Capitulo 18
Los días que siguieron no fueron sencillos, Edward y yo intentábamos evitarnos cuando nos encontrábamos en la casa, pero había momentos en que era difícil hacerlo, como en las noches cuando compartíamos el rato con la familia e intercambiábamos sobre qué habíamos hecho durante el día. Mis aportes a la charla tenían que ver con cómo había ido todo en el hospital y esas nuevas experiencias que iba acumulando como doctora. Alice se estaba encargando de diseñarnos la ropa de invierno, eso la mantenía bastante ocupada mientras que Jass se dedicaba a escribir un nuevo artículo para una cátedra de Harvard donde era colaborador. Por otro lado, Emmet estaba ayudando a Rose a acondicionar un nuevo espacio de trabajo donde trabajar en los autos, y Esme se estaba encargando de renovar algunos espacios de la casa. Uno podría decir que eran actividades que se podían culminar en un solo día de trabajo, pero habíamos adquirido gusto por hacerlo a tiempo humano, más allá de que mi trabajo lo requería, intentábamos hacer el resto de nuestras actividades a la misma velocidad que cuando nos encontrábamos en sociedad, puesto que así teníamos más tiempo ocupado. Llegaba un momento en que ya no había mucho para hacer, al menos para alguien sin pareja, puesto que el resto de los integrantes y sus compañeros se encontraban bastante ocupados en las noches. Habíamos planteado la idea de construir pequeñas casas para tener intimidad, pero sin alejarnos de la nuestra casa, al menos para esos momentos en los cuales afloraba todo su amor salvaje, por decirlo de alguna manera. Añoraba esos momentos, añoraba la compañía de alguien más íntimo que mi familia, pero a cómo iba la cosa, no era algo que conseguiría en la brevedad.
Era cómico ver cómo nos manejábamos Edward y yo, en esos momentos compartidos con la familia, él se sentaba en un sillón al otro extremo de donde me encontraba yo, y procurábamos no hacer comentarios sobre lo que el otro decía. Nos escuchábamos, pero no realizábamos ningún intercambio. Esme y Carlisle ya no guardaban rencor alguno con su hijo, Alice había vuelto a manejarse con normalidad con su hermano, al igual que Emmet, aunque a este le estaba costando un poquito más. Le había dicho en privado que no debía guardar rencor, pero Emm argumentaba que no le era fácil, en el fondo se sentía traicionado y dolido por todo lo que generó la mentira de Edward. Rose y Jazz eran caso aparte, ninguno de los dos lo había perdonado, y si bien Rosalie le dirigía la palabra, Jasper lo ignoraba completamente y emanaba ondas de enojo cada vez que intercambiaban algo. Traté de hablarlo con él, convencerlo de que no estaba bien sentirse así, pero me dijo que no podía perdonar el daño que me había hecho, la mentira y la traición, según él, en la época en que se crio esa era la deshonra más censurable.
Esa noche nos encontrábamos en el living, Alice recostada sobre el regazo de Jazz y yo en el piso a los pies de este; Esme junto a Carlisle en otro sillón y Rose y Emmet acurrucados en el otro extremo de la habitación. Edward estaba sentado en un sillón individual junto a la ventana más alejada de donde me encontraba, sostenía un libro y se había incorporado a la conversación. Podía decir que cada tanto me miraba de reojo, pero no sostenía su mirada, creo que todavía no era consciente de que poseía las mismas habilidades que él.
Carlisle ¿haz podido curar la herida del señor Rowin? – le pregunté a mi padre. El Sr. Rowin fue un paciente de la tarde, no había podido acompañar a Carlisle cuando lo atendía porque estaba sangrando en demasía.
¿quién es el Sr. Rowin?- preguntó Esme.
Fue un paciente que tuvimos hoy, llegó a urgencias con una herida de arma blanca en el muslo de unos 10 centímetros de largo. Fue bastante difícil parar el sangrado porque había tocado la arteria principal.
Pobre hombre, ¿cómo lo llevaste Bella?- me preguntó Alice. Como si no supiera que sucedió, seguro lo había visto.
No lo sobrellevé, Carlisle consideró que era mejor no arriesgarse.
¿Tenías miedo de que adelante el almuerzo Carlisle? – inquirió Emmet con tono de broma y profiriendo una carcajada. Puse los ojos en blanco, nunca cambiaría. Creo que estaba dolido de que mi historial vampírico fuera intachable.
No sean payaso Emmet.- respondí, ocultando mi risa.
Quizás no estés preparada para ocupar ese lugar si no pudiste tolerar un poco de sangre. - todos se giraron a ver a Edward, quien había realizado ese comentario sin levantar los ojos del libro que había vuelto a leer.
Quizás deberías saber de qué hablas primero, antes de comentar tonterías. – respondí, sin mucha paciencia.
Bella se está desempeñando muy bien en su trabajo Edward, fue culpa mía no dejarla pasar, fui yo el que se preocupó. - le respondió Carlisle.
Solo digo que, si consideraste que era mucho para ella estar expuesta a un poco de sangre, quizás no debería estar ahí. Un vampiro joven puede recaer en cualquier momento, es, digamos, tentar a la suerte. - por qué no se había mantenido en silencio?
No sé a qué te refieres con recaer- le respondí, mi tono comenzaba a rondar lo soberbio.
Vamos Isabella, sabes a que me refiero. Hay que ser responsable si no quieres continuar cobrándote vidas humanas en este camino que has elegido.
Como si supieras…- murmuré por lo bajo.
Pero Bella no se ha cobrado ninguna vida Edward, su historial es intachable. – fue Rose la que hizo el comentario, si hubiera sido por mí, el no necesitaba explicaciones.
¡Vamos! El primer año de neófita cuenta. - respondió con sarcasmo.
Desde el día cero Edward, no ha probado sangre humana. – el tono de Jasper fue bastante duro, impaciente.
¿por qué mejor no continúas ignorándome y dejas de hacer el ridículo Edward? – intervine, se le estaba dando muchas vueltas al asunto. El ambiente se había tornado tenso.
Bueno, volviendo al tema, sí, he podido solucionarlo, pero había perdido mucha sangre. Tuvimos que transferirle bastante. – Carlisle intentó retomar la conversación, lo más relajado que pudo, fracasó estrepitosamente.
