"El hombre más fuerte de la Tierra"

Frank Silverman era un hombre particularmente común, amable, y un tanto reservado con su vida privada.

De apariencia común para un norteamericano, a pesar de poseer rasgos de inmigrante europeo. Siendo alguien alto, de piel algo bronceada por el sol, con el cabello rubio peinado hacia atrás, ojos azul celeste, y vestido con las ropas de un catedrático universitario.

Si, nada fuera de lo normal siendo completamente honestos.

Él prefería trabajar la mayor parte del tiempo, y en sus ratos libres, entretenerse con manga y videojuegos como cualquier otaku. Ese era él; sencillo, poco sociable, pero bastante suertudo en cosas que ni el mismo se daba cuenta, aunque su niñez no fue la mejor.

Nació en una familia de fieles cristianos, en la ciudad de Riverside ubicada en el estado de California, . Siempre tuvo roces con sus padres, incluso si era estudioso y hacia sus tareas con propiedad, la mayor parte de las discusiones recaían en sus videojuegos, llegando al punto de que su padre destruyo su primera consola, una 'playstation 2' que compro con su propio esfuerzo durante meses, y vio con impotencia el cómo quemaba sus juegos y revistas frente a sus ojos.

Tal suceso fue la gota que derramo el vaso. Deteriorando su relación hasta el punto de abandonar su hogar, independizándose.

Al cumplir veintiún años, decidió vivir con un amigo de la secundaria, tratando de balancear su vida laboral y universitaria, a la vez que buscaba un hueco en su agenda para disfrutar lo que tanto le gustaba.

Después se graduó, convirtiéndose en profesor de historia, y en algún punto se volvió un arqueólogo de renombre, centrándose más por las culturas nativas de toda América, lo que sería una época que recuerda con emoción, principalmente por los viajes que realizo por el continente americano, conociendo personas y estudiando el cómo eran aquellas culturas tan bellas y misteriosas del pasado habían vivido mediante la tarea de desenterrar y desvelar sus misterios.

Debido a su gran trabajo, consiguió ocupar un puesto como profesor en la Universidad de Stanford.

Todo eso nos lleva al comienzo de su "vida problemática".

Frank, para entonces de treinta y nueve años de edad, y como cualquier otro momento del día, se encontraba revisando un par de documentos que dejo olvidados en su escritorio ayer. Tenía en mente preparar una conferencia para hablar con los nuevos estudiantes que ingresarían a la carrera de historia universal.

No faltaba mucho para que iniciara el primer semestre académico. "Mejor adelantar algunas cosas", pensó él.

De la puerta que da paso a la sala de profesores en la cual se encontraba, apareció la figura de un hombre mayor, probablemente de sesenta y tantos años, bajo y delgado, con el cabello largo y canoso vestido en una combinación de ropa poco común que gritaba a los cuatro vientos 'hippie' sea a donde fuese, acercándose a nuestro protagonista…

— Frank. ¿Tienes un minuto, no? —interrumpió el anciano relajado pero con una ligera tensión en su tono de voz.

— ¿Pasa algo, Oliver?

El identificado como Oliver, Oliver Queens, profesor de la carrera de Agricultura y Medicina veterinaria, pero quien también era un arqueólogo de renombre en su juventud, y quien inspiro al propio Frank a volverse uno, suspiro con desgana, y de su bolsillo saco unos boletos de avión.

Frank miro a su maestro y mejor amigo con cierta preocupación, e interés por los boletos en su mano…

— Escucha, no tengo a nadie quien pedírselo, y tú eres el más responsable que conozco para esto. Mira, se supone que viajaría a Japón con mi esposa para visitar a su familia, y como me pidieron que entregara una reliquia perteneciente a ese país a un museo local, siendo un objeto de valor histórico que fue robado tras el final de la Segunda Guerra Mundial, tratándose de un pequeño espejo ornamentado en oro y joyas del Periodo Heian…

Tal cosa atrajo de inmediato la curiosidad del profesor de historia, abriendo los ojos con sorpresa ante el dato, sin embargo, no interrumpió a su maestro quien continúo hablando.

— …les dije a mis colegas que les haría el favor de entregarla, pero, surgió un problema a último minuto con respecto a la enfermedad de mi madre. Su cáncer empeoro.

El hombre rubio se sintió fatal por la noticia. La madre de Oliver ha luchado contra el cáncer de mama durante años, y si bien se pensó que se había recuperado, que lo había superado, nuevamente volvió a atormentarla, y su situación, hasta donde supo la última vez, fue muy grave al tener que internarla en una clínica.

Era una gran mujer que tuvo el gusto de conocer, y le llenaba de malestar por su mala condición.

— Oliver…

— Escucha muchacho… Podría dejarle esta tarea a alguien más y no molestarte con este asunto, pero, no puedo hacerlo. Recuerda lo que ocurrió hace dos año tras los ataques por parte de esos viles criminales en contra de la comunidad arqueológica.

— Si… —apretando los puños con auténtica molestia y desagrado, recordó lo que ocurrió un día común de noviembre, y lo que siguió después de eso…

Más de una docena de muertos en un museo en Inglaterra, junto con varias bajas civiles que estaban presentes durante el dia del altercado, y todo por una organización "activista" sumamente radical que se opone al 'orden mundial' de las 'altas esferas'.

Un grupo de psicópatas que han provocado disturbios en los últimos años.

No fue el único afectado, siendo que, uno de los objetivos que han tenido desde el primer golpe que dieron, fue entorno a los museos de historia cultural, robando o destruyendo artefactos antiguos de valor incalculable, mientras dejaban un mar de sangre a su paso.

El que más recuerda con pesar fue el robo de un papiro antiguo de origen egipcio relacionado con un templo del dios Thot, ya que fue uno que el mismo, al lado del profesor Oliver, descubrieron en un breve viaje a Egipto.

En cualquier caso, la preocupación del anciano es válida. Ya que este mismo grupo ha atacado cargamentos con artefactos y material valioso, y para prevenir ataques de esa índole por la filtración de información, él mismo le pidió entregarla en persona para mayor seguridad, y sobre porque no se puede prolongarlo, pues, ya no es solo por la promesa del viejo profesor a sus compañeros de trabajo, también por las presiones de sus jefes en conjunto a la del museo japonés.

Frank solo suspiro con una sonrisa comprensiva.

— No se diga más, yo iré en tu lugar, viejo.

— Ah… Muchas gracias Frank, me haces un favor enorme con esto.

— Solo dame los detalles y lo hare por ti. Sé que vives ocupado la mayor parte del tiempo, y el problema con tu madre es algo que debes resolver, tienes que estar ahí para ella. Puedo hacerlo, y me da igual si se acumulan cosas en mi agenda, esto es más importante.

— ¡Genial! Aunque ahora que lo pienso… ¿No será que iras también para ver esas monas chinas…?

— Se les llama waifus, ignorante… Además, son japonesas. No chinas.

— …

Los dos comenzaron a reírse como locos pasados unos breves segundos.

El hombre con apariencia de hippie sonrió con alegría, y le dio las gracias otra vez mientras le daba un abrazo, y Frank, un poco incómodo, correspondió dándole unas palmaditas en la espalda.

Luego de recibir los detalles de lo que tenía que hacer, y un papel con las direcciones a las que tenía que dirigirse, Frank tomo un vuelo nocturno hacia Japón en un avión comercial. Dejando la patria que lo vio nacer, se embarcó en una gran aventura…

Para su desgracia, sería una que no olvidaría jamás.

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Tras llegar a la ciudad de Saitama, ubicada en la prefectura del mismo nombre, logro pagar la habitación de un hotel económico, y fue de inmediato a llevar el objeto que le pidieron al museo japonés.

La verdadera razón por la que vino a Japón, más allá de ayudar a su amigo, y como el mismo supuso, fue para disfrutar de la cultura del sol naciente en vivo y en directo, enfocándose en los artículos disponibles de anime y videojuegos, tomándose fotos con las lindas cosplayers, y llevándose varios recuerdos en la forma de juguetes o videojuegos eroge y de romance exclusivos.

Era una oportunidad única, y la aprovecharía al máximo.

Había tantas cosas por hacer, tantos juegos por comprar, mangas por leer, pero…

Tengo trabajo que hacer...

La desgana era evidente en sus pensamientos. Al menos no tendría que hacer demasiado más allá de entregar ese bello espejo. Por si no fuera suficiente también tenía que buscar las cosas que le pidió Oliver en la casa familiar de su mujer, Umiko, una doctora que conocio hace años en Peru, y el como se conocieron allí, pues, el nunca le conto los detalles.

Como sea, ambos lugares (el museo y la casa familiar de la señora Umiko) quedaban lejos uno de otro, por lo que tendría que recorrer largas distancias incluso en taxi.

Qué bueno que también usaban el inglés en este país.

Llamo a un taxi para que lo llevara a su primera parada, el "Soka Municipal Museum of History and Folklore", para entregar el espejo que llevaba consigo.

Todo fue bien por el camino, maravillándose con la ciudad y lo diferente que era de cualquier otra en su patria.

En eso, el taxista, un hombre calvo de poco más de 50 años a lo sumo, grito sobresaltado por algo que vio a la distancia en medio del tráfico, el cual trato de ver mejor asomándose por la ventana de su auto, hasta que se quedó silenciosamente quieto; perturbado.

El taxista estaba viendo por algo. Frank paso su mirada hacia él, luego empezó a oír gritos fuera del vehículo, seguido de una poderosa explosión que elevo el taxi un poco por los aires, volcándolo.

Todo se fue al carajo muy rápido.

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El paisaje de la ciudad, antes bella y prospera, quedo completamente devastada. El cielo estaba nublado y tormentoso, junto con el humo de las llamas quemándolo todo. Solo se escuchaba la sirena de los automóviles y el ruido de las llamas.

Pero no había voces en los alrededores.

Frank se despertó sobresaltado con problemas para respirar por la acumulación de humo en sus pulmones.

Salió a cuestas del taxi por la ventana rota de la parte trasera del vehículo, y cuando vio mejor, noto que el conductor había muerto, con su cráneo atravesado por una barra de hierro.

Casi vomita, hiperventilándose un poco hasta que termina con un ataque de tos severa por tanto humo, y no fue lo único que había.

Autos quemados, gente muerta con sus cuerpos desperdigados en trozos.

Tal escenario lo hizo vomitar, arrodillándose por las imágenes brutales de lo que podría ser una zona de guerra, o el de un ataque terrorista, que era el más probable de todos.

Arrastro su mochila del auto, poniéndosela en la espalda, luego vio si se encontraba a alguien que lo pudiera ayudar, o si pudiese ayudar a alguien.

Estaba confundido y desconcertado. ¿Fue un ataque terrorista, tal vez? Era lo único que se le venía a la mente.

Dejo de darle importancia cuando se fijó en algo cercano, parecía la silueta de una persona tirada en el suelo, así que decidió revisar su estado.

Fue una mala idea.

Tras disiparse un poco el humo y obtener una mejor visibilidad, vomito más del poco desayuno que quedaba en su estómago, observando el cuerpo destrozado de una mujer, cortada y quemada de forma atroz.

Lo peor fue que había un carrito para bebe. Todavía de pie a pesar de la gran destrucción de los alrededores.

El profesor estadounidense actuó rápido, acercándose y viendo que, envuelto en una manta café, estaba un bebe de apenas un año de edad, una niña. Reviso su pulso, todavía viva, pero era muy débil, llenándolo de total preocupación.

Lo bueno fue que no mostraba heridas, pero tanto humo debe estarla afectando. Estaba a salvo pero tenía que llevarla al hospital o con paramédicos lo más pronto que pudiese.

La sujeto en brazos mientras la envolvía en sus brazos y trataba de que no inhalara el humo de alrededor cubriéndola con una manta limpia que consiguió entre sus cosas.

— Maldición, ¿Dónde carajos consigo a alguien que me ayude? —camino por un rato, pero sin saber qué hacer con un bebe en brazos—. ¿Cuántos habrán sobrevivido a parte de nosotros? ¿Qué tan desastroso debió de ser…?

De pronto escucho sirenas a lo lejos. ¡Era ayuda!

— ¿Estas escuchando pequeña? ¡Ya pronto vendrán a sacarnos de aquí, y estarás bien, te lo promet-!

No tuvo tiempo para sorprenderse, o preguntarse qué estaba pasando, cuando un rayo cayó cerca de él, a solo unos metros de distancia. Volteo para observar a un hombre extremadamente musculoso, calvo y vestido con ropas que le recordaban a un monje budista, pero sin ropa de cintura para arriba, saliendo de la nube de polvo generada; lo más loco eran los rayos y el fuego que emanaban de él.

Estaba en medio de todo, alzándose con solemnidad, pero ignorando la presencia de Frank que lo miraba con terror y confusión inigualables.

¡HUMANOS TRAIDORES! —grito el hombre, el dios, con una furia sobrenatural, mientras varios rayos caían del cielo, y destruían lo que quedaba de la ciudad japonesa a los alrededores de forma continua, lo que hizo que Frank se pusiera a cubierto detrás de un auto volteado, pero sin perder de vista al sujeto ominoso—. ¡HAN DE CONOCER MI FURIA! ¡TODOS SON PECADORES QUE NO APRECIAN LA SABIDURIA DEL CIELO! ¡HAN ABANDONADO LA FE! ¡POR ENDE, HAN DE ARDER PARA QUE APRENDAN DE SU TERRIBLE EQUVOCACIÓN!

Recordaba vagamente que los japoneses no eran muy religiosos, y si de verdad ese era un dios, o algo semejante, pues… Puta vida. ¿No podía bajar a causar desastres otro día, y sin que él estuviera presente?

Carajo, esto no era posible… ¡¿Los dioses eran reales?!

Se congelo en el acto, con sus piernas incapaces de moverse a pesar de querer huir de allí, pero en eso, sintió raro algo en su espalda, precisamente dentro de su mochila. Sacudiéndose.

Frank se sentó en el suelo, poniendo al bebe en su regazo de forma cuidadosa mientras abría su bolso con dificultad, sacando de allí aquello que 'vibraba'.

Era el espejo antiguo que debía entregar al museo.

Sorprendentemente estaba intacto, sin rasguños ni nada; brillaba de forma misteriosa entre las tiras de tela que lo envolvían.

No tuvo más tiempo para pensar hasta que la bebe comenzó a llorar, y del sobresalto tiro unos pequeños escombros. Trato de calmar al bebe pero fue demasiado tarde.

El sujeto, envuelto en fuego y rayos dorados, volteo hacia la ubicación del ruido, frunciendo el ceño con intensidad, caminando, agarrando el vehículo y enviándolo a volar varios metros por el aire hasta estrellarse en un edificio destruido parcialmente.

Ese monstruo lo tenía en la mira, y pregunto con absoluta ira en su voz—: ¡TU! ¡¿TE ATREVES A ESCONDERTE DE MI JUICIO DIVINO?!

Listo, se acabó. Ambos estaban muertos…

Sin más opciones, decidió afrontar su destino. Si bien el tipo parecía completamente loco, tal vez podría apelar para que la bebe se salvara.

Se levantó, viendo cara a cara al dios enfurecido, con la bebe llorando pero acuñada en su brazo izquierdo de forma protectora, mientras que en el derecho sostenía el espejo que brillaba cada vez con mayor intensidad.

— ¡E-espera un momento! Escúcheme, tengo a una niña inocente, no se muy bien el por qué haces esto, pero ella no tiene nada que ver, por favor, no le hagas nada…

¡¿Y CREES QUE ESO ME DETENDRA?! ¡ELLA ES UNA PECADORA, NACIO DE PECADORES, Y SU DESTINO YA ESTA ESCRITO EN PIEDRA! —tales palabras aterrorizaron a Frank— ¡POR LO TANTO, SU MUERTE ES JUSTA, Y SI MERECE REDENCIÓN QUE SE LA GANE COMO TODOS AQUELLOS QUE HAN COMETIDO FALTAS AL CIELO Y A LOS DIOSES!

En un breve instante, y con la rapidez del relámpago, el buda de la destrucción se puso frente a Frank, con su puño relampagueante listo para borrarlo de la existencia.

¡VAS A MORIR, COMO TODOS EN ESTE LUGAR…! ¡DESAPARECE!

— ¡AAAAAAHH!

El estadounidense, por puro reflejo, cubrió a la niña con su cuerpo en un vano intento de protegerla, pero, a su vez, puso de forma inconsciente el espejo enfrente del puño. Parecía ridículo pensar que un simple espejo fuera a protegerlo del puñetazo castigador de un dios.

El problema es que ese no era, en ningún sentido, un simple espejo... Para fortuna del profesor estadounidense, se trataba de algo más…

Sin que lo supiera, Frank Silverman poseía en sus manos un grimorio, perteneciente a una diosa antigua.

"Yata no Kagami", el nombre verdadero del objeto en sus manos.

Un espejo sagrado que formaba parte de los Tesoros Imperiales de Japón antes de que fuera robado en el pasado.

Ni Frank, ni su compañero Oliver, habrían imaginado que era esa reliquia en específico.

Pero, fue suficiente para lo que estaba a punto de pasar.

El espejo brillo con fulgor, parecido a la luz del sol, liberándose de las telas que lo cubrían al incinerarlas, y drenando casi al instante la fuerza vital del profesor de historia para usar su verdadero poder.

La autoridad de una diosa que rechazaba todo, y lo reflejaba al instante.

Tal cosa hizo que el puño de destrucción imparable del dios fuera devuelto hacia el mismo, atravesándole el pecho y golpeando su corazón, haciéndolo estallar por la fuerza del impacto.

Los dos estaban absolutamente sorprendidos por esto.

¡¿COMO ES POSIB-?! —vomito mucha sangre mientras se arrodillaba muy dolorosamente, con su propio puño enterrado en su pecho.

Frank soltó el espejo y colapso entre los escombros, pero incluso así, mantuvo a salvo al bebe evitando caer en una mala posición. Estaba apenas consciente y sin saber porque se sentía tan mal.

Hubo un largo silencio entre ambos, pero el resultado ya se había dado.

Fue entonces cuando el dios iracundo, con una mirada resignada, vio al mortal que logro matarlo, por más imposible que suenen tales hechos. Procedió a hacerle una pregunta, incluso si su tono de voz era alto, ahora sonaba tranquilo, pacifico, pero no por ello menos irritado por su destino—: ¿CUAL ES TU NOMBRE, MORTAL?

El estadounidense no sabía cómo responder, todavía con miedo en su corazón, y sintiendo un cansancio extremo, respondió a su pregunta tan bien como pudo en su actual estado.

— Frank... Silverman...

FRANK… SI… NO ES EL NOMBRE DE UN GUERRERO, PERO SUPONGO QUE ES UNO DECENTE. MI NOMBRE ES VAJRAPANI, LA FUERZA DE BUDA GAUTAMA. FRANK SILVERMAN, UN DIA NOS VOLVEREMOS A REENCONTRAR. SERA AHÍ CUANDO RECLAME TU CABEZA POR EL PECADO QUE HAS COMETIDO, INCLUSO SI FUE EL DE SALVAR LA VIDA DE UNA JOVEN PECADORA, ASI QUE HASTA ENTONCES... ¡CONVIERTETE EN EL MAS FUERTE, Y HAZ USO DE MI FUERZA PARA HACER LO CORRECTO!

Fue así como el dios imponente murió, desapareciendo en partículas de polvo y luz dorada, esparciéndose con el viento...

Luego le siguió Frank cuando su corazón dejo de latir.

Dejando a un bebe llorando en su pecho, aun abrazándolo para que no sufriera ningún mal…

Sin embargo, este no sería su final. Ni de lejos.

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Frank despertaría en una camilla de hospital, siendo atendido por un par de médicos tras unos minutos.

Luego de recibir un breve interrogatorio por parte de un policía local, pudo irse al no tener nada malo, aunque no fue exento de recibir algo de discriminación por el hecho de ser extranjero. Además, le dijeron que él bebe que tenía en brazos estaba a salvo con la familia de la madre fallecida, lo que le dio algo de consuelo al profesor.

Decidió volver al hotel que, para su suerte, estaba extrañamente intacto, solo que con las ventanas rotas y las paredes ligeramente agrietadas.

Tal cosa no le daría tanta confianza de quedarse allí, pero cuando toco su cama se desplomo allí, mirando a la pared sin saber que pensar sobre lo que recordaba.

— No fue un sueño…

Lo mejor será entregar ese estúpido espejo y regresar a su país lo más rápido que pueda… Y con suerte, olvidar todo esto.

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La verdad es que no recordaba muchos detalles de su """batalla""" contra "Vajrapani", según las investigaciones que hizo. Aunque, más que un dios, parece ser un guardián según la información disponible. Apenas algunas palabras difusas sobre "hacerse más fuerte" o "nos volveremos a ver", lo que le asusto un poco.

Trato de mantener la calma, enfocándose en su trabajo. Intentando pensar de forma inútil que lo que vivió fue una alucinación, a pesar de que sabía que todo fue real, trato de negarlo.

No existen dioses, ni monstruos, ni cosas raras, solo alucino por la cantidad de humo en los alrededores que estaban "nublando su juicio", y posiblemente le golpe que se hizo cuando el taxi se volcó.

Sí, todo fue un ataque terrorista, como estaban diciendo los medios…

En el camino hacia el museo, recordó la voz de una mujer. Parecía oírse como la de alguien juvenil, pero extrañamente sabia, la cual le deseaba un futuro próspero o algo así…

"Qué raro". Pensó para sus adentros.

Había llegado a su destino, el museo de historia nacional al que le pidieron acudir con el espejo antiguo.

Dos días después, luego de reabrir algunos lugares, y aislar la zona destruida de la ciudad de Saitama para evitar accidentes, pudo visitar el lugar.

Recibió una bienvenida algo incomoda por parte de los encargados del museo, luego les explico sobre la reliquia, y como se obtuvo.

Tras conversar con el gerente, y tolerar los comentarios racistas que le escupía en la cara de forma "sutil", este le dijo que se sentara ya que iría a buscar unos papeles. Cuando el gerente se fue pasaron unos minutos hasta que, a las afueras del museo, se escucho mucho ruido. Especialmente gritos.

— Oh no…

Volteo hacia la puerta principal con una lentitud casi robótica, viendo como era hecha polvo junto con los marcos de la misma y parte de las paredes, mostrando a una mujer hermosa con ropas tradicionales chinas de color blanco, con algunas joyas y otros accesorios aparentemente simples, pero que la hacían resaltar demasiado bien.

El aura que desprendía la mujer era algo que le puso los pelos de punta. Le recordaba al tipo ese que por poco lo mata y casi destruye toda la ciudad, a pesar de que una parte de él sigue negando su existencia.

Empezó a sudar profusamente cuando ella se dirigió a él y hablo en un tono bastante venenoso—; Asesino de dioses…

Frank se atraganto con su propia saliva, atemorizado por lo que estaba a punto de suceder, pero trato de salir de esa situación. Énfasis en "trato".

— Emm… Esto…

¿Te atreves a pisar tierra sagrada, matando a uno de mis compañeros como si nada, y luego ir a tus anchas como si fueras el dueño del lugar?

— ¿P-perdón?

¡No permitiré tal ofensa! Es cierto que mataste a un dios muy poderoso, pero eso no evitara tu muerte a mis manos. ¡La suerte siempre está de mi lado! ¡Por lo tanto he de reclamar tu vida por tus terribles pecados! —un aura negra empezó a emanar de su mano derecha, la cual se condenso y salió disparada hacia su objetivo: Frank—. ¡Muere a mis manos, vil infractor!

— ¡HYAAAAAAAAAA!

En un acto reflejo, otra vez, puso el espejo para protegerse, aunque casi se le cae de las manos. Curiosamente, se le paso por la cabeza el hecho de que fue eso mismo que uso para acabar -de forma no intencional- con la vida del propio Vajrapani.

El ataque de la diosa se devolvió hacia ella misma, lo que no esperaba para nada, matándola en el proceso.

Poco a poco, se vio como su cuerpo empezaba a caerse a pedazos.

¡¿Cómo pudiste…?!

— ¿Q-q-qué ha pasado? ¡¿Espera qu-?!

La diosa miro a Frank con odio en su bello rostro, todavía sin creer la tontería de proporciones absurdas que ocurrió.

Yo, la diosa de la fortuna Bentaizen, caí ante un maldito mortal. Un rey del pecado que apenas tiene unos días de nacido… ¡¿Qué tan penosa puede ser esta situación?! ¡¿Porque me pasa esto?!

Tan rápido como apareció, despareció.

Frank miro el espejo y lo dejo lentamente en un estante para alejarse con cuidado, pero de pronto, sintió como si "algo" se enterrara en su pecho. Claro, no era ningún arma ni nada, pero se sentía como si metieran una pieza en un rompecabezas. Si, era rara aquella descripción, pero no encontraba otra forma de expresarlo correctamente…

Tras el desastre causado por la diosa de la fortuna, Frank fue contactado por la organización mágica de Japón, conocida como la [Biblioteca de la Historia Verdadera], los cuales se encargaron de explicarle las consecuencias de haber matado a un dios, y el hecho de que ahora, no solo era el primer Campione en más de un milenio, sino que era el gobernante supremo de su país, Estados Unidos. Por ende, nada ni nadie sería capaz de llevarle la contraria por su sacrosanto estatus.

Era demasiada información que asimilar, pero trato de enfocarse en lo más fundamental:

-Buscar las cosas que le pidió su colega.

-Visitar la convención de anime más cercana.

Luego de esto, saldría corriendo de este maldito país, y nunca regresaría.

"Que lo resuelva el Frank del mañana, estoy muy cansado ahora". Se dijo así mismo para no caer en la locura.

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En algún punto de su vida, decidió emprender un viaje de autodescubrimiento, aprovechando para comprar cosas, y conocer aún más su país de origen.

Lo que le decepciono un poco, así que se fue a otros países.

Conoció a todo tipo de personas, se metió en un par de inconvenientes, pero de alguna forma logro salir de todo aquello. A veces sin darse cuenta.

Fue así hasta conocer a alguien. Un anciano vestido de forma excéntrica revelándose como "Tadeus Black", o algo así.

Un tipo de alrededor de 70 años de edad. Piel oscura, pero de contextura fuerte y algo robusta para su edad.

En realidad, se trataba de un Mago. Un individuo peculiar el cual había obtenido la inmortalidad, junto con un poder que le permitía viajar por el espacio-tiempo. Según explico.

Algo llamado 'magia verdadera', que era muy diferente a la hechicería común de los magos que Frank había conocido alguna vez.

Los dos habían conversado sobre temas de historia, reuniéndose a veces en un pequeño bar en el estado de Florida, pero fue un día cuando el viejo mago -también conocido como el Embajador de la Luna- vestido con ropa playera, y un sombrero de paja, le hizo una pequeña propuesta…

— ¿Por qué no me acompañas a un viaje emocionante?

— ¿Un viaje? ¿Hablas de uno de esos planes vacacionales en algún lugar exótico?

— ¡Claro que no! ¡Viajaremos por el multiverso, jajajaja!

— ¿Estas bromeando? ¿No…?

Luego de controlar su risa, el viejo mago le explico la situación—: Mira, necesito a alguien que me acompañe a investigar algo importante en distintos mundos paralelos, y tú eres ideal con tus conocimientos…

— Solo soy un profesor de historia, no soy la gran cosa.

— Mataste a algunos dioses, tienes experiencia en combate.

— Solo he matado tres dioses, y fue pura suerte…

— Mataste unos cinco… ¿O eran seis?

Frank estaba sumamente confundido. ¿Cuándo diablos hizo eso? Solo recuerda algunos eventos turbulentos con la magia, lidiar con una organización mágica rebelde, y tratar de desmantelar en una operación secreta a ese grupo terrorista que robaba artefactos mágicos y quemaba museos (algo que se tomó muy personal) y poco más…

Tal vez ese altercado en un supermercado.

— Ahh… Bien, entonces ¿Y eso que quieres investigar sería…?

— Una anomalía, o varias en realidad. Te había contado previamente solo una parte de mis habilidades, como el viajar a través de las "tierras" que hay por todo el multiverso, pero, hay mucho más que no te conté. Por ejemplo, yo me encargo de revisar la actividad de varios mundos de forma constante, claro, como hay tantos regados por ahí, simplemente creo copias espirituales de mí mismo y hago que todas viajen, observando todo y así, eso me facilita mucho el trabajo. Ah, y yo soy el original, más o menos…

— …Ok.

Frank no confiaba en el tono de sus palabras.

— Para ponértelo simple; he encontrado "errores" que casi paso por alto, tratándose de puntos de energía residual cuyo origen me es desconocido y causaban distorsiones temporales, aunque menores, eran numerosas. Ninguna hizo nada a largo plazo ya que desaparecía casi de inmediato luego de detectarla, pero ahí está el problema…

— ¿Han empezado a multiplicarse, o solo sus efectos se han intensificado?

— Buena deducción. Acertaste con ambas, me temo. A la larga tal vez produciría un desastre, en caso de no ser detenido.

— ¿Que podría ser?

— Me temo que es algo extremadamente malo y complejo. Te lo dice alguien que ha trascendido su vida mortal, y ha visto todo tipo de cosas.

El mago suspiro con pesar ante esto, mientras el profesor de historia pensaba sobre el tema.

— Te falta información y quieres investigar aún más. Entonces ¿Por qué necesitas mi ayuda si tienes a tus copias para hacerlo?

— Bueno, si bien son útiles solo puedo hacer que se manifiesten en otros mundos, y no tengo un contacto directo con estas a menos que me concentre. También está el hecho de que un dragón dormilón de color rojo no le gusta mi presencia específicamente…

— ¿Por eso me requieres? ¿Quieres que sea tu informante o agente?

— Así es, además, eres un amuleto de la buena suerte.

— Sí, claro…

Luego de hablar por un buen rato, teniendo a Frank negando con vehemencia la propuesta de su amigo, hasta que él le prometió regalarle unas figuritas de "Neon Genesis Evangelion" de edición limitada de "otro mundo" que distaba de las originales; tal cosa lo compro finalmente.

Pero, por esta clase de tonterías es que ahora se encontraría en una terrible situación.

Sus aventuras estaban a punto de iniciar…

Bien, espero que les haya gustado, ah, y por aqui dejo la lista de sus autoridades divinas...

Identidad: Frank Silverman

Kick: KING

Nacionalidad: Estados Unidos - Michigan, Detroit

Facción:

Etnicidad: Americano

Raza: Humano

Edad: 182 Años (51)

Titulos: (Rey de la Justicia) (King) (Heredero del Relampago) (Pecador del Cielo) (Caida de los Dioses) (Jugador Supremo) (Terror Encarnado) (Maestro de la Magia) (Tirano Intocable) (Azote de China) (Rey de los Gringos) (Señor de la Guerra) (Heroe de la Princesa Lunar) (Juez de los Tontos Ignorantes) (Padre del Caos) (Primer Falsificador) (Conquistador del Lobo) (Pionero de la Brecha Dimensional) (Unificador de los Estados) (El Hombre Mas Poderoso del Mundo)

Equipo: Game Boy, lentes magicos, block de notas

Parientes: Desconocido

Rango: 1er Campione

Trabajo/s: Profesor de Historia, Jugador de E-Sports, Protector de la Brecha Dimensional

Tema: Fortuna

Alineación: Legal-Balanceado

Nacio en una familia catolica, y a pesar de las enseñanzas que le dieron, nunca fue un fiel creyente, teniendo roces por esto hasta dejar su hogar al graduarse, convirtiendose en un profesor de historia respetado en una buena universidad, mientras desarrollo un gusto por los juegos de rol, en especial uno llamado 'calabozos y dragones', formando parte de una comunidad de nerds como el; su vida era pacifica, hasta que le hizo un favor a un colega del trabajo, viajando al continente asiatico, precisamente a Japon, para entregar una reliquia importante, pero gracias a su gran suerte pudo matar a un dios sin siquiera intentarlo.

Es muy alto y delgado con la piel ligeramente bronceada, con ojos azules y cabello rubio liso que se mantiene peinado hasta los hombros y que sigue peinado hasta la nuca. Sus rasgos notorios son tres cicatrices verticales directamente sobre su ojo izquierdo, con mejillas hundidas y una línea de la mandíbula definida.

Tiene un caracter tranquilo, viendose extremadamente calmado en situaciones amenazantes, así como en poner un aura extremadamente intimidante, en realidad es un cobarde y un 'otaku'. Se muestra como alguien realmente cuidadoso y considerado, tambien amable hacia otros, pero se fue volviendo mas valiente con el tiempo, arriesgandose incluso si su vida corre peligro.

Bald with Cape (*)

Rango A~EX

Anti-Fortaleza

[Vajrapani]

Es una autoridad que le concede una clase de avatar celestial cuya apariencia es la de un hombre calvo extremadamente musculoso, vestido con un traje de heroe de bajo presupuesto, apareciendo en el momento en que su "pueblo" este bajo algun peligro mortal.

Su fuerza divina es ridicula, y poco a poco ira subiendo en su potencia hasta volverse casi invencible, pudiendo derrotar a cualquiera que lo enfrente, nada mas necesitaria un golpe para derrotarlos en la mayoria de ocasiones. Tiene la capacidad de moverse como el rayo y la resistencia de una montaña, haciendo que la tarea de hacerle daño sea complicada, tambien esta la particularidad de que, personas normales, incluso magos, sean incapaces de verlo, a menos que sean dioses o campiones, provocando que lo vean solo como poderes psiquicos super rotos, por alguna razon.

"¡SAITAMA!"

Lucky Wave Motion Cannon (*)

Rango E~EX

Soporte

[Bentaizen]

Le otorga la bendicion de la fortuna, y la buena suerte, en todo momento que se encuentre en peligro, haciendo lo imposible para mantenerlo a salvo, permitiendole salier airoso de cualquier enfrentamiento; tambien es capaz de mejorar un poco la suerte de quienes considere "amigos".

Parece que, mientras mas se ponga nervioso, mas crecera dicha suerte para mantenerlo vivo, pero al estar extremadamente nervioso, casi al borde de un colapso mental o un infarto, el rango de su autoridad subira a EX, teniendo una suerte absurda y, con ello, una habilidad unica que se manifiesta en forma de un 'rayo de la suerte', el cual no posee efecto dañino al tratarse de energia magica, PERO, causaria todo tipo de efectos aleatorios si impacta contra un objetivo. Lamentablemente, tendria mala suerte por toda una semana como medida karmica.

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Natural Knowledge (*)

Rango C

Anti-Unidad

[Stolas]

Es una autoridad 'debil', pero que puede cobrarse la vida de un dios si las condiciones se dan, tratandose de recibir informacion sobre todo lo que sean plantas toxicas, hierbas, y piedras preciosas.

Lo conoce de forma automatica cada que interactua con alguna planta o piedra, recibiendo informacion en su cabeza al instante a veces sin darse cuenta, y si desea hacer algo con estas, podria crear pociones o establecer protecciones, otorgandole distintos efectos pero de forma inconsciente, creando con una piedra rastreadora, o una planta medicinal casi al instante.

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Disaster Engine (*)

Rango D~A+++

Anti-Ejercito

[Fobos y Deimos]

Es una autoridad pasiva, la cual generara una especie aura con los conceptos del 'miedo' y 'terror', llenando de nervios a todos a su alrededor, e ira en ascenso mientras mas nervioso este el usuario, tambien emitira un sonido aterrador que serian los latidos de su corazon.

En si, este poder crecera con el miedo del usuario, haciendo que mientras mas nervioso este, mas crecera de rango, provocando que los mortales se caguen en los pantalones, y los dioses y campiones sientan duda, temor, nerviosismo, e incertidumbre con solo su presencia, viendose frente al resto como el tirano mas grande de la historia.

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Book of Mysteries (*)

Rango B

Soporte

[Thot]

Es una autoridad de sabiduria, la cual le permite convocar un libro aparentemente comun, poseyendo una tapa negra y paginas en blanco, por lo que puede ser confundido facilmente, pero este es es capaz de comunicarse.

Tiene conciencia, identificandose asi mismo como 'Thot' con un tono de voz sarcastico, manifestandose por voluntad propia si ve algo que le interesa enormemente, soltando comentarios al respecto, respaldando a su usuario en caso de que le pregunte sobre algo, respondiendo con una 'respuesta divina' a dicha pregunta; terminara bloqueada hasta el dia siguiente por tal accion.

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Invaders Must Die (*)

Rango A-

Anti-Unidad

[Nohoilpi]

Se activa con la consola portátil, utilizando su poder para de forma comica 'atrapar' personas a distancia en una estructura de mosaico en forma de caja. Mientras esta sellado, las reservas magicas de la persona están aisladas del mundo exterior.

Este proceso se conoce como "guardar", por el contrario, con la liberación de las personas que han sido "guardadas", se conoce como "carga".

La gente en el interior están atrapados en un sub-espacio, y el usuario puede controlar el "juego" desde su consola portatil.

Este poder puede ser útil para un entrenamiento, ya que puede utilizar el mundo de los videojuegos para dar a los combatientes de HP, simulando batallas de la vida real, eliminando el riesgo de muerte, aunque, sólo puede usar esto mientras que su consola le quede batería, haciendolo la trampa 'casi' perfecta, ya que alguien puede salir de aqui si fuerza las barreras dimensionales del lugar, o si la consola es completamente destruida.

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Barking Dog does not Bite (*)

Rango A~A+++

Anti-Unidad (Divino)

[Fenrir]

Se manifiesta en la forma de "familiar", siendo un perro negro con rasgos demoniacos, el cual sera afable e ingenuo, llevandose bien con su amo y con aquellos que considera amigos, sin embargo, el hecho de que su amo resulte lastimado podria derivar en que se transforme, alcanzando la forma de un monstruo gigantesco de al menos 10 metros, un perro negro con propiedades anti-divinas en sus ataques, pudiendo lanzar rayos de energia de la boca a voluntad; tras calmarse, dormira por un par de dias, y si es asesinado, tardara un mes en volver a la vida otra vez.

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