-Esta historia es una adaptación del universo de Star Wars creado por George Lucas, y esta orientada a interpretar la unión de las cuatro generaciones: República, Imperio, Nueva República y Primera Orden, tomando como base los personajes originales que George Lucas tenía en mente desde su concepción de la trilogía original y las precuelas. Les sugiero oír "Phoenix" de League of Legends para Chino, "What Could Have Been" de League of Legends para Sasuke, "Warriors" de Imagine Dragons para Kakashi, y "House of Memories" de Panic! At The Disco para el contexto del capitulo.
—¡Al frente!, ¡Ataquen!— gritó una voz que ella reconoció parcialmente y la ancló a la realidad.
El impacto de las bombas o la artillería sobre el suelo, tan cerca de donde ella se encontraba, logró desorientar profundamente a Chino, haciéndola desplomarse en el suelo y alejarse aparentemente de las fuerzas de la República, postrándose de rodillas e intentando reconocer algo del ambiente que la rodeaba, tratando de enfocar sus ojos en las cosas y que parecían dar vueltas delante de ella, comenzando a erguirse lentamente mientras la nube de polvo se levantaba, dificultándole más la visibilidad, mas la grave voz de alguien dando órdenes en medio de la espesa nube de polvo le recordó sus obligaciones e la hizo mirar en todas direcciones hasta que finalmente alguien emergió de entre la espesura. Según Chino recordaba, con la primera serie de explosiones que se habían detonado, su Maestro el Caballero Jedi Sasuke Uchiha se habia situado espalda con espalda con ella, listo para la batalla y para protegerla, mas las siguientes explosiones la habían desestabilizado y provocado que se alejara de él, siendo ahora su propio Maestro—lo llamaba así en su mente pese a que este no hubiera declarado estar de acuerdo en tomarla bajo su tutela—quien tomaba la iniciativa de contestar el ataque, bloqueando con su sable de luz los haces laser que fueron disparados por la artillería enemiga, protegiéndola distraídamente en el proceso a la par que dirigiéndole una mirada dura, instándola a recuperar su caído sable de luz y no quedarse atrás, dirigiendo sus pasos hacia las filas enemigas para responder, seguido por los soldados clones.
—¡Maestro!— llamó Chino, recuperando del suelo su sable de luz esmeralda y que encendió de inmediato.
—Sígueme, sabionda— indicó Sasuke únicamente, deteniéndose brevemente para voltear a verla.
—Espere, no deberíamos hacer esto— discutió la Chinoike mientras trotaba intentando alcanzar su andar.
—¿Y qué sugieres?, ¿Tienes una mejor idea?— cuestionó el Uchiha observándola por el rabillo del ojo y no volviendo a detener sus pasos.
—No lo entiendo, esto no fue lo que me enseñaron— negó la rubia varios pasos de distancia tras su Maestro, corriendo tras él, pero sin alcanzarlo.
—Ese es tu problema— desestimó el azabache sin inmutarse. —Hasta que tengas una solución, sígueme— ordenó únicamente, no contemplando su negativa.
—¡Maestro, espere!— volvió a llamar Chino, mas no consiguiendo que él se detuviera. —¡¿No iba a entrenarme?!— preguntó entre extrañada y furiosa porque él no le prestara atención.
—¡Te estoy entrenando!— contestó Sasuke manteniendo su postura y sin detener sus pasos.
Como sucedía con todos los Padawan jóvenes, y aunque ella le pareciera mayor en relación a estos, Chino no estaba preparada para la guerra, el mismo Sasuke se sabía una excepción ya que haber crecido siendo esclavo y haber sido liberado mientras un Sith—Pein—intentaba acabar con la vida de Sakura cuando era Reina de Naboo, habia hecho que su enseñanza como parte de la Orden Jedi fuera drásticamente diferente de la mayoría; los Jedi eran emisarios de la paz, eso era lo que se esperaba de ellos, pero Sasuke habia crecido siendo preparado para sobrevivir a los ataques y a la guerra, no se esperaba otra cosa de él y Kakashi habia contemplando esto durante su entrenamiento, puliendo sus propias habilidades en el proceso, y si Chino quería que la tomara en serio como Padawan y aceptase bajo su tutela, primero debía probar ser capaz de sobrevivir a esa batalla. Viendo a los soldados clon vestidos en su armadura pasar corriendo junto a ella, Chino se negó a quedarse rezagada, imprimiendo más velocidad a sus pasos para intentar vagamente alcanzar a su Maestro, entendiendo que de nada le serviría quedarse paralizada en su lugar y formulando preguntas, absteniéndose entonces de entornar los ojos y sintiéndose temblar de los pies a la cabeza mientras corría tras su Maestro, empuñando firmemente su sable de luz esmeralda en su mano derecha, intentando no sobresaltarse más de la cuenta cuando los disparos de la artillería volvieron a impactar en el suelo, no teniendo permitido asustarse esta vez. Nunca habia estado en una guerra…
Pero debía aprender a sobrevivir a esta.
Como Padawan, Chino solo habia formado parte de simulaciones de batalla en los salones de entrenamiento del Templo Jedi, nunca había experimentado una batalla real y sobrevivir a esta nueva experiencia no estuvo exenta de secuelas luego de lo que parecía ser…¿Una hora, dos, tres?, ¿Cómo medir el tiempo? Hasta la luz del sol parecía ser bloqueada por la permanente nube de polvo que se habia elevado desde que la artillería enemiga habia comenzado a impactar con el suelo y todos parecían haberse adaptado a ello, hasta los droides médicos ahora que parecía haberse llegado a un alto al fuego entre los bandos enfrentados para atender a sus heridos, siendo en ese caso los soldados clones y que entre heridos leves o de gravedad se contaban por cientos. Abrumada por toda la sangre, dolor y desesperación que había frente a sus ojos, Chino aproximó sus pasos hacia una de las camillas en que reposaba uno de tantos soldados clones y junto a quien ella se arrodilló, apesadumbrada de que todo esto tuviera que pasar y situando una de sus manos sobre el regazo de este que, aunque gravemente herido, articulo una sonrisa cálida y estrecho su mano contra la suya con las escasas fuerzas de que disponía, apreciando que ella tuviera un poco de tiempo para un soldado más como era él. Ocupado hasta entonces, reformulando su plan de ataque con Rokuro, mientras el enemigo parecía reorganizar sus fuerzas, el Comandante Uchiha acercó sus pasos hacia "su Padawan".
—Ven, sabionda, la batalla no ha terminado, hay más droides Separatistas en camino— llamó Sasuke acercando sus pasos hacia la rubia, que asintió en respuesta. —¿Hay algún problema?— preguntó ante la mirada de pesar que notó en los ojos de la rubia mientras se levantaba a su encuentro.
—Ya hemos perdido a muchos, no deberíamos seguir peleando— contestó Chino con la voz cargada de pesar, no queriendo que nadie más saliera lastimado.
—Siempre habrá un precio que pagar en una guerra— obvió el Uchiha, no pretendiendo ocultarle la oscura realidad del conflicto.
—Fue culpa mía, me confié, creí en lo que me habían enseñado— se adjudicó la Chinoike, considerándose un lastre en esas circunstancias. —Debería haber estado preparada para esto— se habia confiado demasiado y ahora no sabía si está preparada para aquello.
—Esta es una guerra, Chino— suspiró el azabache, no queriendo que ella se castigase en demasiado por desconocer el mundo de la guerra. —Como futura Jedi, tu deber es dirigir, pero también cometemos errores, porque somos humanos— corrigió, esperando que este "fracaso" que ella sentía solo la hiciera desear mejorar.
—Pero nuestros errores cuestan vidas— discutió la rubia, no pudiendo verlo de otra forma. —¿No le molesta eso?— preguntó directamente, atreviéndose a tutearlo.
—Claro que sí— asintió él de inmediato, aunque su habitual estoicismo disimulaba mucho lo que realmente sentía.
Cuando estaba junto a Sakura todo era paz, serenidad, dulzura, alegría y una plenitud como no habia otra en la galaxia…mas estando solo en el frente de guerra su inconsciente estaba plagado de pesadillas, de miedo, sufrimiento, no podía dejar atrás ni su pasado como esclavo ni todas las batallas que habían tomado algo de él, como era el caso de gran parte de su brazo izquierdo y que si bien aparentaba normalidad en el exterior, no dejaba de ser un reemplazo que él cubría con un largo guante de cuero. Tenía sus propios problemas que deseaba ocultar, deseaba olvidar muchas cosas, pero no podía darse el tiempo de intentar lidiar con ello en ese momento, la guerra no le daba tiempo a nadie, y Sasuke realmente quería poder ayudar a Chino en ese momento y evitar que experimentara lo mismo de él, pero no podía, si fuera blando con ella solo le haría creer que el resto del mundo también seria así con ella, y esa sería la peor de las mentiras, por lo que elegía ser directamente duro e inflexible con ella, por lo mismo ni siquiera habia dejado en claro si la aceptaba como su Padawan o no. Puede que las palabras de su Maestro fueran escasas en relación a aquello que ella sentía, pero Chino vio en sus ojos y no encontró nada del estoicismo que podía percibir habitualmente en los soberbios Maestro Jedi bajo quienes habia aprendido, sino que encontró comprensión, ternura y hasta preocupación por ella, no como Padawan sino que como individuo, lo que la hizo sentirse afortunada de tenerlo, pero también la hizo sentir muy fuera de lugar.
—Lo siento, pero no entrene para esto, Maestro, y no creo ser capaz de hacer lo que se requiere— admitió Chino, sintiendo que no era digna de ser su Padawan.
—Tenemos que ajustarnos a los tiempos— difirió Sasuke tan pronto como notó lo que ella pensaba. —Cuando me convertí en Padawan de Kakashi, los Jedi éramos guardianes de la paz, pero ahora…para ganar esta guerra, debo enseñarte a ser una soldado— no le agradaba la idea, pero no podía detenerse a cambiar de parecer u oponerse.
—¿Solo eso le enseñare a mi propio Padawan?, ¿Cómo pelear?— se preguntó la rubia en voz alta y observando a la nada, no sabiendo que legar a las futuras generaciones.
—¿En serio quieres un Padawan?— inquirió el azabache entre sorprendido y divertido. —Enseñar no es tan satisfactorio como dicen— comentó burlón, esperando distraerla.
—¿En serio?, ¿Qué te hace decir eso?— desafió la Chinoike, suponiendo que era una decepción para él para que se expresase de ese modo.
—Es una broma— rió el Uchiha, notando que ella no entendía su sentido del humor.
—¿Quién hace bromas en momentos como este?— decirse sorprendida era un eufemismo para Chino, descolocada era una mejor palabra
—¿Qué prefieres que haga?— cuestionó Sasuke endureciendo su expresión y tono de voz. —Dime, ¿Qué quieres?, ¿Qué me vuelva más serio?— supuso sosteniéndole la mirada.
—Si, eso prefiero— asintió la rubia dando un paso más cerca de él y sin dejar de observarlo, molesta con su actitud.
—Oye, te estoy enseñando a dirigir, a sobrevivir, y para eso tendrás que pelear— dejó en claro el azabache, no queriendo que ella se ilusionara tontamente.
Si lo que Chino hubiera querido, o el Maestro Onoki que la había designado como su Padawan, fuera que aprendiera a meditar, ser una Jedi más tradicional o una pensadora rápida, habría designado que la Chinoike fuera Padawan de Kakashi quien entraba en los estándares más clásicos dentro de la Orden Jedi; él no era nada de eso, detestaba meditar, lo suyo era analizar y estudiar para poder atacar y seguir sus propias ideas en lugar de planes escritos o que otros habían establecido antes que él, y por ende no iba a ser suave con Chino en ningún momento a menos que esto fuera factible fuera del campo de batalla, y aun así dándole su propia independencia. Su madre lo habia amado mucho y Sasuke a ella, también a Sai a quien aún veía como el único hermano real que habia tenido y por crianza, mas en ningún momento había tenido a alguien respirando sobre él, nadie se habia detenido a pensar si estaba bien, Kakashi no era especialmente cariñoso, solo Sakura era la excepción a la regla y, para pesar de ambos, debían ocultar su relación, por lo que las excesivas muestras de afecto en presencia de terceros jamás estaban contempladas, y él no actuaria diferente con Chino. Sorprendida por la abrupta seriedad que adquirió su Maestro y que ella no esperaba en absoluto, pese a si haber contemplado tener un mentor serio y que siguiera la usanza de la Orden Jedi, Chino se sobresaltó ligeramente y apartó la mirada, no sabiendo bien que hacer, recordándose que él era El Elegido de la Fuerza, ¿Cómo podía ella estar a su altura o si quiera intentarlo?
—¿Y si quiero dejar de pelear?— preguntó Chino únicamente, intentando anticiparse a una respuesta dura, mas lo que recibió le sorprendió de sobremanera
—Te mueres— contestó Sasuke con voz dura y solo un segundo antes de escuchar a lo lejos un impacto de la artillería enemiga. —¿Noticias de Kakashi?— inquirió al volverse hacia el capitán del ejército clon.
—Envía sus coordenadas para reunirse con usted, comandante— contestó Rokuro seriamente.
—Vamos, no perdamos tiempo— apremió el Uchiha, concentrándose en el ahora y en nada más.
No quería ser así, no quería ser inflexible, duro, tosco, engreído, arrogante ni indiferente, pero para bien o para mal la guerra los estaba convirtiendo a todos en eso, por ello deseaba que su permanencia en Christophsis llegase a su fin y pronto, podía notar lo que le estaba haciendo el conflicto con los Separatistas y no quería que esa oscuridad que ya habia emergido de su interior una vez—y de la peor forma posible—volviese a tomar el control—, necesitaba regresar con Sakura y alejarse de toda esa muerte y destrucción cuanto antes, pero hasta entonces debía subyugar todos esos malos sentimientos e instarse a sí mismo a resistir ya que, de no hacerlo, nunca estaría preparado para pruebas aún mayores de cara al futuro, y sí que las habría. Escuchando y sintiendo como los primeros ataques reanudados por la artillería enemiga impactaban en el suelo, Chino suspiró y negó en silenció para si a partes iguales, se reprochó por pensar de aquella forma y estando precisamente en el campo de batalla, ¿Y si la mataban precisamente cuando se encontraba dividida por esa clase de pensamientos ideológicos?, ¿Qué excusa daría entonces a su fracaso? Diciéndose eso una y otra vez, no queriendo fallar, Chino volvió a tomar su sable de luz que pendía de su cinturón y encendió la hoja color esmeralda, regresando su vista al frente y viendo como al mismo tiempo su Maestro—cuyos pasos la habían dejado atrás—encendía su sable de luz zafiro, por lo que ella no tardó en correr tras él para intentar alcanzarlo…
Temporalmente se había logrado un cese al fuego, ningún bando parecía ser momentáneamente capaz de avanzar más de lo que ya había hecho ni parecía querer hacerlo en el caso del enemigo, el ejercito Separatista y que se hallaba presionando continuamente al ejército de la República, esperando a que este se rindiera y pudiera tomar botines de guerra seguramente, no era difícil de imaginar y por lo que, aprovechando el cese al fuego, las tropas del ejército clon hubieron dispuesto una improvisada base para que los comandantes Hatake y Uchiha pudieran hablar y discutir cualquier posible plan de acción, gozando con la presencia de Naruto quien había proyectado un mapa holográfico de la ciudad. El ejercito clon estaba presionado en demasía, ya habían sufrido demasiadas bajas y no había reportes de que los refuerzos estuvieran lo suficientemente cerca, y aun de ser este el caso, no podían penetrar en la superficie del planeta debido al bloqueo imperante por parte del Ejercito Separatista, estaban figurativamente atados de pie y manos, y si las cosas seguían así, también lo estarían en el sentido literal, ¿Qué hacer? El tiempo de que disponían hasta entonces era escaso y solo continuaría tornándose así, por lo que mentalmente Sasuke y Kakashi buscaban la solución más próxima posible, aunque fuera temporal, pero contemplarlos en silencio era inquietante para Chino, ella no tenía su mismo ritmo de pensamiento y no estaba acostumbrada a ese tipo de circunstancias, por lo que no sabía que debería hacer, intercambiando una mirada con Naruto y que solo le indicó que escuchara.
—El generador del escudo está en esta zona, y están aumentando el diámetro gradualmente para proteger a sus tropas— comentó Kakashi tras meditarlo mentalmente.
—Nuestros cañones no servirán de nada contra eso— asintió Rokuro tras quitarse el casco, visiblemente frustrado.
—Con forme se acerquen, podríamos intentar atraerlos a los edificios una vez que se hayan acercado lo suficiente, eso emparejaría un poco las cosas— sugirió el Hatake señalando el camino que detallaba el mapa holográfico de Naruto.
—Si el escudo representa tanto problema, ¿Por qué no solo se desactiva?— preguntó Chino inocentemente, no sabiendo bien que idea aportar.
—Estoy de acuerdo, alguien tiene que llegar al generador del escudo y destruirlo— asintió Sasuke, aunque no del todo de acuerdo con "su Padawan".
—Creo que eres el mejor para esa misión, Sasuke— delegó el peligris, confiando en las capacidades de su antiguo Padawan, —y Chino te acompañara— agregó, recordándole que su Padawan debía seguirlo a todas partes, como Sasuke a él en el pasado.
—Es perfecto, Maestro— sonrió la Chinoike visiblemente emocionada.
—Yo soy quien decide, sabionda— reprendió el Uchiha cerrando los ojos un momento y recordándose mantener la calma, lo que hizo que Chino sosegara su entusiasmo.
—Si Rokuro y yo los enfrentamos aquí, tal vez ustedes puedan atravesar las líneas enemigas sin ser detectados— asintió Kakashi, admirando el entusiasmo de la joven.
—Buscaremos la forma— confirmó la Chinoike, teniendo libertad de acción ante la interferencia del Maestro Hatake. —Vamos, Maestro— apremió antes de darle la espalda y alejarse con andar animoso.
—Sasuke…— nombró el Hatake únicamente, llamándolo a ser paciente con ella.
—Contaré hasta diez, contaré hasta diez— contestó el Uchiha únicamente, conociendo bien el sermón y siguiendo con andar lento a una muy emocionada Chino.
En su mente y que siempre veía como Kakashi se cruzaba en su camino tanto en el buen como en el mal sentido, Sasuke casi podía adivinar que su Maestro habia tenido algo que ver en el hecho de que ahora él tuviera a su cuidado una Padawan, es que era demasiada coincidencia que esta chica llamada Chino fuera tan independiente, tan eficiente y al mismo tiempo entrenada tan a la usanza tradicional de la Orden Jedi, como si quisieran que aprendiera algo de ella y que al mismo tiempo la moldease bajo sus enseñanzas, porque la chica tenía defectos muy humanos, casi demasiado para ser parte de la Orden Jedi y eso iba perfecto con él…aunque lo ponía incomodo tener que entrenar a una chica de catorce años, ya que su único contacto con el sexo opuesto habia sido con Sakura a lo largo de los años, y por lo que se encontró pensando una y otra vez en que haría ella de estar en su lugar, eso lo ayudaba a calmarse. El plan, y que Chino fue capaz de ejecutar perfectamente para agrado suyo, era subir a una de las torres más alta por parte de los edificios que se encontraban de su lado de la ciudad—del otro lado estaba el escudo deflector del enemigo y que se acercaba con pasos lentos, pero que se adueñaban de todo—y desde allí observar por binoculares de largo alcance las posiciones enemigas con el fin de analizar cómo actuar de mejor manera en el caso de Sasuke y que concentró sus pozos oscuros en analizar cualquier debilidad, mientras Chino se paseaba nerviosa o ansiosamente a su espalda, él no podía diferenciarlo ni lo intentó.
—¿Y bien?, ¿Cuál es el plan?— preguntó Chino con tono cantarín, casi haciéndole sonreír.
—Creí que tú eras la del plan— difirió Sasuke sin voltear a verla, aunque divertido por ello.
—No, yo tengo el entusiasmo; usted la experiencia y grandes ideas, de quien espero aprender— aclaró la rubia, teniendo los mejores elogios para su Maestro.
—Primero tendremos que atravesar ese escudo e infiltrarnos entre los tanques— determinó el azabache en voz alta y juzgando todo con su inquisitiva mirada.
—¿Y si los rodeamos?— consideró la Chinoike deteniendo sus pasos a la espalda de su Maestro.
—Tomaría demasiado tiempo, lo que ya hemos perdido— negó el Uchiha, aun sin apartar la mirada del punto en que enfocada los binoculares.
—¿Por el centro?— inquirió Chino arqueando una ceja, no sabiendo bien que proponer.
—Solo si te conviertes en un droide— negó Sasuke, mas dándose cuenta de que acababa de pronunciar una posible solución. —Se acabo la espera, tengo un plan— proclamó en voz alta y esbozando una sonrisa ladina.
Lo suyo no era planear realmente, es decir, era lo suficientemente inteligente para orquestar toda una maniobra de ataque o plan de acción en solo segundos, pero en realidad lo que hacía era usar todos los medios a su alcance y armar una estrategia que emplear rápidamente, en realidad todo era bastante improvisado y únicamente ejecutado con forme la marcha, mas teniendo ya fama de insubordinado y de seguir sus propias ideas, gran parte de la gente elegia creer que Sasuke Uchiha siempre tenía un plan y él no quiso desmerecer esa reputación ahora, volteando a ver a su joven Padawan y quien casi brincó de la emoción en su lugar, observándolo entre ansiosa y desesperada por ayudarlo en su plan como fuera. Lo único que podía confirmarse en ese momento es que las cosas no estaban precisamente a su favor, y su plan no iba a cambiar eso del todo, por ello era una operación conjunta con Kakashi, mas este desconocía en qué consistía su plan, también Chino pese a lo emocionada que se mostraba, lo que provocó que Sasuke mantuviera su sonrisa ladina mientras preveía la reacción que su Padawan tendría. Debido a esto, Sasuke le indicó únicamente a Chino que se acercara, y cuando esta se encontró lo suficientemente cerca suyo, el Uchiha le susurró cuál era su plan y alejándose tras esto para observar la expresión de desconcierto que esperaba y obtuvo, pero luego y a diferencia de Kakashi—a quien siempre veía dudar de él—se resignó a asentir y dejar que él diera el primer paso, una confianza que Sasuke respetó profundamente.
Dio el primer paso, pero con Chino siguiéndolo muy de cerca.
Como tantos Padawan en el Templo Jedi, Chino habia crecido escuchando de las misiones que ejecutaba el dúo conocido como Hatake-Uchiha, siempre saliendo de lo que se esperaría como un actuar común de un Maestro y Padawan, por lo que mentalmente Chino habia buscado prepararse o predisponerse para cosas fuera de lo común y más cuando su Maestro dijo haber ideado un plan para infiltrarse en las líneas enemigas, pero Chino no supo si se sorprendió o desconcertó cuando notó que el plan de su Maestro era ocultarse tras una enorme tapa de uno de los contenedores y que yacía descuidadamente sobre el suelo, ambos moviéndose protegidos por esta y arrastrándose cuidadosamente por el suelo, buscando pasar desapercibido mientras observaban por lo bajo la sombra de los droides del ejercito Separatista pasar junto a ellos y unos segundos después el escudo deflector que tantos problemas les había dado. El escudo deflector impedía que cualquier disparo de la artillería del Ejercito de la República pudiera acertar a alguno de los objetivos importantes de la ciudad, pero si ellos estaban del lado del enemigo, podían infiltrarse e inhabilitar el escudo y permitir por fin que el ejército clon se alzase con la victoria, lo que—si todo iba bien—les permitirá recibir refuerzos, terminar con el asedio y regresar a Coruscant de ser posible. Sasuke estaba acostumbrado a circunstancias como aquella, incomodo bajo la gran tapa debido a su altura y por tener que gatear por el suelo, pero su Padawan no aparentemente y que gruñó por lo bajo a cada paso.
—Esto es absurdo, deberíamos enfrentarlos en lugar de escondernos— discutió Chino en apenas un murmullo, pero que él escuchó claramente.
—Su escudo deflector de energía acaba de pasar sobre nosotros— acalló Sasuke en voz baja, haciéndole saber que ese no era momento para discutir. —Si tu no atraviesas las filas enemigas, que ellas te atraviesen a ti— resumió manteniendo su sonrisa ladina. —Sigamos moviéndonos— indicó sin dejar de gatear y ante lo que ella no dudo en hacer lo mismo.
—¿Por cuánto tiempo?— gruñó la Chinoike, incomoda en extremo mientras gateaba a su mismo ritmo, mas sintiéndose inútil desde aquella posición.
—Hasta que yo lo diga— suspiró el Uchiha absteniéndose de entornar los ojos.
Si que aquello no era lo ideal, en sus primeras misiones como Maestro y Padawan, Kakashi apenas y le habia dado otra labor que no fuera la de vigilar, montar guardia o simplemente observar y aprender de él, por lo que Sasuke sabía que ser Padawan podía ser en extremo frustrante debido a la sensación de inutilidad, mas se negó a ser en extremo permisivo con Chino, pues él ya mucho estaba haciendo al involucrarla en su plan pese a ser perfectamente capaz de valerse por sí mismo para lograr lo que buscaba, de hecho, incluirla solo complicaría las cosas, pero ahí estaba él queriendo hacer que ella se sintiera útil, y diciéndose que los problemas no tardarían en llegar. Había advertido—Sasuke evidentemente—a Kakashi del plan de ataque que tenían, por lo que la misión del Hatake era evitar que el enemigo atacase a sus tropas fingiendo que se estaba rindiendo para darle tiempo a Sasuke, y Chino, de desmantelar o inhabilitar el escudo deflector del enemigo y forzarlos a rendirse en su lugar, pero ello llevaría varios minutos como mínimo, si es que no un poco más. Pero, en ese momento, Chino no veía las cosas desde la misma perspectiva que su Maestro, que le ocultaba parte de la información de ejecución del plan, por lo que ella no podía evitar sentirse inútil o una carga, una sensación que no le gustaba en absoluto y por lo que tener que seguir sus órdenes o indicaciones a ciegas comenzó a generar una frustrante sensación en su interior, sentía todo acumularse sobre sus hombros, sintiéndose minimizada por ser demasiado joven y no lo toleraría.
—Maestro, necesito levantarme— se quejó la Chinoike antes de erguirse y quitarse la enorme tapa del contenedor de encima con ayuda de su Maestro.
—Debes tener cuidado, nunca sabes lo que te vas a encontrar— reprochó Sasuke mientras ella seguía caminando y sin mirar al frente, chocando con un droide enemigo. —A esto me refería— obvió Sasuke encendiendo cuanto antes su sable de luz. —Corre— ordenó retrocediendo sus pasos y dando media vuelta.
—¡Los Jedi no corren!— discutió Chino antes de seguir sin otro remedio a su Maestro.
—Es una orden— masculló el Uchiha, no agradándole su negativa. —Espera, detente— indicó esta vez, formulando un plan rápidamente.
—¡Decídete!— gritó la rubia, no consiguiendo seguirle el ritmo a su pensamientos.
—¡Alto, dije!— insistió el azabache, ante lo que ella frenó sus pasos de golpe.
Normalmente Sasuke no dudaría en atacar, pero el droide con que lidiaban era un Destructor y encima de todo tenía elevado su escudo, por lo que intentar defenderse o atacarlo con sus sables de luz solo los haría perder el tiempo, de ahí que Sasuke no dudase en correr en lugar de enfrentarlo directamente, pero tan pronto como sintió que el droide se movía en su forma de esfera para rodar por el suelo y seguirlos. Trabajando bien bajo presión, Sasuke armó velozmente un plan, indicándole precisamente por ello a Chino que corriera, y cuando sintió que el droide los seguía lo suficiente, ordenó a Chino detenerse con su sable de luz encendido, mas está tardó varios segundos en obedecerlo, y cuando lo hizo el droide también dejo de moverse en su forma de esfera, desplegándose para atacar y sin alcanzar a proyectar su escudo defensivo, por lo que el sable de luz de Chino lo partió en dos con un sol movimiento, y él se encargó del resto con su sable de luz. Esbozando una sonrisa al sentirse útil por haber podido acabar con el droide de ataque, Chino enfocó su mirada en su Maestro, esperando su felicitación como habia recibido de otros Maestros durante sus sesiones de entrenamiento en el templo, pero para su sorpresa, Sasuke le dirigió una dura mirada de reproche y sin decir nada pasó caminando junto a ella, dirigiendo sus pasos para continuar con su camino hacia el generador del escudo deflector, fingiendo que ella no tenía problemas siguiendo órdenes, pero sí que los tenía y deberían trabajar en ello, mas lo harían cuando todo eso pasara…
Mientras Sasuke y Chino se infiltraban en las líneas enemigas—ello era lo que Sasuke le habia resumido al momento de contarle su plan de acción y Kakashi no iba a preguntar más—, Kakashi y los demás soldados clon se encargaron de ejecutar una momentánea distracción para que el Uchiha y su Padawan actuaran, así como para atraer toda la atención del enemigo hacia si, aparentando cuando menos una ligera resistencia; no necesitaban ganar ni probar nada, aparentar rendirse en ese momento no era deshonroso en absoluto y solo necesitaban darle tiempo a Sasuke y Chino para lograr lo que les brindaría a ellos y la República. Sintiendo la victoria tan cerca, los tanques acorazados de los Separatistas cruzaron las líneas de defensa del Ejercito Separatista, asombrándose interiormente por no encontrar resistencia, mas comprendiendo pronto que esto se debía a que sus enemigos ya estaban más que derrotados y por lo que los tanques apuntaron sus cañones directamente hacia el comandante del Ejército de la República; el Maestro Jedi y General Kakashi Hatake, que para asombro suyo realizó una respetuosa reverencia y tendió su sable de luz al aire. La cúpula del acorazado tanque se elevó, revelando al asombrado general Separatista Aniki Moya, un hombre alto, de rasgos toscos, ojos y cabello oscuro, con unas notables marcas moradas en las mejillas, observando extrañado al general Jedi y no teniendo idea como juzgar sus acciones, y conociendo la reputación del Hatake como general de la República y guerrero consumado.
—Me rindo, general— declaró Kakashi abiertamente, ofreciendo al aire su sable de luz.
—Ordené a sus tropas que se retiren— mandó Aniki, sin estar seguro de si creerle.
—Creo que sería mejor que nos sentáramos a discutir, si le parece— negó el Hatake, manipulando la Fuerza para acercar una larga mesa y dos bancas para que se sentasen a hablar civilizadamente. —Ya le concedí la victoria; ahora solo hay que negociar los términos de la rendición— obvió tomando asiento ante la mesa inocentemente.
—No intente ninguno de sus trucos Jedi— advirtió el general Moya, no estando seguro de si bajar la guardia o no.
—No se trata de eso— negó el Hatake sonriendo bajo su mascara. —Solo, no veo porque no podamos resolver esta problemática de forma civilizada— aclaró señalando la silla vacía frente a él e invitándolo a sentarse.
El general Aniki Moya no tenía especial reconocimiento y haber sido precisamente designado a Christophsis en ese momento de la guerra era más bien un castigo, nadie quería estar en ese lugar, ni los Separatistas ni el ejército de la República, pero el general Aniki era lo suficientemente confiable como para que sus superiores en el conflicto lo designase y tuvieran la certeza de que no haría fácil a los Jedi salieran de esa encrucijada, ya llevaban semanas en ese sistema precisamente y todo lo que Aniki debía hacer era mantenerlos allí. Sin embargo, mejor sería para todos—partiendo por sus superiores—que los Jedi a cargo del ejército de la República se rindieran y con ello sus soldaos...pero lo que el Maestro Hatake proponía no era malo, ¿cierto? Si negociaban el cese al fuego entre sus fuerzas y rendición, con todos los pros y contras en ese momento, se evitarían futuros dolores de cabeza, ¿cierto? Debiendo darle el beneficio de la duda al Maestro Jedi, el general Anaki emergió de la cúpula del acorazado tanque a la par que indicaba a un droide que se acercara con una pequeña escalera con que descender el último tramo hasta aterrizar en el suelo, acomodándose ligeramente el uniforme militar, como si se quitara polvo de encima, y una vez hecho esto procedió a acercarse a la mesa que el Maestro Hatake había dispuesto, sosteniéndole la mirada mientras tomaba asiento frente a él, no queriendo parecer menos ante quien ya tenía el apodo de "El Negociador" por su forma de proceder y no sabiendo como interpretar la oportunidad de estar frente a él.
—Es un honor poco usual enfrentar a un oponente cara a cara— comentó Kakashi con el fin de iniciar una conversación. —Usted es toda una leyenda en el Núcleo Central— aseguró, tratando de sonar lo más convincente posible.
—Gracias, el honor es mío— asintió el general Aniki, habiendo oído grandes cosas de él. —No sabe cuánto me alegra que haya decidido rendirse— mencionó, no sabiendo aún si confiar en él del todo o no.
—En algún momento se ha de aceptar la realidad de la situación— simplificó el Hatake como única respuesta, antes de fingir toser y aclararse la garganta. —¿Lo molesto con algo de beber?— preguntó, fingiéndose desvalido con toda intención.
—En absoluto— sosegó el Moya, volviéndose hacia su droide sirviente. —Tráenos algo— ordenó y ante lo que el droide no dudo en retirarse para cumplir con sus órdenes.
—Gracias, seré muy conciso— prometió el peligris falsamente, pero siempre con la mayor educación.
Aquella era la más burda mentira, su objetivo precisamente era ser lo más redundante y verbal posible, dilatando la situación de la rendición y los pormenores que ello traería, siendo solo una conversación por supuesto, ya que no era intención de Kakashi rendirse en absoluto, mas pretenderlo era loable en ese momento y era algo que él era más que capaz de hacer, aunque le disgustara tener que mentir. Sasuke no podría de estar en su lugar, él estaba hecho mentalmente para actuar primero y preguntar después, ni se diga pedir disculpas y lo que ni siquiera contemplaba, por eso Kakashi era quien siempre se encargaba de las negociaciones y sí que apreciaría que Sasuke aprendiera el arte de la diplomacia—especialmente teniendo como amiga a la Senadora Sakura Haruno, famosa por su labia al hablar y convencer a otros únicamente a través del dialogo—, pero ese no era el momento para cimentar un cambio tan grande, por lo que Kakashi se esforzó por parecer agradable, amable y libre de cualquier sospecha, y mas cuando el droide sirviente del general Anaki finalmente se presentó para servir un poco de vino en dos copas que fueron dispuestas frente a ambos generales. Galante, así como sabiendo agradar a quienes lo rodeaban, Kakashi sostuvo la copa elegantemente en su mano derecha y la chocó ligeramente con la del general Aniki antes de beber lentamente el contenido, haciendo a propósito un sonido de aprobación al sentir el vino en su paladar, tomándose su tiempo en ello e instándole a lo mismo, lo que este aceptó sin problema…
Necesitaba darles tiempo a Sasuke y Chino.
Moverse por las líneas enemigas siempre era un riesgo, por lo que siendo quien fuera al frente y al mismo tiempo quien se cuidase de volverse de vez en vez para confirmar que nadie había descubierto su posesión o que los seguían, aunque fuera de lejos...mas afortunadamente todas las fuerzas enemigas parecían estar concentradas en avanzar sobre las posiciones del ejército de la República y no en analizar o rastrear amenazas en su retaguardia. La calma era abrumadora, demasiado y la falta de peligros provocaba un ruido en el inconsciente de Sasuke, que frunció el ceño e intercaló su mirada por el rabillo del ojo, esperando que apareciera cualquier peligro a su espalda mientras le indicaba a Chino que se trepara por una escalera de servicio hacia lo alto de una improvisada torre desde donde podían divisar que se originaba el escudo deflector del que ellos debían deshacerse, indicándole a la Chinoike que subiera lo más rápido que le permitía su larga túnica, por lo que él aguardó a que ella estuviera casi en lo alto para subir y alcanzarla al llegar a la cima. Al llegar a lo alto del edificio, los ojos de Maestro y Padawan observaron una gran estructura que disparaba un rayo de energía hacia lo alto y desde donde este se dispersaba como un escudo que abarcaba toda la línea de defensa del enemigo, y este manejaba el alcance del escudo deflector con un droide, pero todo dependía de destruir aquel generador para que las tropas clones comandadas por Kakashi pudieran neutralizarlos completamente, sencillo, ¿no? Así lo veía la Chinoike.
—¡Ahí está!— grito de emoción Chino nada más llegar a lo alto de la torre.
—No te alejes, hay que tener cuidado— instruyó Sasuke, avanzando con pasos lentos…mas para su asombro, su Padawan se condujo con andar normal. —¡Espera!— llamó, esperando poder detenerla a tiempo.
—¿Por qué?, ¿Estamos cerca?— cuestionó la Chinoike volteando a ver a su Maestro y caminando de espaldas, sintiendo de pronto que sus rodillas chocaban con algo. —Lo siento…— susurró cerrando los ojos por inercia y mortalmente culpable.
—¡Haz tu trabajo!— regañó el Uchiha, eligiendo no condenar su actuar…él habría hecho igual.
El inocente actuar de Chino, chocando la parte trasera de sus rodillas con tenues varillas—casi invisibles—que detectaban el movimiento, había activado una serie de cuando menos seis droides destructores que emergieron del suelo y ante lo que Chino mantuvo los ojos cerrados por inercia, corriendo directamente hacia la voz de su Maestro para evadir la amenaza o peligro y no empeorar las cosas, mientras Sasuke empuñaba y encendía su sable de luz; abriendo finalmente los ojos y aferrándose a las órdenes de su Maestro, Chino se movió lo más velozmente posible entre los droides destructores, descolgando la mochila de su espalda y tomando las cargas detonadoras que se esperaba implantara para destruir el generador del escudo, tratando de ser lo más rápido posible. Sintiendo movimiento a su espalda, Chino tomó su sable de luz de su cinturón y se volvió al encender la hoja, cortando en el proceso al droide destructor que pretendía atacarla, ignorando la caída de los pedazos mientras orientaba la última de las cargas, cerciorándose de que estás fueran suficientes, y tras esto se volvió hacia su Maestro para avisarle, mas sintiendo que se le estancaba la respiración en el centro del pecho; por muy habilidoso que fuera con el sable de luz, en ese momento Sasuke se veía superado por el número de droides destructores, cortando en pedazos a dos frente a él, mas desgraciadamente limitado por las varillas que detectaban el movimiento y se encontraban enterradas en el suelo; si las rozaba, el número de enemigos crecería.
—¡Uchihita!, ¡No te muevas!— gritó Chino, teniendo una idea para ayudarlo.
Reconociendo el molesto apodo que Chino le había dado, Sasuke volvió la mirada hacia ella sin entender porque había dicho eso...hasta que notó el movimiento de sus manos, el que se ejecutaba al esforzarse de mover algo a través de la Fuerza, tras lo que él sintió movimiento a su espalda, volviéndose justo a tiempo para quedarse quieto de golpe y ver como un enorme muro parcialmente destrozado se desplomaba precisamente sobre él o lo habría hecho de no ser que tenía un agujero exactamente en el centro para ni siquiera tocarlo y pasar a través de él, impactando sonoramente con el suelo y destruyendo brutalmente a los cuatro droides de ataque en el proceso. Chino lo había ayudado, realmente lo había salvado, y la dimensión de las capacidades de la chica así como su valentía lo sorprendió, y conmovió ya que si bien él había tomado la misión de protegerla como su Padawan, ser tan importante para ella como su Maestro le resultó totalmente inesperado, aunque él había tomado igual afecto a Minato y Kakashi desde que los había conocido, pero tras dejar pasar velozmente estos sentimientos, Sasuke no pudo evitar gruñir molesto al apartarse del ruinoso muro y avanzar hacia la Chinoike, quien lo observó como esperando una felicitación por su actuar, y eso no era precisamente lo que él tenía en mente. Si, Chino era fuerte, valiente, inteligente y muy capaz; pero también era arrogante, orgullosa, confiada y engreída, tenía los mismos defectos que él y ello no agrado a Sasuke, quien esperaba más de ella; quería que fuera mejor que él.
—¡Pudiste haberme matado!— regañó el Uchiha duramente, anteponiendo sus defectos.
—¡Yo sé lo que hago!— discutió la Chinoike en su defensa, mordiéndose la lengua para no decir más.
Había sido muy arriesgado por su parte, pero Chino no se arrepentía ya que con ello habia salvado la vida de su Maestro, o al menos lo habia salvado de salir herido pues no habría sobrevivido a cuatro droides destructores él solo o no sin rasguños como ahora, ¿Es que pretendía que ella simplemente se quedara observando? Además, ¿No se suponía que debía demostrar que era capaz, y que podía ayudarlo en lugar de ser un lastre? Sacudiéndose fingidamente el polvo de encima de su túnica Jedi, Sasuke pasó junto a Chino sin suavizar su mirada, no quería dar a entender otra cosa que el hecho de que habia tenido todo bajo control, aunque fuera una completa mentira, porque tenía su orgullo y no quería mostrarse débil o vulnerable—solo Sakura habia visto esa parte de él, y Kakashi, aunque este último solo en parte—, le era demasiado difícil abrirse con otros y aunque Chino ahora estuviera bajo su tutela, no sería la excepción hasta sentir que podía confiar en ella, y eso tomaría su tiempo, mas no dijo nada de ello, sino que se reservó a indicarle a Chino que activase finalmente las cargas de detonación que habia colocado en la base del generador del escudo, siendo momento de cambiar el eje de la guerra. Absteniéndose de entornar los ojos y ya comprendiendo que no recibiría grandes felicitaciones del Maestro Sasuke, Chino oprimió el botón del control que sostenía en su mano y tras esto se activaron las cargas de detonación, con su Maestro y ella lo suficientemente cerca para observar y lo suficientemente lejos para estar a salvo…
Mientras él hablaba de asuntos diplomáticos como el albergue y alimentación de sus tropas, los recursos que necesitarían durante su estadía y demás—todo manteniendo la mentira y entreteniendo al general Aniki Moya—, Kakashi degustaba un nuevo trago de vino, tranquilo con que el resto de las tropas clon bajo las órdenes de Rokuro mantenían su ataque para con las fuerzas Separatistas, sin éxito debido al escudo deflector, pero no rindiéndose por ello y buscando en ambos casos—Rokuro y él—dar tanto tiempo como pudieran a Sasuke y Chino de destruir el generador del escudo deflector. Tener que pretender que todo estaba bien, mientras sabía que los soldados clones bajo sus órdenes estaban muriendo e intentando defender los cañones de la artillería, con que aún contaban, del fuego enemigo, provocó que Kakashi sintiera el vino en su paladar como un veneno, aquello no tenía nada de emocionante, placentero o cómodo siquiera, mas siendo un maestro en ocultar sus emociones, le resultó fácil pretender que todo estaba bien. Inicialmente, el general Aniki había seguido la corriente al general Hatake, estudiando hasta el último de sus movimientos y en espera de que delatara sus verdaderas intenciones en algún momento, pues no acababa de creer que este estuviera dispuesto a rendirse, mas ser envuelto en conversaciones monótonas o triviales sobre los recursos que el ejército de la República necesitaría en el planeta para vivir cómodamente tras rendirse comenzó a resultarle cada vez más un sin sentido.
—Ya fue suficiente— acalló el general Aniki, estampando su copa vacía sobre la mesa. —Está haciendo tiempo— comprendió, no confiando para nada en él y sus trucos.
—Tonterías, general, hay demasiados detalles que discutir— buscó disuadir Kakashi, manteniéndose perfectamente tranquilo.
—¡Arréstenlo!— ordenó el Moya a sus droides de ataque y que su acercaron al peligris para retener sus brazos. —Si no hace que sus tropas retrocedan, no tendré más opción que destruirlo— dio a saber al levantarse de la mesa y observar al peligris.
—Siendo honesto, esperaba que su escudo ya estuviera abajo— comentó el Hatake únicamente, antes de notar que la respuesta llegaba por si sola. —Y esa es la señal— comprendió en voz alta.
En ese preciso momento el poderoso escudo deflector comenzó a tambalearse y finalmente se desvaneció, exponiendo todos los tanques y arsenal del ejercito Separatista a las fuerzas de ataque de los soldados clones y que no dudaron en abrir fuego precisamente contra estas preciadas piezas de artillería hasta destruirlas por completo desde donde se encontraban, pudiendo despreocuparse de sus valiosísimos cañones y que ahora ya no eran foco de ataque, disparando con ellos contra la artillería enemiga. Sobresaltado por este asalto de fuego enemigo, el general Aniki casi brincó del susto mientras que el Hatake aprovechó esta distracción para liberarse con el uso de la Fuerza de los droides de ataque que lo retenían, recuperando en el proceso su sable de luz que se hallaba sobre la mesa y encendiéndolo mientras envolvía uno de sus brazos bajo el cuello del general Aniki y amenazándolo en el proceso, por lo que el Moya disuadió a los droides de ataque de disparar contra el general Hatake. Confiando en Rokuro y sus capacidades para liderar al ejército de clones hasta que Sasuke, Chino y él estuvieran en condiciones de volver a toma el control, pero hasta entonces el gran peligro había pasado y la mayor prueba fue la repentina llamada que Kakashi recibió en su comunicador de muñeca, por lo que maniobró su mano izquierda para oprimir el botón y permitir su comunicación con quien enviara el mensaje, aun manteniendo sus brazos alrededor del general Aniki y vigilando que este no intentara nada extraño o que le provocase ruido.
—General Hatake, por fin pudimos atravesar el escudo, sus refuerzos aterrizaran en este momento— comunicó la voz del comandante Chihiro desde una de las naves que no habían podido penetrar en la superficie del planeta, o por lo menos hasta entonces.
—Gracias— correspondió Kakashi, apreciando aquella información.
Apenas Kakashi contestó el mensaje, la atmosfera del planeta comenzó a verse invadida por una serie de naves del ejército de la República, y no eran naves ligeras sino enormes cruceros estelares que no podían aterrizar sino que se dedicaron a bloquear la huida de las tropas Separatistas, mientras naves más pequeñas emergían de su interior y se acercaban a la superficie para aterrizar, permitiéndole a Kakashi sonreír bajo su mascara y maniobrar su brazo para aprisionar con unas esposas las manos del general Aniki, e instarlo a seguirlo hacia donde las naves habían aterrizado, para que el Moya abordase una y se dirigiera a la capital de la República como prisionero de guerra. Por su parte y aun en lo alto de la Torre en que se había encontrado el generador del escudo deflector ahora destruido, y que no se había visto afectada por la explosión, Sasuke y Chino se encontraban sentados y esperando a que un transporte del ejercito clon llegase a recogerlos, ambos sin dirigirse la palabra; sentada a unos pasos de su distancia de su Maestro y cabizbaja, Chino se decía una y otra vez que se había equivocado, que había sido demasiado imprudente y que podría haber matado a su Maestro con sus ocurrencias, pero no se atrevía a decirlo en ese momento sino que en su lugar se encontraba esperando a que su Maestro condenase su actuar. Sin voltear a ver a Chino, Sasuke meditó en todos los defectos que tenía la chica, tan similares a los suyos, y no pudiendo olvidar la forma en que ella lo habia salvado o en que había obrado lo suficientemente bien y pronto para evitarle salir herido y eso era algo que él debía reconocer.
—Eres muy descuidada y no callas tus opiniones, habrías fracasado como Padawan de Kakashi— criticó Sasuke finalmente con voz estoica, haciendo que la rubia solo bajara aún más la mirada. —Pero…tal vez no como la mía— completó, teniendo su propia opinión.
—¿Eso significa…?— preguntó Chino entre temerosa e ilusionada a partes iguales.
—Si, acepto que seas mi Padawan— declaró el azabache con una disimulada sonrisa ladina.
—¡Si!— superada por la emoción, la rubia no dudo en envolver sus brazos alrededor del torso del azabache en un efusivo abrazo.
—Odio los abrazos— objetó el Uchiha tan pronto como ella lo envolvió en el abrazo.
—No me importa— se desentendió la Chinoike, negándose a soltarlo.
No hablaba por hablar, realmente los abrazos y demostraciones de afecto no eran lo suyo, ni siquiera de sus ahora distantes días de infancia en Tatooine y en que había aceptado los abrazos o arrullos de su madre solo para verla feliz, mas no porque le gustasen, de hecho, solo disfrutaba de su tiempo con Sakura y porque ambos tendían a demostrar sus sentimientos...de otra forma, una que solo podían compartir juntos y en su intimidad, siendo muy vulnerables en ese ámbito y de una forma que era solo suya, nadie más podía compartir lo que sentían y les hacía sentir que lo que experimentaban era aún más especial; mas, sabiendo que Sakura le diría que lo hiciera, Sasuke abrió su corazón al afecto que otros también tenían que ofrecerle, negando en silencio y sonriendo ladinamente para si mientras dejaba que Chino lo abrazara y tratando de disfrutar del momento. Ser la Padawan del Caballero Jedi Sasuke Uchiha era todo un honor para Chino, él era El Elegido de la Fuerza, pero también mucho más, no era como ningún otro de los Maestros Jedi que ella había conocido y que la habían enseñado en el uso de la Fuerza, no le ponía las cosas fáciles en absoluto, mas lejos de desanimarse por ello, Chino se llenó de emoción, sabía que aprendiendo del Maestro Sasuke no se equivocaría, que aprendería lo que ningún otro Jedi podría y que al mismo tiempo tendría que esforzarse, y la sola idea la llenó de emoción a más no poder, manteniendo sus brazos firmemente envueltos al torso de su Maestro, a quien llamaba cariñosamente Uchihita; y él a ella sabionda.
Por fin eran Maestro y Padawan.
—Buen trabajo, general— felicitó Rokuro cuando ambos Jedi abordaron el transporte que habia ido en su busca. —También tú, pequeña— añadió sonriendo bajo su casco.
—Gracias— correspondió Chino como si viera su sonrisa y sonriendo de igual modo.
La batalla habia terminado, y la mejor prueba fue que las naves del ejército de la República siguieron su posición y se presentaron para llevarlos a la improvisada base donde ya se hallaban Naruto quien proyectaba un mapa holográfico del planeta para Kakashi y el recién llegado Maestro Onoki, en tanto estos discutían sobre el cese al sitio del planeta y cuya discusión no tardó en llegar a su fin tan pronto como vieron a lo lejos las naves del ejercito clon acercarse y descender sobre el improvisado hangar, tras lo que vieron descender a Sasuke y un paso tras él a Chino, lo que los hizo observarse entre sí por el tema que se debía discutir. Agradeciendo a Rokuro por el traslado hasta la base, e Inflexible como era él, Sasuke no volteó a ver a Chino para comprobar si ella lo seguía, no se mostró especialmente cercano con ella ni nada parecido, lo que sumió en el desconcierto más absoluto tanto a Kakashi—que habia estado observando el intercambio entre Maestro y "Padawan" desde su último encuentro—, que no vio que algo hubiera cambiado entre ambos; como el Maestro Onoki y que entrecerró analíticamente los ojos al observarlos, no pudiendo inferir nada como de costumbre por el estoicismo del Uchiha. Cada vez que parecía que Sasuke no seguiría las reglas o no se comportaría tradicionalmente como un Jedi, los sorprendía a todos y esta vez en nada fue diferente, realmente parecía que el tiempo lo estaba haciendo madurar, deteniéndose ante su antiguo Maestro y ante el Maestro Onoki, y bajando respetuosamente la cabeza.
—Maestro Kakashi, Maestro Onoki— saludó el Uchiha con el máxime de los respetos.
—Kakashi me comentó que tenía problemas con su asignación, Caballero Uchiha, aparentemente no estaba de acuerdo con el nombramiento de su Padawan— comentó el Maestro Onoki, yendo directo al punto.
—Le estaba explicando la situación al Maestro Onoki— asintió el Hatake al intercambiar una mirada con su antiguo Padawan y que lo observó seriamente.
—Si no crees estar listo para un Padawan, Sasuke, tal vez...— disculpó el Gran Maestro Jedi, no siendo el primer Jedi que no aceptaba aquella responsabilidad
—En realidad, cambie de opinión, Maestro Onoki— declaró Sasuke por fin, interrumpiendo al Maestro Onoki y manifestando su opinión.
Normalmente y salvo de encontrarse en un ambiente más privado, Sasuke no manifestaba su opinión, pero en este caso era necesario, solo entonces observando a Chino y por el rabillo del ojo, en tanto la joven mantenía sus manos cruzadas ceremonialmente sobre su vientre, cabizbaja pese a ya tener claro por las palabras del Caballero Sasuke Uchiha que este la había aceptado como su Padawan, recordándose que no podía ni debía creer tener la victoria absoluta y lo estaba prendiendo de él, mas él lo estaba verbalizando en ese momento y era una realidad; como él habia dicho, habría fracasado de ser la Padawan del Maestro Hatake, pero no estando bajo su tutela, haciéndole saber de antemano que todo sería diferente. Ambos habrían de aprender a relacionarse mejor, ambos eran tempestuosos, tenían ideas propias y no estaban de acuerdo en seguir ordenes solo porque sí, pero era precisamente todo lo que tenían en común lo que ya los hacia llevarse bien pese a sus discrepancias de opinión, por ello Sasuke habia aceptado tomarla bajo su tutela como su Padawan, sin importar que la voz de su conciencia le dijera que era un error, que solo se encariñaría. Lo cierto es que Chino fracasaría con otros Maestros, y no porque Sasuke dudara de ella sino porque ya habia juzgado sus habilidades con sus propios ojos; la Chinoike era demasiado individualista, tenía ideas propias y una visión de como debían hacerse las cosas, los demás Maestros Jedi solo subyugarían esas ideas obligándola a seguir el código, mientras que él potenciaría esa independencia.
—Lo reconozco, Chino es precipitada, insubordinada y no escucha muy bien— aceptó Sasuke en voz alta y ante lo que la rubia bajo la mirada avergonzada. —Pero con algo de entrenamiento, paciencia y mucho de su entusiasmo, llegará lejos— auguró, creyendo en ella y en sus prometedoras capacidades.
—Me alegra oírlo— asintió el Maestro Onoki, visiblemente conforme con la respuesta. —Ha surgido una nueva misión de que es preciso se ocupen, juntos, en Tatooine— expuso, confiando en que podrían con esta primera misión como Maestro y Padawan.
—¿Tatooine?— repitió el Uchiha únicamente, sintiendo un escalofrío desde la cabeza a los pies por el destino al que deberían dirigirse.
—El hermano del Sasori Akatsuna ha sido secuestrado, y él ha pedido apoyo a la Republica— profundizó Kakashi, haciendo que su ex Padawan volteara a verlo y nada de acuerdo con tener que tuviera que dirigirse a su mundo natal. —Si tienen éxito, esto nos abriría más rutas para movilizar a nuestras tropas en el Borde Exterior, es una oportunidad que no podemos dejar pasar— debían ver ese objetivo y no anteponer sus sentimientos.
—Tu deber es encontrar a Hidan Akatsuna, llevarlo de regreso a la corte y negociar un tratado que nos permita el paso— respaldó el Gran Maestro Jedi, pensando fríamente.
—¿Kakashi no puede ocuparse?— preguntó el azabache al aire, no queriendo hacer eso. —Es mejor en las negociaciones— él era un guerrero y Kakashi un negociador innato.
—Vamos, Maestro, no creo que sea tan difícil— intentó animar Chino, muy emocionada con la idea de emprender su primera misión real con su Maestro. —Buscaré a Rokuro para que organice a las tropas— decidió, queriendo ayudar a su Maestro tanto como pudiera.
Emocionada como una niña pequeña, algo entendible pues solo tenía trece años, Chino corrió hacia donde se encontraba Rokuro, casi brincando y siguiendo seguida con pasos más lentos por Sasuke, quien tuvo el deseo de sonreír ladinamente ante la gracia que ello le provocaba, mas no tenía ánimo para hacerlo, por lo que solo la siguió en silencio. Los demás Jedi podían ignorar el pasado, ya que habían sido niños de meses o unos pocos años al momento de unirse a la Orden, mas Sasuke tenía muy presentes todos los recuerdos de su pasado antes de los once años, cuando había sido liberado por el Maestro Minato y no olvidaba que su anterior dueño a Yahiko había sido precisamente quien ahora era rehén de los Separatistas; Hidan Akatsuna, el hermano del Daimio de Tatooine, había sido su esclavo, había recibido castigos y visto como humillaban a su madre, ¿Y ahora tenía que hacer algo por ellos? Personalmente, a Sasuke no le pesaría dejarlo a su suerte para que muriera y de desentenderse no tendría nada de lo que sentirse culpable, nadie lo juzgaría, eso sería lo que Sakura le diría y lo sabía...pero Sakura no estaba a su lado en ese momento, no estaba en el neutral ambiente que brindaba la capital de la República y lidiaba con los Jedi, como siempre esperando que Kakashi fuera en su ayuda y dijera algo que lo liberara de una misión así, pero no lo hizo y ello nuevamente abrió un invisible abismo entre ambos, por lo que Sasuke mantuvo su creencia de que ya no podía confiar en quien era como un padre para él, y ello le dolió como nada en el mundo.
—Espero que Sasuke esté listo para volver a Tatooine, y más con esta nueva responsabilidad— meditó Kakashi en voz alta, deseando poder llevar a cabo esa misión por él…pero no era una opción.
—Sasuke está listo para tener un Padawan...el reto será cuando deba desprenderse de ella— asintió el Maestro Onoki, habiéndole dado esta nueva labor por lo mismo.
Por un lado estaba Kakashi, quien se sintió culpable por su inercia de seguir el protocolo al pie de la letra y las designaciones de misiones, no protestando como sentía que debería hacer, no aceptando misiones por Sasuke cuando sabía que encomiendas como esta—viajar a Tatooine, donde habia muerto su madre hacia menos de un año, donde habia sido esclavo, y ahora tener que rescatar a quien habia sido su dueño siendo esclavo en su infancia—le eran excepcionalmente sensibles, debería de hacer algo…pero si exteriorizara cuán importante y significativo era su vínculo con Sasuke, traicionaría el código Jedi y no sabía que tipo de sanción recibiría o si sería expulsado, y de suceder esto no podría proteger personalmente a Sasuke como hacia ahora, lo que lo llevaba a resignarse. Y por otro lado estaba el Maestro Onoki; él habia discutido el tema con Kakashi antes de seleccionar a quien creía que era la mejor Padawan de su joven generación para designarla bajo la tutela de Sasuke, quien ciertamente acababa de ser nombrado Caballero Jedi, pero que contaba con todas las virtudes para convertirse en un Maestro tan bueno como cualquiera de los sabios de la Orden Jedi, mas eso no dejaba de ser solo una parte del camino; adaptarse a su Padawan era un proceso para todos los miembros de la Orden Jedi y el vínculo podía extenderse por varios años hasta que el Padawan estuviera listo para convertirse en Caballero Jedi, mas el verdadero reto era dejar ir a su Padawan y darle su independía cuando fueran Jedi por igual, y Sasuke ya tenía problemas con los apegos emocionales. Debian esperar y ver qué pasaba…
PD: Saludos queridos y queridas, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Las próximas actualizaciones serán "El Clan Uchiha", luego "Dragon Ball: Guerreros Saiyayin" y por último "Caballeros del Zodiaco" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole cada una de mis historias por su respeto y cariño), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a carlos29 (agradeciendo sus palabras y poder contar con su aprobación), a CinthKitty (agradeciendo inmensamente el poder contar con su aprobación y dedicándole esta historia como agradecimiento por seguir a este pobre intento de escritora), a "ktdestiny" (agradeciendo su apoyo y dedicándole cada capitulo), a Guest, (agradeciendo sus palabras y aportes, como los de todos), a SASUSAKU is canon (agradeciendo su apoyo a esta historia y dedicándole la misma, esperando que todos los futuros acontecimientos sean de su agrado), LectoraSS (agradeciendo mucho sus palabras, y adelantando que Sakura no morirá como en la trama original de Star Wars), a SasuSaku (agradeciendo su opinión como la de todos y prometiendo no decepcionar sus expectativas), a Eli23 (dedicándole esta historia como agradecimiento por su aprobación) belen26 (agradeciendo poder contar con su aprobaciòn en el trabajo de este pobre intento de escritora) y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.
Personajes:
-Sasuke Uchiha/Indra Otsutsuki como Anakin Skywalker/Darth Vader -Sakura "Hanan" Haruno como Padme Amidala Naberrie
-Kakashi Hatake como Obi-Wan Kenobi -Chino Chinoike como Ahsoka Tano -Capitán Rokuro como Capitán Rex
-Naruto Uzumaki como R2D2 -Sai como C-3PO -Capitan Chihiro como Capitan Cody -Onoki como Yoda
-Conde Madara/Momoshiki Otsutsuki como Dooku de Serenno/Darth Tairanus -Reto Sunagakure como General Grevious
Inspiración, Película & Cambios: Algunos de los intercambios entre Sasuke y Chino están basados en parte de los diálogos que se vieron en la serie "Ahsoka", donde brevemente el fantasma de la Fuerza de Anakin Skywalker prueba a su antigua Padawan llevándola por recuerdos del pasado, por lo que yo modifique ligeramente algunos diálogos para que fueran congruentes con la trama y demostraran lo similares que son ambos, y a la vez las diferencias que tienen y que nutrirán su vínculo de Maestro-Alumna de cara al futuro. El resto de los eventos de la trama están tomados de la película "Star Wars: The Clone Wars" de Dave Filoni, pero comienzo a implementar cambios en el momento final, con la misión que se encomienda a Sasuke y Chino, y que en el caso de Anakin y Ahsoka era la de rescatar al secuestrado hijo de Jabba El Hutt, siendo ahora el hermano de Sasori; Hidan Akatsuna, quien por cierto fue el dueño de Sasuke y su madre Mikoto antes de los eventos del fic, por lo que esto traerá una gran nube de tormento emocional sobre Sasuke, y él ya comienza a sentirlo. Ya en el próximo capitulo volverán a aparecer otros personajes importantes o recurrentes en la trama como lo es Sakura, Danzo, y por supuesto la familia Akatsuna, tan importante en el pasado de Sasuke y más como Regentes de Tatooine.
También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), y una posible adaptación alternativa de "Crepúsculo" que he comenzado a desarrollar :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
