Turno nocturno
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Apretó los dientes producto de la frustración mientras la arena aun permanecía pegada a sus labios cual ilusión irreal.
Aquello no podía estar ocurriendo.
Hace tan solo unos minutos se encontraba dormida en la sala de guardia y de un momento a otro estaba en un frío hospital abandonado sin ubicación aparente.
El recuerdo de lo que la vida misma significa comenzó a calar profundo en sus entrañas. Un segundo siempre era necesario para voltear el confort en un abismo inescrupuloso. Ya había pasado suficiente tiempo en paz y claramente su destino no esperaría más para golpear de frente todo lo que se había esmerado en mantener intacto.
Más aún, Sasuke tumbado junto a ella no era más que un misterio sin sentido para su vida; las lágrimas afloraron turbulentas entre sollozos ahogados en miedo. No existía temor a su suerte, más bien temor a lo que significaba su existencia realmente. Era ella eso, un ninja médico que a veces cometía estupideces como meterse en un portal a lo desconocido. Con tan pocas raíces anclándola a la vida que el precipicio siempre podría ser una opción. Toda la angustia en su pecho de pronto afloró sucumbiendo en el descontrol.
Observó sus manos aún con sangre y su visión se desvió hacia el muchacho tumbado boca arriba.
¿Acaso él planeaba morir?
Si no era así ¿por qué entonces no había seguido sus indicaciones inyectándose morfina en su condición actual?
Limpio sus lágrimas con el dorso de su mano mientras un grito ahogado se escapó desde su pecho. Sasuke era aquello que no estaba esperando, un espejismo.
Podría haber arriesgado su vida lanzándose al abismo por cualquier otro paciente, tenia la claridad que podría encontrar el escape sin problemas ante cualquier escenario existente. Pero si en ello se encontraba involucrado el Uchiha, ciertamente su fortaleza se tornaba un amargo trago no deseado.
Lo había abandonado. Lo había abandonado en el pasado y aunque su relación se había tornado afable, con los meses lejos había comprendido que el rumbo para ambos cada vez se distanciada más. Pese a ello, aunque el espacio entre ambos se convirtiera en una pampa estéril, no podía negar el miedo en su alma ante la pérdida.
Sasuke no moriría bajo su cuidado porque ella no viviría en un mundo sin él.
Si, solía ser tan egoísta como su orgullo se lo permitía.
Calmó su ansiedad cuando el frío comenzó a causar estragos en su respiración. El calor vivido en Suna ya no existía, ahí parecía existir al menos a diez grados bajo cero.
Limpio el ventanal junto a ellos y observó nieve acumulada entre las maderas. Sin duda se encontraba en un hospital abandonado en algún lugar nevado.
Su mente sagaz recordó el mapa conocido y sin pestañeo trazó las líneas entre sus posibles ubicaciones.
De cualquier modo todas ellas alejadas de un pueblo habitado.
Hospital del país del agua. Clausurado luego de un aluvión hace más de 15 años; Hospital de emergencia del país del fuego, habilitado sólo durante la guerra y luego abandonado a su suerte; o finalmente el menos deseado, Hospital de la frontera, ubicado en la frontera de la aldea de la niebla. Frontera entre el mar y un pueblo de pescadores ya inexistente; o quien sabe, después de todo su mayor fortaleza no era la lectura de mapas.
Cualquier opción no le permitiría salir de allí con Sasuke a cuestas sin claridad en su rumbo.
Empujó con fuerza el carrito junto a ella. El metal de las bandejas cayó al suelo en un estruendo ensordecedor rebotando cual espadas afiladas en el choque de sus fuerzas.
A veces, sentía que la guerra no había dejado estragos en ella, sin embargo, cuando era consciente de que el sonido metálico producía en su interior un recuerdo de kunais chocando entre sí, o el aroma de la sangre ingresaba en su nariz como hierro goteando en un charco de muertos, entonces, sólo entonces comprendía que la humanidad en su alma recordaba más las tristezas que incluso su mente aguda.
Apretó los ojos intentando retomar la calma.
Inmediatamente sintió la necesidad de mantener el control perdido.
Debía retirar aquel objeto extraño del interior de Sasuke. Y debía aprovechar que el pelinegro se encontraba absolutamente inconsciente.
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Despertó desconcertado. El aroma a su alrededor era una extraña mezcla entre humo y sangre.
Se recompuso en lo que su mente recobró la consciencia encontrándose rápidamente con el verde clavado ante sus ojos.
Soltó el aire atorado en sus pulmones intentando recobrar la calma.
- No te alteres. No es bueno en tu estado. - ordenó la chica sin alzar la voz.
Los recuerdos de lo ocurrido transcurrieron como imágenes lejanas.
Había luchado contra alguien durante días. Una estocada en su abdomen había enlazado de alguna forma su sangre con la de su oponente y desde entonces no podía ocultarse porque rápidamente era hallado y atacado. Noches sin dormir, jornadas sin comer y semanas sin un respiro.
- ¿Hace cuanto estamos aquí? - cuestionó notando su abdomen vendado y su torso enrollado en mantas de hospital.
La observó cauteloso.
La última vez que la había visto ella parecía una niña. Con el cabello hasta sus hombros y la mirada vidriosa, muy alejada del verde oscuro clavado sobre su rostro y el cabello lacio deslizándose a través de sus brazos.
- Me vi obligada a improvisar una fogata, nos has traído a un maldito congelador. - retó avivando el fuego con fichas médicas apiladas en carpetas cubiertas de polvo.
- No se suponía que vinieras - soltó suavemente sonando agotado ante el esfuerzo.
Sakura permaneció en silencio, logrando estremecer el interior de su compañero.
- ... no debiste involucrarte - agregó.
- ¿de que huyes exactamente? - cuestionó la mujer retomando su lugar a un costado de la fogata.
Sasuke dudó en responder.
- Sakura, solo responde ¿hace cuanto estamos en este lugar?
Su cuerpo se tensó ante el sentimiento que se apoderó de su interior, si llevaba el suficiente tiempo entonces ambos se encontraban en peligro.
- Debes ser alguien poderoso para que temas a tu oponente... - soltó inquisitiva
Sasuke consideró las omisiones en su compañera y sin más preámbulos se recompuso toscamente para observar por la ventana como los copos de nieve se deslizaban sobre el césped.
La luz del día ilumina la habitación sin embargo sus auras parecían continuar adheridas a la ultima noche vivida en Suna.
No habían rastros de otro ser vivo a su fuera de aquellas cuatro paredes.
- Escucha Sasuke. No respondo tus preguntas porque no creo adecuado preocuparte. Tu estado no es el mejor...Es fuera de lo común que hayas despertado tan pronto.
El Uchiha chasqueó su lengua apesadumbrado.
- maldita sea - maldijo para para si mismo.
- Bien... si te tranquiliza debes saber que retiré la conexión que los mantenía entrelazados. Ya no te podrá encontrar, sin embargo, podría llegar hasta aquí en cualquier momento porque es tu última ubicación registrada... y solo han pasado 2 días.
Si bien su portal lo había llevado a un sitio exacto en otra dimensión lo suficientemente alejado como para dar espacio a unos días de distancia, no se podía confiar completamente, su enemigo podía atravesar dimensiones con tanta agilidad como él mismo, y es ya era un problema incluso en su mejor estado físico.
Suspiró más tranquilo mientras cerraba los ojos.
- Te llevaré devuelta a Suna - soltó desasiéndose de las mantas que cubrían su torso.
El frio caló sus huesos recordándole la carne de la que estaba hecho.
-Creo que en estas condiciones deberíamos acudir a Konoha. - increpó la pelorosa poniéndose en pie junto al muchacho- no puedes caminar grandes tramos ni mucho menos usar tus ojos para abrir portales ¿deseas morir acaso?
Sin embargo, él simplemente hizo caso omiso a sus palabras y se dirigió rápidamente a la fogata junto a ellos. Dejó caer las mantas sobre el fuego y en menos de unos minutos la llama de vio extinta sin que ella pudiera hacer nada para detenerlo.
- ¡no! - exclamó aturdida- ¡no sabes cuanto tardé en hacerlo!
Sus reproches hicieron eco en el espacio solitario en que se encontraban.
- No nos encontramos en la dimensión que crees, exponernos fuera de este lugar no es una opción - soltó cortante.
Tragó la saliva acumulada en su garganta notando como el muchacho inquieto se veía realmente preocupado por su situación. Rara vez había notado en él la preocupación vívida en su mirada o la forma encrespada en que su cuello se tensaba ante la adrenalina. Las veces en que aquéllo sucedía, ciertamente era mejor mantenerse a un margen del espectáculo.
- Si vienen por ti yo lucharé a tu lado, juntos tenemos más oportunidad. - ofreció rápidamente ante el hermetismo en el pelinegro- luego lo llevaremos ante Konoha para ser juzgado.
El muchacho desvió la mirada hacia el gran de ventanal de fierro mientras exhalaba tan profundo como sus pulmones se lo permitian. Las palabras de la mujer eran ignoradas como el soplido del viento a su alrededor.
- Ven conmigo - ofreció antes de girarse para abrir un gran portal frente a sus ojos.
Sakura no tuvo tiempo de protestar cuando el ofrecimiento se convirtió en una orden imperante. Sin tiempo a la duda cruzó hacia lo desconocido con más miedo del sentido en la última oportunidad.
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Cayeron en una habitación cuando el atardecer afloraba protagonista en tonos anaranjados. El sol se escondía visible tras el balcón al final de la habitación.
En un minuto la guardia de la pelirosa cayó al notar el lugar en que se encontraban.
Un departamento como cualquier otro.
Pudo reconocer el calor nuevamente invadiendo su cuerpo y entonces fue consciente de la localización geográfica a la que habían acudido.
Sunagakure nuevamente.
Sin embargo, el calor tras el balcón no parecía haberse colado a la decoración fría y azulada que reinaba en aquel cuarto de un ambiente vagamente amoblado. Una cama, una cocina, un sofá.
- ...donde...dónde estamos? - susurró incrédula.
El pelinegro por su parte se arrimó fuertemente a la pared en cuanto hubo pisado aquella habitación. El dolor en su pecho se acrecentó nublando su visión y tambaleando su equilibrio. La sangre comenzó aflorar nuevamente desde el vendaje, cual remezón a su terquedad el rugido grueso que se desprendió desde su garganta acompañó a jadeos cortos.
- Aquí venias la última vez cuando te hallaron en la frontera. - dedujo silenciosa- fue muy arriesgado de tu parte Sasuke. Llegarás a tu limite. En tu condición actual no puedes abrir portales ni mucho menos...
- Lo sé. - culminó el Uchiha toscamente acallando de una vez los reproches sobre sus acciones.
Su coronilla se pegó a la pared mientras recobrara la respiración. Su chakra aún se mantenía en niveles bajos como para una lucha incluso si en ella solo existían palabras de recriminación.
Sakura intentó protestar, sin embargo, el sonido proveniente de su estómago pareció el tronar de una tormenta mientras el carmín se apoderó de su cuello.
Sasuke suspiró tranquilizando sus gestos.
- Come algo - comentó señalando con su barbilla el mueble sobre el lavaplatos- luego te puedes marchar. Nos encontramos unos kilómetros al sur del Hospital. Si continuas durante algunas horas llegaras antes de la medianoche.
Acto seguido se giró exhausto a lo que pareció un cuarto de baño.
Palideció incrédula.
¿Acaso aquel departamento era de su compañero? Cómo era posible que Sasuke tuviera un lugar al que frecuentara con más rigurosidad que a su propia aldea.
Amoblado, aunque escuetamente, era más de lo que él poseía en Konoha. Incluso tenía comida en su despensa.
El enfado subió a su rostro logrando enmarcar su mirada en cejas afiladas por el engaño.
Siempre lo imaginó desolado en cuevas inhóspitas o en hospitales abandonados como el que recién habían frecuentado
¿Acaso tenia una vida lejos de su propia aldea?
Aquella interrogante avergonzó sus pensamientos. Claro que Sasuke debía tener una vida fuera del mundo shinobi. Era un hombre después de todo. La vida austera no podía ser todo lo que satisficiera su ego.
- ¡si voy al hospital entonces su vendrás conmigo! - exclamó cuando el seguro del baño sonó retumbando en sus pensamientos.
Escudriñó cuidadosa aquella cocina. Su mirada se posó súbitamente en la loza bajo el estante mientras sus yemas se deslizaban por el mueble aero de la despensa.
Comida. Allí había comida para subsistir al menos unos cuantos meses.
Retiró uno de los enlatados y mientras lo abría escuchó el agua de la ducha caer contra las baldosas.
Su mente maquinó aquello mientras el tenedor se hundía una y otra vez en el manjar entre sus manos; cayó en el sofá de cuero azulado notando la comodidad adaptándose a su cuerpo. Tal vez en otra realidad ella hubiese deseado asistir aquel departamento con menos tensión de la que había sobre sus hombros. Tal vez como amigos, una cena casual, un domingo acalorado o tal vez solo una tarde de tranquilidad.
Mientras aquellos pensamientos inundaban su mente la puerta del baño se abrió dando paso al muchacho entre una nube de vapor. El aroma entró en su nariz golpeando su rostro cual bofetada.
El Uchiha de pie frente a ella con solo una toalla atada a sus caderas tuvo que repetir dos veces lo solicitado para despabilar sus pensamientos.
La verdad es que Sasuke la pillaba en un mal momento de su vida. En otra instancia su existencia como ninja medico siempre se había encontrado unida a su vida como mujer. Sin embargo, sería inocente pensar que la guerra había sacado de ella los nuevos aspectos libres en su persona, porque más bien, se sentía como si la paz mantenida durante tantos meses fuera la culpable de sus nuevos descubrimientos.
Respiró agobiada ante la perplejidad en que se había encontrado mientras su mirada se deslizaba grotescamente por el cuerpo del muchacho.
Sasuke entrecerró los ojos como una grieta hacia la vergüenza que asoló en sus entrañas. Hasta el momento no había considerado lo inapropiado en el acto de presentarse semi desnudo ante la chica. Después de todo, ciertamente ella lo había tenido inconsciente a su disposición durante demasiado tiempo.
Para Sakura sin embargo, el escrutinio fue necesario para comparar ciertos aspectos.
Había estado con hombres en las últimas aldeas. No tantos como para hacer de su reputación una habladuría, pero si lo suficiente como para lograr en ella una definición de sus instintos. El placer sólo era aquello, un leve desliz de lo que sería un efímero recuerdo.
Y en ese momento su cuerpo sintió un remezón placentero que no se parecía a nada vivido con anterioridad.
Era él después de todo.
Lo observó mantener su postura con los músculos impávidos ante las gotas de agua deslizándose por sus pectorales. El cabello azabache goteaba constante sobre sus hombros deslizándose por sus brazos entre la demarcación de su fuerza física. La mirada oscura se posó sobre sus ojos descubriendo sus deseos internos, escuchando el anhelo de sus propias hormonas por sentir sus cuerpos desnudos deslizarse entre aquel sofá, la alfombra y la cama en un roce salvaje.
Lo deseo y lo expresó con más fervor del que nunca había podido exponer.
Aclaró su garganta cuando el contacto entre sus ojos retornó a la realidad. Dejó a un lado el enlatado y saltó lejos del sofá siguiendo la orden que había omitido recientemente. El muchacho recompuso su turbación antes de arrastrar el sofá por la alfombra exponiendo un agujero en el piso. Allí había un bolso negro con suficiente ropa y armamento como el necesario para subsistir durante un año.
Sin preámbulos Sakura lo observó sacar de allí todo lo necesario para vestirse junto a un cinturón cargado de armas ninja.
El muchacho acomodó nuevamente el sofá y en tres largas zancadas se alejó nuevamente hacia el cuarto de baño.
Perpleja ante su estupidez maldijo lo tonta que debía parecer frente a Sasuke.
Consideró lanzar una disculpa antes de salir huyendo de aquel lugar para nunca más cruzar palabra alguna con el pelinegro. No obstante existía una llama en su interior luchando por arder incandescente.
Era injusto.
Él la había dejado esperando durante un año y siempre que regresaba a Konoha simplemente se cruzaban en reuniones formales mientras todo el mundo seguía el curso de sus vidas.
¿Cuánto más necesitaba para comprender que no le interesaba como mujer? Ni como amiga, ni como compañera, ni como médico. Ni siquiera para saciar los instintos que cualquier hombre posee bajo su intachable nobleza.
Siempre era lo mismo.
La misma trama en su existencia.
El mismo bucle del que jamás escaparía.
Enredada en el cliché al que el destino la había sometido. El duro castigo de su creador cuando entornó en la tinta de su camino la necesidad de existir para resolver la necesidad de sus latidos.
Basta. Esta vez huiría.
Se dispuso hacia la puerta pero justo en aquel momento y abstraída en su vergüenza fue detenida firmemente por una mano bruscamente atada a su antebrazo.
Incapaz de observarlo bajó la mirada hasta notar como el muchacho se ubicaba de pie tras ella. Reusó sus ojos con la misma necesidad de mantener sus pensamientos sofocados en su interior sin tanta nitidez expuesta hacia su contrincante. El pelinegro exhaló en su nuca acelerando la sangre en sus venas.
Acorralada entre el sofá y el fornido cuerpo tras su espalda necesito apoyar sus manos sobre la cuerina azulada para mantenerse en aquella habitación y no salir disparada hacia el otro extremo del mundo.
El apriete sobre su antebrazo se tranquilizó cuando ella ya no deseo evadir su realidad.
- Sasuke me avergüenza mi comportamiento... yo lo siento... - susurró notando como la respiración en su nuca se cortaba en frustración.
- No, no te disculpes - oyó retumbar cual ronquido erizando su cuerpo en una sensación de calor que podría haber existido aún en el más frío de los inviernos polares.
La mano en su antebrazo se deslizó hacia sus nudillos recorriendo suavemente cada uno de sus dedos; se entrelazaron en un respingo y el agobio comenzó hacer protagonista de sus pensamientos.
Sasuke únicamente separó su contacto para luego unirse nuevamente en un suave roce sobre su abdomen. La mano se extendió en la piel expuesta en el vientre de la muchacha atravesando su cuerpo en un abrazo contenedor.
La respiración del Uchiha abandono su nuca para deslizarse hasta su oído. El frenesí nubló sus orbes esmeralda en conjunto con las lágrimas acumuladas en sus ojos.
¿Por qué lo hacía? Con qué derecho la acariciaba sin una explicación previa.
Cuando las lágrimas huyeron por sus mejillas el sollozo ahogado se escapó de sus labios aturdiendo a su compañero. Sin embargo, el abrazo se intensificó acoplando sus cuerpos en la perfecta unión entre sus curvas.
Sakura dio un respingo al notar al muchacho vestido, aún sin verlo su respiración se tranquilizó ante la tela separando sus cuerpos entre la oscuridad y el sonido de sus respiraciones. Imaginarlo con únicamente una toalla en aquella posición era sin duda una idea para la que no se encontraba absolutamente preparada.
La frente de Sasuke se apoyó en el hombro de la pelirosa mientras sus caderas pegadas al trasero de la mujer parecían necesitar un poco más de lo que ambicionaba en primera instancia. Ella por supuesto fue consciente del bulto contra su cuerpo dejando de lado toda aflicción y negativa existente en su garganta.
Él podría tomarla porque así lo deseaban y porque de alguna forma cometer aquel acto parecía una maldición de la que ya no podían escapar.
Suspiró consternada ante el nudo en su pecho mientras se preguntaba si para él todo lo ocurrido poseía igualmente tal intensidad o simplemente se estaba dejando llevar por la mirada acalorada que ella le había lanzado hace tan solo unos minutos.
Sin embargo, pese a su posición, poco a poco sus respiraciones se unieron en un vaivén de exhalaciones sostenidas por el sudor formándose sobre sus cuerpos.
- No te tomaré de esta forma Sakura, no en mi condición actual... no en estas circunstancias. - El susurró llegó a la mujer junto a lo que lejos de ser decepción, retumbó como una verdad.
- por supuesto... estás herido - aclaró la pelirosa intentando separar el agarre entre sus cuerpos para retomar su posición de médico. Pese a sus esfuerzos el brazo sobre su vientre no le permitió girarse para enfrentar la mirada escondida sobre su espalda.
- estoy bien - musitó entrecortado- pero estas circunstancias no son las adecuadas.
Sakura abrió la boca para protestar pero fue callada al ser atraída fuertemente contra las caderas de su compañero.
El jadeo en sus gargantas se desprendió extasiado. Sus cuerpos reaccionaban necesitando unirse cual último respiro bajo las olas del mar en que se encontraban.
- Sasuke, nuestras circunstancias nunca serán las adecuadas - logró soltar cuando su vientre la sumergió en la fascinación del placer que reinaba por su cuerpo.
El muchacho repitió la misma acción presionando con un ritmo pausado sus caderas contra la chica. Se sentía arrebatado, rebosante en el deseo, al borde de la disyuntiva entre su narración y sus acciones.
- tal vez - logró soltar cuando hubo tranquilizado su fuego- pero no será hoy.
Sakura se sintió ahogada. Sin opciones para discernir sus propias decisiones. Y en un acto de inclemencia luchó por escapar del agarre para observar frente a frente al muchacho rechazarla nuevamente.
Ya no eran niños jugando al romance. Ahora se trataba de un espasmo en sus composturas que sólo reflejaba la unión entre sus mentes de una forma física que sólo comprobaba lo que ella siempre intuyó.
Pese a sus esfuerzos la insistencia del pelinegro por mantenerla sucumbida ante aquella posición, logró ganar la batalla ante su huida.
- Entonces qué esperas de nosotros - susurró temiendo aquella respuesta.
- Sakura no deseo más de lo que el destino nos desee entregar. A esta altura ya debes saber mis aspiraciones. Y si aun así deseas arriesgarte lo debes hacer sin engaños frente a tus propios anhelos. - las palabras sinceras resonaron contundentes.
Sakura removió las curvas de su cuerpo golpeando el bulto sobre su trasero en un movimiento controlado.
El rugido en el Uchiha le pareció una señal de dominación frustrada que no pasó inadvertida por su instinto.
- planeas dejar al destino nuestro futuro. Dímelo a la cara Sasuke - susurró intentando girar su cuerpo para observar al muchacho nuevamente.
- No. - negó sometiéndola a la presión contra el sofá- si te giras no me detendré.
La chica tranquilizó su respiración intentado callar las voces en su mente. Sabía lo que aquello significaba. Podía tener sexo con cualquier hombre, pero si lo hacía con él, entonces estaría aceptando las condiciones que aquella relación significaría.
- ¿Y por mientras el destino decide tú dormirás con cualquier mujer en este apartamento y dejaras que yo me enrede con el médico de turno? - la sinceridad en sus palabras abandonó la falsedad en la que se habían mantenido ocultos todos esos años.
Si eso eran después de todo y sus vidas se habían convertido en ello, poseían la firmeza de sus verdades para ya no dejar espacio a mentiras o suposiciones.
- El destino nos encontró en esta aldea. Y aún así me rechazas nuevamente. - agregó con la furia naciente en sus entrañas.
- ...tus aspiraciones son muy altas. Puedo no ser lo que idealizas - sus palabras fragmentaron el enfado en la muchacha instaurando una inquietud en sus pensamientos.
- He dejado de idealizar hace años. Y te aseguro, sé lo que un hombre puede hacer en mi - su contraataque resonó en el cuarto logrando un desequilibrio en el pelinegro- no te estoy convenciendo para que hagas algo que no deseas realmente. Tenemos la misma opción, sin embargo no la hemos tomado.
El muchacho elevó su rostro para inhalar suavemente el aroma del cabello rosa frente a su nariz. La aspiración inundó su cuerpo en fragmentos que acongojaron su propio delirio.
- ... me puedes girar y decidir por ambos, tomarme en este lugar y luego ver qué tiene el destino para nosotros. O bien, yo puedo girarme y dejar que hagas a tu antojo cuanto desees. De cualquier modo, en ambos casos sabemos que parece erróneo. ¿No es así? - Sakura relató suavemente- Dime Sasuke ¿por qué parece erróneo?
El Uchiha botó el aire acumulado en sus pulmones. Podía responder de mil formas lo erróneo en sus acciones.
- No necesitamos esto para pertenecernos... ¿no es así Sasuke?
El muchacho la apretó contra su cuerpo con más intensidad de la que utilizaba para aferrarse a su propia vida. Y sin más preámbulos la giró para observar aquellos ojos esmeralda entre la penumbra del anochecer.
- te necesito en este instante más de lo que puedo controlar y aún así, te pido que pienses en lo que puedo ofrecer para ti - sus palabras parecían trastornadas por un brillo acalorado y el sudor en su cuello reflejado ante la luz de la luna ingresando por el balcón.
- ...porque si te tengo para mi esta noche... - sus palabras se ahogaron en el instante en que Sakura alzó sus manos para rozar el pecho del pelinegro- si te tengo para mi hoy, deseo que me pertenezcas por siempre.
La chica perpleja ante lo oído, sintió el tacto bajo sus palmas quemar extasiado. Podía sentir el calor subiendo por el vientre del pelinegro tan nítido como su propio calor abrasaba cada parte de su organismo. Ya no existía en carne y huesos, se había convertido en fuego avasallador, en una llama dispuesta a propagarse por cada rincón del muchacho. Eso era y eso había sido desde que sus existencias habían madurado desde una niñez ya tan alejada de la realidad como un vago recuerdo del pasado.
Se inclinó sobre el Uchiha para acercar sus cuerpos inconsciente de la mano deslizándose tras su cuello dispuesta a atraer sus rostros con intensidad y desespero.
Sus ojos se fijaron rozando entre sus pestañas mientras sus labios ansiaban aquel beso en ascuas dispuestos a volcarse cenizas.
- En ese caso Sasuke... añora estar a mi lado con la misma intensidad con la que deseas poseerme en este momento. - el susurro chocó contra el rostro del pelinegro sorprendiendo las ataduras en su mente inquieta.
Asintió suavemente antes de cerrar los ojos para dejarse acariciar por los labios de la muchacha en suaves toques que fácilmente podían ser roces inocentes.
- y entonces? ... - se atrevió a cuestionar apesadumbrado.
- Solo entonces, cuando tu deseo nuble tus acciones y tu fuerza se vea mermada por la necesidad de estar junto a mi, solo entonces, búscame y te perteneceré durante todas las vidas que se nos permitan...
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Hola Hola gente
He vuelto para terminar esta pequeña historia que se me había ocurrido hace ya como 2 años!
y bueno, había que completarla.
Claramente he dejado de escribir durante este tiempo. Y se nota, yo lo noto al menos. me cuesta más y las palabras fluyen de una forma más lenta... pero igualmente lo disfruto mucho.
Espero sus comentarios, criticas, ánimo, o lo saludos.
Que tenga un buen fin de año!
Saludos
