El día estaba nublado con claros acompañado de un viento que hacía que el ambiente estuviera fresco. Sobre un pequeño valle se situaba el siguiente pueblo al que llegaba Lucy. Se llamaba Hiru del cual se constituía por un trazado regular con pocas calles. Lucy paseaba por la calle y no veía un alma hasta que al llegar al extremo este del pueblo vio una muchedumbre rodeando la entrada de una mansión en la que se oía llantos de desesperación de una mujer.

- ¡Encuentren a mi hija, por favor! -decía una mujer desesperada intentando controlar las lágrimas.

Lucy se acercó esquivando a la gente para ponerse delante y vio la imagen desgarradora de una madre llorando mientras era abrazada por su marido intentado de alguna forma amortiguar su dolor.

- ¿¡Pero quién!? ¿¡Pero quién ha sido!? -replicó la señora

- Tranquila la encontraremos -decía el marido mientras intentaba consolarla.

- ¡A quién la encuentre le daremos un millón de jewels! -afirmó la señora.

Entonces Lucy no se lo pensó ni dos veces y se plantó en medio de la escena.

- Estoy dispuesta hacerlo -dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.

- Gracias -dijo la mujer aliviada.

- Pero antes quisiera hacer unas preguntas, así que entre por favor -pidió el padre.

Entró en la casa y se encontró un interior bastante apetecible, suelo de mármol, paredes altas compuestas de tabique. Llegaron al salón de la casa y el matrimonio se sentó detrás de la chimenea mientras que Lucy al contrario, en frente.

Se produjeron unos instantes de silencio. El hombre carraspeaba para poder expresar la información que le iba emitir a la chica. A su vez la mujer se estaba secando las últimas lágrimas que le quedaban ya tras haber derramado todo el océano que separa Ishgar de Arakitashia.

- ¿Cómo se llama usted, señorita?

- Lucy -contestó la rubia al instante.

- Me suena familiar ¿no serás la hija de Jude Heartfilia? -Nada más terminar la pregunta Lucy empezó a sudar, debía mentirle como lo hizo con el alcalde.

- No -manifestó ella con la mayor brevedad posible ante el nerviosismo debido al comentario inesperado del señor.

- Pues debo haberme equivocado. De todos modos no la conozco aunque me han dicho que es rubia como tú y que es bastante preciosa como para... -el hombre no pudo terminar la frase debido a que la esposa le dio un puñetazo en el muslo para que no le contara algún comentario indecoroso- Bueno... -la muletilla fue expresada para poder arreglar la incomodidad de la situación, al ver a su mujer indignada por su actitud- Prosigamos. Deberás buscarla a nuestra hija y traerla aquí de vuelta. La recompensa la que hemos dicho, somos honestos ante estas cosas.

- ¿Pero dónde la puedo encontrar?

- Creo que quién puede -la mujer se quedó mirando la cara de su marido expectante a las palabras que iba clamar sobre el supuesto paradero de su hija- La ha secuestrado Arnox, seguramente lo habrá hecho junto con las serie de sirvientes que hemos despedido.

- Te dije que no lo hicieras, sabes perfectamente que el es muy vengativo y que influye mucho en los demás -dijo la mujer mientras cogía al marido por el cuello de la camisa.

- No podía permitir que siguieran trabajando después de haber intentado robar la joya -dijo el marido intentando calmarla- Seguramente no habrá ido muy lejos con los de su grupo ya que las comunicaciones no son muy buenas para poder salir de aquí, seguramente estará escondido en algún lugar del pueblo pero en ¿dónde? -se puso la mano en el mentón a la vez que se quedó pensativo.

- No se preocupen que estaré el tiempo que falte buscando a su hijo -dijo Lucy con una sonrisa para esperanzarlos.

- Confiamos en usted -afirmó la mujer.

Cayó la noche y la luna llena iluminaba las calles de la ciudad lo cual ayudaba a Lucy caminar e investigar sin necesidad de utilizar una lámpara. No veía absolutamente nada sospechoso pero es que ni siquiera veía un alma porque obviamente era de noche y todos sus habitantes el común de los mortales estaba descansando.

Estuvo media hora a pesar de que sentía como si hubieran pasado tres horas debido al aburrimiento. Decidió sentarse meditando un poco sobre el posible paradero de la víctima. Pero viendo las posibilidades de lograr el objetivo, hizo que se descentrado y que su cabeza flotara hacia fantasías cuya temática central eran su futuro, una de ellas era una trama para una de sus muchísimas futuras novelas, la cual consistía en una historia romántica entre un chico rico y una chica pobre.

La idea le estaba gustando tanto a Lucy que huyó de la realidad para recrear el mundo y la trama de los dos protagonistas. Hay que decir a verdad que era bastante irreal ya que nunca había tenido novio por no decir que era virgen.

El fantaseo de Lucy era tan grande que de hecho fue su perdición en las circunstancias que se encontraba. Una mano, sin previo aviso le tapó la boca. En ese instante, Lucy abrió los ojos e intentó resistirse pero fue inútil ya que un pinchazo de una jeringuilla en la nuca la adormeció.

Una hora después, la rubia se despertó pero no en el lugar de antes sino en una habitación grande con apenas iluminación y con paredes hechas de hormigón rellenas de manchas de humedad. Fue a levantarse pero no podía. Estaba atada a una silla, los pies estaban pegados a ella y las manos igual pero detrás del respaldo.

- Vaya, vaya. Menudo segundo premio nos ha tocado -dijo un hombre que estaba en frente de ella que era corpulento, calvo y con una barba rala y canosa.

- ¿Se puede saber qué estáis haciendo? -preguntó Lucy con miedo.

- Secuestrarte y aprovechar tus encantos -en ese momento el señor se acercó a ella y le acarició el mentón de la chica, lo cual provocó temblores a ella ante la repulsión de aquella acción.

- ¿A qué te refieres con "aprovechar mis encantos"?

- Mi niña, por favor. Quiero decir que vamos a utilizar tu bonito cuerpo para satisfacer nuestras necesidades que este en pueblo chicas guapas no se ven todos los días. La verdad aparte de débil, eres también tonta.

- Es rubia ¿que te esperabas? -dijo otro hombre moreno de mediana edad que estaba junto otros tres parecido a él. Este chiste hizo que los demás se rieran incluido el calvo que por intuición sería el cabecilla del grupo.

Lucy en ese momento comprendió que iba a ser violada en ese momento. Y para colmo en masa. No era un momento muy bello como para perder la virginidad. Al instante, nada más recrear eso, empezó a sudar descontrolada mente.

- Si... Si yo... soy la... segunda... ¿Quién ha sido... la primera? -preguntó Lucy poseída por el miedo.

El hombre calvo se apartó de la vista de Lucy para enseñarle quién era la primera víctima. Se trataba de una chica de la misma edad que ella con el pelo moreno y suelto. En esos momentos la pobre estaba esposada por las extremidades y en la pared. Su rostro lo decía todo, ojos llorosos y con una mordaza en la boca mostrando que llevaba tiempo de esa manera. Los rasgos de la chica eran similares a los del matrimonio rico con el habló Lucy.

- Entonces ¿tú eres Arnox? -volvió a preguntar ella dirigiendo la vista hacia Arnox.

- Veo que el Señor Kalathrov te ha informado de todo ¿pero por qué te diría eso a alguien como tú?

- Porque me comprometí a salvarla -dijo Lucy justo en el momento que iba a empezar a llorar.

- ¿Tú? ¿Salvarla? Veo que el pobre está tan desesperado que no sabe con qué medios puede solucionar sus problemas -Arnox empezó a reír fuertemente.

- ¿¡Y por qué nos hace esto a nosotras!? -preguntó Lucy indignada mientras lloraba como una magdalena.

- Muy fácil quiero ese maldito anillo de plata que ha pasado de generación. La razón para ello es que quiero vengarme de esa familia por haberme tratado a mí y a todos mis camaradas como esclavos. Cuando tenga ese anillo lo venderé y tendré por fin una vida digna. Su hija, Wiria a cambio de ese anillo. Tú serás la intermediara de este intercambio. Se lo dirás mañana, antes vamos a divertirnos con ella y después contigo ¿verdad que sí, chicos?

- ¡Sí, jefe! -gritaron los cuatro esbirros a la vez.

Se dirigieron Arnox y los suyos hacia Wiria. Era una situación crítica. La chica agonizó al ver que iba a ser desflorada por lo que empezó a pegar gritos ahogados debido a la mordaza, pidiendo salvación.

Entonces Lucy, a pesar de tenerlo todo en contra decidió salvarlo. Para ello intentó desatarse las manos. Se las levantó del respaldo y empezó a empujar una hacia atrás. La acción era descarada pero tuvo suerte que los secuestradores estaban concentrada en la morena. Lo consiguió, a decir verdad los nudos no estaban bien hechos. Pero en momento de tener las manos libres ya lo estaban rompiendo la camiseta para jugar con sus senos. No le quedó otra que invocar a uno de sus espíritus. Tenía consigo las llaves y el látigo por lo que se interpretaba que no tenían conocimientos de magia y que la infravaloraban. Decidió sin pensarlo estrenar la llave de Tauro.

- ¡Ábrete Tauro! -bramó Lucy mientras tenía el brazo en alto. Al terminar la exclamación la llave se iluminó y al momento apareció el toro humanoide gigante parlante con su hacha dispuesto a luchar por cualquier causa.

Los cinco secuestradores dejaron de prestar atención a Wiria y se dieron la vuelta hacia Lucy, viendo así al espíritu celestial.

- ¿¡Qué demonios es eso!? ¡Sacad las pistolas!? -ordenó Arnox.

Empezaron a dispararle pero fue inútil ya que Tauro se protegió girándo el hacha. El enemigo se quitó sin munición por lo que tuvieron que recargar. Por lo que Tauro aprovechó para golpearles y estamparles contra la pared derecha dejarlos inconscientes.

- Buen trabajo Tauro. Ahora desátame los pies, por favor -pidió Lucy aliviada

- Por supuesto, bomboncito -respondió Tauro a la vez que cortaba las cuerdas con su hacha.

- Y ahora vuelve que no quiero que otro depravado más me intente violar o algo similar -al instante el espíritu despareció.

Corrió hacia Wiria para liberarla, le quitó las cadenas y la cogió para ponerle los pies en el suelo. Wiria se quitó la mordaza y abrazó a Lucy.

- Gracias, no se que podía haberme pasado de no haber sido por ti -dijo Wiria mientras la abrazaba y lloraba del trauma había sufrido.

- No te preocupes -dijo Lucy con su sonrisa- Será mejor que salgamos de aquí antes que se despierten. Me pregunto dónde estaremos.

Salieron de la sala como alma que lleva el diablo y vieron que el exterior estaba a oscuras, y que olía mal, esto era así porque estaban en los cloacas. La cual no les hizo gracia a las dos. Por fortuna encontraron al lado de la puerta un interruptor que iluminaba los pasadizos por lo que se agradecía.

Estuvieron unos diez minutos buscando una salida pero por medio se encontraron una rata haciendo que ambas se asustaran y cayeran al agua.

- Mierda, estamos sucias -dijo Wiria.

- Igual pero será mejor callarnos por si acaso se enteren de nuestro paradero -dijo Lucy.

Pasaron cinco minutos más y encontraron la salida. Salieron a la superficie y se encontraron en la plaza central del pueblo. Corrieron hacia la mansión que estaba a cien metros del lugar ya llamaron al timbre. Les abrió una sirvienta rechoncha y con el pelo recogido.

- ¿Quién es?

- Soy Lucy y tengo a la hija de los Kalathrov -contestó Lucy con firmeza.

En ese momento a la sirvienta se le abrió los ojos y fue corriendo a la entrada para avisar de la buena noticia. Las luces de la casa se encendieron y aparecieron con todos los sirvientes, los señores Kalathrov con las llaves para abrir. La madre se abalanzó sobre su hija para abrazarla.

- Hija ¿dónde has estado? -preguntó la madre llorando de la emoción.

- No sé estaba en el bosque y creo que uno de los secuaces de Arnox me pinchó con una droga y me secuestraron, al igual que ella. Querían el anillo de la familia -contestó Wiria a la vez quee el padre también la abrazaba.

- Lucy, te agradezco que la hayas traído de nuevo con vida. Te daré tu recompensa pero antes haremos una comida con todo el pueblo para celebrarlo.

Ya por la mañana Lucy desayunó con la familia, y le gustó todo. Un café suave y cremoso acompañado de huevos revueltos y bizcocho, ese fue el desayuno que le gustó tanto que aprovechó para felicitar al chef.

Mientras estaban haciendo los preparativos del gran almuerzo. Lucy y Wiria aprovecharon a dar una vuelta por la periferia del pueblo juntas. El lugar a donde fueron era un bosque con apariencia otoñal llena de árboles cadufolios con un lago en el centro. Se sentaron en una roca que estaba a la orilla del lago para hablar.

- ¿Cómo te llamas? -preguntó Wiria.

- Lucy - contestó la rubia.

- ¿Podrías decirme tu apellido? -Lucy tragó saliva ante la pregunta incómoda.

- Heart... fi... lia - contestó con temor.

- Espera ¿eres la heredera de la familia Heartfilia?

- Si pero por favor no se lo digas a nadie, no quiero volver allí.

- Tranquila, soy de palabra pero ¿por qué te fuiste de casa?

- Verás mi padre no me quería y para él solo era una carga. Él tenía unos objetivos pensados en mí y yo otros. Quería cumplir mi sueño y eso hice. 'Pero no le he plantado cara.

- Algún día deberás hacerlo como yo lo haré hoy.

- ¿En serio?

- Sí. El siempre me está diciendo todo el día lo que tengo que hacer y yo soy dueña de mi propio destino. Ayer me fui aquí porque me enfadé con él porque estoy harta de que siempre haga lo que él quiere a voluntad.

- Gracias puede que algún día tus palabras me sirvan de ayuda.

- Por cierto ¿qué clase de magia usas? Lo del toro ese moló.

- Magia de espíritus celestiales.

- ¡Woauw! Yo quiero aprenderla

- No es tan fácil aprenderla para eso necesitas las llaves y confianza con los espíritus -dijo Lucy enseñando el kit de llaves a la morena.

- Espero algún día ser una maga celestial como tú -dijo Wiria con entusiasmo. La verdad es que se parecía bastante a Lucy con ese optimismo y vitalismo que impregnaba- Otra cosa más ¿hacia dónde te diriges a dónde te diriges?

- A Magnolia, voy a unirme a Fairy Tail seguramente.

- ¡El mejor gremio de Fiore! ¡Te deseo lo mejor! -le besa la mano derecha innumerables veces.

- Tranquilízate que tampoco hay que ponerse así.

- Me has salvado la vida espero algún día unirme a Fairy Tail como tú.

Llegó la hora del almuerzo y todo el pueblo de Requa (el lugar donde se encontraba nuestra protagonista) estaba en los jardines de la familia Kalathrov festejando un gran festín en el que no se paraba de atiborrarse de cerveza y pavo en un día en el que se las nubes se iban de lugar para dar paso al sol).

Llegada la hora del postre, el señor Kalathrov se levantó y se dirigió hacia su hija.

- ¡Queridos pueblerinos! ¡Hoy estamos ante un día muy especial! ¡En este día mi querida Wiria se casará con el varón de Asterias, Burtrus del cual como regalo de bodas será este anillo que pasa de generación en la familia Kalathrov -exponía el señor Kalathrov mientras sacaba de su bolsillo el anillo tan codiciado de la familia que era de plata con una piedra verde en el centro con el grabado del escudo de la familia.

- ¡Ya está bien padre! -exclamó la hija a la vez que se levantaba de la silla- ¡Quiero ser libre! ¡Estoy harta de que siempre haga lo que tu me dictes! ¡Quiero ser maga y pertenecer a un gremio! ¡No ser esposa por conveniencia! -mientras expresó su última afirmación se rajó el traje azul turquesa que llevaba para la ocasión. Este gesto provocó el asombro del público, incluido sus padres.

- Sernus ¡Haz que pare! -dijo la mujer que se levantaba también.

- No te preocupes, Hedua. Lo tengo todo controlado -'dijo él intentando controlarla cogiéndola por los brazos.

- No me vais hacer cambiar de idea -expresó Wiria.

- ¡Para ya! ¡Suficiente ya es el numerito que estás montando! ¡Ya lo hablemos luego! ¡Señoras y señores, lamentamos esto pero la comida se ha terminado! ¡Vuelvan a sus casas!

Una hora después, concretamente eran las tres de las tarde Lucy estaba esperando en la entrada para obtener la recompensa del trabajo.

- Bueno aquí tienes lo que te prometimos. un millón de jewels -dijo el señor saliendo con un fajo de billetes en la mano.

- Gracias -agradeció Lucy con una sonrisa.

- Lamento la espera es que tenemos mi esposa y yo una buena charla con mi hija.

- No se preocupe, adiós -se despidió ella con una sonrisa mientras guardaba el dinero en la cartera.

- Lo mismo digo, adiós.

Lucy salió contenta del pueblo, tenía un buen colchón de gasto para el viaje y había cogido papel y lápiz para plantarle cara a su padre Jude algún día de estos, y que lo hizo un año después.