Heero estiró el cuello por el estrés. Salió de la habitación donde estuvo confinado casi cuatro horas quieto como una estatua, mientras las miradas amenazantes de la reina y Miliardo lo obligaron a quedarse quieto. En el espejo vió con un elegante abrigo azulino tipo militar con incrustaciones de plata en las solapas que colgaron de sus hombros. Hubiese preferido llevar debajo su habitual ropa vieja de misiones, pero la reina insistió en que use para la boda un traje de caballería real. Resignado suspiró otra vez.
Por primera vez en varios días sintió el cansancio acumulado.
El suspiró aliviado alejándose hacia el hall del castillo y de pronto apareció Olive Noer en el fin de las escaleras con una pequeña maleta y un bolso, parecía que lo esperaba.
- Te estaba buscando - sonrió ella - no te encontré por ningún lado.
Heero bajó hasta el último escalón a su encuentro.
- Estaba muy ocupado.
- Descuida, ya supuse que son días caóticos para ti ..."futuro príncipe".
Olive apretó el mango de su maleta un poco nerviosa. La razón por la cual estaba deambulando antes de partir era porque quería despedirse de él. Ella pasó por una breve plática con todo el resto de su antiguo equipo, pero faltaba el más importante.
- Bueno yo...- dudó - la verdad es que vine a despedirme, Heero.
Heero miró la maleta, ahora todo calzaba en su mente. Olive se quedó apoyando a la gente del pueblo en la reconstrucción, pero dado que terminaba la gran parte de ella, ya no tendría más que hacer ahí.
- ¿Qué harás ahora? - preguntó él.
- Me han suspendido por un año- explicó consolándose - he conversado con Lady Une y ella me ha dicho que estaré inactiva , no podré salir a misiones hasta que puedan evaluar nuevamente mi situación. Todos fueron muy amables en apoyarme y quieren delegarme trabajo administrativo de preventivos en el transcurso. Volveré a mi colonia para tomarme mi tiempo haciendo trabajos a distancia.
- Ya veo.
- Así que partiré en el avión que llegará desde Bruselas y que retornará hoy mismo.
- ¿Vendrá uno?
- Lo notificaron hace poco -dijo con leve sonrisa- quién sabe, quizás la señorita venga ahora.
Heero tuvo el presentimiento de que sí. Ella vendría esta vez, lo sentía. Olive continuó despidiéndose.
- Sabes, haz cambiado mucho, te conocí el año pasado siendo un tonto serio y ahora eres un tonto enamorado... se te nota mucho ¿sabes?
Olive estiro su mano para darle un pequeño empujón a Heero en el hombro, como los viejos tiempos en aquella nave en el espacio exterior donde podían compartir como camaradas del área de prevención. El preventivo no pudo dejar de percibir la sonrisa un poco forzada de Olive para hacer el momento agradable.
- Así me han dicho - respondió escueto tratando de ser amable - ¿parezco un estúpido?
- Solo a veces.
Heero le entregó una sonrisa amable a su compañera.
- Muchas gracias por todo, de verdad - agregó ella dando un paso hacia él.
Olive se acercó un poco más invadiendo el espacio personal de Heero. Fue directo hacia su mejilla y le dio un suave beso de despedida. El piloto pudo notar por primera vez su perfume suave femenino con aromas florales. Se preguntó si siempre lo usó, porque jamás antes se dio cuenta de que olía tan bien.
- Gracias a ti.
Heero hizo un ademán de tomar el bolso de Olive para ayudarla, pero lo esquivó.
-¡No, yo puedo sola!
- Vamos...
Heero se esforzó un poco más y se lo quitó seriamente.
- Te iré a dejar al avión- afirmó.
- Pero...
- Sígueme - ordenó en tono frío.
Heero se adelantó con el bolso dejándolo unos pasos más atrás. Ella suspiró resignada siguiéndolo.
Minutos más tarde
Un avión tocó suelo del área de aterrizajes del palacio. Una gran trompeta anunció la llegada del avión que abordaba la futura gobernante de Nassau. Los sirvientes se agolparon en la orilla de la explanada esperando el descenso.
Relena apareció son su traje perfecto rosa y una falda con tacones blancos. Su hermosa cabellera dorada brilló y ondeó bajo la suave brisa marina del reino. Miró hacia el cielo reconociendo el calor húmedo de la zona. Bajó un par de escalones y cruzó la loza donde fue recibida por personal del palacio frente a las reverencias de los súbditos de la reina. Finalmente, en un par de días, todos esos sirvientes estarían cien por ciento a su cargo.
Luego de saludar a algunas caras conocidas caminó hacia el fin de la loza. A pocos metros una persona conocida se cruzó entre la gente, sin llamar la atención de nadie, ya que toda la algarabía estaba alrededor de la su propia llegada.
Olive Noerr se cruzó con ella por la parte más discreta por detrás del gentío. La observó de reojo con curiosidad y Relena le devolvió la mirada seria a distancia. El choque eléctrico de sus ojos fue inmediato porque ninguna se detuvo e hizo el esfuerzo de hacer contacto inmediato. Relena quiso detener su paso para brindar unas palabras de despedida, pero alguien tomó su mano de sorpresa.
- ¡Heero!
Se volvió hacia él y se lanzó a sus brazos sin reparos. El joven la tomó de la cintura dando un giro con ella, no disimuló la satisfacción de verla y la sonrisa fue notoria para todos. Una expresión poco usual en él que desconcertó a los sirvientes que genuinamente lanzaron miradas complices entre ellos.
Olive vio esta escena desde lejos caminando hacia la nave. Fue alejándose lentamente y entregó su equipaje a un sirviente que se lo pidió dos veces porque se quedó pegada viendo la escena de la pareja. Susurró un "disculpe" por su torpeza, subiendo los escalones lentamente.
La preventiva dio una última mirada sintiendo la brisa marina en el rostro, resignada a que ese sería su último vistazo a su ex compañero de labores.
- ¿Señorita? - insistió un tripulante.
- eh, si disculpe - dudó ella nostálgica - voy enseguida
Ella entró a la avioneta acomodando su equipaje en un rincón y tomó asiento en frente a una ventanila.A lo lejos divisó como la mano del preventivo 01 se entrelazaba fuertemente con la futura monarca de Nassaú y caminaban por el sendero hacia la entrada del castillo.
Finalmente suspiró acomodando su cabeza reclinándose contra la ventana y una lagrima cayó por su mejilla.
El gran día llegó en un santiamén. Aquella cálida mañana de domingo el castillo madrugó a las cinco de la mañana para comenzar la jornada de preparación de la ceremonia real más esperada por el reino de Nassaú y el Reino de medios expentantes del magno evento se agolpaban por las calles buscando declaraciones de los ciudadanos y los reporteros buscaban los mejores lugares cerca de la abadía de Wentminster para filmar la llegada de los futuros monarcas.
"Como saben muchos, esta boda ha sido preparada por conveniencia de la reina, aunque se rumorea que la pareja que heredará el trono se conocen hace bastante tiempo..." declaró una reportera hacia las cámaras " Todo indica que por esta alfombra roja que ustedes ven al fondo, pasará la futura reina y príncipe consorte".
Otro periodista, en la zona, también en directo para el matinal en vivo despachaba a cámara:
"Todo lo que sucederá es una sorpresa, recién esta mañana hemos recibido el itinerario de la ceremonia, todo se ha manejado en absoluta reserva e intimidad"
Más allá otro programa de espectáculos seguía los entre telones de la previa a la ceremonia.
"A la ex reina del mundo la conocemos muy bien, ¿pero él? ¿quién es el misterioso hombre que conquistó el corazón de la..."
Dorothy, en una habitación de huespedes del castillo, cambiaba de canal de la televisión murmurando mientras tomaba su desayuno disfrutando del revuelo.
- Solo dicen tonterías - susurró bebiendo de su té.
A su lado, bajo las sábanas un chico rubio y de tez blanca se revolcó en el edredón. Quatre, a torso descubierto, abrazó la almohada para acomodarse y seguir durmiendo.
- Por favor, apaga eso - se quejó.
Ella sonrió maliciosa acercándose a él y acercándose a su nariz.
-Hey, ya amaneció, es hora de que vuelvas a tu habitación.
El joven volvió a voltear hacia el lado contrario haciendo caso omiso a su comentario. Dorothy jugó su pelo haciéndole cariño como si él fuese su mascota favorita.
- ¿Acaso no me escuchaste, bribón?
- No lo veo necesario.
- ¿ah no? yo sí lo creo, escucho movimientos de la sevidumbre afuera. Caerán rumores entre pasillos que te vieron salir de aquí.
- Llevo varias noches haciendo lo mismo, un poco más de cotilleo los entretendrá aún más.
Dorothy suspiró molesta. Quatre entendió la señal y se levantó de la cama hastiado de la situación tapando sus partes intimas con la almohada.
-No veo cuál es el problema de que se enteren finalmente que hacemos esto - criticó indignado.
- ¿Acaso no lo entiendes Quatre? ya lo hemos conversado... Puedo manchar tu reputación, yo no soy la de los papeles más limpios, mira a mi familia, ve a Romefeller.
- No me importa eso, la verdad.
- A mí sí. ¡Así que puedes retirarte de mi habitación!
- Lo haré, solo por respeto a ti y las noches que pasamos juntos.
Quatre se abalanzó de sorpresa sobre Dorothy y la besó como despedida. Ella se enrojeció por el acto dejándose llevar y el chico tomó sus cosas, posteriormente se vistió, retirándose del cuarto.
Se fue por los pasillos contemplando el alboroto de lo sirvientes corriendo hacia todos lados. Una fila de ellos llevaban macetas de flores frescas al exterior en dirección a la abadía, varias cocineras transportaban bandejas con los más suaves y delicados pasteles hacia las carretas que transportaban todo tipo de materiales finales que adornaban el camino hacia el lugar de la ceremonia que quedaba a pocas manzanas del castillo cruzando una parte de la ciudad de Nassaú. Era realmente una boda real de tomo y lomo.
De pronto Paigan interrumpió a Quatre por detrás.
- Me parece muy temprano para que un señorito esté dando vueltas por aquí.
El ex piloto del Sandrock no pudo evitar el sobresalto y disimuló.
- Yo solo, quise tomar un poco de aire matutino, ya sabes será un largo día.
- Aún quedan tres horas para el despertar oficial del castillo. La rutina de los invitados comenzará a las ocho de la mañana, le recomiendo que vuelva a su habitación y descanse joven Quatre.
- Sin duda, eso haré. Muchas Gracias, nos vemos en tres horas.
Paigan miró sospechosamente a Quatre y prefirió no emitir comentarios sobre los rumores de pasillo que corrían por esos días entre los sirvientes. Tenía experiencia sobre los cotilleos, ya que cuando uno aparecían eran por razones obvias y sí estaban relacionados líos de camas casi siempre eran verdaderos.
Cuando el Mayordomo fue a inspeccionar el pasillo, otro sirviente apareció asustado.
- ¡Señor Paigan! ¡Señor Paigan!
- ¿Que sucede muchacho?
- Llame al médico, mi señora no amaneció bien. Me ha pedido que sea discreto.
Paigan entró a la habitación de la reina y no la encontró en su cama, asustado se acercó a la puerta del lavabo golpeando la puerta. Abrió lentamente y encontró a la mandataria agitada comenzando a regurgitar frente al w.c. Fue por ella para ayudarla, notándola pálida y sin brillo. Le quedaba poco cabello propio, sus labios sin vida y su rostro sin maquillaje la hacían parecer aún más anciana que siempre. Débil, se apoyó en el hombro del mayordomo casi desvanecida y en ese momento llegó el médico privado a la habitación.
- ¡Tiéndanla en la cama por favor! - ordenó.
Llevaron a la mujer y la estiraron sobre el jergón tomando su presión. comenzó a examinarla e Inyectó medicamentos a su vena. La señora trataba de decir algo en la poca claridad que tenía "no le digan...no le digan..." Pero el doctor le pedía guardar silencio mientras la estabilizaba.
Finalmente, después de una hora, La reina Marla volvió en sí y pudo descansar.
- Recomiendo que descanse por ahora.
- Imposible, hoy imposible! - se negó ella.
- Reina Marla... - rogó Paigan.
- ¡No, no, no, no me pidan eso! ¡hoy es un día muy importante! en una hora debo levantarme y prepararme ¿Paigan ya cortaron las flores? ¿se las llevaron?
- Sí está todo bajo control - contestó triste.
- Excelente, excelente. Por favor, ninguna palabra de esto a Relena ¿ha quedado claro? es el día de su boda y ya debe estar lo suficientemente nerviosa. Repito ni una sola palabra Relena, ni al joven Heero ni a nadie. El día de hoy se llevará a cabo tal como se ha planificado estos últimas semanas. ¿me escucharon?
Y esa orden fue ley para quienes presenciaron el momento.
Tres horas después
Dorothy se veía al espejo usando un hermoso traje verde con un rosetón negro en el pecho. El escote voluptuoso ceñido a su figura quedaba perfecto con sus tacones negros. Revisando una vez más la perfección de su atuendo se dispuso a salir de la habitación en dirección al ala norte del castillo.
Sin querer se cruzó con un grupo de hombres de trajes formales en la puerta del hall. Todos de etiqueta, de punta en blanco y zapatos perfectamente lustrados se saludaban a los pies de la escalera sorprendidos de la elegancia de sí mismos.
Dúo, con su particular trenza vestía un traje gris, mientras que Trowa un traje rojizo, Quatre una camina negra y corbata verde que justamente combinada con el verde canario del vestido de Dorothy. Este último se sorprendió de verla a ella tan hermosamente vestida y tosió incómodo desviando la mirada.
- Qué elegancia caballeros - saludó Dorothy.
- Lo mismo digo, estás hecha toda una belleza - comentó Dúo provocando una coqueta risita en Dorothy.
La mirada asesina reojo de Quatre no se hizo esperar.
- ¿No crees que se ve muy guapa Quatre? - molestó Dúo incomodando el ambiente.
- Sí, te ves muy hermosa.
La cejona exageró su carcajada burlona jugando con su abanico acalorada, admitiendo internamente que le gustó el halago y cambiando de tema.
- ¿Y ya vieron al príncipe Consorte hoy? ¿está preparado?
- mmm no, no lo he visto - admitió Dúo - ¿Trowa, lo viste?
- Creo que Miliardo lo raptó temprano.
- No puede ser, acabo de ver a Miliardo salir afuera con Noin, también lo esperan - contestó Dúo.
- Entonces debe estar con Paigan siguiendo su itinerario - comentó Quatre
- imposible, acabo de verlo con Miliardo afuera también - respondió Dúo mirando su reloj - Heero debió llegar aquí hace diez minutos, está atrasado.
Todos se quedaron pensativos y se miraron entre ellos, ya que se prepararía junto a Miliardo en el mismo salón arribando al pie de la escalera como se acordaba previamente en el itinerario para partir hacia la abadía. Dorothy miró hacia arriba por la escalera con sospecha.
- Esto no es común en él - dudó Trowa.
-Entonces - dudó Quatre - ¿crees que subió a ver a Relena?
- Es probable, ese tipo no pierde el tiempo - bromeó Dúo.
- ¡Idiota, es que no lo entiendes! - gruñó Dorothy - ¡no puede verla!
- ¿Por qué?
- ¡Porque es una ley!
- ¿Ley de qué?
- ¡De las bodas! - exclamó molesta- el novio no puede ver a la novia vestida de blanco antes de la ceremonia ¡agh! ¡subiré por esa escalera y espero que ese intruso no esté husmeando en la habitación de preparación de la señorita Relena! ¡ ay voy a matarlo...! ¡esto no es parte de lo planeado!
Pero, cuando Dorothy subió corriendo el primer tramo de las escaleras levantando su vestido, se vio seguida por séquito de chicos que curiosos fueron corriendo detrás de ella hacia el ala norte del palacio cual señoras chismosas perseguían el mejor cotilleo de la semana. Luego de girar por el pasillo persiguiendo a la joven, se lanzaron como jauría contra la puerta del mini salón de preparación, pero antes de abrir la puerta la chica rubia volteó para detenerlos.
- ¡STOP! ¡Un momento Caballeros! ¡Deténganse! ¡No pueden entrar aquí, esto es de exclusiva preferencia para las asesoras de la novia!
- Pero alguien debe sacar a Heero de ahí - concluyó Dúo -si es que está adentro.
- Si lo veo, les avisaré y lo arrastran como un criminal hacia afuera, porque nadie y tampoco ustedes pueden verla vestida con su traje de novia ¿quedó claro?
- Pero nosotros no somos el novio - bromeó Dúo.
Dorothy se irritó.
- ¡QUEDÓ CLARO! Con permiso...
Dorothy golpeó la puerta solemnemente y un "adelante" se escuchó del otro lado. Al cerrar la puerta Dúo susurró a Quatre:
- No sé como la soportas.
Recibió un codazo en las costillas como respuesta de este.
Relena estaba en paños menores cubriéndose el pecho y usando un hermoso corpiño de brocado satín blanco y pantaletas de encaje delicados ceñidos a sus muslos. Sentada frente al tocador su cabello aún estaba intacto, todavía no pasaba por manos de las estilistas y es más, nadie más se veía por la amplia habitación en esos momentos. Solo estaba la ventana un poco abierta y los muebles que guardaban los accesorios de la novia.
- Señorita Relena, ¡Aún no está vestida!
- He preferido peinarme primero y después usar el vestido. Tengo temor que se arrugue, la tela es muy delicada.
Dorothy fue al gran armario con sospecha lentamente.
Abrió fuertemente las puertas para sacar el vestido y miró el interior...
- ¡Ajá aquí estás!
Pero no encontró a nadie. Solo el delicado vestido de Relena en un maniquí y su hermosa capa de satín de casi cuatro metros.
- ¿Dorothy qué sucede? - preguntó Relena curiosamente relajada.
- Mmm, no no pasa nada.
Dorothy caminó nerviosa por la habitación hacia la ventana un poco abierta para la ventilación y miró hacia abajo con sospecha.
El "toc-toc" de la puerta interrumpió su inspección. Arribaron en masa a la habitación las estilistas del cabello de Relena que con sus maletines ingresaron impetuosamente para apropiarse de la zona. Pasaron por la puerta adelante de los jóvenes pilotos que no lograron ver nada hacia adentro.
Entre todo el ruido Dorothy salió por el marco de la puerta negando con la cabeza y dando seña al grupo de preventivos que Heero no estaba presente en esa habitación.
Todos bajaron por la gran escalera hacia el hall discutiendo por lo sucedido y en el momento que llegaron frente al gran hall del palacio, un joven de ojos azul prusiano vestido con el traje blues & royals de la caballería real estaba intachable frente a ellos a los pies de la mampara, esperándolos con una leve sonrisa irónica.
La Reportera especial enviada al reino de Nassau comenzó su despacho especial directo de la previa de la boda de la década hablando al micrófono explicaba los detalles:
"Detrás de una gran celebración, existe un protocolo que debe cumplirse a raja tabla por parte de los novios pero también por parte de los invitados, Todos los asistentes deben tener en cuenta (o deberían) que el evento estará muy alejado de las bodas convencionales, pues se trata de la realeza Nasauudiense y, cómo no va a ser una boda al uso, cada "pequeño detalle" es importante. Aún así se rumorea que la petición de la reina Relena fue no dar tanto énfasis al hito de la coronación, si no preservar el rito clásico de una boda y si bien, la etiqueta ha cambiado durante los años, debemos recordar que si los invitados conocen a un miembro de la familia real, los hombres deberán hacer una inclinación con el cuello y, las mujeres, una pequeña reverencia..." " Sin embargo, el hecho de que esta boda sea "más íntima y pequeña" dada las circunstancias y la rapidez con la que se organizó hace que el ambiente sea un más relajado y personal. Irónicamente decimos pequeña, porque de todas maneras hay alrededor de quinientos invitados a la boda, entre monarcas y políticos de alto liderazgo mundial.
Otro periodista de espectáculos ubicado en la zona de reporteros comenzaba su nota:
A las 9.30h a 11h, un total de mil personas empiezan a entrar a los parques la abadía de Wentminster a preparar los últimos pormenores para recibir a los invitados, sirvientes, seguridad, vigilantes y coordinadores… A las 11 horas, 600 invitados comenzarán a entrar a la capilla de San Nassaú … Quien llegue 10 segundos después de las 11 de la mañana corre el riesgo de no entrar y ¡ perderse el gran momento!
Fue así como puntualmente los invitados fueron arribando poco a poco al parque de la entrada de la abadía. El pueblo de Nassaú se acercó a los costados del camino abarcando las entradas de las áreas verdes para saludar a los invitados, formando un tumulto de personas que invadió el lugar. Era un hecho que se esperaba, ya que la boda era un evento muy importante y la gente se agolpaba expectante alrededor de zonas acordonadas.
El equipo preventivo compuesto por Dúo, Trowa y Quatre estaban sobre una limusina a punto de bajar y hacer su presentación por el camino a la capilla. En ese momento el teléfono de Dúo sonó, el nombre de Hilde apareció en la pantalla.
-¿Dónde estás? - preguntó él - ¿Alcanzas a llegar?
- ¡Oye esas no son maneras de saludar! - respondió indignada.
- Eres una de las invitadas de honor y ese pasaje inter-espacial me costó bastante caro.
- Ya bájate de esa limusina y compruébalo por ti mismo.
Dúo abrió las puertas del vehículo y allí apareció radiante Hilde Schbeiker, con un vestido azul de hombros descubiertos. Ambos sonrieron queriendo lanzarse a los brazos del otro, pero Quatre y Trowa los retuvieron, por protocolo no podían dar esas clases de gestos. Se contuvieron dando un gesto con la cabeza y él solo ofreció su brazo como educada compañía. Por petición de anonimato, ellos no pasearon por el camino principal, entraron por un costado exclusivo ya que al ser preventivos pedían no aparecer en los medios.
En el siguiente vehículo Miliardo amarraba su puño pidiendo ayuda a Noin.
- Ah, ¡esto no se puede abotonar!
- Tranquilo Zechs, yo puedo hacerlo por ti - contestó apacible.
- Noin, no sé que haría sin ti.
El cumplido arrancó una sonrisa en ella. Con paciencia tomó sus gemelos de las mangas ordenando la bisutería
- Pareces nervioso.
- No sé de que hablas - respondió mirando hacia afuera por al ventana.
- Dime, ¿no es esto lo que tu querías? ¿Ver a Heero con Relena? a veces creo que ese era tu plan desde el inicio, salvar al reino mediante esos dos.
-Simplemente creo que él es el único a su altura y ella estará segura y...
- Sí, sí, sí...simplemente deberías admitir que él te agrada como yerno. Además de que lo admiras ¿cierto?
Miliardo guardó silencio dando la razón a Noin.
- Vamos - dijo ella- entraremos por las entradas del costado - tendremos un lugar poco visible en la ceremonia, ya sabes hay que cuidar nuestra privacidad.
Ella agarró la mano de su amado y lo tiró hacia afuera de la limusina.
Los invitados seguían llegando y las cámaras apuntaban a los políticos miembros de ESUN. Todo estaba perfectamente controlado distrayendo a la prensa para que sigilosamente por entradas discretas el equipo de preventivos accediera sin acoso de la prensa. En la entrada ya estaba Sally Po junto a Lady Une. Ambas miraban hacia arriba curiosas.
Ellas eran invitadas de la ceremonia, sin embargo, no podían dejar de lado su papel de preventivas en todo momento.
- ¡Es momento de relajarse! - advirtió Dúo - recuerden que hoy no trabajan.
- Es fácil decirlo, pero cuesta bastante no mirar la altura de esta capilla y ver que cualquier recoveco podría albergar un detonante.
Mushishi, uno de los aliados principales de la defensa del castillo y la seguridad militar se acercó prendiendo un tabaco con aires de sabelotodo.
- Mi señor tiene todo bajo control. Recuerden que nuestro príncipe consorte pasará a ser líder principal de la seguridad del reino. Les ruego que disfruten de la ceremonia - él hizo una reverencia - y dejen bajo nuestra responsabilidad la seguridad del evento.
- ¿"Mi señor"? - preguntó susurrando Hilde a Dúo.
- Es el nuevo apodo de Heero.
- ¡Wau!
Las notas rosas de la boda iban en aumento a medida que llegaba el punto pico de la ceremonia. Los reporteros seguían con sus comentarios:
"Ya solo faltan una treintena de miembros que arriben a la abadía para que comience el gran espectáculo, por lo que indican estamos a pocos minutos de que el novio llegue acompañado de la Reina Marla arribando en un carruaje especial, como no existen best man representantes de la casa de Sanc y Nassaú ella será la encargada de esperar con él a su lado. Tampoco existen rangos actualmente, debido a que no existen heredero y ascendencia actualmente viva en cada linaje, un punto que desde hoy se planea cambiar con el nacimiento de esta nueva era. Por protocolo, la reina debe ser la penúltima en entrar a la capilla..."
Heero subió al carruaje donde ya esperaba la reina apoyada en su elegante bastón. Solo serían unas millas a recorrer camino al lugar de la ceremonia. Abotonó sus gemelos y revisó sus puños otra vez. Tenía la impresión de que estaba inusualmente intranquilo.
- ¿Todo bien joven Heero? - preguntó la Reina curiosa y expectante.
- Perfectamente.
- Me parece que no, llega usted cinco minutos tarde a nuestro punto de encuentro. Pero quién soy yo a esta altura para juzgar al gran nuevo monarca de la alianza Sanc - Nassaú. Tan solo una simple señora que hoy pierde toda potestad.
El Carruaje comenzó su marcha.
Heero la miró de reojo entendiendo que la vieja se hacía la víctima para llamar la atención. Esas semanas conviviendo con ella conoció perfectamente sus juegos emocionales y chantajistas de abuela senil. Ya era gracioso como ella manupulaba las situaciones para lograr lo que quería, incluso le recordaba un poco a Relena.
- Joven Heero, quiero que sepa que hasta que usted diga acepto, estoy enterada de todo lo que sucede bajo mi castillo, es mi deber como reina.
- Entiendo su punto ¿qué quiere saber? - preguntó él con paciencia.
- ¿Viste a Relena vestida de Novia?
- No - contestó rotundamente.
- ¡¿Seguro?!
- Absolutamente.
La reina Marla suspiró impaciente.
- Confiaré en ti, de lo contrario me enojaría demasiado si lograste ver su hermoso vestido. Es un signo de mal augurio ver a su futura esposa con su vestido blanco previo a la ceremonia.
Heero sonrió malicioso por la comisura del labio. La vieja entrecerró los ojos intrigada por su seguridad al responder porque sus informantes no se equivocaban.
- Por cierto - prosiguió él - usted también tuvo visitas inesperadas esta mañana en su habitación ¿sucedió un imprevisto?
La reina sorprendida guardó silencio ante la pregunta y solemnemente finalmente contestó.
- Me guardo mi derecho a no contestar por seguir siendo la reina aún, futuro príncipe consorte.
- Tiene dos horas con ese derecho, espero que después cuando reitere la pregunta sea honesta conmigo - exigió estricto - porque yo también sé todos los movimientos que ocurren bajo la jurisdicción de mi futuro castillo.
La reina volteó hacia él con una mezcla de indignación y orgullo por sus palabras. Le habían advertido que el ex piloto gundam era un obsesivo, necio y hasta bruto con su trabajo, pero ni en sus mejores sueños creyó que tomaría su papel con la seriedad propia de un monarca de alto nivel.
El carruaje siguió avanzando cruzando las calles de la ciudad. Las personas se acercaban saludando sacando fotos al exterior pero ninguno lograba ver aún cómo se veían y que usaban cada uno de los ocupantes oficiales.
El carruaje estaba llegando a las afueras de las rejas del parque, desde allí ambos caminarían lentamente hacia la entrada de la capilla. Antes de bajar del carruaje Heero se detuvo en el marco de la puerta y reiteró la pregunta antes de bajar.
- Reina Marla.
- Me quedan dos horas, y no le diré...
Pero Heero interrumpió su replica.
- No vi a mi futura esposa con su vestido de novia.
La vieja levantó una ceja incrédula.
- ¿Eso significa que la viste sin...?
- Me guardo mi derecho a no contestar.
Él bajó del carruaje y al vítor de los flashes puso foco en él. Ayudó a la reina a bajar entregando su brazo como apoyo, quien se sujetó de su bastón en el suelo y con la lentitud de una abuela se desplazó lentamente por la alfombra. Ambas personalidades, caminaron por la alfombra acompañados del vítor y la escuadra de militares apostados alrededor del camino. Bellos arreglos florales los acompañaron durante todo el camino y lentamente llegaron a la entrada de la capilla que estaba adornada de hermosas flores frescas blancas unidad en un arco.
La seriedad de Heero era latente, ningún medio, ninguna cámara captaba una expresión distinta en su faz. Pocos sabían de su historia y el área preventiva se encargó de difundir una historia falsa relacionada al antiguo Heero Yuy representante de las colonias, por eso había un alcance de nombres. Aún así, poca información había en la red del inminente pretendiente y nuevo monarca de la alianza Sanc - Nassaú.
"Todo el mundo sabrá que el espectáculo está por comenzar cuando los trompeteros de la Household Cavalry toquen una fanfarria" - anunció un noticiero emocionado - quedan apróximadamente diez minutos para que llegue la Novia y los ánimos están entusiasmados en este lugar, todos los invitados ya han ingresado a la ceremonia y ¡Oh! nos indican que, sí, ahí vemos que la Reina y el ya inminente príncipe consorte ingresan a la capilla. Por protocolo, todos deben permanecer de pie hasta que la Reina Marla llegue a su asiento oficial."
Un minuto después de que la reina llegara a su sitio las fanfarrias comenzaron a sentirse a lo lejos anunciando la llegada de la Novia. Llegando en un Rolls Royce de lujo el reloj marcará las doce en punto cuando ella dé el primer paso en la alfombra que iniciará su marcha por la alfombra.
Heero se posicionó en el altar mirando hacia la entrada, no tenía idea de lo que ocurría afuera, escuchaba el entusiasmo del exterior y de reojo solo veía el guiño de los ojos de Dúo y Hilde levantando los pulgares en signo de que todo iba bien. "Claro que todo va bien" - pensó - "¿cierto?".
Dudó por un segundo, preguntándose por qué la interrogante. Hizo un repaso mental de todo el protocolo, de la seguridad e itinerario y todo debía estar en su lugar. Pero, tuvo el impulso de apretar su puño y mirar el reloj, eran justamente el minuto donde ella debería estar dando el primer paso en la alfombra camino a la capilla. Miró hacia el frente esperanzado...esperando...
Pasó un minuto de retraso donde creyó que el corazón se le detuvo por unos segundos...
Y fue en ese momento, en que tuvo las ganas de dar un paso para ir por ella cuando LA VIO.
La melodía del piano comenzó a sonar lentamente e inundó el eco del castillo. Todos los invitados giraron hacia el foco de la atención emocionados por el ambiente de la capilla. El sacristán, que entorpecía su encuentro, siguió avanzando hasta que se apartó siguiendo su camino hacia atrás del altar y dejó frente a frente a los novios que se reconocieron con sus le dedicó una sonrisa honesta y él novio una mirada cautivado por la belleza de su presentación.
Relena caminó hacia él en un hermoso vestido blanco vaporoso que comenzaba en su cuello ceñido a su figura y luego seguía suelto terminando en una cola que arrastraba por unos metros sobre el carmín de la alfombra. Tres niños llevaban la cola de su velo largo que cruzaba su rostro puramente pintado en tonos naturales y labios suaves. Sus pendientes acompañaban su peinado que amarraba su cabello en un hermoso moño que juntaba sus hilos perfectamente ordenados y dejaba suelto su flequillo a los costados. Cortos hilos dorados caían por sus costados de las mejillas como decorados finales. Sus brazos sostenían un ramo que eran de las mismas rosas blancas frescas del jardín del castillo. Vestía perfecta para la ocasión.
Heero estiró su brazo para recibirla en el altar y recordó que abajo de ese vestido su mujer usaba un hermoso corpiño blanco que tuvo el honor de desatar esa mañana.
