Hola a todos.

Primero que nada espero hayan pasado una bonita Navidad y disfrutado de la compañía de sus familias.

Perdonen la espera de este capítulo, pero las compras navideñas y la preparación de la cena me mantuvieron ocupada, además de que mi computadora me dio un susto; pero afortunadamente aquí está funcionando al 100.

En este nuevo capítulo tendremos a la tóxica de Kikyo haciendo de las suyas, algo leve, pero malvado. Quiero aclarar que no tengo nada en su contra, pero mi historia necesitaba una villana y me pareció perfecta para ese papel.

También tendremos la breve aparición de un personaje a quien sé, aman con todo el corazón.

Quiero agradecer a mis fieles lectores que siguen al pendiente de esta historia.

-Joiscar: Me alegra saber que llenó tus expectativas, y es que para ser su primer encuentro tenía que ser algo único e inolvidable para nuestra bella Kag. Y efecttivamente tendremos una loca al acecho no solo en este, sino en los capítulos restantes.

-Cbt1996: Tenía que compensarles la espera de este lemon, y que mejor que con uno doble jajaja. Me alegra que te haya gustado y gracias por amar esta historia. Por ahora puedes estar tranquila, que aun falta para el drama.

-Karii Taisho: Tranquila, el papel de mamá es primero, y más ahora que las bendiciones están de vacaciones. Y bueno, está parejita irradia fuego y amor puro, así que hay que disfrutarlo mientras estén juntos. Y Kikyo, en su papel de loca tóxica, la odiaran, pero al final se que la perdonarán, o eso espero jejeje.

-Shikon de Oz: Mejor frase no pudo haber jajaja, el pobre Inuyasha ya había resistido demasiado. Espero que esté capítulo sea de tu agrado.

-Rosa Taisho: Era capitulo especial de nuestra pareja consentida, el primer encuentro de muchos, y tenía que ser inolvidable para Kag. Pero como dijeron, no todo es color de rosa, tenía que aparecer Kikyo para crear un balance después de mucho amor.

-Invitado: Gracias por leer, ojalá nos sigas acompañando, ya que se avecina el drama de esta historia.

-Rey0109: Gracias por unirte a esta travesía. Kagome sufrió mucho en el pasado pero con el apoyo y el gran amor de Inuyasha está superando y sanando todas sus heridas. Me alegra que está historia te haya atrapado y que este nuevo capítulo sea de tu agrado.

Sin más rodeos, aquí tenemos el nuevo capítulo. Y como dato extra, hay una sorpresa sobre Sango y un nuevo lemon de nuestra parejita.

No olviden su Review con mucho amor; leerlos me llena de gran felicidad :D


CAPITULO 11: ENCUENTROS INTENSOS

Narra Kagome

La voz de una mujer, interrumpió el momento agradable que Inuyasha y yo estábamos viviendo.

-Al fin vuelvo a verte, Inuyasha. -dijo con un poco de resentimiento-. Y por lo que veo estás con tu nueva conquista. -Me miró despectivamente. La sangre me hirvió al escuchar la forma en que se refirió a mi.

-Kikyo, ¿Qué estás haciendo aquí? -Preguntó él con demasiada x seriedad

En ese instante, una corriente de tensión llenó el aire, anticipando que este encuentro inesperado podría cambiar el rumbo de las cosas.

Aquella mujer llamada Kikyo lucía un vestido entallado en un vibrante tono verde que resaltaba su elegancia. La prenda se ajustaba a sus curvas de manera sutil, realzando su figura con sofisticación. El verde intenso le confería un toque de enigma que complementaba su actitud intrigante.

-Pero que descortés eres, Inuyasha. ¿No me invitarás a tu mesa? -dijo con sarcasmo. Su mirada fría y calculadora me causaba escalofríos, y eso que no me estaba mirando directamente.

-Disculpa, pero estoy con mi novia. Y… aunque estuviera solo, tu y yo no tenemos nada de que hablar.

Ante la respuesta de Inuyasha, Kikyo esbozó una sonrisa forzada. Cerró los ojos inhaló aire y lo sostuvo para después exhalar pausadamente en un intento de relajarse.

-¿Novia? Por favor querido, te conozco. -La arrogancia en su voz comenzaba a molestarme igual o más que a él-. Se que tienes mejores gustos bebé.

-Será mejor que te calles, Kikyo. -ordenó con firmeza, su paciencia comenzaba a desvanecerse.

-Sabes perfectamente que sólo la quieres para follar una noche. Odias las formalidades. Tú -volteó a verme con ojos llenos de odio-. Solo ten en cuenta que cuando Inuyasha se aburra de ti, te dejará y volverá corriendo conmigo. Siempre lo hace. Solo serás su juguete de una sola noche, niñita.

-Basta, Kikyo. Ella es mucho más que una sola noche. -expresó con firmeza, mientras tomaba mi mano con suavidad-. Kagome es el amor de mi vida.

En cuestión de segundos, Kikyo tomó el vaso de agua de la mesa y lo lanzó directo al rostro de Inuyasha. La expresión de sorpresa en su cara se mezcló con la ira contenida, mientras las gotas de agua caían en cascada, creando un tenso silencio en el lugar. Acto seguido, impulsada por la indignación, tomé mi vaso de agua y lo arrojé al rostro de esa mujer al mismo tiempo que me levantaba de un solo golpe.

-Escúchame bien -Expresé con seguridad ante la mirada atónita de todos los comensales-. Si hubo algo entre ustedes no me interesa, pero aquí y ahora, respeta nuestra relación. Inuyasha ha elegido estar conmigo, y no permitiré que te metas en nuestro camino. -Mi voz sonaba más fuerte de lo que esperaba, pero era necesario marcar límites claros.

-Maldita perra. Esto no se quedará así. -En ese momento, los guardias de seguridad se acercaron para sacar a la loca del lugar.- Se arrepentirán de haberse metido conmigo.

-Señorita -dijo uno de los guardias tomándola del brazo- acompáñenos por aquí, por favor.

-Suéltame, imbécil.

Los guardias la sacaron del lugar, y el murmullo en el restaurante no se hizo esperar. Tomé mi servilleta y, con cuidado, comencé a secar el rostro de Inuyasha, eliminando las últimas gotas de agua que quedaban. A pesar de la incomodidad en el ambiente, nuestros ojos se encontraron, pero él aún seguía molesto y desanimado a la vez

-Lamento el mal rato que… -Inuyasha intentó disculparse, pero lo silencié colocando mi dedo índice en sus labios.

-No tienes que disculparte. -aseguré acariciando suavemente su mejilla-. Además ella fue quien se acercó para molestar.

-Kikyo es una verdadera amenaza. -suspiró y un dejo de preocupación se reflejó en su rostro-. Su actitud raya en la obsesión y eso me preocupa.

-Tranquilo, Inuyasha. Estoy aquí contigo, y no permitiré que nada ni nadie afecte lo que tenemos -murmuré con cariño, buscando reconfortarlo.

Nuestros dedos se entrelazaron sobre la mesa, formando un pacto silencioso de resistencia ante las tormentas que podrían intentar desestabilizar nuestra conexión.

Durante el regreso a casa, el celular de Inuyasha comenzó a sonar, en la pantalla del auto se mostró el nombre de una mujer. No pude evitar recordar las palabras de Kikyo y mi inseguridad volvía salir a flote. Sentí celos por primera vez cuando una enorme sonrisa de felicidad se dibujó en el rostro de Inuyasha y respondió rápidamente por el alta voz. ¿Es tan descarado como para coquetear con otra mujer frente a mí?

-Qué bueno escucharte -Su voz no podía ocultar su emoción, que ya era muy evidente en su rostro.

-Mi amor, tu nunca me llamas, y sabes que me gusta estar pendiente de ti. -Recriminó aquella mujer, que le habla con tanta comodidad.

-Perdóname, es que he estado un poco ocupado -se excusó de inmediato-. Pero dime, ¿Pasó algo? Puedo ir en este mismo instante a tu casa.

Si bien es cierto que, con Inuyasha, estaba experimentando por primera vez muchas cosas, incluido los celos, pero esto me estaba superando. No se atrevería a dejarme por ahí con tal de ver a esa mujer, ¿O si?

-No. No es necesario. Solo llamé porque quería escucharte.

No me di cuenta que habíamos llegado al edificio, hasta que Inuyasha estacionó frente a la entrada. Me miró extrañado al ver que yo estaba demasiado seria e incomoda por esa llamada.

-El sábado haré una comida -continuo hablando aquella mujer-. Tienes que venir, por favor. O, ¿Estarás ocupado? -Inuyasha me dijo un 'vamos' inaudible, y le respondí un rotundo 'No'.

-Claro, ahí estaré. -Tomó mi mano pero lo alejé con la otra-. Pero llevaré a alguien más.

-Hijo ¿No puedes venir solo? Te juro que lo intento pero esa tal Kikyo no me agrada en lo absoluto -dijo con un tono de voz muy serio. Espera, dijo ¿Hijo?

-Mamá, te marco en un rato más. -respondió un poco divertido-. Tengo que resolver un pequeño asunto con la persona que quiero llevar. Y no, no es Kikyo, terminé con ella hace mucho.

-¿Qué? ¿En serio? -dijo sorprendida-. Bueno, luego me cuentas. Te dejo para que resuelvas tu asunto. Te amo hijo.

-Y yo a ti, Izayoi.

Idiota. No sabía dónde esconderme, la vergüenza me estaba matando por dentro. Todo esté tiempo estuvo hablando con su madre, y yo haciéndome mil ideas en la mente. Inuyasha me miró divertido, seguramente por los colores que subían y bajaban de mi rostro.

-¿Celosa? -preguntó en tono burlón.

-Cállate -desvié la mirada.

-Kag, nena, mírame por favor. -Colocó su mano en mi hombro izquierdo. Suspiré resignada y, aún sin mirarlo, respondí.

-Si, lo admito, sentí celos. Ahora me siento como una idiota; estabas hablando con tu madre. -cubrí mi rostro con mis manos. Pude escuchar una risilla traviesa de Inuyasha-. No tengo por qué sentirme así, ahora que lo pienso, todo es tu culpa

-¿Mi culpa? -preguntó sorprendido y divertido a la vez.

-La tienes agendada con su nombre. -En ese momento me giré para mirarlo a los ojos-. La llamas por su nombre.

Inuyasha me miró con sorpresa, pero luego su expresión cambió a una sonrisa traviesa.

-Izayoi y yo nos tenemos demasiada confianza. La llamo por su nombre porque es mi madre y siempre lo he hecho, ambos lo preferimos así.

Aunque sus palabras tenían lógica, todavía me costaba deshacerme de la incomodidad. Inuyasha acarició mi mejilla suavemente.

-No tienes nada de qué preocuparte. Eres la única mujer en mi vida. Confía en mí, pequeña. -Sonreí ante sus palabras que lograron disipar parte de mi inseguridad-. Y ya escuchaste a Iza… a mi madre. Quiere que vayamos a comer con ella y mi padre, supongo que también estará mi hermano.

-¿No crees que es muy precipitado? -dije con algo de incertidumbre-. ¿Y si no le caigo bien?

-Tranquila, estoy seguro que Izayoi te amará. -dijo en un intento por calmarme- Además es una persona encantadora, estoy seguro de que se llevarán bien.

A pesar de sus palabras reconfortantes, aún sentía una mezcla de nervios y expectativas ante la idea de conocer a su familia.

-No te voy a mentir, me da un poco de miedo. -confesé mientras juntaba los dedos índice, estúpido tic nervioso. -Pero, está bien, iré contigo.

-Gracias, pequeña. -me envolvió en un dulce abrazó-. Y no te preocupes por nada, solo sé tú misma.

-Está bien. -le di un beso en la mejilla-. Te amo.

-Yo más, pequeña.

No queríamos soltarnos de ese abrazo, pero muy a nuestro pesar, sabíamos que teníamos que separarnos. Inuyasha me dio un beso en la frente antes de soltarme.

-Te llamo más tarde, Kag.

Asentí con una sonrisa; bajé del auto y me dirigí a la entrada del edificio. Giré para despedirme de Inuyasha, nuestras miradas se encontraron, y en ese instante, super que las palabras no eran necesarias. Una conexión profunda y llena de amor nos unía, y esa mirada compartida expresaba más que cualquier despedida verbal. Con un gesto con la mano me despedí, mientras que Inuyasha me guiñó un ojo antes de arrancar el auto y alejarse. Con pasos ligeros y el corazón lleno de felicidad me dirigí a mi departamento, cuando el sonido de mi celular llamó mi atención; en la pantalla se mostraba un número desconocido para mí, y por alguna extraña razón decidí contestar.

-¿Quién habla?

-¿Kag? -la voz tras el teléfono sonaba ligeramente familiar-. Soy Sango, hace días le pedí tú número a Inuyasha, espero que no te moleste.

-Sango, que gusto escucharte. ¿Cómo has estado?

-Muy bien. Gracias por preguntar. Te llamé porque mañana es mi cumpleaños; no iba a hacer nada, pero de última hora se me ocurrió ir a celebrar al antro "Luna de Cristal", ¿Lo conoces? -preguntó emocionada

-Si, se donde queda.

-Perfecto, te espero a las 8:00 pm. Lo más seguro es que Inuyasha pase por ti.

-Sango, te agradezco la invitación… -en ese instante me interrumpió.

-No puedes faltar Kag, solo seremos Miroku, Inuyasha y yo. -Dijo de forma insistente

-Tranquila, Sango. No iba a rechazar tu invitación. -respondí divertida-. Ya había quedado de salir con unas amigas este domingo. Podría llevarlas y así aprovechamos para que todos se conozcan. -Propuse emocionada.

-Me parece perfecto, Kag. Entonces te veo en "Luna de Cristal"

Después de cortar la llamada, le envié mensaje a las chicas avisando el cambio de planes. Me pareció una excelente idea que por fin nuestros amigos se conozcan, y que mejor ocasión celebrando con Sango.

….

Faltaba menos de 1 hora para que Inuyasha pasara por mí para ir al antro, y aún no me decidía qué atuendo usar. Por primera vez, quería lucir realmente atractiva para él, así que revisaba mi armario en busca del conjunto perfecto. Después de probar varias opciones, opté por una falda de mezclilla y una blusa blanca de tirantes que se ajustaba perfectamente a mi figura. Añadí unos tacones y me contemplé en el espejo con cierta satisfacción.

Cuando sonó el timbre, abrí la puerta emocionada y me encontré con Inuyasha, quien no pudo evitar soltar un silbido al verme.

-Kagome, te ves increíble. -comentó con una sonrisa traviesa y me abrazó.

-Tu también te ves guapísimo. -dije, estirándome un poco hasta alcanzar sus labios.

-No hagas eso, por favor, -murmuró en medio de un suspiro- o no podré resistirme y te arrancaré la ropa para disfrutarte toda la noche. -susurró en mi oído. Su cálido aliento chocando contra mi piel me hizo estremecer.

-Suena tentador, pero, será mejor que nos vayamos de una vez o Sango no nos lo perdonará. -Dije en un intento de controlar nuestros impulsos. En alguno de los dos tenía que caber la cordura.

-Está bien -gruñó frustrado. -Vámonos.


Narra Inuyasha

Kagome representaba la tentación andante para mí; su figura resaltaba de manera irresistible al llevar puesta esa falda corta que abrazaba sus curvas con sensualidad, combinada con una blusa blanca de tirantes que dejaba al descubierto sus delicados hombros. La visión de su belleza desencadenó una oleada de emociones intensas; su elegancia y su encanto despertaron en mí una mezcla de admiración y deseo, dejándome prácticamente sin aliento. Aunque, debo admitir que mi reacción iba más allá de lo físico; ahora se veía diferente: más segura, más atractiva. Me di cuenta de que no solo me atraía su apariencia, sino también la confianza que comenzó a irradiar.

Llegamos al antro, y ahí nos encontramos con Ayame y Rin, quienes nos saludaron muy efusivas. Al entrar al lugar, una penumbra tenue y luces de colores tenues iluminaban el lugar, creando una mezcla de misterio y sensualidad. La música envolvente, con ritmos pulsantes, se mezclaba con risas y conversaciones animadas.

Las paredes estaban decoradas con destellos de luces parpadeantes y espejos estratégicamente colocados que multiplicaban el efecto de las luces, generando una sensación de expansión y profundidad en el espacio. El suelo de madera resonaba bajo los pasos de los visitantes, creando una vibración constante que se sumaba al ritmo de la música.

Con cierta dificultad, conseguimos localizar a Miroku y Sango cómodamente instalados en una mesa estratégicamente ubicada en un rincón, desde donde teníamos una visión completa de todo el lugar.

-Kagome, me alegra que hayas venido -expresó Sango con gran emoción mientras la abrazaba.

-Feliz cumpleaños, Sango. -Respondió, devolviéndole el abrazo a Sango.

-Sango, felicidades pequeña bruja mandona. -dije en tono burlón, alborotando su cabello castaño.

-Gracias, pequeño demonio irresponsable -me respondió de la misma manera. Todos se rieron con la peculiar felicitación.

-Y ¿Quiénes son estas hermosas señoritas? -preguntó Miroku de forma coqueta como era su costumbre.

-Ellas son mis amigas Rin y Ayame. -presentó Kagome con una sonrisa.

Rin saludó tímidamente con una pequeña reverencia; mientras que Ayame, con su actitud extrovertida, saludó a mis amigos como si los conociera de toda la vida.

-Hola, Sango. -dijo la pelirroja.- Muchas felicidades y gracias por la invitación.

-Gracias a ustedes por venir. -respondió amablemente la castaña.

-¿Tú eres? -dirigiéndose a mi amigo.

-Mucho gusto, soy Miroku

-Es un placer conocerles. Ella es Rin -jaló a su pequeña amiga de la mano-, sólo que es un poco tímida, pero cuando agarra confianza, habla hasta por los codos.

-Cállate Ayame. -se quejó Rin con el rostro totalmente ruborizado.

-Ayame, déjala en paz -la regañó Kagome.

-No empiecen a regañarme, parecen mi mamá y mi hermana -se quejó la pelirroja-. ¿Qué van a decir nuestros nuevos amigos?

La verdad es que nos estábamos divirtiendo con esa escena. La atmósfera estaba llena de risas y buena energía, y la nueva amistad entre todos parecía fluir de manera natural.

-Bueno, es hora de brindar. -Miroku levantó su vaso en señal de brindis- Por el cumpleaños de nuestra querida Sango.

Brindamos y nos sentamos para disfrutar de la celebración. La música animada y las risas llenaban el lugar, creando un ambiente festivo. Mientras compartíamos anécdotas divertidas; no pude evitar notar la mirada intensa que Miroku le dirigía a Sango. Reí por lo bajo, y gracias a la música, nadie me escuchó. Sabía que, en cualquier momento, él también se terminaría enamorando, y me sentía realmente feliz por mi amigo; Sango era una excelente mujer, responsable, trabajadora y, sobretodo, alguien que llenaba de alegría cualquier lugar con su carisma y buen humor.

-Hola guapo. -Una chica rubia se acercó a Miroku con una sonrisa coqueta. Aunque la música seguía sonando, la atmósfera se volvió un tanto tensa.

-Muchas gracias por el piropo, preciosa. -Miroku respondió con su característico tono juguetón.

Sango, que observaba la escena, mantuvo la compostura y una expresión serena. Sin embargo, su mirada revelaba cierta incomodidad ante la repentina aparición de la chica rubia.

-¿Te gustaría bailar? -preguntó la chica, ignorando la incomodidad que se sentía en el ambiente.

-Eres muy amable, pero lamento rechazar... -Sango lo interrumpió en seguida.

-Vete si quieres, por nosotros no te preocupes -La molestia era mucho más evidente en el tono de su voz.

-Pero, Sango…

-Que vayas, nadie te detiene. -Volvió a interrumpirlo.

Kagome, sus amigas y yo no entendíamos nada de lo que estaba pasando. En defensa de Miroku, estaba rechazando a la rubia, cosa extraña en él. Miré a Sango, y sus ojos estaban humedecidos por las ganas de llorar que estaba aguantando

-Disculpa, -se excusó aquella chica un poco nerviosa- no pensé que tuvieras una novia celosa. -Se alejó de la mesa, siendo totalmente ignorada por Miroku.

-¿Que demonios te pasa, Sango? En ningún momento iba a aceptar. -comenzó a defenderse- Si estoy aquí es por ti.

-Por favor, eres un mujeriego de lo peor -le recriminó Sango-. Siempre haces lo mismo, te vas con la primer loca que se te acerca.

-Ok, esto se pondrá intenso. -dijo Ayame un poco incómoda- Rin, vamos a bailar.

-Claro. -dijo la pelinegra y se fueron a la pista de baile.

Kagome y yo nos miramos sin saber qué hacer. Miroku realmente se veía molesto, pero Sango, más que molesta, se veía decepcionada; sé que le dolía cada vez que él salía con alguna de sus conquistas, pero nunca se lo había reclamado, hasta hoy. Ambos se miraban en una batalla de miradas que reflejaba incomodidad, miedos e incertidumbre.

En un intento por calmar la situación, Kagome se acercó a Sango y le habló en un tono suave.

-Sango, ¿quieres hablar afuera un momento?

-Perdóname, Kag, pero no. -respondió sin quitar la mirada de Miroku-. Ya me cansé de esta situación con este idiota. Le confesé hace tiempo mis sentimientos y parece que no le interesa en lo absoluto.

-¿Y tú qué sabes, Sango? ¿Acaso entiendes lo que yo estoy sintiendo?

-Miroku, tranquilízate. -intenté calmarlo pero me fue imposible.

-No, Inuyasha. Yo también estoy cansado de que Sango crea que no tengo sentimientos.

-Claro que los tienes, solo te amas a ti mismo.

-Te amo también a ti. -sus palabras sonaron más sinceras de lo que jamás las había escuchado.

La discusión quedó suspendida por un momento, como si el tiempo se detuviera para dar paso a las emociones contenidas. Kagome y yo nos miramos, incapaces de intervenir en esa compleja situación.

-Esto es nuevo para mí, pero tú, Sango, has despertado en mí sentimientos que jamás creí tener. -Miroku admitió, rompiendo el silencio con sinceridad.

Sango estaba en shock, sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y confusión. La tensión en el aire era palpable, la espera de una respuesta lo estaba desesperando.

-¿Ahora no me dirás nada? -preguntó muy nervioso.

-E-estás jugando conmigo, ¿Verdad? -la voz de Sango temblaba, evidenciando su vulnerabilidad.

-Nunca antes había hablado tan en serio como ahora. Te amo, eres la mujer perfecta para mí. -Se acercó a ella y tomó sus manos-. Mi hermosa Sango, solo dame una oportunidad de demostrarte lo mucho que me importas.

Sin previo aviso, Sango besó a Miroku con pasión, sellando el momento con emociones intensas y dejando que sus sentimientos hablaran más alto que las palabras.

-Bueno, pequeña, creo que nosotros sobramos aquí -dije con una risa nerviosa, tomando a Kagome de la mano y llevándola a la pista de baile.

-Espera, no soy muy buena bailando -expresó un poco apenada.

-Solo déjate llevar por el ritmo de la música -le guiñé un ojo.

Comenzamos a bailar, la música animada nos envolvía, y Kagome se movía con timidez. Conforme avanzaba la música, ella se iba soltando más, hasta que se dejó llevar por el ritmo. Enredó sus manos sobre mi cuello y el roce de su cuerpo sobre el mío me comenzó a encender.

-Pequeña, me estás provocando. -murmuré cerca de su boca.

-Eso no es cierto -dijo pegándose más a mi cuerpo-. Solamente estoy bailando.

Dio media vuelta y pegó su espalda a mi torso y sentí un fuerte tirón en mi entrepierna. Definitivamente está mujer sabía despertar mi lado pasional con el más mínimo movimiento.

Kagome siguió bailando al ritmo de la música, restregándose por mi cuerpo. Sentí un dolor en mi entrepierna y cómo mi pantalón comenzaba a estorbar. No podría soportar más, tenía que tomarla, necesitaba hacerla mía en ese mismo instante. La giré nuevamente y atrapé sus labios en un apasionado beso.

-Sígueme -ordené al terminar el beso.

-¿Qué? -preguntó sorprendida.

No respondí, la tomé de la mano y nos fuimos abriendo paso entre las multitud, hasta llegar a un pasillo con poca luz, donde nos apartamos del bullicio de la pista de baile. El sonido amortiguado de la música creaba un ambiente más íntimo, y la tenue luz realzaba los destellos en los ojos de Kagome.

-Sigo sin entender a dónde vamos-dijo Kagome, con una mezcla de intriga en su voz.

-No puedo resistirme más, Kag -confesé, entrando al baño de chicas.

Revisé cada uno de los cubículos cerciorándome de que no hubiera alguien y después aseguré la puerta para que nadie pudiera entrar. Mi deseo por ella ardía intensamente, la tomé de la cintura y la pegué a la pared

-Pequeña, desde el momento en que te vi con esa falda, supe que esta noche sería diferente. No puedo contenerme, necesito tenerte. -Mis palabras resonaron en el baño, y la miré con pasión. -Necesito hacerte mía.

Ella se mordió el labio inferior, un gesto que encendió aún más mi deseo. Sin esperar más, la tomé en mis brazos y la besé con una intensidad que reflejaba todo lo que había estado guardando.

El tiempo pareció detenerse mientras nos entregábamos al fervor del momento. La cargué y la llevé hasta los lavabos donde la senté acomodándome entre sus piernas. La atracción entre nosotros se volvía palpable en el aire, envolviéndonos en una espiral de emociones y deseos. Subí su corta falda a la cintura y la acaricié sobre sus bragas.

-Inuyasha… espera. -susurró

-No puedo. -dije sin dejar de besarla- Te necesito.

-Nos pueden… descubrir -se quejó entre pequeños gemidos.

-Nadie podrá entrar, aseguré la maldita puerta. -Confesé con picardía.

Ella sonrió y volvimos a fundirnos en otro beso lleno de lujuria. Hice a un lado sus bragas y comencé a acariciar su clítoris; en respuesta, llevó su cabeza hacia atrás soltando un fuerte gemido. Kagome llevó sus manos a mi pantalón y desabrochó el cinturón para meter su mano y agarrar mi miembro; solté un gruñido al primer contacto. Acarició mi miembro de arriba abajo mientras yo seguía acariciando su centro hasta sentir como comenzaba a humedecerse.

Las caricias de Kagome sobre mi miembro, y la sincronía de nuestros gemidos me estaban llevando a la locura.

-Necesito… estar dentro de ti… ahora -dije con la voz entrecortada y enronquecida

-Yo también… -introduje dos dedos en ella-. Ah…

-¿También qué, nena?

-Inu… Yasha… también te necesito

-¿Dónde? -aumenté la velocidad de mis dedos arrancando un grito de placer de la boca de Kagome. -¿Dónde me necesitas? Dímelo, pequeña.

-Dentro… -soltó mi miembro y tomó la muñeca de mi mano para alejarme de ella. -de mi… Ahora.

-Como ordenes, pequeña

Coloqué mi miembro en su entrada y me introduje de una sola estocada. Kagome dio un grito ahogado y enterró las uñas en mi espalda. Me moví lento y poco a poco fui aumentando las embestidas.

-Me encantas, pequeña.

-Inu… ah… sigue

-¿Quieres más? -aceleré más mis movimientos

-Si… mmm… quiero más

Los jadeos llenaban el pequeño espacio en el que estábamos. Sentí como enredaba sus piernas en mi cintura, permitiendo mayor profundidad en las penetraciones.

-Oh, nena… eres tan… estrecha

Sentí las paredes cálidas de Kagome abrazar con fuerza mi miembro, pero no quería terminar, necesitaba hacerla disfrutar más. La bajé para girarla y apoyar su espalda en mi torso, volví a penetrarla y metí mi mano derecha bajo su blusa acariciando sus suaves pechos, mientras con la izquierda abrazaba su cintura. Los exquisitos gemidos de Kagome resonaban como melodía celestial en mis oídos.

Apoyó su cabeza en mi hombro y pasó su brazo derecho por detrás de mi cuello; su cuerpo comenzaba a temblar, mientras mis caricias aceleraban el pulso de la pasión compartida. Nuestros cuerpos se movían al compás de la pasión desenfrenada, y el sonido de nuestros gemidos se mezclaba con la música distante del antro.

La temperatura aumentaba en la estrechez del baño, creando un ambiente cargado de deseo y lujuria.

Los minutos se volvían eternos, y la urgencia de nuestros cuerpos clamaba por la liberación. En un arrebato de deseo, aceleré el ritmo de mis embestidas, buscando llevarnos al clímax conjunto.

-Vamos, pequeña… córrete para mí

-Inu… no puedo… más -dijo entre jadeos.

-Hazlo, termina nena.

Un grito ensordecedor inundó el lugar, seguido de un intenso orgasmo de Kagome, segundos después, me derramé dentro de ella. Sentí mis piernas flaquear por la excitación y ambos nos apoyamos del espejo para no caer. Después del éxtasis, nos quedamos en la misma posición, tratando de recuperar el aliento en medio del baño empapado de lujuria. La complicidad y el silencio entre nosotros hablaban más que cualquier palabra, afianzando el vínculo que compartíamos.

-Eres de lo peor -expresó entre risas.

-Hace un momento no pensabas eso, traviesa. -besé su hombro.

-Te amo, travieso -se giró para quedar frente a mi y me dio un suave beso en los labios.

-Yo te amo más. -La abracé con ternura-. Debemos volver o comenzarán a buscarnos.

Después de acomodarnos la ropa y arreglar la apariencia despeinada, salimos del baño como si nada hubiera sucedido. La música seguía sonando, y la atmósfera del antro nos envolvía nuevamente. Nos mezclamos con la multitud, hasta que la voz de Rin nos sobresaltó.

-Kag, ¿Dónde estaban?

-Bailando -dijo un poco nerviosa.

Vi a Ayame riéndose y susurrándole algo al oído a Kagome, quien se puso roja en un instante. Sin embargo, no le di importancia cuando, a lo lejos, noté a alguien observándonos. No pude distinguir bien de quién se trataba, pero estaba seguro de que era un mesero del lugar, vestido con una camisa blanca de manga larga, un moño negro y pantalones del mismo color, con el cabello recogido en una cola alta. Tuve la ligera sospecha de que se trataba del maldito de Koga.

-¿Pasa algo, Inuyasha? -preguntó Kagome preocupada.

-¿Eh? -me encontré con sus hermosos ojos chocolate-. No, pequeña, no pasa nada. -La abracé y besé su frente.

-¿Seguro? Te notó preocupado

-No es nada, amor. Confía en mí.

No quería preocuparla, así que no le dije nada y no le di más importancia al asunto.

La noche avanzaba, la música y las risas continuaban, pero mi atención se desviaba hacia el rincón oscuro donde había visto al mesero. Traté de ignorar esa incómoda sensación, enfocándome en disfrutar del tiempo con Kagome y nuestros amigos.

Terminamos la noche en el antro, y cuando salimos, me aseguré de que Koga no estuviera cerca. Conducimos de regreso a casa, pero una extraña inquietud persistía en mi mente.


Este fue el último capítulo del año, nos vemos en Enero con más sorpresas y la llegada de los dramas.

Agradezco de todo corazón a quienes se han dado el tiempo de leer, y por animarme con cada uno de sus Reviews, significan mucho para mí.

Deseo de todo corazón que todos los momentos malos queden atrás con el año que termina, y que este que está por comenzar, venga lleno de grandes éxitos y muchas alegrías para cada uno de ustedes. Feliz Año Nuevo 2024.