VII Comodidades que incomodan
Continuaba compartiendo el lecho con su esposa a diario, sin embargo, ya no podía acercarse a ella y había un culpable. Y no era el médico de Bulma, quien le había recomendado que era mejor abstenerse de tener sexo con su mujer hasta que naciera el bebé, ya que la condición de su esposa se había vuelto bastante delicada. De hecho, Bulma ahora pasaba descansando y cuando iba a supervisar los trabajos de la Corporación, se movilizaba en un carrito para que se esforzara al mínimo y él lo aceptaba, ya que deseaba que, tanto su mujer como su hija, no corrieran riesgos.
No, la culpa la tenía la loca de su suegra que le había regalado lo último en comodidad maternal. Para él no dejaba de ser un simple cojín, aunque en cierta forma lo encontró insultante.
Era una enorme banana, que Bulma abrazaba por las noches en vez de a él. Sin embargo, no podía ni siquiera insinuar que era estúpido, pues su esposa parecía enamorada de ese pedazo de trapo.
Como odiaba ese maldito accesorio.
La primera vez que lo vio en su alcoba, lo miró extrañado, pensando que era algún juguete para el nuevo integrante de la familia, pero aquella misma noche, aquella fatídica noche, supo lo que era en realidad.
Llegó a su habitación, con ánimos de dormir junto a su mujer, pero ésta estaba férreamente abrazada a esa cosa. No le dio importancia, desvistiéndose y recostándose junto a ella. Le dio una fugaz mirada a la espalda de su esposa, descendiendo a su no cintura y finalizando en sus piernas, que por el calor, mantenía sin cubrir con la colcha.
-Bulma… - le dijo suavemente al oído, mientras su mano se apoyaba en la cadera de su mujer - ... ¿Estás despierta?
-Mmm, Vegeta… - respondió sin abrir los ojos –casi…
-Hmn… Ven aquí – le dijo intentando girarla hacia él.
-No…
El saiyajin frunció y su mujer agregó, sorprendiéndolo.
-No te molestes… es que estoy muy cómoda para moverme…
Efectivamente Vegeta había abierto sus ojos al escuchar lo dicho por ella. Pero no iba a darse por vencido tan fácilmente. Él estaba acostumbrado a dormir abrazado con su mujer y lo consideraba un derecho.
-Podrías estar más cómoda si te volteas… – insistió.
-No…
Los ojos de Vegeta se abrieron en sorpresa
- ¿No?
-No, Vegeta… - respondió ella, volteando un poco para poder verlo a los ojos - Este cojín es simplemente maravilloso, se amolda a mi barriga, es suave y además…. Awwwmmmm…. Además, es muy blando…
Vegeta sintió como si su pecho se apretara.
-Bulma, acaso… - hizo un alto antes de preguntar, pues temía a la respuesta - ¿Estás insinuando que estás mejor con esa maldita cosa que conmigo?
-No, amor… - dijo ella, extendiendo una mano, para acariciar torpemente el rostro de su esposo - Es solo que es diferente…. Sabes que siempre te preferiré a ti sobre todas las cosas…
El saiyajin se alejó de su mujer y se sentó en el borde de la cama, dándole la espalda, mientras se cruzaba de brazos.
-Estas mintiendo
Bulma sonrío internamente, pues al parecer su esposo se había puesto más sensible que ella con su embarazo.
-Oh, por favor Vegeta… No te pongas melodramático
-No lo estoy siendo… - dijo seco, apartándose de ella - Será mejor que me vaya…
- ¿A dónde irás?
-No lo sé… - respondió, poniéndose de pie, para después agregar – Supongo que lejos de esa cosa…
Lo siguiente que se oyó fue un portazo.
Bulma no tenía ánimos de seguirlo para arreglar las cosas, estaba demasiado cómoda para hacerlo.
-Awwwmmmm… ya volverá… - comentó, acomodando su cabeza sobre la mullida superficie amarilla.
…
Vegeta se dirigió a la sala y se sentó en uno de los sofás a ver la televisión. Sin embargo, no estaba prestando atención a lo que transmitían, sino que estaba pensando en cómo deshacerse de esa cosa, pero sin parecer directamente involucrado en el asunto.
Comenzó a cambiar canales distraídamente, pero de repente se quedó pegado en un programa de mascotas.
-Por supuesto… - sonrió maléficamente, como hace mucho no lo hacía.
…
Pasaron unas cuantas semanas, en las cuales Vegeta soportó estoicamente la presencia del "trapo" sobre su cama y entre los brazos de su esposa. No había querido actuar inmediatamente, ya que eso haría caer todas las sospechas sobre él. Así que fingía estar a gusto con la situación.
Sin embargo, una noche.
- ¡TAMA!… ¿Dónde está ese gato del demonio? - exclamaba Bulma, mientras avanzaba por la casa, vestida con su camisa de dormir maternal y pantuflas.
Vegeta se sonrió al oírla y se hizo el encontradizo con su mujer en el pasillo.
- ¿Ocurre algo?
- ¿Has visto a Tama? – preguntó Bulma, mirando hacia el fondo del pasillo, por sobre el hombro de su esposo.
El saiyajin negó con su cabeza.
-Ese maldito gato… - dijo Bulma, frunciendo y mirando a Vegeta - ¿Puedes creer que orinó y arañó mi cojín?
-Eso, es una verdadera lástima… - comentó el saiyajin, intentando sonar convincente.
Bulma miró a su esposo, extrañada. Vegeta sin querer había esbozado una muy leve sonrisa.
- ¿Por qué estás sonriendo?
Vegeta frunció de inmediato, con algo de incomodidad.
-Yo… ¡No lo estaba!… - se cruzó de brazos y cerró sus ojos para exclamar- ¡Te estás imaginando cosas!
- ¡Si lo estabas! Y no me trates de loca… - dijo, acusadora. Enseguida entrecerró su mirada - ¿Acaso tienes algo que ver en esto?
- ¿Por qué piensas eso? – preguntó volviendo a verla.
-Acaso ¿Estas evadiendo mi pregunta con otra pregunta, Vegeta?
- ¡Hmp!... Por supuesto que no…Para mí es solo una tontería…
-No, señor… Ese cojín era más que una tontería para ti… Recuerdo perfectamente que te molestaste el primer día que dormí con él.
- Pero eso no me hace culpable de lo que ocurrió.
-No, pero estoy segura de que algo tuviste que ver – luego suspiró, llevándose una mano a su mejilla - Ya no importa. Si me sigo alterando solo le haré daño a mi bebé… supongo que tendré que comprar otro cojín…
Vegeta al oír aquello, la tomó por los hombros, deteniéndola y mirándola a los ojos.
-No lo harás, Bulma – le dijo con seguridad.
- ¿Qué? ¿Por qué no?
-No necesitas ese trapo…
-Vegeta… No se trata de necesitarlo… Es por comodidad, además yo…
No pudo decir nada más, pues su esposo la besó dejándola totalmente sorprendida. Acto seguido, la levantó en sus brazos con delicadeza y la llevó de vuelta al cuarto de ambos.
- ¿Vegeta, qué haces? – preguntó ruborizada
-Hmn… Acaso ¿No lo adivinas?
Bulma se ruborizó aún más y solo se dejó mimar.
Una vez en la habitación, Vegeta acomodó a Bulma con cuidado en la cama y él se recostó a su lado, abrazándola y atrayéndola hacia él, dejando la cabeza de su esposa, recostada sobre su hombro.
La peli turquesa pestañeó confundida un par de veces.
- ¿Es en serio, Vegeta? - preguntó Bulma
- ¿Qué cosa?
-Me besas, me cargas a nuestra habitación y ¿solo me abrazas?
Vegeta se sonrió al comprender.
- ¿Querías algo más? – preguntó con su tono seductor.
-Por supuesto que sí.
-Pues esta noche no…- dijo, retomando su seriedad - Te traje para que te des cuenta, de una vez por todas, que soy mejor que ese ridículo accesorio.
Bulma sonrió comprensiva y feliz, al tiempo que pasaba una de sus piernas por sobre los muslos del príncipe, para se sonrió nuevamente y cerró sus ojos, disfrutando al fin de la completa atención de su esposa y de unas leves pataditas que su hija daba, haciéndose notarentre ambos.
Bulma suspiró y cerró sus ojos, aspirando el aroma del cuello de su esposo. Pero una duda la asaltó, por lo que preguntó con una voz adormilada
- ¿Cómo fue que lo hiciste?
- ¿Hmn?... – hizo él, con sus ojos cerrados y preguntando de vuelta- ¿hacer qué?
-Sé que fuiste tú… - murmuró Bulma.
Vegeta ahora abrió sus ojos, algo descolocado.
- ¿No sé de que hablas?
-Me refiero, cariño, a cómo conseguiste que Tama orinara mi cojín…
Soltó el aire cansado y simplemente le dijo, mientras llevaba una mano al vientre de su esposa.
-Eso, Bulma… es algo que definitivamente no quieres saber…
- ¿Por qué no?
-Solo duérmete ¿quieres?
-De acuerdo, Vegeta… Si no quieres decirme no voy a Awwwwmmm… insistir…
Bulma comenzó a dormirse, pero Vegeta, por el contrario, se quedó mirando el techo un momento "¡Como extrañaba esto!... Pero, definitivamente, debo llevarme ese secreto a la tumba… Nadie debe enterarse de lo que fui capaz de hacer con tal de tenerla de vuelta… otra vez"
…
Continuará…
