Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Overconfidence Effect

Capítulo 8 - Hayato

Había un par de cosas extrañas con Tsubasa, solo un ciego no se daría cuenta. Todos ellos tenían cosas extrañas, de eso no había duda. A diferencia de Takeshi, a quién conocia un poco mejor y sabía perfectamente que era un idiota, no conocía tanto a Tsubasa como para llegar de buenas a primeras a preguntarle sobre cualquier cosa.

Takeshi no tenía tanta reservación y ya había intentado preguntar sobre una de las cosas más extrañas, lo cuál era el abrigo que siempre veía sobre Tsubasa, y lo que consiguió fue que Tsubasa hiciera de cuenta que no habló la primera vez y luego que no le molestaba y era un regalo. Todo forzadamente.

- Es chocolate caliente. ¿Seguro que no quieres un poco? - Era un vano intento, honestamente, de querer confirmar una de sus sospechas más… graves.

Como decía, había cosas muy extrañas con Tsubasa. Tenía ideas, posibles razones y causas, pero nada confirmado. Una de las más notables era, sin duda alguna, lo nervioso que era Tsubasa. Demasiado nervioso, todo el tiempo, para ser normal. Torpe hasta decir basta y aún no era suficiente como para describirlo bien. Muy amable, atento hasta cierto punto, pero sin querer hablar sobre él mismo. Esto, claro, solo le hacía pensar que esto no traía nada bueno detrás, algo malo había pasado o continuaba pasando y Tsubasa no iba a hablar, al menos no fácilmente.

El abrigo. Nunca lo había visto sin ese abrigo. Quizás esa era una de las cosas más preocupantes para él. ¿Qué estaba ocultando Tsubasa debajo de ese abrigo?, ¿cicatrices?, ¿marcas?, ¿tattoos?, ¿deformidades?, ¿malnutrición?, podía seguir y seguir, pero no eran más que suposiciones de las cuales no lograba tener mayor idea por los momentos.

El sueño. Cuando Tsubasa caída dormido, caía dormido. Bien podría ser un muerto por todo el ruido que hacía: nada. Dormía mucho, pero no dormía frecuentemente. Lo sabía porque Tsubasa era demasiado nervioso como para quedarse quieto, habría ruido. Cualquier clase de ruido, pero habría ruido. Y probablemente accidentes, pero de eso nunca comentaba y Takeshi estaba aprendiendo a no hacerlo, afortunadamente.

Tsuabasa, cuando no quería huir de ellos, no salía. Prefería no salir, y si salía era para sitios que ya eran familiares. En el apartamento tenía sus sitios también, usualmente en horarios en dónde estaría él solo. Eso, por sí solo, no le daba buena espina.

- Después no voy a dormir, pero gracias Hayato. - Era una pésima excusa, pero al menos se esforzó en una suponía.

- Te dejaré un poco en la nevera por si cambias de opinión. - Ojalá, pero lo dudaba. Probablemente se lo tomaría el idiota de Takeshi y solo lo sabría cuando el idiota lo admitiera como alguna especie de chiste o que Tsubasa se lo dio o algo asi.

Si bien habían más cosas, quizás la cosa más extraña de Tsubasa fuera el cómo veía a través de ellos sin esfuerzo alguno, o el cómo parecía saber cosas que ellos no.

- ¿Planeas ir a ver esta gente…? - Ja, como si hubiera estado pidiendo otra muestra de esa peculiaridad de Tsubasa.

- Si, tal vez consiga algo. - O tal vez solo consiguiera un mal momento, otra decepción para la lista, y quizás…

- ¿Por qué mejor no te quedas mañana? - En un principio le pareció absurdo esta clase de cosas, ahora no podía evitar pensar que Tsubasa era alguna clase de vidente o algo así. - Habrá un show de aliens. - Tsubasa le señaló el televisor con la vista, tratando de no mirarlo.

Lo del show era una mentira. ¿Lo primero?

- ¿En serio?, ¿a qué hora? - Podía seguirle la corriente. Y reírse cuando Tsubasa se volviera un lío tratando de mantener la mentira blanca.

Ya había aprendido por las malas a que, si Tsubasa buscaba cualquier excusa para decir que no fuera a algo, lo mejor que podía hacer era hacerle caso.

Quizás Tsubasa era un UMA. ¿No sería eso increíble?

•°•°•°•°•°•

- ¡Oh vamos!, es una celebración, ¿en serio no quieres venir? - Takeshi no sabía leer el ambiente, no le importaba, o solo quería desquitarse con Tsubasa por el mal susto que les metió el murciélago gigante en estos días.

- Si no quiere, no quiere. - No hacía falta llegar a tanto. Tsubasa aún se le escapaba, aún no quería responderle cosas tan simples como su color favorito o su edad.

No hacía falta darle verdaderas razones para querer irse. Aún estaba pensando en como hacer para al menos confirmar-

- Les arruinaré la velada. No soy bueno en esas cosas… - Mientras que Takeshi sonrio como un idiota e hizo los gestos necesarios de que estaba siendo exagerado, el solo resistio el impulso de agarrar un cigarrillo. Tsubasa no estaba acostumbrado a eso, no hacía falta enseñarle tal cosa, no importa si lo pedía o no.

- Pamplinas, Tsubasa. - A veces juraría que Tsubasa no sabía ni siquiera inventar excusas. No decía que no sabía mentir porque estaba seguro de que había mentido exitosamente un par de veces. El número era muy bajo, pero no cero. - A menos que, por alguna razón, mágicamente incendies el lugar, no veo cómo podrías arruinar nada. - Si era por incendios y explosiones, nadie le ganaba a él. ¿Quién era el que tenía dinamita en su ser entre todos ellos?, él.

- Pero-

- ¡Pero nada! - Pisoteo a Takeshi por atreverse a pasar un brazo por sus hombros y Tsubasa entró en pánico por la misma cosa. Takeshi, desafortunadamente, no agarró el memo. - ¿Vas a decirme que no te gusta una buena pizza?, siempre puedes comprar un sándwich y me quedo con tu parte de la pizza. - Por su puesto.

- No habrá más sushi por el resto del mes. - No era realmente un castigo para quién podía hacer su propio sushi, pero francamente no podía esperar que no buscará hacerle la vida triste por este tipo de cosas.

En serio, ¿no podía tener un poco más de tacto?, ¿al menos con alguien que buscaba zafarse de casi todas las salidas?

•°•°•°•°•°•

- No creo que regrese. - Takeshi le dijo en voz baja, sin sonreír por una vez.

Cualquier ánimo de broma o buen humor murió al rato de no ver que Tsubasa fuera a regresar del baño. En lugar de responder inmediatamente, miro de reojo la pizza. Dos pedazos era todo lo que habia comido, y no completamente. Estaba aproximando.

Tsubasa había tomado bocado por bocado casi a presión. Más por complacer que otra cosa, era visible a pesar de no decir nada. La mayor atención del chico era el lugar y no la comida. Hasta las ventanas y la planta de la esquina eran más interesantes a sus ojos que la pizza. Hasta las bebidas tenían mejor fama, aunque no por mucho.

- Creo que tienes razón. - Iría a ver, o mejor…

Uh. No, volver no estaba en la mente de Tsubasa.

- Sabía que le habías puesto un rastreador… - Hubo un bufido bajo antes de que Takeshi se riera levemente.

- ¿Contigo tratando de espantarlo? - Reto arqueando una ceja a quien súbitamente dejo de reir. - No va a volver. ¿Crees que puedas con todo esto o lo mando a pedir para llevar? - Conociendo como era Takeshi…

- Yo me encargo, me quedaré un rato mas. El juego esta bueno. - Y el lugar tenia un televisor gigante para ver el juego de béisbol en todo su esplendor.

Si, había calculado bien a Takeshi. A Tsubasa, por otro lado… quizás no tan bien. Un ratón hablaba más, y eso era decir algo. Estaba casi seguro que este festejo solo lo silencio más en lugar de lo opuesto.

Definitivamente nada de esto mejoraba la imágen que tenía de Tsubasa. No como persona, eso no, Tsubasa era muy buena gente. No, sus problemas, su pasado, su origen.

Cualquier otro adolescente en el lugar de Tsubasa estaría riendo y comiendo hasta no más poder. Bromeando y probablemente haciendo tonterias.

Tal vez era hora de sacarle algunas respuestas a cierto murcielo gigante. Y tal vez un poco mas de dinero, Tsubasa requería un doctor si lo que estaba temiendo era verdad.

Encontrar a un doctor que no hiciera muchas preguntas, por otro lado…

Una cosa a la vez.

•°•°•°•°•°•

-... por supuesto que el desgraciado tenía que omitir que sabía algo que es importante por alguna estupida y "justificada" razón propia… - Tomo una respiración profunda y miro al techo por un momento. - Idiota. - No le importaba si lo oían o no. Y hablando de oír: - No tenías que forzarte si no querías. - Tsubasa lo miró directamente ante esto, sin estar sorprendido, molesto o siquiera preocupado. - ¿Cómo te sientes? - Indagó ante la falta de reacción.

Hacerse el dormido no parecía ser una de sus mejores cualidades, a menos que no hubiera estado intentando hacerse el dormido en primer lugar. Quizás era mejor no indagar en ese tema, no era el momento adecuado tampoco.

- ¿Tsubasa?, hey. - Lo estaba mirando, al menos, pero por lo demás… - Te sientes mal aún, ¿no es así? - Tenía que ser eso, y la verdad esa era la respuesta que esperaba. No podía sentirse bien si había estado vomitando.

- Viniste. - Si no lo estuviera mirando a la cara, pensaría que se lo imagino.

Si, alguien definitivamente no se sentía bien.

- Por supuesto que vine. - ¿Por qué no vendría? - ¿Quieres un poco de agua? - Y dado que medicarlo más (no se creía ni por un momento en el que Hibari no le hubiera dado algo, en especial si lo trajo a la enfermería de la escuela) no era la mejor de las ideas, pues: - Batman te dejo un par de caramelos, no sabía que te gustaba el chocolate o las cerezas. - No podían ser sabores al azar, de por sí eran caramelos solo para chupar y no morder. Pobre de aquel que los mordiera.

- Viniste. - La repetición de esto lo hizo pausar en sus acciones.

Curiosidad. Quería creer que era solo curiosidad y no otra cosa. Era otra cosa, pero iba a fingir demencia por los momentos.

- Por supuesto que vine. - No, no tenía fiebre gracias a Dios.

- No estás molesto. - ¿Uh?

- ¿Por qué lo estaría? - El murciélago gigante podría haber perdido los estribos, no sabía y no iba a preguntar ahora, o quizás alguien más… - ¿Cómo te sientes?, ¿te duele algo? - No era doctor, no sabía mucho de medicina y… bueno, las opciones eran limitadas. ¿La enfermera aún estaría por ahí o el murciélago gigante la espantó por el resto del día?

En lugar de responderle, Tsubasa solo lo miro por un momento más antes de darle una tímida sonrisa.

- Voy a tomar eso como que estás bien entonces. - Advirtió, a ver si con eso su amigo regresaba a la normalidad.

Eso solo causó que sonriera más, incluso si era casi minúsculo. Batman lo drogó, no había otra explicación. ¿Con qué rayos lo drogo?, hmmm…

•°•°•°•°•°•

Ojos muy amplios le devolvieron la mirada, en completa sorpresa.

- Un par de tragos no debería ser un problema… - Qué no le fuera a decir que ni un jugo quería. Quisiera decir que sería el colmo, pero no sería una sorpresa.

No se le había ocurrido nada mejor, si era sincero. Y ahora era más que evidente que Tsubasa se saltaba las comidas porque ni siquiera intentó ocultarlo las últimas dos veces. O al menos disimular.

Tsubasa había estado más… apagado, a falta de una palabra mejor. Apenas había pasado un día así que-

- Prefiero fresa. - Fue tanto una aclaratoria como una advertencia de alguien que miró a cualquier lado menos a él, tomando un trago de un vaso de jugo de naranja. - Puuaaafff. - Alguien no había probado una naranja en mucho tiempo. Si no supiera mejor, diría que le dio jugo de limón sin azúcar.

- No te obligues si no quieres. - Lo último que necesitaban ambos era a un Batman queriendo matarlos a ambos.

No creía que Tsubasa se fuera a salvar si ocurría algo otra vez en menos de una semana. Por lo demás… eh, el murciélago gigante no era lo peor que hubiera visto, pero no se lo diría a la cara por razones obvias.

- La mitad basta, ¿no? - ¿Ah?

Pues no, no realmente, pero no iba a discutir con alguien que más bien no le dijo un no inmediatamente.

- ¿Varias veces al dia? - Intentó negociar.

No hacía mucho, de verdad que no hacía mucho, pero era mejor a nada.

- No pidas tanto. - Era un no suave. Lo intentó. - ¿Chocolate?

- ¿Perdón? - ¿En qué momento había…?

- Es mejor que los caramelos. - Que ni toco.

- Siempre le dices que no al chocolate caliente. - Eso era chocolate, chocolate.

Lo miraron de una forma extraña antes de tenderle el vaso exactamente a la mitad.

- No dejaré nada, y me caerá mal conociendo mi suerte. - Terminó Tsubasa secamente, como si ese hecho lo molestará.

Uh.

- Dos. - Movió el vaso deliberadamente y continuó tan pronto vio la protesta que venía: - Y algún bocadillo. Al día. - Y: - ¿Prefieres dulces al azar o algo en específico?, y no todos los días. - Tendrían otros problemas en mano si hacían eso.

Está era la negociación más extraña que hubiera hecho este año. Estaba tratando con un chico de su misma edad o más joven, tal vez debió de esperarse algo así.