Kenny, Kyle y Stan lanzaron una mirada amenazadora a Cartman. Ninguno de ellos se movió, aún no; tensos, esperaron a ver cuál sería su primer movimiento.

Y resultó que fue una retirada cobarde: se dio la vuelta jadeando, se esfumó por la puerta del sótano y echó el cerrojo tras él.

Salir corriendo como un gallina. Qué típico de él. Era tan patético que no pudieron sino poner los ojos en blanco. No hubo prisa por ir tras él: encerrarse en un sótano no era al fin y al cabo una decisión muy inteligente. La puerta estaba cerrada con un código electrónico, pero no había necesidad de estrujarse los sesos: Stan sólo tuvo que usar su taladro para reventarla. Al entrar descubrieron cables en el marco de la puerta que les hicieron pensar que ésta iba a soltarles una descarga si se equivocaban. Claramente, la rata había llenado su agujero de trampas...

— Conque conseguiste salir de la follada de cerebro que te hizo Timmy, ¿eh?—dijo, bajando las escaleras lentamente—. ¿O es que nunca llegó a controlarte por completo?

— Habéis sido muy injustos conmigo...—no podían ver a Cartman, pero podían oírle hablar desde abajo.

— Las ratas como tú no se lo merecen.

— Yo sí que merecía tener poderes. Vosotros no teníais ni idea de qué hacer con ellos. Yo era el que tenía la visión. No me vengáis con que os obligué a hacer nada: sólo hay que veros. Lleváis puestos mis uniformes. Estáis salvando el mundo, lo cual era idea mía. Y vosotros vais y me echáis y me violáis los sesos. Todo lo que hice fue cumplir nuestros sueños de la infancia...

— Como si fuera nuestro sueño de la infancia ver a nuestra familia y a nuestros amigos en peligro y ser odiados por todo el mundo y pelearnos con los que queremos—Kyle iba a ir primero, pero Kenny lo agarró y tomó la iniciativa, con un ceño fruncido que indicaba suspicacia.

— Queríais ser famosos, queríais la gloria, pero uno no consigue la gloria sin sudor y lágrimas. Yo no lo hice, pero...Teníais que recordar la primera regla del estrellato...

Kenny se movió con lentitud, atento a cada sombra que le salía al paso por las escaleras...

— ...Tienes que estar preparado para encontrarte con gente que te aplastará en cuanto tenga la oportunidad sólo porque puede...

Hubo un chasquido. El escalón sobre el que Kenny acababa de pisar de pronto se abrió y cayó dentro medio cuerpo. Kenny entonces comenzó a gritar; su voz quedó amortiguada por un chirrido ensordecedor. La sangre salpicó por todas partes. Kyle y Stan corrieron a salir de la trampa; cuando lo consiguieron, la mitad de su cuerpo se había esfumado.

No podía morir y todos ellos sabían que su mitad inferior volvería a brotar en un santiamén, pero aquello dolía como mil demonios y no era agradable de ver.

— ¡Estás enfermo, Cartman!—exclamó Kyle—. ¡Lo sabía de antes, pero ahora ya no me cabe duda!

Se moría de ganas por bajar y matarlo, pero Stan le detuvo antes de que moviera un dedo. Señaló algo en el techo. Un sensor que apuntaba al final de las escaleras, que hacía disparar una escopeta que se escondía en un rincón. Kyle asintió y le lanzó un láser.

La explosión hizo que Cartman diera un brinco. Se había apresurado a cambiarse de ropa, se había puesto el uniforme del Mapache. Cuando sus amigos corrieron hacia él, agarró un rifle y disparó sin pensárselo. Alcanzó a Stan en un hombro.

— Tres tíos con superpoderes contra uno que no tiene. Qué heroico—la voz le temblaba a pesar del sarcasmo; nada más propio de un cobarde como él.

— ¿Nos vas a dar lecciones sobre juego limpio después de lo que has hecho?—gruñó Kyle, tras haberle echado un ojo a la herida de Stan y comprobado que sobreviviría, una vez hubieron controlado la pérdida de sangre.

— ¿Por qué íbamos a andarnos con miramientos con alguien que nos ha apuñalado por la espalda?—Kenny por fin volvió con ellos, habiendo recuperado su cuerpo...La ropa no. Estaba medio desnudo, pero en una situación como aquella todos lo pasaron por alto.

Comprendiendo que no iban a ser compasivos con él, totalmente perdida la color, Cartman intentó disparar de nuevo. Kyle usó sus rayos para hacerle gritar, y el arma cayó de sus manos. Disparó otra vez cuando estaba a punto de recogerla del suelo, volatilizando la falange de su dedo. Cartman se agarró la mano pegando un alarido. Alzó la cabeza hacia sus tres amigos.

— ...No podéis matarme...—dijo con voz agitada.

— ¿El viejo cliché?—Kyle frunció las cejas, su semblante serio no cambió en absoluto.

— Ya os habéis cargado a mi madre. Podréis alegar que fue un accidente, pero eso de matarme aposta...Os llevarán a la silla. A ti no, Kenny; tú no puedes morir, ya..., pero te pueden meter en la cárcel y dejar que te pudras ahí por toda la eternidad...

— ¿Sabes qué? Me parece estupendo. Moriré con una sonrisa en los labios...—replicó Kyle, y sus ojos brillaron, preparándose para el disparo definitivo.

Cartman respiró profundamente.

— ¡Éramos amigos! ¡Más que eso! ¡Éramos hermanos! ¡Mirad este sitio! ¡Los buenos tiempos que hemos pasado en este sótano! ¡Las aventuras que tuvimos, que darían para un porrón de temporadas de nuestra propia serie! ¡Y un montón de pelis para el cine y plataformas de streaming! ¡No me digáis que os habéis olvidado de todo! ¿De espiar a las niñas de clase? ¿Obligar a Butters a que hiciera algo avergonzante? ¿Os acordáis de que creamos una banda? ¡Fingerbang!

— La nostalgia no te servirá de nada—Stan no podía mover el brazo izquierdo, pero seguía teniendo el otro para sujetar sus armas.

— ¿Por qué perdemos el tiempo escuchándole? ¿Por qué no le matamos de una vez? Nuestros amigos nos necesitan—dijo Kenny.

— Kenny, escúchame—Cartman se volvió hacia él.

— No.

— Nos hemos reído un montón tú y yo, ¿eh? ¿Te acuerdas de cuando le cogimos el dron al padre de Butters y nos encontramos a la madre de Craig desnuda, el arbusto que tenía entre las piernas? ¿La broma con ketchup que le hicimos a la señora Nelson? El tiempo que pasaste dentro de mi cuerpo; estuviste cómodo, ¿verdad?

— Aquello fue hace mucho tiempo, cuando casi eras aguantable—sin mostrar vacilación alguna, Kenny se acercó con el puño listo para reducirlo a una pulpa.

— ¿Cuándo te has divertido así con estos dos?

Kenny se detuvo.

— ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué te sacrificas por ellos? A ellos nunca les has importado. Siempre era Stan y Kyle, los super-mejores amigos, los dos solitos, siempre juntos, como una par de maricas. ¿Te crees que ha cambiado algo? Sus madres siempre te han visto dejándote los huevos trabajando para ganarte algunos pavos y han dicho: «eso es lo que pasa por no coger un libro nunca», y ellos nunca te han defendido. Presumen un montón en sus redes sociales de sus vacaciones juntos, ¿alguna vez se les ha ocurrido preguntarte si querías apuntarte? Siempre te han echado en cara que te gastaras la pasta, la pasta que te has ganado con un esfuerzo que ellos no han visto, en licor y chicas, cosas que para ti hacen que la vida soportable. ¿Alguna vez te he hecho yo eso?

— ...Tú no has sido un buen amigo que digamos, Cartman...Tú también te reías de mí...

— Te están usando de escudo, tío. Te hacen ir el primero y llevarte todos los golpes. Como si no importaras que sientas dolor...¿A quién le importa Kenny McCormick?

Kenny echó una mirada a Kyle y a Stan. Se había quedado muy callado. La expresión de su cara les hizo temer que las palabras de Cartman hubieran calado muy profundo.

— ¡Tío!—Stan frunció el ceño.

— ¡No es vedad, Kenny, tú sabes que siempre has sido nuestro amigo!—exclamó Kyle.

— ¡No le hagas caso! ¡Sólo está soltando mierda para salvar el culo!

— ¡No caigas, Kenny!

Kenny sabía que Cartman no había dicho ninguna mentira. Sabía cosas de él que ni Stan ni Kyle sabían, porque siempre se habían prestado mucha más atención el uno al otro. Sabía que nunca sería tendría la intimidad que existía entre ellos. Para ellos no era irremplazable. No era especial...

Sin embargo, Kenny se volvió de nuevo hacia Cartman, recuperando su mirada sombría.

— Has jugado con el futuro de mi hermana. Eso es algo que nunca te perdonaré.

Cartman mostró los dientes al esbozar una sonrisa insolente:

— ...Ya os lo he dicho, yo no he hecho nada. No es que hiciera falta. Sabes en el fondo que nadie en tu familia saldrá nunca del vertedero.

Aquello fue más de lo que Kenny podía soportar. Se lanzó sobre él con un rugido, sin darse cuenta de que aquella era la intención de Cartman desde el principio. Probablemente aquella actitud cobardica no era más que una fachada para animarlos a acercarse. Kenny se percató demasiado tarde, cuando ya no podía controlar sus propios impulsos. Cartman rápidamente le agarró el brazo y lo esposó a la mesa a la que había incorporado unas manillas.

Kyle corrió hacia ellos. Cartman se volteó; eso fue todo lo que vio Kyle antes de quedar repentinamente ciego y gritando. Lo que Cartman había hecho fue agarrar su guante con garras de la misma mesa y darle un zarpazo en la cara. Stan sostuvo a Kyle cuando éste se tambaleó, y después él y Cartman rodaron por el suelo. Durante la pelea derribaron dos sillas y se tropezaron con una canasta de baloncesto que había en medio. Cartman consiguió que se le cayera el taladro de las manos. Stan había estado ejercitándose desde que se convirtió en Herramientas, pero mover a alguien tan corpulento como Cartman no estaba resultando nada fácil. Era casi imposible. Además, Cartman no estaba jugando limpio, al clavarle una garra en el agujero de bala de su hombro. Cartman lo empujó con su barrigón y le arrebató el martillo que colgaba de su cinturón. Tirándolo al suelo con un pie sobre su cuello, trató de golpearle la cabeza. Stan consiguió evitar uno de los golpes, el siguiente le hubiera dado en el cráneo de no ser por Kyle, que se abalanzó sobre él.

— ¡Ya está la estúpida Cometa Sionista arruinándolo todo!— se quejó Cartman, agarrándolo del pelo y golpeando su cara contra la pared.

Kenny usó todas sus fuerzas para arrastrar la mesa y acercarse. Consiguió quedar lo suficientemente cerca como para patearle el coxis a Cartman, haciendo que soltara a Kyle. Cartman corrió a por él, con las garras listas. Kyle le mandó una ráfaga de aire que lo empujó a un lado.

Cartman cayó sobre la pata de una de las sillas rotas, quedando empalado por el abdomen.

Stan usó su poderoso cúter para liberar a Kenny de la cadena. Tras una breve y amistosa palmada en la espalda, ambos caminaron hacia Cartman.

Intentó levantarse. Le fue muy complicado, pero de alguna forma consiguió hacerlo. Había sangre por todas partes, y quitarse la pata de la silla no le ayudó. Puso ambas manos sobre el vientre como si eso fuera a bastar para detener la hemorragia y el dolor. Respiraba con cierta dificultad.

— ...No moriré como un sucio villano...Yo no soy el malo de esta historia...sois vosotros...

Era un auténtico demente...Todo lo que había hecho para hacer realidad una fantasía, lo que él entendía que era la justicia, y convertirse en el héroe que creía que era...

Stan se moría de ganas por reventarle los sesos, pero miró a Kyle. Parecía haber recobrado por completo la vista. Luego miró a Kenny. Éste asintió.

Quizás, después de todo lo que Cartman le había hecho a lo largo de su vida, era de justicia que fuera él quien lo hiciera.

Kyle se posicionó frente a Cartman. Sus ojos resplandecieron, cargándose.

— ¡TÚ NO! ¡STAN! ¡KENNY! ¡HACEDLO VOSOTROS! ¡KYLE NO! ¡UN PUTO JUDÍO N-!

Y lo hizo. Le voló los sesos lo que más odiaba en el mundo aparte de los hippies.


Los otros les necesitaban, pero les hacía mucha falta parar un segundo para descansar. Habían encontrado un botiquín por la casa y lo usaron para limpiarse las heridas. Stan consiguió sacarse la bala. Kenny encontró ropa con la que cubrir sus vergüenzas; tuvo que ser de Liane, porque la de Cartman le venía demasiado grande.

Sentados en el sofá, no hablaron ni se movieron por un momento.

A veces volvían la vista hacia el cadáver de Liane, que seguía donde lo dejaron, y sentían una punzada de culpa. En cuanto a Cartman...resultaba extraño que no sintieran nada en absoluto. Fue casi como matar a una cucaracha. Los recuerdos de los cuatro jugando a juegos de mesa sobre esa alfombra, viendo la tele juntos, los disfraces, todo se les venía a la cabeza, pero no les provocaba ninguna emoción.

Probablemente lo haría en unos minutos, horas, días, incluso. Cuando se dieran cuenta de que Cartman se había ido de veras y ya nunca volverían a verlo; de que nunca, jamás, volvería a presentarse.

Stan fue el primero en levantarse con repentina prisa. No le hacía falta decirlo, pero estaba pensando en Wendy. Kenny y Kyle se levantaron también, sin abrir la boca ellos tampoco. Los tres salieron de la casa en silencio.

Cuando estaban ya cerca de la calle principal, intercambiaron una mirada al darse cuenta de una cosa: ninguno de ellos llevaba puesta su máscara. Oh, en fin, no la necesitaban: para entonces, seguro que ya todo el mundo sabía quiénes eran. Así que no pensaron en ello y corrieron a ayudar a sus amigos.

Pero se encontraron con que no estaban siendo masacrados por todo South Park, sino abrazados, alabados, llevados sobre hombros. La alcaldesa estaba dando un discurso frente a las cámaras de televisión que no pudieron oír con todo el ruido.

— ¡Y aquí llegan Herramientas, Cometa Humana y Mysterion! ¡Viendo el deplorable estado en que se encuentran, obviamente estaban luchando contra alguna clase de monstruo!—anunció un reportero a sus espectadores—. ¡Como ya saben, se ha revelado que sus verdaderas identidades son Stanley Marsh, Kyle Broflovski y Kenneth McCormick respectivamente; y que también residen en South Park! Por lo que hemos podido averiguar, Herramientas es el hijo del dueño de las Granjas Tegridad, cantante, guitarrista y compositor, compañero sentimental de Escort, alias de Wendy Testaburger y padre de su hijo. Sabemos poco sobre Mysterion, pero en cuanto a la Cometa Humana, sabemos que trabaja para el...

— ¡Chicos!—Scott se acercó, llevando a Timmy sobre su espalda como si fuera su mochila.

— ¡Ya era hora, macho! ¡Las cosas se pusieron complicadas por aquí y nos habría venido bien vuestra ayuda!—les dijo Craig.

— ¡Stan! ¿Qué...?—comenzó a decir Wendy, y se calló cuando Stan, sin decir una palabra, la abrazó bien fuerte.

— Guao, estáis hechos un asco. ¿Es que Cartman hizo alguna estupidez?—preguntó Tweek.

Los tres amigos no contestaron. Evitaron sus miradas insistentes.

— ¿...Stan?—musitó Wendy.

Fue Timmy quien les ayudó a dar la noticia que eran incapaces de comunicar, después de escanear el cerebro de sus compañeros. La verdad es que agradecieron que les ayudara, porque no creían ser capaces de encontrar las palabras. Un silencio sepultó a los Colegas de la Libertad cuando supieron que Cartman se había ido, cómo y por qué.

— ...Oh, Eric...—murmuró Jimmy, meneando la cabeza con piedad.

— ...Ese pedazo de basura se lo merecía...—Craig fue menos compasivo.

Wendy frotó la espalda de Stan en un intento por reconfortarlo.

— ...Hicisteis lo que teníais que hacer...—les murmuró Token a Kenny, Kyle y a él.

Stan asintió ligeramente. Kenny no se movió y continuó mirando al suelo. Kyle miró hacia Timmy y ambos tuvieron una suerte de conversación sin abrir los labios; Kyle se disculpó en silencio con él por haber cuestionado su decisión de acabar con Ackroyd, habiendo comprendido ahora, aunque sólo fuera un poco, sus motivos para hacerlo...

Decidieron no hablar más de esto. Al menos no por el momento.

Tweek se acercó a curarlos a los tres con sus poderes:

— Menuda nochecita...Me muero de ganas por volver a casa.

— Oh, es v-verdad, chicos, vosotros no lo sabéis. Últimas noticias: Butters ha v-v-vuelto y es malvado. Ha intentado ma-ma-ma-matarnos—dijo Jimmy a los recién llegados.

— ¿Butters?—preguntó Kenny.

— Sí, ha aparecido y se ha puesto a atacar a todo el mundo sin motivo, como un cabrón. Hemos conseguido que se pirara—dijo Craig.

Kenny volvió a apartar la mirada y ya no volvió a hablar, sino que se dedicó a pensar, a recordar...

— Pero tú estás bien, ¿no?—insistió Stan a Wendy, preocupado.

— Sí, todo está bien. Estamos hechos de acero—Wendy lo estrechó entre sus brazos y le dio un beso en la mejilla—. Esta niña nos va a salir amazona.

— Y parece que nos hemos vuelto a ganar nuestra buena reputación—dijo Scott.

— ...Espera. ¿Dónde está Clyde?—preguntó Kyle, mirando a su alrededor, porque acababa de darse cuenta de que faltaba uno—. ¿Está...?

— Je, no te preocupes, está estupendamente—sonrió Token, y le ayudó a localizarlo entre la multitud.

Sí que estaba bien: él y Bebe hablaban muy, muy pegados uno al otro en la otra acera. Llegado cierto punto, Clyde reunió el valor para besarla en los labios, no amparado por la máscara de Mosquito, sino como Clyde, sólo Clyde Donovan. A Bebe no parecía disgustarle la idea: lo agarró y le dio un beso que lo dejó doblado.

— ¡Kenny!—aquella exclamación hizo que Kenny levantara la cabeza, justo a tiempo de ver cómo Karen se lanzaba a sus brazos.

— ¡Stan! ¡Por fin te encuentro! ¿Estás bien?—Sharon también corrió hacia ellos.

— ¡Kyle! ¡Kenny! ¡Stan! ¡Estáis aquí! ¡Empezábamos a pensar que el Profesor Caos os había matado, ¿saben?!—el señor Mackey les dio un abrazo a los tres.

— Je, reconozco que hemos sido duros con vosotros, ¿vale? No sabíamos quiénes érais, creíamos que érais...Ya sabes...Pero está claro que os necesitamos. Has sido un pilluelo, sobrino, pero estás perdonado. Ey, ya tengo de qué fardar en el bar—Jimbo dio un codazo amistoso a Stan.

— Mmmmmsí, no estáis tan mal—Ned asintió, dando una palmadita a Kenny con su única mano.

— No entiendo nada...—confesó Kyle en voz baja.

— ¿Entonces...os parece bien que...?—murmuró Stan.

— ¿Estás de guasa?—dijo un ciudadano anónimo—. ¡Vosotros destruisteis aquel misil chino fuera de control!

— ¡Y detuvisteis la invasión venusina!

— ¡Y a los hombres-soja!

— ¡Y frustrasteis los planes de Kanye para conversirse en presidente y robar la Navidad!

— Tenéis todo el derecho de tener vuestros pecadillos siempre y cuando sea en privado—rió Randy y agarró a Stan como un bruto para revolverle el pelo—. ¡Ah, Stanley, has engañado a tu viejo! Eh, ¿hacéis audiciones? Estaba pensando que podría veniros bien un nuevo héroe...Randy el Maravilloso...Mari Juana...¡Piénsalo! ¡Podríamos combatir el crimen juntos, como padre e hijo!

¿Cómo podía decirle Stan que una de las cosas buenas de ser un superhéroe era que le daba la oportunidad de estar lejos de él?

— ¡Te pillé, pequeño hijo de...!—no todos eran tan tolerantes. Kenny murmuró '¡mierda!' cuando su padre fue hacia él como un toro bravo—. ¡Conque eras tú desde el principio!

— ¡Stuart, los de la tele quieren entrevistarnos!—Carol le agarró de un brazo.

— ¡Espera un segundo, que le rompo los piños y luego...!—pero cuando Stuart quiso darse cuenta, Karen estaba sola. Kenny se había volatilizado—. ¡YA TE PILLARÉ TARDE O TEMPRANO!—chilló para que pudiera oírle, estuviera donde estuviera. Karen no pudo evitar reír.

Heidi también fue al encuentro de Kyle. Él respiró hondo cuando la vio y luego se acercó a ella. Lo primero que ella notó cuando estuvieron uno frente al otro fue la sangre que manchaba su uniforme, cuán desastroso estaba tras la pela.

— Estoy bien—la calmó.

Heidi asintió ligeramente.

— ...Escucha...Ah...Esto...no cambia nada...Ya te lo dije...Sigo siendo yo...Era yo todo este tiempo...—dijo Kyle.

Pero Heidi suspiró.

— No, Kyle. Sabes que no es así. Esto lo cambia todo. Yo me enamoré de Kyle Broflovski. Ahora resulta que también está Cometa Humana. Te creo cuando dices que no heriste a Ike, pero...

— Bueno, intentaste matarme. Eso...en cierto modo es la prueba de que sí que pensabas que yo lo hice.

— No sabía quién eras. Nunca me lo dijiste.

— ¿Cómo iba a hacerlo? Obedeciste a mi madre sin cuestionar nada en absoluto. Es que no podía contártelo. Yo quería decírtelo todo.

— ¿Y por qué no lo hiciste?

— Porque no estaba seguro de que fueras a aceptarlo.

— No lo intentaste siquiera.

— Vi suficiente.

Heidi lo miró dolida.

— ...Me mentiste. Me ocultaste algo muy importante acerca de ti...No puedo confiar en ti, Kyle...

Kyle apretó los labios.

— ...Y yo no me he sentido lo suficientemente seguro como para ser yo mismo contigo...Yo tampoco podía confiar en ti...

— ...Entonces, supongo que ya está todo dicho—una pausa larga, tras la cual Heidi se atrevió por fin a mirarlo a los ojos; no podía creer que esos ojos a los que había mirado con tanto amor pudieran disparar rayos láser—. Gracias por todo, Kyle...Espero que encuentres lo que buscas...Porque está claro que no soy yo...

Le temblaba la voz. Probablemente quisiera echarse a llorar. Kyle no lo podía saber, porque se dio la vuelta rápidamente y desapareció entre la multitud.

Sus padres aparecieron, lo abrazaron, le bombardearon a preguntas, pero Kyle no oyó nada de eso. Una vez más, ese sentimiento. El corazón roto. No. Esta vez era distinto. Ahora sabía que su historia con Heidi se había acabado definitivamente. No habría una tercera oportunidad.

Le daba la sensación de que Cartman hubiera obtenido una última victoria sobre él, y se sintió como una isla de tristeza en una calle donde todos vitoreaban, reían y aplaudían.