Ladies and Gentlemen!
Sentía que tenía que acabar este año con una historia así de linda y hermosa. Aquí en México, empezó el invierno y con ello las tormentas invernales. ¿Qué mejor inspiración que este tema para poder escribir? Fue de esta manera en la que se me ocurrió incluir a mi pareja favorita y que disfruten un poco de su tiempo juntos cuando hace frío. ¿Qué es lo que harían ellos? Fue una de las tantas preguntas que me hice y se que sin duda, aprovecharían cualquier momento para estar juntos.
It's time to read!
It's showtime!
Aclaración: Shadowverse (TV) no me pertenece. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.
Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.
Cuando el invierno llega, los días fríos se hacen presentes.
La ciudad entera se estremecía ante aquellos vientos que llegaban a congelar los huesos. Desde el cielo, se podía apreciar como los copos de nieve caían para amontonarse en el piso y así dejar una blanca alfombra en su camino. Sin duda, una vista hermosa la que podían apreciar desde las ventanas de sus hogares, en la calidez de sus camas o de aquellos Kotatsu en las salas que usualmente utilizan en esas fechas frías.
El ambiente era demasiado frio que todo mundo detuvo sus actividades para apreciar dicho espectáculo invernal.
Incluso, ellos.
Lucia Yonazuki, no pudo evitar estremecerse un poco ante el frio que estaba sintiendo y hacerse bolita entre sus cobijas. A pesar de que se encontraba enredado entre su cama y almohadas, era imposible que el calor llegara a él. Tuvo que sacar la cabeza de sus sabanas y abrir los ojos con lentitud, aquellos días eran grises y muy aburridos y él, solo quería estar acostado en cama, pero era imposible calentarse siquiera un poco. Soltó un pequeño bufido molesto y dio media vuelta para encontrarse con su pareja de cabellos rojos y mechones negros. No podía comprender como es que estaba como si el frio no le afectara. Solo estaba ahí acostado a su lado, con las sábanas cubriendo la mitad de su cuerpo mientras revisaba su celular con una sonrisa en su rostro.
Como lo odiaba en ese momento. Estaba molesto con él.
Ryugasaki Hiro, al sentirse observado, bajo la vista para encontrarse con aquella mirada de Lucia que le indicaba que estaba molesto. Miro a un lado y luego a otro. ¿Acaso había hecho algo mal? Rasco su nuca un tanto nervioso, intentaba pensar, pero por más que se esforzara, era inútil. Dejo su celular a un lado y con suavidad, quito aquellos cabellos blancos alborotados que se habían pegado en su frente con tanto movimiento dentro de aquellas sabanas que había sentido removerse pero simplemente no había prestado atención.
-¿Acaso hice algo mal? -Pregunto Hiro con suavidad.- Dime por favor Lucia
Lucia no hablo en ese momento, prefirió cerrar sus ojos ante aquella dulce caricia de su acompañante. Hiro siguió bajando su mano para tocar aquellas mejillas, se encontraban frías, rozo la yema de sus dedos con aquellos labios, bajo un poco más a su cuello provocando que su pareja temblara un poco ante aquel toque. Alzo la vista, aquellos ojos rojos que brillaban con intensidad como sus orejas que se encontraban rojas ante aquellas suaves caricias. Tomo la mano del joven entre las suyas y no pudo evitar temblar un poco. ¿Por qué se encontraba tan frio si ambos se encontraban acostados en la misma cama?
-Esta haciendo mucho frio -Levanto un poco las manos de Lucia para pegarlas a sus propios labios para calentarlas un poco.- ¿Acaso estas molesto porque no puedes calentarte?
-No comprendo cómo es que tú no tienes frio -Al fin se quejó Lucia con un leve puchero pero sin querer separar su vista de las acciones de él.- ¿Cómo es eso posible? Estamos compartiendo la misma cama pero no puedo cerrar los ojos por el frio
-No lo sé, supongo que es algo normal en mi -Sonrió Hiro mientras alzaba los hombros despreocupado.- ¿Quieres que te abrace?
Sin que el otro pudiera darle una respuesta, paso sus brazos por detrás de su espalda y recargo su cabeza en las piernas del otro, Lucia no pudo evitar soltar un pequeño suspiro de satisfacción al encontrarse con un cuerpo calientito. Hiro abrió los ojos sorprendido pero al final, solo soltó una pequeña risita al mismo tiempo que daba pequeñas caricias a esos cabellos blancos. Alzo la vista para mirar hacia la ventana. Aquellos copos de nieve que caían ahí afuera, el tranquilo silencio de las calles como la calidez del cuarto al compartirlo con alguien más.
¿Alguna vez pensó que estaría en una situación como esa?
Siendo sincero, nunca creyó vivir ese y muchos más momentos con alguien.
Creía que toda su vida iba a estar solo. Perdió a sus padres a una temprana edad, no quería molestar a su abuelo y mucho menos a sus amigos con sus propios problemas, quería resolverlos por sí mismo, no quería ser un estorbo así que siempre trataba de mantener una sonrisa en su rostro a pesar de que podía llegar a ser cansado. Creía que así iba a ser siempre hasta que llego Lucia a su vida. Una persona que se encontraba en las mismas o quizá, peores condiciones que las de él. Al momento de ver aquellos ojos que no mostraban vida alguna, no pudo evitar verse en los mismos que por primera vez, sintió que alguien le llamaba la atención.
Una mano blanca y fría que quería tomar a toda costa para poder mostrarle que a pesar de que la vida es un tanto difícil, aun puede encontrar un poco de calidez viniendo de las personas correctas.
Y mucho tiempo después, así es como se podían encontrar.
Decidió tomar aquella mano cuando Lucia ansiaba ayuda de alguien en ese momento y Hiro, se prometió que nunca la soltaría. Nunca se atrevió a hacerlo, porque eso significaba que él se alejaría de su lado en cualquier momento y se quedaría solo y siendo sinceros, no le agrado la idea de que un día, él decidiera irse sin decirle nada. Tenía más miedo a estar solo y sentir como una vez más se repetía la pesadilla donde perdió sus padres, no quería volver a pasar por aquel terror.
Muchas veces lo demostró con un poco de vergüenza al admitir sus deseos un tanto egoístas de querer estar a su lado si es que a él no le parecía pero Lucia, le regresaba aquella sonrisa que puso en su rostro, prometiendo en ese momento, que siempre se quedaría a su lado. Le regresaba aquella tranquilidad de que no importaba lo que el futuro les tenía preparado, siempre estaría a su lado.
Al principio creyó que era por agradecimiento pero al sentir sus labios rozarse con suavidad y sus mejillas rojas, sabía que no solo era por eso.
Fue un primer beso el que compartieron en ese momento, cerrando sus ojos con fuerza, pegando sus frentes para intentar calmar aquella acelerada respiración y con sus manos entrelazadas sin la intención de querer soltarse. Era de esa manera en la que decidieron prometer estar juntos y empezar con aquel viaje.
Una promesa que aun hoy en día siguen cumpliendo.
Hiro soltó una pequeña risita. A veces, no podía evitar avergonzarse por sentirse atrapado en aquellos rubies que lo miraban con atención como en ese momento lo estaba haciendo.
-¿En qué tanto estás pensando? -Pregunto Lucia.
-Solo recordaba en lo mucho que me gusta tomar tu mano -Hiro beso su mano, su pareja no dudo en soltar una suave risita.- Y no importa que seas una persona de temperatura fría, dicen por ahí que al lado de una persona fría, siempre se encontrara su propia calefacción andante para mantenerlo cálido en días fríos
-¿Dónde es que escuchas todo esto? -Carcajeo Lucia un tanto apenado por aquellas palabras.- ¿En serio no te molesta que mis manos y pies sean demasiado fríos? Lamento que tengas que pasar tus días de invierno así
-No, nunca me molestaría -Bajo un poco más para poder estar a su altura. Recargo su cabeza en la almohada que compartía con el de cabellos blancos para poder mirarse a los ojos.- Me gusta tu piel fría, me gusta abrazarte y sentirme fresco en cualquier época del año -Tomo las manos contrarias y enredo sus piernas.- No me importa ser tu calefactor andante, mientras te pueda ser útil para que no sufras más inviernos y puedas andar calientito, puedes utilizarme como quieras
-¿Cómo quiera? -Sonrió Lucia coqueto.- ¿Estás seguro?
-¡Claro! ¿Por qué lo preguntas?
Lucia no respondió. En un rápido movimiento, se sentó en las piernas de Hiro, sacando así un pequeño jadeo de sorpresa del de ojos ámbar, observando con atención como sus mejillas se coloreaban de un bonito rojo, similar a su cabello. Para poder sostenerse bien, puso sus manos al lado de la cabeza de su pareja y sintiendo como sus cabellos blancos hacían una pequeña cortina para cubrirlos del mundo. Sintió las manos contrarias en su cintura, no pudo evitar estremecerse un poco más.
-Porque a partir de este momento te harás responsable de ello -Murmuro Lucia con cierta lujuria en aquellas palabras, con suavidad se acercó al rostro contrario para llenarlo de suaves besos que el otro aceptaba gustoso, lo demostraba con aquellas caricias que le regalaba.- ¿Llegaste a imaginar que siempre estarías solo y nunca disfrutarías de momentos como este con alguien?
-Muchas veces lo imagine -Confeso Hiro.- Y sentía que se haría realidad hasta que llegaste a mi vida -Suspiro un poco.- Ahora siento que quiero hacer muchas cosas contigo
-¿Cómo que cosas?
-Pasar muchos inviernos contigo -Abrazo a Lucia por la cintura y de un rápido movimiento, lo volteo, así quedando el de cabellos blancos debajo de su cuerpo.- Pasar muchos veranos, primavera y otoños a tu lado, pues no importa en que temporada nos encontremos, siempre se volverán cálidos cuando te encuentres a mi lado, ¿No lo crees?
-Me parece perfecto -Sonrió Lucia.- Por favor, sigue besándome, me gusta cuando lo haces
-Como ordenes, Yonazuki Lucia -Un beso rápido y sentían que poco importaba lo que sucedía a su alrededor.- Me gustas tanto Lucia, te amo
-Yo también te amo, Ryugasaki Hiro
Después de pronunciar aquellas palabras, una gran sonrisa apareció en su rostro. Cerrando sus ojos con suavidad y haciendo que aquellos besos sean más duraderos como los suspiros empezaban a escucharse un poco más en aquel día de frio invernal. Pues no importaba el frío que pudieran sentir en ese momento, al poco rato sentirían aquel calor que conocen a la perfección y del que solo les gustaría dejarse llevar.
Era así como pasaban sus inviernos, era de esa manera como los pasarían siempre.
Pues cuando uno encuentra a la persona correcta y con quien pasar aquellos días fríos, los tormentosos inviernos se vuelven en lo más cálido y hermoso que uno es capaz de sentir. De vivir.
Y ellos, encontraron a la persona con quien pasarlos.
¡Muchas gracias por leer!
¡Son demasiado bellos para mi miserable vida! Es que los dos se complementan tan bien que nadie es capaz de tener quejas con ellos. Fue por eso que se me ocurrió incluir el tema de que las personas frías y cálidas, se complementan bien. ¿Ustedes que opinan al respecto? No dejen su respectivo comentario para saber.
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Atte.: AnZuZu Dragneel
Fecha: Jueves 28 de Diciembre de 2023
