La verde explanada rellena de lápidas se veía opacada por el cielo encapotado que lanzaba gotas que perdían velocidad lentamente. Poca gente rodeaba lo que sería el lecho del joven que perdió la vida en batalla. Alrededor de aquella simple ceremonia estaban personas pertenecientes a la escuela de artes marciales de la Colonia L5 dónde el fallecido enseñó sus conocimientos. Más atrás, otros acompañantes vestidos con ternos formales miraban silentes el ataúd que esperaba a hundirse en la tierra. Cada uno sostenía un paraguas negro y ocultaban sus rostros ensombrecidos por la tragedia.
El Maestro de origen chino, entregaba un discurso certero sobre el carácter del difunto. Resaltó la habilidad del joven para llegar al corazón de sus alumnos, donde cada uno logró entrenar sus debilidades más que sus fortalezas. Habló de su agilidad y destreza en el combate cuerpo a cuerpo e incluso develó que aquel chico perteneció a un grupo de élite que defendió la paz los últimos años después de la guerra. Este último dato era desconocido para gran parte de los asistentes, porque su doble vida era escondida para el resto de su clan.
"Fue así como perdió la vida" agregó el maestro que comenzaba a terminar la despedida "defendiendo lo que creía correcto. Fue activo en la defensa de la paz, él siguió protegiéndonos desde la sombras. Ahora su alma inmortal se fusionará con el universo. Su energía seguirá entre nosotros"
El maestro de la colonia L5, lanzó un poco de tierra sobre el cajón. Luego juntó sus manos para murmurar una oración. Todos los jóvenes miembros de la academia bajaron sus mentones en señal de respeto. Parecía ser una especie de rezo taoísta de despedida.
Mientras seguía el discurso, Heero apretó el puño de su paraguas. Vestido con una camisa blanca, chaqueta oscura, pantalones de tela y zapatos oscuros se sintió disfrazado para una ocasión tan inusual en su rutina. Jamás antes había asistido a un funeral, no tenía idea de protocolos de despedida ni menos como debía comportarse además de guardar silencio. Tampoco tenía ganas de pronunciar alguna sílaba de lo ocurrido. Simplemente pensó en que su ánimo no tenía espacio para pensar en algo más que no fuera los últimos momentos vividos con su compañero.
La sensación era parecida a la niña con el perro, aunque no... esta era peor. La impotencia que vivió en ese momento no tenía descripción, ahora no había palabras para expresar nada. Tampoco quería buscarlas y simplemente era la primera vez que sintió tan cerca el pesar de perder a alguien.
"Maldición, nunca tengo palabras para expresar lo que.. agh" pensó apretando más los nudillos en la empuñadura del Paraguas. Seguía dándole vueltas la conversación que tuvo con Wufei antes de salir a esa misión. No comprendía cómo se había dado ese momento, lo que sí estaba claro era la intención del mensaje del ex piloto del Altron Gundam.
Escuchó a una persona que carraspeó a su lado. Sally po estaba a menos a medio metro de él estoica como siempre, pero su rostro parecía aguantar el desarme interior. Sus labios pintados de rojo se tensaban y su garganta parecía tragar saliva de vez en cuando para evitar que cualquier sonido se escapara de su boca.
Ella agachó la mirada cuando se encontró con los azules prusianos de Heero pareciendo muy entretenida en las puntas de sus zapatos. A diferencia de otras veces, Sally había desenmarañado sus coletas rizadas que se formaban naturalmente, las cuales ahora inexistentes, hacían que su cabellera cubriera parte de su rostro ensombrecido por el dolor. Noin apareció sorpresivamente para apoyarla y pasó su mano por la espalda de Sally en señal de "estoy aquí". Ambas se sonrieron levemente
Quatre por su lado era un poco más expresivo. Tenía los ojos cristalinos, al parecer había botado algunas lágrimas momentos antes. Fiel a sus emociones no tenía temor de mostrarse delante de más personas. Su resignación era evidente, tanto así que miraba perdido hacia el ataúd que estaba a pocos metros de él. Una mano se posó en el hombro de su rubio compañero para que luego insistiese en que tomara un café caliente con sus manos. Trowa apareció brindándole apoyo con faz inexpresiva. Luego de cruzar unas palabras con Quatre en voz baja miró hacia Heero inclinando la cabeza en modo de saludo.
Heero respondió asintiendo, entendiendo que los sentimientos de ambos estaban conectados bajo una máscara de insensibilidad. Solían ser así, inexpresivos incluso desde la guerra. Pocas veces habían coincidido en batallas luego del evento de Bruselas y aún esas veces, ambos se reflejaban. Su sensiblería estaba guardada bajo siete llaves como siempre. Incluso la muerte de un camarada no los dejaba abrir el cofre del dolor de sus corazones. Aunque por dentro ardieran, no podían dejar desparramar la conmoción frente a los demás.
Otro que estaba impasible era Duo. Aunque de vez en cuando daba un chasquido de rabia se apoyaba en el hombro de Hilde para evitar sollozar. Sus manos entrelazadas parecía unirlos en la tristeza. Ella apoyaba su cabeza por sobre la de él mientras estaban parados a pocos metros del lecho. Lo acogía en su pena aceptando sus lágrimas que de vez en cuando caían silentes. Sus miradas perdidas confluyeron en dirección a la tumba que comenzaba a hundirse.
Heero no pudo evitar darse cuenta que todos tenían un soporte y apoyo a su lado. Ese pensamiento lo llevó nuevamente a recordar la última conversación que tuvo con Wufei Chang.
"No entiendo qué sigues haciendo aquí" dijo Wufei flotando por la gravedad llevando su casco bajo el brazo y vestido con traje espacial "deja de escapar"
El pasillo adornado con un gran ventanal que se transparentaba hacia el espacio era el corredor que llevaba hacia el hangar de la nave preventer O2
"No sé a qué te refieres" contestó Heero mientras flotaba ajustando su traje en el cuello "esta misión es tan mía como tuya"
Un chasquido salió de la boca del ex piloto 05, parecía que esa respuesta lo sacaba de su carácter habitual. Siempre era muy serio, pero su entrecejo se tensó más al escucharlo.
" Vi tú cara al momento de escuchar su voz" - sentenció el Wufei.
Heero expresó molestia ante ese comentario. Sí, habían escuchado el discurso proveniente desde la tierra antes de levantarse del puente y partir hacia sus correspondientes suits. Ignoró las palabras de su compañero chino y continuó por el pasillo. Wufei continuó el reproche.
"Escucha llevamos más de un año en misiones de primera línea, ya fue suficiente ¿no crees? tienes que dejar de escapar de eso que te ocurre ahora" Wufei suspiró recordando que no debía entrometerse "Sea lo que sea, terminará por destruirte".
Heero no respondió ante esa acorralada. Wufei era de las últimas personas que pensaría se entrometería en asuntos ajenos. Extrañamente y como nunca antes estaba refiriéndose a su vida personal.
La voz de Wufei se sintió como un Eco en su cabeza:
"Deja este tipo de misiones suicidas son para personas como yo, a los que no les queda nada..." agregó Wufei " sabes a que me refiero, tienes a dónde volver, con quién volver. Lo sabes."
Una suave música inundó el ambiente, ya que un miembro de la escuela de artes marciales comenzó a tocar una melodía tradicional china en flauta de bambú. Como por una hermosa sincronía de la naturaleza, la lluvia terminó de decantar para abrir paso a un pequeño rayo de sol que iluminó el campo del cementerio.
Heero no supo por cuánto tiempo tuvo la vista perdida en la nada, un trance que lo hacía recordar esos últimos momentos otra vez pero, un movimiento en la primera fila del frente del ataúd hizo que Heero levantara la vista.
Repentinamente se enfocó en una persona que se sumó a la treintena que despedían frente al sepulcro. El ataúd comenzó a hundirse pero su atención ya no estaba en el cajón. De pronto el corazón de Heero tuvo una sacudida que lo petrificó. Se preguntó internamente si era una visión, percibiendo que se aceleraba su pulso.
Distinguió un mechón color miel asomado por debajo de una elegante capucha color vino, de paso notó aquel flequillo característico, aunque no podía ver directamente su rostro. Debajo de aquella capa larga aterciopelada vio que la persona de su interés vestía formalmente con un traje rosa pálido que solo podía ser característico de "ella".
"¿Qué está haciendo aquí?" - se preguntó en su mente.
Él sabía que la viceministra de relaciones exteriores solía tener giras por las colonias, pero la mayor parte del tiempo estaba en la tierra. Es más, la gira correspondiente al espacio debió terminar días antes de la muerte de Wufei. Ella no debía estar ahí, era un riesgo.
Uno de los últimas misiones que se les había pedido a los preventivos era estar alertas ante cualquier amenaza sobre las colonias, debido a que grupos subversivos levantaron sospechas alrededor de los actos y tratados de libre comercio que se firmarían. Esa petición los llevó a seguir la huella de un sector específico que parecía armado. Parecía una investigación como cualquier otra, pero no...
Heero volvió a escuchar el sonido de la explosión en su cabeza. Espabiló.
Cuando el ambiente del funeral se inundaba de la música oriental, los rayos del sol eran más intensos. Mientras bajaban el ataúd, la chica encapuchada se inclinó lanzando un par de rosas blancas dando internamente el sentido pésame y cerrando sus ojos. Parecía como si ella hubiese traído el buen clima al lugar, ya que su hermosura resaltaba aún más con la candidez del sol casi una aparición majestuosa que se iluminaba en coexistencia al entorno, el cual retomaba el color después de la tormenta y la lluvia.
La joven, al volver a incorporarse y levantar su rostro, chocó con la mirada azul prusiana que la observaba a un par de metros. Heero obtuvo como respuesta el mantenimiento de la vista de Relena Darlian por un par de segundos, luego ella cortó la conexión apartando la mirada y dando la vuelta.
Heero tragó sintiendo un nudo en la garganta. Recordó aquel beso que le dio con fuerza al escapar de la colonia, su regazo al momento de caer en sus brazos en Bruselas, aquel discurso dónde prefirió apartarse para no entorpecer en sus asuntos. Pronto sería más de un año desde la última vez que la vio dando el discurso.
"Tienes que dejar de escapar de eso que te pasa ahora " la voz de Wufei resonó en su cabeza "sea lo que sea, terminará por destruirte"
Sally Po se apartó del lado de Heero. Con aires apesadumbrados caminó por detrás de las personas para perderse entre la gente. Todos los asistentes comenzaron a retirarse lentamente murmurando conversaciones de respeto hacia el difunto. El resto de los pilotos gundam, que hasta esos momentos estaban más atrás, se acercaron a la orilla de la tumba. Ya todo estaba cubierto por varias coronas de flores que adornaban el agujero por el cual ya no se veía el cajón.
Quatre fue el primero en interrumpir el silencio entre todos.
- El debe estar contento de reencontrarse con Meiran - miró al cielo - siento que en el fondo de su corazón, la amaba profundamente.
- Sí, el desgraciado nos llevaba la delantera en eso - dijo Dúo - me enteré que era casado ahora que está muerto. Me gustaría haberlo molestado con eso alguna vez.
- Mmm lo dudo - comentó Trowa - simplemente él no toleraría tus bromas sobre eso.
- Sí, quizás tengas razón - respondió Dúo resignado.
Todos conocían el carácter del piloto 05, él se hubiese molestado a niveles insospechados si hablaban de su vida personal.
Heero guardó silencio, había olvidado que Wufei era un hombre casado. Todo tenía aún más sentido, su conversación, sus ultimas palabras antes de subir a esos remodelados suits preventivos. Se suponía que esa sería las últimas misiones de alto riesgo, casi el fin de una serie de mandatos para garantizar que la órbita espacial habitada estaba noventa por ciento desalmada. Fueron simplemente sospechas las que los llevaron ahí...
"Acéptalo, tienes dónde y con quién volver" dijo mientras entraban al hangar de la nave de preventivos. Wufei lanzó un casco que flotó hacia él mientras lo veía seriamente "No te comportes como un imbécil " agregó cuando se puso su propio casco.
Heero casi pudo notar una leve sonrisa irónica dibujada en la comisura de su boca. Luego de eso se perdieron de vista al subir a sus mobile suits preventivos.
-¿Heero? - llamó Quatre - ¿quieres quedarte un poco más?
Él había notado que su compañero estaba perdido en sus pensamientos. Ya todos los asistentes se habían retirado, los ex pilotos gundam eran los únicos frente a la lápida que decía "Wufei Chang".
-No, vámonos - respondió apático.
"Podemos conversar un momento" pidió Sally.
Ella reconoció a la joven bajo la larga capa con capucha. Ambas se encontraron a pocos metros del grupo fúnebre cuando la preventiva la alcanzó. Relena reconoció la pena en los ojos de su amiga bajo una leve sonrisa fingida. Asintió ante la petición.
Ambas tomaron un pequeño sendero entre las lápidas. Caminaron lentamente pisando el hierba mojada del parque cementerio. El cielo de la colonia se estaba despejando lentamente mientras guardaban silencio buscando las palabras apropiadas. Pero fue Sally la que irrumpió:
- ¿Pensabas pasar desapercibida? - preguntó con vocecita alicaída.
Relena prefirió no contestar simulando estar concentrada en no meter sus pies a los charcos . El dobladillo de su larga capa ya se encontraba con algunos centímetros de barro.
Llegaron hasta una pequeña loma donde una banca a los pies de un árbol las esperaba. Relena descubrió su cabeza de la tela, dejando al aire su cabellera tonos miel. Parecía una princesa escondida bajo esa suave tela.
- Me alegra que estés aquí - irrumpió Sally con pesadumbre - significa mucho para mi...yo...
La viceministra aún percibía que ese discurso era políticamente correcto porque podía advertir pena detrás de la compuesta expresión de Sally.
- Yo no deseaba estar lejos de ti en estos momentos difíciles - contestó Relena con dulzura - más de una vez me hablaste con aprecio de ese piloto.
-¿Sabes? he visto caer a muchos compañeros durante largos años, jamás creí que esto me afectaría. Sí, sí yo le tenía aprecio a Wufei...un aprecio especial que...
El cuerpo de Sally dio la primera señal de flaqueo. Decidió sentarse en la banca. Ella agachó la cabeza, su leve sonrisa se quebró, sus labios tiritaron cuando sus manos temblaron sobre sus piernas. La viceministra entendió las señales de su compañera acercándose a ella y sentándose a su lado en modo de apoyo. Miró el cielo esperando que su amiga tuviese el valor de comunicar lo que pasaba por su corazón.
Pasó un minuto para que una lágrima cayera por la mejilla de Sally. Ella tragó tratando de reprimirse.
- Relena... yo... - otra lágrima cayó - Parece que yo...lo amaba!
Al decir esto el cuerpo de Sally eliminó sus defensas, derrumbándose. Sus cuerpo expresó la pena, su llanto emitió un sonido de ahogo. Ahora era un llanto sin contención. Ella se inclinó hacia el hombro de Relena pidiendo soporte, quién se lo entregó sin tapujos.
Cuando sollozaba, la viceministra le compartió un pañuelo blanco. La ex reina del mundo esperó pacientemente a que su amiga secara las lágrimas. No quería obligarla a contar nada sobre sus sentimientos, simplemente deseaba ser de su ayuda todo lo que pudiese, ya que fue ella la que pidió un momento apartadas del resto del grupo. Es decir que su compañera deseaba expulsar ese dolor.
Las dos habían forjado una extraña amistad a distancia a través de los últimos meses. Desde lo ocurrido en Bruselas, los informes de Sally Po llegaban al departamento de relaciones exteriores y por supuesto Relena los leía. Ante cualquier duda solía llamarla de vuelta, a veces la sorprendía en una investigación o simplemente sobre una nave espacial. A la vez, Sally la llamaba para darle indicaciones de su seguridad preventiva en el espacio, los últimos meses estuvieron muy conectadas debido a la gira que la viceministra tuvo por las colonias. Conversaciones por video pasaron de ser habituales cada semana debido a sus planificaciones.
A veces, sin querer, algunas conversaciones derivaban en otro tipo de temas fuera de lo de temas de trabajo, lo recurrente era hablar del pasado, de cómo se habían encontrado la primera vez, cómo las dos vivieron la guerra, Peacemillion, el levantamiento de Dekim e incluso algunos nombres en común se repetían de vez en cuando entre sus relatos. Cómo tenían claro, sus conocidos conectaban. Si Relena se enteraba de los negocios y movimientos de Quatre lo decía, si Sally hablaba de una nueva investigación preventiva junto a Wufei, lo comentaba sin ahondar en los asuntos privados.
Relena sabía que el preventivo Yuy también trabajaba con su interlocutora e involuntariamente se enteraba que al menos estaba "bien". Haciendo tripas corazón, en un principio fue intrigante escuchar su nombre, pero con el tiempo fue normalizando que se repitiera. Después de todo, la decisión de desaparecer por parte de Heero era sólo de él, por muy dolorosa que fuese tenía que aceptarla. Ya no iba a perseguirlo, de eso ya tuvo suficiente en el pasado. Poco a poco el esfuerzo por ignorar ese nombre era menor con el paso del tiempo.
Al momento de terminar el discurso en el parlamento de Bruselas un año antes, Relena pensó que él seguiría ahí, cuidándola. Creyó verlo en aquel balcón por sobre la audiencia, pero al terminar la ceremonia y no verlo por ninguna parte lo comprendió. Heero se había ido, no sabía por cuanto, pero decidió desaparecer por largo tiempo. No tuvo razones y tampoco respuestas. A esa altura simplemente aprendió a vivir con ese pesar que el tiempo fue diluyendo con las rutinas de viceministra.
Simplemente era la vida de Heero y no quizo irrumpir en su mundo otra vez. Lo había hecho en el pasado, dio tantas señales de preocupación que después de todo lo vivido pensó en que podían construir algo juntos, pero se equivocó. Las señales que él dio las interpretó como una inocente princesa ingenua y que la abandonara sin explicaciones, le abrió los ojos.
Sally secó sus lágrimas mientras se tomaba su tiempo. Esperaron un par de minutos a que botara toda la pena para comenzar a hablar claramente...
- Yo creía que era admiración - continuó Sally incorporándose- que estaba encariñada con él por el tiempo que pasábamos juntos. No lo tuve claro hasta hace un tiempo. Quise decírselo, estuve a punto de...
Sally no terminó la frase. Su pesar comenzaba alivianarse debido a que su verdad salió a flote. Secó sus lágrimas otra vez.
- Que tonta, no te he preguntado cómo estás...- sumó Sally
- Este es tu momento, Sally - reprochó cándida -después podemos hablar de mi.
- Insisto, admito que fue una sorpresa verte aquí ¿cómo supiste lo de Wufei?
-En mi última reunión, la jefa de prevención Une dijo que no estarías disponible por un tiempo. Comprenderás que eso me causó ruido y...
- Y moviste tus conexiones - concluyó Sally apretando el pañuelo - Tú no cambias. Si no lo sabes lo descubres.
Relena asintió algo avergonzada ante la ternura de Sally. Era cierto, si algo tenía a su favor eran sus conexiones políticas. Aquellos enlaces alcanzaron para averiguar que una batalla se desarrolló debido a que un grupo de preventivos de primera línea abordó a un grupo de rebeldes con alto poder de artillería. Se enteró del nombre del piloto que sucumbió en la ofensiva. Lo había escuchado con anterioridad, cuando estuvo al mando del reino de Sanc o por los informes de prevención. Más sentido le hizo cuando recordó que Sally se ruborizó hablando de él en una oportunidad en sus conversaciones de trabajo, una actitud muy inusual que notó.
Sally suspiró mirando las nubes grisáceas. Su respiración estaba más calmada, a pesar que otras lagrimas silentes siguieron cayendo. Una suave brisa se levantó moviendo la copa del árbol que las acompañaba. Relena lo observó esperando que su compañera se recompusiera.
- Entonces ¿creías que con esa capa pasarías desapercibida? - preguntó otra vez Sally - porque los pilotos y yo te reconocimos. Heero también.
La pupila de Relena, que hasta ese momento veía la explanada de tumbas, se movió hacia su amiga para luego volver a fijarse en el campo. Sally continuó al ver que no se inmutó al nombrar al piloto.
- Me di cuenta porque estaba a su lado. No sé si lo sabías pero...Heero estuvo ahí con Wufei cuando pasó todo.
Ese dato hizo que Relena volteara su cuello. Su expresión seria daba un imperceptible atisbo de interés. Sally continuó:
- Él dio declaraciones de como ocurrió aquella batalla. Por formalidad lo sabemos todo, están sus registros de radio, el testimonio, pero es impredecible lo que ocurre en su corazón. Los que vamos a la batalla no nos detenemos a preguntarnos que nos sucede en el interior. Son estos momentos los que nos hacen cuestionarnos muchas cosas.
- No entiendo por qué me cuentas eso - respondió fría bajando la mirada - para todos es complicado enfrentar muertes, sea cual sea la situación.
Ella no podía dejar de pensar en lo difícil que pudo ser enfrentar la muerte de su compañero en batalla, más cuando ambos compartieron el camino de los gundams en el pasado. Aún así no deseaba involucrarse más de lo debido con los asuntos personales de Heero.
- Perdona por tocar el asunto, es solo que tiene que ver con lo de Wufei...- prosiguió Sally
- Está bien, lo entiendo - Relena posó su mano sobre la de Sally tratando de ser comprensiva - por cierto Debo ver a Noin, pronto se convertirá formalmente en mi cuñada ¿lo sabías?
Una leve sonrisa se dibujó en los labios rojos de Sally . La conversación se fue por un camino afable y cordial tal como eran sus conexiones a larga distancia.
El grupo de ex pilotos gundam caminaron en dirección a la salida del cementerio, más adelante la ex teniente Noin lideraba el grupo conversando con Hilde . Se detuvieron al vislumbrar a la distancia que la señorita Relena era quién estaba conversando con Sally Po sobre la loma del campo.
Duo agudizó la vista. Parecía que Sally lloraba resguardada en el regazo de la viceministra lo que desconcertó a algunos.
- ¡Vaya pero si es...! - exclamó Duo viendo al resto -mmm no sabía que eran tan amigas.
Heero guardó la mano en sus bolsillos ignorando el descubrimiento y siguiendo hacia la salida. Hace más de un año que no sabía de Relena, pero parecía que tenía algún tipo de relación con la preventiva Po. Simplemente todo ese asunto no era de su incumbencia. Sin embargo de reojo vio como ambas mujeres se levantaban del asiento bajo el árbol para dirigirse al mismo punto que ellos, la salida del lugar, la cual era solo una.
El grupo las esperó, sobre todo porque Quatre deseaba saludar a la viceministra. Heero buscó un espacio más alejado apoyando su cuerpo en el pilar de la entrada, sin embargo no pudo quedarse ajeno. Solo fueron un par de zancadas las que tomó de distancia. Vio de arriba abajo a Relena la cual altiva acomodó su capucha al momento de acercarse a sus compañeros. Ella dirigió un saludo e incluso incluyó a Heero en su mirada general grupal.
- Es un gusto verlos a todos, aunque me temo que no son las mejores circunstancias para reencontrarnos.
- Es una sorpresa, señorita - saludó Quatre - para mi siempre es un gusto volver a encontrarme con usted.
- lamento mucho lo sucedido - dijo Relena con pesar - entiendo que el piloto Chang estuvo con ustedes en las catástrofes del pasado. Aquellos hechos nos unen y quise estar presente hoy también.
Heero hizo una mueca tensa cruzando sus brazos pensando en que si Relena supiera que Wufei fue uno de los opositores al llamado "régimen de desarme" siendo miembro del ejercito de Dekim Barton ¿sería tan tolerante?.Cómo sea ella no conocía tanto de Chang para estar ahí. Es más su presencia lo incomódaba.
- Señorita Relena - llamó Noin - ¿Cómo se enteró de todo esto?
Ella miró a Sally de reojo. Heero advirtió de su duda antes de contestar. Relena explicó a grandes rasgos la coincidencia de su gira por las colonias cercanas.
-...Y simplemente decidí aplazar un par de días más mi estancia en esta colonia debido a mi gira. Me tuve que bajar de la comitiva oficial. Aunque luego de esto partiré en busca de un transbordador comercial o...
- Oh no, tu no viajarás en un transbordador comercial - refutó Sally - por muy fuera de norma que sea esta visita, conseguiremos uno privado del área preventiva y...
- No será necesario. Ando con mis guardias personales.
Afuera de la reja del cementerio, estaba estacionado un vehículo negro de vidrios polarizados. Heero ya lo había notado. Es más el movimiento de seguridad era bastante inusual porque si bien estaba el vehículo, los guardaespaldas no estaban cerca.
- Claro que lo es - sumó Noin - prefiero acompañarla.
La discusión prosiguió. Quatre ofreció el servicio de su empresa privada para el día siguiente e incluso la invitó a pasar la noche en el hotel Winner de la colonia L5 dado que la hora avanzaba y no era seguro para una mujer tan reconocida partir tarde de viaje.
-Después de todo ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos - agregó con amabilidad.
- Me gustaría aceptar tu invitación Quatre, pero me temo que tendrá que ser en otra ocasión.
Ella se despidió de cada uno nombrándolos. Su visita fue como un cometa de fulgor cálido en la pesadumbre del funeral. Parecía que todos deseaban compartir un poco más con la joven. Al pasar por el umbral de la entrada, Relena dirigió una mirada hacia Heero en modo de despedida.
- Heero - murmuró con un movimiento de cabeza.
El leve susurro de su nombre sacudió las entrañas del piloto apoyado en el pilar.
Él siguió sus pasos hacia el vehículo, pero lo inquietaba no ver a ningún guardia cerca. Ella ya estaba muy alejada por la acera cuando repentinamente un auto aceleró desde la esquina de la manzana muy veloz. Heero lo entendió todo. No era casualidad que no estuviesen ahí.
Su cuerpo se movió de forma instintiva, corrió hacia ella y se abalanzó contra su cuerpo justo antes que el sonido de los disparos retumbaran. La llevó al suelo. Una vez en la acera la arrastró hacia debajo de un camión para protegerla. Escuchó como las balas se incrustaron en el metal de la carga. Pero no importaba, estando completamente debajo de ese camión la tenía aferrada a sus brazos siendo un escudo humano protector.
Gritos de personas, disparos, gente corriendo. La bulla estaba alrededor y ambos estaban tumbados bajo el camión en un mundo aparte. Relena quién se aferrraba con intensidad al regazo de su salvador mostró su faz que se escondía quedando a centímetros del rostro de Heero. Sentía las yemas de los dedos de él cuidando su cabeza, enredados en su pelo. Reparaba de sus manos en la cintura. Percibía la corporalidad tensionada de uno sobre el otro. Observó muy cerca los ojos azules prusianos.
- ¿Estás bien? - preguntó Heero con agonía.
- S- sí - balbuceó Relena.
Fue un lapsus dónde ambos se sintieron extrañamente cómodos cerca. El estar tirados bajo el camión no dejó que Heero revisara el cuerpo de la joven buscando heridas en el espacio estrecho.
-¿Segura? - corroboró él.
- Sí.
Fue en ese momento cuando alguien se asomó por debajo. La cabeza de Dúo interrumpió el momento que fueron largos minutos para Heero y Relena.
- Hay que sacarla de aquí, ¡ahora!
