¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!
Ya terminé con todos mis exámenes finales, por lo que ahora podré centrarme plenamente con las actualizaciones, por lo que los capítulos semanales están de regreso.
Voy a ir finalizando con este arco así nos vamos moviendo lentamente al punto central de la trama.
Antes de comenzar, me gustaría contestar unas reviews:
Camilo Navas: Por como avanzará la historia, la escena del templo podría ser llevado a cabo antes y en otro lugar, pero con un contexto diferente. Aun así, voy adelantándote que en el templo también habrá una escena muy romántica.
ReanDarkReaper24: Saya sigue enamorada de Takashi, pero tengo pensado cambiar esas cosas en el futuro. Como dije en el prólogo, tengo pensado hacer un mini-harén para Hirano (aunque realmente son solo dos mujeres). La primera pareja será Saya, pero la segunda es una sorpresa. En un principio puede parecer algo complicado, pero cuando llegue el momento será más simple de lo que parece. De todas formas, es una idea que aún está en revisión. Lo que es seguro es que Saya y Hirano serán pareja.
Sin nada más que agregar, es momento de comenzar.
¡Disfruta!
"¡Hijo, ya estamos de vuelta!" La madre de Takashi llamó con mucha alegría cuando arrojó sus zapatos ni bien entrar en la casa, haciendo que su esposo levantara sus manos justo en frente de su rostro para atraparlos.
Por lo visto, ya se había acostumbrado a que su mujer reaccionara de esa manera cada vez que volvían a casa.
"¡Bienvenidos!" Takashi apareció desde el segundo piso, asomando su rostro por la pared.
Como era costumbre, su madre iba a correr lo más rápido posible para recibirlo con un abrazo estrangulador, pero se detuvo en mitad de las escaleras cuando vio como un segundo rostro se asomó por la pared.
Un rostro realmente cautivador.
"¿Quién es la invitada?" Por primera vez en mucho tiempo, el padre de Takashi lucía bastante emocionado, algo que su hijo ni su esposa pasaron por desapercibido.
Pero Takashi no sabía el motivo, distinto fue el caso de su esposa quien no pudo evitar sonreír con picardía.
"Es un placer conocerlos, mi nombre es Saeko Busujima." La hermosa joven mostró su cuerpo completo para hacer una reverencia, y tanto la madre como el padre de Takashi estaban muy impresionados.
No era por su belleza deslumbrante, sino por otra cosa mucho más impactante.
"¿Busujima?" Los dos dijeron al mismo tiempo, sus ojos se ensancharon progresivamente. "¡¿Eres la hija de Ryoma Busujima?!"
Takashi no tuvo otra opción más que palmearse el rostro ante la reacción desmedida de sus padres.
"Me he quedado a dormir en la cama matrimonial, ya que no había otro sitio en la casa. Espero que no les haya molestado." Saeko continuó hablando, profundizando un poco más su reverencia.
Era obvio que no se sintió abrumada ante la reacción de los padres de su mejor amigo. Ya estaba completamente acostumbrada a que las personas reaccionaran de esa manera, o en su defecto, que la miraran con mucha envidia.
Por esa misma razón es que Takashi se volvió una persona tan importante para ella. Simplemente porque la trataba como una amiga más. Porque se preocupaba y le importaba no por ser hija de su padre, lo hacía solo porque era Saeko.
"Hum, no te preocupes, jovencita." Contestó la madre, para luego fijar la mirada en su esposo.
"Si no compartieron la misma cama, significa que solo son amigos." Pensaron los adultos al mismo tiempo, optando por una sonrisa relajada en la siguiente escena.
"¿Cada cuánto tiempo vienes a nuestra casa?" Preguntó el padre, quitándose los zapatos.
"Casi todos los días, aunque solo me quedo a dormir en los viernes y sábados." Respondió Saeko, haciendo que los dos adultos se miraran entre si otra vez.
"¿En que demonios están pensando estos dos?" Se preguntó Takashi con claro nerviosismo en el momento que sus padres fijaron su mirada en él, una mirada bastante peculiar que lo hizo sentir muy extraño. "Es como si estuvieran intentando extraer información solo con su mirada." Concluyó, optando por una sonrisa temblorosa.
"¿Quieres quedarte a comer? Me interesa saber más acerca de los amigos de mi querido hijo. Es más, hace mucho tiempo que no traía nadie a casa, o por lo menos nunca nos lo dijo." La madre de Takashi terminó fijando su mirada en él, haciendo que un pequeño escalofrió recorriera por su espalda al notar la mirada picara de su madre.
"¿Qué mierda significa eso?" Pensó el protagonista con los ojos en blanco.
Evidentemente, su madre estaba pensando en algo que estaba lejos de ser correcto, aunque no podía descifrar exactamente que era.
"Será un placer quedarme. Muchas gracias por su hospitalidad." Saeko se volvió a inclinar en señal de respeto, y los padres no pudieron hacer otra cosa más que sonreír.
"Además de ser una belleza, también es muy respetuosa." Pensaron los dos al mismo tiempo.
FINAL DE ARCO-CAPÍTULO 5: ¡LA NUEVA PROMESA!
Takashi iba camino a su aula en soledad, como de costumbre. Un largo bostezo lo acompañó cuando abrió su casillero, buscando las pertenencias necesarias para esta clase de historia. Mientras tomaba los libros, no se percató de como varios hombres se posaban detrás de él, una figura alta y musculosa resaltaba sobre todas las demás.
Él aún no lo sabía, pero este lunes tan común y corriente marcaría una importancia vital para el futuro.
Un susto disimulado cruzó por su rostro cuando una mano cerró con fuerza el casillero, apenas pudo reaccionar a tiempo para que sus manos no quedaran atrapadas. Si hubiera sido de esa manera, el resultado podría haber sido muy doloroso.
Pero lo peor apenas comenzaba.
Ni siquiera tuvo tiempo de darse la media vuelta cuando ese mismo sujeto usó su mano libre para agarrarlo del cuello, presionándolo con fuerza sobre el casillero y haciendo que escupiera algo de saliva.
No era necesario ser un genio para saber el motivo principal de Eiji ante la necesidad de hacer algo como esto.
"¿Cómo te sientes ahora que no tienes a esa mujer protegiéndote el culo?" La sonrisa salvaje de Eiji se ensanchó. "Creo que ya habías olvidado tu lugar, así que simplemente me vi en la necesidad de hacerte recordar." Continuó, siendo acompañado por la risa de sus amigos matones.
Las gemelas Mitakashi se detuvieron en el pasillo tras ver lo que estaba aconteciendo.
"¿Estás pensando lo mismo que yo?" Una de ellas comentó con una sonrisa malvada cuando sacó su celular.
"¿Qué dirá la gente cuando se enteren que el mejor amigo de esa perra es totalmente apaleado por Eiji-kun?" Su hermana cerró la idea, y ambas comenzaron a grabar lo que estaba sucediendo.
"¿Qué pasa? ¿Acaso no puedes responderme?" Eiji se burló apretando con más fuerza sobre su garganta. "¿Tienes algo en tu cuello que te impide hacerlo?" El hombre continuó burlándose ante los débiles intentos de Takashi por liberarse.
"¡Aplástalo, Eiji-kun!" Exclamó una de las gemelas, logrando que el mencionado volteara su mirada con cierta sorpresa.
"¿Qué hacen aquí?"
"¿En serio pensaste que tanta acción podría pasar desapercibida con tanta facilidad?" La otra gemela le contestó, haciendo que Eiji se pusiera un poco nervioso.
Obviamente, no era por los profesores.
Era por la persona que podía llegar a verlos en esta situación.
"Mierda…" Pensó Hirano, viendo como al final del pasillo Takashi estaba siendo muy presionado.
Sabiendo que no podía hacer nada para ayudar, el gordito se dio media vuelta y corrió hacia la salida para encontrar a Saeko lo más rápido posible.
"Es cierto, no había pensado en eso…" La falta de cerebro del hombre fue más que evidente, pero eso no significaba algo precisamente bueno. "Escucha bien, inútil. Solo lo diré una vez." Eiji presionó aún más, haciendo que las manos de Takashi cayeran rendidas.
"Si sigues cerca de Saeko, voy a hacerte la vida imposible. Esto es solo la punta del iceberg…"
Estaba comenzando a ver borroso, y sus oídos zumbaban, por lo que ya era imposible seguir escuchándolo. Eiji era lo suficientemente idiota como para no saber controlar su fuerza, por lo que lo estaba dejando inconsciente lentamente. De todas formas, no es como si al rubio le importara.
La mano entumecida de Takashi recorrió sobre su bolso, abriéndolo un poco. La punta de su bate hizo acto de presencia.
"Y voy a…" Eiji se vio forzado a detener su discurso cuando recibió un fuerte batazo en su mano, obligándolo a retroceder.
Takashi cayó al suelo de rodillas, tosiendo sin parar.
Eiji tenía una leve mueca de dolor mientras giraba su muñeca adolorida. Cuando volvió a fijar su mirada en él, increíblemente no se veía molesto. De hecho, todo lo contrario.
"¿Qué sucede? Estoy seguro que no te estaba agarrando tan fuerte." Comentó con tono burlón en su voz. "Creo que ya lo entendiste, ¿verdad?" Eiji se agachó frente a él, colocando una mano sobre su cabeza. "Si realmente quieres a Saeko, entonces sabrás que lo mejor para ella y su reputación es que la gente como tú se mantenga alejada. Dile eso al gordo imbécil también." Eiji finalizó su discurso, dándole un par de palmaditas amistosas en la cabeza, que evidentemente no tenían nada de amistosas.
"Púdrete."
Eiji detuvo su accionar de inmediato, e incluso las gemelas se impresionaron hasta la medula. Los compañeros matones del rubio teñido tan solo se quedaron en silencio, sin poder creer lo que habían escuchado. Incluso los que estaban pasando e ignorando el escenario conflictivo se detuvieron para mirar a Takashi con los ojos ensanchados.
"¿Qué dijiste?" Eiji por fin reaccionó, esbozando una sonrisa falsa. "Creo que no te escuché bien…" El joven hizo alusión a sus palabras cuando se limpió el oído con su dedo meñique.
Takashi alzó su mirada ensombrecida, revelando un aspecto que infundía respeto.
"¡Púdrete!" En esta ocasión Takashi le gritó, agitando con fuerza el bate, dándole un golpe sobre el pecho que hubiera tumbado a más de uno.
Pero Eiji no era alguien normal, por lo que solo se tambaleó hacia atrás, apenas siendo capaz de no caer de trasero, ya que aún estaba arrodillado.
Takashi se levantó al instante y sus instintos defensivos se encendieron como nunca antes cuando Eiji también se recompuso. Su sonrisa afilada y las grandes marcas que tenía sobre su frente indicaban que no estaba para nada contento.
"Entonces, voy a hacerte la puta vida imposible, hasta que entres en razón." Eiji tronó sus nudillos, preparado para apalear a Takashi.
Las gemelas se emocionaron ante la idea, pero sus expresiones cambiaron de inmediato por algún motivo. De hecho, parecían algo asustadas.
"¡Muchachos, agárrenlo!" Exclamó Eiji, y Takashi no pudo evitar sudar cuando reforzó su postura.
Pero nada sucedió.
La expresión de Takashi cambió a una de sorpresa cuando bajó su bate, mientras que Eiji solo pudo optar por sentirse confundido.
"¿Muchachos?" El rubio volteó su mirada, observando como sus amigos matones daban varios pasos hacia atrás con una expresión cubierta de terror.
Ni siquiera tuvo tiempo para voltear su rostro. Solo con sentir un fuerte agarre en su muñeca supo que estaba muy jodido.
Los ojos de Eiji se fijaron en Saeko, quien no estaba sonriendo. Su expresión era estoica, pero el aura mortal que la rodeaba y esos ojos que anhelaban convertir su vida en una pesadilla solo eran un indicio de lo que le pasaría este día.
"Pue-puedo explicarlo…" Tartamudeo el hombre con claro miedo.
"Como dijo Takashi, vas a pudrirte." Esas palabras confundieron a todos, incluso al mismo Takashi.
"¿Qué…?"
"¡PRRAAAACK!"
"¡AAAAAAHHHHHHHH!"
El sonido espeluznante resonó por todo el lugar. Saeko lo había golpeado tan fuerte con su katana de madera que le había luxado la muñeca con tan solo un golpe.
Eiji se tomó la mano, abrumado por el dolor. Apenas pudo reaccionar y hacer un par de pasos hacia atrás. Justo cuando quería volver a hablar, Saeko lo atacó en la mejilla izquierda, haciendo que el rubio escupiera una gran cantidad de sangre junto con un par de dientes partidos a la mitad.
El golpe fue tan contundente que cayó al suelo de espaldas. Saeko no perdió el tiempo y lo aprisionó sobre su espalda al instante. Todos observaron en silencio y con miedo como la bella mujer cubierta de esa aura asesina se sentaba sobre su víctima, aprisionando su muñeca rota con mucha fuerza, haciendo que Eiji comenzara a gritar de dolor.
"¡Por-por favor…!" Eiji intentó hablar, pero fue completamente inútil.
Solo necesitó mirar a Saeko para casi mearse encima. No era por su rostro, ya que aún permanecía estoica.
El problema radicaba en sus ojos.
Sus ojos no reflejaban más que una psicopatía y excitación extrema. Incluso un hombre como él se sentía completamente acobardado ante semejantes instintos que exigían sangre sin parar.
Sangre que saldría de su cuerpo.
Todos pensaron que la pelea había terminado allí. Pero de pronto esa pelea comenzó a transformarse en una tortura cuando Saeko apretó la mano dislocada de Eiji con más fuerza, haciendo que gritara en agonía mientras su brazo comenzaba a girar lentamente en sentidos opuestos.
El codo y el hombro comenzó a resonar de una forma asquerosa mientras Saeko ponía más fuerza. Sus ojos opacos se reflejaron en esa leve sonrisa cubierta de emoción y satisfacción inigualables.
"¡Oh dios, va a arrancarle el brazo!" Dijo uno de los tantos espectadores, observando con asombro, y por supuesto, gran morbo al ver como el casi inconsciente Eiji tenía su brazo hecho un completo desastre.
El codo apuntaba hacia el otro lado y su hombro había sufrido una dislocación nunca antes vista.
Y nadie iba a detenerla hasta que quedara satisfecha.
Ahora no se trataba de vengar a su amigo. Ya lo había hecho.
Ahora se tratada de satisfacer esos deseos morbosos y asesinos que ocultaba en lo más profundo de su ser.
Nadie podría detenerla.
Nadie, a excepción de una persona.
Un hombre.
"Basta." Saeko despertó de su sueño intoxicado y retorcido cuando una mano se posó sobre su hombro.
La mujer volvió a su aspecto normal, sus ojos opacos cubiertos de excitación y esa diminuta sonrisa depravada desapareció de su rostro cuando volvió a fijar su mirada en Takashi.
"Ya fue suficiente, Saeko." La mirada seria y las palabras de Takashi golpearon a Saeko como un fuerte martillo, justo sobre su corazón.
Ella había perdido el control.
Como aquella vez.
La mirada de la hermosa joven se llenó con una mezcla de desconcierto y miedo. Mucho miedo. No sabría como reaccionaria Takashi después de presenciar semejante acto cubierto de sadismo.
"Bueno, por lo menos ahora ya no me molestará más con ese brazo por un buen tiempo." Takashi comentó con una sonrisa al ver que Saeko parecía estar muy preocupada por él.
Evidentemente, estaba equivocado, pero esa respuesta sin duda ayudó que las verdaderas preocupaciones de Saeko se transformaran en una sorpresa sin igual que no fue capaz de ocultar.
"¿No te doy miedo?" Saeko preguntó suavemente, aceptando la mano de Takashi para que se pusiera de pie.
"¿Miedo?" Takashi fijó su mirada en el inconsciente Eiji. "La palabra correcta sería decir que estoy agradecido, me salvaste." Comentó Takashi con una sonrisa nerviosa cuando se frotó el cabello.
Saeko se quedó sin palabras ante semejante declaración, haciendo que Takashi la mirara confundido.
"¿Hermana?" Una de las gemelas Mitakashi observó su celular en silencio.
"Olvídalo. Esto solo le dará más fama." Sentenció su hermana con claro fastidio cuando borró la grabación.
"¡Takashi!" Hirano apareció corriendo y todo sudado, para luego caer de rodillas. "¡Amigo…Saeko…yo…me lleva…!" Takashi se vio en la necesidad de contener su risa al ver como Hirano no era capaz de formular tres palabras seguidas.
"¿Qué sucede? ¿Acaso corriste un maratón?" Le preguntó con mucha gracia.
"Él me dijo lo que estaba sucediendo. Me centré tanto en ir a ayudarte que lo dejé muy atrás." Comentó Saeko.
"¿En serio? Entonces tú también me salvaste, amigo." Respondió Takashi con una sonrisa sincera, a lo que Hirano tan solo pudo alzar el pulgar mientras intentaba recobrar el aliento, algo que parecía imposible.
Ajenos a su observadora secreta, Saya se mantenía alejada de todo el problema, observando desde la ventana del laboratorio.
"Bueno, si ella siempre está para ayudarlos quizás si no sea un problema." Pensó con una leve sonrisa.
Su expresión vaciló hasta convertirse en un rostro que solo reflejaba seriedad.
"Pero, ¿qué fue eso último?" Concluyó, su mirada fijada exclusivamente en Saeko.
Un par de horas más tarde…
"Atrapa." Saeko le arrojó una katana de madera a Takashi, quien la atrapó sin muchos problemas.
"¿Saeko?" Takashi insinuó con mucha confusión ante los actos de su amiga.
Primero lo había llamado al parque ni bien terminaron las clases, y ahora ella le arroja una katana de madera sin previo aviso.
"Necesitas aprender a defenderte." Fue la simple respuesta de Saeko, quien desenfundó su respectiva katana de madera. "Como sabes, me especializo en kendo. Eres mi primer discípulo, por lo que haré todo lo posible para ser una buena maestra." Concluyó, haciendo que la confusión de Takashi se transformara en curiosidad.
"¿Por qué…?"
"No sabemos si es que ellos pueden volver a atacarte, ni cuándo." Saeko lo interrumpió. "Tampoco sé si estaré cerca cuando eso suceda. Por eso quiero enseñarte." Saeko reforzó su postura, haciendo que Takashi se pusiera un poco nervioso.
Era obvio que la idea de enfrentarse a Saeko no le hacia ni un poco de gracia.
"Pero Eiji no volverá a molestar en un buen rato…"
"Es cierto. Pero lo hará. Quizás lo hace el próximo año, dentro de 6 meses, o cuando apenas se recupere." Aclaró Saeko, interrumpiéndolo una vez más. "Por eso es que debes entrenar."
"Pero…" Takashi aún no se mostraba muy convencido.
"Oye…" Saeko bajó un poco su katana, y Takashi no tuvo otra opción más que asombrarse ante la mirada cubierta de preocupación y cariño que recayó sobre él. "Este es mi último año, no podré protegerte siempre. Quiero que aprendas." Comentó la hermosa joven, y su tono tan solo acompañó ese precioso rostro cubierto de preocupación y afecto.
"Hum, si me lo pones así…" Takashi no pudo evitar sentirse abrumado ante las palabras y la mirada de su futura amante.
"Muy bien." Una linda sonrisa cruzó por los labios de Saeko tras escucharlo. "Entonces, empecemos por algo básico: La postura."
"¿La postura?" Takashi repitió como un loro.
"Así es. Solo imítame." Comentó Saeko, colocando sus dos piernas juntas e inclinando la katana hacia el frente.
"Uh, parece sencillo." Comentó Takashi con una sonrisa, "imitando" la pose de Saeko.
"Imitando".
Vuelvo a recalcarlo: """""imitando""""".
"Junta tus piernas. Centra la katana sobre tu torso y colócala sobre la cintura con una leve inclinación tal que llegue hasta el eje de tu cabeza." Saeko corrigió todos los errores en tan solo un segundo, algo que evidentemente resultó algo complicado para Takashi.
"¿Qué?" Preguntó el protagonista con los ojos en blanco, ya que Saeko había hablado realmente rápido.
Después de que Takashi por fin entendiera las instrucciones de Saeko, ella continuó con la explicación.
"Esta es la postura madre. Ahora iniciaremos sus ramificaciones." Aclaró Saeko, haciendo que un signo de interrogación recayera sobre la cabeza de Takashi. "Comencemos con la más básica." Saeko inclinó una de sus piernas hacia el frente para arrodillarse un poco, colocando la espada de forma horizontal sobre su frente.
Takashi la intentó imitar, pero se tropezó de una manera bastante graciosa.
"La idea es que no utilices las rodillas como apoyo, ni tu cara." Comentó Saeko con su sonrisa habitual, como si ya hubiera esperado este desenlace.
Después de enseñarle una gran cantidad de posturas más, por fin terminaron con el primer entrenamiento. Lo curioso es que el tiempo había pasado tan rápido que recién ahora se percataban de que estaba anocheciendo.
"Saya se va a enojar mucho…" Pensó Takashi en voz alta, viendo que la hora de estudio y la reunión se había pasado ya hace mucho tiempo.
"No te preocupes, lo entenderá." Comentó Saeko, para luego asustarse un poco cuando un fuerte rugido resonó en todo el lugar. "¿Qué fue eso? ¿Un animal salvaje?" La joven sorprendida miró en varias direcciones, intentando encontrar el origen del sonido.
"En realidad, fue mi estomago…" Comentó Takashi con mucha pena, frotándose la mejilla con un dedo. "Ya sabes, ni siquiera almorzamos."
"Tienes razón." Saeko parpadeó numerosas veces, sintiendo como todo ese apetito que había acumulado desde la mañana emergía de un segundo al otro.
"¿Quieres comer en mi casa?" Preguntó Takashi, devolviéndole la katana de madera.
"¿No será una molestia para tus padres?" Saeko le respondió con otra pregunta, y ambos comenzaron a caminar juntos en ese hermoso atardecer.
"Ellos se fueron ayer."
"Ya veo... ¿Qué dijeron sobre la ventana?"
"En realidad se alegraron. Hace mucho tiempo que no me veían practicar deporte, por lo que se entusiasmaron cuando se enteraron que rompí la ventana con una pelota de beisbol…"
Ambos continuaron la charla con alegría, hasta que se perdieron entre las calles vacías de la ciudad nocturna.
Las siguientes tres semanas pasaron a una velocidad impresionante. Era natural, ya que la ausencia de Eiji y el silencio de Rei hizo que todo sea mucho más divertido y relajante.
Hirano siguió narrando todos sus estudios sobre las armas, y, en especial, de rifles semiautomáticos, con gran felicidad. Saeko y Takashi se tomaron más tiempo para ellos y entrenaron todos los días una gran cantidad de horas, y eso hizo que Takashi se convirtiera no solo en su mejor amigo, sino también en su compañero de entrenamiento, por lo que se volvieron incluso más cercanos que antes. Por último, Saya seguía siendo igual de estricta que siempre, pero sus enseñanzas comenzaron a florecer realmente rápido, tan rápido que incluso daba un poco de miedo.
¿Miedo?
Por supuesto. Imagínate que dos cabezas huecas como Takashi y Hirano lograran aprender a una velocidad tan absurda.
Definitivamente Saya tenía un toque muy especial, y nadie podía negarlo.
Ese tiempo también sirvió para que Saya volviera a su vieja amistad con Takashi, que no era muy diferente a su trato habitual, mientras que Saeko y Saya profundizaron una linda amistad. En un principio parecía algo imposible ya que Saya odiaba a la mujer, pero sus respuestas siempre amables y el hecho de que sea la única que siempre la entendía hizo que ese odio se esfumara antes de que se diera cuenta.
Su relación con Hirano no evolucionó demasiado. Podría decirse que eran más compañeros que amigos, aunque en el caso del gordito prefería pensar que ella era su amiga.
Mientras tanto, Hirano y Takashi se volvieron una especie de amigos inseparables. En la Academia ahora no eran "el gordo y el inútil". Ahora eran conocidos como "los protegidos de Busujima-sama", que no era un título bueno, pero sin duda era mucho mejor que los anteriores. Eso los convirtió en hombres intocables, por lo menos hasta que Saeko se graduara.
Pero eso también trajo sus desventajas, ya que el hecho de juntarse con "dos mortales" hacia que Saeko sea mucho más terrenal, aunque todos seguían venerándola como una Diosa.
Los padres de Takashi tuvieron otra oportunidad para conocer un poco mejor a sus nuevos amigos, y esta vez fue en totalidad, ya que Hirano también estaba presente.
Así pasaron los días de la Academia, hasta llegar a la actualidad.
"Ahora pasemos a la siguiente postura." Comentó Saeko, poniendo un pie delante del otro para colocar la katana frente a su rostro de manera vertical.
"Hum, no quiero sonar como un mal agradecido, pero…" Comentó Takashi, imitando la pose de Saeko. "Estuvimos trabajando en las posturas por tres semanas." Comentó con cierta desilusión. "¿No puedes enseñarme otra cosa?"
"Las posturas son lo más importante en el kendo. Debes seguir practicando hasta perfeccionarlas." Comentó Saeko con una sonrisa, haciendo que Takashi alzara una ceja.
"¿Y cuando se supone que sepa eso?" Preguntó con muchas dudas.
"Es por memoria muscular." Respondió Saeko con una sonrisa, haciendo que Takashi palideciera.
"¿Memoria muscular? ¿No crees que estás exagerando?" Preguntó Takashi, sudando frio.
"¿Eh? Para nada." Saeko negó con la cabeza, mostrando gran inocencia. "Si quieres, podemos hacer una o dos pequeñas pruebas por día." Comentó, rompiendo su postura.
"¿Pruebas? Suena interesante." Takashi sonrió con esperanzas, viendo que por fin harían algo distinto.
"Bien, acércate." Saeko alzó su katana sobre su cabeza, preparando un golpe. "Utiliza la postura 3."
Takashi hizo caso, inclinando sus rodillas y dando un paso hacia atrás para colocar la katana sobre su cabeza de forma vertical, haciendo que sus katanas chocaran lentamente.
"Ahora has la postura 2." Comentó Saeko, quien colocó su katana sobre su funda, como si estuviera preparando un ataque horizontal.
"¿Eh?" Takashi comentó con torpeza, cumpliendo la orden de su maestra y mejor amiga.
Su postura no cambió mucho de la anterior, lo único que hizo fue colocar su katana de forma horizontal. Eso hizo que ambas katanas chocaran entre si una vez más. Pero en esta ocasión, Saeko atravesó fácil su defensa y terminó chocando la katana contra su pecho.
"Reajusta la postura según las necesidades." Saeko le dio un consejo, para luego tomar la katana de Takashi y presionarlo sobre su pecho con mucha facilidad. "Y mantén tu postura firme. De lo contrario, será muy fácil romper tu guardia."
"Pero, pensé que haríamos algo con más acción…" Comentó Takashi muy confundido.
"¿Quieres acción? Espera un momento." Comentó Saeko, alejándose un poco. "Regresa a la postura básica." Ordenó nuevamente, y Takashi respondió con cierta vacilación.
En esta ocasión, Saeko atacó con una estocada, nuevamente a una velocidad muy lenta, tal como las anteriores. Takashi hizo caso a los anteriores consejos y desvió su postura un poco hacia su derecha para detener la estocada con firmeza.
"Bien." Saeko asintió con una sonrisa. "Regresa a la postura 3." En esta ocasión, Saeko cargó su ataque con aun más fuerza y más rápido que la última vez, obligando a Takashi a reaccionar más rápido.
"Postura 2."
Takashi respondió al instante, contrarrestando el ataque una vez más.
"Postura básica."
Takashi respondió de la misma manera, haciendo que Saeko diera un par de pasos hacia atrás.
"¿Saeko?" Se preguntó Takashi con muchas dudas al ver como la joven tomaba una gran bocanada de aire mientras cerraba sus ojos con calma.
En el siguiente segundo, sus ojos se abrieron repentinamente, al igual que sus labios:
"¡Postura 3!"
Takashi apenas fue capaz de responder cuando Saeko se lanzó a una gran velocidad, haciendo que sus katanas chocaran con fuerza.
A diferencia de antes, ella no se detuvo allí y continuó arremetiendo sin descanso, haciendo que Takashi bloqueara todos los tajos y las estocadas por puro instinto, sintiéndose cada vez más y más abrumado, aunque estaba genuinamente impresionado de poder seguirle el ritmo.
De hecho, ni siquiera sabía cómo lo estaba haciendo.
Finalmente, su postura se rompió cuando una ultima estocada de Saeko fue tan poderosa que lo tiró de trasero al suelo. El protagonista cerró sus ojos con fuerza cuando la katana se balanceó una última vez para golpearle, pero grande fue su sorpresa cuando se detuvo justo en frente de su rostro.
"¿Ahora vez la mejora?" Preguntó Saeko, agachándose frente a él para darle la mano.
"Santa mierda." Fue lo único que Takashi pudo responder, aceptando la ayuda de su futura amante. "Por lo menos podrías haberme avisado. Casi me desmayo del susto." Le recriminó, sacando una dulce risita en Saeko.
"De momento, esto es todo. Mañana nos tomaremos un descanso por tu cumpleaños, pero luego continuaremos y comenzaremos con las posturas ofensivas." Takashi se entusiasmó ante esto, y lo demostró cuando apretó su puño con fuerza.
"No puedo esperar." Declaró con una sonrisa dentuda, y Saeko le respondió a su manera cuando le sonrió con una mezcla de emoción y cariño.
Aunque no lo dijera abiertamente, a ella le encantaba ver como Takashi se volvía más fuerte cada día y mejoraba de esa manera tan exponencial.
Además, el hecho de estar entrenándolo todos los días hacia que pasaran más tiempo juntos, aunque eso no tenía nada que ver en que ella se sintiera mucho más contenta.
…
…
…
¿Verdad?
Al día siguiente…
"¡FELIZ CUMPLEAÑOS!"
Una gran cantidad de confetis fueron arrojados sobre el rostro de Takashi, quien estaba siendo acompañado por Hirano a la hora de entrar a la carpa.
"¿Cuándo compraron eso? No las vi meterlo." Comentó Takashi con una sonrisa mientras se limpiaba el confeti, recibiendo aplausos por parte de Saeko y Saya, quienes lo estaban esperando adentro arrodilladas.
"Si lo hubieras visto, entonces no hubiera sido una sorpresa." Comentó Saya con una media sonrisa.
"¿Por qué trajiste más almohadas?" Preguntó Saeko con mucha curiosidad, viendo como Hirano cargaba con una gran cantidad de almohadas.
"¿Estas bromeando?" Esa pregunta hizo que todos lo miraran con atención. "¡Lo mejor de una pijamada son las guerras de almohadas!" Exclamó con gran emoción cuando arrojó una sin previo aviso que se estampó contra el rostro de Takashi, quien cayó sobre Saeko de una forma bastante graciosa.
"¿Estás bien?" Saeko lo acunó como si fuera un bebé, pero ese momento no duró mucho más, ya que ella también recibió una almohada en toda la cara.
"¡Oigan…!" Saya no parecía estar muy de acuerdo con esta idea, su ceño fruncido lo demostraba.
"¡Ahora es tu turno!" Gritó Takashi con aires de competitividad cuando le arrojó la almohada a Saya, quien no pudo defenderse.
"¡Takashi…!" Ella tenía la intención de quejarse, pero nuevamente fue interrumpida.
"¡Es mi turno!" Exclamó Saeko con alegría cuando le arrojó la almohada, haciendo que impactara sobre su rostro por una segunda vez.
"¡¿Tú también…?!"
"¡Todos contra Saya!" Exclamó el gordito, interrumpiendo por tercera vez a Saya, y evidentemente la tercera almohada no tardó en caer sobre su rostro.
"¡Ustedes…!" Exclamó con una pequeña vena en su sien.
Pero, adivinen…
Nuevamente fue interrumpida.
Una almohada cayó sobre su rostro.
"¡Este juego…!"
Otra almohada más.
"¡Este juego es de…!"
Otra más.
"¡Paren, hijos de…!"
Obviamente, otra más.
"¡Ya verán!" Gritó Saya cuando emergió entre las almohadas como una especie de titán, para luego comenzar a arrojar todas las almohadas a una gran velocidad, como si se tratara de una metralleta.
Hirano rodó por fuera de la carpa para esquivar los proyectiles, mientras que Saeko y Takashi se abrazaron de una manera bastante graciosa, como si su pequeño hijo se estuviera despidiendo de su madre para siempre. La imagen hubiera sido muy conmovedora si no terminaban enterrados entre unas muy cómodas y suaves almohadas.
Al final, un gran revuelo se armó dentro de la carpa, que apenas podía aguantar toda la guerra que se estaba desenvolviendo dentro. Mientras tanto, Hirano reía desde afuera de la carpa como una especie de dictador, hasta que una almohada arrojada con mucha fuerza cayó sobre su abdomen y lo mandó directo al suelo.
Las horas pasaron, las plumas se esparcieron por gran parte del patio, ya que la mayoría de las almohadas se habían roto. Dentro de la carpa parecía el mismo paraíso, ya que todos estaban durmiendo sobre unas hermosas plumas blancas. Pero, al ser un espacio tan pequeño, lo inevitable sucedió.
Takashi se despertó lentamente, sintiendo la pesadez de sus parpados. Cuando quiso mover la mano para tallar sus ojos, se dio cuenta que algo obstruía su camino. Sus ojos se ensancharon un poco al notar como estaba aprisionado mediante un abrazo de oso a causa de Saeko, quien parecía no querer despegarse de él.
Al ver que dormía con tanta tranquilidad, Takashi no pudo ignorar esa sonrisa que emergió de su rostro. Su brazo estaba siendo aplastado por la cintura de Saeko, mientras que sus piernas estaban enredadas con las de ella. Aun así, había una parte de su cuerpo que estaba libre, por lo que aprovechó para acomodar su postura.
Saeko suspiró por lo bajo al sentir el movimiento y se acomodó aun más sobre el pecho de Takashi, usándolo como su almohada personal.
Al ver esto, Takashi no pudo resistirse a entregarle una segunda sonrisa.
Ella se veía realmente linda.
Él se la quedó mirando por unos segundos más, contemplando su belleza.
"Gracias, me ayudaste tanto…" Pensó Takashi con una mirada cubierta de afecto cuando colocó su mano libre sobre su mejilla.
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Saeko cuando se acurrucó con más sobre su cuerpo.
Ese simple gesto hizo que la sonrisa de Takashi vacilara un poco.
Era extraño.
Los recuerdos que pasó junto a ella hicieron que su corazón se apretara.
Pero no era agradable.
Tampoco era desagradable.
Simplemente era una sensación agridulce.
Como si algo faltara.
Como si todo lo que vivieron no fuera suficiente.
Esas sensaciones se complementaron a la perfección con su siguiente pensamiento:
"Si la promesa hubiera sido contigo…"
Su pensamiento se quedó en el aire.
Quizás no se atrevía a completarlo por el simple respeto y cariño que le tenía a esa mujer que tenía frente a él.
Definitivamente no era solo eso.
No podía compararla con Rei.
Saeko era mucho más que ella.
Mucho más.
Ese pensamiento hizo que una leve sonrisa apareciera en su rostro cuando comenzó a acariciar la mejilla de la joven.
"Huuumm, Takashi…" Comentó Saeko somnolienta cuando comenzó a despertarse.
"¿Te molesta si voy a tomar algo de aire?" Preguntó el protagonista, recibiendo una sonrisa algo adormilada por parte de Saeko.
Era increíble como lucía tan hermosa y radiante incluso cuando tenía sueño. Especialmente si se encontraba durmiendo sobre su pecho con esos hermosos ojos somnolientos y ese sedoso y largo cabello desparramado sobre todas direcciones.
"¿Puedo acompañarte? Tengo que darte algo." Declaró la joven, recibiendo una leve sonrisa por parte de Takashi.
"Está bien. De hecho, hay algo que quiero decirte." Concluyó, reanudando sus caricias.
Saeko apoyó su rostro sobre sus toques tan cariñosos de manera inconsciente, incluso sus ojos se cerraron por unos curtos segundos para poder sentir mejor todo ese afecto y amor incondicional que le estaba entregando con algo tan simple como una caricia.
Ambos estuvieron así por más tiempo de lo que hubieran creído, completamente en silencio, un silencio extremadamente pasional y reconfortante. Finalmente, Saeko quedó satisfecha con su dosis de amor cuando se sentó sobre el colchón de plumas, para luego ponerse de pie lentamente.
Saeko le extendió la mano, y ambos observaron en silencio la escena bastante peculiar que se estaba desarrollando justo a su lado.
Hirano estaba acostado sobre Saya mientras ella lo abrazaba como si fuera uno de sus osos de peluche. Lo realmente gracioso recaía en como el rostro de Hirano estaba babeando entre medio de sus pechos.
Ambos se quedaron en silencio viendo esa escena, hasta que Saeko rompió el silencio:
"Saya se enojará mucho cuando despierte."
"Ni lo digas."
Takashi se apoyó sobre la cerca, observando el patio de su vecino por un segundo, hasta que alzó su mirada hacia el cielo nocturno. Saeko imitó su acción, aunque en vez de fijar su mirada en el cielo, solo lo miraba a él.
"Feliz cumpleaños." Takashi bajó su mirada con algo de sorpresa cuando Saeko le entregó una katana de madera. "Ahora tienes tu propia arma para defenderte. Espero que te guste el regalo." Concluyó la joven con una sonrisa.
"Muchas gracias, no sé que decir…" Takashi se frotó el cabello con cierta torpeza, viendo el pequeño lazo purpura que tenía sobre la empuñadura. "Estos últimos años solo he recibido regalos de mis padres, por lo que es algo…"
"No es la gran cosa para mí, sabes que el dinero no es algo que me falte." Saeko se inclinó de hombros, haciendo énfasis en sus palabras.
"Lo sé, gracias de todos modos." Takashi le volvió a agradecer, ambos compartieron una sonrisa por un segundo.
Takashi volvió su mirada hacia el cielo, y en ese momento Saeko tuvo un pequeño flashback de cómo se conocieron.
"¿Aún te siguen atrayendo las nubes?" Preguntó Saeko, observando el cielo nocturno.
"Hoy no hay nubes." Respondió Takashi, sin despegar la mirada de la noche. "¿Sabes cuando fue la última vez que el cielo estuvo despejado?'
"No lo sé, Tokonosu es una ciudad muy tormentosa." Respondió Saeko, bajando su mirada para observar a Takashi con suma curiosidad.
"Para ser sincero, yo tampoco lo recuerdo. Pero este momento es perfecto…" Comentó Takashi, esbozando una sonrisa tan única que iluminó el rostro de Saeko. "Hoy comienzo mis 17. Una nueva etapa de mi vida. Y como una nueva etapa, quiero dejar todo lo malo atrás. Por completo." Concluyó, ensanchando un poco más su sonrisa cuando cerró sus ojos. "La promesa con Rei ya quedó atrás. Pero, las promesas siempre son algo que me han marcado la vida, para bien o para mal…" Comentó Takashi, para luego fijar su mirada en Saeko, entregándole una sonrisa dentuda.
"¡Esta nueva etapa requiere una nueva promesa!"
"¿Una nueva promesa?" Se preguntó Saeko con mucho interés.
"Y esta será la última." Comentó Takashi con convicción. "Para dejar atrás por completo el pasado y olvidar a Rei. Para disfrutar a partir de ahora sin tener que pensar más en esas estupideces. Por eso elegí esta nueva promesa." Comentó, poniéndose un poco serio.
"¡Mi nueva promesa es no volver a enamorarme ni caer en las manos de otra mujer!" Exclamó con gran convicción cuando apretó su puño con fuerza.
Saeko sabía que debía sentirse feliz.
Debía estar feliz al ver que Takashi se disponía a olvidarse de Rei por completo.
Debía estar feliz al ver que Takashi ya no dejaría que las memorias del pasado lo siguieran afectando.
Pero…
¿Entonces por qué sintió esa extraña punzada de desesperación y dolor que se clavó directo en su corazón?
Fue solo por un segundo, pero pudo sentirlo.
"¿Estás seguro? Es una promesa muy arriesgada." Comentó Saeko con naturalidad, fingiendo a la perfección que había algo que la estaba molestando.
Algo que ni siquiera ella entendía.
Takashi no tuvo otra opción más que mirarla con gran confusión, ya que era la primera vez que su amiga tan preciada y cercana no parecía estar muy de acuerdo con él.
"Eh, no te preocupes." Respondió con una sonrisa cubierta de seguridad. "¡Para eso tengo un plan de contingencia!" Exclamó, alzando uno de sus dedos.
"¿Qué?" Saeko no pudo evitar inclinar su rostro hacia un lado ante lo ridículo que sonaba.
"¡Es una condición! ¡Si se cumple esa condición, entonces la promesa se romperá! ¡Pero esta vez no dependerá de circunstancias mortales, solamente será un llamado divino!" Exclamó, ganándose el interés de Saeko.
"¿Y cual es esa condición?" Preguntó Saeko con mucha curiosidad, ignorando el hecho de que sonaba completamente ridículo.
Takashi se cruzó de brazos, esbozando una leve sonrisa que indicaba la seguridad y orgullo que tenía en el "plan magnífico" que había realizado.
"¡Solo se romperá la promesa si es que una catástrofe sin precedentes recae sobre Japón!"
Un silencio bastante incomodo se presentó entre ambos.
"Ajá, eso suena muy infantil." Se burló Saeko, cruzándose de brazos con una sonrisa.
"Por eso es que será una intervención divina, ¿qué otra forma hubiera de derribar a un país entero?" Takashi se inclinó de hombros como si nada, encaminándose a la carpa junto a Saeko.
"¿Qué dices de un meteorito?" Saeko le siguió la charla.
"Puede ser."
"¿Un sunami?"
"Tendría que ser realmente grande, pero también es una posibilidad."
"¿Bombas nucleares?"
"Esa época ya quedó atrás."
"¿Apocalipsis zombi?"
"¿Estás bromeando? Eso es imposible…creo."
¡FINAL DEL CAPÍTULO!
¡Espero que lo hayas disfrutado!
Aquí va un poco de drama para poner las cosas más interesantes, aunque será más un drama durmiente ya que ninguno de los dos protagonistas se sentirá muy presionado. Saeko simplemente no sabe exactamente lo que siente, y además tiene ese "algo" que aún le impide ver las cosas con claridad. Digamos que Takashi es igual, solo que sus traumas son diferentes.
El siguiente arco será un desarrollo final a la relación entre todos los personajes, y también aparecerán nuevos. Ya saben, cierta enfermera aún no hizo acto de presencia.
Crearé un par de eventos más, y nos iremos directo al día Z. Creo que el próximo arco tendrá una duración d capítulos. Este arco será bastante importante porque también explicará el origen del virus.
Recuerda seguirme por Patre-on, allí recibirás todas las noticias cuando subo un capítulo nuevo de cualquier historia, o doy avisos realmente importantes. Puedes buscarme como "Jyanzein". También puedes hacerte miembro pago, y eso avala a que pidas un capítulo doble para cualquier historia que esté en desarrollo.
Ahora sí, me despido.
¡Que todos tengan unas felices fiestas!
¡Los quiero!
