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Si vas a comer veneno,

¿por qué no lamer el plato también?

- Proverbio japonés

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c14- Journey to the Cross-roads (De camino a la encrucijada)

Sakura supo que había sido una mala idea separarse de sus compañeros tan pronto le encontró.

Su única excusa para tal imprudencia era que la impaciencia y el miedo a llegar tarde de nuevo, le habían ganado el ánimo. Tenía la imperiosa necesidad de hacer algo, inútil como se sentía desde que la aldea había sido atacada y todos parecían tener un propósito claro menos ella.

Ahora, con la oportunidad cierta de hacer una diferencia, Sakura ajustó los guantes protectores en sus manos y plantó cara frente a su oponente.

De pie, al otro extremo del puente, Sasuke la enfrentaba envuelto en una intención asesina casi visible a su alrededor, con su compañera de equipo, Karin, muerta horriblemente a sus pies.

Brevemente, Sakura se preguntó dónde estarían los otros dos componentes del equipo rebautizado como Taka. Hasta donde sus sentidos alcanzaban, estaban solos en el lugar. ¿Era posible que estuviesen muertos también? Había algo salvaje y fuera de control en la postura de Sasuke que indicaba que la idea, no era descabellada del todo.

Porque contra este Sasuke, de ojos rojos y piel salpicada de sangre, ella sabía solo con verle, que no tenía oportunidad de salir victoriosa.

Solo podía tratar de contenerlo hasta recibir ayuda, aunque no tenía manera de saber cuánto tiempo le tomaría al resto del Team 7 deshacerse del grupo ROOT que les interceptó en el camino. Afortunadamente, ella había logrado dar con su compañero descarriado antes de que él lograse encontrar a Danzo, dándoles a todos el tiempo y la oportunidad de intentar salvarle, una vez más.

La kunoichi hizo un repaso mental de su inventario de armas y técnicas. Contenerle iba a demandar de todas sus habilidades y un tanto más. Con el mentón arriba y los puños apretados, Sakura comenzó a avanzar hacia él.

"Si no quieres acabar como ella" advirtió el Uchiha, señalando el cuerpo inerte a sus pies, "apártate del camino y te dejaré vivir".

"Estoy aquí por ti, Sasuke; vine a ayudarte, así que no pienso ir a ningún lado".

"Siempre la misma Sakura…" se burló, con la crueldad distorsionando sus facciones, "¿Tanto quieres ser mi perra? ¿Vas a rogarme otra vez que te lleve conmigo?"

Sakura apretó los dientes y se detuvo. Este no era el momento de perder el control sobre su temperamento, por mucho que sus palabras le doliesen.

"Aún puedes volver, Sasuke. No es tarde para regresar con nosotros a Konoha y dejar todo esto atrás…".

"Todo lo que queda de Konoha, yo lo voy a destruir con mis manos, empezando por ti, si no te apartas ahora mismo".

"Konoha es tu hogar-" comenzó, pero al parecer esas eran las palabras equivocadas.

Sakura se apartó a tiempo para esquivar una serie de shuriken explosivos que parecieron salir de la nada, cuando Sasuke ya estaba sobre ella, ejecutando un giro sobre su propio eje, la katana descendiendo en el ángulo perfecto para rebanarle el cuello.

Empuñando su fiel kunai, interceptó la katana y desvió la trayectoria lo suficiente para evadirla por milímetros, dejándose caer y aplicando su chakra en la planta del pie que conectó con la cintura de Sasuke. Si le hubiese pegado de lleno, le hubiese fracturado la pelvis, pero el shinobi logró compensar con su propio chakra lo suficiente para evitarlo, aterrizando varios metros atrás con su gracia acostumbrada.

"Así que por fin sirves para algo más que para llorar, ¡quién lo diría!" el tono de sus burlas era artificialmente alto. Sakura evaluó como muy posible que Sasuke estuviese bajo la influencia de alguna droga. Aun si estaba muy alterado, su comportamiento desquiciado le parecía demasiado fuera de carácter con lo que había visto de él a través de los años.

"Konoha es tu hogar y siempre lo va a ser", Sakura siguió, como si no la hubiera interrumpido, negándose a caer en su juego, "¿Por qué quieres destruir a tu propia aldea?"

Con su cabeza hacia atrás, Sasuke comenzó a reírse. No había nada de alegría en el sonido rasgado que salía de él. ¿Qué rayos le había hecho Madara?

"Porque tengo la capacidad para hacerlo" contestó, una sonrisa siniestra partiéndole el rostro.

Sakura se estremeció, reconociendo en sus palabras la falsa justificación que Itachi le había dado en el pasado sobre la masacre. Como siempre, la motivación de los hermanos empezaba y terminaba en el otro.

Con eso en mente, ella tomó la decisión de subir todas las apuestas.

"Entonces, ¿vas a atacar a la aldea que Itachi protegió al costo de su vida?"

La mueca de suficiencia desapareció enseguida de su rostro, reemplazada por una sorpresa que le hizo dar un traspiés hacia atrás.

"¿Cómo puedes saber eso?"

Mientras pudiera mantenerlo fuera de balance, distraerlo del ánimo asesino que le dominaba, ella sabía que tendría esa oportunidad que necesitaba para contenerle.

"Sé también que Uchiha Madara es quien te está manipulando en todo esto".

"¡No! Madara me abrió los ojos a todas las injusticias de la aldea en contra mi clan", vociferó, empezando a frotar su ojo izquierdo compulsivamente. Sakura notó con preocupación como de inmediato, había comenzado a llorar sangre.

"¿Cómo sabes que no te está engañando?" inquirió, avanzando hacia él un par de pasos más, cuidando de no alterarle. Si lograba acercarse suficiente… Sakura metió la mano en el bolso médico en su cintura.

"¡Eres tú la que trata de engañarme!"

"Si realmente quisieras hacer justicia, estarías buscando la verdad en todo esto, no deseando la muerte de todos tus compatriotas, de tus amigos".

Sakura no había olvidado el consejo de Itachi: apelar a su sentido de justicia para alcanzarle. El problema estaba en que, hasta donde ella podía ver, Sasuke ya no estaba allí por completo, si es que algo quedaba de él. Frente a ella estaba un shinobi trastornado, lleno de compulsiones incontrolables, que solo repetía un discurso de odio para no enfrentar la realidad de su pasado.

¿Era entonces demasiado tarde, como temía Itachi?

De igual modo, ella siguió tratando de distraerlo. Dio otro par de pasos al frente y Sasuke no dio señales de que le importaran sus movimientos; seguía frotando su ojo, mirando a algún punto por encima de su cabeza.

"La justicia que buscas no está en destruir la aldea, Sasuke", otro par de pasos más y lo tendría a tiro. "La verdadera justicia está en cambiarla, en ayudar a Naruto a hacerlo para que algo como lo que pasó con tu clan, no vuelva a ocurrir".

Tal vez fue por la mención de nombre de su compañero, o porque finalmente se le volaron los tapones, pero Sasuke se transformó como del día a la noche, el foco volviendo a sus ojos con un destello rojo que Sakura no tuvo tiempo de evitar.

El mundo comenzó a alargarse y girar junto con ella, y de inmediato trató con todas sus fuerzas de romper el genjutsu que la estaba absorbiendo con violencia. Pero ya era tarde, el terrible poder de Sasuke le había atrapado y se sintió caer por un largo túnel hacia la oscuridad.

Donde Itachi se había sentido poderoso y siempre en control a su alrededor, el genjutsu de Sasuke era absoluto caos, como caer al vacío en un mundo incompleto que se construye y destruye a sí mismo cada segundo, una y otra vez. No había aire que respirar, ni nada que ver, solo una tormenta eléctrica retumbando en sus oídos y el dolor absoluto de sentirse desgarrada por dentro.

"¡Kai!"

Una mano en la parte posterior de su cuello la devolvió al presente con una sacudida que la dejó jadeando, desorientada, las rodillas amenazando con ceder bajo su peso. Ya no estaba en el puente, notó al tiempo que reconoció a Kakashi a su lado, su sharingan descubierto y toda su atención puesta en Sasuke.

"¡Rasengan!"

Tres Narutos desde tres direcciones distintas descendieron sobre el Uchiha. La explosión sacudió el puente, destruyendo una parte de la estructura y comprometiendo su integridad. Cuando se disipó el humo, Sakura alcanzó a ver a sus dos compañeros de equipo frente a frente.

De nuevo, parecía que la pelea entre ellos sería inevitable.

"¿¡Por qué estás haciendo esto, Sasuke?!"

La desesperación de Naruto en su demanda por obtener una respuesta, contrastaba perfectamente con la repentina seriedad en el rosto de Sasuke, que solo sus ojos, algo desorbitados, traicionaban.

"Porque puedo hacerlo…" respondió, antes de atacar.

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Danzo se detuvo frente a la encrucijada, marcada por un gran árbol de tallo viejo y ennegrecido que partía el camino en dos direcciones opuestas y daba paso tras de sí, a un bosque espeso en pleno verdor.

A su derecha estaba la vía que le llevaría al País del Hierro, donde la reunión de los cinco Kages tendría lugar. En la distancia ya lograba distinguir las famosas montañas conocidas como los Tres Lobos, con sus nieves perpetuas, entre las cuales se encontraba su destino.

Con una señal de su mano, los cinco escoltas de ROOT que le habían acompañado desde que salió de la aldea, se desplegaron frente a él, avanzando con cautela. Como parte de sus medidas de precaución, además de su escolta personal, tenía a su disposición dos escuadrones que se mantenían en su perímetro: uno despejando su camino al frente, el otro, cuidando su retaguardia.

Aun con todas estas precauciones, algo se les había colado; una elusiva pero persistente presencia que todos podían sentir muy cerca.

Al asecho.

Había algo en esa presencia, que le resultaba familiar al nuevo Hokage de una manera muy inquietante. Porque su primer instinto fue pensar en alguien que, según todos los reportes, debería estar muerto.

Pero rara vez, su primer instinto le traicionaba.

Un grito, y Danzo volvió la mirada a tiempo para ver como uno de sus escoltas era arrastrado hacia el interior del bosque por una fuerza invisible y desconocida. Otros dos operarios se lanzaron tras él enseguida para socorrerle, mientras los dos restantes cerraron filas a su alrededor.

Cuando varios minutos pasaron sin ningún indicio de los operarios o del atacante, el líder de su escolta, Torune Aburame, se acercó a él.

"Danzo-sama, creo lo más prudente retroceder para encontrarnos con los refuerzos".

Pero el viejo shinobi ya no tenía dudas.

"¡Así que estás vivo!" llamó, ignorando la recomendación de su subordinado con un par de pasos al frente. Ahora, más que nunca, no tenía razones para temer a este fantasma en particular.

"Así es… y tú, pronto, no lo estarás más".

La amenaza pareció salir del bosque mismo, sonando cercana y lejana a la vez, haciendo imposible de precisar la posición de su atacante. Torune echó mano del Tanto en su espalda, asumiendo una posición defensiva frente al Hokage, mientras que su compañero hacía lo mismo con un par de kunais, cerrando la retaguardia.

"Porque no te muestras entonces y lo comprobamos".

Por unos segundos pareció que su demanda no iba a encontrar respuesta, cuando los tres detectaron el movimiento al frente. Una figura se les acercaba, avanzando con aparente tranquilidad entre los árboles. Estaba vestido con un uniforme negro y las sandalias de reglamento ninja. Tenía un hitae-ate atado en la frente, pero aún estaba demasiado distante para distinguir la afiliación.

No que eso fuera necesario. Su presencia era inconfundible.

"Uchiha Itachi… debo admitir que eres él último ninja que esperaba encontrar en mi camino".

"Claramente esperabas a alguien, si viajas de este modo" comentó sencillamente, y Danzo supo enseguida que todos los operarios en el escuadrón de vanguardia, estaban muertos.

"Tu hermano se ha vuelto una molestia, como ya debes saber" explicó.

"Te advertí antes de dejar la aldea lo que ocurriría si ibas en contra de Sasuke", su tono de voz no denotaba la misma intención que sus palabras expresaban con tanta claridad, pero eso era de esperarse. Desde niño, Itachi siempre había sido estoico y analítico, sumamente inteligente y siempre, siempre en control. Danzo se preguntó entonces qué tanto tendría que presionarle para erosionar ese control y verlo quebrarse a sus pies.

"¿Para esto has vuelto de la tumba? ¿Para seguir protegiendo a un mocoso que te odia?"

El Uchiha seguía avanzando hacia ellos lentamente y Torune dio otro par de pasos al frente, interponiéndose directamente en el camino del nukenin.

"He vuelto porque tu tiempo ha pasado, Danzo. No queda nada que puedas hacer por Konoha".

"¡La aldea va a vivir mientras yo viva!" respondió indignado y a viva voz, levantando los brazos. "Yo soy el único con la claridad de propósito para elevarla hacia el verdadero significado de la vida ninja".

"¡Danzo-sama!" Torune interrumpió con urgencia, empezando a retroceder hacia él, pero sin apartar la mirada de su oponente. "Algo está mal con el Uchiha…".

Intrigado, Danzo avanzó hasta llegar al lado de su fiel escolta, a tiempo para ver a Itachi detenerse a unos pocos metros de ambos. Fuera de la sombra del bosque, la luz de la tarde le daba de frente en el rostro y sus facciones se revelaron las mismas, solo que más maduras desde la última vez que le había visto, apenas un adolescente. Entonces reparó en lo que había perturbado a Torune. Sus ojos estaban brillando de una manera extraña; no con el rojo sharingan, sino como si fueran un espejo reflejando la luz, casi como si…

"Como puedes ver", dijo Itachi, dando voz a sus sospechas, "mi sharingan se ha sellado por completo".

"¡Has venido a morir entonces!" la voz de Danzo traicionó lo genuinamente divertido que estaba con esta sorpresa. Tan pronto el Uchiha reveló su presencia, él había calculado el poder que podría obtener si robaba sus ojos. Ahora, la posibilidad de humillarlo en una batalla contra su propio Kekkei-genkai, casi le compensaba por perder el legado increíble de los ojos del líder del Clan.

"Es imposible que me derrotes estando en esas condiciones, ya deberías saberlo", se jactó, entregando su bastón a Torune y ordenándole retroceder con un gesto.

"Tal vez…".

"Lamento en verdad que no puedas ver esto". Danzo comenzó a aflojar un poco el obi en su cintura, para poder abrir y dejar caer las mangas de su hakama. De un tirón experto, deshizo los vendajes revelando todo su torso. La deformidad de su brazo, trasplantado con células Hashirama y lleno de sharingans, era la culminación de su proyecto más ambicioso; el trabajo de toda su vida.

"Hace tiempo que no disfruto del placer de matar a un Uchiha", se relamió los labios, ansioso también por probar por fin, todo el potencial en su brazo.

"El verdadero poder sobre el sharingan nunca será tuyo. No temo, por ello, a la abominación en la que sin duda te has convertido para intentar controlarlo".

Danzo le miró de arriba abajo, tratando de determinar donde estaba la trampa que, sin duda, le estaba tendiendo, tan tranquilo como estaba de enfrentarse a él con tal desventaja.

"Sigues siendo un niño arrogante" escupió, su odio por los Uchiha tan fuerte como siempre lo había sido. "Has perdido tu mejor arma y te paras frente a mi tan seguro de tu propio poder, que no eres capaz de entender que, esta pelea, ya la perdiste hace ocho años".

"Tienes razón. Mi arrogancia de entonces me costó lo más importante para mí" el Uchiha cerró los ojos ciegos y su semblante se contrajo mínimamente. "Lamentablemente para ti, alguien ha cambiado mi realidad, dándome la oportunidad de enmendar el error de dejarte con vida… y no la voy a desperdiciar".

Danzo dejó salir una carcajada que sacudió su cuerpo. Si tenía que concederle algo a los Uchiha, era su habilidad innata para el melodrama.

"¡Luchemos entonces y veamos si tu segunda oportunidad es tal!"

Itachi asintió mínimamente por toda respuesta, sin cambiar en absoluto su postura distendida y Danzo le devolvió una sonrisa feroz.

Más tarde, cuando el segundo ojo en su brazo se selló, Danzo dejó de sonreír.

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Un tremor terrible, el tercero hasta momento, sacudió la aldea desde la montaña Hokage hasta el muro perimetral por varios segundos, y Shizune no aguantó más.

"¿Estás seguro de esto?" reclamó asustada, apretando a Tonton un poco más de la cuenta. "Si la aldea está siendo atacada, debemos ir de inmediato".

"Tengo mis ordenes, como ya saben", Yamato respondió de brazos cruzados, dirigiéndose también al resto de los jounin que se encontraban allí reunidos, de pie en el centro de la amplia antecámara. En la habitación contigua, Tsunade-sama permanecía en coma, vigilada por dos enfermeras y un guardia personal que la acompañaba las veinticuatro horas del día.

Esta área del hospital, separada del resto, se había convertido en el centro informal de operaciones de los leales a la voluntad de fuego y él estaba a cargo de mantener el orden necesario, a falta del shinobi que, con todo derecho, debería estar allí para guiarles.

Pero hasta para eso, Hatake Kakashi iba a llegar tarde, sin duda.

"Ningún jounin debe responder la señal de alarma. Ninguno, debe ir a la montaña", Yamato prosiguió, deteniéndose a ver a cada uno de los presentes, tratando de impartir con una de sus miradas más intensas, la importancia de obedecer, aunque ello fuese en contra de todos sus instintos ninjas.

"Estamos aquí como indicaste", Shiranui Genma señaló, adelantándose unos pasos. "El resto terminó la evacuación de civiles y personal fuera del sector y todos los niveles superiores a la señal acordada. Todos los shinobis en la aldea esperan órdenes en sus barracas".

"Bien" asintió.

"Ahora que todo está hecho, no crees que nos debes una explicación". Yamanaka Inoichi lucía muy irritado por encontrarse fuera del círculo de confidentes del nuevo líder informal de la aldea. No que él esperase algo diferente del copyninja y sus maneras siempre excéntricas de operar.

"Tal vez", respondió Yamato sin inmutarse, "pero yo no tengo ninguna que darles".

"Eso lo dudo mucho" rebatió Genma, moviendo el senbon en su boca de un lado para otro.

"¡Suelta ya qué es lo que está pasando, Yomato!" ladró Inuzuka Tsume, apuntándole con una de sus afiladas garras.

"Es Yamato", corrigió con fastidio, y no por primera vez, en lo que iba de reunión.

"Como sea… o hablas o Kuromaru te hace hablar". Su fiel niken gruñó en respuesta, mostrando unos dientes amarillos y demasiado largos para un perro, en opinión de Yamato.

"No creo que haga falta amenazar a nadie, Tsume". Nara Shikaku se adelantó desde su lugar al lado de las puertas que conducían a la habitación de la Hokage. Él había observado silencioso el ir y venir de shinobis en el lugar desde el comienzo de la nueva crisis y al parecer, era el único que podía ver los acontecimientos por lo que eran.

"Yo diría que es bastante evidente lo que está ocurriendo".

"Ah, ¿sí?" con las manos en la cintura, la salvaje kunoichi le miró expectante, "porque no lo explicas entonces, cerebrote".

El Nara ignoró las risitas que generó en sus compañeros el molesto mote, mirando a Yamato para confirmar que podía proseguir. El capitán se encogió de hombros por toda respuesta. No le estaba permitido hablar, eso estaba claro, pero nada en sus ordenes le impedía dejar que ellos especularan a sus anchas.

O, en el caso del Nara, compartir unas deducciones que, según sus cálculos, tenían un noventa y cinco por ciento de posibilidad de ser acertadas, el margen de error asociado a variables externas sobre las que no tenía información suficiente para identificar.

"Konoha no está siendo formalmente atacada, es por eso que estamos aquí", comenzó a explicar, paseando de un lado a otro frente a sus colegas. "Considerando nuestras órdenes, esta situación es, no solo conocida sino esperada; tal vez incluso impulsada, por nuestro… ausente líder".

Yamato se entretuvo unos segundos pensando en qué palabra quería usar realmente Inoichi como calificativo del susodicho líder.

"Si analizamos entonces la dirección y profundidad de las explosiones que levantaron la alarma, en cuyo epicentro no existe ninguna infraestructura conocida o señalada en los registros de la aldea, esta situación solo puede tratarse de un ataque directo al cuartel secreto de las fuerzas ROOT".

El silencio que siguió a su declaración era pesado, con el entendimiento golpeándoles a todos en el rostro como un vendaval. Prosiguió: "Los únicos que han respondido al llamado de emergencia, además de los operarios de ROOT, es el Team 7, quienes, uno diría, aprovecharían el caos de esta emergencia para salir de la aldea a toda prisa, no para entrar en su parte más profunda".

"¿Y por qué querrían salir de la aldea?" preguntó Genma, el primero en salir de su estupor.

"Hace unas horas la inteligencia ANBU reportó que Uchiha Sasuke se moviliza para interceptar a Danzo…", se volvió para confirmar las expresiones de entendimiento de su audiencia, antes de seguir. "Eso quiere decir que, lo que vimos entrar en la montaña no son los verdaderos, sino una copia que solo me atrevería a atribuir al increíble poder de Naruto sobre los clones de sombra".

Todos en la habitación volvieron sus ojos hacia Yamato, quien sonrió orgulloso de la admiración que despertaba el alocado jinchuuriki. "Cuando se aplica, es increíble lo que puede hacer".

"¿Entonces es cierto?" preguntó Shizune, los ojos muy abiertos.

Yamato se limitó a mirar al Nara, indicándole con un gesto que prosiguiese con sus conclusiones.

"Lo siguiente que podemos inferir de la situación es que este ataque proviene de una fuerza desconocida, que por lógica solo puede ser externa, ya que Genma reportó hace unos momentos que todos los shinobis y civiles fueron contados y evacuados".

"¡Imposible! sabríamos si una fuerza externa hubiese penetrado la aldea" exclamó Akimichi Chouza, silencioso hasta entonces. Su alarma no era para menos, considerando que era uno de los responsables del comité de seguridad de la aldea.

"¡Exacto! Lo que quiere decir que no se trata de un ejército, ni siquiera de un grupo pequeño, con uno o dos shinobis bastaría para causar esta conmoción" explicó.

"¿Uno o dos? ¿Qué clase de shinobi podría enfrentarse solo a todo el poder de ROOT?" Inoichi dio voz a los que todos los presentes se estaban preguntando.

El Nara se detuvo su andar meditativo para mirándolos a todos con una amplia sonrisa. "¡Pero esa es la belleza de todo esto! No necesitan enfrentarlos… tan solo necesitan atraerlos de regreso a su cuartel general bajo la pretensión de un ataque, atraparlos en el laberinto subterráneo donde se esconden, y convertir el lugar-"

"-en su propia tumba".

Todos los presentes dieron un brinco y Shizune soltó a Tonton; el consentido cerdito rebotando en el suelo con un chillido quejumbroso.

Desde la puerta, Tsunade los veía a todos con ojos iracundos, medio desnuda, la melena rubia enmarañada como el halo terrible de un ángel vengador.

"¡Tsu-Tsunade-sama!" Yamato se puso firme, tratando de mirar a cualquier lado menos a los enormes pechos en exhibición.

"¡Quiero a Hatake Kakashi aquí ahora mismo, explicándose, antes de que lo mande a él también a la tumba!" ordenó, haciendo que todos los presentes salieran poco menos que despavoridos, no tanto a cumplir sus órdenes, sino para poner toda la distancia posible con la furiosa Hokage.

Todos, claro, menos Yamato.

"Sempai se encuentra fuera de la aldea, Tsunade-sama, pero yo le puedo poner al tanto de los acontecimientos y los planes en marcha".

La Godaime le miró de arriba abajo despacio, mientras se ajustaba la ropa con la ayuda de su enfermera.

"Muy bien, es tu funeral entonces".

Con eso entró de nuevo a su habitación y Yamato le siguió, resignado a su eterno destino de pagar las cuentas pendientes que el copyninja dejaba a su paso.

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Sakura tosió pesadamente, agitando la cabeza para sacudirse lo que se sentía como una tonelada de tierra de encima.

El puente en el que comenzó la lucha había quedado completamente destruido a sus espaldas, en una espectacular explosión que derrumbó también parte de la montaña vecina y les dejó ciegos por varios minutos en la espesa polvareda que se levantó a consecuencia.

A lo lejos, Sakura podía escuchar los sonidos de la lucha que continuaba con el mismo fervor con el que había empezado, y de inmediato se movió en esa dirección, lista para continuar apoyando a sus compañeros a ejecutar el plan que habían acordado antes de salir de la aldea: Atacar como equipo, tomando turnos para tratar de acertarle al Uchiha. El objetivo era sacarle de combate, bien fuera desmayándolo (Naruto), inmovilizándolo (Kakashi), o aplicándole suficiente tranquilizante para dormir a un elefante (Sakura). Por su parte, Sai tenía la tarea de vigilar el perímetro y detener a cualquier operario ROOT en la avanzada de Danzo, quien sin duda se encontraba cada vez más cerca.

Hasta el momento, Sasuke estaba logrando evadirles en todos sus intentos. Su atención estaba puesta en Naruto, como era de esperarse, y esto les daba la oportunidad de buscar cualquier abertura en sus defensas para atacarle y sacarle de combate. La posibilidad de poder hacerlo sin lastimarle, se iba haciendo cada vez más distante a medida que la lucha se prolongaba y tanto Naruto como Kakashi incrementaban la violencia de sus ataques.

Sakura apretó la jeringa en su mano. Ella misma había estado muy cerca de acertarle, alcanzado a rozarle con la aguja sin romper piel, porque en el fondo estaba todavía tratando protegerle en lugar de detenerle. Lo mismo era verdad del resto de sus compañeros.

Con un gruñido, le imprimió mayor velocidad a su carrera.

Cuando llegó por fin al lugar de la batalla, fue solo para ver como Sasuke golpeaba a Naruto en la cara con una patada circular, mandándolo varios metros atrás, dando tumbos como una pelota mal formada. Del sello en sus muñecas sacó un shuriken enorme, que hubiese lanzado para rematar al rubio si Kakashi no lo hubiese impedido, inmovilizando su brazos y piernas con la misma técnica de hilos de chakra que él estaba usando para controlar sus armas.

Sakura no lo pensó, corriendo con un impulso de chakra hacia sus piernas, se lanzó sobre el Uchiha entre un parpadeo y otro, la jeringa bien apuntada al cuello expuesto.

Lo vio antes de sentirlo; la luz que precede al trueno; el olor a ozono y la explosión de una tormenta eléctrica que la empujó antes de hacer contacto con su objetivo.

Sasuke estaba libre nuevamente.

"¿Estás bien, Sakura?"

Kakashi apareció a su lado de la nada y la kunoichi asintió. Había logrado protegerse con una barrera de chakra de lo peor de la descarga eléctrica. Naruto por su parte se había recuperado del golpe y avanzaba de nuevo hacia Sasuke, moviendo con una mano su mandíbula de un lado a otro.

"Admito que te has hecho más fuerte, Sasuke, pero yo también lo soy, y si no te pones serio no me vas a ganar esta vez".

"¿Tanto quieres morir, Naruto?"

"Tú no vas a matarme, ni vas a atacar a la aldea o a volverte en contra de tus amigos" el jinchuuriki se detuvo frente a su oponente, el ceño fruncido y las manos en la cintura.

"¡Oh! y supongo que tú vas a impedirlo".

"Claro que lo voy hacer, ¡ya lo veras!"

Sasuke se echó a reír, de aquella forma maníaca y desencajada que le ponía los pelos de punta a Sakura.

Sin aviso se lanzaron uno contra otro, de frente y a toda velocidad, como tantas otras veces, con un grito de guerra en los labios. Sakura cerró los ojos y sintió el impacto como una ola de calor que casi le hizo retroceder. Habían subido el nivel, ambos liberando más chakra para ejecutar sus técnicas.

Cuando volvió a verlos, Sakura abrió los ojos tanto como era físicamente posible hacerlo. Los dos shinobis estaban envueltos por sendas barreras de chakra: Naruto dentro de la forma salvaje del Kyuubi, amarillo y rojo como una llamarada; Sasuke dentro de un guerrero incompleto, el Susano purpura inestable como su dueño.

"Todavía no lo entiendes", se lamentó el Uchiha, sacudiendo la cabeza, "mi causa es justa, Naruto. Todos los que defienden Konoha están en mi camino y solo por ello, merecen a morir".

"Te has vuelto loco, entonces. Porque Uchiha Sasuke nunca mataría sin verdadera razón" gritó, las siete colas agitándose con violencia.

"¡Vengar a mi familia es la única razón que necesito!"

Naruto estaba a punto de contestar, el rostro contraído en la rabia familiar que Sasuke le arrancaba con tanta facilidad, cuando se dobló hacia adelante con violencia, como si hubiese sido atacado. La barrera del Kyuubi desapareció enseguida, al tiempo que las arcadas comenzaron a sacudir su cuerpo. Sakura trató de ir a socorrerle, pero Kakashi no lo permitió.

"Mira su chakra" ordenó, y Sakura de inmediato se dio cuenta de a qué se refería.

Naruto estaba ahora envuelto en una energía distinta a la suya, que parecía salir desde su estómago y a través de su boca. Estaba literalmente vomitando chakra y por una vez no se trataba del chakra del Kyuubi.

De inmediato, Sakura miró a Sasuke, pero él parecía tan sorprendido como ellos con lo que estaba ocurriendo. Si no se trataba de un ataque de su parte… ¿qué estaba pasando entonces?

Naruto gimió, llevándose las manos al cuello, al mismo tiempo en que algo negro comenzó a salir forzosamente de su boca.

"¡¿Qué rayos?!" Sasuke retrocedió un par de pasos, Susano deshaciéndose en respuesta a su desconcierto.

En segundos, un enorme cuervo negro salió disparado, graznando y agitando sus alas, hasta quedar suspendido sobre la cabeza de Naruto, quien había caído de rodillas, jadeando y escupiendo cantidades copiosas de saliva.

El rosto de Sasuke se torció a medio camino entre el pánico y la incredulidad. Sakura solo podía ver todo con la boca abierta, recordando su conversación con Itachi: 'a Naruto le he dejado el poder para detener a Sasuke'.

"¡Oi, esto fue mucho peor que cuando entraste, maldito!" el jinchuriki se había recuperado lo suficiente para reclamar con el puño en alto en dirección al cuervo aleteando sobre su cabeza.

"¿Qué significa esto?" Sasuke desenvainó su espada rápidamente, el miedo evidente en el repentino temblor que sacudía sus manos. Por primera vez desde que había llegado al lugar, Sakura vio en la expresión desnuda de su rostro, al niño a veces inseguro que recordaba como compañero de equipo.

Con el agitar constante de las alas, una gran cantidad de plumas negras habían salido disparadas al frente, comenzando a formar un remolino entre Naruto y Sasuke. Era evidente para todos los presentes que estaban a punto de ver aparecer a Itachi.

Sakura miró a Kakashi, insegura de que hacer ahora que la pelea había dado un giro, y él sacudió la cabeza en negativa. Estaban allí solo para observar, aunque ella no podía evitar tener un mal presentimiento sobre este nuevo encuentro entre los hermanos Uchiha. Este era el curso original de los acontecimientos según Itachi había predicho antes de su muerte, pero tantas cosas habían cambiado. Sakura no podía sino temer el resultado.

'¿Qué vas a hacer ahora, Itachi?' se preguntó, antes de lanzar en su mente una silenciosa plegaria a todos los dioses que conocía.

Cuando la masa informe comenzó por fin a componerse en la silueta inconfundible del temido Akatsuki, Sasuke dio otro par de pasos atrás. "¡No, no, no, no, no…!" repitió como un mantra, antes de lanzar un par de kunais explosivos en su dirección.

"¡Ni siquiera en la muerte vas a dejarme en paz, Itachi!" reclamó a viva voz.

Frente a ellos, el kagebunshin había terminado de formarse, con el cuervo posado en su hombro, plácidamente. Verle resultaba tan intimidante como siempre, sin importar que fuese solo una copia. De inmediato, Sakura notó que esta versión de Itachi tenía el sharingan brillando en sus ojos, al igual que su típica apariencia como miembro de Akatsuki, el rostro parcialmente cubierto por el cuello alto, dándole un aire de misterio y poder. El histrionismo Uchiha no podía faltar, desde luego.

El silencio se extendió mientras los hermanos iniciaron un enfrentamiento usando el poder ilusorio de sus ojos, ambos inmóviles como estatuas. Sakura se frotó las manos, deseando saber qué estaba pasando entre ellos.

"Mantente cerca, Sakura, no sabemos qué va a resultar de todo esto". Kakashi no despegaba su sharingan de los dos Uchiha, el cuerpo tan tenso como la cuerda de un arco a punto de disparar.

Frente a ellos, Naruto continuaba de rodillas en el suelo, masajeando con ambas manos una garganta evidentemente maltratada por el jutsu de Itachi. La kunoichi bufó por lo bajo. '¡Ya podría haber encontrado una forma menos salvaje de dejarle un jutsu a Naruto!'

En lo que pudiera ponerle las manos encima…

"Esto es como el jutsu que dejaste en mi ojo… no funcionó ¿sabes?" Sasuke levantó de nuevo su katana frente a él. Había salido del genjutsu más agitado aún, el sudor corriéndole por las sienes. "¡No puedes seguir ocultándome la verdad!"

Itachi desabrochó despacio el cuello de su capa, mostrando a su hermano todo su rostro. "Veo que Madara ha hecho que tu odio madure y te brinde aún más poder. ¿Es este el camino que deseas seguir, Sasuke?"

"¡Es el único camino que tú me enseñaste!"

El bunshin negó levemente, sus ojos fijos en su hermano. "No. Tu odio debió morir conmigo. El que no haya ocurrido es un error que no puedo perdonarme y por el que Madara va a pagar con su vida".

Finalmente, Sasuke pareció quebrarse un tanto ante la presencia de su hermano mayor, sus emociones siempre intensas ganándole en una partida de estoicismo que no tenía oportunidad de ganar.

"¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste, hermano?"

"¿Eliges creer en Madara?"

"¿Vas a negarlo?" gritó furioso, apuntándole con la katana. "¿Vas a decir que no es cierto que destruiste nuestro clan porque Konoha te lo ordenó?"

"No voy a negarlo. Es cierto lo que dices, aunque sea solo una parte de la realidad".

"¿Y supongo que tú vas a decirme toda la verdad?" Sasuke se veía realmente al borde de un colapso mental, la presión de estar frente a su hermano muerto le estaba pasando una factura que parecía imposible que pudiese pagar.

"Puedo decirte que Madara solo te está usando para sus propios fines".

"¿No es lo mismo que tu hiciste? Manipularme todo este tiempo para tus fines".

"¿Y tú eliges cambiar a uno por el otro?" inquirió y Sasuke pareció descolocado por unos segundos.

"No tengo otra elección…" gruño, su mirada volviendo a desenfocarse.

"Siempre tienes elección. Es por eso que tu equipo está aquí, para llevarte a casa".

"Ja-ja-ja-ja…" su risa mecánica carecía de humor, "¿Volver a Konoha sabiendo lo que sé?"

El bunshin asintió por respuesta y Sasuke perdió lo poco que quedaba de su compostura. "¡Nunca! Esa maldita aldea va a ser destruida hasta los cimientos. Tiene que pagar por lo que hizo con los Uchiha… ¡por lo que hizo contigo!"

"¿Es esa tu elección?"

Sasuke retomó su postura defensiva, la empuñadura de su katana apretada con ambas manos "¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Matarme, Itachi?

"Mi voluntad siempre ha sido protegerte".

"¿Protegerme? ¿Es este otro de tus juegos?" reprochó. "No me interesa tu voluntad, yo tengo un camino distinto que recorrer".

Nada se mostró en el semblante de Itachi cuando volvió a hablar, pero algo diferente en su tono de voz le puso todos los vellos de punta a Sakura. "El sacrificio de nuestro clan no será en vano y el tuyo tampoco, Sasuke".

"Tú ya no puedes hacer nada. ¡Estás muerto! ¡No te tengo miedo!" la katana salió de su mano, envuelta en una bola de fuego, girando en dirección al bunshin, que la esquivó sin dificultad dando un salto de un par de metros a un lado.

Enseguida Sasuke estaba sobre él, usando movimientos avanzados de taijutsu que su hermano no tuvo problemas en contrarrestar. Sasuke se apartó lo suficiente para activar su chidori, pero Itachi lo haría retroceder aún más con un Katon en forma de proyectiles.

Sasuke mantuvo su postura defensiva, jadeando pesadamente, luciendo algo desorientado. Era evidente que no estaba bien, la desesperación estaba afectando sus movimientos y su capacidad de raciocinio. Itachi en cambio, continuó hablando como si su hermano no le hubiese interrumpido.

"Yo seguiré siendo el obstáculo que debes superar, aun después de la muerte". Itachi levantó una mano, apuntando con dos dedos estirados hacia Sasuke.

"¡No!"

"Lo siento, Sasuke…".

El cuervo sobre su hombro salió disparado, elevándose rápidamente entre ambos al tiempo que se dividía en dos, cada uno tomando direcciones opuestas hasta perderse de vista contra el resplandor implacable del sol.

Por unos tensos segundos, los hermanos continuaron mirándose y Sakura se preguntó si habían vuelto a un genjutsu, cuando los cuervos reaparecieron, justo frente al rostro de Sasuke, abalanzándose contra él y haciéndole caer de espaldas con un grito desgarrador.

Entonces fue que Sakura entendió el horror de lo que estaba pasando.

Los cuervos estaban atacando, con sus filosos picos, los ojos de Sasuke.

"¡NO, DETENTE!" bramó.

De nuevo, Kakashi la retuvo físicamente, impidiéndole ir en socorro de su compañero. Naruto en cambio se había acercado rápidamente y luego de unos segundos de horrorosa vacilación, el rostro visiblemente descompuesto, espantó a los cuervos a manotazos.

"¡Sasuke, aguanta por favor!" Naruto le agitó con fuerza, pero Sasuke parecía un muñeco de trapo entre sus brazos.

Sakura se soltó por fin del agarre de Kakashi para ir en auxilio de Sasuke. Naruto continuaba de rodillas a su lado, paralizado ante la falta de respuesta de su compañero y sin saber qué hacer.

La kunoichi cayó de rodillas al otro lado del cuerpo inerte de Sasuke y enseguida reconoció que había perdido el conocimiento entre el shock y el dolor, pero continuaba con vida. Las cuencas de sus ojos estaban vacías y su expresión reflejaba el mismo horror que todos sentían.

Con manos temblorosas la médico inició la intervención de emergencia tratando de ver a través de las lágrimas que empañaban sus ojos y que se negó a dejar caer a fuerza de necesidad. Debía actuar rápido para detener la hemorragia y constatar el daño. Siendo el ojo un órgano tan delicado, sin contar que se trataba de un maldito sharingan, las probabilidades de reconstruir algo eran iguales a cero.

Sakura se sintió estúpida por pensar por un momento que los resultados prometidos por Itachi podían llegar de otra forma que no fuese violenta y despiadada. Entonces, reparó en el hecho de que los Uchiha nunca derramaban su sangre en vano y el estómago se le revolvió con la certeza de que Itachi se había hecho un poco más poderoso consumiendo el poder del sharingan de su hermano.

La kunoichi se volvió a ver al odioso bunshin y se sorprendió de encontrarle ya muy cerca de ellos, con Kakashi de pie a su lado, observando la sanación.

"¿¡Cómo pudiste hacerle esto!?" reclamó, aun sabiendo la respuesta.

Sin embargo, cuando el bunshin abrió la boca, no fue para responderle.

"Ya puedes marcharte, Zetsu". Todos volvieron la mirada hacia el mismo punto en la ladera de la montaña, a tiempo para ver al aludido erguirse un poco más fuera de las piedras entre las que se ocultaba. "Dile a Madara que Sasuke estará siempre fuera de su alcance".

"No estés tan seguro, Itachi. Madara, como bien sabes, no comparte sus juguetes", contestó la parte blanca. "Tú ya estás muerto, no puedes protegerle más", se jactó la parte negra.

Otro graznido aterrador cortó el aire, y un cuervo reapareció de golpe delante del Akatsuki, atacándole con garras bien afiladas. Ante la amenaza cierta de perder los ojos si continuaba incordiando al kagebushin de Itachi, Zetsu se marchó por fin, volviendo a hundirse en la tierra como un retoño en reversa.

El cuervo regresó hasta ellos a toda prisa, posándose sobre el hombro del bunshin, y dando picotazos al aire como si se hubiese quedado con las ganas. En ese momento fue que Sakura se percató que, uno de los ojos del animal, era un sharingan. Enseguida bajo los ojos, volviendo su atención hacia su paciente.

"Lo siento, Sakura-san" dijo el bunshin, respondiéndole por fin, "no había otra forma más que arrancar de él, aquello que le controla".

La disculpa sorprendió a la kunoichi, pero no lo suficiente como para sacarla de un ánimo decididamente vengativo.

"Y el poder adicional seguro no te viene mal, ¿no? Al parecer Sasuke nunca tuvo oportunidad de escapar a su rol dentro del clan Uchiha, después de todo".

La expresión estoica en su rostro se descompuso un tanto, y Sakura cantó mentalmente victoria por haber acertado el golpe, aunque fuese solo un kagebunshin.

Entonces, Kakashi se acercó un poco más a ellos, poniéndose en cuclillas a su lado. "¿En qué condición se encuentra, Sakura?"

"Está estable. Perdió el conocimiento por el shock, pero no parece tenga más daño físico que el inmediato a sus ojos. Queda por ver lo que perder el sharingan le haga físicamente a largo plazo".

"¿Seguro va a estar bien?" con voz aguada y ojos secos, Naruto la miraba como si ella tuviera la respuesta a todos los misterios del universo.

Sakura asintió, con una pequeña sonrisa de ánimo. Naruto asintió también, volviendo su atención hacia Sasuke.

"¿Podemos moverle? No es seguro quedarnos aquí". Kakashi continuó, poniendo una mano sobre el hombro de Naruto, quien parecía estar tan en shock como lo estaba Sasuke.

"Ya le administré el tranquilizante, podemos moverle sin problemas".

"¿Escuchaste eso? Vamos a llevarte a casa, Sasuke", Naruto susurró con una suavidad tan ajena a sus maneras que Sakura sintió como si le hubieran sacado todo el aire a sus pulmones. Entonces reparó en como Naruto tenía una de las manos de su compañero entre las suyas, como si temiera que, si le soltaba, le perdería de nuevo, y el corazón le dio un vuelco.

Sakura se forzó entonces a no pensar, a no sentir nada, mordiendo su labio inferior con fuerza; a no ver los lazos que les unían a todos, frágiles con la incertidumbre del futuro y el miedo a perder que les sofocaba. Si lo hacía, la magnitud de todo lo que habían pasado juntos para llegar hasta allí la iba a aplastar y ya no estaba segura de que podría volver a levantarse.

A su lado, Kakashi se puso de pie y sus siguientes palabras le causaron otro sobresalto cuando ya no creía posible sorprenderse más.

"Entiendo lo que has hecho con Sasuke aquí, Itachi", dijo al bunshin frente a él. "¿Piensas hacer lo mismo conmigo?"

Sakura saltó enseguida, "¡De ninguna manera!" chilló, interponiéndose entre ellos sin pensar, los brazos extendidos a los lados a modo de barrera en contra del Uchiha, Ni se le había pasado por la mente que Itachi pudiese hacer daño a Kakashi solo por llevar el sharingan de su clan.

"Sakura…". A sus espaldas, Kakashi puso ambas manos sobre sus hombros, tratando de apaciguarla sin efecto. La kunoichi había entrado en modo sobreprotector y nada salvo la muerte la iba a sacar de allí.

"¡Nadie más va a perder los ojos, ¿me oyes?!" ordenó airada.

El kagebunshin tuvo el descaro de parecer divertido con su reacción.

"Kakashi-san, tú eres prueba de que la maldición Uchiha puede ser vencida. El sharingan te pertenece", contestó haciendo una pequeña reverencia con su cabeza y Sakura sintió las manos sobre sus hombros relajarse mínimamente.

"Bien, con eso aclarado, supongo que es seguro decir que el resto de lo acordado está saliendo según lo previsto".

"Aa. Hace unos momentos Kisame ha enviado la señal. ROOT fue neutralizado como acordamos".

Sakura dejó salir una exhalación de sorpresa, tratando de comprender la magnitud de lo que semejante declaración significaba. ¿ROOT había sido neutralizado? ¿Por Kisame? Que Itachi hubiese podido planear y ejecutar algo como eso en tan poco tiempo era asombroso, aun para un ninja de su calibre. Hacerlo además con la cooperación del copyninja, era más extraordinario todavía. Era obvio que ambos habían llegado de algún modo a un entendimiento para salvar a la aldea y ella moría por saber todos los detalles.

"¿Y Danzo?" Kakashi inquirió, mientras bajaba su hitae-ate para ocultar el sharingan.

El bunshin cerró los ojos por unos momentos, pensativo. "La pelea continúa, pero el tiempo de Danzo está llegando a su fin".

"¡¿Te estás enfrentando a él ahora mismo?!"

Toda la molestia que Sakura había estado acumulando en contra del nukenin se esfumó enseguida al saberle en peligro. Sakura se dio la vuelta, buscando el ojo de Kakashi, "¡No podemos dejarle solo, sensei, tenemos que ir!" exclamó, sin esperar la respuesta.

"No me encuentro solo, Sakura-san", el bunshin le aseguro, "tu compañero, Sai-kun, está conmigo y le enviare de vuelta tan pronto todo termine".

"Aun si es así, vamos a ir a ayudarte" declaró, volviéndose con las manos en la cintura en claro desafío.

"Cuidar de Sasuke es ahora lo más importante que puedes hacer por mí".

Su voz no denotaba emoción alguna, pero Sakura la sintió igual, como si le hubiese clavado un kunai sin afilar entre las costillas, la punta hundiéndose un poco más en sus pulmones con cada exhalación.

De inmediato, el bunshin levantó su brazo y el cuervo en su hombro saltó hasta su antebrazo, abriendo sus alas tan largas eran. Ambos se comunicaron silenciosamente por unos segundos hasta que, con dos picotazos al aire, el cuervo emprendió el vuelo, perdiéndose de vista a una velocidad sorprendente.

"Mi tiempo con ustedes se ha terminado. Kakashi-san. Estaremos en contacto" declaró.

"Aa".

Sakura trató de tragar contra el nudo que subió por su garganta, empujando todas sus emociones contradictorias al fondo de su estómago a fuerza de voluntad y mal carácter, Antes de que el bunshin pudiese moverse, Sakura se le acercó con propósito, cruzándose de brazos frente a él.

"No tan rápido. Me debes algunas explicaciones, me parece".

"Te debo mucho más que eso…".

Y allí iba de nuevo, toda la concentración de Sakura esfumándose con unas pocas palabras cargadas de esa intensidad tan particular que Itachi ponía en todas sus acciones.

"… y prometo dártelas, si el tiempo nos permite encontrarnos nuevamente, Sakura-san".

¿Estaba en un genjutsu? Tenía que estarlo, porque encontró entonces que no podía apartar sus ojos de aquel rojo sharingan que parecía llamarla a perderse en él; a entregarle un segundo o toda una vida, daba igual.

Ella no sabía si estaba atrapada o no, pero de algún modo logró encontrar las palabras apropiadas para responderle.

"Estaré esperando entonces. No me gusta perder apuestas, Uchiha Itachi. No lo vayas a olvidar".

La comisura de sus labios se levantó mínimamente antes de asentir, comenzando a disolverse frente a ella, las plumas bailando a su alrededor y envolviéndola por unos instantes en un torbellino tan caótico, como el que ahora mismo, devastaba su corazón.

-o-

Atrincherado desde su escondite, entre las gruesas ramas de un árbol, Sai no podía sino seguir con asombro la batalla que se desarrollaba frente a él.

Primero, por la grotesca revelación de lo que había debajo de los vendajes que cubrían desde siempre, el cuerpo de Danzo.

Su obsesión con el sharingan sin duda había dado sus frutos, aunque su control sobre la legendaria arma no fuese ni la sombra de lo que un Uchiha podía hacer con el famoso doujutsu. Incluso Kakashi-sensei lo usaba con absoluta naturalidad, contrario al esfuerzo que parecía costarle a Danzo el ejecutar cada técnica.

Segundo, por la presencia de su rival, que bien podría ser un fantasma.

Todos los reportes lo daban por muerto. Sin embargo, Uchiha Itachi estaba allí, de pie frente a sus ojos, luchando de una forma increíble, que casi rayaba en lo imposible. Sai nunca había visto a nadie moverse de ese modo, haciendo sellos en milésimas de segundo y ejecutando técnicas poderosas que habían envuelto el mundo en enormes bolas de fuego y lava. ¡Y todo eso sin tener un sharingan! El shinobi estaba ciego ahora, pero quien mejor que él para contrarrestar a un usuario que ni siquiera era un Uchiha.

En ese momento, Danzo fue alcanzado nuevamente por una lluvia de bolas de fuego cortesía del Katon no jutsu de turno, y Sai se mordió la lengua hasta sacar sangre.

Un sudor frio le bañaba el cuerpo desde que había llegado, testimonio del esfuerzo que le costaba el contenerse e ignorar sus compulsiones. Estaba obligándose a sí mismo a no ir a socorrer a Danzo cada vez que este se encontraba en un aprieto. Una parte de él quería doblegarse ante la obediencia siempre dolorosa, que le forzaba a la traición de su mente y su espíritu. ¿Realmente sería tan malo obedecer una vez más?

Cuando una puntada en la base de su cuello le sacudió y sus piernas se movieron un tanto sin su permiso, Sai cerró los ojos y pensó en Naruto, dándole de palmadas en la espalda y llamándolo un reemplazo decente. Luego en Sakura regañándolo sin parar, pero diciéndole con los ojos más que lo que mil palabras podrían. Kakashi y Yamato le habían enseñado algunas técnicas para resistir las compulsiones y con mucho lo había logrado. Solo su lengua permanecía sellada contra su voluntad, porque ahora mismo deseaba gritar a toda voz '¡mátalo!' aunque nada salía de su garganta.

Él sabía que no estaba bien pensar así, pero la verdad era que deseaba la muerte de Danzo más que nada en toda su vida. Tal vez porque era la representación arquetípica de un villano, según había leído, o solo por lo que había hecho con él y que todos le aseguraban que era de lo más terrible. Sai aún estaba descubriendo la medida de su propia desgracia, según entendía lo que era visto como natural y lo que era considerado como una aberración.

Cuando el cuerpo de Danzo volvió a regenerarse por completo, un ojo más sellándose en su brazo, ya no le pareció ni tan villano ni tan intimidante como antes. Estaba perdiendo la pelea, eso era claro, aunque el viejo shinobi ya no estaba en capacidad de reconocerlo.

"Tus técnicas no van a salvarte" Danzo declaró, la rabia coloreando su voz, "yo tengo todo el poder del sharingan y tu eres un shinobi ciego y enfermo".

El Uchiha no contestó. Desde el comienzo de la pelea, se había mantenido en absoluto silencio, descolocando a Danzo con la calma inquebrantable con la que lo enfrentaba. Considerando que no podía ver, Sai encontró lógica su concentración. Había leído sobre el desarrollo de otros sentidos para compensar la pérdida de alguno y cómo un shinobi en esa condición podía entrar en una zona de profunda meditación y seguir parcialmente consciente para conectar con lo esencial de su entorno y luchar sin distracciones.

"Eres un mal recuerdo del pasado que yo voy a borrar, Itachi". Danzo continuaba hablando solo, mientras ejecutaba los sellos de su siguiente jutsu. En ese momento, unos graznidos cada vez más fuertes desviaron su atención hacia el cielo. Sai también se volvió para mirar, espiando entre las hojas como un cuervo se acercaba a una velocidad anormal desde el sur, siguiendo una trayectoria directa hasta posarse con familiaridad sobre el hombro del Uchiha.

De inmediato, todo cambió de forma inexplicable.

Danzo se puso rígido como una tabla y cayó de espaldas al suelo.

Sai contuvo la respiración sin saberlo. ¿Estaba muerto? Se arriesgó a cambiar de postura, tratando de comprobarlo desde la distancia, buscando alguna señal clara de la condición en la que estaba. ¿Qué tipo de ataque podía haber sufrido?

Enseguida vio como el Uchiha se acercó hasta el cuerpo de Danzo, sus maneras despreocupadas señalando el final de la batalla. ¿Le había atrapado en un genjutsu tal vez? Aun sin el sharingan era posible que…

"Ya puedes salir, Sai-kun".

Su corazón dio un vuelco, mientras su cuerpo adoptaba en milésimas de segundo la postura defensiva de rigor. ¿Acaso siempre supo que estaba allí, observándole? ¿Y cómo es que sabía su nombre?

"Tus compañeros han encontrado a Sasuke", prosiguió, su atención puesta en el viejo shinobi a sus pies. "Están esperándote para marchar de vuelta a la aldea".

"¿Como puedes saber eso?", hablo por fin, sin moverse de su escondite, un kunai en su mano listo para defenderse de cualquier ataque.

"Uno de mis kagebunshin está con ellos en este momento".

"¿Está? Es imposible la comunicación con un bunshin hasta que estos se disuelven".

"Así es. Sin embargo, yo puedo hacerlo".

Sai había visto suficiente de las habilidades del shinobi como para darle cierto crédito a semejante afirmación, por absurda que pareciese. ¿Estaría diciendo la verdad sobre sus compañeros de equipo? No tenía idea de si podía confiar en sus palabras, sin embargo, ¿qué razón podría tener para engañarle? Tampoco parecía querer lastimarle, considerando que pudo atacarle por sorpresa en cualquier momento durante la pelea.

Convencido de que el nukenin no tenía intenciones hostiles, al menos de momento, Sai salió de su escondite y en un par de saltos llegó hasta él, manteniendo una distancia prudencial. La mirada del Uchiha, con unos inquietantes ojos grises, parecía perdida en algún lugar del horizonte a sus espaldas. En cambio, el cuervo sobre su hombro no le perdía de vista. Con un sobresalto, Sai notó que uno de los ojos del ave era un sharingan y bajó la mirada enseguida.

A los pies del Uchiha, estaba el cuerpo de Danzo. De cerca, Sai podía ver con claridad que continuaba con vida, su cuerpo se sacudiéndose en pequeños espasmos irregulares, como si estuviera soñando algo desagradable.

"No está muerto" Sai afirmó para sí mismo, con una mezcla de sorpresa y miedo para la que no tenía aún el vocabulario necesario que le permitiera explicarlos apropiadamente.

"No, pero lo estará pronto. Su mente no podrá resistir mucho más el poder de Izanami, atrapado como está en un bucle eterno hecho de su peor sufrimiento".

Sai se acercó un par de pasos más, sin pensar en el peligro. La morbosa curiosidad que sentía lo obligaba a mirar a su carcelero y torturador más de cerca, a presenciar su agonía con todo detalle, en nombre de tantos otros que, como él, fueron víctimas bajo las manos despiadadas del viejo fanático.

"¿Quieres hacerlo tú?"

Sai no necesitaba preguntar a qué se refería. Lo que el Uchiha le estaba ofreciendo era bastante claro: matar con sus propias manos, a Danzo.

De inmediato se encontró imaginando, no por primera vez, como podría provocar su muerte. Ideas nunca le habían faltado, su problema era poder concentrarse en ellas lo suficiente antes de que le venciera el dolor en su cabeza, que le impedía a él y todos sus subordinados, hacerle algún daño.

Aun con todas esas ganas, acumuladas durante años de esclavitud, se encontró diciendo lo contrario a lo que realmente quería.

"No es digno de un shinobi matar a otro, cuando este no puede defenderse", recitó mecánicamente los textos de la academia.

Itachi cerró sus ojos ciegos, asintiendo. "Puede ser un acto de compasión entonces, si deseas acortar su sufrimiento".

"¿Se acabaría también con ello, mi sufrimiento?" inquirió, mostrándose extrañamente vulnerable ante este shinobi desconocido para él.

"Tal vez… eso, solo tú puedes saberlo".

Sai apretó un poco más el kunai en su mano, pero no se movió.

"Vuelve con tu equipo, Sai-kun. Danzo, ya no puede alcanzarte más".

Pasaron un par de minutos antes de que Sai pudiese generar la voluntad de moverse y dar vida a una de sus creaciones de tinta para marcharse del lugar. Una vez en movimiento, le animó la urgencia de volver a ver a sus amigos, empujándose a ir más rápido y más alto en el cielo, solo por ellos.

Por su parte, Itachi escuchó con atención todos sus movimientos, hasta sentir la presencia de Sai desaparecer en ruta hacia sus compañeros.

Solo entonces se permitió respirar profundamente, volviendo su rostro al cielo. Todo estaba hecho, pero él no encontraría alivio en la tarea cumplida. Los recuerdos completos del kagebunshin que había dejado con Naruto, no dejaban de repetirse en su mente en un bucle interminable desde que los había recibido.

Nuevamente, le había fallado a su hermano. Nuevamente, había tenido que lastimarle para protegerle; no de la verdad esta vez, sino de sí mismo. Sasuke terminó por pagar el mismo precio que tantos otros Uchiha antes que él, condenados como parecían estar a repetir la historia sin remedio.

Tan persistente como el rostro desfigurado de su hermano le perseguía en su mente, aquella mirada furibunda de ojos verdes, echándole en cara su falta de escrúpulos, le torturaba. Si Sakura terminaba odiándole, él no podía sino comprenderlo y aceptarlo, aunque la sola idea le repugnaba más allá de toda lógica.

Danzo comenzó a boquear sonoramente entonces, tratando de capturar aire donde ya no tenía espacio, ahogándose lentamente en su propio vómito. Itachi se inclinó sobre su cuerpo, comprobando con una mano en el pecho, como la vida le abandonaba con una sacudida terrible y definitiva.

Esta venganza tampoco iba a brindarle consuelo alguno.

Tanteando el rostro del viejo shinobi, Itachi encontró lo que buscaba. El sharingan arrancado forzosamente del rostro de Shisui, les había robado la posibilidad de detener el golpe de estado con el Kotoamatsukami, precipitando con ello la masacre y todos los acontecimientos que marcaban su vida y la de su hermano.

Ahora, con el cadáver de Danzo sus pies y el sharingan robado en sus manos, los pensamientos de Itachi se volvieron, como tantas veces, hacia el recuerdo de su mejor amigo.

El shinobi sin nombre que protege desde las sombras.

De manera mecánica, Itachi llevó una mano hacia su propio rostro, enterrando los dedos en su ojo derecho sin vacilar, hasta hacerlo saltar fuera de su cuenca.

"Vas a tener que enfrentar un camino largo y oscuro y yo no podré acompañarte, pero sé que te mantendrás en él, como un ninja de la hoja. Dejo el resto en tus manos, Itachi".

Las últimas palabras de Shisui resonaban en su cabeza luego de años de bloquear a conciencia todo lo que realmente había pasado ese día, tanto de su mente como de su corazón. Ni siquiera había tenido el valor de enseñarle a Sakura la verdad sobre esos momentos en Tsukuyomi. Un Shisui despidiéndose heroicamente y saltando al vacío era una fantasía que él había alimentado para soportar una vergüenza que, a veces sentía, le iba a consumir vivo.

Era un cobarde, pensó, mientras se sacaba el ojo izquierdo del mismo modo, lágrimas de sangre corriendo por sus mejillas.

Ahora, mientras se colocaba los dos ojos de Shisui en lugar de los suyos, el dolor taladrándole el cerebro, Itachi revivió aquel momento con una claridad casi morbosa.

.

Shisui le daba la espalda, de pie al filo del despeñadero, esperando. El viento agitaba con fuerza su cabello rebelde, sus ropas manchadas de sangre; su vitalidad nunca fue más evidente que en la postura determinada de sus hombros.

Itachi dio un paso al frente, tratando de dominar sus impulsos; huir, correr, abandonarlo todo; abrazarle con fuerza, protegerle…

Itachi dio otro paso al frente; cerró los ojos, apretó los dientes y le empujó al vacío.

Cuando volvió a abrir los ojos, el Mangekyo Sharingan despertaba en ellos, trayendo consigo una nueva realidad de la que ya nunca, podría escapar.

.

Para salvar a su hermano y el nombre Uchiha, Itachi había caminado, tropezado y caído muchas veces desde entonces, sumido como estaba en la total oscuridad de su misión desde las sombras. Ahora con los ojos de Shisui en lugar de los suyos, un nuevo camino se abría ante él y, por primera vez desde ese fatídico día, vio una luz brillando nuevamente en el horizonte.

Una posibilidad.

La promesa del nuevo comienzo.

El primer Uchiha que murió por su mano fue Shisui, su mejor amigo.

Y el último, sería Uchiha Madara.

-o-

NDA: no soy fan de los ojos quita y pon de kishimoto, pero bueno, a los efectos de este fic, el tema está limitado a los Uchiha, a casos super excepcionales como Kakashi y a los que como Danzo dedican toda una vida a lograrlo.

Gracias por leer este capítulo de +10.000 palabras, felices fiestas!