Preparaciones
El Potterverso es de Rowling y los prompts sacados de la cuenta SnapeCelebration
Prompts: galletas, decoraciones, tradiciones, muérdago
Severus y Lily habían regresado a Cokeworth para las vacaciones de Navidad. Severus llevaba quedándose en Hogwarts desde segundo año; en primer, año su madre le pidió que no viniera en Navidad y Pascua para no alterar a su padre. Y aunque el niño no quería estar tanto tiempo alejado de ella y dejarla desprotegida, obedeció.
También eran las primeras Navidades sin la abuela Emily; el abuelo Harding había muerto unos años atrás, de demencia.
Además, su madre tenía una enfermedad mágica y no tenían el dinero para pagar su tratamiento y su estadía en el extranjero. Debía mentalizarse que posiblemente, ella no lo vería graduarse de Hogwarts.
— Sev, ¿quieres que vayamos a hacer galletas de Navidad en mi casa? — le propuso Lily.
Galletas navideñas… la abuela Emily y él tenían esa tradición navideña… ahora ya no tenía a nadie con quién seguirla.
— Claro. — sonrió.
….
Los dos magos estaban en la cocina de los Evans preparando la masa. Severus cogió el molde en forma de árbol.
Lily rio. Sabía que la forma de galleta favorita de su mejor amigo era la de árbol.
Severus se sonrojó. Y miró de reojo a su amiga, no sabía qué pensar que ella supiera ese detalle de él. A veces, le avergonzaba seguir sonrojándose ante les cumplidos o ser el centro de atención como cuando tenía nueve años.
— Tengo la canela, el azúcar… — contó Lily.
— Hagamos también de vainilla. Son tus favoritas. — pidió Severus.
Lily sonrió. Quizás todavía, podría recuperar a su amigo.
De repente, se oyeron las notas del piano del comedor.
— Tuney…. Le dije a ella que se encargara de las decoraciones mientras tú y yo hacíamos las galletas… solo hace falta ponerle un piano delante de las narices para distraerla. — se quejó la pelirroja.
Severus rio.
Lily salió de la cocina dando grandes zancadas, con el moño mal hecho, el mandil puesto y la cara llena de harina al salón a conversar con su hermana.
Desde la cocina, se oía la discusión entre ambas hermanas. Unos minutos más tarde, Lily volvió a entrar. Y dejó de oírse el sonido del piano.
— Ya está. — dijo Lily poniéndose al lado de su mejor amigo. — Tuney quiere que hagamos sus galletas favoritas, las de coco.
El chico asintió y cogió el coco de un estante.
La casa de los Evans siempre estaba decorada para las fiestas navideñas, igual que en Halloween; lástima que él llevaba años sin ver la decoración de esa casa en esas fechas porque estaba en Hogwarts.
Mientras ponía el azúcar y la canela en las galletas en forma de árbol y Lily ponía la vainilla en las galletas en forma de campana, la pelirroja habló:
— Sev… hay algo de lo que quiero hablarte… no me gustan tus nuevas compañías…
— Lily, a ti nunca te han gustado mis amigos de Slytherin. No es nada nuevo.
— Pero Avery y Mulciber me dan mala espina… tienen un aire oscuro… no me gusta…
— Mulciber es el nuevo prefecto de Slytherin y es el único que pone a raya a los cuatro idiotas de Gryffindor cuando se meten conmigo. A mí, tampoco me gusta que te juntes con ellos y no voy jodiéndote la vida…
— Pero Avery y Mulciber se meten con los nacidos de muggles… y Remus no es del todo malo…
— Lupin está con los cojones a cuatro manos cuando Potter y Black se meten conmigo. Y eso que es prefecto.
— ¿Igual que tú cuando Avery y Mulciber se meten con nacidos de muggles? ¿Con gente como yo?
— ¡¿Se han metido contigo?! — Lily negó. — Pues ya está. Además, tú nunca les dijiste nada a MacDonald, Mckinnon y Meadowes por insultarme o meterse conmigo. Y eso que a veces lo hacían delante de ti.
Lily se puso roja. Severus supo que era de enfado por la mirada que ella le lanzó.
— Lily, puede… sé que estás son las últimas Navidades de mi madre. Quiero estar tranquilo y no tener problemas. Quiero recordarlas como algo feliz. — le dijo con el mandil puesto, la cara llena de harina y a punto de poner la bandeja en el horno.
La pelirroja calló.
…..
— Ya están listas las galletas. — Severus Snape sacó las galletas del horno que habían hecho aparecer en la Sala de los Menesteres.
Se puso un plato de galletas de canela y azúcar con forma de arbolito y se sentó en el sofá mientras Sebastian tomaba su biberón.
— Hoy me toca a mí cuidarte, Bastian. Tu padre tiene partido de quidditch y tu madre irá a verlo, que, aunque no estén enamorados, también es su amigo. Tu padrino también juega y tu madrina ha ido a animarle. Barty quiere ver como machacan a los Gryffindor… pero a mí el quidditch me la s… digo… me da igual. — se corrigió el chico. Si Hera se enteraba que había dicho una palabrota delante del niño, lo mataría. — Cuando seas mayor, tú y yo también haremos galletas.
El niño lo miró un momento y siguió tomando su biberón.
…..
— Que ganas de graduarnos para tener la Marca y servir a la causa. — susurró Evan Rosier.
— Por fin podré hacerle pagar a mi padre todo lo que nos hizo… lástima que huyó… ese bastardo se olía que cuando fuera mayor de edad, lo mataría y escapó el muy cobarde… — masculló Severus.
— Pero cuando tengas la Marca, tendrás muchos contactos y si complaces al Lord, él te ayudará… puede ayudarte a buscar a tu padre… y entonces le haremos todas las peores torturas que solo podría imaginarse en sus pesadillas. — murmuró Wilkes. — Malfoy, Avery y Mulciber nos están esperando.
— Ojalá nos graduáramos nosotros también… Reggie. Quiero servir al Señor Oscuro cuanto antes. — suspiró Barty.
— Tendrás que conformarte con seguir ayudando a captar nuevos seguidores para Nuestro Señor. Eso también es servirle… — le contestó el Black.
— ¡Ufff! Yo quiero acción… ¡Quiero matar a mi padre! — se mosqueó el señor Crouch hijo.
— ¿Y tú, Aubépine? ¿Qué vas a hacer cuando te gradúes? — se interesó Wilkes.
Snape, Black, Crouch y el aludido se tensaron.
— Buscaré un trabajo en Le Ministère. Volveré a Francia para estar más cerca de mi abuela. Ya es una mujer mayor… Pero captaré nuevos miembros en el continente…
— Sí, a los franceses os gusta mucho trabajar sin ensuciaros las manos… — se burló Wilkes.
— Como a todos los magos… ensuciarse las manos es de muggles… además, en Francia tenemos una manera más sutil de excluir a los sangre sucia de nuestra sociedad… no dándoles empleo, ponerles trabas a la hora de abrir negocios…
— ¿Y habéis conseguido algo en mil años con esa técnica? Nada. Todavía hay sangre sucias en Beuxbatons… — continuó Wilkes. — A veces es necesario mancharse las manos de sangre para quitar la escoria del mundo mágico, amigo mío.
— Mis manos son demasiado valiosas para mancharlas de alguien tan insignificante como ellos.
Todos rieron por la contestación del chico de origen francés.
— ¡Mira, Evans! ¡Muérdago! ¡Ahora tienes que darme un beso!
Todos se giraron hacia la mesa de Gryffindor. James Potter había hecho aparecer un muérdago encima de su cabeza y la de Lily Evans.
La pelirroja, cona la cara roja de la vergüenza, le dio un beso en la mejilla.
James se giró contento hacia sus amigos; Sirius Black le dio unas palmadas en la espalda como felicitación.
— Gryffindor… — masculló Wilkes. — Siempre tan escandalosos…
— ¿Estáis bien? — preguntó Sebastien a Severus y Regulus.
— ¿Por qué no iba a estarlo? Lily es… era… mi mejor amiga, pero eso no significaba que fuera de mi propiedad… puede hacer lo que quiera...Y eso implica besuquearse y acostarse con quien ella quiera. Además, dejó claro que no quería saber nada más de mí y que íbamos por caminos distintos.
— Él dejó claro que yo ya no era su hermano y que todos los Black éramos unos asesinos. Sirius Black me traicionó a mí, antes que yo a él… Ahí se pudra…
— ¡Por nuestro brillante futuro cuando nos graduemos! — Barty levantó su jugo de calabaza.
— ¡Por nuestro brillante futuro! — los demás levantaron sus jarras y brindaron.
…
— Y ahora ponemos las galletas en el horno… — explicó Severus mientras ponía las galletas de bandeja en el horno mágico de la familia Malfoy.
— Severus, ¿por qué la mayoría de las galletas son de azúcar y canela y en forma de árbol? — preguntó un pequeño Draco Malfoy, todavía con la cara llena de harina y encima de una silla, para alcanzar la encimera de la cocina.
— Porque eso dicta las tradiciones en estas fechas. — contestó escueto.
Lucius y Narcissa rieron, sabiendo que eso era una verdad a medias.
— Mi abuela y yo hacíamos galletas siempre en estas fechas, y como tú eres mi ahijado… he pensado seguir esta tradición contigo…
— Sí, Padre y Madre siempre dicen que hay que mantener las tradiciones. Y a mí me gustan mucho las galletas.
— Exacto. — contestó Lucius, orgulloso de que su hijo recordara lo que le enseñaban. — Y esta tradición es importante para Severus.
— Ven, Dragón. Tienes la cara llena de harina. — Narcissa cogió un trapo para limpiar a su hijo.
Draco hizo una mueca, pero bajó de su silla y se acercó a su madre para que lo limpiara.
…
— ¡Tenemos todas nuestras galletas favoritas! — dijo Adrien mirando el horno.
— Papá de canela, tú y yo de chocolate, mamá de café y Eileen de jengibre… — contó Josh.
— Brian siempre se come primero las de mantequilla… — respondió Eileen. — ¿Qué tipo de galletas le gustaran a Ariana?
— Lo sabremos cuando crezca un poco más… — le respondió su padre.
…
— ¡Vamos, niños, acercaos! ¡Las galletas ya están listas! — gritó Draco.
Una marabunta de niños entró en la cocina.
— ¡Todos quietos! Si no me comeré yo todas las galletas.
Todos niños se sentaron en la mesa de cocina de Malfoy Manor en silencio.
— Empecemos… las de chocolate para Adrien, Josh, Scorpius y Vincent; las de jengibre para Eileen, Ariana, Atenea y Madelia; las de mantequilla para Brian y Paul; las de café para mí, para Hera y para Carole, las de avena y pasas para Daphne y Sebastian, las de coco para Gemma y Astoria y las de canela… — se le hizo un nudo en la garganta cuando miró a Emily Snape, la última hija de su padrino, nació unos meses después de la muerte de su padre, justo en el mismo día de su cumpleaños; también heredó su fascinación por las galletas de canela. — y las de canela para Emily. — Draco le entregó a la niña su porción.
Emily sonrió.
— ¿Podéis volver a contar como empezó la tradición? — preguntó Madelia.
— Si ya lo sabéis de cada año. — respondió el rubio.
— Por fi… tío Draco/papá/primo Draco/padrino. — los niños hicieron ojitos.
Los adultos rieron.
— Está bien. Pero debería ser Carole, quien contará el inicio de la historia.
La muggle sonrió.
— Severus tenía la tradición de hacer galletas de Navidad con su abuela muggle, Emily Snape…
— ¡Se llama como yo! — exclamó la menor de los Snape.
— Sí, te pusimos su nombre en honor a ella. Emily Snape murió cuando Severus tenía quince años y eso le afectó mucho porque estaba muy unido a ella.
— Cuando nací, también siguió haciendo galletas… y hubiéramos seguido con la tradición, pero hubo la Primera Guerra Mágica y me fui a vivir con Regulus, mi padrino. Mi padre fue asesinado y yo no podía vivir con mi madre por ser un hijo ilegítimo. — explicó Sebastian.
— Durante unos años Severus dejó de hacer galletas por Navidad, hasta que nací yo. Quiso continuar la tradición con su ahijado. — explicó Draco. — A mis padres no les importó pese a ser puristas. Esa tradición era importante para Severus y él era importante para ellos. Y solo eran unas galletas… Por eso decidí continuar la tradición con mi hijo, mis ahijados y mis sobrinos. Y con los hijos de mi padrino, cuando él ya no estuvo.
— Cuando Severus y yo formamos nuestra relación — empezó a decir Carole. — Severus quiso seguir la tradición que siguió con sus hijos que empezaron él y su abuela. Eran unos hermosos momentos entre abuela y nieto. Y él quiso vivir esos momentos con sus hijos, su ahijado y su sobrino. Y también por eso quiso llamar a una de sus hijas, Emily.
— Prometed que nunca dejareis que se pierdan las bonitas tradiciones familiares. — les pidió Astoria a los niños.
— ¡Prometido!
Como habréis notado, aquí Severus no muere tras la mordida de Nagini, sino que sobrevive y puede rehacer su vida. Lástima que también morirá antes de que nazca su última hija.
El bebé Sebastian sale en el fic Reginald Albertus Bloom una nueva oportunidad de vivir, que encontrareis en mi perfil.
Aquí Severus ya estaba siendo arrastrado al lado oscuro, al igual que sus amigos. En el otro capítulo, Barty y él hablaban de odiar a su padre y desear su muerte, aquí hablan de matarlo. Puede parecer lo mismo, pero no lo es.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
