VI Un entrenamiento fuera de lo común
Pasó un mes desde que había ganado la apuesta a su esposo. Era una deliciosa mañana en la Capital de Oeste, pero a pesar del buen clima, Bulma estaba ansiosa. Sentada en el sofá de la sala, miraba de vez en cuando su reloj de pulsera.
Iba a ver la hora por enésima vez, cuando llamaron a la puerta. Se puso de pie y caminó hacia la entrada, por donde apareció una mujer entrada en años, de gafas y muy robusta, que traía con ella una enorme maleta.
-Buenas tardes, señora Brief… Soy la maestra Ramen…
-Por supuesto. Buenos días, la estaba esperando… Mi esposo ya viene.
- ¿Siempre es impuntual? – preguntó la mujer, levantando una de sus delgadísimas cejas.
-No… solo deben ser los nervios - se excusó Bulma, algo molesta, mientras acariciaba su abultado vientre.
Se aproximó al comunicador y le habló a su asistente
-Necesito que ubiques a Vegeta ahora mismo y que lo envíes a la sala principal. Dile que es urgente.
-Sí, señora…
Bulma volvió a la sala y nuevamente tomó asiento
-Ya viene…
-Eso espero- dijo Ramen
La peli turquesa se sonrió nerviosa, mientras una gotita bajaba por su sien "Que mujer más estricta… pero supongo que es mejor así. Después de todo, Vegeta ni aunque lo drogara, saldría de la casa para algo como esto...Oh, espero que no tarde…"
…
Media hora después, Vegeta se asomó a la sala. Venía de mal humor, ya que habían interrumpido su entrenamiento matutino
-Espero que sea realmente urgente… - comentó entre dientes, mirando a la señora que estaba sentada en la sala
Bulma le sonrió y avanzando hacia él le dijo
-Vegeta, ¿acaso lo olvidaste? – preguntó ella, con un tono meloso
Él la miró extrañado antes de preguntar, imitando su tono a modo de mofa
- ¿Que se supone que tenía que recordar, Bulma?
Una vena apareció en la sien de su esposa
-Hoy tomarás las clases de cuidado natal… - luego agregó, entre dientes, mientras lo jalaba del brazo hacia Ramen - ¿Cómo pudiste olvidarlo, cariño?
Vegeta la miró sorprendido. Recordando de inmediato lo ocurrido días atrás, por lo que preguntó
- ¿Y está mujer es quién me adiestrará?
-No soy "esta mujer", señor. Para usted soy la maestra Ramen.
El saiyajin entrecerró su mirada. Esa mujer le daba muy mala espina "Es una vieja bruja… Con esa nariz aguileña, esos ojos brillosos tras esos extraños anteojos y su tono de voz… ¡Demonios! Es idéntica a Dodoria"
-No pudiste conseguir otro maestro… - consultó a su mujer, para luego agregar en voz baja– digo, algo menos escalofriante…
-Discúlpeme, señor- dijo la mujer, bastante molesta - pero soy la mejor en mi área y le recuerdo a la señora Brief que cada minuto de esta conversación se está cargando al tiempo que dure el curso y por lo tanto será cobrado.
Bulma volteó hacia la anciana
- ¿Qué? ¿Me dice que me cobrará hasta por las presentaciones?
-Lo lamento, pero las clases que usted programó eran a las once de la mañana y ya estamos cerca del mediodía…
Los hombros de Bulma descendieron unos centímetros. La culpa era de Vegeta por tardar tanto, por lo que lo miró molesta, a lo que su esposo solo respondió levantando una ceja, no comprendiendo el porqué del enojo de su esposa. Supuso que se debía a que él había olvidado el compromiso.
-De acuerdo – aceptó el saiyajin - puede instalar sus cosas en la cámara de gravedad… Allí nadie nos molestará
- ¿Cámara de gravedad? – preguntó la señora
-Es solo un nombre…- se apresuró en excusarse Bulma - ¿Verdad, querido?
El saiyajin rodó sus ojos
-Si… como sea… Sígame.
La señora Ramen lo miró con cara de loca y luego frunció
- ¡Que hombre con tan malos modales! ¿Qué no va a llevar usted mi maleta?
- ¿Maleta? – preguntó volteando a ver a su mujer y apuntando a la mujer -¿Cuánto tiempo tendré que encerarme con ella?
- ¡No sea impertinente! - respondió Ramen -Allí vienen los materiales para la clase.
El saiyajin al comprenderlo, gritó
- ¡Sanguijuelas!
Inmediatamente aparecieron Pilaf y su equipo
- ¡Si, señor! – vociferaron al unísono.
-Lleven esa maleta a la cámara de gravedad… - ordenó y se dirigió hacia el pasillo, seguido de la señora, los niños y Bulma.
Cuando llegaron a la entrada dejó entrar a la anciana y a la pandilla, pero cuando iba a entrar su mujer, cruzó un brazo frente a la puerta y dijo
-No es nada personal… Pero no quiero testigos.
-Pero, Vegeta…
-Nada, Bulma… Sé perfectamente que tu intención es entrar a vanagloriarte y a burlarte de mí aprendizaje en una materia tan banal…
- Perdón… dijo ¿Banal? – preguntó la señora desde el interior, estirando su cuello e interrumpiendo a la pareja – Mire, señor… El cuidado de un bebé es un verdadero arte, solo comparado a las más antiguas de las tradiciones…
El saiyajin chitó y luego volvió a su mujer
-Ya la escuchaste… Es mejor que no nos interrumpas…
Bulma frustrada, hizo un puchero y se alejó. Sin embargo, luego de dar unos pasos se giró y gritó, mientras alzaba su brazo
- ¡Te deseo buena suerte, Vegeta!
El príncipe miró a los niños, los que entendieron de inmediato que sobraban. Una vez salieron, cerró la compuerta y se giró a ver a la anciana.
-De acuerdo, señora… Ahora que estamos solos dígame de una vez ¿Cuáles son las reglas?
La mujer se sonrió complacida
-No es tan tonto como parece… Usted hará lo que yo le indique, cuando se lo indique y como se lo indique…
- ¡A mí nadie me dice que hacer! – gruñó el saiyajin
-Pues ¡A mí nadie me dice que no le diga a los demás que hacer!¡SOY UNA MAESTRA CERTIFICADA!
Ambos se miraron con furia unos momentos, casi tocando sus narices, mientras resoplaban.
Vegeta fue el primero en ceder. Cerró sus ojos y se cruzó de brazos, apartándose.
-De acuerdo… por esta vez aceptaré su condición, pero no quiero enterarme que comentó con alguien al respecto "Después de todo no vine a perder mi tiempo en discusiones con alguien que claramente lo tiene contado… Le demostraré a Bulma que soy mejor perdedor que ella…"
- Excelente… - dijo la mujer acercándose a la maleta y sacando una mesa plegable de la maleta y agregó -Ya verá… Soy una excelente maestra y usted desde este momento es mi alumno…
Vegeta levantó una ceja, mientras se tragaba cualquier comentario. Pero su rostro cambio a incredulidad la que dio paso luego a la sorpresa, cuando vio lo siguiente que sacó la mujer de esa maleta
-Eso es…
-Si es un bebé de entrenamiento, señor… cada vez que usted haga algo mal emitirá un sonido.
La mujer de muestra dejó caer el muñeco al suelo y este emitió el sonido de un bebe llorando
WAAAAAA WAAAAAA
Vegeta pestañeó un par de veces antes de comentar
- Comprendo…Es decir si hago cualquier cosa que podría dañar al bebé, este hará ese extraño ruido…
- ¡No es un ruido extraño!… Es una grabación de un llanto de bebé. Acaso ¿Es su primer hijo?
-Por supuesto – mintió él, mientras se cruzaba de brazos y cerraba sus ojos – ¿Me cree tan idiota de no saber cómo llora un bebé?
-Disculpe usted… Ya me parecía raro que tomara las clases por un segundo o tercer bebé… ¿y su esposa no nos acompañó porque…
-Eso no le incumbe… - enseguida la miró a los ojos – He decidido que yo me haré cargo del cuidado de mi hijo.
-Oh, pero ¡Qué padre más amoroso! Estoy segura de que con mis clases y que, si pone de su parte, usted podrá hacerlo hasta con los ojos vendados… ¡Su esposa es una mujer muy afortunada!
Vegeta se sonrió. Él saldría victorioso de este entrenamiento y le demostraría a la "afortunada" de su mujer de lo que era capaz.
…
Unos minutos después
- Y así es como debe bañar a un bebé… ahora inténtelo usted…
Vegeta tomó el muñeco y lo metió de una vez en el agua
WAAAAAA WAAAAAA
- ¡Otra vez!
WAAAAAA WAAAAAA
- ¡No! ¡Más despacio!
WAAAAAA WAAAAAA
- ¡Lo está ahogando!
WAAAAAA WAAAAAA
- ¡Saque la cabeza del bebé del agua!
Vegeta lo levantó de una pierna y exclamó
- ¡Maldito pedazo de goma!
- ¡Por todos los dioses!… Debe hacerlo con delicadeza…. ¡Se trata de su hijo!
-Esto no es mi hijo ¡Es un estúpido muñeco!
La mujer suspiró, buscando paciencia y le dijo
-Debe tomarlo entre sus brazos y sumergirlo suavemente, sosteniendo su cabeza y espalda con la otra mano… Tal como le enseñé antes…
Vegeta hizo lo solicitado, con mucho cuidado. Tanto que parecía que lo hacía en cámara lenta, mientras gruesas gotas de sudor caían de su frente "Que no llore… que no llore…"
-Excelente, señor Vegeta… Con práctica estoy segura de que será un experto…
Vegeta se sonrió complacido, mientras salpicaba la barriga del muñeco con su otra mano.
-Ahora retírelo del agua y séquelo
Así hizo el saiyajin, pero más bien parecía que estaba sacándole brillo con la toalla, cierto olor a goma quemada inundó el ambiente.
WAAAAAA WAAAAAA
- ¿y ahora qué mier…? – se preguntó, deteniendo su tarea.
El bebé comenzó a incendiarse y Vegeta lo arrojó con violencia de vuelta a la bañera
-Oh, por Kami… ¡Menos mal que no es un bebé de verdad!- dijo la mujer, mientras dirigía una mirada furiosa a Vegeta - ¡Intente solo untarlo con la toalla!… como cuando se seca el rostro.
-Hmn… - hizo él, algo complicado con el asunto.
Nuevamente siguió las instrucciones con una lentitud casi enervante. La toalla quedó toda manchada con las quemaduras del muñeco.
Cuando Vegeta terminó, la mujer le arrancó el bebé de los brazos y dijo, algo tiritona -Muy bien… Ahora le mostraré la técnica de cómo cambiar un pañal. Y ¡espero que esta vez ponga atención!
Vegeta la miró con furia. Sin embargo, esta vez lo haría bien. Por lo que se concentró en los movimientos de la mujer. Ella estaba en lo correcto, era una técnica y como tal debía memorizarla hasta en sus más mínimos detalles.
Una vez finalizada la muda, la mujer le entregó el muñeco y le ordenó
-Ahora usted, señor Vegeta. Debe sacar este y poner el nuevo…
El saiyajin respiró hondo y frunció profundo. Miró al muñeco y luego al pañal, repetidas veces."Esta vez no fallaré… Ya vi como lo hizo y estoy seguro de haber aprendido correctamente todos los pasos"
Debía concentrarse y poner todo su empeño en que esta vez resultara a la primera. Así que cuando estuvo listo con un rápido movimiento, sacó el pañal, limpió y colocó el nuevo, casi sin mover al bebé.
Los ojos de Ramen por poco y se salen de sus orbitas, mientras Vegeta se secaba el sudor de su frente y expiraba con alivio. Pero la mujer se recompuso de la impresión y recobrando su pose fría le comentó
-No se alegre, señor. Aún nos quedan un par de tareas más… Y para ser sincera fue demasiado violento el modo de hacerlo
- ¿Qué? – respondió él, ofendido – Argg ¡pero si no lloró!
- ¡Nada de peros!… Los bebés son criaturas muy delicadas y debe tener eso muy presente.
El saiyajin la miró ahora con odio "Maldita bruja desgraciada… No le agrada nada de lo que hago… Argg ¡Le deseo la muerte!"
Lo siguiente fue vestirlo, por suerte el saiyajin ya había comprendido que debía ser veloz, pero no tanto y que debía mantener su fuerza al mínimo para no lastimar al muñeco de prueba.
Ya lo tenía vestido hacia abajo, solo faltaba la camiseta. Miró la prenda y se dispuso a colocarla, pero esta no pasaba de la coronilla
WAAAAAA WAAAAAA
-Vegeta, usted debe…- intentó detenerlo la señora Ramen
-Argg ¡Cállese!… ¡Sé lo que hago!
Vegeta comenzó a desesperarse y a aplicar más fuerza, poniendo al muñeco entre sus piernas
WAAAAAA WAAAAAA
-No, pero es que… - intentaba en vano explicarle Ramen -¡Está aplicando demasiada fuerza!
WAAAAAA WAA…
La cabeza del muñeco salió disparada, golpeando de lleno a la señora Ramen en la cabeza, dejándola noqueada en el piso.
- ¡Mierda! – exclamó Vegeta, pero entonces lo vio "La maldita camiseta tenía broches… Estúpida vieja, me lo pudo haber dicho antes"
Miró el desastre causado
- ¡Hmp! No necesito esta basura… - dijo, lanzando el muñeco al suelo - Ya sé lo necesario para responder por mi apuesta.
Y diciendo esto salió de la cámara, dejando a la anciana desmayada.
Salió a la terraza, encontrándose con su mujer.
-Oh, ya regresaste… ¿Cómo estuvo?
-Bien…
-eso es una muy buena noticia…
Vegeta le dio la espalda, mientras se cruzaba de brazos
-Por cierto, Bulma… Creo que tendrás que hacer un cheque por una cantidad mayor a la acordada para la mujer esa…
Su mujer lo miró extrañada
-¿?... ¿No me digas que rompiste algo?
- Si… pero deberías estar acostumbrada ¿no? Después de todo te he visto hacer pagos para los maestros de Trunks…
-Está bien, Vegeta, me atrapaste… Pero ¿Aprendiste algo por lo menos?
-Por supuesto… Ya soy todo un experto. Solo debo practicar con el bebé cuando nazca…
- ¡Cuánto me alegro!
- ¿Te alegra?
-Claro, es que con Trunks me hizo mucha falta tu ayuda, tu sabes, una mujer débil como yo intentando lidiar con un bebé mitad saiyajin…
Vegeta entrecerró su mirada
-Se lo que tramas, mujer… y estás muy equivocada si crees que solo yo me hare haré cargo del cuidado del cachorro…
- ¿Qué te parece una nueva apuesta?
-Suéltalo de una vez- respondió él con un movimiento de su cabeza.
Ella le sonrió, mientras comentaba
-Si es niña, me haré cargo yo y si es niño…
El saiyajin se apresuró en preguntar, mientras entrecerraba la mirada sobre su mujer.
- ¿Por qué no al revés?
-Este, bueno…Como quieras – dijo, fingiendo molestia. Enseguida agregó levantando uno de sus dedos para dar énfasis - Pero entonces está prohibido preguntar el sexo del bebé a los médicos.
-No lo haré… - le dijo él, mientras la abrazaba por su no-cintura.
-Lo sé… - respondió ella, acercando su rostro al de Vegeta.
Sellaron con un beso la nueva apuesta. Pero, luego de unos momentos él se apartó y la miró a los ojos un momento. Bulma le sonrió y le dijo
-Te amo, Vegeta
-Hmn… -hizo el bajando un momento su mirada.
-Ya… No te pongas así… Sé que tú también… ¿Podrías avisarles a los de la cocina que sirvan la merienda en la terraza?
El volvió a mirarla y asintió, para luego comenzar a avanzar hacia el interior de la propiedad. Sin embargo, antes de entrar le dijo, dudando un momento
-Bulma…
- ¿Sí?
-Creo que deberías enviar a alguien a recoger el desastre que quedó en la cámara…
-Sí, no te preocupes – le respondió comprensiva.
- Ah, y un médico… - agregó él.
- ¡¿Un médico?! – preguntó ella, algo desencajada
-Sí, necesito que saquen a la señora… planeo entrenar más tarde…
Dicho esto, abandonó la terraza y corrió a buscar un lugar donde esconderse de su mujer.
Bulma quedó estática en su sitio un par de segundos, pero apenas reunió en su mente la información gritó
-¡VEGETA!
Obviamente su esposo no regresó.
…
Vegeta estaba donde su mujer jamás iría a buscarlo:el cuarto del nuevo bebé, que, aunque tenía casi todas las cosas empacadas y no se decidía aun la decoración, era como su templo de la soledad. Sonrió al ver la pequeña cuna y se acercó a ésta, colocando su mano en el barandal "Lamentablemente para ti Bulma, yo ya hablé con los médicos… Una niña, mi hija… Será la saiyajin más poderosa jamás conocida… Ahora solo debo mantener el secreto y tener cuidado de que no se me suelte la lengua delante de Bulma… ¿Qué tan difícil puede ser encargarse de una bebé saiyajin? Bulma es una exagerada… Lo único que necesitan los bebés es mantenerlos contentos"
…
Continuará…
