Celebraciones
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Prompts: Yule Ball, banquete, regalos, malicia y familia
En la fiesta del Yule de 1977, Dumbledore decidió celebrar el Yule Ball con todos los estudiantes mayores de catorce años en el comedor y en la Sala Común los menores de trece años; así evitaba que los mayores fueran una mala influencia para los pequeños… Era una manera de subir los ánimos a los chiquillos por la guerra que se avecinaba y las muertes que les rodeaban.
Sin embargo, Severus Snape no le apetecía ir… no le gustaban los sitios concurridos… así que, él y sus mejores amigos decidieron celebrar su propia fiesta en la Sala de los Menesteres con su sobrino Sebastian.
Todavía recordaba como descubrió esa sala huyendo de los Merodeadores. La puerta se le apareció y, sin darse cuenta, estuvo ahí por día y medio, aunque le parecieran minutos. Todo lo que necesitaba y pensaba, la sala se lo concedía.
No era de extrañar que ahí decidieran ocultar el bebé que Hera y Sebastien concibieron en el verano de 1976; Hera decidió tener la criatura para perpetuar su apellido, puesto que ella era hija única y su padre no tenía parientes varones. Fue muy difícil ocultar el embarazo, pero lo consiguieron.
La Sala era una mezcla de cuarto de bebé, pista de baile y una mesa con un enorme banquete, con comida que hizo aparecer la sala y que ellos trajeron de la cocina.
Regulus bailaba con Constance y Hera con Sebastien, mientras Severus y Barty miraban. El bebé ya dormía.
— Regulus y Constance están prometidos, Hera también, los únicos solteros del grupo somos Sebastien, Evan, tú y yo. Deberíamos bajar al Gran Comedor a ver si ligamos… — rio Barty.
Severus le fulminó con la mirada.
— No puedo mirarme al espejo, ¡y quieres que vaya al Gran Comedor a ligar!
Por todos era sabido que a Severus le avergonzaba mirar y enseñar las heridas de su cuerpo fruto del maltrato de su padre; por eso sus amigos le regalaron un neopreno mágico hecho con escamas de animales marinos y todos decidieron vestir así siempre para acompañarle y que no se sintiera mal.
— No digo que debas enseñarle tu cuerpo si no quieres… si te ama tal y como eres… le gustarás, aunque tengas que follar con la camisa puesta y las luces apagadas… ella o él lo aceptará…
— Parece que sabes mucho sobre el romance, Crouch. — habló Severus con sorna. — ¿Ya has entregado tu corazón a alguien? — preguntó con curiosidad.
— Pues sí. — Barty levantó el mentón divertido.
— Y puedo saber el nombre de la descerebrada que tiene los pocos sesos de aguantar tus locuras… — le respondió con malicia. — ¿No será una Gryffindor? — preguntó alarmado.
— Puedes preguntar su nombre… y… te equivocas… no es una Gryffindor. De hecho, no está en ninguna de las casas de Hogwarts.
— ¿Se graduó?
— Es una squib. Se llama Marion Buchannan. La conocí en el Callejón Knockturn.
Severus asintió. Todos los presentes en esa sala, excepto el bebé, habían ido a ese callejón por negocios truculentos. En el caso de Severus, por vender pociones de dudosa legalidad.
— Sabes que voy al Knockturn por joder a mi padre y drogarme… — Severus asintió, él también tomaba esas drogas y pociones alucinógenas para huir de su horrible vida. — ahí la conocí. Estaba con un cliente, se negaba a pagarle después de ofrecerle sus servicios.
— ¿Qué tipo de servicios?
Barty juntó el dedo pulgar con el índice formando un círculo y pasó el dedo índice de la otra mano por el medio.
Severus asintió. Había visto a muchas prostitutas en la Calle de la Hilandera.
— Sus padres la abandonaron en el Callejón Knockturn cuando no le llegó su carta de Hogwarts. A veces voy a visitarla… me gustaría sacarla de ahí… pero todavía dependo del hijo puta de mi padre y no puedo…
— Lo siento mucho, Barty.
— No lo sientas. Cuando me gradúe, le pediré al Señor Tenebroso que la reclute… puede servirnos como espía contra la Orden. Además, me encargaré de convencer al Señor Tenebroso de que, aunque Marion no sea maga, puede sernos útil. Y es sangre pura.
El mestizo asintió.
— Además, al Señor Tenebroso, mientras tengamos hijos sangre pura, no le importa si estamos casados o no. Sería el mundo ideal para nuestro pequeño sobrino. — continuó Barty.
Ambos miraron a la cuna donde dormía Sebastian. Habían puesto un hechizo para bloquear el ruido y no despertarle.
— ¡Venga! ¡Abramos los regalos! — exclamó Regulus.
Todos se sentaron en círculo.
Túnicas de gala, pociones, joyas, libros fueron intercambiados.
— Yo he hecho un regalo para todos. Espero que os guste. — habló el menor de los Black.
Se levantó y con un movimiento de varita, hizo aparecer un lienzo con un dibujo enorme que él mismo había hecho y pintado con lápices.
— ¡WOOOOOW! — exclamaron todos. — ¡te has superado a ti mismo, Reg!
Eran ellos mismos en la Sala de los Menesteres. Hera estaba sentada con Sebastian en sus brazos, Sebastien estaba detrás de ella con una mano apoyada en la silla donde estaba sentada su amiga y madre de su hijo, Constance al lado derecho de su amigo, como madrina del niño. Al otro lado de la chica rubia estaba Barty y a su lado Severus Snape. Regulus estaba a la derecha del mestizo, con un lienzo y un lápiz en su mano, como si los dibujase.
A Severus no le pasó desapercibido que encima de las cabezas de él y sus amigos dibujados había un espejo donde podía verse a Sirius Black, Marlene Mckinnon, James Potter, Lily Evans, Remus Lupin, Peter Pettigrew, Dorcas Meadowes y Mary MacDonald. Su hermano, su pareja y sus amigos.
En el suelo, debajo de los pies de ellos había unas sombras que provenían de una puerta que estaba al lado del lienzo de Regulus. Se podía reconocer a Dumbledore con su fénix, a McGonagall con su sombrero, la enorme barriga de Slughorn, la forma rechoncha de Sprout y la estatura de Flitwick.
— ¡Es precioso, Regulus! ¡No te has dejado ningún detalle! — exclamó Constance.
— Tarde meses en terminarlo… — contestó avergonzado.
— No me extraña… ¡menudo currazo! — le alabó Barty.
…..
Severus estaba con su familia visitando el cementerio de Cokeworth.
Habían ido a dejar unas flores en las tumbas de los abuelos Harding y Emily Snape. Fueron a visitar la lápida de Eileen esa misma mañana. Ella pidió ser incinerada y tirar sus cenizas al viento, pero su lápida estaba en las afueras de Hogsmeade.
— Listo. — suspiró Carole después de dejar el ramillete que les habían hecho.
— Ahora queda los señores Evans. — contestó Brian.
John y Violet Evans habían sido como unos padres para Severus. Le trataron como un hijo más.
— Papá, ¿por qué la hija superviviente de los Evans no los visita y tenemos que ser nosotros los que nos ocupemos de cuidar su lápida? — preguntó Eileen.
— Porque para Petunia volver a Cokeworth le trae muchos recuerdos de su hermana, quien ya no está.
— ¿Y a ti, no?
"Sí, pero durante mucho me limité a vivir de esos recuerdos".
— Ella tiene su lugar en Londres, con su marido e hijo. Yo… si salgo de Cokeworth, en el mundo muggle, no tengo a nadie.
"Supongo que por eso pasaba la mayor parte del tiempo en Hogwarts o en Malfoy Manor" pensó sin llegar a decirlo.
— Pero ahora nos tienes a nosotros y estamos creando nuevos recuerdos, ¿verdad, papá? — preguntó Brian esperanzado.
Severus asintió y le lanzó una escueta sonrisa.
…
Eran las primeras Navidades sin Severus… hubo un escape masivo de mortífagos de Azkaban y pidieron a Severus intervenir… murió en la batalla.
Los Snape habían ido a celebrar las fiestas en Malfoy Manor. Era demasiado doloroso hacerlo en casa. Carole no paraba de sollozar… quizás eran las hormonas de los últimos meses de embarazo y pensar que Severus no conocería a su última hija.
El nueve de enero de 2006, Carole empezó a sufrir contracciones.
— ¡Hay que llevarla a San Mungo! — gritó Draco.
Pocas horas después, nació Emily Louise Snape, nombrada en honor a su bisabuela paterna y abuela materna. La niña había nacido con los ojos negros de su padre, al igual que Adrien, Eileen y Ariana, aunque esta última también tenía un ojo azul debido a su heterocromía.
— Bueno, Emily. Gracias por devolvernos la alegría tras la muerte de papá. — susurró Adrien.
….
— A ver si lo entiendo… dos amigos de papá se emborracharon y drogaron, follaron y la chica se quedó embarazada… pero la chica decidió tener al bebé porque quería transmitir el apellido porque no tenía familiares varones… y el chico la apoyó… al menos le echó huevos… y otro amigo de papá… el padrino del niño… hizo este dibujo donde están todos…. — contó en voz alta Emily Snape.
— Emily, no deberías decir tantas palabras malsonantes. — la regañó su madre.
Habían ido todos de visita al Museo de los Black, fundado por los hijos de Sirius y Regulus. Ahí había tanto información que todo el mundo conocía, como que no. Consiguieron recuperar los cuadros que la hermana de su tatarabuelo, Elladora Black, creó y mandó al Louvre mágico. También tenían el cuadro que Regulus hizo a sus amigos cuando estaban en Hogwarts.
— Ah, y el bebé que tuvieron es el primo Sebastian. — concluyó la niña.
— Así es. Efectivamente. — respondió Draco, quien les acompañó con Scorpius.
Desde que murió Astoria, padre e hijo pasaban mucho tiempo con la familia Snape.
— Ey, no esperaba veros aquí… — saludó una voz.
Era Sebastian, quien había venido con su esposa Daphne y sus hijos.
— ¿Qué hacéis aquí? — preguntó Draco a sus cuñados.
— Hemos venido a ver a los abuelos. El Yule es para pasarlo en familia. — contestó Paul, el menor de los hermanos, señalando el cuadro donde estaban sus abuelos paternos.
— Si es así, ¿por qué no vamos todos a cenar juntos? — propuso Ariana.
— Pero en vuestra casa no cabemos. — contestaron los adultos magos.
— Pero en Malfoy Manor y en Peverell Manor sí.
Todos soltaron enormes risotadas.
Rubeus Hagrid le dijo a Harry en el primer libro que muchos mortífagos se unieron en búsqueda de poder; no necesariamente tiene que ser purista de sangre. Creo que ese es el caso de Barty. Porque me cuesta creer que siendo su padre enemigo de los mortífagos y uno de sus principales perseguidores fuera purista de la sangre. Además, creo que Bartemius Crouch sr se creía superior a todo el mundo tuviera el origen que tuviera. Por eso no veo descabellado que tuviera un romance con una squib. Además, no hemos visto en la saga romances entre squibs y magos.
Me gusta que los fics tengan un final feliz, o al menos, esperanzador. Por eso, aunque haya matices tristes, el final termina bien o con una escena de humor.
Espero que os haya gustado.
Hasta la próxima
