El juez había subido las escaleras al piso principal de nuevo, con algo de dificultad, no tuvo que abrir la puerta, el asesino la había dejado entreabierta al escapar al piso superior, debía avisar los demás, si el asesino había sido capaz de asesinar tan rápidamente a Maléfica el resto de villanos no tendrían posibilidades enfrentando solos al intruso. Usó el bastón de Maléfica como apoyo para moverse, miró a los lados de nuevo, el área estaba despejada.
-¿Hola?- dijo, su voz resonó en el área vacía. -¿Scar? ¿Capitán?- siseó cuando notó el escozor de la herida al rozarse con la tela de su toga.
Empezó a caminar en busca de los demás, se adentró en el comedor principal, también vacío, con los candelabros aún encendidos, que la habitación estuviera iluminada lo tranquilizó, pensó en regresar al cuartel improvisado que había sido la biblioteca, era lo bastante grande como para esconderse si el enemigo andaba cerca, necesitaba ir a la despensa, el material médico estaba allí, se curaría el corte y buscaría a los demás... si es que seguían con vida para entonces. Ya había caminado por un par de pasillos cuando escuchó los pasos de alguien acercándose de frente a él, agarró de nuevo su puñal con la mano derecha y se posicionó para luchar, tratando de ocultar su herida y el dolor que la provocaba para que su adversario no se aprovechase de su estado. Sin embargo, su actitud se relajó, pero preocupó al mismo tiempo cuando vio correr hacia él a la bruja del mar en su forma humana, con un rostro atemorizado y sin la compañía del león.
-¡Frollo!- dijo ella en cuanto sus ojos se vieron.- ¡Frollo espera!-
-Úrsula, ¿qué pasa? ¿Y Scar?-
-Frollo tenemos que buscar a Garfio.- dijo ella entrecortadamente mientras trataba de recuperar la aliento tras detenerse frente al Ministro.
-¿por qué? Dime lo que ha pasado.-
-Scar y yo revisamos uno de los pasillos de los dormitorios, entré un momento en los aposentos de Jafar para investigar y cuando regresé Scar estaba moribundo en el balcón.-
-Vayamos a por él, tal vez si le curamos.- Propuso Frollo, pero Úrsula negó con la cabeza.
-Ya está muerto, él... dijo antes de morir... oh Frollo, debimos suponer que nadie había entrado, de haber sido así la magia del castillo lo hubiera detectado.-
-¿De qué demonios hablas Úrsula? ¿Qué ha ocurrido?-
-Antes de morir Scar me desveló quién era el asesino.- Frollo abrió los ojos de asombro ante la noticia.- El asesino es el capitán Garfio.-
-Maldita sea, Jafar está con él, debemos buscarlos antes de que lo mate.- el Ministro gruñó por el dolor de su brazo.
-¿qué te ocurre?-
-Me han herido en el sótano, un hombre diría yo... Pero, parecía más fuerte que el capitán.-
-¿a qué te refieres?- preguntó Úrsula.
-Iba vestido con armadura, lo noté cuando choqué con él.- -Tal vez el capitán no esté haciendo esto solo, tal vez otros villanos lo estén ayudando.-
-Lo primero es buscar a Jafar y al capitán.- dijo Frollo.- Si nuestra teoría es cierta y el capitán tiene algo que ver con todo lo que ha pasado debemos averiguarlo.-
-Déjame antes ayudarte.- dijo la mujer. Frollo arqueó una ceja, extrañado.- Sé que estás en contra de cualquier tipo de magia, tanto de héroes como de villanos, pero no podrás luchar con un brazo inservible.- Frollo dio un gesto de molestia, sí, odiaba cualquier tipo de magia, o brujería como él la llamaba, tanto de héroes como de villanos. Pero no podría luchar así, sería demasiado fácil acabar con él en un estado tan indefenso. El Ministro retiró su mano de la herida y dejó que Úrsula la inspeccionara. -Tengo una poción en mi habitación que te ayudará, iremos a los dormitorios y cuando te cure buscaremos a los demás.- propuso.
-De acuerdo.- aceptó Frollo, no estaba en condiciones de discutir en aquel momento, pero la magia lo curaría más rápido y no podía permitirse estar herido en esas circunstancias.
Empezaron a subir las escaleras de nuevo hacia los dormitorios, siendo dos y sabiendo que no se separarían se sentían más seguros, si Frollo había sido atacado el asesino podría estar en el piso inferior, o haber subido por otras escaleras, de vez en cuando uno de los dos giraba la cabeza hacia atrás, temiendo que los atacasen por la espalda antes de continuar su camino.
Llegaron finalmente al dormitorio de la bruja del mar, Úrsula cerró la puerta con llave desde dentro y revisó el cuarto, pero no había nadie, estaban a salvo dentro. Frollo, aún presionando la herida con su mano se sentó a uno de los lados de la cama.
-No tardaré, tú quédate ahí quieto.- Frollo obedeció mientras Úrsula rebuscaba en un armario sobre el fregadero del baño, la mujer agarró con su mano izquierda un bote púrpura y brillante con un líquido verdoso y burbujeante en su interior, se acercó a un toallero y agarró una de las toallas blancas, con franjas azules y decoración de burbujas realizadas con hilo azul claro. -Está bien Frollo, est...- Úrsula notó cómo alguien la tapaba la boca para mantenerla en silencio. -Ssshh, calla.- ordenó el juez, se había levantado de la cama y estaba contra la pared.
Desde fuera se escucharon unos pasos, alguien estaba caminando por el pasillo, cerca de las puertas, donde la alfombra no cubría las baldosas y los pasos de quien se encontraba fuera resonaron antes de desaparecer de nuevo caminando por dónde había venido. Úrsula se acercó al ojo de la cerradura, pero no vio nada.
-Quien haya sido probablemente ya se ha marchado.- susurró.
-No podemos quedarnos aquí, en una habitación cerrada somos un blanco fácil.- contestó el Ministro en voz baja.
-Te curaré y saldremos de aquí. Escocerá un poco, pero todo el dolor desaparecerá después.- Frollo sintió que un paño húmedo se presionaba contra la herida, tal y como había dicho Úrsula, la herida le empezó a arder de forma horrible, se mordió el labio inferior para reprimir las ganas de gritar de dolor y desvelar su posición al intruso, pero en unos segundos el dolor se fue desvaneciendo y la herida se curó mágicamente. Pasaron un par de minutos antes de que Úrsula volviera hablar. -¿puedes moverte ahora?-
-Sí, como si no hubiera ocurrido nada.- contestó Claude Frollo palpando la piel de su brazo, no había dolor, ni rastro de la herida. El juez se levantó y se dirigió hacia la bruja del mar.
- Será mejor que nos reunamos de nuevo, casi nos descubren, si no te hubiera curado tal vez estaríamos indefensos, busquemos a los demás, juntos nos defenderemos mejor.-
