Epilogo
X La fiesta de Bienvenida.
Vegeta ingresó silenciosamente en el cuarto de su hija. Acaban de regresar de aquel tortuoso pero revelador torneo y había logrado escabullirse con éxito de los demás, mientras tenían una acalorada discusión sobre cada cuanto tiempo era apropiado lavar las zapatillas de entrenamiento.
Avanzó por el corredor que conducía a las habitaciones y antes de ingresar al cuarto de su hija respiró hondo, ya que sentía su corazón aun algo agitado por las emociones vividas en tan corto periodo de tiempo.
Entró con cuidado y su vista se dirigió de inmediato a un sillón que estaba junto a la í estaba su mujer, profundamente dormida y con su cabeza reposando descuidadamente sobre su mano izquierda. El saiyajin sonrió y su vista se posó en la cuna. Se aproximó con cuidado, intentando que sus pasos emitieran el menor sonido posible y apoyó sus manos en la baranda para poder descansar su peso, mientras observaba a su pequeña. La bebé dormía plácidamente hasta que, como si lo hubiese presentido, abriera sus ojitos de golpe y le diera la más cálida de las sonrisas. Vegeta no pudo evitar sonreírle de vuelta, con orgullo.
Había sido una batalla especialmente difícil, en la que dio todo de sí y aún más, sintiendo por momentos que no era suficiente. Pero solo ver aquella sonrisa lo hizo sentir, de inmediato, que todos los golpes recibidos habían valido la pena.
-Hola, pequeña… - le dijo con un susurro, al tiempo que se inclinaba para poder levantar a la bebé con mucho cuidado, acunándola enseguida entre sus brazos. La miró a los ojos un momento y agregó– Así que ¿tú también puedes sentir el ki de tu padre?
Apenas terminó esta frase, oyó algo a sus espaldas que lo hizo tensarse por completo y ruborizarse hasta las orejas.
-AAAAWWWWWWWWW – dijeron a coro los mirones.
-Vaya, Vegeta… No conocía ese lado tuyo – comentó Gokú, de manos en la nuca.
Volteó de golpe y pudo ver al grupo de amigos de su mujer, de pie en la entrada de la habitación. Apretó uno de sus puños frente a su rostro e iba a abrir su boca para gritarles, pero en eso Bulma se le lanzó encima, casi haciéndole perder el equilibrio.
-Vegeta ¡REGRESASTE! – exclamó, abrazándolo y comenzando a besarlo,repetidas veces donde fuera que lo tocaban sus labios. Esto solo logró que el rostro de su esposo se volviera una braza y que intentara apartarla con su mano libre, sin éxito mientras Bra reía feliz.
-Vamos, muchachos… No seamos mal tercio – comentó Krilin, invitando a sus amigos a retirarse.
Los mirones asintieron y salieron finalmente, dejándolos solos. Bulma dijo, aun colgada del cuello de su esposo, con voz temblorosa.
-Estaba tan asustada, Vegeta... Yo…Sabía que lo lograrían, pero, aun así, tenía mucho miedo de que nunca más… de que nunca… - no pudo continuar.
El saiyajin dio un suspiro de rendición y la abrazó por la espalda, dejándola desahogarse un momento, pero uno muy breve.
-No digas tonterías. Y deja ya de llorar, Bulma… Bra podría asustarse…
-¡La llamaste por su nombre! – exclamó Bulma, apartándose de golpe para poder mirarlo a los ojos - ¿Eso quiere decir que realmente aceptas que se llame así?
Él le sonrió y volteó su vista hacia el pequeño bulto que sostenía aun en su brazo.
-Por supuesto… Es el nombre de mi hija…
Bulma no cupo en sí de la felicidad y volvió a abrazarlo, pero esta vez con más fuerza, al mismo tiempo que Vegeta acariciaba su cabeza con delicadeza, permitiéndole que llorara oculta en su pecho un momento.
-Espero que no tardes mucho en desahogarte… Recuerda que tienes una pila de cheques que firmar – le dijo con ironía mal disimulada.
La peli turquesa se apartó nuevamente yenjugó un poco sus lágrimas. En seguida acarició la cabeza de su hija con cuidado y volvió a mirar a Vegeta, con una sonrisa
- ¡Es verdad! Pero ¿sabes? ¡No importa!… Lo importante es que ustedes están de regreso sanos y salvos y que todo salió bien – terminó cerrándole un ojo.
…
Unos días después, luego de firmar muchos cheques y pagar muchos favores, se llevó a cabo la fiesta de bienvenida de Bra.
Bulma despertó con el llanto de su hija, pero no alcanzó a incorporarse cuando su esposo ya estaba saliendo por la puerta. La peli turquesa se sonrió y le gritó
- ¡Gracias, Vegeta!
No obtuvo respuesta inmediata, pero por el comunicador pudo oír claramente
-Hmn…No hay de qué, gritona… Hola, Bra… ¿lista para cambiarte?
Bulma se levantó, sintiendo que nada ni nadie podría arruinarle su felicidad.
…
Acaban de desayunar cuando comenzaron a llegar los invitados, por lo que Bunny fue la primera en ofrecer su ayuda mientras se levantaba de la mesa
-Hija, ve a atender a tus invitados mientras yo me encargo de cuidar a mi nietecita – comentó, tomando en sus brazos a la pequeña.
Bulma la miró con cara de loca, mientras Vegeta se sonreía con la ocurrencia de su suegra "Era de esperarse, desde que me establecí por completo en este lugar siempre deja que Bulma se haga cargo de organizar todo"
-Gracias, mamá… - le respondió finalmente la peli turquesa. Se puso de pie y miró a su esposo – Vamos, Vegeta… ¡Hay mucho que hacer!
El ceño del saiyajin se contrajo un momento, pero en seguida se sonrió malignamente.
- ¡Sanguijuelas! -gritó a todo pulmón, al tiempo que se ponía de pie, cual general que arengará a sus tropas.
Los tres pequeños llegaron frente a él, en cosa de microsegundos
- ¡SI, SEÑOR! – respondieron al unisonó, realizando un saludo militar.
Vegeta comenzó a pasearse delante de ellos, dando las instrucciones que creyó convenientes para él, con voz grave
-Hoy deberán ayudar en la fiesta de mi hija y espero que todo salga a pedir de boca... Mas les vale que no creen problemas y que mantengan tanto los platos como las copas llenas… - se detuvo y volteó a mirarlos - ¡¿Entendido?!
- ¡SI, SEÑOR! – asintieron, haciendo sonar sus talones para enseguida salir corriendo a ayudar.
-Espérenme, voy con ustedes – gritó Trunks, saliendo tras ellos.
Bulma se lo quedó mirando perpleja
- ¿Qué fue todo eso?
-Hmn… Solo te conseguí ayuda extra. Ahora si me disculpas… - comentó satisfecho, comenzando a avanzar hacia el interior.
-Ah, no, señor… - lo detuvo ella, tomándolo por el brazo - Tú no te irás a entrenar. Hoy es un día demasiado importante como para que te encierres en esa estúpida cámara…
- ¿Cómo dices? – preguntó él, volteando a verla, algo descolocado.
-Lo que oíste – le respondió con seguridad, soltándolo,para enseguida cruzarse de brazos y cerrar sus ojos por un momento, molesta - Bra es hija de ambos, y, por lo tanto, ambos estaremos presentes en su fiesta de bienvenida…
-Argg… - hizo él, en un breve intento de amenaza - ¡Esta bien! Pero ni creas que te ayudaré a acarrear cosas…
Bulma le sonrió y fue a preparar todo, mientras su esposo la veía alejarse y se cruzaba de brazos. "Maldita sea…. Siempre se sale con la suya"
…
Un poco más tarde y ya estaban todos reunidos en la terraza.
-Es un día hermoso para una celebración – le comentó dieciocho, acercándose un poco a Bulma que platicaba en ese momento con Krilin.
-¿Cierto? – le respondió sonriente - Es como que todo el universo se hubiese puesto de acuerdo para que hoy fuese un día de fiesta…
La androide dudó un momento antes de comentarle
-Oye, quería darte las gracias por lo que hiciste por mi hermano…
-Ay, no es nada… - dijo ella con su modestia característica - Después de todo gracias a él es que estamos vivos… Estaba justo por llamarlo para preguntarle qué tal iban las cosas ¿Te gustaría hablar con él?
- Pero ¿No que estaba en un crucero? – preguntó Krilin.
-Así es, pero puedo comunicarme con él, ya que me dejó su número por cualquier eventualidad…
-¿Te dio su número?...– preguntó la rubia asombrada, para enseguida fingir molestia - Ese pesado… Ni a mí me lo ha dado…
-Entonces ¿cómo se comunican? – le preguntó Bulma, bastante intrigada.
-Bueno, voy de vez en cuando a verlo…
-¿A la isla?
-No, boba ¿cómo crees? Cuando fuimos con Krilin fue la primera vez que visité ese lugar… Por lo general voy a su casa… Pero llámalo, quiero saber cómo lo está pasando…
Bulma le sonrió comprensiva para enseguida acomodar su portátil y conectarse para poder hablar con el guardabosques.
Mientras tanto Vegeta estaba en una de las mesas, devorando cuanta comida aparecía frente a él y peleando con su ami-rival por quien comía más platillos.
-Vegeta… ¡Ese era mío!
-No sabes cuánto lo lamento, Kakaroto…. pero si no comes no ganas…
-¡Ya verás! Me comeré todo y no alcanzarás a verme ni la sombra…
-Oigan par de glotones, no se acaben todo ¡¿No ven que fuimos asignados a la misma mesa?! – reclamó Bills, mientras apartaba un par de fuentes con alimentos, lejos de las hambrientas manos de los saiyajins y Wiss reía con la situación.
-y tu ¿De qué te ríes, Wiss?
-Ay, señor Bills… Lo que sucede es que es muy jocoso que le haya salido gente al camino en su glotonería jo, jo, jo…
-No me importa. Pero si este par de tarados se devora todo, tendremos que esperar hasta la próxima tanda de alimentos… Haber ¿Quién ríe ahora?
-Tiene razón… Gokú, Vegeta, por favor compórtense, caballeros.
Los aludidos lo miraron, pero no desistieron en su arremetida.
-Lo lamento… hice lo que pude – replicó Wiss.
Bills solo gruñó, pero enseguida se unió a la competencia mientras que la pandilla de Pilaf los observaba atónitos.
Terminó la primera tanda de alimentos y Vegeta se levantó de la mesa satisfecho. Había conseguido comer más platillos que Gokú, e inclusive más que el dios de la Destrucción, y eso lo hizo sentirse bastante bien. Observó a su mujer, que en ese momento sostenía a su hija en brazos. Ésta estaba conversando con Tights, cerca de la entrada.
-¡Qué bueno que pudiste venir a la fiesta, Tights!
-No me la hubiese perdido por nada del mundo, hermanita… ¿Así que ella es mi nueva sobrina?
- No te lo pregunté ese día, pero Vegeta ¿él no se molestó como la otra vez?
-¡Claro que no! ¿Cómo podría enojarse con su esposa que recién había dado a luz?
-Tienes razón… - le asintió la rubia para después preguntar con curiosidad – Oye ¿Nadie te ha comentado que el cabello de tu bebé es como el de Vegeta?
-¿Cómo el de Vegeta dices?
-Si, mira – tocó la puntita del cabello de Bra y agregó – Es a prueba de gravedad… o es que acaso ¿le pusiste algún producto?
-Je, je, je… No – negó de inmediato Bulma - ¿Como se te ocurre?… Es su cabello natural…
-Pues parece una echalotita… Es tan tierna y dulce! - concluyó su hermana.
Vegeta se sonrió por las palabras de Tights, pero no alcanzó a poner más atención a ello ya que algo lo golpeó repentinamente y se quedó colgado de su labio. Era la nieta de Gokú, Pan.
-ARGG – hizo furioso, mientras todos volteaban a verlo, preocupados – ¡KAKAROOTOOOOOO!
Gokú lo miró sonriente un momento, pero de inmediato se defendió, mientras Gohan con una gotita en su sien rescataba a su hija de en medio de la batalla que se avecinaría.
- No tengo nada que ver en eso, Vegeta, ¡y lo sabes! ¡Pan aun no controla bien su técnica de vuelo!
-¡Es tu nieta! ¡Deberías tenerla bajo control, idiota! – le gritó furioso.
-¡Muchachos, no peleen! – los regañó Bulma.
-No voy a dejar que este tonto me humille… - volteó a decirle a su esposa, que se había aproximado a ellos, para luego apuntar a Gokú - ¡No viste que él la llamó por detrás de mí para que la mocosa volara hacia aquí!
-¡Gokú! – le gritó Milk.
-¡Yo no he hecho tal! – se excusó el abuelo de la pequeña Pan.
-¡Cállate! – le ordenó Vegeta - Esto lo arreglaremos de inmediato.
-Acaso ¿Quieres pelear Vegeta? – le preguntó con media sonrisa Gokú.
- ¡Por supuesto! – le gritó el mayor, con entusiasmo.
Ambos elevaron su ki, consiguiendo que se formara una ráfaga de energía que volteó las mesas cercanas y sin esperar un instante más se elevaron por el cielo, comenzando a darse de golpes.
Ambas mujeres de los saiyajin dieron un suspiro de rendición.
-Esos dos nunca cambiaran – comentó Bills, observando hacia los peleadores al tiempo que se escarbaba los dientes con una de sus uñas.
-Ni que lo diga – le dijo Krilin – desde que se conocen es lo único que saben hacer bien…
-Es verdad. Pero, aun así, ese para nunca deja de sorprenderme…
-Uy, ese Vegeta… - se quejó Bulma - ¡Terminó saliéndose con la suya!
-¿Crees que solo tú estás molesta? – le replicó Milk - Gokú, el día que regreso del torneo, se apareció frente a mí con su tonta teletransportación y ¡me hizo tirar una pila de platos nuevos! Para tranquilizarme me prometió que dejaría las peleas por un tiempo para dedicarse a nuestra familia y ahí lo vez otra vez… ¡Espera a que regrese!
Bulma miró hacia el cielo un momento y enseguida volteó a ver a la mujer de su amigo
-Creo, Milk, que no vale la pena enojarse por ahora… - le recomendó la peli turquesa - ¡Mejor sigamos con la celebración!... Ya después nos arreglaremos con ese par.
La morena asintió y la siguió hacia donde se encontraban el resto de los invitados.
…
La fiesta transcurrió con tranquilidad y una vez se marcharon todos, Bulma se quedó en la terraza, descansando. Ya había conseguido que Trunks finalmente se pusiera su pijama y que Bra se durmiera.
Pensaba en todo lo ocurrido desde que se había enterados de que sería madre por segunda vez y estaba feliz, a pesar de que su esposo hubiese logrado escabullirse de la fiesta, pero eso era lo menos. Ella lo conocía bien y, después de todo, el pobre se había contenido durante todo su embarazo de ir a pelear. Merecía relajarse, así como ella lo hacía ahora, luego de la tensión por la que había pasado, no sabiendo lo que estaba ocurriendo en el torneo. Con la incertidumbre de que podían ser eliminados de la existencia en cualquier momento.
Repentinamente, un par de manos se posaron en sus hombros, logrando sobresaltarla un momento. Pero fingió no haber sido sorprendida y dijo
- ¡Por fin regresas!
-Hmn… Me entretuve más de la cuenta…
-Te perdiste la fiesta…
-Estuve en otra… - le respondió burlón.
Bulma lo miró hacia arriba y le dijo, frunciendo levemente
-¿Era más importante para ti pelear con Gokú que estar presente en la fiesta de tu propia hija?
Vegeta la miró hacia abajo y le sonrió. Enseguida se apartó de ella y se sentó a la mesa, sirviéndose un poco de refresco de la jarra que estaba en la mesa
-Deja ya de fingir molestia… Ni tu misma te crees… - le dijo, comenzando a beber con avidez del vaso.
Bulma lo miró molesta un momento y enseguida le dijo, un poco más relajada
-Esta bien, pero ni creas que no me molesto ni un poco que te marcharas…
-Lo lamento, pero era algo que necesitaba hacer…
-Eso lo entiendo. Ambos estuvimos bajo demasiada presión estos días…
Se mantuvieron en silencio un momento y Vegeta dejó el vaso sobre la mesa.
-Trunks y Bra… - murmuró él.
-Ya están dormidos… ¡Ellos también tuvieron un día agotador!
El saiyajin la miró un segundo y luego volteó su vista al cielo nocturno
-Bulma… te debo una disculpa…
Los ojos de la mujer se abrieron en sorpresa.
-Yo… lamento no haber podido cumplir mi promesa…
-¿De qué promesa hablas? – preguntó ella, sin comprender a lo que se refería.
Vegeta respiró hondo antes de sincerarse.
-Tu no lo sabes, pero mientras nos marchábamos, me prometí a mí mismo proteger a mi familiade lo que fuese…
-Pero ¡así fue! Diste lo mejor de ti en ese torneo y eso es suficiente para mí…
-No debería serlo – le respondió con amargura – Terminé dejándolo todo en las manos de Kakaroto…
Bulma comprendió que el problema en sí no era la promesa que él mismo se había hecho, sino que era un problema de orgullo. Para su esposo era una humillación haber tenido que confiar la supervivencia de su familia y la del universo mismo, al desempeño de Gokú.
Se levantó de su silla y se acercó a Vegeta, abrazándolo por la espalda
- Vegeta… Tu no has faltado a tu palabra… Hiciste justamente lo necesario para protegernos y te lo agradezco…
-No…yo no… - murmuró él.
-Si. Lo hiciste.Y por eso mismo, te amo más que nunca, Vegeta… - le aseguró, aumentando la presión de su abrazo – Lo hiciste porque fuiste capaz de sacrificar tu orgullo por nosotros…
Vegeta abrió sus ojos sorprendido un momento, pero enseguida se sonrió y cerró sus ojos, disfrutando la sensación de calidez que le entregaba su esposa.
-Sabes que no responderé a eso – le dijo.
-Lo sé. Pero aun así eres lo mejor que me ha pasado y no me arrepiento de haber emprendido esta aventura a tu lado…
El saiyajin no aguantó más y se giró un poco para alcanzarla. Acto seguido, la tomó de una mano, obligándola a sentarse sobre su regazo.
-Si sigues diciendo esas tonterías solo conseguirás que me marche a entrenar… - le aclaró, frunciendo profundamente, haciéndose el ofendido.
-Lo sé. Pero acaso ¿No es eso lo que quieres? – le preguntó ella, mirándolo a los ojos con picardía.
Vegeta se sonrió y le respondió, no sin antes dar una rápida mirada a los alrededores
-No en este preciso momento.
Aproximó su rostro al de su mujer y la besó, dando por olvidado el dilema que lo carcomía desde hace días. Pudo aceptar que Bulma tenía razón, otra vez. Había sido capaz de sacrificar lo más sagrado que tenía por proteger a su familia; su orgullo de príncipe saiyajin, logrando reemplazarlo por un sentimiento aún más fuerte. Un sentimiento que para él había estado vedado, hasta que convivió con esa loca mujer. El amor por los suyos.
…
Fin.
Y eso sería todo… Espero que les haya gustado esta historia. Me divertí mucho escribiéndola y casi casi la dejo hasta que nace Bra. Pero estaba tan inspirada que decidí continuar hasta la hermosa escena en que Bulma acompaña a Vegeta mientras este se prepara para ir a entrenar para el torneo…
Muchas gracias a los que me acompañaron en esta tierna travesía, donde conocimos facetas del príncipe que no hubiéramos imaginado ni en nuestras más febriles fantasías. Bueno, yo si me lo imaginé y por eso lo escribí, je, je…
Un abrazo bien fuerte y nos leemos en mis otros fics.
