El hilo rojo| (SesshoSaku)

Naruto e Inuyasha no me pertenecen.

Son obras de Masashi Kishimoto y Rumiko Takahashi

Por otro lado, esta historia es de mi autoría y la publicaré en Wattpad, Fanfiction.

Si las ves en otro lado por favor avisa. NO al plagio.

Qué empiece la historia y por favor lean la nota que dejo al final.

¡Disfruten!

...

Capítulo 1: Preludio

''Cuenta la leyenda que las personas destinadas a conocerse están unidas por un hilo rojo. Este hilo no desaparece y sin importar el tiempo y la distancia, estará siempre atado.

Puede que tardes en conocer a esa persona, o puede que pases mucho tiempo sin verla. También puede ser que viva a una gran distancia. El hilo rojo es infinito y nunca se romperá, ya que su dueño es el destino. ''

Una pequeña y molesta pelirosa entro corriendo a su casa llamando la atención de sus padres, los cuales no dudaron en ir tras ella.

— Sakura... — La mujer de largos y brillantes cabellos rosas se acercó a la cama donde su hija se había echado cubriendo su cabeza con la almohada. Su padre que se quedó en el marco de la puerta observaba la escena un tanto preocupado.

Al ella no responder la hermosa mujer apartó la almohada y la convenció de darle la cara.

—¿Qué es lo que pasa Sakura? — Cuestiono preocupada y Sakura se permitió dudar antes de responder a la pregunta de su madre.

—Un chico en la academia me dijo que nadie era tan débil como yo... que no tengo nada que hacer en la academia porque no provengo de un buen clan ni heredaré un Kekkei Genkai...

Su madre al escuchar aquello miró a su padre, el cual soltó un profundo suspiro y se acercó a donde estaban ellas, agachándose a un lado de la cama para quedar a su altura.

—Sakura... es verdad que los Haruno no poseemos un Kekkei Genkai y que no provenimos de un clan poderoso y de renombre... — El castaño posó una mano en la mejilla de su hija al ver como esta bajaba la mirada.— ¿Pero sabes qué? — Cuestiono volviendo a llamar su atención. —Eso no te hace ser débil ni menos que nadie, la gran mayoría de los Shinobis no tienen relaciones con grandes líneas sanguíneas y muchos han llegado a ser fuertes guerreros y kunochis.

—¿De verdad? —Cuestionó sentándose, mirando a su padre con cierta duda en sus ojos verdes, copia exacta de los ojos que le devolvían la mirada.

— Minato Namikaze, el cuarto Hokage, no pertenecía a un clan reconocido y llegó a tener el título por sus logros personales al convertirse el más fuerte de la aldea, a pesar de no poseer un Kekkei Genkai.

La pequeña Sakura sonrío al escuchar aquello sintiéndose mejor y esperanzada.

— Muy bien jovencita, que te parece si para festejar tu primer día en la academia yo cocino tu platillo favorito. — Ofreció el castaño poniéndose de pie, claramente se le notaba orgulloso por poder animar a su hija.

— Mamá... ¿tu también provienes de un clan o de una familia de civiles? — Sakura había aprovechado que su padre las dejo solas para poder saciar su curiosidad, su madre siempre había sido muy esquiva y reservada con respecto a su familia y tal como en aquel momento, cuando Sakura le preguntaba su madre ponía esa mirada que ella sentía extraña, como si mirara a los lejos con sus ojos azules, algo que ella no lograba entender. Supuso que como siempre esquivaría la pregunta de alguna forma ingeniosa, pero para su sorpresa no fue así.

—Cuando era una niña perdí a mi familia y me adoptaron los Haruno, y no, en mi familia no habían shinobis, pero Sakura... sea lo que sea que te digan recuerda siempre lo que te ha dicho tu padre, tú no eres menos que nadie... eres la niña más especial de todas. — Tras aquellas palabras la pelirosa besó con dulzura le frente de su hija y se encamino a la puerta.— Iré a ayudar a tu padre, valoro sus buenas intenciones, pero no entiende que la cocina no es lo suyo jajaja cámbiate y baja a cenar por favor.

Una vez Sakura se quedó sola se dejó caer hacia atrás observando el techo blanco de su habitación. Su madre le decía aquello porque la amaba, pero lo único que ella veía especial en su persona era su cabello, según ella y lo que había escuchado en boca de otros, era de un color especialmente extraño para ser natural. En su madre se veía hermoso, ella era realmente hermosa, tanto que dolía, según palabras de su padre... pero a ella con su tamaña frente solo había sido motivos de burlas entre otros niños.

Un profundo sonrojo se apodero de sus mejillas cuando el recuerdo de un niño de cabellos tan negros como su mirada llego a su mente... No le había querido decir a sus padres que los insultos le habían dolido porque se los habían dicho frente a Sasuke avergonzándola terriblemente.

Quitándose las malas ideas de la cabeza se levantó de la cama y tras cambiarse de ropas bajó a la cocina donde se quedo fuera al escuchar a sus padres hablar de algo que llamó poderosamente su atención.

—No soporto que piense que es menos que los otros niños Kizashi...

—Todos los niños pasan por esa etapa, igual a mi me paso cuando fui a la academia Mebuki, lo que hay que hacer es apoyarla, cuando sea el momento ella entenderá lo especial que es.— Decía el castaño mientras cortaba unas verduras y las ponía dentro de un recipiente que su madre le había acercado.

— Si que lo es... — Escucho decir a su madre y luego pasó algo que sorprendió a Sakura. De la palma de la mano de su madre aparecieron de la nada una especie de cristales que flotaban emitiendo una luz lila.

Sakura se sorprendió tanto que no pudo evitar chillar entrando corriendo a la cocina, pero en ese momento un flash de luz blanca la enceguecía y todo se tornaba blanco.

De un momento a otro se veía en la sala de su casa, su madre estaba de rodillas frente a ella y le enseñaba aquellos cristales.

Un nuevo flash la cegaba al momento en el que una Sakura de dieciocho años despertaba sobresaltada.

...

Sakura Haruno, medicnin y kunoichi de Konoha cubría sus ojos con uno de sus brazos y se tomo un respiro antes de levantarse. Sentándose en la cama se quedo mirando un punto fijo del suelo de su habitación como si allí hubiera algo de lo más interesante, cuando en realidad trataba de recordar cada aspecto de su extraño sueño.

Se había sentido tan real y a su vez tan irreal que la había dejado desorientada, a la hora de despertarse había sentido como si algo le hubiera arrastrado fuera de su propio sueño, ese sentimiento le había dejado una sensación desagradable y mal cuerpo, por lo que se sentía desconcertada. Al menos fue así hasta que recordó que ese día debía de presentarse con Sasuke y Naruto en la oficina del Hokage y entonces la embriago la emoción.

Desde que la guerra había terminado se había logrado reconstruir la aldea, actualmente Tsundade-Sama se ocupaba de la dirección del Hospital junto a Shizune y Kakashi-Sensei había sido nombrado Lord Hokage un mes atrás.

En ese tiempo ella se había dedicado a ayudar en el hospital a su maestra y a cumplir misiones especiales, junto con Naruto y Sai, el cual seguía siendo agrupado con ellos a pesar de haber sido asignado como miembro permanente en el equipo de TenTen y Rock Lee tras la pérdida de Neji.

Sasuke se fue de la aldea, pero esa vez con un permiso especial, se fue a recorrer el mundo en su deseo de limpiar su alma de sus pecados y el profundo dolor de pérdida, prometiendo volver una vez se sintiera listo y eso había pasado hacía apenas unos días.

Aquella era la primera vez que los tres eran llamados para asignarles posiblemente una misión, era la primera vez desde que Sasuke abandono la aldea ellos teniendo apenas doce años y la emoción la tenía eufórica.

Emocionada Sakura cepillo sus ahora largos cabellos y se arreglo en tiempo record bajando a desayunar con sus padres, los cuales le recibieron en la cocina con una sonrisa en sus labios. Fue cuando su madre le servía un poco de café que de pronto ella recordó aquel vívido sueño que por un momento le hizo creer que volvía a ser aquella pequeña que fue tras su primer día en la academia.

Si bien lo que pasaba en el sueño era una locura creada por su mente, el que hubieran partes de este que si hubieran pasado le había confundido. Ella recordaba algo de aquel día, si fue cierto que no la había pasado bien por la discriminación de uno de sus compañeros, pero desde luego su madre no había hecho ningún truco de magia para ella, la sola idea era absurda, su madre había sido acogida por los Haruno y provenía de una familia de mercantes que fue atacada a las afueras de la aldea, ataque del que fue única sobreviviente.

Sin embargo, algo en ese sueño la inquietaba de sobre manera y esa inquietud debió trasmitirse a su rostro, puesto que su madre parecía preocupada cuando le habló.

— ¿Está todo bien Sakura?

La pelirosa miró a su madre aún pensativa y asintió con la cabeza.

— Si, es solo qué... tuve un sueño un poco raro

Sakura llego a notar que sus padres intercambiaron una mirada que se le hizo enigmática.

— ¿A si? ¿Y de que iba ese sueño? — Pregunto la ojiazul interesada por lo que su hija podía decir.

— Bueno, era niña y por un momento creí volver a serlo, fue un sueño tan realista...

Divago Sakura que parecía más hablar para ella que a sus padres.

—¿Y que pasaba en tu sueño?

Aquella vez fue su padre el que hablo y Sakura solo atino a alzarse de hombros.

— No tiene ningún sentido lo sé, pero en mi sueño mamá tenía poderes, hacía algo mágico con las manos

Declaro la ojijade y para su sorpresa su madre volcó su taza derramando por todo el mantel aquella bebida oscura que fue tiñendo la tela clara.

—¡Oh! Lo siento querido — Exclamó su madre cuando su padre prácticamente tuvo que saltar en su asiento para esquivar el líquido caliente que se derramaba por la orilla de la mesa y que estuvo a punto de quemarlo.

—¿Estás bien mamá? — Pregunto Sakura al ver la consternación de su madre que enseguida fue por unos paños para evitar que el enchastre se siguiera propagando por el mantel.

Mebuki asintió y luego río apenada por su torpeza. — Lo estoy no te preocupes.

—Puede que en tu sueño tu madre tenga manos mágicas, pero como veras no es más que un sueño — Se burló el castaño por la torpeza de su mujer, la cual le dirigió una mirada de enfado que lo calló en el acto.

—Bien que no te molesta lo que éstas manitas saben hacerte... —Dijo la mujer mordaz haciendo que su esposo se sonrojara, pero no más que Sakura que se atoró con un sorbo de jugo de naranja que acababa de tomar.

—¡Mamá! — Exclamó escandalizada Sakura, cuando escucho de pronto que llamaban a la puerta.

Con una última mirada a sus padres se encaminó a la entrada donde se encontró con Naruto y Sasuke, los cuales por lo visto habían decidido pasar por ella para ir juntos a ver al Hokage.

— ¡Buenos días Sakura Chan!

Exclamo el rubio como siempre animado, mientras que Sasuke asintió con un leve movimiento de cabeza en su dirección como forma de saludo.

...

— ¿Qué piensas?

Mebuki, la cual había estado tamborileando la mesa con sus dedos en clara señal de inquietud miró a su esposo. Sakura se acababa de ir con sus compañeros y ellos se encontraban solos pudiendo hablar del tema que les acongojaba desde que su hija les empezó a contar sobre su sueño.

— Sabías que este día llegaría querida...

— Pero aún no cumple los diecinueve años...

— Lo sé, y se que hasta entonces hay tiempo de tomarlo todo con calma, pero ella está recordando, y piénsalo mejor, nuestra hija ha pasado por una guerra, es una mujer fuerte y madura, podrá con lo que se le ponga en frente. Y la verdad, creo que es mejor hacerlo antes de que despierte.

— Kizashi...

El castaño tomó una de las manos de su esposa y apretó con suavidad en una clara demostración de cariño y apoyo.

— Ella merece saber la verdad de sus orígenes maternos antes de que la verdad se imponga por sí sola, nada cambiará querida, así como nada cambió cuando yo lo supe...

...

— Aquí estamos Hokage Sama

— No es necesario que me llamen así ustedes Sakura — Le recordó el peliblanco rodando su único ojo visible ante la necedad de la chica que insistía en llamarle de esa forma siempre que se presentaba en su despacho.

— ¿Tiene una misión para nosotros Kakashi-Sensei? — Pregunto entonces Naruto emocionado con la idea.

Kakashi asintió tomando una carpeta que había dejado apartada, abriendo aquella leyó unos papeles antes de volver a hablar dirigiéndose a sus ex's alumnos.

— La misión consiste en ir de infiltrados al país de la lluvia, nos llegaron rumores de que podrían estar queriendo crear un nuevo Akatsuki y es algo que no podemos permitir, estamos en tiempo de paz y así queremos que siga siendo.

Es una misión importante por lo que Naruto, tú y Sasuke se encontrarán allá con un equipo que mando el Kazekage. — El peliblanco le tendió la carpeta a Sasuke que la tomo sin mediar palabra.

— Allí tienen todo lo que deben de saber y espero puedan partir mañana en la mañana a primera hora.

Sakura que se había sentido excluida al no ser nombrada, intercambio miradas con sus amigos, siendo Naruto el que había expresado mejor su extrañeza.

— Kakashi-Sensei yo...

— Lo siento Sakura, mi idea inicial era enviarte con ellos, pero justo antes de que llegaran me ha llegado una nueva misión que solo te puedo encomendar a ti.

Fue entonces que le entrego a la contrariada pelirosa una carpeta con los datos de su misión en solitario.

— Santuario Hakuto... — Murmuró Sakura estrechado su mirada y Kakashi asintió.

— El Santuario Hakuto es un lugar sagrado, la matriarca es una mujer de avanzada edad que ha enfermado y nos piden asistencia médica con urgencia, por lo que Sakura, tendrás que salir ya mismo.

...

El viaje hasta el santuario no fue más de un par de horas, el hermoso y mítico lugar estaba ubicado en medio del bosque y estaba rodeado por altas murallas.

Seguro habría disfrutado de estar allí, incluso se habría emocionado por poder entrar en un lugar tan protegido y lleno de misterios como lo era el Santuario Hakuto. Si, seguramente así sería si no se encontrara tan resentida por quedar fuera de la primer misión en equipo que le asignaban a Sasuke desde su regreso a la aldea.

Por otro lado, por más que no quisiera pensar en ello, estaba un tanto preocupada por la actitud de sus padres, los cuales se comportaban de forma rara cuando horas atrás había regresado a su casa para preparar lo que llevaría con ella. Ni bien entró estos les pidieron un momento para hablar con ella, de algo que no necesitaban decirle que era importante ya por sus caras podía saberlo; pero cuando ella les contó que solo estaba de pasada ya que le habían asignado una misión que requería de su presencia lo antes posible, habían desistido.

Sakura sintió que debía tener esa conversación con ellos lo antes posible, pero la vida de una persona era primordial en ese momento, sus padres sabían que como Kunoichi igual debía priorizar sus obligaciones, por lo que se despidieron de ella pidiéndole que no se preocupara y que ya hablarían tranquilos a su regreso.

De todas formas no había podido evitar sentirse inquieta e intranquila.

Al llegar al lugar Sakura le llamó la atención no ver a nadie cuidando de la entrada, por lo que empezó a preguntarse como sabrían que ella estaba allí. Las altas puertas no tenían mirilla ni creía que golpeando fueran a escucharle desde el interior.

Pero para su sorpresa, ni bien se paro frente a estas las puertas comenzaron a abrirse por si solas y una mujer de larga cabellera negra, que vestía un muna-himo de color blanco con los Sode (mangas) largos y amplios con dos lazos rojos entrelazados en las puntas, un Hakama de color rojo, medias tabi de color blanco y sandalias.

— ¿Sakura Haruno?

Preguntó la mujer y Sakura asintió esbozando una sonrisa, sin embargo la mujer se mantuvo seria mientas las puertas se cerraban solas tras la pelirosa.

— Acompáñeme por favor, la llevaré donde la matriarca.

Sakura se dejo guiar por aquel gran patio desolado, si bien no veía a nadie no dejaba de sentirse observada en el momento en el que ingresó al lugar.

Inquietante era la palabra ideal para definir la impresión le daba estar allí, todo era silencioso, no había gente a la vista y todo allí sudaba a misticismo, tanto los establecimientos como el pequeño bosque.

Por lo que había leído en el informe que le dio Kakashi Sensei, en aquel templo se rezaba a los dioses viejos y nuevos, hasta los árboles eran sagrados en aquel lugar y es allí donde los líderes de clanes importantes de cualquier lugar iban a pedir por su prosperidad a sus propios dioses y antepasados.

Pasaban delante de lo que parecía ser un pequeño templo cuando sin siquiera darse cuenta Sakura detiene sus pasos y se le queda mirando fijamente. Ella no había sentido algo como aquello en su vida, pero en ese momento de forma inexplicable comenzó a sentir un fuerte deseo de entrar a ese lugar, como si algo le atrajera y tentara.

Un sentimiento que salía de su pecho le invitaba a acercarse por lo que dejándose llevar dio el primer paso hacia el templo cuando la voz de la pelinegra la desconcentro.

— Señorita Haruno...

Sakura se volvió hacia la mujer que le miraba atenta desde la distancia, puesto que aquella parecía haberse demorado en notar que no la seguía.

Desconcertada la pelirosa volvió su mirada al templo, el cual se percató tenía la pegatina de un sello en medio de las rendijas y negó con la cabeza para luego a paso rápido acercarse a la pelinegra, que se le quedó mirando un momento escudriñándola con la mirada antes de retomar el paso.

...

Cuando la pelirosa entro en lo que era una amplia y sencilla habitación se sintió engañada. La mujer que se encontraba sentada en la gran cama si era alguien de edad avanzada, pero estaba lejos de parecer moribunda.

Al verla la anciana esbozó una amplia sonrisa y le indico que se sentara en la cama a su lado, despidiendo luego a la mujer que le había llevado hasta allí.

— Sakura, qué alegría verte mi niña, estaba deseosa de conocerte.

Si la situación parecía volverse más extraña por momentos, pero Sakura no sabía que ese era apenas el inicio.

— Matriarca, me alegra ver que no se encuentra tan mal como temíamos. —Dijo Sakura dejando en claro su desconcierto de una forma más bien sugerente.

— Lo que tengo no es algo de lo que nadie me pueda salvar, cuando el momento nos llega, no hay cura para la muerte.

Un escalofrío hizo temblar ligeramente a la pelirosa como efecto de aquellas palabras.

— ¿Le parece bien si le hago un chequeo y hacemos una buena evaluación de su salud? — Propuso Sakura que comenzaba a creer que si bien la mujer se veía saludable tal vez había algo más que no estaba a simple vista.

— Claro que si mi niña

La ojijade hizo su trabajo de rutina y se sorprendió ante lo físicamente saludable que estaba la mujer, no comprendía el porque habían pedido asistencia medica, por lo que trataba de que no se notara su molestia por haber pedido su tiempo en una misión sin sentido alguno, pero fue en ese momento en el que se disponía a exponer sus pensamientos con la mujer cuando se percató que aquella miraba fijamente hacia el frente con una mirada completamente ida.

— Matriarca... — Murmuró Sakura llamándole, pero la mujer en ningún momento pestañeo o dio señales de haberla escuchado.

—¿Me escucha? ¿Matriarca? — Cada vez más preocupada Sakura casi salta en su lugar y se cae de la cama, cuando sin previo aviso la anciana giró su cabeza de forma seca en un único movimiento, posando su mirada vacía en ella.

— Creo... creo que es mejor que llame a alguien... — Comenzó a decir la pelirosa. Pero cuando se levantó de la cama una mano huesuda la agarró de la muñeca como si de una garra de piedra se tratara.

— Matriarca, suélteme por favor — Pidió intentando retirar el agarre de la anciana con cuidado de no dañarla. Para ese entonces Sakura comenzaba a sentirse asustada.

La casualidad no existe...

Si no hubiera visto que los labios de la anciana se movían ella no habría adivinado que era ella la que acababa de hablar, aquella voz distaba mucho de ser la de la anciana con la que había hablado rato atrás.

Sakura chilló cuando el agarre en su muñeca se intensificó.

El hilo rojo es infinito y nunca se romperá, ya que su dueño es el destino... sin importar el tiempo y la distancia o la dimensión... estará siempre atado, estarán siempre unidos... luz, oscuridad... humanidad...

Se quedó petrificada escuchado aquellas palabras a las que no encontraba ningún sentido, pero que de alguna forma la eclipsaban.

Una flor y un demonio, una flor y un demonio, una flor y un demonio... cielo e infierno, luz y oscuridad, vida o muerte...

Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas sin que ella pudiera hacer nada, las palabras de la anciana carecían de sentido pero le afectaba profundamente.

Sakura Haruno... él es tú destino ¿morirías por él?

Tras esas últimas palabras el agarre a su muñeca se soltó y la anciana cayó en la inconsciencia absoluta.

...

— ¿Me lees un cuento mami? — Una pequeña pelirosa de tres años pedía a su madre mientras la acobijaba en la cama.

— A ver... ¿Cuál deseas que te cuente? — Preguntó la mujer de larga cabellera rosa, tan parecida a la de su hija.

— ¡El de la princesa Yakami y el conejo!

— ¿De nuevo ese? — Cuestionó la ojiazul divertida — Está bien, que sea ese entonces.

Sakura sonrío emocionada y observó atentamente a su madre mientras esta le devolvía la mirada con dulzura.

Hace muchos años en un lejano muy lejano lugar, existió una hermosa princesa llamada Yakami, ella vivía en la Isla Oki donde solo seres divinos podían llegar. Ella no era una princesa común, era una entidad divina de la raza más pura jamás existida, la raza mítica más poderosa de todas.
Cuando ella cumplió sus diecinueve años el despertar de sus poderes divinos la proclamaron como la digna reina, por lo que ella decidió buscar un compañero de vida con quien compartir su larga existencia.

La voz de su madre era suave y la pequeña sentía que se dejaba encantar por ese sonido tan dulce y familiar.

De los lugares más lejanos seres de todas las razas se presentaron ante la hermosa princesa con la esperanza de ser el elegido por ella, pero el tiempo pasaba y nadie parecía ser digno.
El rumor de que la Princesa buscaba un compañero llegó a los yōkai (Demonios) y muchos de estos intentaron llegar donde la princesa sin suerte alguna, pues estos eran seres impuros que no podían llegar a la isla Oki.
Ōkuninushi y sus hermanos, ochenta en total, a pesar de ser demonios intentaron demostrar que eran merecedores de la princesa por lo que fueron todos juntos en su búsqueda.

— Ohhh — Musitaba la pelirosa, que de alguna forma disfrutaba de aquel cuento tantas veces escuchado como si fuera la primera vez.

Por el camino, los hermanos se encontraron con un pobre conejo despellejado, que yacía agónicamente en la orilla del mar. La preguntaron qué le había sucedido, y explicó que venía de la isla de Oki a través del mar y que una criatura le había atacado al llegar a tierra.
Los crueles hermanos que escucharon el relato, como broma, dieron instrucciones al conejo para que se lavara en el agua salobre del mar y se secara con el viento. La liebre así lo hizo, pero su dolor era mucho peor.

— Pero no todos los demonios son malos — Sakura acotó haciendo asentir a su madre que prosiguió con la historia.

Ōkuninushi, el menor de los hermanos, que se había quedado muy atrás al verlo, dijo a al conejo que se bañara en agua dulce de la boca de un río, y luego rodar en el polen de las espadañas . El cuerpo del conejo fue restaurado a su estado original, y después de su recuperación, reveló su verdadera forma como la de un dios. En agradecimiento, el conejo anudo un cordón rojo en el meñique del joven yōkai y dijo a Ōkuninushi que sería él el que se casaría con la princesa Yakami.
El conejo de la leyenda hace hincapié en la benevolencia de Ōnamuchi, quien siendo un demonio con el alma pura logro llegar a la isla donde quedo prendado de la princesa, la cual correspondió sus sentimientos y se unió a él en un enlace sin precedentes...

De un momento a otro el rostro siempre alegre de su madre cambió de expresión y la pequeña pudo ver terror en sus facciones.

— ¡SAKURA! ¡NO LO HAGAS! ¡NO ROMPAS EL SELLO!

Con los gritos de su madre en la cabeza Sakura despertó de golpe. Mucha fue su sorpresa al encontrarse de pie frente a las puertas del aquel templo que horas atrás había causado tanta impresión en ella. La puerta estaba abierta y ella tenía el sello que la había mantenido fielmente cerrada desasiéndose en una de sus manos.

...

Tras lo sucedido con la anciana Sakura la revisó, y luego de asegurarse que la mujer estuviera bien llamó a la joven que la había recibido y que había estado fuera de la habitación esperando por ella. Le explico lo que había pasado y recibió como única explicación que la misma anciana le explicaría todo cuando despertara, lo cual no pasaría sino hasta el día siguiente, pues la matriarca había agotado sus energías por ese día.

Sakura, la cual tuvo el impulso de irse a casa, al final decidió permanecer la noche en la habitación que le asignaron para así poder hablar con la anciana al otro día. Necesitaba una explicación de porque pidieron asistencia medica a Konoha y sobre lo que había dicho en ese extraño ataque. Aquellas palabras no salían de su cabeza y necesitaba saber si se trataba de una anciana loca o si había algo más tras aquellas palabras que tanto la habían perturbado.

Su pensamiento antes de ir a dormir, tras de compartir la cena con al menos veinte mujeres que vestían igual que la pelinegra que la había recibido, era que nada tenía el menor sentido, que había allí más de lo que ella alcanzaba a ver. Una parte de ella quería salir corriendo, otra la anclaba.

...

Sakura sintió como el aire fresco mecía sus cabellos en la silenciosa noche, de pronto fue consiente de muchas cosas, como el que no recordaba como había llegado hasta ese lugar, ni siquiera recordaba haberse vestido nuevamente, puesto que en ese momento no llevaba la pijama que si recordaba haberse puesto antes de dormir, sino su usual uniforme ninja.

Mirando a su alrededor se percato de que estaba sola en aquel lugar, y que quitar el sello no había alertado a nadie, lo que llevo a pensar como explicaría lo que acababa de pasar, tarea difícil cuando ni ella lo sabía.

Sakura...

La pelirosa se sobresalto cuando escucho que le llamaban desde el interior del pequeño templo. Dudosa se acerco un paso y luego otro hasta estar en el interior.

Sin dudas habría esperado encontrarse con cualquier cosa, pero aquello que vio dentro era sin dudas decepcionante.

— Un pozo...

Dudosa, pero no pudiendo ir contra el impulso y la curiosidad que le generaba el motivo por el que construirían un templo solo para esconder un triste pozo, se acercó a este bajando por unas escaleras de madera.

La sensación que le había inspirado acercarse la primera vez que vio el templo volvió a llenar su pecho y su corazón latió con fuerza cuando posó sus manos en el alféizar de madera y miro hacia el interior.

Si bien la luz potente de la luna llena era suficiente como para iluminar el lugar, no lo era tanto como para que ella pudiera llegar a apreciar el final del pozo, por lo que solo se encontró con oscuridad.

Sakura...

— ¿Eh? — La voz que por un momento había olvidado volvió a llamarla, y en aquel momento pudo darse cuenta de que esta provenía del interior del mismo pozo.

Todo sucedió demasiado rápido, el tirón en su dedo meñique que le hizo impulsar su cuerpo hacia adelante, la perdida de equilibrio y la caída. Sakura se ensordeció con su propio grito cuando aquella oscuridad la trago por completo, y ella cayó... cayó... y cayó...

Continuará...

...

Nota de la autora:

Muchas gracias por la atención y por darle la oportunidad a este nuevo proyecto.

Este es apenas el inicio y espero haberles cautivado con la promesa de una historia que va a ser compleja y tendrá mucha chicha.

Se encontrarán con mucho drama, encontraran acción romance y pasión por igual, y en paralelo una trama que se irá desvelando conforme avanza la historia y que se mezclara con el de las dos series.

Aclaró que si bien los padres de Sakura conservan sus nombres, por motivos de la trama su aspecto físico es otro, lo han notado, eso está claro jajaja pero como sé que a muchos les chocará solo recalcaré que es necesario para la trama que sean así.

Por otro lado esta historia si bien en su mayor parte sea en el mundo de Inuyasha no perderá la esencia del mundo shinobi, que es lo que suele pasar en este tipo de croosover.

No puedo hablar más porque comenzaré a hacer spoilers jajaja pero espero sigan de cerca la historia y se animen a comentar que piensan que esperan y las teorías que vayan pensando.

...

¡Hasta el próximo capítulo!