Entonces avanzaron al siguiente nivel, ¿verdad?
Pensó el mayor, mientras apretaba sus puños y aquella energía comenzaba a elevar sutilmente las puntas de su cabello.
¿Qué está sucediendo?
Pensó la morena, percibiendo aquella electricidad que atravesó su cuerpo.
- Sesshomaru.
Giró a ver a su novio, quién había pronunciado el nombre de su hermano con una peculiar seriedad en su tono. Su rostro reflejaba una tensa calma y cierta familiaridad con la apariencia del hombre frente a sus ojos.
- Cálmate... lleva tu mente, a un lugar tranquilo.
¿Un lugar tranquilo?
Pensó, buscando entre sus recuerdos.
- Sesshomaru - sonrió, extendiendo su mano.
La imagen de su ahora ex novia apareció, sin embargo, su pecho sólo se apretó un poco más. Lentamente aquella figura se fue transformando por otra.
- Señor Sesshomaru - sonrió, cerrando sus ojos mientras aquel rosado, invadía sus mejillas.
Su cuerpo se distendió y sus ojos regresaron a su dorado habitual, mientras la energía que envolvía el ambiente segundos atrás, desapareció.
- Feh - soltó el aire que tenía contenido - Si vuelves a hacer eso frente a Kagome, estrellaré tu cara en el suelo.
- Sabes que te mataré antes de que llegues a tocarme.
- Error, hermano - sonrió - Sé que no serías capaz de tocarme un pelo.
- Entonces te daría una paliza después, cuando estuviera plenamente consiente, hermano.
- Oigan - intervino - No estoy comprendiendo nada... y, para ser honesta, no es mi prioridad en este momento - metió la mano en su mochila, sacando la nota que había encontrado en su casillero - ¿Reconoces si es la letra de Bankotsu? - le extendió el papel al hombre.
Tomó aquel objeto, leyendo y analizándolo, minuciosamente, durante unos segundos.
Cuida tus espaldas, te están vigilando.
- No es su letra - se lo devolvió.
- Tampoco es la de Yura - intervino Inuyasha, observándolo mientras ella lo sostenía.
- Fue escrito por una mujer - pronunció el peliplata.
- ¿Cómo lo sabes?
- Sus trazos son finos, su caligrafía es delicada, colocó el punto al final de la oración y tiene buena ortografía.
- Vaya - pronunció sorprendida la morena.
- ¡Keh! ¿Desde cuando te dedicas a estudiar la letra de las personas? - respondió su hermano, quizás un poco celoso de la admiración que vio en los ojos de su novia.
- ¿Viniste a saber lo que sucedía o a que mi puño se estrelle en tu rostro? Con esa actitud te estas encaminando a lo segundo.
- Emm... ¿siempre hablan así entre ustedes?
- Si decides ser parte de esta familia, deberás acostumbrarte - respondió el mayor - Inuyasha es un ser que puede sacarme de las casillas muy fácilmente.
- ¡Oye, no insinúes que yo soy el problema!
- No lo estoy insinuando, lo estoy afirmando.
- De acuerdo - pronunció la joven - Entonces, todo lo que está sucediendo se debe a una especie de "plan" creado por Bankotsu, para que te apartes de la firma... la idea es que Yura nos atormente... generar miedo en nosotros, ¿verdad?
Sesshomaru se quedó observándola durante unos segundos, sin responder.
- ¿Quieres tomar algo, Kagome? - preguntó de repente.
- ¿He?
- Lamento que hayas tenido que ver la fea cara de esa mujer, quizás un café calme un poco tus nervios.
- Sesshomaru tiene razón - pronunció su novio, sin apartar la mirada de su hermano - Puedes ir a la cocina y prepararte uno.
- Si quieren hablar a solas, pueden ser un poco más directos ¿no les parece? - se puso de pie - ¿Dónde está el baño?
- Arriba a la derecha.
- Inuyasha - cruzaron miradas - Llámame cuando pueda escuchar el resto de la plática - comenzó a caminar en dirección a las escaleras.
- Al menos no es fácil de subestimar - pronunció el mayor una vez que ella se marchó.
- Por supuesto que no - sonrió - Dime, ¿Qué tan grabe es?
- Lo que Yura está haciendo, es un reconocimiento - se inclinó hacia adelante - Es evidente que Bankotsu quiere saber como es Kagome, pero sobre todo, que tanto te importa a ti.
- Demonios - gruñó.
- Si tomó la decisión de que ella se muestre tan cerca de esta chica, es porque, probablemente decida ir más allá cuando menos te lo esperes.
- Kagome está en peligro - apretó sus puños - Pero... no quiero que su día a día se vea afectado por... mi ex y tu estúpido socio.
- ¿Y que harás? ¿No decirle? - arqueó una ceja - Personalmente, creo que es estúpido que, alguien que está en riesgo, lo ignore completamente.
- Pero vivirá con miedo...
- ¿Prefieres que la encuentren desprevenida?
El silencio reinó durante unos segundos.
- Y si... ¿le pido que se aleje de mi?
- Eso hubiera funcionado al principio, ahora es tarde - se reclinó - Ya saben que, si la ponen en peligro, tú interferirás y si te atrapan a ti, me chantajearan a mi.
- Entonces... mi vida si vale algo para ti - se burló.
- Valdría más si fueses más inteligente para sobrevivir.
- Como sea... ¿Qué puedo hacer?
- Por lo pronto, le pediré a Hiten y Manten que vigilen a Kagome cuando no esté contigo, puedes estar tranquilo, ella no se enterará... si ellos ven algo raro, interferirán.
- ¿No temes que puedan traicionarte?
- Inuyasha - sonrió - Ellos saben, mejor que tú, con quién están tratando.
- Confiaré en ti, imbécil... pero si algo le sucede a Kagome, serás al primero que golpearé.
- Si algo le sucede a Kagome, alguien terminará desempleado o muerto, depende de la gravedad de la situación.
El menor sonrió ante ese comentario.
- ¿Tu segunda sangre ya la acepto como parte de esta familia?
- ¿No es evidente? - le devolvió la sonrisa.
- De acuerdo - se puso de pie - Debemos irnos, ya se hizo muy tarde.
- Pueden quedarse en la habitación de huéspedes.
- ¿Qué? - se sorprendió.
- Puedo prestarte algo de ropa - volteó - Kagome es similar a Kagura en su contextura, supongo que le irá algo de la ropa que dejó.
¿La ropa que dejó?
- Sesshomaru - él volteó - ¿Dónde está Kagura?
- ¿Recién notas su ausencia?
- Si, bueno... tenía mi mente en todo esto... ¿se marchó?
- Me encantaría responderte esa pregunta, hermano... pero, desgraciadamente, no tengo la respuesta - comenzó a caminar - Sígueme, las luces se apagarán cuando dejen de detectar movimiento.
Se dirigieron hacía las escaleras, en donde la morena se encontraba sentada en la cima, con su celular en mano.
- Kagome - sus miradas se encontraron - ¿Hay algún problema si pasamos la noche aquí?
- ¿Qué? - abrió ampliamente sus ojos - Pero... ¿estas seguro?, es decir, ¿no incomodaremos?
- ¿Ves a más personas por aquí? - preguntó el mayor.
- No... bueno, no me refería a eso exactamente.
Ambos hermanos ascendieron por los escalones, deteniéndose frente a la joven, mientras su novio se posicionaba a su lado rápidamente.
- Ya sabes donde queda la habitación, ¿verdad? - él asintió - De acuerdo - volteó, sin embargo, se detuvo antes de dar el primer paso, mirándolos por sobre su hombro - Como habrán notado, la casa es grande y está vacía, sin embargo, las paredes no son a prueba de sonido, asique les agradeceré que no sean ruidosos... no deseo escuchar como procrean a quién continuará con el legado de los Taisho.
Podría tratarse de una broma, una muy extraña, sin embargo, su tono hacía parecer que se trataba más de una advertencia. El rostro de Kagome cambió rápidamente de color, mientras que Inuyasha cruzaba sus brazos, desviando la mirada, tratando de mantener su blanco natural.
Extra: Libertad
Llegó al restaurante y se sentó en la mesa que había reservado. A su nariz rápidamente llegó el olor salino del mar, mezclado con la pureza del aire y adornado por el dorado suave de la arena frente a sus ojos.
- Maravilloso - pronunció, cerrando sus ojos.
- Vaya, que bien te ves - los abrió, sonriéndole a la mujer frente a sus ojos.
- Irasue - se puso de pie, yendo a su encuentro, en dónde fue recibida con un cálido abrazo - Muchas gracias por invitarme.
- No tienes que agradecerme, cariño - ambas se sentaron en sus respectivos lugares.
- ¿Decidiste instalarte aquí? - preguntó la morena.
- No en realidad - tomó la carta, analizándola - Sólo es un pequeño punto en mi viaje anual.
- Comprendo... por el contrario de ti, yo si necesitaba vacaciones.
El mesero se acercó y tomó sus órdenes, mientras les dejaba una pequeña copa de champagne.
- Entonces, Sesshomaru se está comportando como un idiota - bebió un sorbo.
- No en realidad - imitó su acción - Es decir, tiene el mismo comportamiento desde hace dos años, pero... ya no se si quiero vivir de esa manera.
- Querida, debes huir de esa relación, ni se te ocurra casarte.
- Pareces mi madre - sonrió.
- Amo a mi hijo, pero no voy a festejar sus malas acciones.
- Bueno... técnicamente no hizo nada malo.
- No dedicarle tiempo a quién iba a ser la futura madre de sus hijos, es algo malo - se reclinó - Taisho hizo lo mismo y aquí estamos - bebió otro sorbo - Aunque, si soy sincera, no puedo ser más feliz.
- Cuando conocí a Sesshomaru, pensé que sería para siempre...
- ¿Y seguirás en esa relación sólo por aferrarte a lo que esperabas? Niña, eres más inteligente que eso.
- Lo sé - sonrió - Le devolví el anillo y... he pensado en mudarme, al regresar.
- Por lo que dices, es lo mejor que podrías hacer.
- De igual manera, es duro...
- Cariño, sólo es un hombre - se inclinó con sus brazos en la mesa - ¿Qué es eso de sufrir por ellos? Por favor, mírate... tienes potencial para tener una gran vida, no necesitas a Sesshomaru - el mesero llegó con sus platillos y la peliplata fue la primera en darle un mordisco a su camarón - Es mi hijo y lo amo profundamente, pero tú también mereces ser feliz y si él no lo hace, ni modo.
- Desearía tener tu fortaleza, Irasue.
- La tienes... sólo, sácala a flote - guiñó su ojo - Sabes que puedes contar conmigo cuando necesites un descanso, pero, mientras tanto, debes vivir bajo tus propias reglas.
- ¿Qué pasará cuando Sesshomaru llegue con alguien más?
- Querida, ni siquiera ha pasado una semana desde que lo abandonaste y ya piensas en la siguiente mujer con la que saldrá.
- Sinceramente, en este momento, no me interesa lo que él haga con su vida, pero... no quisiera que nuestra relación se modifique - las señaló a ambas.
- Pareciera que no sabes con quien hablas - arqueó sus cejas, sin dejar de sonreír - Tú siempre serás tú... no importa con cuantas mujeres salga mi hijo, eso no te quitará tu lugar... tampoco le haré la vida imposible a la siguiente, si ese es tu deseo.
- No... no, para nada, Sesshomaru es una buena persona, no deseo que le vaya mal, sólo... me concentraré en mi.
- Salud por eso, querida - elevó su copa.
Extra: Dudas
- ¿Te encuentras bien, hija? - preguntó el anciano, ingresando a la cocina.
- Papá - sonrió tristemente, mientras apoyaba el móvil en la mesa - Si, Kagome me avisó que se quedará con Inuyasha.
- Es un buen muchacho, ¿no crees? - se sentó frente a ella.
- Al menos por lo que ella dice - sonrió - Esperemos que nos lo presente pronto...
- Entonces, ¿Qué es lo que te preocupa? - el rostro de la mujer se ensombreció - Estabas pensando en ella, ¿verdad?
- Papá - sus miradas se encontraron - Es idéntica a mi hermana.
- Hija... tu hermana y mi nieta perecieron ese día... tú misma las viste...
- Sólo la vi a ella, papá... sólo vi a Hikari... jamás pude ver a su hija - apretó ligeramente sus puños.
- Hija, ¿no estarás insinuando...?
- ¿Y si ella no murió, papá? ¿Y si mi sobrina está con vida? Tengo la certeza de que mi hermana murió, porque la vimos con nuestros propios ojos, pero la bebé...
Inicio del Flashback
El anciano se encontraba sentado con su mirada perdida en el lejano pasillo. Sus ojos estaban secos, sin embargo, su alma estaba inundada de aquel intenso dolor.
- Padre - se sentó a su lado con dificultad, debido al enorme vientre que aún llevaba - ¿Quieres... ir a verla?
- No, hija - la miró, sonriendo levemente - Prefiero recordarla como era... con aquel brillo en sus ojos, con su gran sonrisa... ¿Pudiste avisarle a tu hermana Kahori?
- Si, pero no tiene con quién dejar a Rin.
- Entiendo...
- ¿Señora Higurashi? - la enfermera se asomó al pasillo.
- Si - se puso de pie, caminando en su dirección.
- Lamento mucho su pérdida - pronunció, cerrando la puerta a sus espaldas - Si quiere despedirse a solas...
- ¿Y la bebé? - frunció el entrecejo al notar que la niña no estaba en la incubadora - ¿Dónde está su cuerpo?
- Fue llevado a la morgue - respondió, aclarando su garganta - El cuerpo se le entregará a su padre.
- ¿Qué? - abrió ampliamente sus ojos - ¿Su padre se presentó?
- El señor vino esta mañana, quiso llevarse el cuerpo de su esposa, pero, al tener a su padre en vida, no le correspondía intervenir.
- Ella no era su esposa - pronunció con seriedad - Dígame el nombre del hombre que vino.
- Lo siento, pero no puedo brindarle esa información.
- ¿Nunca pudiste contactarte con él?
- No... días después, Kagome nació y... nuestras finanzas no nos permitían excedernos en los gastos - hizo una pausa - Hablé con sus amigas, con la gente de su trabajo, sin embargo... ella nunca dijo quién era el padre de su hija... se llevó a la tumba ese secreto.
Unos segundos de silencio invadieron el ambiente.
- Tal vez... Rin pueda ayudarnos.
- ¿Qué? - miró a su padre.
- Ella está trabajando como secretaria de una abogada... quizás, ella podría acceder a los documentos del hospital.
- Papá - sus ojos se llenaron de lágrimas - ¿Estas seguro?
- Si esa jovencita, llamada Kikyo, es mi nieta... necesito saberlo antes de abandonar este mundo - miró al frente - Ella, necesita conocer a su familia
