¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

Fueron tiempos bastante ajetreados, pero por fin estoy en las vacaciones. No sé exactamente cuanto tiempo libre tendré, pero puedo decir con seguridad que las actualizaciones semanales podrán regresar hasta febrero, siempre y cuando no sucedan cosas de por medio.

Aclarado este punto, es momento de las reviews:

ReanDarkReaper24: Los Arcontes tendrán una unión a lo largo de los capítulos, una que, como dijiste, anteriormente ya se había forjado, pero evidentemente se rompió con el tiempo por la falta de comunicación con Inazuma y, por consecuencia, con su Arconte. De todas formas, no es algo que no se pueda arreglar con una charla, y puedo asegurar que tengo pensado trabajar bastante cosas con los Arcontes en el futuro, y también con otros personajes.

Sin nada más que agregar, comencemos.

¡Disfruta!

La bandeja vacía se colocó con cuidado sobre la mesa de noche. Un leve suspiro femenino cubierto de regocijo se escuchó al mismo tiempo que Aether se acomodaba más sobre la cama.

"Muchas gracias por la comida. Nunca había probado algo tan bueno." La emoción de Ei ahora era mucho más controlada, pero era evidente que tal delicia marcada en su paladar no se iría por un buen tiempo.

"No hay de qué. Ahora estarás a mi cuidado, así que será mejor que te acostumbres." Comentó Aether con cierta gracia, una expresión que tan solo aumentó al presenciar como el rostro de la Arconte se iluminaba.

"¿Lo dices en serio?" Su tono era tranquilo, pero solo necesitabas ver su rostro para saber que estaba muy emocionada.

"Me gusta mucho cocinar." Aether se inclinó de hombros, como si eso fuera poca cosa. "Además, no es como si pudiera ayudar mucho a Yae y Sara. Ya sabes, las cosas están complicadas." El ambiente alegre se esfumó bastante rápido con el significado tras esas palabras.

Ei bajó su mirada. No se notaba tan devastada y depresiva como antes, pero era evidente que aún seguía muy afectada.

"Desearía poder ayudar, pero…" Ella se calló casi de inmediato, sintiéndose bastante impotente por ni siquiera ser capaz de mover un dedo.

Ese sentimiento se apaciguo un poco cuando una mano reconfortante se posicionó sobre su cabeza.

"No te preocupes. Como dije antes, es cierto que necesitan a su Arconte…" Comentó Aether, revolviendo un poco el cabello de la mujer, quien no pudo evitar cerrar sus ojos al sentir como su cabello desordenado se desordenaba aún más. "Pero, recuerda que ellos también saben luchar por si mismos. Y creo que todos estarán más que dispuestos a trabajar duro hasta que su preciada Arconte se recupere." La Shogun bajó un poco su mirada tras escuchar esas palabras, un leve suspiro acompaño sus hermosos labios, algo que Aether no pasó por desapercibido.

Con la intención de distraerla de aquello que la estaba atormentando, Aether la empujó con sus manos ante la mirada algo sorprendida de Ei. El hecho de que ella no sintiera el contacto físico ayudaba a que no se sintiera un poco nerviosa de que las manos del viajero recorrieran sobre su espalda para acunarla entre sus brazos.

"Tengo que atender unos negocios. Volveré en un par de horas por si necesitas algo." Comentó el rubio, recostándola en la cama con sumo cuidado, como si se tratara de una muñeca de porcelana.

"Está-está bien." Ei no pudo evitar el tartamudeo, ya que las manos de Aether acariciaron sus mejillas para quitarle los mechones de cabello que recaían sobre su rostro.

"Solo voy a dejar algo en claro." Comentó Aether cuando tomó la bandeja vacía. "Deja de pensar en cosas complicadas, o no voy a darte tu almuerzo." Un lamento, o más bien, un susto bastante peculiar y gracioso surgió de los labios de Ei.

De todas formas, ella no comentó nada al respecto. Por lo visto, él había notado a la perfección que aún había muchas cosas que la estaban molestando. De seguro su anterior suspiro involuntario la había delatado.

Antes de marcharse, Aether le entregó una última mirada, esbozando una pequeña sonrisa.

"Por cierto, cuando te recuperes deberías usar el cabello suelto. Te ves mucho más radiante así." El viajero cerró la puerta sin siquiera esperar la reacción de la Arconte.

Solo había hecho ese comentario con el afán de animarla, y de alguna forma lo hizo.

Aunque nunca hubiera pensado que un comentario tan simple podría hacer que una Diosa con más de 500 años se sonrojara.

CAPÍTULO 4: AFIANZANDO RELACIONES.

"Así que eso es lo que sucedió…" Declaró Diluc con su siempre estoicidad mientras colocaba la copa de vino sobre la mesa. "Viendo las circunstancias, no me sorprende que toda esa gente haya decidido quedarse aquí por el momento."

Como siempre, el pelirrojo se mostraba más analista que sentimental, por lo que era fácil llevar este tipo de conversaciones con él. Cualquier otra persona ya estaría gritando o anulándolo hasta la medula por tales hazañas, algo que claramente le incomodaba.

De hecho, Aether estaba seguro que nunca ha visto una sonrisa en Diluc en todo este largo año que llevan siendo socios y amigos.

Diluc se giró un poco para voltearse hacia la ventana abierta. Allí se podía ver un gigantesco terreno cubierto de cultivos. Esa pequeña isla flotante, a diferencia de las demás, solo contenía una simple posada con un viñedo completamente rebosante y rico. Hectáreas y hectáreas de uvas que servían exclusivamente a Diluc, y lo único que debía hacer era pagar el alquiler mensual de la zona, una zona que rebosaba de las condiciones climáticas idóneas durante los 365 días del año.

Un lugar simplemente perfecto para hacer negocios, pero ahora no solo venía a hablar de eso.

Como se dijo antes, Diluc era amigo de Aether, y estaba interesado en este giro de acontecimientos, aunque exteriormente no lo demostraba.

"¿Ya te acercaste a la gente que salvaste?" Diluc volvió su mirada a Aether, quien le dio una última probada al vino de regalo antes de dejarlo sobre la mesa.

"Creo que sería muy incómodo. Ahora mismo se están esforzando mucho, no quiero molestar en la reconstrucción de sus espíritus y…"

"No quieres involucrarte de una manera política." Diluc sentenció antes de que su amigo terminara su parloteo sin sentido, haciendo que bajara su cabeza con una risita nerviosa.

"Es imposible crear escusas contigo…" Comentó apenado.

"Si me lo preguntas a mí, ya estás metido en esto hasta el cuello. No solo los salvaste, si no que permitiste que vivieran en tu hogar, aunque solo sea momentáneo. Además, su máximo referente está incapacitada por el momento." Declaró Diluc cuando se cruzó de brazos. "Voy a darte un consejo. Estar involucrado llenamente en la estructura de Inazuma no te impedirá seguir siendo alguien libre, por lo que puedes seguir viajando en busca de tu hermana y las respuestas que tanto añoras, si eso es lo que te preocupa." En esta ocasión, Aether no pudo evitar ponerse un poco serio.

"Siendo sincero, eso es lo que menos me preocupa. Aunque gracias por tus palabras, me ayudaron a pensar las cosas de mejor manera." Concluyó el rubio, entregándole una leve sonrisa.

De todas formas, Diluc no se quedó solo con esas palabras.

"Si esto no es lo que más te preocupa, he de suponer que algo grave puede suceder." Comentó el pelirrojo, haciendo que el rubio bajara un poco su mirada. "¿Son las Gnosis?" Finalizó con una pregunta, recibiendo un lento asentimiento por parte de su amigo.

"Estoy seguro que la Arconte Cryo no se recuperará en un buen tiempo, por lo que quizás no hagan más movimientos por ahora. Eso nos da margen de tiempo para recuperarnos, pero lo que suceda después…"

"Una guerra." Diluc terminó la idea de Aether, y su ceño fruncido demostró que estaba igual de preocupado que su amigo. "Se suponía que las Gnosis no harían gran cosa en la actualidad, que eran un poder del pasado, pero por lo que has comentado aún siguen siendo muy peligrosas. Y si los Fatuis estuvieron dispuestos a destruir una región con tal de obtener solo una de ellas, no me quiero imaginar lo que podrá suceder en el futuro, y ni siquiera quiero pensar lo que podrían hacer si es que las consiguen todas."

"Lo sé, por eso es que quiero hablar con Jean." Diluc lo observó en silencio tras escuchar esas palabras. "Me gustaría ir a visitarla por mi misma, pero estoy muy ocupado porque me han asignado el arduo deber de cuidar una Diosa. Además…" Aether se señaló a sí mismo, haciendo énfasis en las numerosas vendas que eran visibles en su cuerpo.

"Lo entiendo, le entregaré el mensaje." Diluc asintió, levantándose de la silla cuando arrojó una bolsa repleta de moras.

"Como siempre, es un placer negocios contigo." Aether le sonrió cuando alzó su mano.

"Sabes que no solo somos socios, también somos aliados. Puedes llamarme si necesitas ayuda con algo. Además, este despropósito es algo que también podría afectar mi viñedo." Diluc no dudó en estrechar la mano con Aether, finalizando así la reunión.

Un par de horas más tarde…

Jean se sentó frente a Yae y Sara, quienes habían dejado los papeles a un lado tras ver su llegada.

"Soy la Gran Maestra Intendente de los Caballeros de Fávonius. Diluc me dijo que debían hablar algo urgente con Mondstadt, por lo que yo acudí como su representante." Declaró la mujer con su típico aspecto serio cuando ejercía su labor.

"Es impresionante pensar que alguien tan influyente decidió venir tan rápido." Comentó Sara, un tanto asombrada de conocer a Jean, quien, según la información recaudada, la caballera podría estar a nivel de ella e incluso aún más.

"Aunque estamos un poco ocupados, es grata tu visita. Creo que ese tal Diluc ya te dijo todo." Comentó Yae, su aspecto y su forma de ser se mostraba tan elocuente como siempre, aunque esta vez se veía un tanto más precavida.

"Para ser sincera, estoy muy ocupada. Pero lo que dijo Diluc me tiene muy preocupada. Además, todos en Mondstadt conocen al Caballero Honorario, y sabemos que no estaría tan inquieto por nada." Aclaró la mujer con una leve sonrisa amistosa, a la cual Yae le respondió de la misma manera.

"¿Supongo que ese Caballero Honorario del que hablas es Aether?" Jean asintió como una respuesta ante la pregunta de Sara.

"¿Quieres realizar una alianza con Inazuma por lo que podría suceder en el futuro?" Yae fue quien hizo la segunda pregunta.

"Después de ver que todos los habitantes sobrevivientes se encuentran en este lugar, no me cabe duda que el asunto es grave, y es una gravedad que también puede afectar nuestra región incluso con más peligro, debido a que no tenemos la misma fuerza militar que Inazuma." Jean dio su punto, y el tono en sus palabras daba a entender que realmente estaba preocupada por lo que podría pasar. "Pero sé que Inazuma a sido una región recluida desde hace tiempo, por lo que es difícil entablar una buena relación diplomática. Pero tengo esperanza de que la relación amistosa que nuestros Arcontes solían tener y que ambos bandos tenemos un intermediario bastante famoso en común como lo es Aether, estaba pensando que tal vez…"

"Aceptamos." Yae ni siquiera le dejó terminar su discurso, ya que para ella la respuesta era más que clara. "Aceptamos ser aliados de Mondstadt."

"¿Están seguras?" Jean miró entre Sara y Yae sin ser capaz de ocultar su sorpresa. "Ni siquiera hablaron con su Arconte. Quizás ella no quiera…"

"Las cosas han cambiado." Yae la volvió a interrumpir. "Además, en esta época, es necesario tomar medidas serias. Incluso Barbatos, quien cree en la libertad y el romanticismo, estará dispuesto a luchar. Después de todo, estamos hablando que todo eso a lo cual protege puede correr grandes riesgos. No sabemos que es lo que quieren hacer los Fatuis con las Gnosis, y, en cualquier caso, Barbatos y Zarina son enemigos naturales." La Suma-sacerdotisa dio todos sus puntos, en que solo las dos presentes pudieron escuchar.

"Estoy de acuerdo con todo." Jean asintió satisfecha ante el veredicto final. "De todas formas, ¿están seguras en dejar de lado la opinión de la Shogun? Ella es la máxima autoridad en Inazuma."

"No te preocupes por ella…" Comentó Yae, cubriendo sus labios con una de sus manos.

"Ahora mismo está demasiado ocupada fufu."

"¡Achuuu!" Ei estornudó con fuerza, ganándose una mirada preocupada por parte del viajero.

"¿Te estás resfriando?" Preguntó Aether con mucha preocupación cuando se sentó a su lado para colocarle una mano en su frente.

"No te preocupes, los Dioses no pueden enfermarse." Comentó Ei con una leve sonrisa al notar la gran preocupación que estaba presentando por ella.

Era cierto que él la estaba cuidando ya que se debía principalmente porque no había más opciones. Aun así, disfrutaba mucho de su trato. Lo más seguro es que vivir en soledad por tanto tiempo también haya influenciado que cualquier cariño recibido sea mucho más intenso y sensible para ella.

"¿Qué te pareció el almuerzo?" Aether intentó continuar la conversación para mantener este ambiente alegre, ya que no quería que Ei comenzara a pensar en cosas innecesarias de nuevo.

"¡Cocinas realmente bien!" Ei no dudó en responder al instante, y ella claramente se veía emocionada. "¡Nunca había probado cosas tan deliciosas, e incluso la comida salada no era algo que me llamara mucho la atención hasta ahora!"

"Eso es grandioso, pero debes saber que esas adulaciones no te ayudarán a salvarte." La Diosa tan solo pudo observarlo con gran confusión tras esas palabras. "Una vez que te recuperes, también quiero que me prepares cosas. Siempre me pregunté como cocinaría un Dios."

En ese momento, Aether supo que había tocado un punto sensible, ya que Ei se desilusionó un poco.

"Shububu…" Ei miró hacia otro lado con una expresión amargada.

"¿Qué dijiste?" El rubio no pudo evitar alzar una ceja, ya que el murmullo de la Arconte fue imposible de escuchar.

"No creo que quieras probar mi comida. Nunca pude hacer algo bien…" Ei volvió a murmurar, aunque en esta ocasión se la escuchó.

"¿Es eso así?" De repente, Aether sintió la necesidad de molestarla. "Pensé que una Diosa era perfecta. Estoy decepcionado." Ei volvió a mirarlo, bajando un poco su cabeza.

"Estoy muy lejos de ser perfecta. Si lo fuera, mi gente no hubiera sufrido tanto…" En esta ocasión, el tono de Ei se veía claramente lastimado.

Su sensación de malestar se apaciguo al sentir como una mano se colocaba sobre su cabeza.

"El primer paso es reconocerlo. Voy a ayudarte a convertirte en una Arconte perfecta." Los ojos de Ei se ensancharon un poco tras escuchar esas palabras. "Una vez que te recuperes, comenzaremos este arduo progreso con algo tan básico, como lo es aprender a cocinar." Aunque Aether lo dijo en broma, estuvo claro que Ei no se lo tomó de esa manera, ya que su rostro se iluminó de tal manera que parecía una niña que por primera vez visitaba una juguetería.

"¡¿Lo dices en serio?!" La emoción y la esperanza tan viva que presentaban los ojos de la Shogun no le permitieron retroceder.

"Uh, por supuesto…" Ei estaba tan emocionada que no percibió el tono algo dubitativo de Aether.

Aunque, esa leve sonrisa que apareció en su rostro poco después indicó que la idea tampoco le desagradaba mucho.

"En ese caso, espero que no mates a nadie en el proceso." Aether se rio cuando la cara iluminada de Ei se transformó en un puchero que duró tan solo un segundo.

"¿Por qué siempre tienes que molestarme?" La Shogun demostró su molestia a su manera dulce y relajada.

Esas dos formas de describirla eran tan buenas que Aether no pudo evitar mirarla con cierto cariño, algo que Ei notó.

"Solo es una broma." Aether revolvió un poco su cabello, haciendo que Ei cerrara sus ojos. "No puedo creer que haya tanta diferencia entre la marioneta y tú, siendo que técnicamente la creaste a tu imagen." Aether dejó de desordenar su cabello, haciendo que la Diosa lo mirara con ligera curiosidad. "Quizás el hecho de que estés tan indefensa e inquieta te vuelve mucho más parlanchina y receptiva. O quizás solo es que hace mucho tiempo que no podías disfrutar de estas cosas tan vánales." La Shogun bajó un poco su cabeza ante sus palabras, ya que esa afirmación le hizo pensar un poco las cosas. "En cualquier caso, es realmente agradable que hayas abandonado la idea de matarme." Concluyó con una sonrisa dentuda, haciendo que Ei se apenara un poco.

"¿Cuántas veces debo disculparme por ello?"

"Aún no es suficiente."

"Lo siento."

"Relájate, solo estoy bromeando."

Ei observó hacia el espejo que tenía en frente, viendo como la mano de Aether abandonaba su cabeza y le dejaba con el cabello completamente desordenado. Pero increíblemente ella se veía muy hermosa.

"Lo que quiero decir es que no hago esto por simple obligación. Independientemente de las causas, terminaste siendo alguien muy agradable, por lo que disfruto pasar el tiempo contigo." La respuesta casual del rubio hizo que Ei se sonrojara un poco.

"También es bueno hablar con alguien que no se sienta atado a sus responsabilidades o al hecho de que sea un Arconte." Comentó Ei, aun con ese leve sonrojo.

Aether la miró con ligera sorpresa, ya que ella había dicho que le agradaba mucho su compañía sin siquiera pensarlo.

"Genial, pero no te acostumbres a que te traiga la comida a la cama después de que te recuperes." Bromeó Aether, pero en vez de avergonzarla, una expresión un tanto singular surgió en el rostro de Ei.

"¿Qué postre comeremos en la tarde?" Aether no pudo evitar poner los ojos en blanco ante semejante pregunta.

"¿Apenas terminó su almuerzo y ya está pensando en la comida de la tarde?" Pensó con una gota de sudor nerviosa.

Pero, el silencio hizo más que evidente la respuesta.

"¿Qué sucede?" Preguntó Ei, inclinando su cabeza ligeramente hacia un lado.

"No se comen postres en la tarde, es una comida liviana." Aclaró el rubio, haciendo que Ei bajara su mirada con bastante asombro.

"¿Qué? ¿Por qué no? ¿Qué quieres decir con que es una comida liviana?" La emoción de Ei cambió a una expresión cubierta de sorpresa, algo que sin duda la pareció bastante gracioso a Aether.

"No es que quiera ser grosero, pero seguro el hecho de que seas Arconte tenga algo que ver." Comentó Aether haciendo todo lo posible para aguantar la risa, logrando que Ei abajara su mirada y diera un pequeño suspiro apenas audible.

"Entonces, ¿los demás me han estado complaciendo hasta ahora porque soy la Shogun? Hum, interesante…" Comentó más que nada para si misma, aunque su sorpresa y decepción eran más que palpables.

"Si quieres, puedo seguir consintiéndote un poco más." Esas palabras hicieron que Ei lo mirara con sumo interés. "No voy a darte un plato repleto de postres, pero si quieres puedo darte una especialidad mía que no es muy grande." Concluyó, y Ei no pudo evitar parpadear con completa y absoluta curiosidad.

"¿Qué clase de postre es?" Aether no le respondió, tan solo se puso de pie.

"Será una sorpresa." Comentó en el momento de acercarse a la puerta para marcharse.

"¡Espera!" En un momento, Aether pensó que ella quería seguir insistiendo, pero pronto descubrió que se trataba de otra cosa al ver el gigantesco rubor que decoraba sus mejillas.

"¿Qué sucede?' Aether se volteó para enfrentarla, y Ei no pudo evitar desviar su mirada con una vergüenza absoluta.

"Tengo-tengo que ir al baño…"

". . ."

Un silencio extremadamente incomodo se presentó entre ambos, hasta que Aether por fin reaccionó.

No dijo una palabra, solo salió del lugar lo más rápido que pudo, dejando a una Ei completamente impresionada ante la obvia huida de su cuidador.

"¡¿Cómo que no harás nada al respecto?!" El viajero golpeó el escritorio con fuerza, haciendo que Yae se riera a su manera tan peculiar.

Mientras tanto, Sara se mantenía al margen de todo, leyendo sus papeles sin despegar la mirada de ellos.

"Dijiste que te harías cargo de ella. Eso quiere decir que debes tratar TODAS sus necesidades hasta que se recupere." Declaró Yae, aunque sus labios eran cubiertos por su mano vendada, era más que obvio que se estaba burlando de él. Solo necesitabas ver sus ojos.

"¡Pero eso ya trasciende cualquier tipo de cosas!" Exclamó Aether completamente histérico.

"Oh… ¿por qué dices eso?" Yae inclinó un poco su cabeza, fingiendo inocencia.

"¡Somos hombre y mujer! ¡El problema es más que obvio! ¡¿Y qué se supone que haga cuando tenga que bañarla o revisar sus heridas?!" Exclamó Aether, dejándose llevar completamente por sus nervios.

La Yokai tan solo se quedó en silencio, observándolo con esa expresión de inocencia fingida. De hecho, estuvo tanto tiempo así que Aether comenzó a sentirse muy hostigado.

"¿Yae?"

"¿Y eso se supone que es un problema?"

Sara por fin alzó su mirada, sintiéndose un poco incomoda ante la conversación.

"Eso es lo que dijo." Comentó Aether, tomando a Ei entre sus brazos.

"En parte ya me lo esperaba. Pero, desde luego…hum, no deja de ser incómodo." Comentó la Diosa con un tenue rubor en sus mejillas.

"¿Cómo es que podías esperar algo como esto?" Cuestionó el viajero con los ojos en blanco mientras se dirigía al baño del dormitorio.

"Yae es demasiado elocuente y extrovertida, le encanta bromear con las personas, o en su defecto, burlarse de ellas si la situación lo amerita."

"Evidentemente no es la situación para hacerlo." Aether no dudó en responder cuando abrió la puerta.

"Lo sé, por eso entiendo que esto no es una broma. Es un castigo." Aether dejó a un lado su molestia para mirar a Ei con mucha confusión. "He hecho muchas cosas, cosas que no eran las mejores. Esta es su manera bastante única de castigarme." Concluyó, y el viajero tuvo que aceptar que esa explicación sonaba bastante convincente.

Pero eso estaba lejos de calmarlo en su totalidad.

"Pero no era necesario que me usara para llevar a cabo este castigo…" Susurró por lo bajo con cierta molestia mientras colocaba a Ei sobre el retrete con el máximo cuidado posible.

"Creo que ella lo hizo por una razón." Aether detuvo su accionar tras escuchar las palabras de Ei. "Yae puede ser una persona muy extrovertida, pero eso no significa que confíe en todo el mundo. Son muy pocos amigos los que tiene, y son aún menos en los que puede entregar su total confianza. Creo que tu eres uno de esas pocas personas. Yae te eligió porque sabía que no ibas a hacerme daño en esta condición tan indefensa, incluso cuando intenté matarte en más de una ocasión." El discurso de Ei sin duda terminó de convencer a Aether, quien no pudo evitar esbozar una pequeña, pero visible sonrisa.

"Ustedes se conocen muy bien. Se notan que son muy amigas." Declaró Aether, haciendo que esa sonrisa se contagiara en la Diosa.

Pero dichas sonrisas no duraron mucho tiempo, ya que Aether comenzó a quitar las vendas de sus muslos lentamente.

Ei solo atinó a mirar hacia otro sitio con un sonrojo, mientras que Aether solo podía sudar frio.

"Sabes, he viajado por tantos lugares, pero nunca he visto una mujer desnuda…"

"No creo que ese sea el mejor tema de conversación para este momento."

"Lo siento."

La acción se hizo algo larga, más larga de lo que hubieran esperado. No era solo por ese momento extremadamente incómodo, sino también se debía a que era muy difícil quitar las vendas en la posición donde se encontraban, ya que Aether tenía que levantar las piernas de Ei en repetidas ocasiones.

Después de ese largo momento, la piel cremosa de la Diosa comenzó a ser visible, junto con sus bragas violetas. Pero antes de darse cuenta, el viajero ya no estaba centrado en esas cosas.

Lo único que podía ver era los diversos cortes que había a lo largo de sus muslos expuestos. Eran cortes realmente profundos, aunque por suerte parecían estar cicatrizando.

"Es mucho peor de lo que pensé…" Aether compartió sus pensamientos sin darse cuenta, haciendo que Ei abandonara su vergüenza para enfrentarlo con una mirada confundida.

Rápidamente supo de que estaba hablando. Solo necesitabas ver como tenía una de sus manos puestas sobre la herida más profunda. La estaba tocando con tanto cuidado y preocupación que sacó una pequeña sonrisa en Ei.

"No me duele." Ella habló, con el afán de tranquilizarlo.

"Eso es lo que me preocupa…" Dicho afán fracaso estrepitosamente.

"Me pondré bien, soy una Diosa. Mi cuerpo tiene una vitalidad muy diferente comparado al cuerpo de los mortales. Además, puedo reemplazar las partes afectadas una vez que mi Energía Elemental se haya recuperado, si es realmente necesario hacerlo." En esta ocasión, la mirada de Aether se relajó un poco.

"Supongo que tienes razón…" Comentó por lo bajo, para luego llevar su mirada a sus bragas.

Ese simple gesto hizo que Ei se volviera a sonrojar.

"Descuida, cerraré los ojos." Dicho y hecho, el viajero cerró sus ojos y apartó la prenda hacia un lado en esa total oscuridad.

Lo demás sobra decirlo, ya que probablemente fue el momento más incomodo que esos dos hayan sufrido en sus vidas.

Por suerte, ese momento pasó rápido, y evidentemente ninguno de los dos quiso decir algo al respecto.

Desafortunadamente, esto apenas acababa de comenzar.

Eso es lo que pensó Ei al ver como Aether entraba con una pequeña bandeja repleta de babas de Slime Pyro.

"¿Para qué…?"

"Es el tratamiento." Aether ni siquiera la dejó terminar. "Necesito quitarte las vendas y asegurarme que todas las partes de tu cuerpo estén curándose adecuadamente."

Evidentemente, ella debía quedar solo en ropa interior para ser inspeccionada minuciosamente. Al menos, así lo pensó ella, y evidentemente no estaba lejos de la realidad.

Pero Aether no se veía nervioso o apenado. De hecho, era todo lo contrario. Lucía relajado, e incluso serio. Ei pudo percatarse de eso después de que comenzara a quitarle sus vendas, ya que sus ojos terminaron sobre su rostro un par de veces.

Era obvio que, si ahora no estaba avergonzado, se debía únicamente a una cosa. Y eso era la seriedad del asunto. No podía estar nervioso cuando se trataba de tantas heridas tan profundas y peligrosas.

La preocupación y el cuidado estaba sobre todos sus demás sentimientos. Eso es lo que Ei pudo sentir, por lo que al final pudo relajarse bastante. Pero era obvio que aun se sentía bastante avergonzada y expuesta.

El ceño de Aether se profundizó notoriamente cuando colocó la mano sobre el abdomen de la Arconte.

"¿Qué sucede?" Ei preguntó con muchas dudas, ya que era la primera vez que se detenía sobre una parte de su cuerpo y que cambiaba la mirada de esa manera.

"Esta herida…" El viajero palpó con su mano a lo largo de un gran corte que se extendía desde el comienzo de su cintura y terminaba justo por debajo de sus pechos. Sin duda era algo espantoso, ya que la profundidad y el ancho de la herida eran considerables.

"Me curaré, no te preocupes." Ei intentó calmarlo de nuevo, pero en esta ocasión no funcionó.

"Tú no lo sientes, pero esta parte del cuerpo está extremadamente fría. Es casi como si estuviera congelado." Comentó, comenzando a colocar varias babas de Slime Pyro a lo largo de todo su abdomen, hasta llegar bajo su sostén.

Aether se arrodilló justo a su lado y un silencio momentáneo se instaló en el dormitorio.

"¿Sientes algo?" Aether rompió el silencio, recibiendo una rápida negativa por parte de Ei cuando agitó su cabeza. "Por suerte no recibiste daños en tu espalda, o el proceso de recuperación podría ser mucho más largo."

"Supongo que es un alivio entre tantas penumbras…" Comentó Ei por lo bajo, haciendo que una sonrisa algo amarga emergiera del viajero.

"Creo que ya es increíble que aún sigas con vida. Yo no hubiera sido capaz de soportar algo como esto." Comentó Aether, colocando una mano sobre la de Ei.

Sabía que ella no podía sentir el contacto, pero la acción era más que suficiente. Eso se demostró a la perfección cuando la Diosa le devolvió la sonrisa.

"Si no hubieras contenido gran parte de ese ataque, nadie hubiera sobrevivido, ¿lo sabes, verdad?"

"¿Estás intentando hacerme sentir menos culpable?"

"Solo estoy diciendo la verdad." Aether se inclinó de hombros al final. "Puede que muchos hayan sufrido y perecido por tus decisiones, pero también salvaste a muchos." Concluyó, dejando en claro que realmente no intentaba consolarla.

"Tu sinceridad puede traerte problemas." Fue el simple comentario de Ei, logrando que Aether compartiera su sonrisa.

"¿Me está amenazando una Diosa que ni siquiera puede moverse?" Ambos se rieron por lo bajo tras esas palabras.

"¿Sabes algo? Te pareces mucho a Yae, pero eres incluso más enigmático y extraño que ella." Comentó la Arconte.

"¿Debería tomarlo como un cumplido?" Preguntó con ambas cejas alzadas.

"Deberías." Respondió Ei, ensanchando un poco su sonrisa.

"¿Entonces también puedo llamarte amiga?' Los ojos de Ei se ensancharon un poco tras escuchar su propuesta.

Aunque la respuesta no tardó en llegar.

"Por supuesto, estaría muy feliz de ser tu amiga." Comentó Ei con una sonrisa radiante, un gesto que Aether compartió.

"Muy bien, entonces haré mi mejor esfuerzo para ser digno de ese honorifico, señorita Arconte." Aether hizo una leve reverencia con su cabeza, haciendo que Ei se pusiera un poco nerviosa.

"No necesitas ser tan formal." Comentó la Diosa, haciendo que su nuevo amigo la mirara con una sonrisa burlona.

"¿Quién dijo que estaba siendo formal?" Comentó, poniéndose de pie. "Para festejar este momento, ¿qué opinas si te traigo ese postre que tanto quieres ver?"

El viajero tuvo que contener su risa al ver como el rostro de Ei se iluminaba como un farol.

"Tengo que atender una cosa antes, así que vendré en una hora. Mientras tanto, intenta no moverte para que las babas no se caigan." Comentó Aether, obviando por completo el hecho de que Ei ni siquiera podía moverse.

Después de todo, estaba mucho más centrado en otra cosa.

¿Cómo es que una Arconte tan imponente y tenebrosa podría transformarse en algo tan adorable y amigable con tan solo mencionar la palabra "postre"?

¡FINAL DEL CAPÍTULO!

¡Espero que hayan disfrutado el capítulo!

Muchas gracias a José Leandro, quien se convirtió en el primer miembro pago, y, por lo tanto, en la primera persona que me brinda una ayuda monetaria. Si estás leyendo esto, me gustaría decirte que te comuniques conmigo por Patre-on , ya que no decidiste cual historia quieres que tenga dos capítulos consecutivos.

Recuerden que, si quieren capítulos dobles, pueden apoyarme por mi Patre-on . Solo deben buscarme como "Jyanzein". No solo sirve para eso, ya que allí siempre podrás saber si hay un capítulo nuevo o algún otro aviso importante. No habrá otra plataforma en donde estarás más informado. (Si quieren saber más a cerca de esto, solo envíen un mensaje por privado).

En el próximo capítulo habrá un poco más de desarrollo entre Ei y Aether, pero las cosas comenzarán a moverse más rápido. Todavía tengo que introducir a ciertos personajes que serán muy relevantes en el futuro.

Sin más, es hora de despedirse.

¡Que tengan una hermosa navidad y un gran comienzo de año!

¡Los amo!