SOUTH PARK PERTENECE A TREY PARKER Y MATT STONE


Este fanfic es la continuación de otra historia mía titulada "El regreso de Mapache y Amigos". Si no la has leído, recomiendo encarecidamente hacerlo para saber de qué va la cosa


— No veo a Kyle por ninguna parte—observó Sheila a través de la ventanilla del asiento del copiloto, observando la calle con vista de águila.

— Me ha escrito un mensaje, dice que estará aquí enseguida. Hay mucho tráfico—contestó Ike.

— Más le vale...—la oyó murmurar.

Sí, si Kyle se perdía la graduación del instituto de su hermano, ya podía decirle adiós a la vida. Sheila se aseguraría de matarlo bien muerto. Era un momento muy importante para la familia, así que ya podía dejar de hacer el ganso por ahí y mover el culo para allá.

Tan sólo Ike sabía la verdad. Si Kyle hubiera estado bebiendo y perdiendo el tiempo con idioteces, sí que se habría mosqueado con él por no encontrarlo allí, pero él sabía que llegaba tarde porque en ese momento estaba disfrazado de la Cometa Humana y resolviendo un pequeño problemita. No estaba demasiado lejos: estaba bajo sus pies, concretamente, manteniendo a raya a la Gente Cangrejo. Los otros, Stan, Kenny, Wendy, Token, Timmy, Tweek, Clyde, Craig, Scott, Jimmy, también se encontraban allí con él. De modo que Tricia Tucker y Karen McCormick probablemente se estarían preguntando también por qué sus hermanos mayores no estaban con ellos en un día tan especial.

Ike sonrió. Estarían de vuelta pronto. Se lo había dicho Kyle. No había sido una pelea realmente justa, en verdad: la Gente Cangrejo era un hatajo de blandengues y el problema que entrañaban era su número, más que su fuerza. Todo estaba bajo control, Craig, Kenny y él llegarían a tiempo. Tan sólo tendría que ayudarlo a mentir a sus padres mientras tanto.

— Je, escucha esto, Gerald: los Colegas de la Libertad salvan a noventa personas del derrumbe de un edificio—Sheila miraba la pantalla de su móvil con una sonrisa despreciativa—. Qué bonito: quitarle el trabajo a la policía y los bomberos.

— Bueno, son mucho más rápidos y eficientes. Son superhumanos, ya sabes—dijo Gerald, y Ike se alegró de que tuvieran tan buena imagen.

— ¿Y eso no te asusta? Hace años nos preocupaba que nos reemplazaran por robots; ahora son esos...¡bichos raros!—replicó Sheila.

— Creía que te gustaban. Solías decir que necesitábamos a gente así.

— Quizás al principio, cuando South Park se convirtió en un pozo infecto de crimen e indecencia, pero ahora la gente confía demasiado en ellos. ¿No lo ves, Gerald? Pronto empezarán a tomarse demasiadas libertades, por eso de que son 'los héroes'. Además, ¿quién hace nada en este mundo sin que le paguen? ¿Quién va por ahí con la cara tapada por una máscara? No, no. No me gustan. Ni un poquito.

Ike no pudo evitar sonreír al oír eso. Claro, incluso los mejores a veces recibían malas críticas. Justo el otro día se había encontrado con un vídeo en Youtube colgado por los niños PC, en el cual analizaban a los Colegas de la Libertad y decidían que eran problemáticos (¡oh, el oprobio!). No lo había llegado a ver, tan sólo con ver la imagen preliminar ya sabía que no podía tomarlo en serio. ¿Y quién sí? Eran sólo niños con mucho tiempo libre. No era ningún problema. La opinión pública era aplastantemente favorable. Lo que ocurría, simplemente, era que es imposible gustarle a todo el mundo.

Llegaron a la escuela. Ike se bajó y se puso aquel atuendo que encontraba ridículo pero que hizo que su madre se echara a llorar. Tuvo que hacerse un millón de fotos con ella, con su padre, con ambos (y de nuevo Sheila se puso a dar la lata con la ausencia de Kyle), con sus amigos cuando los encontraron. Casi llegaron tarde a la ceremonia.

Él y sus compañeros de clase fueron conducidos a sus asientos. Ambos, su madre y su padre, lo grababan. Su padre intercambió comentarios con el padre de Karen, el cual iba vestido, igual que su mujer y su primogénito, con sus mejores galas (quién lo hubiera dicho). Parecía que Kevin había conseguido que en la cárcel le dieran permiso para asistir. Era un momento realmente estelar para los McCormick: tan sólo Karen había conseguido graduarse del instituto, y a Ike le habían contado que la habían aceptado en una buena universidad. Claro que era un momento especial.

Cantaron el himno, Sheila siguió mirando a su alrededor con nerviosismo..., o quizás más furiosa que nerviosa. Kyle aún no estaba por ninguna parte.

La representante del cuerpo estudiantil comenzó su discurso. Ike no la escuchó. Era muy probable que nadie lo hiciera. Miró a su alrededor, puso caras a sus amigos, fulminó con la mirada a Firkle Smith por sacudir la ceniza de su cigarillo sobre su túnica (a lo cual él respondió mostrándole el dedo corazón), se hizo algunos selfis.

Entonces lo sintió. Una brisa, salida de la nada. Volvió la cabeza y miró al horizonte. Una figura humana, que cargaba con otras dos personas, acababa de descender del cielo y corría a esconderse detrás de la escuela, lejos de las miradas de todo el mundo. Ike sonrió. Ahí estaban. Y sí, poco después Kyle, Craig y Kenny aparecieron, vestidos para la ocasión, y se reunieron con sus familias.

— Lo siento, lo siento mucho. Ha debido de haber un accidente o algo, ¡qué pesadilla!—se excusó Kyle, sentándose en el asiento que su madre le había reservado.

— Debiste haber salido antes—lo regañó Sheila. Pero pronto se olvidó del asunto, porque no era momento para regañarlo; tenía el resto del año para hacerlo.

Los demás no parecieron tener problema alguno para reunirse con sus familias. Kyle se sintió un poco celoso por ello. Era el único al que seguían tratando como si tuviera diez años. Pero también se olvidó de ello, porque Ike ya se había hecho mayor y no podía sentirse más orgulloso de él.

Los dos hermanos intercambiaron una mirada. Kyle alzó un pulgar para decirle que todo había ido perfectamente.

Karen también se dio cuenta de la llegada de Kenny y su sonrisa se ensanchó tanto como era posible.

Llegaron justo a tiempo para la entrega de los diplomas.

— Jessica Adkins. Miguel Aguirre. Brooke Atkinson...

Todo iba desesperadamente lento. Ike resopló y se balanceó sobre sus puntillas, miró su teléfono y recibió una regañina por ello.

— ...No pude meterme por esa calle. Está hecha trizas desde el ataque de los zombies nazis, ¿recordáis?—murmuraba Kyle a su madre.

— Sí, deberían hacer pagar a esos Colegas de la Libertad pagar el doble por las cosas que rompen...Pero esa no es excusa, jovencito. Ike estuvo aquí puntual para tu graduación—Sheila sacudió la cabeza.

Cuando por fin oyeron el nombre de Ike, parecía que habían pasado ochenta años.

— Ike Moisha Broflovski.

— ¡Oh, mi niñito!—Sheila cambió por completo, convirtiéndose en un desastre llorón cuando vio a su bebé subir las escaleras para recibir su diploma. Quizás por un momento había creído que no lo iba a conseguir, ya que prestaba infinitamente más atención a las redes sociales que a sus estudios, ¡pero ahí estaba! ¡Y pronto iría a la universidad, encontraría un buen trabajo, y una casa bonita, y se casaría y le daría muchos nietos!

Kyle no llegó a esos extremos, pero aun así aplaudió hasta que las palmas de las manos le quemaron tanto que no pudo hacerlo más. No debía de ser fácil, ser el manager de los Colegas de la Libertad y estudiante, pero se las había arreglado perfectamente. Ike era increíble y él se sentía tan, tan orgulloso de que fuera su hermanito.

Kenny y su familia fueron más lejos. Cuando el nombre "Karen McCormick" retumbó por la explanada, los McCormick se pusieron en pie y chillaron tan alto que todos los presentes volvieron la cabeza hacia ellos.

— ¡ESA ES MI HIJA! ¡ESA ES MI NIÑA!—chilló Carol, aplaudiendo como si quisiera romperse sus propias manos.

— ¡TODOS LOS QUE DIJISTEIS QUE NINGÚN MCCORMICK PASARÍA DEL INSTITUTO, QUE OS FOLLEN Y COMEDME EL CULO!—gritó Stuart, agitando el puño en el aire.

— ¡SÍ, Y SI OS HABÉIS QUEDADO CON HAMBRE, CHUPADME LA POLLA!—se unió Kevin, agarrándose la entrepierna con una mano.

Tan sólo Kenny permaneció callado, prefería ahorrarle a su hermana un poco de vergüenza y se limitó a aplaudir y silbar con entusiasmo. Seguramente Karen se lo agradeció.

Comparados con ellos, el resto de las familias parecieron ratones de iglesia, sosos, incluso.

— Os habéis pasado un poco, gente...—se atrevió a decir Karen cuando se reunió con su familia.

— ¿Y qué? Uno sólo se gradúa una vez del instituto una vez en la vida, cariño. Estamos tan orgullosos de ti—Carol posó las manos en la cara de su hija y la llenó de besos. Apestaba a alcohol.

— Eres la primera de la familia que llega a la universidad—asintió Stuart, abrazándola.

— Intentaré no defraudaros—sonrió Karen, devolviendo encantada el abrazo.

— Tú nunca has sido una decepción, cielo. Has conseguido mucho más que todos nosotros juntos...Especialmente más que el idiota de tu hermano Kevin.

— ¡Mira quién habla, el jodido borracho en paro!—protestó Kevin, y pareció estar a punto de darle a su padre un bofetón.

— ¡No empecéis, vosotros dos! ¡Es la graduación de Karen! ¡Comportaos como personas humanas por una vez, me cago en todo!—se quejó Carol.

Ya estaban así otra vez, como normalmente ocurría cada vez que Kevin y su padre estaban juntos en la misma habitación. Kenny sacudió la cabeza y se llevó a Karen aparte.

— Felicidades.

— Oh, gracias, Kenny—Karen le dio un abrazo—. Temía que no vinieses. ¿Dónde estabas?

— Mi jefe es un cabrón. Pero aquí estoy. ¿De veras creías que me iba a perder tu gran día?—Kenny la sonrió con dulzura.

— ...¿S-Sabes? Debería sentir alivio por que esto haya terminado...Pero ahora me doy cuenta de que...Esto no es más que el principio...Ahora soy adulta. En unos meses iré a la universidad...Es algo completamente nuevo, y está tan lejos de aquí...Estaré sola...

— No tengas miedo. Has demostrado que puedes hacer todo lo que te propongas. Puedes hacerle frente a la universidad, la vida de adulto y todo lo que te pille por delante.

— Sólo dices eso porque eres mi hermano—sonrió Karen.

— Pues claro, pero lo creo de verdad. Por cierto, ahora que hablas de la universidad...Tengo un regalo de graduación para ti—Kenny le entregó a Karen un sobre cerrado. Cuando ella lo abrió, encontró un buen fajo de billetes.

— Pe-Pero Kenny...—la chica los contó y sus ojos se abrieron desmesuradamente.

— La universidad es cara, así que quería contribuir.

— Pero Kenny...Esto es demasiado dinero. Deben de ser meses de trabajo...¡No puedo aceptarlo!—Karen trató de devolvérselo, pero Kenny negó con la cabeza.

— Es tuyo. Si me lo quedo, seguro que me lo gasto en bebida, chicas y mierdas. Tú le darás mejor uso. Tú sólo...no se lo digas a Mamá y Papá, o a Kev. Por si las moscas.

Karen suspiró y estrechó a Kenny en sus brazos.

— Te quiero mucho...

Kenny sonrió. Si hubiera sabido que tan sólo unas pocas horas antes ese cuerpo que estaba abrazando había sido despedazado por una Persona Cangrejo enorme...

...Sí, su "Ángel Guardián" estaría siempre a su lado...

— Así que, ¿todo bien ahí abajo?—preguntó Ike a Kyle cuando ellos también se quedaron solos un momento.

— Bien. Ningún problema—Kyle se interrumpió para hacerle un gesto a Craig, el cual posaba para una foto con Tricia. «Otra para Tweek», decía el señor Tucker...Aunque parecía que sus hijos ya habían tenido bastante. La cara de Craig parecía gritar que prefería lidiar con la Gente Cangrejo a posar para una foto más.

— Tengo noticias de un incendio en el cine, pero Pasoraudo y Escort ya están en ello. Comprenden que no estéis...

— ¿Qué andáis murmurando?—Sheila, claro, tuvo que meter las narices.

— Nada, cosas de videojuegos—sonrió Kyle.

Sheila se los quedó mirando largo rato a cada uno.

— Sí, seguro...—dijo antes de meterse en el coche, para celebrar la graduación de Ike en el City Wok.

— No seas tan suspicaz, Sheila. Tan sólo están hablando de sus intereses en común, como hacen todos los hermanos. Al menos Kyle ya no le pega patadas a Ike—dijo Gerald a su mujer mientras arrancaba el coche.

— Sí, lo sé, pasan mucho tiempo juntos últimamente. Debería estar contenta de que se lleven bien...

Sheila no terminó la frase. No llegó a compartir ese enorme "pero" que tenía en la cabeza...


Gracias a la velocidad de Pasoraudo y los mensajes de Escort que sacaron a la gente de allí, el incendio en el cine no causó ninguna desgracia. Su intervención fue aplaudida y, mientras que Jimmy estaba acostumbrado a ello, siendo comediante como era, Wendy aún seguía sonrojándose como si fuera una novata y no llevara dos, casi tres años haciendo esto. Se agarró a su compañero y ambos salieron corriendo a la velocidad del rayo, ya que su trabajo había concluido y era hora de escapar de aquellos que normalmente se abalanzaban sobre ellos para hacerles preguntas demasiado íntimas, acusarlos de no sé qué e incluso pedirles que hicieran publicidad de sus productos.

Jimmy se detuvo cerca del Estanque de Stark, y allí se sintió libre de quitarse el casco que cubría su cara.

— ¡Fiu! Primero los ca-cangrejos y ahora esto. ¡Y yo que creía que éramos de-demasiados héroes!

Wendy no contestó y Jimmy se volvió hacia ella justo a tiempo para verla doblarse para vomitar.

— Oh. Pe-Perdona.

— No, no ha sido la...velocidad—respondió Wendy, escupiendo—. No me siento muy bien últimamente.

— ¿Has ido a ver a un mé-médico? Quizás sea una gripe.

— Quizás...Las mañanas últimamente se han convertido en una pesadilla...—dijo Wendy a Jimmy, soltándose el pelo y quitándose el antifaz—. Y me siento muy, muy cansada.

Jimmy se quedó callado entonces, con el ceño fruncido.

— Y...

— ¿Sí?

— ¿Has no-notado que tus tetas se hayan hi-hi-hinchado?

Wendy lo miró como si fuera alguna clase de pervertido.

— Quiero decir, me he fijado en que s-sí que parecen más gor-gordas...

— ¿Y qué tiene que ver eso con lo que te estoy contando?—preguntó Wendy, con una mano en la cadera, nada dispuesta a contestar a esa observación.

— No, es sólo que...¿Conoces a Mercedes, la chica de Pa-Pasas?

— ¿Seh?

— Pues un día sus te-te-tetas empezaron a crecer tanto que pensamos que se-se había ope-ope-operado y ocho me-me-mm-meses más tarde, estaba expulsando un bebé de su va-va-vag...

Wendy alzó las cejas.

— ¿Estás sugiriendo que podría estar embarazada?

— ¿Ha-Habéis usado Stan y tú protección mientras...?

— ¡Pues claro! ¡Nunca le dejo tocarme un pelo sin ponerse un condón antes!

— Bueno, los co-condones no son efectivos al 100%. En realidad, como mucho, al 80-90%. Se pueden romper, puede haber acci-accidentes...Por eso combino métodos distintos, por si acaso.

— ¡Estoy segura de que no nos ha pasado nada de eso! ...Que yo sepa...—la expresión de Wendy cambió, y se cruzó de brazos—. ...Lo cierto es que...mi menstruación ya se retrasa...

Jimmy apretó los labios y abrió muchos los ojos. Sí. Eso mismo pensaba Wendy: tenía...mala pinta.

— ...Debería hacerme la prueba...Aunque sólo sea para...estar seguros...Porque si estoy...¡No debería hacerme la heroína!

— Sí, y Stan t-tiene que saber que va a ser papá.

— Ya...¡Pero tú no digas una palabra! ¡Prométemelo, Jimmy! ¡Esto quedará entre tú y to! ¡No se lo digas a nadie, A NADIE! ¡Ni siquiera a los otros Colegas! ¡No dejes que Timmy lo lea en tu cerebro! ¿Comprendido?

— ¡C-Claro! ¿Por quién me tomas?— Jimmy irguió la cabeza e hinchó el pecho con aire de decencia.

No era que no confiara en él (aunque tirarse a muchas chicas tampoco le hacía ginecólogo, ejem...). Era sólo que...Si se confirmaran sus sospechas...Sería algo enorme...¡No podría pelear con un bebé en su interior! ¡No podría seguir defendiendo South Park, siendo madre! ¡Tan joven! ¡Apenas acababa de terminar sus estudios! No había tenido tiempo de conseguir estabilidad...Ella y Stan ni siquiera habían hablado de casarse...Ahora tendrían que hacerlo, ¿no? Es decir, si se confirmaba...Pensar en ello hacía que le vinieran todos los síntomas y le diera vueltas la cabeza.

¡Un hijo! ¡Ella!