Red Velvet

Capítulo 127: Bondad

El viaje pasó tranquilo.

Era extraño el compartir el lugar con su familia, el viajar juntos.

Probablemente era una niña cuando eso ocurrió la última vez, y si, fue hace una eternidad.

Por suerte el viaje no era tan largo, unas horas, pero, aun así, alcanzó a dormir un poco, quitándose el cansancio del trabajo y de la semana, que vaya que apretó su agenda para lograr hacer todo lo que debía antes de partir. Si, no era la gran cosa el ausentarse medio día, el fin de semana y luego media mañana, pero para una compañía como la suya, debía estar preparada para cualquier percance, por lo mismo debía dejar a personas responsables a cargo, y era difícil encontrar personas responsables.

Al menos contaba con que su secretaria iba a estar atenta a cualquier cosa, le dijo que no la interrumpiese a menos que fuese algo grave, inmanejable, y luego de esos años trabajando juntas, esta sabía exactamente a qué se refería con eso.

Le gustaba que Blake fuese de confianza, lo fue en un comienzo, y ahora, con Ruby en la ecuación, con la conexión nueva que tenían, se sentía incluso más tranquila.

Por supuesto que le pagó extra por esos días por estar involucrada a pesar de que fuesen sus días libres, no era una tirana. Tal vez no era la mejor persona, ni mucho menos la mejor jefa, pero sabía bien que el trabajo duro debía ser recompensado, y el dinero era lo que las personas más apreciaban, ya que al final, es lo más útil, en cualquier sentido.

Ya si Blake quisiera otra cosa a cambio de trabajar horas extra, esperaba que tuviese la confianza de vuelta para decírselo, sin miedo.

Llegaron a Mistral en cosa de algunas horas, desperezándose, así como su padre, quien se removió, incómodo a pesar de las comodidades de los asientos. Aún estaba delgado, y sus huesos no eran lo que una vez fueron, así que estar en una misma posición era sin duda doloroso, pero agradecía que estuviese en mejor forma que antes.

Iban avanzando poco a poco, siendo más saludables, de mente y de cuerpo.

A penas llegaron a tierra firme, le mandó un mensaje a Ruby, diciéndole que habían llegado bien, y no pasaron ni diez segundos para que Ruby le respondiese de vuelta, aliviada, claramente atenta al teléfono.

La muerte, siempre ahí, acechando.

Pero no hoy.

El chofer que contrataron, así como los guardaespaldas de la familia, los llevaron hacia el hotel para dejar las maletas, y se había dado una ducha al llegar a casa, pero luego del viaje en avión, empezaba a querer darse otro. Ahí estaba caluroso, más que en Atlas, y bueno, cualquier lugar era más caluroso que Atlas, pero su cuerpo de inmediato se vio afectado.

Si, le gustaba el calor, había aprendido a gustarle, sobre todo gracias a Ruby, pero las cosas como eran, el calor la hacía sudar, y no le importaba sudar con cierta mujer, pero en ese instante, no era su preferencia. Tal vez no escogería viajar en verano cuando con Ruby decidiesen perseguir el sol, porque se iba a morir de un golpe de calor.

El hotel no se veía mal, era grande y elegante, si bien no era Atlas, no era el estándar que acostumbraban, se veía mejor que otros hoteles en los que tuvo que estar, como cuando iba a los asentamientos mineros en lugares relativamente poco concurridos, así que no había ningún lugar que pudiese satisfacer los altos estándares de una familia como la suya.

Por lo mismo su padre nunca hacía esos viajes.

Pero ella sí, así que podría decir que no era la gran cosa, no le importaba demasiado.

La limpieza era lo que más le preocupaba, si fuese grande o no, ese era un tema a parte.

El staff del hotel los guio hasta la suite del último piso, y se topó con un lugar bastante bonito. La suite era grande, obviamente no había comparación con su propia casa, pero si parecía en si una casa, una casa normal, pero bien arreglada, elegante y moderna, se notaba que habían invertido bastante en la decoración y en los muebles.

Sus guardaespaldas, así como los empleados, comenzaron a mover las maletas, y revisar alrededor, mientras ellos se acomodaban. La entrada era grande, y pudo notar la sala de estar, con varios sillones y una mesa de centro, así como el ventanal que dejaba ver la ciudad, a izquierda veía la cocina y la mesa de comedor, todos los electrodomésticos notándose nuevos, o al menos bien cuidados. A la derecha notó una de las puertas que llevaba al primer baño, y luego veía dos sets de puertas dobles, donde asumía que estaban las dos habitaciones que tenía esa suite. Una grande, matrimonial, con su propio baño, y otra con dos camas, y no le molestaba dormir con Whitley en el mismo lugar, además vio las fotos, y no era un lugar estrecho como para quejarse.

De hecho, le hubiese gustado que durmiesen todos juntos, pero quizás era pedir mucho.

Se estaba volviendo demasiado pegajosa con su familia, iban a empezar a sentirse agobiados.

Ruby le había pegado eso.

Se dio una ducha rápida, y si bien no tenían mucho tiempo para que se acabase el día, habían decidido ir a cenar a un restaurante bastante conocido, así que los tres se arreglaron para la ocasión, por supuesto su padre fue quien insistió en verse lo mejor posible, ya que ahí no eran tan conocidos como en Atlas, pero debían dejar una buena impresión.

Su padre siempre preocupado de esas cosas.

Ella no estaba dejando buenas impresiones últimamente, por algo él estaba tan estresado.

El pobre.

El chofer los llevó al restaurante, en el que se aseguró de pedir reservaciones, y el lugar no decepcionó, a pesar de que en las fotos se viese más grande de lo que era. La decoración que tenía era antigua, se notaba que tenían reliquias ahí adornando, como unos candelabros que eran claramente del siglo pasado, así como los tallados de las paredes. Lo otro que le llamó la atención del lugar era la vista que tenía, y ahora, con el atardecer, el lugar se veía aún más bonito.

La suite tenía buena vista, claramente, pero esta dejaba ver los edificios también antiguos, con sus estructuras reformadas, pero siguiendo el mismo patrón que antes.

Ese lugar era tradicional en ese aspecto.

Era diferente de Atlas, donde la tradición era más arraigada en la sociedad, en las formas de vivir, en las creencias, más que lo físico, lo material, creciendo en tecnología, aquí era al revés, era una sociedad moderna, que iba cambiando con los años, pero mantenían lo material más apegado al pasado, valorando lo que sus antepasados crearon.

Era algo nuevo.

Probablemente volvería a ese lugar, con Ruby.

Le gustaría ver más cosas, pero no tenían tanto tiempo, sin embargo, a la próxima, se aseguraría de tener tiempo libre, más.

Aprovecharon de comer los platos típicos de la región, con los alimentos que eran más comunes ahí y salir de la rutina. Obviamente, ella se fue a la segura, ya que no quería enfermar por comer algo extraño, y siempre en esos casos escogía la opción más conocida. Aun así, los sabores le sorprendieron, siendo más sabrosos que lo que acostumbrada, con más especias, algo nuevo, agradable.

No era algo que soliese comer, con mucho sabor, ya que, si bien no soportaba mucho lo dulce, le pasaba lo mismo con los sabores intensos, como lo agrio o el picante, que encontraba en su plato.

Y lo amargo, pues, con eso ya se había acostumbrado luego de tomar tanto café, así que mucho no le afectaba.

Se quedaron un buen rato ahí, luego de comer, hablando de lo que les deparaba al día siguiente, donde irían a la casa del socio de su padre, él invitando a la familia, probablemente les mostraría su campo de golf, y eso debía ser lo que su padre quería hacer más que hacer los negocios que supuestamente iba a hacer.

Su padre pagaba una suscripción a un club de golf bastante conocido por la elite de Atlas, pero no lo había visto ir en mucho tiempo, no parecía del todo interesado, pero bueno, que sabía ella misma, no recordaba mucho de su familia, ni les prestaba suficiente atención para saber con claridad que ocurría.

Sea como sea, le gustaba el golf, ahora no tenía duda de eso.

No quería sonar mal, pero el golf le parecía aburrido, tal vez porque cuando era niña debía ver a sus socios de su padre, y a su padre, estar varados en un campo por horas, golpeando la bola como dos veces, y todo ese rato era más ellos hablando que jugando.

Cuando ya era de noche, todo el cielo oscuro, decidieron irse, y notó lo diferente que era esa ciudad de noche en comparación con Atlas, que incluso bien tarde, estaba vivo, colorido, no iba a decir que esta estuviese oscura por completo, porque aun así estaba iluminada, pero no se veía tan movida como lo que acostumbraba.

No podía pedirle a una ciudad costera lo que conseguía de una metrópolis.

Pero no le molestaba.

Gracias a eso, el cielo se veía más claro, cada estrella visible.

Las luces, en casa, no dejaban ver mucho, y con las nubles la mayor parte del año presentes, era difícil el ver el cielo, así que le agradó ese cambio también.

A pesar de no haber hecho mucho, cuando llegaron al hotel, los tres parecían listos para irse a dormir. Los viajes siempre se sentían agotadores. Su padre, reticente de irse a acostar, se terminó excusando, siendo ella quien le dijo que se iba a beber algo y de ahí se iría a dormir, y este dejó el tema.

Con Whitley se miraron al ver a su padre, este yéndose a su habitación como si no quisiese irse aún, y pasar tiempo con ellos, y le parecía adorable.

Pero se notaba que estaba cansado, adolorido, y no era necesario que se exigiese de más.

Ya tendrían todo el día de mañana para estar juntos.

Tomó una botella de vino blanco del refrigerador, y sacó una copa, ofreciéndole una a Whitley, quien de inmediato negó, eso era demasiado para él. Pero no tenía de que preocuparse, ya que fue ella misma quien pidió que dejasen bebidas sin alcohol ahí, de hecho, el vino en su copa apenas tenía alcohol, tenía un sabor muy dulce por lo mismo, demasiado dulce para su gusto, pero Ruby lo encontraría desabrido, pero por ahora fue bueno para capear un poco el calor que se sentía ahí.

De noche no era tan notorio, pero seguía siendo caluroso.

Notó como Whitley caminó hacia uno de los ventanales, y abrió la puerta, entrando en el balcón, uno amplio, grande, con bastante seguridad. Había unos sillones ahí, y su hermano se sentó ahí un momento, y recién vio ahí como tenía un vaso de jugo en su mano, sus ojos mirando la ciudad. Se acercó a él, dejando la suite y adentrándose en el balcón, acomodándose en el barandal, mirando hacia el horizonte, y vaya que era una vista agradable.

Se vio sacando el celular, buscando el chat que tenía con Ruby, y le mandó una foto del paisaje, que, si bien estaba oscuro, se podía notar la inmensidad del lugar, y lo bien que se veía el cielo así de despejado.

"Buena vista tienes ahí."

Se vio sonriendo, dándole la razón, pero, aun así, no era perfecta.

"Solo faltas tú."

Que cursi se había vuelto.

Ruby le mandó una cara sonrojada, y luego una haciéndole un guiño.

"Deberíamos ir juntas algún día y arreglar eso."

Se vio soltando una risa, escribiendo de vuelta.

"Sería maravilloso, te voy a cobrar la palabra."

La idea le encantaba.

"Realmente estás enamorada, Weiss."

La voz de su hermano la tomó desprevenida, y se vio enrojeciendo, olvidando por un momento que no estaba sola. Se giró para mirar a su hermano, quien parecía tranquilo ahí sentado, cómodo, relajado, mientras le daba una leve sonrisa.

Su voz sonó con un cierto dejo de burla, pero no encontró eso en su expresión.

Asintió, guardando su celular, el rojo aun estando presente en su rostro.

Se movió, sentándole en el sillón al lado suyo, ambos sentados mirando el paisaje, en silencio, bebiendo de sus respectivos vasos, disfrutando de la compañía sin decir mucho más.

Pero ya no le gustaba quedarse en silencio.

"No sabes cuánto me alegra que la integrasen a la familia."

Su familia era conservadora, siempre lo fue, así que no esperaba algo semejante. De hecho, familias, mucho menos conservadora que la propia, no eran así, ni lo remotamente similar, simplemente negando una relación así, o simplemente siéndole indiferente.

Entendería si su familia actuase así ante ella.

Tratándola una vez más como la oveja negra.

Pero aún se sentía en un sueño al pensar que no era así, que tuvo la suerte de que no fuese así.

Su hermano se acomodó en el sillón, dejando su vaso casi vacío en la pequeña mesa de centro, y los ojos, celestes como los propios, siguieron mirando al frente, al paisaje, pero se veían pensativos, así que esperó, sabiendo que diría algo, tarde o temprano.

"A pesar de que nuestra relación no ha sido lo mejor, siempre has sido mi hermana, siempre he querido que estés bien, que estés feliz, y Ruby es quien te hace feliz, con solo verlas a ambas interactuar, era prueba suficiente de que era la persona para ti, por lo mismo, mientras sea una buena pareja para ti, la seguiré aceptando."

Oh.

Se forzó a calmarse, ya que las palabras de su hermano sonaron firmes, concretas, pero no duras ni frías como solían ser cuando hablaba así, y se sintió de inmediato emocionada.

Pero no quería llorar.

No más.

Ya había derramado muchas lágrimas, y no quería seguir así, y ya sabía que eso siempre le causaba problemas en su ojo, y no era el momento para preocupar a su familia, porque estaba segura qué, de ser así, estos iban a querer cancelar todos los planes que tenían, y no quería arruinar ese día que habían esperado.

Se movió, acomodando su cabeza en el hombro ajeno, Whitley aun tenso ante esa cercanía, pero no tanto como antes, lo cual era una lástima, porque le gustaba molestarlo.

Por lo mismo, no se contuvo.

"¿Estás seguro de que la aceptas por eso, y no porque juega contigo?"

Su hermano rápidamente soltó un bufido, alejándose de ella, incómodo e indignado, su rostro ahora rojo, y no pudo evitar soltar una risa.

No culparía a su hermano por eso, honestamente.

Ruby era una mujer divertida, lo supo apenas la conoció, fue desde el comienzo un deleite hablar con esta, como la hacía reír, como le contaba sus historias solamente para alegrarle el día y distraerla. Tenía claro que, si estuviesen en una realidad opuesta, donde ella fuese la hermana menor, y su hermano tuviese a Ruby como novia, en la realidad donde le gustasen los chicos por supuesto, sabía que Ruby se la ganaría de inmediato. Sería la cuñada más feliz.

Ruby era así, naturalmente carismática y agradable, simplemente estar a su lado era suficiente para sentirse alegre, esperanzada, con energías renovadas. Ruby la motivaba a seguir adelante, y estaba segura de que seguiría haciendo lo mismo.

Y si ambas existiesen en realidades diferentes, sabía que con Ruby se sentiría en casa, sin importar las personas que fuesen, las vidas que tuviesen.

Y pensar en eso la hacía sentir aliviada.

Su hermano se levantó del sillón, y fue ahora él quien se movió hasta quedar frente al barandal, mirando hacia el paisaje, tranquilo, aún quedaban rastros de su vergüenza, pero había recuperado la compostura.

Pero, poco a poco, la atmosfera alrededor de él, cambió.

"Para Ruby no éramos nadie."

Su hermano comenzó a hablar, y le sorprendió la dureza de sus palabras, pero no pudo ver su rostro, este dándole la espalda por completo, así que solo se quedó ahí, escuchando, sin entender del todo a que se refería.

"Tú le importabas, pero no tenía porqué acercarse a nosotros, de hecho, me sorprendió, porque de inmediato creí que quería algo de nosotros, de nuestra familia, dinero, reputación, lo que sea. Porque así siempre ha sido, solo se han acercado a la familia por interés."

Si, eso lo tenía claro.

Le pasó a ella sobre todo cuando estudiaba.

Y en la única persona en la que pudo confiar, fue en Coco, con quien compartían riquezas similares, de hecho, era incluso más famosa que ella misma, más popular, más reconocida en ámbitos más agradables de lo que ella era reconocida. Así que, si Coco se acercaba a ella, era porque era de verdad, una amistad de verdad, porque Coco no conseguía nada siendo su amiga, por el contrario, su popularidad bajó.

¿Quién querría ser amiga, amiga de verdad, de un Schnee?

No, nadie sería amigo de un Schnee, porque eran una familia de mierda, a la que todo el mundo odiaba, así que, si no era por dinero, ¿Por qué más querrían acercarse?

Y tenía claro que su hermano pasó por lo mismo.

Iba a decir algo, pero su hermano soltó un suspiro, al parecer queriendo continuar, y lo notó más cabizbajo, más débil, más un niño, y no el adulto que era.

"Pero cuando pasó lo de Winter…"

Y ahí su voz se rompió.

Ese nombre, como dolía pronunciarlo.

Como dolía saber, cada vez que lo decían, que jamás la volverían a ver.

Whitley se intentó calmar, y trató con todas sus fuerzas el mantenerse ahí, el no interrumpirlo, porque este se había alejado para poder decir eso, ya que, si estaban cerca, se iba a romper.

Y ni él ni ella querían romperse.

No más.

"No me conocía, no sabía nada de mí, aun así, se me acercó, fue amable conmigo, aunque no tenía que hacerlo, me dijo que ella perdió a su familia, que era una niña cuando ocurrió, y que el dolor nunca se acababa, que siempre seguía ahí, sin importar cuantos años pasaran."

Su hermano se removió, llevando una mano a su rostro, al parecer limpiando unas lágrimas que se le escaparon, pero las secó rápidamente, volviendo a mantener la compostura.

Lo vio ese día, vio la conversación que tuvieron, pero no escuchó nada, estando tan lejos.

Pero ahora lo sabía.

"Y luego me sonrió, me dijo eso, y sonrió, y no pude entender como era capaz de sonreír, yo no hubiese sido capaz de hacerlo, no soy aun capaz de hacerlo, ni siquiera con madre, que la perdimos hace tanto tiempo."

Whitley finalmente se giró, la miró, sus ojos firmes, decididos, a pesar de que estaban levemente rojos por las emociones, y si bien no quiso acercarse, no quiso interrumpirlo, se vio de pie, lista para lanzarse hacia él apenas él terminase, apenas él se lo permitiese.

No iban a volver a sufrir en soledad.

No quería que volviesen a encerrarse en sí mismos por el dolor.

"Me dijo que cuando doliese, que cuando me sintiese solo, debía recordar que estaban ahí, mirándome, desde un lugar mejor, y que estaban orgullosas de mí, sin importar lo que pasara, porque son mi familia, y sin importar lo que haga, seguirán amándome con todo y mis errores."

Porque Ruby cometió muchos errores, de los que se arrepentía, que aún se martirizaba a si misma por sus decisiones incluso al día de hoy, y pensar así, le permitía seguir adelante, sin culpas, sin reproches.

Porque su madre, y su padre, estaban ahí, mirándola, felices de que siguiese adelante, que continuase a pesar del dolor.

Y le dio aquellas palabras a Whitley, le ofreció el confort que ella creó para sobrevivir.

Si, solo una persona rota, una persona que probó el sufrimiento, podía ayudar a esa familia, y Ruby aceptaba esa familia rota, y quería protegerla como si fuese propia. Eso pensó aquel día, y cada día que pasaba, sabía que tenía razón.

Ruby sabía lo que era perder a su familia, sabía lo difícil que era, por lo mismo, pudo entenderla a ella, pudo empatizar, ambas entendiendo el dolor de la otra a pesar de tener vidas tan diferentes.

Whitley cerró los ojos, y luego los abrió, ahora luciendo aún más seguros.

"Por eso acepto a Ruby como tu pareja, por eso acepto a Ruby como parte de esta familia, porque hizo mucho por nosotros, por su propia mano, sin esperar nada a cambio, simplemente nos ofreció su mano, su calidez, porque es una buena persona, sin dobles intenciones, sin mal alguno, y ya no me importa que sea una mujer, lo único que me importa es que sea buena, porque es difícil encontrar a alguien así en este mundo tan miserable."

Se vio sonriendo ante sus palabras, sabiendo que sí, tenía razón.

Gente buena, gente real, era difícil de encontrar, sobre todo donde vivían, sobre todo donde fueron criados, por lo mismo le alegraba que así fuese, de que lograse encontrar a esa mujer, de tener la suerte.

Porque no solo la salvó a ella, sino que también a su familia.

Y eso era algo que no podía calcular, que no podría jamás agradecer lo suficiente.

Ruby era todo en su vida, era la luz de su existencia.

Y esperaba que siguiese a su lado por lo que le restaba de vida.


Capitulo siguiente: Animal.


N/A: Lo siento, me duele hacer llorar a Whitley, así como me duele hacer llorar a Jacques, siento que los hice cambiar tanto, les di sus propias perspectivas y ya son como otros hijos más de mi rebaño, y siempre me siento orgullosa de darles sus momentos, ya que siempre los solía hacer malos y ponerlos muy en el espectro opuesto.

Ahora si les pasa algo, soy capaz de cometer un asesinato contra mí misma.

¡AH! cierto, me olvidaba, feliz navidad aksjdhald Ya no subiré capitulo hasta el próximo año jej, así que, ¡Espero que nos sigamos leyendo el año que viene!