AYUDA MUTUA
.-.-.-.
Historia sin fines de lucro.
.
.-.
.-.-.-.
.-.-.-.-.-.
Akane, estaba como pocas veces, en un sueño ligero, cuando sintió que la cama se movía, al principio, no le prestó atención, literalmente estaba dormida, pero conforme el movimiento continuó, despertó, primero sin saber que sucedía, después, cuando obtuvo un poco de conciencia notó que alguien la rodeaba de la cintura y posterior suspiraba, apoyando su cabeza bajo sus clavículas.
Obviamente entró en pánico al instante, pero al siguiente momento... una furia le recorrió el cuerpo.
- ¿Y este pervertido que se cree? - Susurró al darse cuenta que se trataba de Ranma quien la tenía sujeta, ¡y bien sujeta!, acurrucado contra su cuerpo y las cobijas abrigadoras. - Ahora verá... - Dijo por lo bajo un tanto sonrojada, estaba dispuesta a golpearlo duramente por invadir su espacio personal cuando Ranma habló entre sueños.
- A... Akane... no... - Más allá de las palabras el tono era tan lastimero, como si le doliera incluso hablar y Akane, que ya tenía el mazo en la mano, lo bajó con suavidad, tanto le había mortificado no solo el tono, sino también, al prestar más atención, pudo ver su expresión compungida a la luz que se colaba, así que, solo por esta vez haría una excepción en cuanto a los golpes.
- Ranma... Ranma... - Lo llamó agitándolo del hombro sin cuidado, pero el joven no se despertó. - Ranma. - Nada pasó. - Maldición, si no te despiertas ahora mismo tendré que golpearte. - Lo amenazó, obviamente en vano. - Ran... - El llamado quedó en el aire cuando lo escuchó hablar de nuevo.
- Po... por... fa-vor... no cierres... tus ojos... - Susurró.
- ¿Pero qué estás soñando? - Preguntó con compasión.
- Res... respira... - Pidió.
- ¿Estará... estará soñando... con lo que pasó en Jusenkyo? - Se preguntó, en realidad casi adivinando porque era poco lo que él había dicho; habían pasado más de tres años de aquello y nunca habían hablado del tema.
- Aka... Akane... - La llamó de nuevo.
- Aquí estoy... todo está bien. - Le susurró acariciando lentamente el cabello. Al instante Ranma sonrió y se acurrucó más, ahora tranquilo.
- O-oye... despierta tonto... - Habló de nuevo sonrojada, pero él definitivamente no despertaba. - ¡Ranma, ya! - Lo agitó más fuerte, pero fue sin éxito.
Akane suspiró, ¿debía golpearlo?, hasta hace un momento lo estaba consolando...
- Ranma. - Lo llamó por última vez y nada sucedió. - ~Ufff~ ¿porque no despierta?
Intentó moverlo de nuevo con el mismo resultado, luego al menos intentó empujarlo de la cama, pero él no la soltó, fue casi media hora de estar intentando al menos alejarlo y nada logró. Akane comenzó a temblar notando que las manos se le habían puesto frías al igual que los pies a pesar de estar enfundados en gruesas calcetas y es que en el forcejeo los dos habían terminado desabrigados y la calefacción, aunque estaba funcionando, necesitaba mantenimiento y no estaba a su máxima potencia.
- Solo por esta vez voy a tolerar algo así... - Dijo ya resignada, aunque no menos roja. - Tengo demasiado frío y sueño como para estar peleando, supongo que mañana se despertará y hará como cuando está transformado en gato, huir. - Aunque ciertamente se notaba que Ranma no era un gato, era un muchacho aferrado a ella. - Demonios... - Se frotó la cara tratando de alejar esos pensamientos. Acomodó las cobijas y se dispuso a dormir, al menos teniéndolo ahí no pasaría frío.
.-.
A la mañana siguiente Akane abrió los ojos porque sentía su brazo derecho dormido, su sorpresa fue mayúscula al notar que no solo Ranma no se había ido y seguía en la misma posición en la que se había acomodado la noche anterior, sino que ella misma lo tenía abrazado.
Lo soltó de inmediato y esta vez no dudó en golpearlo, mandándolo lejos de la cama. Ranma cayó en el piso y apenas se quejó, Akane se volvió a tapar hasta la cabeza, volteada hacia la pared.
- ¿Qué... - Ranma se sentó sobre el suelo, más confundido, sin entender que hacía ahí o porque tenía un chichón en la cabeza, se levantó lentamente, se rascó la cabeza y se acomodó la parte de abajo del pijama, luego, volteó a ver a Akane, pero al encontrarla "dormida", solo decidió salir de ahí.
.-.-.-.
.-.
.
- ¿De nuevo? - Dijo Akane cuando sintió a la siguiente noche que alguien se metía en su cama. - Ranma, largo. - Lo empujó sin poder alejarlo ni un mísero centímetro de ella. - Maldición Ranma... ¿Y por qué rayos estás caminando dormido?
- No... Akane... por favor... - Dijo entre suplicas el chico.
- No hagas esto de nuevo. - Dejó de moverlo al oír que, otra vez, se quejaba en sueños. - No puedes chantajearme así. - Le advirtió, pero ciertamente no tenía corazón para golpearlo cuando él se notaba sufriendo. - ¡Ranma! - Le gritó más fuerte, ya desesperada. Nada.
Bufando, simplemente se giró a sí misma dándole la espalda como si con ese acto de "rebeldía" le mostrara su enojo, a Ranma no le importó, siguió abrazándola por detrás.
- Espero que al menos esta vez te despiertes temprano.
Varias horas después...
- Maldición... - Susurró cuando notó que estaba en una especie de cucharita con su prometido, el sol despuntaba y por el pasillo pudo escuchar no solo a Kasumi, también a Nodoka y más lejos a Soun.
Intentó escapar, pero no pudo.
- Ranma... ya suéltame... - Se quejó, a sabiendas de que no podría escapar, lanzó su puño hacia atrás golpeándolo, no estaba muy segura de en donde había caído su golpe, pero no le importaba.
- Mmm... - Se quejó Ranma y Akane se hizo la dormida. Pasaron algunos segundos y Akane tuvo que volver a golpearlo. - Akane... - Susurró restregando su mejilla contra el cabello de la chica, ella enrojeció. - ¡Akane! - Esta vez reaccionó y la soltó de inmediato. - ¿Qué hago aquí? - Lo oyó preguntar al aire mientras salía por la ventana,
Akane dejó salir el aire, debía investigar que rayos estaba pasando.
.-.-.-.
.-.
.
La cama se movió como cada noche desde hace una semana y Akane suspiró, mentiría si dijera que no le estaba agarrando cierto gusto a aquellas visitas nocturnas, pero estaba preocupada por su prometido.
Akane no le había dicho directamente que era un sonámbulo que caminaba directo hacia su cama, que se acurrucaba con ella si o si y que tenía pesadillas, las cuales, por cierto, había comprobado día a día que sí eran sobre Jusenkyo por las palabras que decía; sin embargo, por más que había intentado saber que pasaba, Ranma negaba que algo estuviera pasando.
- Akane... - La llamó lastimero.
- No pasa nada Ranma, aquí estoy. - Le dijo dándole palmaditas en la espalda, cuando él sonrió Akane simplemente lo abrazó suavemente, ya sabía que él no despertaría, ni tampoco se iría.
- ¡Akane! ¡Mi linda Akane! - oyó el grito a lo lejos y Akane entró en pánico, era la voz de Happosai, que medio borracho, seguro quería molestar.
- ¡Ranma! ¡Ranma! - Lo llamó, pero como siempre nada sucedió.
Nadie podía verlo ahí sin que eso causara problemas, aunque intentara explicar algo, nadie le creería, o más bien nadie querría creerle nada, desde hace tiempo sus padres estaban buscando una buena excusa para casaros por fin.
- Lo siento Ranma. - Dijo con pena, pero no le quedó de otra que golpearlo fuerte con el mazo, sin embargo, esto solo logró que él aflojara un poco el abrazo, sin despertar. - Ranma. - Musitó esta vez más preocupada, ¿cómo era posible que no despertara con tremendo golpe?
- ¡Akane! - Se oyó la voz cantarina intentando abrir la ventana, sin pensarlo más, bajó de la cama y jaló a Ranma mintiéndolo debajo.
- A... Akane... - Se quejó el de trenza.
- Demonios, Ranma, ahora no. - No tuvo más opción que meterse con Ranma debajo del colchón y abrazarlo antes de que siguiera hablando.
En ese momento Happosai rompió la ventana cansado de lidiar con el seguro y entró.
- A... ¿Akane? - Confundido volteó a todos lados buscándola notando que no estaba. Se frotó la cara intentando espabilarse y volvió a llamarla. - Akane. - La borrachera se le bajó en un segundo, y salió corriendo de la habitación. - ¡Despierten todos! ¡Akane no está! ¡No está! - Gritó por el pasillo.
Akane no pudo hacer nada mientras oía como toda la familia despertaba y comenzaba a movilizarse para buscarla, no podía dejar a Ranma solo, primero porque se pondría a llamarla, y segundo tendría que golpearlo de nuevo para aflojar el abrazo que de nuevo la apresaba y ya estaba lo suficientemente preocupada, si antes no había despertado, supuso que solo despertaría hasta la mañana siguiente.
.-.-.-.
Ranma despertó con el conocido aroma de Akane en sus fosas nasales, refregó su nariz en el cabello de la chica, que ahora sabía no era una fantasía, antes de por fin abrir los ojos, ya se había acostumbrado a amanecer junto a Akane sin recordar nada, pero esta vez lo que lo sorprendió fue que, aunque los cubrían algunas mantas, estaban sobre el rígido suelo y bajo la cama.
- Que rayos... - Susurró saliendo del escondrijo. Intentó recordar algo mientras cargaba a la chica y la ponía en su cama, pero como siempre, su mente estaba en blanco. Después de taparla, se dio media vuelta para irse, sobre el escritorio y muy bien situado, estaba como decoración el regalo que una de sus amigas le había hecho a Akane; puso boca abajo la horrible muñeca, esquivó como cada mañana el escritorio y salió por la ventana rota, esto cada vez le parecía más raro.
Cuando se deslizó desde la cornisa del techo hacia su habitación, Nodoka pegó un brinco.
- ¡Ranma! ¡Ranma!, ¿dónde estabas? - Le reclamó, pero abrazándolo inesperadamente, cómo si estuviera analizando si estaba herido.
- Yo... ehh... - Como regularmente nadie despertaba a Ranma por la época vacacional, nadie se daba cuenta de que no dormía en su habitación. - ¡Qué mala suerte que mamá haya venido a buscarme y haya descubierto que no estaba! - Pensó sin saber que la situación era aún más complicada que eso. - Solo salí a dar una vuelta.
- ¿Una vuelta? ¿A qué hora te fuiste? - Preguntó ahora si enojada de verdad.
- Bu-bueno... yo no podía dormir. - Terminó por decir sin saber que responder.
- ¡Ranma aquí las cosas están muy mal cómo para que tú nos preocupes más!
- ¿De qué hablas? - Frunció el ceño.
- Akane está desaparecida, ayer Happosai fue a visitarla como a eso de la medianoche y ya no estaba, Nabiki, Soun, tu padre y el maestro se la pasaron buscándolos toda la noche, como tú no estabas piensan que está contigo, ¡Dios mío que no le pase nada a esa niña! - Rezó.
Ranma sintió que se le crispaban todos los vellos del cuerpo. Era obvio que Akane estaba bien, pero seguro habían pensado aquello porque toda la noche habrían estado durmiendo bajo la cama.
- Demonios...
- Debes ir a buscarla tú también. - Lo incitó estrujándolo del pijama.
- Yo... ahh... si... a eso voy. - Y salió corriendo del cuarto sin saber que hacer.
Se paró frente a la puerta de su prometida, ¿cómo le iba a explicar aquello? Akane regularmente tenía el sueño pesado.
- Ni siquiera sabe que duermo con ella... ¿ahora que haré? - Se preguntó con el puño en alto listo para tocar la puerta, sin embargo, la puerta se abrió por si sola. - A-A-Akane... - Antes de que ella dijera algo, Nodoka apareció por el pasillo.
- ¿Akane? ¿regresaste? ¡Mi adorada niña! ¡estás bien! - Gritó yendo a abrazarla. En instantes Kasumi apareció e hizo lo mismo, momentos después los demás llegaron de su búsqueda viendo que la joven había "regresado".
.-.-.-.
Akane paliaba la nieve acumulada al frente de la casa, estaría castigada durante mucho tiempo antes de que su padre la perdonara por darles ese susto.
- Claro, Ranma dice que salió a dar una vuelta y a todos les parece súper normal, pero yo digo que salí a dar una vuelta y todos me regañan además de estar castigada. - Masculló entre dientes.
- Mmjj... - Se aclaró la garganta. - Akane... - La llamó suavemente, se sentía culpable de los castigos de ella, aunque no estaba seguro de lo que había pasado, era obvio que él tenía algo que ver con el lugar donde habían dormido. - Yo... si quieres te ayudo... - Se quedó con la mano estirada, Akane había retirado la pala y lo miraba furiosa. - O-oye, yo solo trato de ayudarte. - Se defendió.
- Todo es tu culpa. - Reclamó. Ranma tuvo el descaro de abrir la boca con una excusa.
- ¿Mía? ¿Qué culpa tengo yo de que seas más débil y les preocupe más tu seguridad que la mía? - Le achacó con tono enojado. - Aun así, estoy siendo amable intentando ayudarte, pero si te vas a poner así de indignada conmigo, mejor me voy, te recuerdo que el castigo lo puso tu padre no yo. - Señaló con más ahínco sínicamente.
- Así es... - Habló socarrona dejando caer la pala. - Mi padre me puso el castigo. - Se comenzó a acercar a él con mirada acecina. - Pero mi padre no se cuela todas las malditas noches en mi cama ni me deja inmovilizada. Todo esto es tu culpa y quiero una explicación ahora mismo. - Ella no gritó, no quería que nadie más los escuchara, pero no por eso estaba menos furiosa.
Ranma se quedó blanco, en completo shock, sin saber que decir o hacer, no esperaba que ella supiera aquello.
- Ayer tuve que escondernos debajo de la cama para que Happosai ni nadie más te descubrieran en mi habitación. - Ese fue otro golpe para Ranma. - Así que comienza a hablar.
- Ehh... ahhh... - Boqueaba monosílabos intentando salir de aquel lio. De pronto Akane suspiró intentando controlar su ira y más calmada preguntó. - ¿Qué está pasando contigo Ranma? Dime la verdad. Me preocupas.
- ¡Nada! ¡no pasa absolutamente nada! ¡tú estás mintiendo! ¡yo no haría tal cosa! ¡¿por qué querría ir a dormir con una marimacho feo de mal carácter?! - Negó fervientemente, Akane, cansada, le tiró otro golpe intangible.
- ¡¿Porque durante la noche no puedo despertarte?! ¿estás haciendo algo para no despertar?
- Yo... no... - comenzó nervioso, pero ella no lo dejó acabar.
- ¡Dime la verdad! ¡Por que es obvio que esa cosa también te está causando sonambulismo! - Cuestionó sin pelos en la lengua.
- Cá - cá -¡cállate! - Se tapó los oídos, Akane le dio un golpe en cada brazo para destaparlos.
- ¡Quiero la verdad Ranma! - Exigió
- ¡No! ¡nunca! - Y salió corriendo. Estaba tan nervioso que sin proponérselo había corrido hasta su habitación, Akane tras de él. Los habitantes de la casa los miraron pasar con extrañeza.
- Debo... debo... - Dijo con la respiración agitada buscando entre sus cosas. Estaba seguro de que Akane tarde o temprano descubriría aquello y no quería explicarle nada. Sin embargo, nada más tonto que ir directamente a buscar la causa de sus problemas, como mal villano de película que comete error tras error gracias a la presión ejercida por el protagonista.
- ¿Qué es eso? - Le preguntó la chica tras de él cuando lo vio sacar algo de su cajón de ropa.
- ¡¿Y tú que haces aquí?! ¡vete de mi cuarto! - Le gritó escondiendo a su espalda aquello.
- No hasta que me digas que es lo que está pasándote y ya entrados en tema, también lo que llevas escondido ahí.
- ¡No! ¡no seas entrometida! - Corrió hacia la ventana intentando saltar, pero Akane ya se esperaba eso, así que le arrojó su mazo a la cabeza, Ranma cayó hacia atrás.
- Desgraciada... - Murmuró sobándose la zona golpeada con la mirada apretada, tratando de recuperar la estabilidad. Akane se acercó a su lado y por u momento pensó que lo ayudaría a ponerse en pie, pero ella comenzó a leer.
- Pastillas para dormir... sueño garantizado por ocho horas.
- ¡Dame eso! - Intentó quitárselo, pero como aún estaba mareado, Akane solo tuvo que esquivarlo, Ranma cayó de boca al suelo.
- ¿Qué demonios es esto Ranma? ¡¿Por qué estás tomando esta porquería?! - Regañó al chico esperando una explicación. - ¡Esto es muy malo para la salud!
- Yo... yo no... ¡Que te importa Akane! ¡Ese es mi maldito problema! - Ya recuperado se levantó como resorte y se estiró hacia ella intentando quitarle el frasco, Akane llevó las pastillas a su espalda.
- ¿Por qué te estás medicando con esta tontería? ¿Sabes que literalmente quedas noqueado toda la noche? ¡Dime la verdad Ranma! - Habló enojada mientras él descifraba la manera de quitarle el medicamento que ahora no solo estaba en su espalda, sino que había metido bajo su suéter al puro estilo de Shampoo.
- Ya te dije que es asunto mío. - Trataba y trataba, pero no había manera a menos que introdujera sus manos y tampoco era tan descarado.
Akane notó que toda la familia comenzaba a llegar a la puerta, y con alevosía dijo en tono bajo.
- Si no me dices ahora mismo lo que quiero saber, te juro Ranma que les voy a contar a todos lo que has estado haciendo y lo que pasa cuando lo haces. - Él supo que lo estaba amenazando.
- No... yo no sé de lo que hablas... yo no sé lo que hago... - Intentó decir después de hacerle una especie de llave y pudo ponerse a sus espaldas.
- Yo he visto cuando despiertas. - Aclaró. - Estás lúcido cuando te vas.
- ¿No... no... estabas dormida? - Susurró ahora pasmado. - ¿Fingías?
- ¡Estos últimos días Ranma ha estado to... - Ranma le tapó la boca a la chica, había empezado a gritar para destapar su secreto.
- ¡Ranma, ¿qué está sucediendo?! - Exigió saber Soun intentando acercarse. Ranma sin más opción, cargó con ella y saltó por la ventana.
Varios minutos después Akane seguía peleando para que le destapara la boca, y la liberara, hace rato que habían perdido a sus padres de vista.
Ranma la soltó y caminó algunos pasos, se dejó caer sentado sobre una de las bancas frente al lago que ahora mismo estaba desolado, demasiado frío para dar un paseo en bote, pero no lo suficiente para congelarse y patinar sobre él.
El bote de pastillas paseó entre las manos masculinas, en algún momento Akane las había soltado, pero ¿qué caso tenía ya esconderlas si ya las había visto?
- Si no me dices que pasa no puedo ayudarte. - Dijo ella más calmada.
- Yo... he tenido... ciertas pesadillas... - Confesó.
- ¿Con lo que pasó en Jusenkyo? - Él asistió con la cabeza. - ¿Por qué hasta hora?
- Tú... ¡tú no sabes nada! - Gritó levantándose, dispuesto a irse.
- ¡Es porque tú no me cuentas nada! - Ranma se quedó parado y sin voltear a verla respondió.
- Que no te lo haya dicho... no significa que no pasara antes... solo... solo que... pu... pude controlarlo entonces...
- Debiste decírmelo... - Dijo tristemente, lo que había pasado aquella ocasión había sido fuerte para ambos, sin embargo, para ella, que a mitad de batalla había quedado inconsciente, y había despertado con una declaración de amor (aunque él después lo hubiese negado) había sido menos espeluznante el asunto, nunca había insistido en conocer detalles y nunca se le ocurrió pensar que Ranma estuviera mucho más afectado que ella. Realmente se sintió culpable de no haber podido ayudarlo entonces. - Dime que pasa... - Le tomó suavemente la mano y lo condujo lentamente a sentarse de nuevo.
- Es que... - Al verlo dudar Akane no tuvo más que recordarle a pesar de la vergüenza que sentía.
- Has estado durmiendo toda la semana conmigo, en mi cama, sin soltarme, si no quisiera ayudarte te hubiera golpeado o delatado, quiero ayudarte, pero no puedo hacerlo si no me dices toda la verdad.
Ranma se sonrojó violentamente pensando que él solo recordaba sus salidas de la cama, nunca se quedaba más de lo necesario, aunque tuviese tentación a hacerlo, pero Akane... Akane estaba consciente de todo, entonces... lo asaltó una duda.
- ¿Cómo... cómo supiste que era sobre Jusenkyo?
- Hablas dormido, me pides cosas.
- Co-co-cosas... ¿qué-que-que cosas? - Su rostro se volvió un hervidero mientras jugaba con sus dos dedos índice entre sí.
- ¿Qué te estás imaginando? - Preguntó ella entrecerrando los ojos.
- ¡Na...nada! ¡ju-juro que nada! - Por la espalda cruzó sus dedos. Akane bufó sin creerle realmente, pero decidió no indagar.
- Me pides cosas relacionadas a ese día, a la batalla cuando tomé la piedra, en una ocasión nombraste a Saffron, también me pides que no cierre los ojos, y ya... ya sabes... sobre... - Ella bajó la mirada avergonzada y él pareció entender, ahora le humeaban las orejas pensando en lo ridículo que se ha de haber visto confesándose a Akane una vez más entre sueños. - ¿Por... por qué crees que regresaron entonces las pesadillas? - Ella, recobrando la compostura, volvió a tomar su mano.
Ranma miró un momento su unión y suspirando, decidió contarle.
- Yo pen... pensé que lo tenía olvidado... pero...
- Pero... - Lo alentó.
- No puedo dejar de soñar… cosas, y después dejé de dormir… con las pastillas pensé que… lo había… resuelto, no recuerdo todo lo que tú dices, ni tampoco si hay o no pesadillas. - Akane se ahorró el comentario de que las pastillas no borraban las pesadillas, dormir con ella se las quitaba.
- ¿Cuándo comenzaste a tenerlas? - Preguntó tratando de no enrojecer por el pensamiento.
- Cuando llegaste hace unos días de tu reunión con tus amigas... - Se detuvo, ¡era tan vergonzoso y ridículo!
- ¿Qué?
- Tú... tenias... un regalo.
- ¿Y eso que tiene que ver? - Preguntó confundida. Ranma soltó sus manos y le dio la espalda. - Ranma, ¿qué pasa con la muñeca? - No contestó. - ¡Ranma! - Se levantó, se puso frente a él y lo tomó de los hombros. - ¿Qué tiene mi muñeca?
- ¡Qué es tuya carajo! ¡Es una maldita réplica de ti! ¡ese es el maldito problema! - Estalló levantándose. Akane volvió a ir tras él.
- ¡Ranma no te entiendo! ¡Dímelo claramente! - Dijo ya desesperada. Yuka le había regalado una muñeca que ella misma había recreado, le había quitado el pelo rubio y le había puesto uno corto y negro azulado; le había pintado los ojos cafés e incluso pintado el iris en color verde oliva, además la había vestido con el uniforme de Furinkan que solían usar, a Sayuri le había regalado una réplica de ella y había hecho otra propia de ella misma.
- ¡Es igual a ti! ¡Es malditamente igual a ti!
- Pe...
- ¡Es como si volviera a verte como... - Ranma se calló mientras se observaba las manos e hiperventilaba, Akane comprendió de tajo, recordando los comentarios del guía de Jusenkyo antes de irse y algunas cosas que le había contado después Ryoga.
- ¿Cómo cuando quedé deshidratada? ¿es eso verdad?
- Yo... - Titubeó, de pronto cambió de actitud y dijo de forma segura. - No te preocupes, dejaré de tomar las pastillas para dormir y no volveré a darte problemas. - Haber admitido su problema en voz alta atentaba directamente contra su sentido del orgullo e intentó repararlo.
- ¡Ranma! - Le gritó cuando saltó a un poste de luz cercano, antes de que se alejara más le volvió a gritar. - ¡Duerme conmigo! ¡Por favor duerme conmigo!
Saotome dio un paso en falso y cayó del poste. Akane corrió hasta él, y mientras lo observaba comprobando que no se había roto nada, dijo esperando minimizar la vergüenza de él ante sus confesiones.
- ¿Sabes qué? no es tan bonita, la voy a guardar en algún lugar, no volverás a verla. - Ella le sacudió un poco la ropa que se había llenado precisamente con la nieve que había amortiguado la caída. - Y si prometes comportarte debidamente y no tomar las pastillas, puedes dormir conmigo siempre que lo necesites.
- Una oferta muy tentadora... – Pensó. - Dormir con Akane, ¡Y con su permiso! - Sacudió la cabeza notando que se le estaban desviando los pensamientos del tema principal.
- Si hay una emergencia como la de Happosai, quedas completamente indefenso con esas cosas, no vuelvas a tomarlas por favor, ¿si? - Ranma asistió de forma robótica, luego y sin proponérselo, sonrió como tonto cuando ella le sonrió complacida.
.-.-.-.
.-.
.
- Oye Ranma... ¿aún sigues teniendo pesadillas? - Le preguntó en un bostezo con los ojos cerrados cuando lo sintió entrar en su cama, él la abrazó por la cintura y enterró la cara en donde Akane ya le había pedido que no lo hiciera.
- Saotome... - Le advirtió con los dientes apretados.
- Necesito ayuda Akane... dijiste que me ayudarías. - Se quejó en tono lastimero escondiéndose bajo las sábanas, solo la cabeza de ella sobre salía a las mantas.
- Eso fue hace meses. - Le dio un golpe en la cabeza. - Aprovechado.
- ¡Maldición Akane! ¡Déjame dormir en paz! - Y se escondió más, apretándose más a ella.
- Pervertido... - Dijo, pero ya no recibió respuesta, él se había "dormido". Supuso que no le quedaba más que resignarse, eso de ofrecerle ayuda se había volteado en su contra, sin embargo, al cerrar los ojos de nuevo, se le dibujó una pequeña sonrisa en la cara, ayudar a Ranma tenía sus ventajas, era como ayudarse a sí misma; sin presionarlo , era obvio que la había elegido como única prometida, evitaba y hasta ponía mala cara cuando sus otras prometidas molestaban y sobre todo ya no tenía reparos en contarle lo que sea, si, definitivamente esto era una buena ayuda mutua.
FIN
.-.-.-.-.-.
.-.-.-.
.-.
.
Para el
21 de diciembre.
No sé por qué me da tanta ternura el hecho de que los prometidos duerman juntos, no en sí los actos de pareja como besos, abrazos u otras cosas, sino que duerman juntos, es una de mis situaciones favoritas.
Gracias a todos los que me siguen apoyando, en especial a:
· Nita-chan84
· Arienne Luna
· Akai27
· Benani0125
· Rowenstar,art
· Crisel Grajeda
· Adrit126
· Psicggg
· Sandy
· GabyCo
· Adriana Flores
· Kris de Andromeda
· Pao Vedder
· Akanita de Saotome
· gatopicaro831
· Jesse rj
· Juany Nodoka
· Fernanda Taisho
· Sailordancer7
· Lelek An3li
Nos leemos pronto, de este lado del internet, AkaneMiiya.
