ESCRIBIENDO UN NUEVO FUTURO
Capítulo 18: El comienzo de una rebelión:
El grupo formado por L, Yuko y Mello llegó a la sala de control. Near ya estaba allí sentado en una de las sillas giratorias esperando al resto, pero en el momento en el que su mirada se cruzó con la de Yuko ambos la desviaron hacia otro sitio.
L lo percibió, pero aunque le molestara que el de pelo blanco hubiera hecho llorar a su hermana, le había prometido a esta que no tomaría represalias, así que ignoró el gesto y caminó hasta una de las sillas giratorias.
-Bueno, ya que estamos reunidos los cuatro compartiré con vosotros toda la información que tengo – anunció L entonces sentándose a su manera.
Todos lo miraron con mucha atención mientras ponía cosas en su pantalla.
-Bien, lo que ha pasado es que un grupo de personas pretendía poner una bomba en una cárcel, pero por suerte han sido detenidos a tiempo – explicó el moreno – Aún no se sabe gran cosa, pero en el momento de la detención el que parecía el jefe ha declarado que, si Kira no hacía su trabajo, otros tendrían que encargarse.
-¿En serio? Esos tipos deben de estar pirados – opinó Mello rodando los ojos.
-Además, todos los detenidos llevaban puesto esto – continuó L con su explicación mientras ponía una imagen en su pantalla.
-Una máscara, ¿eh? – contestó Near – Muy apropiado para que tu ídolo no conozca tu rostro y no pueda eliminarte.
-Sí, en el fondo saben que lo que están haciendo está mal. Pero aun así lo hacen. Es escalofriante ver hasta dónde podemos llegar a veces las personas… – comentó el moreno – Nuestra prioridad ahora debe ser obtener información. Aizawa se dirige en estos momentos para la comisaría con el objetivo de interrogar a los detenidos, por lo que pronto deberíamos disponer de más datos.
-Perfecto – respondió el del pelo blanco – Yo también avisaré a mis agentes ahora mismo. Les pediré que se pongan a investigar cuanto antes.
-De acuerdo – asintió L.
Near entonces se levantó de su silla y se dirigió hacia la salida, tratando de evitar mirar a Yuko, la cual soltó un suspiro tras irse el muchacho.
"Creo que la convivencia a partir de ahora va a ser difícil…" pensó la chica con tristeza.
OoOoO
Aizawa pasó dentro de la comisaría y se dirigió a la recepción, donde presentó sus credenciales.
-¡Ah! ¡Por supuesto, señor Aizawa! – exclamó el chico que había detrás del mostrador – Pase por aquí, por favor. Le están esperando arriba, en la sala de detención.
-Muchas gracias – contestó él.
Entonces Aizawa subió en un ascensor y, una vez que llegó al piso de destino, avanzó por un largo pasillo hasta llegar a una de las salas de detención.
-Buenas noches – saludó el hombre a los agentes que había allí reunidos.
-Buenas noches – le contestaron.
En la sala contigua detrás de un cristal estaban todos los detenidos, aunque estos últimos no podían ver a los policías, ya que desde su lado el cristal parecía un espejo que les devolvía su propio reflejo.
Aizawa los observó. Los detenidos eran ocho personas en total, y todos ellos aún llevaban puestas sus máscaras.
-Hemos podido atrapar a todos esos, pero creemos que han escapado unos cuantos – le explicó entonces a Aizawa uno de los agentes.
-Habrá que estar atentos por si ocurre otro ataque.
-Sí, eso me temo. Aunque hayan preferido quedarse así con la cara tapada, ya los hemos identificado uno a uno y hemos tomado sus huellas dactilares – siguió explicándole el agente.
-¿Han confesado algo? – preguntó Aizawa.
-Poca cosa… Parece ser que entre ellos no se conocían de nada…
-¿Y entonces cómo han organizado esto?
-Por lo visto han quedado a través de una página de internet – le explicó el agente – El que parece el cabecilla trabaja en una fábrica de fuegos artificiales, y ha sido quien ha proporcionado los explosivos al resto del grupo.
-¿Quién es ese cabecilla del que hablas? – preguntó Aizawa con curiosidad.
-Ese, el de la camiseta roja – contestó señalándoselo con un dedo.
-¿Podría interrogarle?
-Por supuesto – asintió el agente acercándose a un micrófono y pulsando un botoncito que había justo al lado – A ver, el de la camiseta roja – empezó a decir y el aludido se señaló con un dedo – Sí, tú. Pasa a la sala de interrogatorios de nuevo.
Aizawa entonces salió de allí y se dirigió también a aquella sala de interrogatorios, donde ya lo estaba esperando el chico de la camiseta roja junto con otro policía que lo vigilaba.
En el centro de la sala había una mesa cuadrada con una silla a cada lado. Aizawa se sentó en una de ellas y el sospechoso en la otra.
-Así que, ¿haciendo la tarea de Kira? – preguntó el agente – Me gustaría saber todos los detalles sobre lo que ha pasado esta noche.
El chico agachó la cabeza por respuesta. Aizawa entonces lo alumbró con un foco directamente a los ojos y el otro se tapó molesto.
-No tengo ninguna prisa, así que puedo pasarme aquí toda la noche si es necesario, ¿me has entendido? – preguntó el policía con seriedad – Además, este no es el peor método que puedo usar – añadió mientras se ponía unos guantes de látex y le señalaba de un cabeceo una estantería llena de botes con extraños líquidos.
El hombre esperó un par de minutos, pero al ver la poca colaboración del otro chico finalmente se levantó y fue a por uno de aquellos botes.
-Ya se lo he explicado a otro tío antes – murmuró el chico de mala gana entonces – Si Kira no hace su trabajo, vamos a hacerlo nosotros.
-¿Eres tú el jefe de la operación? – le preguntó Aizawa.
-No.
-¿Y quién es entonces?
-¡Yo qué sé! – gritó el chico.
-¡Alguien te habrá dado órdenes, ¿no?! – exclamó Aizawa empezando a perder la paciencia.
-Sí, pero no lo conozco en persona ni sé quién es ni nada. Solo he hablado con él o ella en una página de internet. Ese usuario propuso el plan y pronto organizamos el ataque entre todos – explicó el otro – Puede que la persona que buscáis sea una de las que está en la otra sala. O puede que se haya escapado. Incluso a lo mejor ni siquiera ha venido a esta operación. Vete a saber.
-¿Habrá más operaciones como esta? – siguió preguntando Aizawa.
-Por supuesto – asintió sonriendo con malicia – A no ser que Kira vuelva.
-¡Estáis enfermos! – gritó dando un golpe en la mesa – ¿No os dais cuenta de que con vuestras acciones solo conseguís complicar aún más las cosas? ¡Eso por no hablar de que os estáis jodiendo la vida! ¡Lo que tenéis que hacer es ser ciudadanos honrados y dar ejemplo, maldita sea!
-¡Qué más dará eso! ¡Hace tiempo que yo ya no creo en nada! – explicó el joven desafiándolo con la mirada.
-¡Qué excusa más estúpida! – exclamó Aizawa levantándose de su silla – Ya he tenido suficiente. Puedes llevártelo con los otros detenidos – le dijo al otro policía que había allí en la sala, el cual esperaba apoyado en una pared.
-Sí, señor – contestó obedientemente.
"En resumen, son una panda de chiflados" pensó el agente enfadado mientras salía de la sala.
-Señor Aizawa – le llamó en ese momento un policía más joven que estaba allí en el pasillo.
-¿Qué pasa? – preguntó él.
-El inspector jefe le busca.
-De acuerdo.
Aizawa tomó de nuevo el ascensor y se dirigió al despacho del inspector jefe del distrito, en cuya puerta dio un par de golpes.
-¡Adelante! – escuchó la voz del jefe.
-Con permiso – dijo Aizawa abriendo la puerta y haciendo una reverencia – ¿Quería verme, señor?
-Sí, siéntate – le indicó – Ya te imaginarás que con lo que acaba de ocurrir se está creando un gran alboroto ahí fuera. Verás, lo he estado consultando con otros altos cargos y hemos llegado a la conclusión de que lo mejor es que se diga al público de una vez que Kira es historia.
-Pero señor, ya sabe que es un asunto complicado – replicó el otro – Hay cosas que no deben hacerse públicas bajo ningún concepto.
-Por eso mismo te he llamado a ti. El grupo que diriges es el que más sabe del asunto – contestó el inspector – Me da igual cuántas mentiras haya que inventar, ¡quiero que tranquilices a toda esa muchedumbre que exige que vuelva Kira!
-No será fácil…
-Sigues en contacto con ese maldito L, ¿no es así? – preguntó el jefe y Aizawa asintió – Pues sé listo y pídele ayuda si es necesario. De hecho, creo que la gente lo tomará más en serio si es él quien da la cara y lo explica todo.
-Él jamás dará la cara – negó el otro.
-Es una forma de hablar. Me da igual que sea una estúpida letra lo único que aparezca en la pantalla.
-Hablaré con él – respondió Aizawa.
-Gracias.
OoOoO
Sakura llegó jadeando a su casa. Tras cerrar la puerta echó un vistazo por la mirilla, y vio que por suerte nadie la había seguido. Caminó de puntillas por el pasillo, sin encender las luces para no despertar a sus padres.
-¡Sakura! ¿Eres tú? – la sorprendió entonces la voz de su madre.
-Sí, mamá – contestó ella.
-¿Qué tal tu cena? – le preguntó la mujer con mucho interés.
-Bueno… Un poco aburrida, la verdad – improvisó la chica – Esperaba que hubiera sido un poco más interesante.
-¿Qué? Entonces, ¿no vas a seguir con ese chico? – preguntó la madre visiblemente decepcionada.
-Me lo pensaré – contestó Sakura misteriosamente.
La chica pasó al baño para quitarse las lentillas y después se lavó la cara con agua fría. Llevaba varios días hablándole a su familia de un chico inventado que había conocido en la universidad y con el que supuestamente había quedado.
Pero todo eso era una farsa. Había tenido que mentir a su familia para poder salir hasta tarde y no levantar sospechas, porque si se enteraban de lo que tenía entre manos, definitivamente no se pondrían nada contentos.
Sakura se puso sus gafas de pasta roja, las cuales usaba bastante más a menudo que las lentillas, ya que le resultaban mucho más cómodas. Después la chica pasó a su habitación y se dejó caer sobre la cama con bastante cansancio.
"Gracias a Erika encontré hace tiempo esa página web sobre Kira, y estoy segura de que uno de los usuarios es quien ando buscando…" se dijo. "Cuando hablaron de atacar la cárcel pensé que si acudía yo también podría conocer a ese tipo…".
-He sido demasiado ingenua… – murmuró llevándose las manos a la cabeza para despeinarse – A pesar de las caretas estoy segura de que no era ninguno de ellos. Creo que esa persona se habría comportado más como un líder…
La chica entonces se sentó en su cama y sacó una carta del cajón, la misma que confirmaba su plaza en el cuerpo de policía.
"Sé que he hecho una gran estupidez. Si me hubieran pillado mis futuros compañeros, posiblemente se habría acabado mi sueño de ser policía…" pensó. "Pero esta es mi oportunidad para averiguar la verdad de una vez por todas. La verdad… sobre el asesinato de mi tío" añadió mirando la luna a través de la ventana de su habitación.
OoOoO
Un nuevo amanecer llegó a Tokio. Los detectives se habían pasado la noche en vela tratando de reunir información sobre el caso que tenían entre manos. En ese momento, Yuko entró a la sala de control con más provisiones de café y dulces.
-Buenos días – saludó en general.
-Buenos días – contestaron los demás.
La chica no pudo evitar darse cuenta de que Near fue el único que ni se molestó en mirarla…
-Aquí tienes – le dijo la morena a su hermano mientras ponía una taza de café delante de él.
-Muchas gracias.
-Aquí detrás os dejo más provisiones – indicó Yuko empezando a colocar bandejas con dulces sobre una mesa.
-Estupendo – contestó L.
La chica terminó de poner cosas y al girarse un momento para despedirse su mirada se cruzó con la de Near, aunque ambos la apartaron otra vez rápidamente.
"Esto duele mucho más de lo que esperaba…" se lamentó la morena mientras salía de la sala de control.
Después de eso, se dirigió a la habitación de Misa.
-Hola. Traigo el desayuno – dijo Yuko al pasar.
-¡Bien! Empezaba a tener hambre – contestó la rubia dando un par de aplausos.
La morena dejó un plato con fruta fresca y una taza de café sobre la mesa de cristal.
-¡Qué buena pinta! – exclamó la artista – Por cierto, ¿has hecho algún progreso con… eso?
La otra suspiró.
-Sabía que terminaríamos hablando de esto, así que antes he silenciado la cámara de tu habitación para que no puedan oírnos – contó Yuko con un tono de voz un tanto serio.
-¿Todo bien? No pareces muy contenta…
Yuko caminó hasta la ventana y miró hacia fuera.
-Se lo dije y… me rechazó – explicó con un nudo en la garganta – Me respondió que no sentía lo mismo…
-¿Qué? – preguntó Misa levantándose del sofá de un salto – Oh, no… Lo siento…
-Y ahora… parecía incómodo al verme. ¡Ni siquiera quería mirarme! – chilló desesperada – Seguro que piensa que soy una molestia… Ojalá no se lo hubiera dicho – añadió apretando los puños.
La rubia se acercó hasta ella y la sujetó por los hombros.
-Ni hablar – negó la artista – Hiciste bien al confesarle tus sentimientos. Tú deseas ser feliz con él, ¿de qué otra manera va a saberlo sino?
-Ahí tienes un punto, pero también me gustaría poder seguir hablando con él con total normalidad…
-¿Y por qué no se lo dices? – propuso Misa – Justo así, como acabas de decírmelo a mí. Quiero que tú y yo volvamos a hablar con normalidad – añadió imitándola.
-No hablo de esa manera – se quejó Yuko.
-Bueno, lo importante es que se lo digas a Near – contestó la rubia – Ya verás. Si dos personas están destinadas a estar juntas, al final lo estarán. Confía en mí – añadió con los ojos brillantes – Después de todo el amor siempre triunfa, ¿verdad, Light? – preguntó emocionada mirando la foto de su novio.
"No esperará que responda, ¿verdad…?" pensó la otra sintiendo algo de vergüenza ajena.
-Ah… Todo eso es muy bonito, pero por ahora tengo suficiente con tratar de recuperar la normalidad con él – habló la morena.
-Perfecto. Te estaré animando de todas formas – respondió Misa cruzando los dedos.
-Gracias. Bueno, tengo que seguir con mi trabajo – dijo Yuko mirándose el reloj – Nos vemos.
-Hasta luego – se despidió la rubia también – Y ya verás cómo todo sale bien.
La morena simplemente contestó con un gesto de despedida antes de salir de la habitación empujando el carrito de los dulces ya vacío.
"Qué exagerada es…" pensó Yuko caminando por el pasillo. "Pero al menos ahora tengo más claro lo que debo hacer. Hablaré con Near en cuanto lo vea y…" agregó doblando una esquina, pero justo en ese momento se dio cuenta de que él la estaba esperando apoyado en una pared.
La chica se detuvo sintiendo el corazón a mil por hora. El detective, por su parte, desvió un momento la mirada avergonzado, pero tomó aire y se la devolvió.
-¿Podemos hablar? – preguntó el chico.
-Claro – asintió ella – Ahora mismo si quieres.
-Bien – contestó Near empezando a enredarse un mechón en un dedo – El caso es que has silenciado la cámara de la habitación de Amane, pero… yo sé leer los labios – reveló y Yuko se puso roja – Tú has disimulado bastante, pero ella no tanto, así que he entendido que deseas que tú y yo volvamos a hablar como siempre.
-Sí… Eso es cierto… – admitió – Me parece que hay una distancia entre nosotros desde que te dije lo que siento y… la verdad es que odio esta situación. Perdona si te he incomodado… – se disculpó agachando la mirada.
-Yuko, tú eres la misma de ayer – respondió el de pelo blanco – Nada ha cambiado en ti realmente. Soy yo quien no se está comportando de manera lógica… – añadió cruzándose de brazos – Supongo que no me esperaba esto y ahora no sé muy bien qué debería hacer…
-Misa dice que si dos personas tienen que estar juntas, al final lo estarán – contestó la chica – De la misma manera, supongo que si no tienen que estarlo, jamás lo estarán. Así que diría que no tienes que hacer nada en especial, más bien será el tiempo el que lo decidirá.
-¿Tú crees? – preguntó no del todo seguro.
-No lo sé, pero ya estamos hablando de nuevo y me siento bastante mejor – reconoció ella – ¿Qué te parece si seguimos comportándonos como siempre? – propuso tendiéndole una mano.
Near se quedó mirando la mano de Yuko sin saber muy bien qué hacer, pero finalmente se la estrechó.
-Si a ti te parece bien, a mí también – respondió él.
-¡Estupendo! – exclamó la morena felizmente y el chico le sonrió un poco.
"Me alegro de verla animada otra vez" pensó Near.
OoOoO
-Y, bueno, eso me han pedido que te diga – explicó Aizawa a L.
El detective meditó un momento mientras se llevaba un dedo a los labios.
-O sea, que la jefatura quiere que yo dé la cara y explique al público lo que ha pasado. Sí, es un buen marrón – opinó el detective con tranquilidad antes de echar un trago a su café.
-Dicen que a ti te tomarán más en serio… – trató de convencerle el policía.
L soltó la taza de nuevo sobre el platillo haciendo algo de ruido.
-Está bien – accedió el más joven – En realidad, ya me había planteado la posibilidad de que llegase una petición así.
-Entonces, ¿te encargarás tú de hablar al público? – preguntó Aizawa sintiéndose aliviado.
-Qué remedio – respondió L – Me pondré a hacer un borrador ahora mismo.
OoOoO
Ya por la tarde, L tenía extendidos por toda la mesa un montón de papeles con anotaciones para su discurso.
"Hay algo que no me convence…" pensó el detective releyendo cuidadosamente uno de los folios que había escrito. "Mmm, creo que a este discurso que le falta algo. Es como si no sonara… auténtico".
Subió su vista a las pantallas de vigilancia y pronto localizó a Misa en la cocina. Una idea un tanto descabellada acababa de pasarse por la cabeza del muchacho.
"Por probar…" se dijo L a sí mismo.
El chico se levantó de su silla y fue a la cocina. Allí, Misa se encontraba untando paté sobre unos cuadraditos de pan. Previamente ya había preparado otros canapés con queso y también con salmón. Además, había sacado una bandeja de dulces de la despensa.
-¿Qué estás haciendo? – preguntó L extrañado.
-Hoy he recordado que hay que celebrar el amor, así que voy a preparar una cena especial en la que tendré muy presente a Light, como si fuera una cita – explicó Misa – Por cierto, ¿tienes vino? He estado buscando y no he encontrado.
-¿Vino? – repitió él mirándola como si hubiera dicho una locura.
-Vale, eso es que no – contestó rodando los ojos.
El detective se llevó entonces un dulce a la boca.
-¡Oye! – le regañó la rubia – Los tenía preparados para mi cena.
-Misa, en realidad he venido a buscarte por algo serio, así que presta atención – pidió L tras tragar – No sé si has visto las noticias, pero en estos días ha habido algunas revueltas.
-¿En serio? – preguntó sorprendida – ¿Por qué?
-Porque hay gente que exige que regrese Kira. Ya sabes que eso es imposible, pero ahí fuera nadie sabe todavía lo que ocurrió realmente con él, así que algunos parecen estarse impacientando por su inactividad – explicó el chico – El caso es que voy a explicar al público que Kira ya no volverá a las andadas y, como antigua seguidora suya que fuiste, me vendría bien tu punto de vista.
-O sea… ¿quieres que te ayude a redactar lo que tienes que decir?
-Exacto – asintió él.
-Vale, pero tendrás que esperar hasta mañana – contestó Misa.
-Tengo algo de prisa por empezar – respondió el moreno.
-Ahora mismo estoy ocupada, Ryuzaki – comentó señalando los preparativos de su cena.
-¿No crees que Light se sentiría orgulloso de ti si colaboras en esto? – trató de convencerla.
La chica se sorprendió. Tal vez esa era su oportunidad para redimirse por haber admirado a Kira, pero… no podía dejar colgado a su novio bajo ningún concepto.
-Creo que Light se sentiría más orgulloso si me paso la velada cenando con él – contestó ella finalmente.
L la observó preparando otro canapé. Posiblemente tardaría más en convencerla que en escribir él mismo el discurso entero…
-De acuerdo. Como te he dicho, tengo algo de prisa – dijo el detective dándose la vuelta para marcharse – Si en algún momento cambias de idea, ya sabes dónde estoy.
-No seas pesado. No voy a dejar a Light plantado por ti – contestó la rubia con algo de dureza, hiriendo al detective más de lo que le gustaría admitir.
-Ya, ya lo sé – respondió él cerrando la puerta con poca energía.
"Da igual. No la necesito" pensó L dolido caminando de vuelta a la sala de control.
OoOoO
Un rato después, Misa estiraba un mantel sobre una de las mesas de su habitación hasta dejarlo sin arrugas. Después puso encima dos copas de cristal, una bandeja de canapés y otra de pasteles.
"Y ahora el toque final" pensó empezando a doblar una servilleta. "Esta vez no voy a equivocarme con los pasos" añadió consultando aquel libro de origami que le había regalado L por el Día Blanco. "Gracias, Ryuzaki… Oh…" agregó sintiéndose un poco culpable de haber rechazado ayudarle. "¿Po… por qué me siento así? ¡No era el momento y punto!" se regañó agitando la cabeza.
La chica terminó de decorar la mesa y después fue a por la foto de Light.
-¡Sorpresa! He preparado una cena romántica – le explicó al retrato mientras lo colocaba encima de la mesa.
Misa entonces se sentó justo enfrente y echó agua en las copas de cristal.
-Imagínate que es vino blanco, ¿vale? – pidió ella – Es que Ryuzaki al parecer ni siquiera sabe qué son las bebidas alcohólicas. Aguafiestas – se quejó, pero al momento frunció el ceño.
"Estás en una cita con Light, deja ya de pensar en ese detective idiota" se regañó y entonces empezó a comer.
-Mmm, esto está delicioso – comentó tras llevarse a la boca un canapé de salmón – Deberías probarlo tú también, Light – añadió ofreciéndole otro a la foto.
La chica estuvo con el brazo extendido durante unos segundos que se le hicieron muy largos.
"Un momento… ¿por qué siento que estoy perdiendo el tiempo…?" se preguntó retirando el canapé y comiéndoselo ella misma. "¿De veras me siento tan culpable de no estar ayudando a Ryuzaki…?".
-Po… ¡pondré la tele! – exclamó Misa dándole al botón del mando.
La pantalla se encendió y en ella empezaron a aparecer imágenes de gente protestando en plena calle, algunos incluso enfrentándose a la policía…
-Kira tiene que regresar, y si no lo hace nosotros debemos continuar su labor – aseguró un hombre al que entrevistaron.
-Oh, no… Es verdad que la gente está volviéndose loca ahí fuera… – comentó la rubia preocupada.
L seguía luchando contra el fantasma de Kira mientras ella estaba cenando despreocupadamente con una foto…
"¡Basta! Ese detective es un tonto y… y… a veces también me ayuda…" pensó Misa completamente arrepentida. "Vale… Tú ganas, Ryuzaki".
-Discúlpame, Light… – murmuró – Será mejor que dejemos la cena por hoy. Ryuzaki me ha pedido ayuda para frenar la locura de Kira. Ya verás, haré que te sientas orgulloso de mí – añadió con decisión.
Misa entonces salió de su habitación dejando incluso la comida y la bebida sobre la mesa. Al llegar hasta la puerta de la sala de control tomó aire y después entró allí un poco avergonzada.
L se giró desde su silla y su oscura silueta contrastó con la potente luz del ordenador. De un rápido vistazo, la rubia se dio cuenta de que en aquellos momentos no quedaba nadie más aparte del detective en la sala.
-¡Vaya! ¿No habías dicho que no ibas a plantar a Light por mí? – preguntó él sonando un poco sarcástico.
-Si vas a burlarte, me voy ahora mismo – amenazó la chica dándose la vuelta, aunque esperó un momento para darle una oportunidad de respuesta.
El moreno se rascó un pie con el otro. Aún estaba un poco molesto por la contestación que ella le había dado un rato atrás, pero… ahora la chica estaba ahí. Era suya y no de Light…
"¡No pienses estupideces!" se regañó mentalmente el chico. "Simplemente me viene bien su ayuda".
-Lo siento, eso ha sido descortés por mi parte – reconoció L finalmente – Al fin y al cabo, he sido yo quien te ha pedido ayuda en primer lugar.
-Acepto tus disculpas – respondió Misa acercándose y después se sentó en una de las sillas – Muy bien, ¿qué quieres que haga?
-Como te dije antes, estoy redactando un discurso para explicar que Kira no volverá a las andadas – explicó mostrándole unos folios usando sus dedos como si fueran una pinza.
-¿Por fin vas a decir quién fue y cómo mataba? – preguntó intrigada.
-No, no, eso no puedo revelarlo – negó inmediatamente el detective y ella puso cara de fastidio – Se trata de información confidencial, así que no entraré en mucho detalle en esos temas. Bien, el caso es que tú eres una persona que está acostumbrada a hablar al público y también has admirado a Kira, por tanto, creo que eres idónea para que revises mi discurso y me digas si es apropiado para tranquilizar un poco a las masas.
-Es una gran responsabilidad, pero… ¿sabes? Llevo un tiempo preguntándome si puedo hacer algo para compensar por lo tonta que fui admirando a Kira…
-Pues este es tu momento. Sé que es imposible calmar a todo el mundo, pero si pudiera llegar a la mayoría, para mí sería un éxito – dijo L tendiéndole los papeles – Mira, esto es lo que llevo escrito. Léelo con tranquilidad las veces que haga falta e intenta imaginarte las reacciones de los seguidores de Kira, ¿bien?
-Sí – asintió obedientemente – Y si encuentro algo que no me guste, te lo digo, ¿verdad?
-Exacto.
-Pues cuenta con ello – respondió ella con decisión.
La chica empezó a leer y L aprovechó para ponerse a trabajar en otra cosa.
"Qué expresiones tan enrevesadas usa a veces Ryuzaki…" pensó Misa tras mirar un par de párrafos. "¿Y cómo se leerá este kanji*…?" se preguntó confusa.
La rubia se giró para hablarle, pero al final se frenó.
"Ni hablar, se burlará de mí" pensó ella devolviendo su vista al papel.
-¿Algún problema? – adivinó entonces L.
-No, no, todo está bien – negó inmediatamente.
-¿Hay algún kanji que no sepas leer? – preguntó él y Misa abrió los ojos como platos por lo fácil que le había resultado adivinarlo – Era eso, ¿verdad? – añadió acercando su silla a la de ella.
-Emm, pues sí… No recuerdo muy bien cuál es este de aquí – admitió la chica rascándose la nuca.
El detective escribió en pequeño el furigana** en la parte superior del kanji.
-¿Tienes problemas con alguno más? – quiso saber él.
-Espera, ¿no vas a burlarte de mí? – preguntó Misa extrañada.
-¿Por qué? Existen miles de kanjis, y la mayoría tienen varias pronunciaciones. Es normal no acordarse de todos – le restó importancia.
"Vaya… Ya está otra vez siendo amable…" no pudo evitar pensar ella. "A veces hasta es agradable charlar con él…".
-Bueno, entonces si no te importa, ¿podrías ponerle el furigana a este otro kanji? – pidió la rubia – Oh, y a este otro también. Y a este de aquí – añadió mientras los señalaba con el dedo.
-De acuerdo.
Los dos juntos repasaron el texto despacio y L fue anotando en pequeño la pronunciación de todos los kanjis que le daban problemas a Misa.
-¿Lo entiendes todo mejor ahora? – preguntó el detective cuando llegaron al final.
-Sí – asintió – Muchas gracias.
-De nada. Si tienes algún problema más, dímelo – contestó él volviéndole a prestar atención a su ordenador.
-Vale.
La chica entonces se centró en leer minuciosamente el discurso varias veces.
"El texto en general está bastante bien. No sé cómo podría mejorarlo…" pensó Misa. "¡Ya sé! Lo que quiere Ryuzaki es que lo entienda la gente, así que debería simplificar algunas expresiones".
Entonces la rubia se pasó un buen rato anotando las sugerencias que se le ocurrían, sin apenas darse cuenta de que las horas avanzaban.
-Por cierto, ¿te apetece un café? – ofreció L tras echar un trago al suyo.
Misa no respondió y él entonces giró un poco la silla de la chica, encontrándosela dormida. Además, con el movimiento la cabeza de ella resbaló y terminó apoyándola sobre el hombro del detective.
-Oye, no soy una almohada… – se quejó él, aunque no esperaba respuesta.
L pensó que sería una molestia trabajar toda la noche con esa carga en el hombro y, además, en esa posición ella seguramente acabaría con dolor de cuello, así que el chico decidió que lo mejor sería cargar en brazos a la rubia con cuidado hasta su habitación.
-Espero que en esta ocasión no te aferres a mí como la última vez, ¿eh? – le advirtió él recordando bastante avergonzado cómo Misa se le agarró al cuello en sueños.
Por suerte para el detective, la chica parecía bastante más tranquila que en ese entonces y la pudo llevar sin incidentes hasta su cuarto. Allí la dejó sobre la cama y la observó de cerca mientras la arropaba con las sábanas. La rubia tenía una expresión de serenidad en aquel momento, y le pareció bastante hermosa. En realidad, desde que supo de su existencia siempre se lo había parecido, L no podía negar eso.
"Pero que sea guapa, no significa que esté enamorado de ella" pensó el moreno recordando lo que le había dicho Yuko sobre esa posibilidad.
En ese momento, el chico presionó suavemente la nariz de Misa y observó cómo ella ponía una expresión de molestia y se movía un poco sin despertarse.
"¿Lo ves? También tú puedes poner caras feas" se burló él.
El detective volvió a repetir la operación un par de veces más con el mismo resultado y sonrió tontamente con aquel juego. Era muy, muy divertido molestar a esa chica.
L se dio la vuelta sintiendo que, por algún motivo, el mundo no era un lugar tan cruel en esos momentos…
*Kanji: en el idioma japonés se utilizan dos silabarios y los famosos kanjis, los cuales se utilizan principalmente para distinguir palabras que suenan igual.
**Furigana: a veces arriba de los kanjis viene cómo se pronuncian.
Dicho esto, si alguien se está planteando estudiar japonés, que no se asuste porque también tiene sus cosas buenas jajaja. Yo estuve estudiándolo varios años, pero entre la pandemia y que no tenía mucho tiempo libre lo tuve que dejar :( Por supuesto que lo echo de menos, quizás lo retome algún día.
Nozomi Kai y Guest: muchas gracias, me alegro de que os guste la historia. Feliz Navidad y próspero año nuevo, por cierto :)
