V Lecciones para padres y saiyajins

Era una mañana tranquila. Ya habían pasado un par de meses desde que Vegeta había recibido la noticia de que sería padre nuevamente. Estaba en la enorme cocina-restaurant de su hogar, decidiendo que desayunaría, mientras oía a su primogénito parlotear con sus amigos o, como él los llamaba, "el grupo de sanguijuelas"

Finalmente se decidió por cincuenta tostadas, una fuente de huevos revueltos y una jarra de jugo de naranja, ya que deseaba desayunar liviano ese día. Le dijo a uno de los hombres que trabajaba allí que se lo sirviera en la terraza. No le interesaba comer con el clan infantil.

Iba a tomar asiento cuando fue interrumpido por un grito de su mujer.

-Aaaaaahhhhhhhh!

Vegeta voló lo más rápido que pudo, hacia donde sabía que estaba Bulma. Estaba seguro que ella aun dormía o eso le pareció cuando abandonó el lecho unos minutos atrás.

Supuso que encontraría nuevamente a Kakaroto, por lo que iba dispuesto a asesinarlo con sus propias manos por no aprender la lección. Nadie podía ver a su esposa semi desnuda y vivir para contarlo. No por segunda vez.

Cuando tiró, literalmente, la puerta, miró hacia ambos lados y no encontró a Bulma. Inmediatamente se metió al baño y ahí estaba. Vestida con una salida de baño blanca y en silencio, junto a la tina de burbujas. Parecía consternada, pero no había nadie con ella. Entonces su atención se centró en su mujer.

-Bulma ¿Que ha pasado?

No hubo respuesta. Su mujer estaba de pie y miraba un extraño dispositivo en el suelo.

- ¿Bulma, te hiciste daño?

Continuó sin mirarlo. Parecía no oírlo, mientras su rostro solo expresaba angustia

- ¿Es el crío? – preguntó, ya comenzando a preocuparse.

Tampoco respondió. El saiyajin pudo apreciar que el labio inferior de su esposa comenzaba a sobresalir, al tiempo que las lágrimas llenaban sus azules orbes.

No aguató más e intentó captar su atención con un solo grito.

-POR UN DEMONIO, ¡RESPONDE MUJER!

Bulma volteó a verlo de inmediato. Vegeta hace muchos años que no la llamaba así, lo que la hizo exclamar

-¡Me vas a abandonar! ¡Tal como hiciste la última vez!

Vegeta levantó una de sus cejas

-¿De qué demonios estás hablando?

-Subí tres malditos kilos esta semana…. Parezco una vaca…

Vegeta se cruzó de brazos y frunció. Comprendió que su esposa estaba pasando por alguna clase de extraño ataque producto de su estado. Pero, para él, esa no era una razón para gritar así y preocuparlo medianamente. Después de todo, la culpa era de ella por tragarse esa cantidad exorbitante de pastelillos.

- ¿Y eso qué? – le preguntó finalmente.

Bulma lo miró molesta y le gritó - ¡¿Y ESO QUÉ?!

Vegeta tragó duro y su rostro cambio automáticamente a uno de temor. Se arrepintió profundamente de no haberse encerrado a entrenar.

-NO TE ME QUEDES MIRANDO ASI, VEGETA…

El saiyajin soltó el aire y relajó su ceño. Intentaría razonar con ella, aunque sinceramente no le veía el caso.

-Ya deja de llorar, Bulma… No pareces una vaca…

- ¿Cómo qué no?

Vegeta entrecerró su mirada. Su mujer al parecer quería empujarlo a algún momento de incomodidad.

-¡Déjate de estupideces!… Ya pasaste por esto antes y no te habías comportado de esta forma…

La mujer lo miró con furia. No le había gustado para nada el tono de su esposo

- ¿De qué forma?

-Como una lunática… - soltó él sin más.

- ¡No estoy actuando como loca! Tu no comprendes lo grave de esto…

-Entonces explícate más claramente. Porque que hayas aumentado de peso no es motivo suficiente para gritar como loca y lo sabes.

Bulma, bastante molesta, acomodó su bata y retrocedió unos pasos. Luego desató la prenda y la dejó caer, quedando totalmente desnuda frente a su esposo

- ¿No te das cuenta? – preguntó dejando sus brazos extendidos

Vegeta tragó saliva y sintió su rostro enrojecer. Inmediatamente desvió su mirada del cuerpo de Bulma para mantenerla firmemente pegada a sus ojos.

- ¡N-No sé de qué mierda hablas!

- ¿Cómo puedes ser tan ciego? ¡MIRA! ¡NO TENGO CINTURA! ¡Con Trunks no fue así! Parece que este bebé tuviera hambre todo el día...

Vegeta comenzó a sudar frío. No debía bajar su vista, bajo ninguna circunstancia. De lo contrario terminaría tomando a su mujer allí mismo, como siempre le pasaba cuando la veía furiosa, pero sobre todo cuando la veía desnuda.

- ¿y eso que? - escupió él.

- ¡Ni siquiera me miras!

- ¡Te estoy mirando!

- ¡Pero necesito que mires mi no-cintura, no mis ojos!

El saiyajin respiró hondo y se armó de valor. Su rostro enrojeció y su cuerpo se tensó, mientras forzaba su vista hacia donde le indicaba su mujer. Su barriga estaba bastante redondeada, efectivamente estaba perdiendo su cintura, pero por otro lado sus senos estaban bastante hinchados, lo que le provocaba aún más deseo por ella.

Tuvo que desviar su mirada, apretando sus dientes y sus puños, para poder decirle

-T-te ves… hermosa.

Bulma lo miró con dulzura un momento, pero enseguida frunció mientras recogía su ropa y, volviendo a colocarse la bata, le preguntó con rabia

- ¿Por qué dudaste antes de decirlo?

Vegeta se sintió entre la espada y la pared. Sin embargo, no tenía planeado seguirle el juego a su mujer. Debía recobrar la compostura cuanto antes y salir airoso de aquel embrollo

-No dudé – respondió con fingida seguridad, mientras se cruzaba de brazos – Estaba evaluando mis posibilidades.

- ¿Qué?

-Es obvio que lo que necesitas es que te suban tu maldita autoestima… Pero por otra parte si te digo lo que realmente pienso, puede que esto no termine bien para uno de los dos…

Bulma entrecerró su mirada y dio unos pasos hacia el saiyajin. Luego le dio un par de golpes con su índice en su pecho

-Te podría apostar cualquier cosa a que sé que estás pensando…

- ¿Eso crees? – preguntó él, mirándola a los ojos.

-Pues, si…

Ambos se miraron un momento, de manera desafiante

-De acuerdo, "humana escandalosa"… ¿Qué ofreces?

Bulma se sonrió un momento, cambiando luego a su cara de suspicacia

-Si gano, tendrás que tomar lecciones para padres… ¿de acuerdo, "saiyajin confiado"?

- ¿Qué mierda es eso de lecciones para padres? - preguntó, algo confundido.

-Es donde te enseñan a como se debe atender a un bebé, es decir, darle de comer, bañarlo, cambiar su pañal e incluye primeros auxilios.

Vegeta entrecerró sus ojos. Le parecía algo excesivo, pero había aprendido a que esos juegos con su mujer podían ser bastante estimulantes.

-Está bien… Pero si pierdes, tendrás que dejar de quejarte por cada maldita cosa que le ocurra a tu cuerpo…

Bulma lo pensó un momento y luego sonrió

-Muy bien… ¡Es un trato! – dijo estirando su mano

Vegeta la imitó, le dio un breve apretón y luego la soltó

- ¿Y bien?

Bulma puso su cara de autosuficiente para decirle

-Sé que intentarás mentir… Pero lo notaré enseguida. Así que nada de negar, Vegeta.

Él la miró sonriente.

-Acepto… Pero dime. Se reducirá a lo que pensaba en ese momento o ¿a algo que pudiera estar pensando ahora?

Bulma lo miró a los ojos y le respondió, mientras se desataba la bata nuevamente.

-Da lo mismo… - comentó deslizando su mano por el pecho del saiyajin – te conozco lo suficiente para saber que no puedes dejar de pensar en que sería una buena idea tener sexo conmigo justo en este instante…

Vegeta apretó su ceño, intentando no ponerse en evidencia. Sin embargo, le respondió, sujetando la mano que ella mantenía sobre él.

-Te equivocas… Pensaba en lo feliz que me harás cuando tengas que tragarte todos sus berrinches…

Bulma frunció y retiró su mano

- ¡Mientes!

-No… Ahora deberás dejar de quejarte…

Bulma lo miró molesta un momento, pero su mente no dejaba de pensar.

-De acuerdo…- dijo finalmente - Pero ¿sabes algo? Nuestras rutinas de sexo serán muy aburridas… Es decir… si no puedo quejarme… Supongo que tendremos que esperar hasta después que nazca el bebé…

El saiyajin cerró sus ojos un momento y dijo

-Eres una maldita manipuladora… - volvió a mirarla para agregar - pero no caeré en tu truco…

Bulma lo miró a los ojos, dándole una sexi sonrisa y agregó

-Puede ser… - dijo volteando y dejando caer un poco la bata por debajo de sus hombros, descubriendo su espalda – Ahora, si me disculpas voy a darme un delicioso baño, dejando que las burbujas cubran mi piel y atenderé mis propios asuntos…

Vegeta entrecerró su mirada, centrándose en la espalda descubierta de su mujer. Tan solo de imaginar aquella escena le hizo hervir la sangre. Comenzó nuevamente a evaluar sus posibilidades, si se retractaba y aceptaba que su mujer tenía razón, tendría que asistir a esas disque clases para padres, pero si no lo hacía estaría destinado a no poder acercarse a Bulma por varios meses. Pensó que bien podría ir a entrenar lejos, pero debió desechar esa idea, ya que no tenía donde ir más que a su cámara, ya que Bills parecía que aún estaba en su famosa reunión de dioses destructores y Kakaroto, tal como le había dicho Bulma, ya estaba entretenido en algo más y él ni muerto iría a pedirle que entrenaran juntos. Además, para ser sincero con él mismo, no deseaba apartarse del lado de su irritante esposa, no hasta que naciera la criatura y poder asegurarse por sí mismo que todo marchaba bien.

Respiró hondo y se sonrió. Su esposa nuevamente había ganado la partida. Se descruzó de brazos y comenzó a desvestirse para hacerle compañía en la bañera.

Bulma al verlo desnudo, le sonrió y se acomodó para que pudiera entrar. Él se metió y acomodó frente a ella.

- ¿Ves cómo sí tenía razón? – no pudo evitar preguntar con su tono de autosuficiencia.

-Hmn… - hizo comenzando a avanzar hacia ella, hasta quedar entra las piernas de su mujer - Mejor cállate, antes de que me arrepienta… Dime de una maldita vez... ¿Cuándo son esas dichosas clases?

Continuará…