CAPITULO 1:

ENCUENTRO NOCTURNO

La noche se cernía sobre la tierra feudal, tiñendo el cielo de tonos morados y negros. Kikyo caminaba con la gracia y la confianza que solo una sacerdotisa experimentada podía tener. Su figura se deslizaba entre los árboles como una sombra, su alma inmortal llevando consigo una historia de amor y traición.

El viento parecía soplar con gran intensidad aquella noche, la sacerdotisa parecía ser seguida por una figura misteriosa que caminaba silenciosamente por el bosque, rodeado por el susurro de las hojas y el crujir de las ramas bajo sus pies.

Ambos se encontraron en el claro del bosque, donde la luz de la luna derramaba un resplandor tenue sobre sus figuras. Aquel misterioso individuo cubierto con una capucha, pero con su mirada fija en la sacerdotisa, se acercó con respeto, pero con una determinación palpable.

¿Eres tú la sacerdotisa Kikyo? — Preguntó aquel misterioso ser.

La sacerdotisa observó a aquel misterioso individuo frente a ella. Contestó con una voz transmitiendo calma y determinación.

Si, soy Kikyo ¿Quién eres tú, y qué propósito te trae ante mi en esta noche sombría? — Dijo mientras apuntaba al desconocido con su arco y flecha.

Me presento, mi nombre es Kenji — Dijo con voz calmada — Soy un humilde viajero en búsqueda de conocimiento.

Este no es un lugar para meros viajeros. — Respondió la sacerdotisa — ¿Qué tipo de conocimiento estas buscando y por qué has venido a buscarme a mí?

No esperaba encontrarme contigo por estos alrededores — exclamó el viajero con cierta sorpresa. — Mi viaje me ha traído a estas tierras por tres razones. Me encuentro en la búsqueda de la perla de Shikon y de un ser maligno llamado Naraku, ya que tengo como misión destruir a ambos. Y mi tercera razón eres tú, he oído hablar mucho sobre ti y de que anteriormente eras la guardiana de la perla, por eso necesito de tu ayuda para poder purificarla y derrotar a Naraku.

La sacerdotisa observó a Kenji con ojos que reflejaban siglos de experiencias y desconfianza.

Los forasteros rara vez traen más que problemas. ¿Por qué debería confiar en ti, viajero?

Kenji suspiró, reconociendo la hostilidad en las palabras de Kikyo.

Como te conté tengo como misión destruir a Naraku, además tengo información que puede ayudarte a destruir la Shikon no Tama de una vez por todas. Pero no puedo hacerlo solo.

La tensión flotaba en el aire, entretejiendo sus destinos de una manera que ninguno de los dos podría haber previsto.

Te confieso que he viajado mucho buscándote — dijo Kenji, rompiendo el silencio que rodeaba el encuentro. — he escuchado muchas historias sobre ti, y también se sobre tu pasado. — Su tono reveló que ya sabía que la sacerdotisa ya no pertenecía a este mundo y había sido revivida en un ritual.

La mirada de la sacerdotisa se endurece mientras se mantiene en silencio, evaluando cada palabra que expresa el viajero y determinando su intención.

Mi pasado es bastante complejo. Si, he experimentado la muerte y la resurrección. Pero eso no me hace más vulnerable. ¿Qué es lo que realmente deseas, Kenji?

Mi deseo es que me ayudes a purificar la perla de Shikon — Dijo Kenji con cierto sentido de urgencia. — Tengo entendido que Naraku posee casi la perla entera bajo su poder, y esta ya se encuentra corrompida por la maldad. Lo que quiere decir que el espíritu de Magatsuhi está ganando la batalla que hay en el interior de la perla.

La sacerdotisa Kikyo observó a Kenji con ojos penetrantes, sintiendo la verdad y la urgencia en sus palabras. La brisa nocturna continuaba jugueteando con las hojas, creando un aura de misterio en el claro del bosque.

Magatsuhi... — murmuró Kikyo para sí misma, recordando antiguas leyendas. — Si Naraku está en posesión de la perla y está corrompida, significa que el equilibrio se ha desvanecido aún más de lo que temía.

Kenji asintió con seriedad, sus ojos reflejando una determinación inquebrantable.

He oído hablar de tu habilidad para purificar la Shikon no Tama. Necesitamos tu poder para revertir la corrupción y detener a Naraku antes de que cause más estragos.

La luz de la luna acariciaba el rostro de la sacerdotisa mientras observaba al viajero con cautela mientras este se sentaba en una roca y suspiraba.

La historia de la perla de Shikon es muy antigua. Hace cientos de años, cuando la joya aún no era corrompida, existía un secreto guardado por los guardianes de la perla.

Guardianes… — murmuró Kikyo arqueando una ceja.

Sí, aquellos que comprendían la verdadera esencia de la perla. Mucho antes de que tu custodiases la perla, existieron otros guardianes que tenían la misma misión que tú, mantenerla purificada. La Shikon no Tama no es solo un objeto, es un ser vivo, con su propia conciencia y deseos. Su corrupción no es solo la obra de Naraku, sino también de los deseos egoístas que la rodean. — explicó Kenji.

La perla de Shikon guarda secretos oscuros. — Dijo Kikyo — ¿Qué otro conocimiento posees sobre la perla?

Secretos oscuros para quien quiera usarla para hacer el mal — Agregó Kenji — Pocos guardianes se dieron cuenta de que, el secreto no está en purificar la perla sino en hacerla desaparecer con el deseo correcto. La perla en si nunca cumplirá el deseo de su portador.

Intrigada, Kikyo se acercó ligeramente, pero aún con cautela. — ¿El deseo correcto dices? Revela la verdad que conoces.

Kenji comenzó a narrar una historia ancestral, una que había sido susurrada por generaciones. Habló de un deseo puro y desinteresado, uno que la Shikon no Tama no pudiera retorcer con su malévola influencia.

El verdadero deseo es aquel que busca la paz y la armonía para todos, sin excepción. Es un deseo que no se deja llevar por la codicia ni por la venganza. Ese es el deseo que puede extinguir la joya y liberar al mundo de su influencia. En pocas palabras, debemos pedir a la perla que desaparezca de este mundo, solo así todo este caos terminará, la perla se purificará y terminara también la lucha interna que trae consigo.

Una luz de comprensión cruza por los ojos de Kikyo mientras asimila las palabras de Kenji.

No puedo negar que la perla y Naraku son una amenaza que no debe subestimarse. Pero, ¿cómo puedo confiar en que tú no tienes intenciones ocultas? — Dijo Kikyo mientras bajaba su arco, pero manteniendo la cautela en su expresión.

Entiendo tu desconfianza, Kikyo. Pero mi único propósito es cumplir mi misión y detener a Naraku. No busco la perla para mis propios fines. — aseguró Kenji, con sinceridad en sus palabras.

La sacerdotisa meditaba durante un momento, sopesando las palabras de Kenji.

Si esto es verdad, si mi deber aún no ha terminado... — murmuró Kikyo para sí misma. Entonces, aceptaré esta tarea. Pero, Kenji, ten en cuenta que mi confianza se gana con el tiempo.

En ese momento el joven viajero se pone de pie y empieza a caminar hacia la sacerdotisa.

Agradezco mucho tu comprensión, Kikyo — respondió Kenji con voz suave, mientras miraba a los ojos de la sacerdotisa y esbozaba una ligera sonrisa. — Después de todo, creo que nuestros caminos se cruzaron por alguna razón.

La luz de la luna iluminaba el semblante tranquilo de Kikyo mientras sostenía su arco.

Nuestros caminos se entrelazaron por el destino. Pero aún debo saber más ¿Por qué has elegido buscarme? ¿Quién te contó sobre mí?

Como te conté en un principio he estado recorriendo varios lugares con el fin de encontrar la perla y al mismo Naraku. Pero en un enfrentamiento que tuve con él fue cuando me percaté de que la perla esta totalmente oscura, por más que lo intenté mis poderes no pueden purificar la perla.

Se necesitan a alguien con un gran poder espiritual para poder purificar la perla. — Dijo Kikyo interrumpiendo el relato de Kenji. —Pero ¿Cómo planeabas continuar enfrentando a Naraku si no puedes purificarla tú mismo?

Por eso el objetivo de mi viaje ha cambiado — Continuo Kenji con su relato. — Después de ese enfrentamiento me di cuenta que yo solo no puedo realizar esta misión, es por eso que conociendo la historia de los antiguos guardianes de la perla empecé a preguntar en las aldeas sobre el último guardián, y me dieron tu nombre, de ahí fui de aldea en aldea preguntando por ti hasta que conocí tu historia.

La brisa nocturna llevaba consigo susurros del pasado mientras Kikyo observaba las hojas danzar en el aire. Su mirada reflejaba cautela.

Los relatos pueden distorsionar la verdad. ¿Qué buscas al conocer mi historia? Las sombras del pasado no siempre revelan la luz.

Para conocer el presente, es necesario conocer nuestro pasado. — añadió Kenji. — Te aseguro que cada uno de los relatos que me han contado sobre ti no han distorsionado ninguna verdad. De hecho, una persona quien conoces me ha contado mucho sobre ti.

Las sombras del pasado se ciernen en la noche mientras Kikyo escucha las palabras de Kenji. Sus ojos reflejan cautela, pero más aún, curiosidad.

Los lazos del destino son complejos. — dijo la sacerdotisa con cierta seriedad. — ¿Quién es esa persona que te ha hablado sobre mí?

La sacerdotisa guardó silencio, su expresión indecisa entre la desconfianza y la curiosidad. Kenji continuó, su tono apacible tratando de disipar cualquier sombra de duda.

En mi camino, me encontré con una sabia sacerdotisa llamada Kaede. — dijo Kenji luego de romper el silencio. — Ella me contó tu historia, de cómo eras la guardiana de la perla de Shikon, y de cómo alguna vez llevaste la responsabilidad de purificar la joya. También se sobre la conexión de Onigumo con Naraku, tu incidente con Inuyasha y sobre como eso te costó la vida.

Los ojos de Kikyo se encontraron con los de Kenji, buscando la verdad en sus palabras. — Kaede... — susurró para sí misma, recordando a su hermana menor.

Sí, Kaede habló de ti con respeto y admiración. — continuó Kenji — De verdad quedé admirado por tus hazañas y sobre todo por tu deber como guardiana de la perla de Shikon, se que llevaste esa carga con valentía. Pero también entiendo como debes sentirte, porque parece que el destino se ha encargado de que esa responsabilidad recaiga nuevamente sobre ti.

Kikyo se sumió en sus pensamientos, reflexionando sobre su pasado y las decisiones que la llevaron hasta este punto. La luna lanzaba su luz plateada sobre ellos mientras la sacerdotisa procesaba la información.

Incluso las almas atormentadas merecen redención — susurró Kikyo para si misma. — Si nuestro destino se entrelaza en la búsqueda de la purificación, caminaré contigo hacia la destrucción de Naraku.

Kenji asintió con respeto. — Entiendo, Kikyo. Este viaje no será fácil, pero juntos, con determinación y confianza, podemos enfrentarnos a lo que sea que nos depare el destino.

Así, el pacto entre Kenji y Kikyo se selló en la quietud de la noche, mientras la luna observaba con benevolencia la unión de dos almas destinadas a desentrañar los misterios de la joya sagrada.