, los ojos de la pelicastaña se enfocaron en la joven a su lado.

Cabello blanco corto, pero lo suficientemente, largo como para cubrir uno de sus ojos, bonitos ojos azul pálido y lentes de lectura.

Pese a su intelectual apariencia, la semi-elfa podía asegurar que su nueva colega atraería varias miradas indecentes tal y como pasaba con ella y sus otras amigas.

Si es que la pobre, tenía una personalidad tímida y retraída, aquello sólo la haría el blanco de un sin número de propuestas indecentes.

Afortunadamente, o por desagracia, para la señorita Tulle, su deducción no pudo haber sido mas errónea...


MARINA P.O.V


- Muy bien, Marina, ahora, conoce a quién será tu nueva supervisora de asesoría, Eina Tulle.

Contemplé a la, recién llegada, semi-elfa de arriba a abajo.

Podía entender por qué algunos de los otros miembros, en especial los masculinos, la elevaban tanto.

Mi nueva senpai, era una semi-elfa.

Básicamente, lo que obtienes de cruzar a un elfo con cualquier otra raza, en este caso un humano.

Era bien sabido, para este mundo, que los elfos eran seres con genes benditos dotados de una gran belleza externa.

En el caso de la pelicastaña, su linaje mestizo le otorgaba un título de belleza exótica, complementado, además, con la presencia de un amplio busto y un bonito trasero.

Si por un lado, Rose era la "Cold and Sexy Queen" del lugar, Eina podría ser la "Nerd and Strict Onee-san"

- Es un placer, Eina-senpai. He oído grandes cosas de usted – dije con una sonrisa amistosa y una educada reverencia. Será un honor estar a su cuidado.

Eina, al no estar acostumbrada a dicho trato, tan sólo se ruborizó ligeramente.

- H-Hai, daré lo mejor de mi para enseñarte lo que se, Marina-san - dijo ésta, más con lo que no contó fue...

- Por cierto...

En un segundo, la joven alienígena se colocó, extremadamente, cerca del rostro de su colaboradora, amplificando en demasía, su sonrojo.

- A diferencia de mí, los lentes en verdad te favorecen, s-e-n-p-a-i

De un momento, mi nueva compañera se tornó en un manojo de nervios.

Parece que era la típica chica virgen de pensamientos no tan puros.

Combinación peligrosa si, además, eres una de las bellezas mas codiciadas del sitio.

De hechos, siendo francos, todas las personas aquí eran hermosas mujeres y hombres atractivos bien definidos. Yo, por otra parte, pues... mi rostro era más andrógino, producto de la naturaleza misma del Leviatán.

Con el ángulo adecuado y la correcta iluminación y guardarropa podría pasar como todo un "Bishonen" (hombre hermoso) o como una "Tomboy Beauty".

Mis pechos pequeños tampoco ayudaban mucho a la causa, siendo que se camuflaban perfectamente con cualquier atuendo que llevase.

Mi único "consuelo" era, quizás, que gozaba de una exquisita y bien torneada retaguardia *Chef Kiss*.

Después de todo, las colas lo son todo cuando eres una serpiente marina del espacio *Wink*

Pero bueno, volviendo al tema de la avergonzada fémina a mi lado…

- M-M-Marina-san, ¡n-no debe molestar a la gente con la que trabaja!

- Perdón, senpai, no me pude resistir – respondí con una sonrisa "inocente"

Después de todo, ¿Quién no ama un poco de Yuri?

Fue así, que pasé gran parte de mi mañana, en compañía de mi senpai de orejas puntiagudas, familiarizándome con el proceso burocrático que implicaba mi nuevo puesto.

Agradecía, sinceramente, el haber nacido con una memoria instantánea, puesto que otro par de horas con Eina hubiesen sido una tortura.

Para cuando acabamos, ambas nos dispusimos sobre el escritorio de entrada. Era un día tranquilo, así que había poco tráfico, a éstas horas, casi todos los aventureros se hallaban cazando dentro de los pisos del calabozo.

Sin nada mas que hacer, decidí sacarle plática a la medio-elfa.

- Entonces… asesorar aventureros... no parece tan... ¿complicado?

- ¡LO ES! ¡REALMENTE, LO ES! –contesto la pelicastaña cambiando a un tono regaño/lectura. De nosotros depende la seguridad de todas las personas que cruzan esas puertas. Un mal consejo podría llevarlos directo a una muerte trágica y dolorosa. Es nuestro trabajo brindarles la mejor información posible para que puedan sobrevivir a todo tipo de situaciones.

Le encanta oírse hablar...

- Por eso, siempre, debes recordarles esto a tus futuros clientes... "Un aventurero jamás debe ir de aventuras"

Para cuando la oí concluir su verborragia, me giré, lentamente, en dirección a la joven de orejas puntiagudas, dedicándole una mirada de "¿que chingad* acabas de decir?"

- Etto... ¿Quieres que los aventureros… no hagan lo único para lo que han decidido venir a Orario?

- Exacto. Sin aventuras, no hay peligros.

*Facepalm* Genial, mi supervisora tiene retraso...

- Cambiando de tema, senpai- dije buscando despejar tonterías. Háblame un poco de ti, ¿por qué has decidido trabajar en este sitio? Digo no es muy glamoroso que digamos y nuestro jefe aquí destila capitalismo agresivo cada vez que suda.

- Pues, es algo, un tanto, personal y yo…

- Oh vamos, senpai - dije con "curiosidad inocente". Te digo qué. Si tu te sueltas, prometo contarte algo de mí a cambio.

- ¿Lo prometes?

- Prometido – respondí dando un saludo.

- Bueno, por dónde empezar…

Me mudé a Orario cuando tenía 14 años, en cuanto terminé mis estudios en el Distrito Especial de Instituciones Académicas Maritimas.

- ¿El Distrito Escolar?

- El mismo - rio Eina, al recordar el apodo del mismo. Misha era una estudiante allí y nos hicimos amigas. Creo que en parte ella fue la que me convenció de unirme al Gremio. Por desgracia- dijo sonando con menos vitalidad que antes. Las cosas no fueron tan mágicas como pensé que serían. Vi a muchos aventureros ir y venir por esas puertas. Todos decididos a ganarse la vida, sólo para terminar…

- Perdiéndolas en el calabozo, ¿verdad? Los rumores decían que Orario es muy cruel por ello.

- Si, pese a que siempre era recomendada para asesorarlos, yo me negaba. No deseaba que me ocurriese lo mismo que le pasó a Rose. Me sorprende que aún siga con nosotros. Ha perdido a todos con los que ha entrado en contacto.

Ambas nos quedamos viendo a la furra peliroja quien se hallaba tras el mostrador ordenando unos papeles mientras le propinaba un golpe de karate en el cráneo a cierta hiperactiva pelirosa.

- Despertar un día y darte cuenta que las personas con las que congeniabas ya no existen... Y poco a poco tornarte en alguien frío... es algo que yo no...

*Tik*

- ¡Itaaiii!

Dispuesta a acabar con el melodrama hice lo que cualquier persona sensible haría por alguien acongojado: Golpear con fuerza su frente utilizando mis dedos.

- ¡Marina-san! ¿Por qué hizo eso?

- Esa melancólica mirada no te queda, senpai. Eres más linda cuando sonríes- dije, pícaramente, intentado subirle el ánimo. Además, mientras yo esté aquí, no dejaré que te conviertas en una espanta-viejos.

La pelicastaña, por su parte, tan sólo sintió sus mejillas teñirse de rojo

- Espanta-vie... ¡Hmmm! ¿Te estás burlando de mi, no es así?

- Tal vez - contesté. O tal vez, sólo quiero ver cómo mi senpai alcanza el pico de lindura cuando se avergüenza.

En lo que Eina hacía su mejor imitación de un pez globo, toda la "diversión" del momento se dispersó en cuanto vimos como un joven de cabello blanco y ojos como rubíes ingresaba al sitio mostrándose bastante inseguro.

- Senpai, mire a ese chico que acaba de entrar. ¿Cree que quiera ser aventurero?

La semi-elfa suspiró desanimada.

- *Sigh* Seguramente es otra pobre alma deseando seguir ese camino. Mejor enviaré a Misha para que lo atienda.

- No te molestes, senpai – intercedí. Déjame encargarme del conejo.

- ¿Conejo...?

- Pues… parece un Al-Miraj, ¿no? Ya sabes, pelaje blanco, ojos rojizos…

Eina se tomó un minuto para hacer la comparativa y luego soltó una risilla.

- Jaja, lo admito fue una ingeniosa observación, pero... ¿estás segura que podrás hacerlo?

- Tranquila, puedo con lo que sea, después de todo entrené con la mejor - solté con un guiño.

- Está bien, encárgate - contestó la pelicastaña, ya un poco agotada de mis locuras. Yo iré a traer los informes.

- Puede confiar en mi, capitán – agregué con un saludo, viendo a la elfa marchar.

Mientras tanto, el temeroso niño de exótico aspecto miraba a todas partes no sabiendo por donde comenzar a preguntar. En cuanto iba a acercarse a la cajera que hacía el intercambio de piedras yo decidí romper el hielo…

- ¡Psssssst!

- ¿H-Huh?

- ¡Pssssst! Tú, el de ahí- susurré alto desde detrás de unos de los mostradores.

- ¿Y-Yo? - dijo éste, señalándose.

- Si, tu, el niño que parece Al-Miraj aterrado.

Bastante inseguro de por qué la casilla le estaba hablando, Bell procedió a acercarse a la fuente del sonido, notando un par de mechones blancos que sobresalían desde detrás del escritorio.

- Etto, sumimasen, usted es quien quería hablar conmi…

Sin darle tiempo a cubrirse, salté desde mi escondite, dándole la bienvenida.

- ¡AD ASTRA ABYSSOSQUE! -grité, casi provocándole un susto de muerte al recién llegado.

- ¿¡Ahhhh!?

- Ah, perdón, me equivoqué de tarjeta. Veamos, esta no… esta tampoco… ¡ajá! Bienvenido al Gremio, Carne Fresca, digo, aventurero en potencia, ¿Qué podemos hacer por ti?

Bell se recompuso luego de sentir su corazón palpitar como loco.

- Bueno… *gulp* me... me gustaría inscribirme para ser aventurero.

Dicho esto, le di una mirada de cuerpo completo al pequeño.

- Claro, no hay problema- dije con el típico tono alegre y profesional de la teletienda. Sólo necesito que me indiques a qué Familia perteneces y buscaré los formularios.

- ¿Familia?

- Necesitas ser aceptado en una, muchacho. ¿De que otra forma recibirías la Bendición de alguna de las Deidades? Sin Falna no hay aventura, son las reglas.

Aquello desanimó al mocoso.

- ¿Es… completamente necesaria?

- ¿Quieres que te diga un secreto? – contesté, acercándome a su oído.

- ¿Claro?

*Inhala*

- ¡SI LO ES!

- ¡AHHHH! ¡NO HAGA ESO!

- *Giggles*

Oh dios, este niño, es un tesoro. Cancelen todo, disfrutaré hacerle la vida imposible.

- Pero ya en serio, joven…

- Bell, Bell Cranel.

- Muy bien, Campanito...

- ¿Huh?

- Mi recomendación es que consigas una familia, no tiene que ser la mejor, ni la más grande, sólo una que te acepte con todo y defectos para que obtengas tu Falna – expliqué con calma. Cuando lo hagas, vuelves aquí, y yo, personalmente, me convertiré en tu asesora. Y juntos, nos aseguraremos de que te vuelvas el mejor aventurero que ha existido- declaré con tono dramático.

¡Tiembla Shakespeare!

- ¡¿En serio?!

Wow, ¿Cómo pasó de cachorro pateado a fanático en tan sólo un instante? Incluso puedo notar las estrellas brillando en sus ojos.

- Lo prometo. Pero... lo haré sólo... si hallas alguien que te acoja antes de que acabe el día. Ahora ve, estás perdiendo luz solar, niño.

- ¡Entonces, me marcho! Muchas gracias, señorita…

- Marina. No vayas a olvidar el nombre, chico.

- ¡No lo haré! ¡Gracias de nuevo!

En cuanto el joven desapareció por la puerta, cierta semi-elfa reapareció con una tablilla en sus manos.

- ¿Y bien? ¿Cómo te fue?

- Pues, no era más que un adolescente con sueños de convertirse en héroe.

- ¿Debo asumir que lo rechazaste?

- De hecho, fue todo lo contrario, senpai... creo que terminé alentándolo.

- ¡¿Qué hiciste… qué?!

- Vamos Eina-senpai, no se altere, el niño ni siquiera tenía familia todavía. Le dije que, si lograba conseguir una para antes de que acabase el día, yo lo supervisaría personalmente y con sus enseñanzas, todo marchará bien.

- *Sigh* Supongo que tendré que confiar... a propósito, ¿Crees que logrará lo que le pediste?

- Mmm, siendo sincera... dudo que alguien desee reclutarlo. Mi primera impresión fue la de alguien demasiado ingenuo e inexperto pero bueno, hay que ver el lado amable, si fracasa, nos habremos evitado enviar al pobre chico a ese matadero…


UNAS HORAS MAS TARDE…


- ¡¿Cómo demonios encontró una familia tan rápido?! – fue la pregunta que rondaba mi mente, en lo que veía al mocoso rellenar el formulario con una sonrisa mientras era iluminado por el rojizo sol del ocaso.

*Sigh* Eina va a regañarme por esto en el futuro...

Como sea, veamos:

- Mmm… Nombre: Bell Cranel… Edad: 14 años… Mano hábilSigno ZodiacalFruta favorita... ¡ajá! Familia… Hestia, ¿eh? Debe ser nueva, no recuerdo haber visto su nombre en los archivos. Bueno.. tendrá que bastar.

*Aprobado* - dije, estampando el sello sobre la hoja de registro.

Acabado todo el papeleo de inicio, le expliqué a mi nuevo sujeto de pruebas, digo cliente, que el Gremio podía proveerle un set de Armadura y Cuchillo básico por 6600 Valis (3600 + 3000).

Trato que el muchacho aceptó al instante.

Siendo sincera, aquel equipamiento me parecía una completa basura.

En sí, todo el sistema de armamento en este mundo era una porquería.

Nada aquí podía competir con la calidad y resistencia de mis armas personales.

Aunque claro, éstas no venían del mismo universo, así que era entendible.

Aun así, ahora que tenía al mocoso a mi cargo, no podía darme el lujo de cometer errores.

No quería que el chico fuera decapitado o sufriera algo peor un día después de su registro, por lo que, decidí intervenir un poco.

- Hey, Bell, antes que te vayas, toma, considera esto un obsequio de mi parte.

El albino se mostró un tanto confundido, pero aceptó el pequeño cubo negro de aspecto extraño y bastante futurista.

¿Un artefacto mágico, tal vez?

- Gracias, pero ¿Qué es?

- Un seguro- respondí. Si alguna vez te ves envuelto en un peligro al que no te puedes enfrentar o te vez incapacitado para huir por la vía de siempre, tan sólo arroja esto al suelo, te aseguro que te salvará la vida.

El último hijo de la Familia Zeus, no comprendió del todo la indicación, pero aun así acepto el obsequio, guardándolo en su bolsa para piedras. Mañana temprano partiría rumbo al Calabozo para comenzar su aventura. Seguro que no tendría que usar tan costoso presente en su primer día… ¿verdad?

Naa, su suerte no podía ser tan mala…