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Esta no sería la primera vez que terminaba en una estación de policía, aunque tal vez si lo era en mi nueva vida, aunque a diferencia de la anterior, a mi favor podía salir al paso con la carta de que era menor, aunque no estoy del todo seguro que tan efectivo sería eso en un mundo donde dejan a su suerte a niños desde los diez años solos contra el mundo, incluso si lo recuerdo bien y de no ser por su Pokédex, la primera oficial Jenny llegó a sospechar que el Ash original era uno de los ladrones de pokémons de los que posteriormente le advirtió. Pero tipo delante de mí no era ninguna Jenny.

No se trataba del sujeto que nos interceptó a Misty y a mí entrando a Ciudad Verde. Este era más delgado, aunque no tan musculoso, era más viejo, pero su cara era mucho más intimidante. En sus manos contemplaba mi Pokédex donde por tercera vez me parece reproducía mi identificación no tan convencido como Jenny lo hubiese estado. Tras terminar de escucharlo lo puso sobre la mesa en medio de ambos en esa habitación para interrogatorios, luego cruzó sus manos y se apoyó contra el escritorio.

—Vamos a recapitular las cosas —me dijo incrédulo, pero con mucha seriedad—. Tienes conocimiento de que los ladrones de Pokémons son miembros del equipo Rocket, sus nombres son Jesse y James y que se dirigían para acá para asaltar el centro Pokémon de la ciudad. ¿Es correcto?

—Sí, señor.

—Miembros cuyo uniforme es blanco. ¿Voy bien?

—Sí.

—Y que lo harían sobre un… mi llamativo globo aerostático con la forma de un Meowth. ¿No es verdad?

Yo nunca dije que el globo era muy llamativo, aunque ahora que lo menciona…

—Ah… sí, algo así.

—Y que llevan a un Meowth que… habla como las personas. Y no es que sea de ellos, sino que en realidad es su cómplice y un miembro activo también de los Rockets.

Todo el interrogatorio lo había llevado a cabo dándome a entender que mi declaración le parecía ridícula, aunque el modo en como soltó eso último pareció haber dado énfasis en que además de ridículo, le resultaba muy estúpido.

No podía culparlo.

Todo eso se lo dije al oficial que nos recibió al entrar a Ciudad Verde. A momentos parecía que me tomaba en serio y en otros no mucho, pero cuando llegué a la parte de Meowth pareció molestarse, y como Misty, me vio como si pensara que estaba tratando de tomarle el pelo. Esto fue lo que terminó por hacer que nos detuviera a ambos, consiguiendo que además de preocuparme por mí, me sintiera bastante apenado con Misty por haberla involucrado en el predicamento.

—Lo de Meowth creo que fue mi error —traté de retractarme—. Los vi hablarle y… no lo sé… me dio la impresión de que este les respondía. Además, no es raro de que un entrenador le hable a su Pokémon como si fuera una persona, tal vez el tipo hizo como que le contestaba y eso fue lo que me pasó y me confundí.

El sujeto pareció considerarlo con más credibilidad.

—¿Y cómo dices que los viste y averiguaste todo esto?

—Estaba entrenando a mi Pikachu en la ruta 1 cuando por accidente los vi cerca de una colina en tierra. No me vieron a mí porque me escondí entre algunos arbustos, pero yo sí a ellos y también los escuché.

—La chica que te acompañaba no nos dijo nada de eso.

—Todavía no me acompañaba cuando sucedió lo que le cuento. Al poco tiempo de que pude librarme de que me descubrieran fue cuando la conocí a ella.

—Y destruiste su bicicleta al querer atrapar un Pidgey.

—Sí, así es.

Me vio con rostro ceñudo.

—¿Y cómo era el pidgey que querías atrapar?

No entendí que tenía que ver eso con lo demás. Estaba para darle la descripción de lo que había visto y suponía que eran lo pidgeys cuando caí en cuenta de la contradicción de la historia en la que quiso atraparme.

—¡Un Spearow! De hecho se trataba de un Spearow. Era café rojizo, su pico…

Con una mano me hizo un gesto para que me callara. Suspiró y con solemnidad me dijo.

—Sabes, el uniforme de los del equipo Rocket y es difícil atraparlos porque mantienen siempre un perfil muy bajo, dudo mucho que anden por ahí en globos gigantes anunciándose a donde vayan.

Me encogí de hombros.

—Yo solo le estoy contando lo que vi y escuché. Tal vez no eran Rockets y solo estaban pretendiendo serlo, como buen ciudadano todo lo que intenté fue advertirle a la policía para que estuvieran prevenidos apenas llegué a la ciudad.

—¿Le contaste algo de esto a tu compañera?

—No. No estaba segura de que fuera a creerme y preferí primero buscar a una autoridad.

—¿Y eso fue lo que hiciste cuando llegaste?

—No tuve que hacerlo, el policía que me trajo aquí fue el primero que nos recibió.

Una vez más pareció ponerse meditar al respecto.

—Tu compañera dijo que parecías tener prisa en llegar a la ciudad.

—Para advertirles sobre el plan que les escuche a esos tres… dos. Jessie y James, así es como escuché que se llamaban entre ellos.

—Y del Meowth que hablaba.

—Y… del Meowth que creí que hablaba. Oiga, sólo tengo diez años.

El oficial le dio otro vistazo rápido a la pokedex.

—Once en un par de meses.

Estaba para replicarle de que eso tampoco era mucho cuando el dato me dejó un tanto perplejo. ¿Ash estaba a poco de cumplir los once cuando comenzó el anime? El pensamiento fue sustituido por aquel en qué sorprendido recordé que a lo largo de tantos episodios y regiones él siempre se mantuvo y hasta el final de la serie con solo diez años a lo largo de los veintitantos años que se mantuvo en transmisión. El hombre pareció verme con más sospecha.

—¿Sólo por eso querías llegar a la ciudad? Es curioso. Los otros entrenadores de pueblo Paleta que pasaron por aquí lo que deseaban era enfrentarse al líder del gimnasio.

—¿Giovanni está en el gimnasio?

En los juegos se suponía que él no hacía acto de presencia sino hasta haber pasado previamente los otros siete gimnasios y en el anime no sé hacía mención de su gimnasio, sino hasta casi por el final antes de ir a la primera liga Pokémon. El oficial como si hubiese dicho algo ofensivo.

—El "señor" Giovanni en efecto se encuentra afuera efectuando sus negocios. Es un hombre bastante ocupado por lo que no siempre está en su gimnasio. ¿Pero cómo sabías tú que no se encontraría?

Me pregunté cómo reaccionaría si acusaba al "señor" Giovanni de ser la cabecilla del grupo criminal del que hablábamos. Seguramente tampoco me creería y también me acarrearía todavía más dificultades.

—Usted lo ha dicho. Es un hombre muy ocupado que casi nunca está en su gimnasio. Eso no es ningún secreto. Todo el mundo lo sabe.

—Para ser solamente un niño pareces saberlo todo.

Pude sentir como comenzaba a perder la paciencia ante su tono sarcástico.

—Bueno, tiene usted toda la razón. Lo confieso.

Con sorpresa me miró con triunfo en sus ojos.

—¿En serio vas a confesarlo?

—Sí. ¿Por qué debería de negarlo? Confieso que usted tiene toda la razón al decir que yo soy solamente un niño. Ahora que lo dije por favor dígame qué es lo que estoy haciendo aquí. ¿Estoy arrestado acaso por algo? Dígame por qué pues no lo sé. ¿O es que piensan que soy ladrón de Pokémons? ¿Que con mis diez o casi once años ya soy parte de los del equipo Rocket? ¿Es que eso es más creíble que escuchar a un Meowth hablar? E incluso si lo fuera, ¿por qué estaría contándoles que el centro Pokémon será asaltado por ellos en lugar de sólo quedarme callado?

También estaba para replicar que conocía mis derechos, y que a un menor no podía ser interrogado sin la presencia de los padres y quizá un abogado, pero de nuevo me puse a pensar en que este mundo tan diferente debía de tener otra clase de leyes y reglas, por lo que en realidad no conocía mis derechos.

El oficial se mostró incómodo por la observación que le hice.

—Vaya que tienes una respuesta para todo. Pero no pareces tomar en cuenta que…

Se interrumpió cuando otro oficial de policía entró de pronto y se le acercó apresurado mostrándole unos documentos a la vez que le susurró algo rápido que lo hizo ponerse de pie y apresurado salir del lugar sin dedicarme ni una palabras.

En los próximos cinco minutos en que me quedé sólo pensé en Misty y en Pikachu. Esperaba que no me confiscaran de forma indefinida al uno Pokémon que tenía, pero más resentía la idea de que y por mi culpa, Misty estuviese pasando un mal rato al ser quizás interrogada en otra sala.

El oficial regresó y en esta vez ocasión no cerró la puerta al entrar como lo hizo antes y repitió al salir. Con poco interés me habló.

—Ya puedes irte, niño.

Me puse de pie en automático sintiendo un profundo alivio.

—¿Misty también podrá irse?

—La dejamos ir hace más de una hora.

Sentí que el estómago se me hundió a los pies.

—¿Dijo a dónde iría?

—No.

Respondió cortante insinuando claramente que no le interesaba.

—¿Y mi Pikachu?

—En la entrada te regresarán a tu Pokémon junto con tus cosas.

También me habían quitado la mochila ahora que lo recordaba. No tan animado como antes me levanté sin atreverme a preguntarle por qué de pronto me dejaban en paz.

Al cruzar por la jefatura vi una vez más a varias personas atareadas, donde cruzando a sus anchas por encima pasaban esas aves cafés enormes, pero muy simpáticas, así como las otras café rojizas de porte más amenazantes. Pidgey y Spearows. Casi me tropiezo cuando velozmente casi se me atravesó un perro de lo más extraño que haya visto, con un pelaje rojo con rayas negras que se me afiguró un tigre, aunque la cabellera de su cabeza, pecho y cola era amarillenta y esponjosa. ¿Un growlithe?

En la entrada un hombre me detuvo para entregarme mi mochila y una pokeball. Con horror comprendí lo que habían hecho. De inmediato tomé primero el dispositivo para abrirlo cuando de mal modo el oficial me encaró molesto.

—¿Es que vas a desafiarme a una batalla Pokémon o qué?

—Ah… es que a Pikachu no le gusta estar dentro de su pokeball.

—Entonces ya vete para que puedas sacarlo afuera. ¿Quieres que de verdad te arrastemos?

Sobre su hombro mire como un pequeño grupo de policías y se metieron en dos patrullas en las que les encendieron las sirenas antes de marcharse con mucha prisa. Sin duda había ocurrido algo muchísimo más importante que ocuparía su tiempo, más que ponerse a discutir con un niño y una historia que pensaban sería inventada.

Di un último vistazo a mi alrededor. La mayor parte del personal eran hombres. Tanto oficinistas como oficiales había muy pocas mujeres entre ellos, y todas ellas estaban muy lejos de parecerse a cualquiera de las clónicas oficiales Jenny.

Una vez afuera no fue hasta que crucé la acera contigua que finalmente liberé a Pikachu de su pokeball. Tan pronto estuvo afuera, mi pokémon lejos de estar feliz por verme de nuevo, me puso mala cara y me gruñó mostrándome los dientes erizando su pelaje y soltando chispas por sus mejillas.

—¡Lo siento! —sentí mucho miedo no tanto de que me fuera a morder como de que me soltara un impactrueno—. La policía me obligó a mantenerte dentro de tu pokeball. Fueron ellos los que te metieron ahí. Yo no quería que lo hicieran. ¡De verdad!

Mi pokémon parecía muy molesto, tanto que muerto de miedo hice mucha fuerza de voluntad para reducir su pokeball y guardármela en el bolsillo en lugar de apuntarla hacia él para llamarlo de regreso. Como lo haría con un perro rabioso que se mantiene estático tratando de decidirse de si atacar o no, me le quedé observando por espacio de unos segundos hasta que poco a poco se calmó minimizando sus intenciones hostiles, pero no su molestia. Suspiré y le dije.

—Entonces… supongo que debemos de seguir nuestro camino.

Ya era de noche y una brisa me hizo temblar. Todo lo que me cubría era la playera negra. Supongo que Misty se marchó con mi chaqueta. Me dolió el pensar que la había perdido como acompañante, pues de entre todas las cosas que me animaban de esta nueva vida era precisamente la compañía femenina. Y todo por culpa de haber abierto mi bocota. Después de todo sí tenía algo del verdadero Ash Ketchum.

Analice lo que había dicho. Ciertamente el relato se escuchaba como algo fantasioso, tan fantasioso como el hecho de que en cada ciudad y pueblo hubiese una oficial llamada Jenny idéntica a las otras físicamente. Tal vez aunque el equipo Rocket existía en esta realidad, Jessie y James como tales eran quienes no existían, mucho menos lo hacían tampoco los pokémons a parlantes.

—¿Quieres ir al centro pokémon?

Pikachu asintió, ¿o me lo habría figurado? ¿Realmente era tan lista como para saber qué era un centro Pokémon cuando se suponía que hasta hace poco era un Pokémon salvaje?

Mientras caminaba hacia allá siguiendo las instrucciones de ultra ausente al que detuve para pedirle indicaciones amablemente, me pregunté si como en los juegos o en el anime el servicio era gratuito realmente, o si acaso me vería con la sorpresita de que debía de pagar un importe. No me sorprendería.

Con sorpresa y conforme me acercaba más al recinto, notaba la parpadeante luz roja y azul tan característica de las patrullas. En efecto parecía ser que era ahí donde los oficiales habían marchado. Estaban hablando con un hombre vestido de guardia y un sujeto con bata blanca, quizá un doctor. De lejos los vi y dudé de acercarme más por la de problemas que me busqué. Pikachu en apariencia cohibido parecía estar pensando lo mismo que yo.

El lugar era tan grande como un hospital, muy semejante en arquitectura con el del anime. Una tercera patrulla cruzó la calle casi frente a mí. Más de un curioso estaba acercándose manteniendo cierta distancia con el lugar.

—¿Qué fue lo que pasó aquí?

Tímidamente lancé la pregunta entre las personas esperando que alguna se animara a contestarme.

—El centro pokémon fue asaltado por dos bandidos.

Sorprendido me giré para mirar a quién me respondió. Llevando mi chaqueta sobre sus hombros y abrazándose a sí misma dejando que las mangas colgaran a los lados, una hermosa niña pelirroja ligeramente cabizbaja me miraba avergonzada.

—Misty… —sin contenerme me le acerqué dudando si se vería mal si la abrazaba, por lo que solamente la tomé por los hombros apenas un segundo antes de soltarla— creí que… que tú… ah… ¿Qué dices que fue lo que pasó?

Incómoda continuó.

—Cuando llegué para descansar, la entrada del centro estaba bloqueada por un guardia y un oficial de policía, uno de muchos que comenzaron a llegar. Por encima vi como todos un globo aerostático con la forma de un Meowth alejarse. Alcancé a escuchar rumores de que fue asaltada por una pareja de sujetos vestida con un uniforme blanco que se anunciaron como miembros del equipo Rocket.

De manera inconsciente alcé la mirada al cielo como si esperara ver el dichoso globo con cierta emoción, cuando por el contrario debería de sentirme preocupado por comprobar que esa parte del anime también sucedía aquí mismo.

—Cielos. ¿Y se llevaron algo?

—No lo sé. Dicen que se llevaron alrededor de cincuenta, cien o más pokeballs, algunas vacías, pero otras no.

Resentí la noticia, tanto por el robo como porque se suponía que nada de eso debió de haber ocurrido. Si no nos hubieran detenido ambos hubiésemos estado dentro del centro Pokémon y habríamos intentado detenerlos con la ayuda de… Pikachu.

Miré a mi pokémon. El equipo Rocket en el anime se obsesionó con atraparlo debido a que vieron su poder amplificado gracias a toda una horda de Pikachus que le dieron un impulso eléctrico con el que de seguro subió varios niveles. Sin embargo y hasta el momento Pikachu no había enfrentado ningún reto que lo lastimara o ampliará su poder… aunque por el lado bueno también significaba que no tendría que vermelas con el equipo Rocket a cada momento como en el anime.

—Debiste de contármelo.

Me volví hacia ella confundido.

—¿Cómo dices?

—Si sabías lo que iba a pasar debiste de contármelo. Te habría apresurado para que llegáramos y pudiéramos hacer algo.

No me gustó la manera en que parecía acusarme de algo. Ya había tenido suficiente con la policía como para que ella también se subiera a ese barco.

—Tenía miedo de involucrarte en más problemas de lo que ya había hecho cuando dañé tu bicicleta. Además, no estaba del todo seguro de lo que escuché hablar a esos sujetos cuando los encontré. En todo caso, ¿de qué hubiera servido? Hace como tres horas que hablé con la policía y me trataron como si yo fuera una especie de delincuente, o como si estuviera loco.

La forma en que Misty desvió la mirada claramente incómoda y avergonzada me dio entender de que ella había creído lo mismo también.

—Sí… supongo que tienes razón.

Forcé mi memoria y no podía recordar algún momento en donde en el anime Misty le diera la razón a Ash de aquella manera sin conseguirlo.

—Aunque igual me siento culpable —rematé—. Creo que debí intentarlo mejor para haber evitado lo que sucedió y tampoco debí de mencionar nada sobre el Meowth parlante.

La verdad es que no sentía nada. Una pena que muchas personas hubieran perdido a sus pokémons, pero lo ocurrido no era mi responsabilidad y tampoco estaba en mi obligación el advertirles, además que era consciente de que hice todo lo que pude al respecto y si no pude solucionar nada fue por culpa de la policía que perdí el tiempo conmigo en lugar de haberse puesto a hacer algo si me hubieran hecho caso, pero creo que era lo que Misty esperaba escucharme decir, pues tras aquello suspiró y se inclinó hacia Pikachu para hacerle una caricia detrás de las orejas tras que este tímidamente se le acercara.

—¿En serio viste que tenían a un Meowth que hablaba?

—Bueno… es la impresión que me dio al principio, pero… he estado pensándolo y tal vez me equivoqué en ese detalle y esos dos solo estaban jugando haciendo como que lo hacía y caí en el truco.

Una vez más alcé la mirada. El cielo estaba completamente despejado y se podía ver la luna llena y las estrellas.

—¿Y qué es lo que piensas hacer ahora, Ash?

Sentí cierta melancolía porque me llamara "Ash". En esta ocasión me pregunté cómo reaccionaría si le contara la verdad acerca de quién era en verdad, o mejor chico, quién fui. No tardé en razonar que seguramente sentiría asco y disgusto por el tipo de cuarenta años que estaba siguiendo el juego de una fantasía infantil, y eso en el caso de que me creyera y no pensara de que me había vuelto loco.

—Ir a ciudad Plateada. El líder de gimnasio de esta ciudad me dijeron que está en un viaje de negocios —traté de relajar mi rostro al darme cuenta que torcí el gesto pensando y la verdadera identidad de este—, así que buscaré suerte en el próximo enfrentando a su líder.

Ella sintió pareciendo comprender lo que decía, aunque de pronto se mostró incrédula y miró a mi Pokémon.

—¿Solamente con Pikachu?

El aludido inclinó la cabeza a un lado como si no comprendiera de lo que Misty estuviese hablando. Sería la primera vez que no pudiese hacerlo, por lo que me sorprendí.

—Por supuesto primero atraparé algunos pokémons en el camino y junto a Pikachu los haré más fuertes.

Ella me dedicó una media sonrisa.

—Podemos ir allá hasta mañana. Ya es muy tarde. Estoy segura de que cuando se vaya la policía, en el centro Pokémon nos dejarán usarlo como albergue hasta el amanecer. ¿Qué dices?

Debido a todas las emociones del día sentí que podría echarme a llorar conmovido por él "podemos ir" que Misty me dijo, dándome entender de que a final de cuentas sí viajaría conmigo.

—Digo que esa es una buena idea. Gracias, Misty.

Ambos nos sentamos en una banca cerca en el centro Pokémon con Pikachu en medio de los dos dormitando un poco. De verdad estaba sintiendo frío, pero no me atreví a pedirle a Misty de regreso mi chaqueta. Se veía muy linda cubriéndose con ella.

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Esta historia continuará…

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Y ahora a contestar los reviews, esos hermosos comentarios que consiguen ser la motivación que necesitaba para continuar dándole una oportunidad a este fic. ;-;

Gejadi97: Muchas gracias. Ahora voy comprendiéndolo un poco mejor. Gracias por tus buenos deseos y espero que en efecto esto mejore a futuro y pueda seguir contando con tu lectura sin importar esos cambios en el Canon que serán todavía mayores conforme a la historia avance marcando más diferencias con la aventura de este Ash en relación con el original.

Viruz Pirata: Viejo amigo, un placer verte por aquí tras tanto tiempo. :D Muchas gracias, me alegra saber que soy pionero, je, aunque siendo sinceros esta idea me vino de hace meses cuando fui a comprar mi nuevo tomo del manga de pokémon y me lo terminé llevando con el de "Aquella Vez Que Reencarné Como Yamcha", lo demás es historia. XD Seguro que en el siguiente capítulo "Ash" conseguirá su primer pokémon. ;-)