¡Feliz Yuri Navidad 3! Capítulo 4. Especial de Navidad

Antes de que llegue la Navidad

Víspera de Navidad – Polo Norte

24 de diciembre, es víspera de navidad en todo el mundo y ahora mis hermanos y yo nos preparamos para salir a repartir nuestros regalos en nuestros trineos a los niños del mundo.

O al menos, es lo que debería estar haciendo ya, de no ser porque mi trineo aún no está listo.

– ¿Cuánto más debo esperar? Ya todos mis hermanos y hermanas han salido.

– Tomará un momento más, pero no se preocupe, señorita Claus, tendrá toda la noche para entregarlos.

– Eso no es lo que me preocupa.

Observo el reloj de nieve en la sala. Ya son las 9:30 de la noche.

"¡Bastones de caramelo! Ya he perdido media hora y aún no he podido salir. A este paso, mis hermanos van a…".

Volteo a verme al espejo y noto la mirada de deseperación en mi rostro.

– Tranquila, no pienso darles la satisfacción de verme alterada.

Me continúo viendo a mí misma ya más calmada, con mi cabello blanco como la nieve y ojos cristalinos como el sol brillando contra el hielo, de altura promedio y un pecho un tanto más grande que el de una chica de mi edad.

Mi nombre es Yuuki Claus y soy una de las hijas de Santa. Y como su hija, he heredado la tarea de salir a entregar regalos cada navidad a los niños del mundo, al igual que mis hermanas y hermanos.

Sin embargo a diferencia de ellos, desde hace 150 años que comencé a entregar regalos, he sido parte de la burla de mis hermanos al ser siempre la última en regresar a casa.

– ¡Pero no es mi culpa! Cada navidad siempre hay algo que se interpone en mi camino y me impide llegar más temprano.

Por ejemplo, el año pasado cuando esas dos chicas y sus hermanitos me noquearon y se robaron mi trineo, dejándome atada en la sala de su casa (aunque al final me lo devolvieron y en realidad, fui yo la que se cayó de su tejado, pero eso jamás lo admitiría).

Como sea, debido al "robo" de ese año, he sido víctima de las burlas de mis hermanos por todo este año. Por lo que este año me he puesto la meta de redimirme entregando todos mis regalos lo antes posible para ser la primera en regresar a casa.

"Seguro que eso les enseñará a callar la boca".

Sin embargo con el retraso que llevo…

– Algo me dice que esto será una misión imposible.

Algo deprimida, tomo en mis manos el collar en forma de copo de nieve que siempre llevo conmigo atado al cuello para consolarme.

Al abrirlo, observo la foto que guardo dentro de misma con una chica de cabello rubio platinado y ojos azul turquesa como el mar.

Ella es mi mejor amiga, mi razón de existir y mi novia de casi toda la vida, Jackie. Una chica alegre y aventurera a la que conocí en el jardín de niños hace casi 250 años con la habilidad para manipular la nieve y el hielo a su gusto con las manos.

Desde entonces hemos sido muy buenas amigas y eventualmente nuestra amistad se convirtió en amor y terminamos volviéndonos novias.

Ella siempre ha sido prácticamente parte de la familia para nosotros, me atrevería a decir incluso que a mis hermanos les cae mejor ella que yo misma y realmente no los puedo culpar, Jackie desde niña siempre ha tenido esta aura tan optimista que atrae a cualquiera que conoce.

– A veces en verdad, no entiendo qué es lo que hace con una chica como yo.

Y es que después de más de 200 años de relación, últimamente he considerado mucho dar el siguiente paso con ella, sólo que… aún no me siento muy segura de ello.

Aún algo deprimida, meto mi mano en bolsillo de donde saco una pequeña caja de terciopelo la cual abro y adentro, observo el pequeño anillo de compromiso especial que había mandado a hacer para ella, con su copo de nieve favorito al centro.

Pienso en todas las veces que he estado a punto de dárselo, pero aún no me he atrevido.

– ¿Qué será lo que me detiene? ¿Acaso será la edad? Después de todo, 280 años es una edad muy joven para casarse ¿no es así? Mi papá por ejemplo, no se casó con mi mamá hasta los 600 años. Aunque también es cierto que ellos sólo duraron 100 años como novios antes de casarse. Uh…

Pero aunque tanto Jackie como yo aún somos muy jóvenes todavía, yo… en verdad la amo. Quiero compartir mi vida con ella y ser la más feliz a su lado, quiero ser con quien comparta cada año por el resto de nuestras vidas.

Es por ello que este año, es tan importante para mí ser la primera en entregar todos los regalos. Si lo consigo quizás, por primera vez me siente con la confianza suficiente para decirle a Jackie… si quisiera ser mi esposa.

Como sea, decido dejar de preocuparme por eso y poner manos a la obra.

– Aún no es demasiado tarde, si salgo en este momento, quizás aún alcance a entregar todos los regalos antes de que regrese el primero de mis hermanos, pero para eso debo de salir ya.

Voy con el jefe de los duendes encargado de mi trineo y le pregunto.

– ¿Cuánto más falta para que esté listo para salir?

– El trineo ya esta terminado, pero aún no puede salir.

– ¡¿QUÉ?! ¿A qué te refieres con eso? ¿No ves ya la hora que es? A este paso seré la última en regresar de entregar los regalos ¿Por qué constelaciones aún no puedo salir?

– Son ordenes de su padre, estamos esperando a que llegue su acompañante para que puedan partir.

– ¿Acompañante? – confundida – Yo no tengo ninguna…

– ¡Yuuki-chan!

– ¡¿Eh?!

En ese momento, una voz bastante familiar me llama y al voltear veo que se trata de mi querida novia Jackie.

– ¡Jackie! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar ayudando a mi mamá con las decoraciones para la fiesta de navidad?

– Así es, pero tu papá me habló que fuera con él para pedirme que te acompañara en tu viaje esta noche.

– ¡¿EH?! ¿Esta noche? ¿Por qué? – ¿Es que acaso se le olvido que noche es hoy?

– No lo sé, supongo que quiere asegurarse de que no te pase nada este año, no queremos que se repita lo del año pasado y vuelvas otra vez con el sostén destrozado ¿Verdad?

– E-Eso fue un accidente, y lo del sostén ya te dije que fue culpa de esa pequeña chica rubia con sus tijeras.

– Sí, sí, ya, tranquila. Ya me lo explicaste y te creo, pero ya conoces a tu padre, ordenes son órdenes.

– Pero…

– Señorita Claus, señorita Frost, su trineo ya está listo para salir – nos interrumpe el jefe de los duendes.

– ¡Perfecto! No hagamos a esos niños esperar.

Dicho eso, Jackie se sube al trineo y espera que me suba.

– ¿Estás lista para salir, Yuuki?

– Mmm…

Aún no me siento cómoda con todo esto ¿Por qué papá la enviaría para acompañarme? Aparte de con él mismo durante mis primeros años, jamás me ha mandado con nadie, ninguno de mis hermanos jamás ha viajado acompañado. Será que ¿no confía en mí para que lo haga?

– Señorita Claus.

Me traen de vuelta a la realidad y veo que ya todos me están esperando.

– Ya voy, no me presiones.

Le respondo al jefe de los duendes y subo al trineo.

– De acuerdo, puedes acompañarme, pero harás todo lo que yo diga ¿de acuerdo? No quiero que te pase nada allá afuera.

– Descuida, Yuuki, estaré bien.

– Bien, y dame las riendas de los renos. Después de todo, este sigue siendo mi trineo.

– Como quieras, señorita Claus.

Me sonrojo cuando me llama así y tomando la rienda de los renos, la muevo para que el trineo arranque.

– ¡Andando!

Los renos empiezan a correr y justo cuando parece que vamos a caer al precipicio, se elevan y empiezan a volar en el aire.


Cielo nocturno

Así, unos segundos después ambas nos encontramos en el trineo, volando a unos diez mil pies de altura sobre el océano pacífico.

Jackie voltea a ver hacia atrás conforme cada vez más nos alejamos del polo norte y me dice con cierta nostalgia.

– Jamás me canso de esta vista. ¿Recuerdas la primera vez que me trajiste contigo a ver esta vista?

– ¿Cómo olvidarlo? Fue cuando te lleve conmigo a aquella isla para nuestro 50 aniversario como novias. Papá estaba tan molesto conmigo cuando regresamos por haberme robado el trineo, que me prohibió repartir regalos durante los siguientes 15 años.

– Aunque más que por habernos escabullido con el trineo, diría que se molestó por los restos de nuestros fluidos que dejamos regados sobre los asientos ¿no?

– Sí, debí haberme asegurado de limpiar bien ese trineo.

Aún recuerdo lo incómoda que fue aquella conversación, ya que fue también cuando le confesé mi homosexualidad y mi relación con Jackie. Mejor eso a que pensara que me había fugado con algún tipo a quedar embarazada.

– En cualquier caso, aunque en su momento fue algo incómodo, diría que ahora es un bonito recuerdo.

– Sí, lo es – le contesto algo sonrojada.

Continuamos volando por una hora aproximadamente, hasta que empiezo a ver la isla de Japón a lo lejos y con eso llegamos a nuestra primera casa de la noche.

– Sujétate bien, Jackie. Aterrizare los renos ahora.

– Esta bien, Yuuki.

Hace lo que le digo y aterrizamos sobre el tejado de la primera casa.


Primera casa

Tras un aterrizaje perfecto, bajo junto con la bolsa de regalos sobre el hombro y me preparo para ir hacia la chimenea.

– Bien, debido a que salimos tarde del polo norte, ahora vamos contra reloj.

– ¿De que hablas? ¿No se supone que mientras no terminemos de entregar los regalos, seguirá siendo de noche?

– Así es, pero ya conoces a mis hermanos y cómo se pondrán si soy la última en llegar otra vez.

– Ya veo, aún te sigue molestando eso ¿cierto?

– Así es. Esperame aquí en el trineo en lo que vuelvo, seré lo más rápida posible.

– De acuerdo, pero ten cuidado por donde pisas. No queremos que se repita el mismo error del año pasado.

– Sí, ya lo sé – le digo algo molesta – de ninguna manera voy a cometer el mismo error 2 vec… ¡Kyaaaaa!

– ¡Yuuki!

Al momento que empiezo a caminar hacia la chimenea, resbalo y me deslizo por el tejado.

– ¡Ay no, me voy a caer! ¡Jackie!

Pero justo cuando estoy por caer, una gran mano de hielo me atrapa y me mantiene de pie sobre el tejado.

– Fiu, eso estuvo cerca.

Dice Jackie tras extender una gigantesca mano de hielo hacia mí para atraparme.

– ¿Ya viste cómo fue algo bueno que viniera?

– Jackie…

Por unos segundos, me pierdo en sus ojos enamorada, hasta que me trae consigo y la mano se convierte en agua que se derrite.

– Gracias – le digo.

– No hay que de – me responde con una sonrisa y acto seguido va hacia el trineo para tomar la bolsa de regalos – Bueno, será mejor que vayamos.

– ¡¿Eh?! Pero…

– ¿Qué esperabas? No te voy a dejar ir sola ahora que casi resbalas en la primera casa. Además, estoy segura de que seremos más rápidas si trabajamos las dos juntas ¿De acuerdo?

– Jackie – conmovida – está bien, hagámoslo.

– ¡Muy bien! Que la operación navideña ¡Comience!


Más tarde esa noche

Más tarde esa noche, cuando hemos terminado de entregar todos los regalos, ambas subimos de vuelta al trineo y nos preparamos para regresar a casa.

– ¿Todo listo, Jackie?

– Así es, ese fue el último regalo que nos tocaba, ya podemos ir a casa.

– Muy bien, en ese caso, volvamos.

Pongo rienda a los renos y volamos de regreso al norte.

Mientras volamos, Jackie me pregunta.

– ¿Crees que alguno de tus hermanos ya haya regresado?

– Lo dudo mucho, hicimos un muy buen trabajo haya atrás al repartirnos la entrega de regalos, que logramos recuperar el tiempo perdido y un poco más.

– Aunque supongo que lo averiguaremos ahorita que lleguemos. Después de todo, jamás he sabido a que hora vuelve el primero de mis hermanos.

En todo caso, Jackie sonríe con lo que le digo y me responde.

– Me alegra mucho escuchar que te pude ser de ayuda.

– Y deberías, jamás lo habría podido lograr sin ti, Jackie.

Mientras volamos se genera un momento de silencio en el que reflexiono bastante emocionada ante la idea de llegar a casa y descubrir que he sido la primera en regresar, aún con el retraso que tuve.

Aunque por otra parte, también reflexiono en lo mucho que me he divertido esta noche repartiendo los regalos con Jackie. Pareciera que estos últimos 80 años los había dedicado exclusivamente a tratar de superar a mis hermanos, que me había olvidado de lo divertido que podía ser esto, por lo que le digo.

– Me he divertido mucho esta noche.

– También yo, siempre me encanta pasar tiempo contigo, Yuuki – entonces Yuuki me abraza y me dice con un tono de voz más sincera – me encantaría poder pasar contigo más noches como esta.

– Jackie.

Esta sensación que tengo, este sentimiento que siento en mi corazón quiero asegurarme de que Jackie siente lo mismo que yo, por lo que unos minutos después, antes de llegar al polo norte, diviso una pequeña isla a lo lejos y me preparo para aterrizar.

– ¿Uh? ¿Qué haces, Yuuki? Aún no hemos llegado.

– Lo sé, pero quiero hacer una pequeña parada.

– Yuuki-chan… esta bien.

Jackie se abraza a mi cintura mientras aterrizamos y llegamos a nuestro destino.


En alguna parte de Islandia

Al aterrizar, nos encontramos con un auténtico ambiente de invierno decorado con navidad, nieve y demás de la época.

– Yuuki ¿Qué es lo que hacemos aquí?

– Tú confía en mi.

– Hmmm… esta bien.

Caminamos un par de metros desde donde estacionamos el trineo hasta llegar a una linda cabaña hecha de pura madera y humo de chimenea saliendo de ella.

Entramos en ella donde una alegre recepcionista nos saluda.

– Buenas noches y bienvenidas al iglú comodín. ¿Vienen a pasar la navidad?

– Así es, quisiéramos una panorámica 360, por favor.

– Por supuesto – toma una llave en forma de copo de nieve y me la entrega – Disfruten su estancia y feliz navidad.

– Gracias, feliz navidad a usted también.

Nos despedimos y vamos hacia donde nos indica la recepcionista.


Habitación de Yuuki y Aurie

Al llegar a la habitación, Jackie observa asombrada el lugar en donde estamos. Una habitación en forma de Iglú transparente. Tanto las paredes como el techo forman un iglú y son completamente transparentes, por lo que se puede ver todo el exterior desde allí.

Por dentro todo bien iluminado con una cama king size calientita con pieles, piso y muebles de madera, y una habitacion de baño con una enorme bañera y agua caliente.

Pero lo mejor de todo es la hermosa vista panorámica del exterior, gracias a las paredes transparentes del iglú. Una bella vista llena de nieve, pinos nevados y un precioso cielo nocturno pintado por las preciosas auroras boreales que iluminan el cielo esta noche.

– Es preciosa – comenta Jackie al ver la habitacion.

– Lo es, y es toda nuestra por esta noche.

Al verme colgar mi abrigo, Jackie empieza a entender lo que eso significa y dice.

– Yuuki ¿Qué hacemos aquí?

– Es obvio ¿Aún no lo entiendes?

Me siento sobre la cama con las piernas cruzadas para que me las vea.

– Lo entiendo, pero ¿Por qué? Aun no es muy tarde, todavía puedes volver al polo norte antes que tus hermanos.

– Sí, lo sé. Creí que eso era lo que quería, creí que quería superarlos para probarme a mi misma que… no importa. Ahora veo que lo que realmente deseo es otra cosa, y no necesito superar a mis hermanos para eso.

– Pero Yuuki, yo…

Antes de que pueda decir algo más, me pongo en una rodilla y saco de mi bolsillo aquella caja de terciopelo rojo que he cargado conmigo los últimos 20 años.

Me pongo en una rodilla, la abro y le muestro el anillo en forma de copo de nieve con insignia de la familia Claus.

– Jackie, ye he conocido y amado durante casi 250 años de mi vida, eres divertida, alegre, confiable y haces que cada dia contigo sea mejor que el anterior. Lamento haberme tardado tanto en hacer esto, pero ya no quiero seguir esperando mas. Quiero hacerte mi esposa, que vivamos juntas y formemos una familia juntas. Así que Jackie, ¿serias mi esposa?

– Yuuki… sí, claro que sí, por supuesto que sere tu esposa.

Entre lágrimas, Jackie me abraza y me besa en los labios, alegres por nuestro futuro matrimonio.

– Estoy tan feliz.

– También yo.

Al separarnos, noto que Jackie empieza a reír, lo que llama mi atención y le pregunto.

– ¿De que te ries?

– Nada, es solo que… después de tantos años, no puedo creer que me lo propusieras en un motel.

– ¡¿Eh?! ¿De que hablas? Esto no es un motel, y si lo fuera, es uno muy elegante.

Jackie solo sigue riendo y uso mis labios para callarla.

Nos seguimos besando hasta que terminamos acostadas sobre la cama y una vez ahí comenzamos a besarnos con aun más intensidad, procediendo a quitarnos la ropa hasta quedar completamente desnudas, sin dejar de besarnos en ningún momento mas que para tomar algo de aire.

– Jackie…

– Yuuki…

Nos tomamos de las manos mientras nos seguimos besando y empiezo a recorrer su cuerpo desnudo con mis labios poco a poco hacia abajo hasta que el jardin secreto entre sus largas y esbeltas piernas queda frente a mis labios.

Observo aquellos labios que tantas veces he saboreado, aquellos labios que algún día darán luz a mis hijos y al momento de verlos, se que todo lo que deseo en esta vida esta justo aquí, en esta habitación.

Volteo a ver su rostro sonrojado mirándome allá abajo entre sus piernas y antes de comenzar a besarla le digo.

– Definitivamente no lograremos volver a casa antes del amanecer.

FIN.


¡Hasta aqui este fic! Un tanto diferente a los demás capítulos de este año, pero ya había dicho el pasado que quería escribir una historia con estas dos y no quería esperar otro año para escribirla jaja. Espero les haya gustado.

Habrá un epílogo antes de que termine el año, así que espérenlo. Hasta entonces, nos seguiremos leyendo c: