[Diciembre.2023] No sé si es un error de fanfiction o qué pasa, pero por alguna razón los stats de mis fics han estado en cero por varios meses. Se me hace muy inusual, porque mis fics viejitos siempre han tenido visitas, aunque de pocos usuarios, pero siempre había registrado algo. Y ahora todo está en cero desde septiembre... Muy raro. No es que quiera engañar a nadie para que me deje review, pero si estás leyendo esto y te gusta lo que escribo, no sabes lo mucho que ayuda un pequeño review. Por lo general, cuando los reviews no llegan, pero al menos hay visitas en los capítulos, eso es motivación también. Pero si no hay reviews ni visitas, es más difícil regresar a seguir escribiendo. De hecho, quiero agradecer a Florfleur por el review en el cap 9 que me dio mucha motivación para regresar a escribir y editar estos días. De verdad, mil gracias por seguir enganchandote con lo que escribo.

Notas de escritura: Pedacito por pedacito, intentando seguir emocionada e inspirada. Las ideas de hecho se va expandiendo como haciendo raíces. Hay muchos caminos posibles. Y qué emoción por ver a dónde llego. Pero, ay, se vuelve difícil a ratos.


Le prometeré la luna

By Aurum Black

Capítulo 11: Sin mentiras

Si le hubieran dicho que pasaría la fiesta de cumpleaños de su hermano George platicando con Cho Chang, Ginny no lo hubiera creído. Era lo más bizarro del mundo. Desde el momento que Cho llegó a saludarla la abrazó como si fueran mejores amigas que se reencontraban. En especial porque saludó a los demás junto a ella con muchísimo menos entusiasmo.

—Espero que no te moleste que le haya insistido a Harry en traerme, pero quería platicar contigo, Ginny —dijo de inmediato

Todos intercambiaron miradas un poco confundidos, pero antes de que pudieran decir algo Cho comenzó a explicarse. Su confusión y recelo inicial se fueron diluyendo un poco cuando Cho les fue contando que tenía tiempo queriendo invitarla al aula de enfermedades mágicas donde ahora trabajaba dentro de San Mungo, para que visitara a un grupo de niños y niñas que ella cuidaba.

—Oh... okay —dijo ella sin esperarse aquello—c- claro...

—¿Por qué no llevas a Harry?—dijo de pronto Luna como apuntando lo obvio

Cho soltó una risa.

—¿Bromeas? Los niños no saben quien es. Al menos no los más pequeños. Pero conocen a todos los jugadores de la liga de quidditch.

—¿Estás diciendo que soy más famosa que Harry?

—Ginny Weasley de las avispas, te adoran. A ti y a Valerie y Marie y el resto de tu equipo.

Ginny se llevó una mano al pecho muy emocionada. Sus ojos se aguaron y por primera vez desde que empezó a jugar quidditch profesionalmente, se sintió realizada. Los resultados y los goles, a veces tenían menos relevancia, en comparación con el impacto que causaban como jugadoras de quidditch.

Inesperadamente, en un giro de 180 grados, sintió simpatía por Cho. Le prometió llevar a Marie e incluso tal vez Valerie a visitar a sus niños y niñas a la primera oportunidad.

Ginny quedó amenamamente sorprendida por lo platicadora, amistosa y divertida que era aquella Cho adulta. Se sentaron juntas en una mesa vacía y platicaron y rieron por un buen rato sin parar, mientras comían. Los demás se dieron cuenta que estaban de más y las dejaron por su cuenta. Hablaron de quidditch, de moda, de música, de comedias románticas. Ginny no podía creer lo mucho que tenían en común. Pensó que tal vez en otras circunstancias hasta podrían parecer amigas. De no ser por Harry y por lo que Ginny sentía por él. Pero Cho estaba haciendo un gran trabajo distrayéndola y llevando la conversación por otros rumbos.

Harry también las había dejado por su cuenta pero volvía cada cierto tiempo, sentándose junto a ellas sólo para ser ignorado o ser objeto de los comentarios sarcásticos o divertidos de Cho.

En una de esas ocasiones que estaban solas, Cho se sinceró con ella.

—Sabes, quería disculparme por hace unas semanas...

—¿Eh? —Ginny estaba desprevenida.

—La verdad no sabía que vivías con Harry...

—Oh...

—Perdón por toda esa situación...

—No te preocupes. Se supone que estaba entrenando ese día.

—Siento que te sorprendí de mala manera

—No no no —mintió Ginny en automático —ese día me sentía muy mal. Tenía unos cólicos horrorosos y no me quedaba poción para el dolor —dijo con un poco de sinceridad.

—Me imaginé eso... Harry sólo me dijo después que eran cosas de mujeres cuando le pregunté si estabas bien. —Ginny asintió y sorbió de su mimosa, tratando de ahogar el recuerdo de aquella noche y de los cuidados y caricias de Harry. —Pero me quedé con ganas de hablar contigo y disculparme.

—De verdad no es necesario.

—No sé. Ese día sentí que cuando me viste y me reconociste, algo pasó...

Ginny negó con la cabeza efusiva

—Fue sólo la sorpresa del momento y que me sentía muy mal —Cho no se veía convencida —En serio, te vi como por dos segundos entre mi malestar y no tuve tiempo ni de pensar.

—OK, no te voy a insistir más... pero quiero que sepas que nada ha pasado entre Harry y yo después de ese día... y no va a pasar.

Ginny tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no sonreír. Para mantener su rostro neutral y pretender estar confundida.

—¿Cómo? Pensé que el reencuentro había ido bien —dijo seria pero curiosa, para luego llevarse la copa a los labios.

—¿Eso te dijo él?

Ginny se encogió de hombros.

—Fue mi impresión.

Cho negó con la cabeza.

—Si te soy sincera, ese día fue un desliz... El que llegaras de sorpresa fue como una señal.

—Oh...

—Vengo saliendo de una relación de muchos años —admitió de forma directa con una sonrisa un poco triste —Coincidí con Harry casi por accidente en el ministerio y no lo pensé bien ni nada...

—¿Y no te da un poco de curiosidad o algo así? Intentarlo con Harry, quiero decir... —dijo Ginny replicando las palabras de Ron, sin poder aguantarse las ganas de interrogarla.

—¿Intentar qué? —dijo Cho medio riendo —Pensé que podría simplemente tener sexo casual con él, pero la verdad es que no estoy lista, al menos no ahora... Y eso es lo único que él está dispuesto a ofrecer —Se encogió de hombros

—¿Osea que no están saliendo? —Cho negó con la cabeza —¿Ni están en proceso de?

—No.

—¿Pero crees que en algún momento algo llegue a pasar?

—No es algo que me quite el sueño, honestamente.

Ginny la miró con admiración. Ojalá ella pudiera llegar a ese punto en la vida en que Harry le fuera tan indiferente. No sabía qué decirle. No es como que pudiera agradecerle por no acostarse o salir con Harry. De pronto sintió envidia. Porque Ginny daría cualquier cosa por estar en su lugar.

—¿Por qué me dices todo esto? —se atrevió a preguntar

Cho inclinó la cabeza de lado, mirándola a los ojos. Ginny se arrepintió de haber hablado.

—No sé —suspiró —Tal vez me estoy imaginando cosas entre ustedes. Pero bueno... realmente no los entiendo. Viven juntos pero no están juntos, aunque por lo que me ha contado Harry, siempre están juntos. O al menos solían estarlo...

—Sólo somos amigos —repitió Ginny en automático aquella clásica frase

—Claro. —Cho sonaba incrédula. Por un segundo Ginny se arrepintió de estarle abriendo el corazón a aquella casi desconocida. Cho pareció notar su incomodidad —Mira, no voy a intentar sacarte la verdad. Sólo quería decirte que no hay nada entre él y yo... —Ginny se mordió el labio y se aguantó cualquier reacción —Pero a la vez también...

Cho se quedó en silencio como esperando que Ginny la apremiara a continuar. Debió quedarse callada y cambiar el tema, pero su curiosidad pudo más.

—¿También..?

—También quería decirte que no mereces ser el segundo plato de nadie —soltó de golpe, mirándola sin parpadear— ni siquiera de él.

—No es lo que piensas...

—Ya sé que sólo ustedes saben lo que es su relación. Pero sólo espero que no te esté lastimando.

—Harry nunca–

—Por supuesto que no. Él te adora. Me refiero a la situación. Espero que la situación no sea dolorosa para ti. —Ginny desvió la mirada sin saber qué decir. Era como si Cho tuviera acceso a su corazón. ¿Qué acaso su sufrir era transparente al mundo?

—Estamos bien —dijo ella más como para sí misma —somos amigos y ya. No hay nada más...

—No sé... —insistió Cho haciendo que Ginny comenzara a perder la paciencia —llámame anticuada, pero no mereces que esté llevando mujeres al departamento que comparten.

—Yo no tengo ningún problema con-

—Sólo digo que no sería agradable para nadie. —Ginny no supo qué contestar. Cho la tomó de las manos —Ginny, mírate. Eres la mujer más hermosa del lugar. Eres talentosa y brillante. Tú eres quien tiene el poder aquí. Sólo digo que no dejes que nadie apague tu luz.


Las palabras de Cho continuaron resonando en su cabeza después de aquella conversación, incluso después de cambiar de tema a cosas más banales, como la comida y el buen clima. Incluso cuando Cho se tuvo que ir y Hermione y Ron se sentaron con ella, Ginny se seguía sintiendo muy conflictuada. Entre la alegría de saber que Cho y Harry no iban a ser nada oficial ni informal, y la desazón que le causaron sus palabras.

Su hermano y cuñada la interrogaron muy curiosos acerca de por qué se la había pasado platicando muy amistosamente con Cho. Ginny les explicó cómo sucedió todo e incluso les contó ciertas partes de aquella conversación acerca de Harry. Ambos se quedaron sorprendidos al igual que ella.

Un poco después, se les unieron sus tres ex compañeros de Hogwarts mientras comían pastel. Harry, después de haber estado platicando con colegas del ministerio, se acercó a ellos. Le sonrió a Ginny, se sentó a su lado y simplemente se unió a la conversación.

—Siento no haberte avisado de Cho —le dijo en voz baja después de un rato—Pero no me hubieras creído que ella quería platicar contigo.

—Ya sé—dijo con una risa, sacudiendo la cabeza incrédula.

—Parece que se la pasaron muy a gusto...

—¿Celoso, Harry? —intervino Hermione con un tono pícaro. Él sólo rodó los ojos y todos los demás rieron—Vamos, todos vimos que te ignoró por completo y no se le quitó a Ginny de encima.

—Disculpa por robarme a tu novia —le dijo ella sonriente, sabiendo que en realidad no había nada entre Cho y Harry.

—Muy graciosas...

—Es el mejor giro de la trama —dijo Luna riendo—Tus dos novias del colegio se quedan juntas.

Más risas, una expresión de reclamo de Ron, seguido de más risas.

—Mientras no me dejen fuera de la diversión, por mi no hay problema —dijo Harry con aire astuto.

Ginny no pudo evitar sentir un vuelco en el pecho. Su cerebro le decía que ese tipo de comentarios eran comunes viniendo de Harry, pero su corazón se emocionó igual.

—¡Ya quisieras!—resopló Luna

Ginny no supo que contestar. Se dio cuenta que en el pasado, hubiera sido capaz de responder con sarcasmo o algo de inteligencia, pero esta vez su cabeza estaba en blanco. No podía no sobre pensar en las intenciones de Harry diciendo esas cosas.

—Bueno, al menos algunos sí pudieron reavivar la llama —dijo Ron de pronto. Ginny sintió que tenía la intención de cambiar la conversación, pero tal vez era su imaginación.

Todos voltearon a ver a donde Ron señalaba con la cabeza. George platicaba muy de cerca con Angelina y prácticamente se habían pasado toda la tarde juntos.

Hacia el final de aquella reunión, George dio un pequeño discurso de agradecimiento a los invitados que se convirtió en un mensaje para Fred.

Ginny se encontró riendo entre lágrimas ante los comentarios divertidos de George, recordando a Fred. La mano de Harry alcanzó la suya que descansaba en su regazo y le dio un apretón en un intento de reconfortarla. Ella le sonrió con tristeza. Recordó cómo Harry la sostuvo en un abrazo cuando sintió desfallecer en el funeral de su hermano años atrás. Instintivamente, Ginny entrelazó los dedos con Harry y se aferró a él hasta que George terminó de hablar y todos le aplaudieron y vitorearon.

Minutos después cuando los invitados salían de aquel salón, George se acercó a su mesa acompañado de Angelina.

—¿En dónde seguimos la fiesta? —les preguntó con emoción.

Ginny tuvo la impresión qué tenía ganas de sacudirse un poco la tristeza.

—Vamos a bailar —sugirió Ginny pensando en uno de los lugares muggles favoritos de su hermano y George accedió muy dispuesto. Los demás no pudieron hacer más que también acceder. Nadie iba a negarle nada a George ese día.


Un par de horas, mucho baile y muchos shots después, Ginny se encontraba cansada y algo borracha pero se la estaba pasando muy bien. Bailó con su hermano George y con los demás en su grupo sin parar. Después de un rato Neville se había ido, George se encontraba en un rincón de aquel bar besándose con Angelina, y Ron y Hermione se habían desaparecido por completo.

Ginny bailaba en un pequeño triángulo formado por ella, Luna y Dean. Muy al principio, Harry había abandonado la pista de baile y se había dedicado a beber desde la barra del bar, sin dejar de observar hacia esa dirección.

Ella estaba muy consciente de que Harry no dejaba de mirarla. Lo que al principio había creído estaba solo en su imaginación, con el paso de las horas y con ayuda de varios tragos, ahora la empoderaba. El hecho de que no dejaba de atraer las miradas de la gente alrededor, le hacía sentir sexy y segura de sí misma. Tal vez, justo como Cho le había dicho, era ella quien tenía el control de su situación.

Cuando Dean fue al baño, Luna se acercó a su oído, casi gritándole por encima de la música para que pudiera oírla.

—¿Si te das cuenta que Harry te está comiendo con los ojos no? —Ginny soltó una risa azorada, pero asintió. No supo qué decir. Sólo se alegraba de sentir confirmación externa de que aquello no era una ilusión. —¿Y? ¿No vas a hacer nada?

—¿Como qué?

Genuinamente no sabía que hacer.

—Bueno, depende de lo que tu quieras, Ginny. —Ella sólo la miró conflictuada. —Te gusta Harry ¿no? —Luna la vio como si aquello fuera lo más obvio del mundo —Sólo ve por él

El cerebro de Ginny estaba como paralizado. Ni siquiera tuvo energía y consciencia para pretender frente a Luna.

—¿Qué le digo?

—Pídele qué venga a bailar contigo

Ginny negó a media frase.

—Harry no baila

—Bueno entonces dile que te invite un trago. – Ginny no estaba segura. Se mordió el labio sin saber si escuchar a Luna. —¡Ginny, lo tienes en la palma de tu mano! Sólo ve por un shot.

Ella asintió aún insegura.

Caminó pisando firme aunque se estaba muriendo de nervios por dentro. Pudo ver que Harry la miraba fijamente mientras se acercaba a él. Llegó a su lado y pidió un shot de tequila al del bar.

—Que sean dos. Ponlos a mi cuenta—le dijo Harry al muchacho. Ginny le sonrió.

Los dos hicieron aquel ritual que tenían muy bien practicado, sin intercambiar palabras. Sal, tequila y limón, los dos al mismo tiempo. Luego, las muecas al sentir aquel ardor familiar en la lengua y la garganta.

—¿Algo más? —preguntó el del bar

—Otro whisky doble en las rocas —dijo él —¿Ginny?

—Un gin and tonic —dijo ella

El muchacho asintió y se puso a preparar sus bebidas.

—¿Desde cuando tomas gin and tonic? —le preguntó Harry sorprendido, rompiendo el hielo

Ginny se encogió de hombros.

—Desde que salgo con Derek... es su bebida favorita.

Harry resopló y rodó los ojos.

—Por supuesto que te dijo que es su bebida favorita...

—¿Perdón?

—Sólo digo no es casualidad que le gusta el gin cuando está intentando ligarse a GINny Weasley...

—No todos los hombres son unos mentirosos de mierda, ¿sabes?

—Todos los hombres mienten, Ginny. Pensé que te había enseñado mejor.

Ginny exhaló frustrada pero no del todo sorprendida. El chico del bar le pasó su copa y ella dio un pequeño sorbo, saboreando su bebida con lentitud.

—Eres un amargado —le dijo Ginny volteando a verlo.

—¿Por decirte la verdad?

—Por todo... —dijo ella haciendo un gesto con la mano —¿Qué haces aquí aburriéndote tu solo? —Harry se encogió de hombros tomando de su vaso de whisky —Ven a bailar con nosotros...

Harry negó con la cabeza.

—Estoy muy entretenido aquí.

Ginny sintió el shot llegar a su sistema, sintiendo su cerebro y su lengua desconectarse.

—Te voy a cobrar por verme —soltó ella.

Harry rió mirándola como divertido.

—¿Cuánto cobras por tus servicios?

Ginny abrió los ojos y la boca en sorpresa e indignación ante la risa de Harry.

—¡Idiota! —le dijo dándole un manotazo en el brazo con mucha fuerza

—¡Ouch! —se quejó el sobándose —Tu eres la que dijo que me iba a cobrar

—Tu eres el que no deja de verme—le dijo empujándolo de nuevo en el brazo.

—Es que es imposible no hacerlo...

Ginny sintió mariposas en el pecho, en el estómago, en cada parte de su cuerpo.

—Todo el mundo me lo ha dicho hoy —dijo ella intentando sonar desinteresada, apurando otro trago de su copa para ahogar sus emociones.

—Me sorprende que tus hermanos no se escandalizaran.

—No tienen nada que opinar. No me veo indecente. —dijo e instintivamente se alisó la falda que apenas le llegaba a la mitad de los muslos. —Valerie dijo que mis zapatos me hacen ver elegante

—¿Desde cuando muy amiga de Valerie?

Ginny lo ignoró. Muy consciente a pesar de su estado de ebriedad, ella comenzó a modelar sus zapatos para Harry.

—¿Tu qué opinas? ¿Te gustan mis zapatos? – Ginny se estaba asegurando de mostrarle sus piernas. Quería que Harry las acariciara.

—Me gustan tanto que me quedarían bien de aretes. —dijo Harry dirigiendo la vista de sus piernas a sus ojos, recorriéndola entera, causándole un escalofrío.

—¿Qué?— Harry rió ante su confusión.—¿Cómo que de aretes? ¿De qué hablas?— Él sólo rió con más ganas.— ¡Harry!

—Pregúntale a tu novio

—¡Que no es mi novio!

—Porque es un idiota

—Harry…

—¿Por qué no es tu novio?

—¿Por qué te interesa tanto que lo sea? —dijo ella sin poder esconder su enojo y frustración. Harry no contestó y sólo se terminó de un trago la mitad de whisky que quedaba en su vaso. Ginny se dio cuenta que Harry estaba muy, muy, borracho. Más de lo que acostumbraba. —¡Tú eres el idiota! —le dijo ella con mucho coraje, para luego darse la vuelta y regresar a la pista de baile.

—Ginny...—lo escuchó decir arrastrando las sílabas, pero ella no volteó y sólo siguió su camino.

Llegó junto a Luna, que bailaba con Dean, le hizo un gesto con la ceja pero Ginny sólo negó con la cabeza. Luna se encogió de hombros y luego mientras bailaban se acercó a su oído para decirle "él se lo pierde". Ginny le sonrió con cariño. Bailaron juntos un poco más, pero Ginny sentía un vacío en el pecho que no la dejaba en paz.

Luna de pronto le había conseguido alguien con quien bailar. No sabía de dónde ni como había convencido aquel desconocido, pero él no se opuso mucho a acercarse a Ginny. Ella entendió de inmediato el cometido de Luna. Ella misma se encontraba frustrada y enojada por dentro, y bien sabía que Harry la debía estar viendo, así que le siguió el juego a su amiga. Se acercó un poco hacia aquel joven masomenos de su edad y él también hizo lo mismo, cerrando la distancia entre ambos.

Ginny se dejó llevar por la música. Se movió seductoramente, imaginando un universo en que Harry sintiera celos de verla así. Después de un rato, el hombre intentó acercarse de más, incluso tocar su cuerpo. Y ella, a diferencia de tantas otras veces, se dejó.

Volteó a su alrededor pero Dean y Luna ya no estaban. No le importó. Ella tenía derecho a divertirse. Y se podía defender sola. En un rincón de su cabeza, recordó que aquella noche no llevaba su varita consigo, pero no le dio importancia. Nada importaba. Se encontraba con el cuerpo muy pegado al de aquel desconocido que la tomaba por la cintura mientras ambos movían las caderas en sintonía. Pero de pronto, así como habían comenzado a bailar, él la soltó y se alejó de ella, de forma casi mecánica.

–¡Hey! – le gritó pero él sólo le dio la espalda y lo vio desaparecer. Ginny volteó a su alrededor y se topó con un par de ojos verde esmeralda que casi la hicieron perder el equilibrio.

De entre cualquier cosa que Ginny podía esperar de él, Harry la sorprendió, dirigiendo su cuerpo hacia el de ella, como marcando su territorio, y comenzó a bailar.

Ginny no pensó, ni dijo nada, sólo reaccionó en automático y siguió bailando, una vez más. Primero con mesura, como tanteando a Harry que se movía modestamente al ritmo de la música. En las pocas ocasiones que habían bailado juntos, Ginny siempre tenía que estarlo convenciendo y guiando. Esta vez, no iba a decir nada. Esta vez no iban a bailar de forma inocente. Se contoneó seductoramente, moviendo la cadera y alzando los brazos, perdiéndose en el ritmo de la canción. Se pasó la mano por el cabello. Cerró los ojos y se perdió en la música. Giró para que él la viera completa. Podía sentir la mirada intoxicada de Harry sobre cada parte de su cuerpo, que se movía hipnotizándolo.

Se sentía extasiada, sexy, ebria. En ese momento Ginny estuvo convencida de que Harry la deseaba. Allí en esa pista de baile, no había ninguna barrera entre ellos, no había mentiras ni fachadas. Sólo deseo. Jugó con él, provocándolo. Se acercaba por un par de segundos, demasiado cerca, sólo para de inmediato alejarse. Lo miraba de forma seductora, pero él estaba muy serio. Ginny sentía que cada vez él estaba a punto de tocarla, pero se detenía. Quería que dejara de ser tan mesurado. Quería que él tomara el control.

Sin aguantarse más, Ginny pegó su cuerpo al de él y pasó las manos sobre sus hombros, colgándose de su cuello, rozándole la piel con la punta de su nariz, absorbiendo su perfume. Las manos de Harry la tomaron de la cintura haciéndola gemir cerca de su oído. Pero entonces, casi de inmediato, Harry la soltó y dio un paso atrás, alejándola de si mismo con fuerza. Ginny se tambaleó un poco.

Fue como si le hubiera soltado un puñetazo en el estómago y otro en el pecho. ¿Y si se estaba imaginando todo aquello? Harry evitó su mirada. Se sintió estúpida y humillada. ¿Por qué se estaba rebajando de esa forma?

Se giró y caminó fuera de la pista de baile, empujándose entre la gente.

—¡Ginny!—lo escuchó gritar a su espalda en medio del estruendo de la música, pero ella lo ignoró.

Caminó con prisa queriendo meterse bajo una piedra, sintiéndose como la idiota más grande del mundo. Las emociones comenzaban a llenarle el pecho y la cabeza. Corrió hacia los baños, esperando poder escapar al baño de mujeres, pero aquel lugar sólo tenía baños individuales y todos parecían estar ocupados. Se encontró contra el final del pasillo, derrotada.

—Ginny —repitió él llegando junto a ella, agitado. La tomó del brazo para que volteara a verlo. Sus ojos se encontraron. Ella se soltó con brusquedad. — ¿Estás bien?

—Tu nunca bailas conmigo —dijo en voz alta sin poder evitar lo que su cerebro repetía en círculos.

—¿Qué? —dijo él confundido, siguiéndola mientras ella iba de puerta en puerta tocando con fuerza.

—Tu nunca bailas conmigo —repitió ella agitada sin poder articular nada coherente. Sólo que no comprendía. No tenía sentido que Harry bailara con ella en aquella ocasión cuando no se lo había pedido. Cuando en otras ocasiones ella le rogaba y le rogaba y él nunca cedía. ¿Por qué se la había pasado mirándola toda la noche si no tenía interés en ella?

—No entiendo, Gin. —dijo él con aquella expresión desconcertada e ingenua, que sólo la hizo enojar.

—¡Ese es el problema Harry! ¡Qué tu no entiendes nada!

Lo empujó con fuerza queriendo escapar pero él la tomó de los brazos evitándolo. Ginny comenzó a llorar.

—Hey —ella intentaba soltarse pero no podía —Ginny —le dijo mirándola a los ojos. Ella pudo ver genuina preocupación. —¿Qué pasa?

—Que no me quieres —soltó en un susurró sin poder contenerse.

—Sabes que te quiero más que a nada en el mundo

Le acarició el rostro con el dorso de la mano, limpiando sus lágrimas. Ginny sintió su labio inferior temblar. Cerró los ojos aspirando el aroma de Harry, tan cerca de ella, inundándola.

Entonces la puerta del baño frente a ellos se abrió de golpe.

—¡Harry! —soltó Hermione en un grito, saliendo y cerrando la puerta tras de sí. Como Harry la había soltado, Ginny intentó aprovechar para meterse al baño, pero Hermione la detuvo. —Ron está allá adentro —dijo poniéndose muy roja e intentando acomodarse el cabello. —¿Estás bien? —le preguntó con preocupación, abrazándola al darse cuenta que su rostro estaba en lágrimas.

—Creo que está muy borracha —dijo Harry. Ginny sintió su corazón romperse.

El baño de al lado se desocupó y y Hermione la dirigió hacia aquel pequeño cubículo. Harry quiso seguirlas pero su cuñada lo detuvo.

—Vete de aquí, Harry. Después hablo contigo.

Hermione cerró la puerta con seguro y le ayudó a Ginny a limpiarse el rostro. Se vio en el espejo mientras Hermione pasaba un trozo de papel húmedo por su piel. Su cabello estaba alborotado y se pegaba por el sudor a su rostro. Su maquillaje estaba corrido por las lágrimas. Se sintió terrible. Por fuera y por dentro.

—¿Qué está pasando entre ustedes, Ginny?—le preguntó Hermione viéndola con intensidad. Ginny volvió a enfurecerse. Se lavó las manos apresuradamente sin contestarle.—Hey, sabes que puedes hablar conmigo ¿no?

—¿Para que después vayas a decirle todo a él o a Ron? No gracias.

—Sabes que yo nunca-

—No hay nada de que hablar. Sólo estoy ebria y ya. —dijo con una lucidez que resultaba contradictoria.

La hizo a un lado y salió del baño. El pasillo estaba vacío. Caminó pensando en cómo irse, puesto que no llevaba su varita. Salió al pequeño espacio abierto del bar dedicado a fumadores. Un par de chicas platicaban mientras compartían un cigarro en una de las dos mesas. Ginny se sentó en la que estaba vacía. Buscó en su pequeño bolso redondo que llevaba colgado del hombro. Tenía un poco de dinero muggle, suficiente para tomar el transporte público de vuelta a casa. El problema era que no quería regresar a su departamento. No cuando él iba a estar ahí en algún punto.

Tomó su teléfono móvil y vio un mensaje de Derek.

"Te extraño". Era todo lo que decía.

Ginny le marcó de inmediato y le pidió que fuera por ella a aquel lugar. Derek cruzó la puerta que daba a aquel espacio abierto en cuestión de minutos después de que Ginny le había hablado. Se sentó junto a ella dedicándole una sonrisa y Ginny lo abrazó, echando los brazos alrededor de su cuello. Él la rodeó por la cintura.

—Eres hermosa —le dijo rompiendo el abrazo, tomándole el rostro entre las manos y luego la besó.

—Dime algo que no sepa—dijo ella con una sonrisa triste.

—Hey ¿estás bien?

Ginny se encogió de hombros.

—Creo que tomé de más. A veces me pongo triste cuando tomo.

—Bueno, no más alcohol para ti. —le dijo tocándole la nariz con un dedo. Se levantó y le consiguió un vaso de agua, que ella tomó despacio. —¿Quieres venir a mi departamento? Podemos ver una película... o sólo descansar...

Ginny lo miró con ternura, sintiendo mucho cariño por él. Asintió y se acercó a besarlo. Ginny se recordó a sí misma lo que Derek la hacía sentir. Seguridad, esperanza, tranquilidad. Intensificó el beso, rozando con su lengua los labios y la lengua de Derek, ahogando un suspiro. Él le tomó el cuello con una mano y con la otra acarició una de sus piernas, haciéndole sentir electricidad con aquel toque sobre su piel.

De pronto sintió que Derek se alejaba con brusquedad. Abrió los ojos y pudo ver una mano aferrándose al hombro del muchacho, jalándolo hacia atrás. Ginny apenas pudo mantener el equilibrio, mientras le arrebataban a Derek de sus brazos. Reconoció el brazalete de Harry en esa muñeca que tiraba a Derek al piso y le soltaba un golpe mientras caía de espaldas.

—¡QUÍTALE LAS MANOS DE ENCIMA! —gritó Ron detrás, soltando más golpes a Derek

—¡NO! ¡DETÉNGANSE! —gritó Ginny levantándose —¡IDIOTAS, ES DEREK! —vociferó intentando meterse entre ellos y el muchacho en el suelo

Harry se detuvo e intentó detenerla, pero Ginny se soltó y comenzó a pegarle a Ron con todas sus fuerzas.

—¡Ginny, ouch! ¿Qué demonios? —él se detuvo también —Se estaba aprovechando de ti

—¡Estoy saliendo con él, PEDAZO DE IMBÉCIL! —volvió a soltarle golpes con los puños directo a la cabeza.

—¡Te estaba metiendo mano!— se excusó Ron tratando de esquivarla.

—¡Hipócrita de mierda... como si no vinieras de cogerte a Hermione en el baño!

Enseguida los guardias de seguridad del lugar llegaron pero la pelea había terminado. Ginny se arrodilló al lado de Derek, quien estaba consciente pero confundido y sangrando.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó uno de los de seguridad

—El idiota de mi hermano le pegó a mi novio —dijo ella mirando a Ron y Harry con furia.

—Es una pelea doméstica —dijo el hombre a través de su radio —Hay un herido.

Enseguida más gente se aglutinó en aquel espacio de fumadores pero los guardias los hicieron irse. Al final sólo dejaron pasar a Hermione, George y Angelina. Le dieron a Ginny una bolsa con hielos que le puso a Derek en el rostro. Tenía una cortada en la ceja y en el labio.

George se acercó y le ayudó a Ginny a levantarlo del suelo. Lo sentaron de vuelta en una de las bancas.

—¿Estás bien? —le preguntó Ginny preocupada. Él asintió. —Tenemos que llevarlo a San Mungo —le susurró a George —Creo que se pegó en la cabeza al caer.

—Hey, estoy bien —dijo él intentando sonreírle, lo que le causó dolor —Ouch...

—¿Puedes conjurar un traslador?

George asintió y se hizo a un lado, fuera de la vista de los demás. Ginny volteó a ver a Hermione.

—Yo me encargo de estos. —le dijo su cuñada, apuntando con la cabeza a Ron y Harry, que estaban a un lado como perros regañados.

Ginny no podía ni voltear a verlos. Su corazón latía furioso.

—Ginny —le susurró Derek y Ginny le tomó la mano con fuerza —Sé que es lo que menos importa ahora pero... ¿soy tu novio?

Ginny le sonrió entre un suspiro.

—Eres un tonto

—¿Quieres ser la novia de este tonto?

Ginny le asintió, aún preocupada pero enternecida, y le dio un beso en la mejilla que no estaba lastimada.

George volvió a su lado con una lata vacía de cerveza que Ginny asumía era el traslador.

—Siento mucho que así sea como nos conocemos —le dijo su hermano a Derek —Bienvenido a la familia, supongo.

Hermione había logrado que los guardias del bar se fueran. George, Angelina y Ginny se prepararon para tomar el traslador a San Mungo junto con Derek.

Ella no soltó la mano del muchacho ni por un segundo. No volteó a ver a Harry, aún sabiendo que, como el resto de aquella noche, él mantenía su mirada puesta en ella. No lo vio, ni siquiera cuando los cuatro desaparecieron al tomar el traslador.


Notas de escritura: Este capítulo lo escribí en pedacitos del día a día. Estoy muy obsesionada con mi propia historia LOL.

Quiero meta comentar aquí que amé este capítulo. Muchos chef's kisses para mi misma LOL

Pero igual me costó. Aparte me cuesta porque empiezo con una idea y esta evoluciona bastante. Así que tengo que aprender a soltar y dejar la historia fluir.

Por ejemplo este capítulo evolucionó por completo después de que un día estaba escuchando la canción No Lies de Sean Paul y Dua Lipa. Y simplemente esa escena cobró vida por sí sola.