Nota de la traductora: el último capítulo de este año, espero lo disfruten!
phoenix1993 si odias a Dumbledore ahora será mejor que te abroches el cinturón para todo lo que viene, y comparto tu opinión, Severus se merecía tener la oportunidad de volver a ser libre, esperemos que en esta historia lo consiga. Sara Magu me da gusto tenerte en esta historia también, espero la disfrutes.
Gred-y-Feorge esa sensación de que pasó de todo en un capítulo estará muy presente en esta historia, como dije al inicio, este fic es una montaña rusa y los capítulos suelen ser largos. Respondiendo a tu pregunta, no habrá un salto temporal como tal pero la historia abarca una cantidad considerable de tiempo; ahora estamos a mitad de La Orden del Fénix y terminará unos años después de lo que sería Las reliquias de la muerte, pero no seguirá los eventos del canon, tendrá ciertos elementos del mismo pero esto es un AU. También habrá momentos en donde avanzaremos más rápido en el tiempo y otros en los que será mas lento.
En otros temas, comparto al 100% tu opinión acerca de la voz de Severus, que a mí me dice que me oculte con él con esa voz y yo me oculto hasta en un basurero si quiere XD de hecho mientras traducía esta capítulo me acordaba de tu comentario porque se menciona algo al respecto. Concuerdo en lo dices sobre la reacción de Hermione a los avances de Sirius, todas las que alguna vez vivimos algo así sabemos lo que es pasar por todas esas etapas: de seguro lo imaginé, el no haría algo así, solo está siendo amable, seguro fue un accidente, lo estaré provocando yo, si se diera cuenta de que me incomoda entonces no lo haría, seguro estoy mandando señales mezcladas sin darme cuenta, etc... Es muy triste y como mencionas, pasa mucho en la vida real. Duele la perdida de la forma inocente de Hermione de ver la vida, aunque creo que eso es tanto culpa de Sirius como de la guerra en sí, al menos ahora puede estar más apercibida pero es una muestra de lo que la guerra le roba a la gente, en especial a los niños y jóvenes. Lo complejo, contradictorio y multifacético de Severus en este fic es uno de mis aspectos favoritos del mismo, y me gusta que la autora no lo sobre romantice y que lo presente como una persona con matices, o sea, como una persona real. Espero tengas un muy buen inicio de año, te mando un fuerte abrazo.
Nota de la autora: Este capítulo describe un encuentro entre Severus y Hermione cuando ella tiene, diecisiete años (debido al Giratiempo) y, por lo tanto, es mayor de edad en el mundo mágico. Si bien este no es un encuentro físico, es de naturaleza erótica.
Si voy a ser condenado por mis pecados, déjame cometerlos primero
Caminando demasiado rápido, pensando demasiado lento,
hay demasiados ladrones alrededor como para bajar la guardia.
Por extraño que sea, más extraño parece;
¿Quién le dijo a esta vida que podría desmoronarse en sueños?
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Severus y Hermione se miraron el uno al otro, durante unos pocos segundos. Oh, por favor, por favor, no me obliguen a acudir a él otra vez, suplicó Severus en silencio, pero los dioses sordos y ciegos permanecieron en silencio e indiferentes. Cerró los ojos para dominar su miedo, odiando que Granger, entre todas las personas, fuera testigo de ello. Se sentía de nuevo como un niño indefenso, mirando a los ojos de su padre borracho, encogido, anticipando la postura amenazante, el sonido del cinturón deslizándose de sus pantalones. Él también había suplicado en silencio protección entonces, sabiendo que nadie vendría... Ocúltame...
Jadeó y se irguió en toda su altura. Recuerda tu propósito, se dijo. Casi podía oír a Albus decirlo. Cualquiera que sea el castigo que imponga el Señor Oscuro, te lo mereces. Eres solo el remedo de un hombre miserable y sucio...
"Señorita Granger, por favor váyase ahora. Tengo que…" Siseó mientras la Marca ardía de nuevo. El Señor Oscuro estaba impaciente ahora. Severus jadeó, enojado porque la chica todavía estaba allí, mirándolo. Con los dientes apretados, instó: "¡Por el amor de Merlín, niña! ¡Váyase!"
Ella estaba negando con la cabeza. "Es él, ¿no? Lo está convocando, ¿verdad?" Severus sólo pudo asentir, agarrando su brazo adolorido para aliviar el ardor. "¿Qué le hará?"
Respondió con voz áspera: "No puedo decirlo, pero no será mejor si lo hago esperar". Se calmó e hizo su voz más suave. "Señorita Granger, si desea ayudar, por favor vaya y dígale al director que fui convocado. Volveré cuando pueda."
Ella se acercó. "¡Pero él querrá saber de nosotros! ¡Le ha hablado de mí y esperará algún tipo de actualización!" Ella dejó caer la cabeza, buscando alguna idea. "¿Puede… puede inventar algo? ¿Puede mostrarle, no sé, cómo le agradezco o algo así?"
Hermione lo miró a los ojos con absoluta confianza y, cuando el dolor disminuyó, su corazón de Slytherin susurró: Hazlo. Hazla fingir. Haz que te dé un poco de su consuelo en este desastre olvidado de Dios que llamas vida. Haz que te toque -
Y la oscuridad que nunca estaba lejos de él, con la que luchaba todos los días, se instaló en su vientre como un calor, un poder sensual y latente. Era el poder de saber que la fruta estaba madura, dulce y lista para cortar. Unas cuantas palabras melosas, un toque suave e inocente, y pronto ya no necesitaría fingir...
Como si hubiera leído sus pensamientos, lo miró con ojos brillantes y temerosos. Ella agarró sus muñecas con sus manos y cuando él miró sus pequeñas manos, rodeando sus muñecas, ella las apretó para llamar su atención. "¡Míreme, profesor!"
Mientras él se quedaba quieto, Hermione dio un paso atrás y miró sus pies. Ella sonrió, como si evocara un recuerdo agradable. Ella levantó la mirada hacia él y el brillo de sus ojos casi lo hizo tambalearse. Era un brillo cálido y conocedor que la hacía parecer mayor, más experimentada, más conocedora. Por un momento fugaz, afortunadamente transitorio, se le vino a la mente el rostro de Bellatrix Black, de diecisiete años. Afortunadamente, desapareció con la misma rapidez.
Hermione se acercó y Severus casi dio un paso atrás involuntariamente. Ella todavía sostenía sus muñecas, inmovilizándolo en su lugar. Ella se rió suavemente, con modestia, y él no estuvo seguro de si el sonido lo asustó o lo excitó. Su mente le decía una cosa, pero su cuerpo traidor, otra muy distinta…
"Profesor", dijo con voz dulce y expresión afectuosa, "quería agradecerle nuevamente". Ella bajó la cabeza modestamente. "Tengo miedo de estar sola en esa casa con él. Él…" Ella negó con la cabeza. "Él piensa que tiene derechos sobre mí. Dijo que debería sentirme agradecida por su atención. Él piensa que debería ser él a quien le dé mi…"
Se detuvo de nuevo y se sonrojó. ¡Se sonrojó, por el amor de Merlín! Ella lo miró con admiración brillando en sus ojos. "Sé que nunca he sido una de sus estudiantes favoritas, pero al menos sé que no me obligaría a hacer algo en contra de mi voluntad".
"No lo haría", dijo, con voz suave y ligera, asumiendo su papel como el actor experimentado que era. "Está bastante segura aquí conmigo, señorita Granger". Por propia voluntad, su mano se acercó a su mejilla. Ella cerró los ojos y dejó que su cabeza se acunara en su mano. Los ojos de Severus se agrandaron, mientras sentía su polla cobrar vida con un rugido. Oh, Merlín, ¿qué está haciendo la chica? ¿Qué podría hacer ella si lo permitiera?
A pesar de que sus pensamientos giraban rápidamente, sonrió ante su absoluta audacia. Levantó una ceja delicada y expresiva. "Eres una buena chica", canturreó. Sus suaves palabras fueron recompensadas con su brillante sonrisa y sus ojos iluminados ante el elogio. Allí... oh sí, allí estaba. El afrodisíaco de Hermione Granger: elogios. Esa era su preciada y verdadera lujuria. Tal como lo había hecho antes de su invocación, sus labios se relajaron y se abrieron en una sonrisa digna de un amante.
Sus ojos se deslizaron lentamente sobre ella, comenzando por su boca y viajando, primero por su cuerpo y luego regresando a su rostro. Se sintió poderoso, disfrutando de su abierta y cautivada admiración. Ella lo miraba atentamente, con el cuerpo inmóvil. Su boca también estaba abierta, y Severus pudo ver su respiración rápida, su pulso parpadeando en su garganta.
"Sí, qué buena chica, Hermione", repitió, ligeramente sin aliento, acariciando su nombre con una voz suave y sedosa que tanto prometía. Era una voz que había usado cientos de veces para conseguir lo que quería. Había atraído a bastantes mujeres, dispuestas o no, a separar sus piernas y compartir su cama o su dinero. Era una voz que había utilizado para tranquilizar a las víctimas cuando no había garantías que ofrecer. Se usaba para apaciguar y seducir cuando los ataques exigían que los inocentes sufrieran, y él no podía ofrecer nada más que una suave orden para que cerraran los ojos y soñaran. Usaba su única belleza verdadera, y eso lo calmaba incluso a él.
Podía ver el rubor en su piel y supo que su bella voz lo había producido. Él le devolvió su sonrisa depredadora y cómplice. Cuando su mano se deslizó de su mejilla, ella giró ligeramente la cabeza y sus dedos rozaron sus labios. Eran suaves y con forma de corazón, y se fruncían ligeramente contra las yemas de sus dedos. Arrastró su dedo medio por su labio inferior, su movimiento era tan sutil que casi podría interpretarse como accidental. Podía sentir el suave soplo de su aliento contra su dedo. Por un dulce y sucio momento, Severus imaginó lo que ella haría si deslizara su dedo más largo entre sus labios y dentro de su cálida boca. Casi podía sentir su lengua acunándolo, girando alrededor de él mientras lo chupaba. Podía imaginarla, con los ojos cerrados, perdida en el anhelo, sin entenderlo del todo, pero dándole la bienvenida de todos modos...
Hizo una mueca hacia la chica, la poderosa oscuridad alimentaba esos segundos robados y prohibidos. Podía escuchar su respiración aumentar y sintió un pulso eléctrico entre los dos, y supo que ella también lo sentía. Ambos respiraban con más dificultad y sus pechos subían y bajaban al unísono.
Sería muy fácil, le dijo la voz oscura. Está muy dispuesta a hacer todo lo que le pido. Podría decir casi cualquier cosa en este momento, hacer casi cualquier cosa, y ella respondería…
Atrapada en la fantasía, Hermione miró modestamente sus manos. Su voz era casi un susurro y tenía los ojos entrecerrados. Se tocó el labio superior con la punta de la lengua y la furiosa erección de Severus apretó sus pantalones dolorosamente.
Ella murmuró: "Me alegro mucho de que esté allí. Es el único que me cree". Ella usó todo el encanto de sus ojos leonados al encontrarse con los de él, y él sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sus labios temblaron y lo miró suplicante. "No quiero volver allí con Ron y Harry. Él no entiende. Nadie lo hace, ni siquiera Dumbledore. Él tampoco me cree. Harry está tan ciego en lo que respecta a Sirius."
Severus volvió a tocar su mejilla y Hermione se frotó contra su mano como un gatito. Acarició su suave piel con el pulgar y canturreó suavemente: "Shh. Está bien, niña. No tienes que ir si no lo deseas. Me aseguraré de que nunca tengas que hacerlo". La sintió temblar y supo que en ese momento ella sería suya. Y debajo de todo eso, bajo la oscuridad, bajo la lujuria, estaba esa pequeña y pulsante luz que quería que él hiciera lo correcto, que cumpliera su promesa. Donde nadie pueda encontrarnos...
"Pero las vacaciones…"
"Las puede pasar aquí. Necesito ayuda en un proyecto de Pociones. Lo arreglaré con el director. Le dará una razón para mantenerse alejada de Grimmauld y nadie se dará cuenta." Su voz estaba lo más alejada posible de su voz docente. Era cremosa y rica, y la chica respondió maravillosamente. Al mirarla, Severus casi pudo olvidar que estaban jugando un desesperado juego de charadas. Más que eso, podía sentir la necesidad de olvidar que era sólo un juego...
Ella lo miraba con una esperanza naciente en sus ojos. "¿Realmente querría esto? ¿Me permitiría ayudarle, profesor?"
Él le regaló otra media sonrisa e hizo un ronroneo de apreciación. Esta vez, le dio un toque de suave amenaza a su pecaminosa, sedosa y bella voz de barítono. Era la seducción misma, más que incluso sus palabras. "Oh, sí, yo también quiero esto. Tengo muchas ganas de que estés aquí, Hermione." Su pronunciación se hizo más cortante con cada palabra; cada consonante saboreada y presentada, cada vocal sabía en su boca a fruta madura.
"Sí. Muchísimo." Pudo verla sonrojarse de nuevo y sus labios adquirieron un delicioso tono rosado. Se encontró deseando descubrir si sus pequeños pezones tenían el mismo tono oscuro que sus labios fruncidos; oh, esos dulces y pequeños pezones rosados, pidiendo ser mordisqueados, como los labios en forma de corazón, que se estaban abriendo...
"Gracias profesor. Siempre me hace sentir segura".
Y se acabó. Segura. La palabra instantáneamente arrojó agua helada sobre su libido y la desinfló como un clavo clavado en la llanta de un automóvil muggle. Severus sintió una repugnante necesidad de enviarla gritando fuera de la habitación. ¿Cómo se atrevía a burlarse y coquetear con él? ¿Cómo se atrevía a hacer que él la deseara y luego hundir un puñal en su deseo con una pequeña palabra? ¿Quién carajo empezó esto?
La Marca volvió a chisporrotear bajo su piel y gruñó de dolor. Lo último de su desanimado deseo fue reprimido hasta quedar en nada, mientras intentaba lidiar con el dolor.
Hermione vio su repentino malestar y lo miró expectante. "¿Cree que fue suficiente?" Ella sonrió débilmente. "Tenía miedo de estar sobre actuando las cosas. ¿Quizás pueda, oh, no sé, modificarlo en su mente o algo así?"
Severus quedó atónito. Sabía que todo aquel pequeño y sórdido intercambio era tan sustancial como un glamour, pero había sentido que ella respondía. Él frunció el ceño y ella hizo un pequeño gesto, un modesto encogimiento de hombros. "Solía tomar clases de teatro durante las vacaciones de verano". Ella se puso seria. "Nunca pensé que lo usaría para salvar la vida de alguien, pero me alegra poder hacerlo, profesor".
Él la miró fijamente, abiertamente sorprendido. Respiró hondo para calmar su ego herido, que se había desinflado un poco, junto con su polla. Sonriendo en su forma habitual, respondió, bastante formalmente: "Debo decir que es una pérdida para el teatro que su vocación esté en otra parte, señorita Granger".
Era su turno de parecer confundida. ¿Le estaba haciendo un cumplido o también se había visto atrapado en lo que acababa de suceder? ¿Y por qué parecía tan decepcionado con ella? Dioses, el mundo bien podría dejar de girar, por lo que ella sabía de lo que acababa de suceder.
Durante varios instantes más, se miraron el uno al otro. Entonces Hermione dijo: "Señor, tal vez sea mejor que se vaya. No quiero ser la causa de su disgusto".
Severus asintió y luego se giró para irse. Su mente estaba acelerada y necesitaba dominarse rápidamente. A decir verdad, la chica lo había inquietado más de lo que estaba dispuesto a aceptar.
Mientras se giraba, dijo: "Dígale al director que me han convocado..."
"Lo sé. Lo haré." Durante varios segundos, Hermione lo vio prepararse para irse. Cuando él llegó a la puerta, ella gritó impulsivamente: "¡Profesor!"
Se giró, impaciente, temeroso. "¿Qué, señorita Granger? ¡Tengo que irme ahora!"
Ella corrió a su lado y, poniéndose de puntillas, le puso las manos en los hombros. Después de la más mínima vacilación, ella besó suavemente su mejilla.
Él la miró con expresión ilegible. "¿Señorita Granger? ¿Y qué obra vamos a representar ahora?" Él se burló. "¿La Pasión de Cristo?"
Esta vez, estaba seguro de que su sonrojo era genuino, al igual que el dolor en sus ojos. "¡No! Quiero decir, ¡no estoy… ! Sólo sea cuidadoso. No puedo soportar la idea de que pueda volver a ser lastimado. Especialmente no por mi culpa".
Él le dio otro pequeño y rígido asentimiento y se dio la vuelta. Casi antes de que pudiera darse cuenta, él se había ido, saliendo de la habitación a grandes zancadas.
Hermione se sentó temblorosamente, su valentía desapareció. Le había dicho al profesor Snape que todo era un acto, pero estaba temblando. Se tocó la cara; todavía podía sentir el calor de su palma contra su mejilla, el susurro de sus dedos rozando sus labios. Podía sentir cada pequeño callo en las yemas de sus largos dedos, podía oler el romero triturado mientras permanecían sobre su boca. Todavía podía oír su voz diciendo su nombre, suavemente, casi con afecto. Podía ver el calor en su mirada oscura de obsidiana. Era la cosa singularmente más erótica que le había sucedido en su corta vida. Su cuerpo casi había zumbado cuando él le acarició la mejilla, y sintió frío y calor al mismo tiempo. Estaba casi segura de que sus bragas estaban mojadas.
Y cuando ella lo besó y le pidió que tuviera cuidado, rezó por un breve momento para que él le devolviera el abrazo. En esos pocos minutos con su profesor, comprendió vagamente por qué Sirius Black ni siquiera había despertado ninguna emoción latente, aparte de la repulsión. Ahora entendía el deseo. Tenía un nombre y una forma, y Hermione tenía un miedo mortal de que su cuerpo hubiera decidido que esa forma era su profesor de Pociones.
Él empezó esto, pensó, con cierta petulancia. Él, con su charla de odiar a Sirius Black, de convencer a ese loco de Voldemort de que estaba enamorada de él, de que podían seducirla para que traicionara a Harry. Y el profesor Snape le había hecho mojar sus bragas y la había hecho temblar con solo tocarle la mejilla y llamarla su buena chica. ¿Y qué obra representamos esta vez? ¿Por qué parecía tan ofendido por eso? Él fue quien puso las reglas, ¿no?
Hermione volvió a tocar sus labios, tratando de recordar la sensación de sus dedos, el sonido de su voz. Oh, dioses, pensó Hermione, cerrando los ojos. ¿Y si esto no fuera sólo un juego?
De repente, se sintió muy avergonzada de sí misma, pero no podía precisar por qué. Esperó unos minutos, hasta que su mente se vació del inexplicable sentimiento de culpa y se levantó para encontrar al Director.
Lo encontró esperando al final del pasillo de la oficina del profesor Snape. Caminó rápidamente hacia él, pero el profesor Dumbledore no parecía tener prisa por alejarse. Esperó hasta que estuvo lo suficientemente cerca para poder susurrarle.
"Señor, el profesor Snape quería que le diera un mensaje. El ha sido - "
"Lo sé, señorita Granger. Lo encontré cuando se iba. Me pidió que bajara y me asegurara de que estuviera bien". Dumbledore le dedicó una sonrisa paternal y afectuosa. "Parecía pensar que podría estar un poco... agitada".
"Bueno, señor..." Miró rápidamente a su alrededor, pero estaban completamente solos en el pasillo. Era un pasillo estrecho, libre incluso de retratos. "¿No está preocupado por él? Después de todo, la última vez que lo convocaron…" Hermione tartamudeó hasta detenerse, sin querer mencionar esa noche, esa extraña noche, que había hecho tantos cambios en el status quo.
"Señorita Granger, el profesor Snape es un mago muy capaz. Él es el único hombre en quien confío mi vida. Tengo plena confianza en que regresará pronto a Hogwarts y sin sufrir daños graves. Debe confiar en su capacidad para cuidar de sí mismo".
Hermione miró fijamente al director. Todavía estaba dolida por sus comentarios sobre ella y Sirius. Ahora, descartar alegremente el peligro potencial en el que se encontraba el profesor Snape parecía extremadamente insensible. Una sensación de grave injusticia estalló en su interior, pero rápidamente recordó que ahora era parte de este peligroso juego. Inmediatamente, Hermione intentó controlar su expresión para volverla más tranquila.
"Sí, señor. Gracias. Bueno, voy a llegar tarde a cenar".
"En efecto. Disfrute su comida, señorita Granger".
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"Imbécil grasiento. ¿Por qué constantemente tiene que meterse contigo o con Harry?" -Preguntó Ron. Al menos eso es lo que Hermione pensaba que Ron había dicho. Con el contenido de un plato entero de comida en la boca, era difícil saberlo exactamente. "¿Dónde está el viejo murciélago de las mazmorras, de todos modos?"
"No digas cosas así sobre el profesor Snape", dijo, su tono automático, distraído. Hermione echó un vistazo a la mesa principal. El lugar del profesor Snape estaba vacío. Hermione estuvo tentada de decirles a los chicos que su profesor estaba fuera, posiblemente arriesgando su vida por la Orden. Probablemente eso los habría hecho callar, pero las palabras se le atragantaron en la garganta. Quería desesperadamente hablar con Harry sobre Sirius también, pero cada vez que abría la boca, el discurso inicial sonaba demasiado forzado o demasiado acusatorio. Harry sintió que ella quería hablar con él y le había dado varias oportunidades, pero al igual que ella, no parecía capaz de romper el silencio.
Se preguntó si debería ir a esperar al profesor Snape en su oficina. Como prefecta, tenía varias razones plausibles para estar allí, pero todavía se resistía a arriesgarse en las mazmorras, cerca de las habitaciones de la casa de Slytherin.
Cuando los últimos restos de comida desaparecieron, Ron y Harry se levantaron. "¿Todavía seguimos con los planes para esta noche?"
"¿Qué?" dijo, mirando a su amigo de cabello oscuro. Harry sonrió y le dio una pequeña sacudida juguetona.
"¿Hola? ¿Tierra a Hermione? Íbamos a tener una sesión de planificación para la siguiente…" Rápidamente miró a su alrededor. "¿Ya sabes, reunión especial?"
Ah, el E.D., la reunión de estrategia. Ella lo había olvidado por completo. Ella sonrió y se puso de pie. "Por supuesto. Me voy a cambiar. Te veré más tarde, ¿sí?"
Cuando los chicos se fueron, Hermione se arriesgó a echar un último vistazo a la mesa principal. Sólo quedaban el director y la profesora McGonagall, charlando como viejos amigos. Decepcionada, Hermione terminó lo último de su jugo de calabaza y estaba a punto de irse, cuando una voz arrastrando las palabras detrás de ella dijo: "¿Buscas a tu amante? Le dije a mi padre que no puedo entender lo que él podría ver en ti, pero, claro, Snape tampoco es un adonis, ¿verdad?"
Hermione se giró para ver el rostro sonriente y altanero de Draco Malfoy, mirándola con desprecio. ¡Por supuesto! Lucius Malfoy habría estado en la reunión de los Mortífagos, cuando el Profesor Snape resultó herido. Draco podría haber estado allí también, por lo que ella sabía. Eligiendo ignorar a Draco, Hermione se levantó silenciosamente y comenzó a alejarse. Desde atrás, Draco gritó suavemente: "Oye, Granger, ¿qué obtienes cuando cruzas a una sangre sucia con un maestro pocionista?"
Hermione se giró y le dio una mirada fría. "Oh, no lo sé, Draco. ¿Un Malfoy?"
Su rostro pálido se puso rojo de ira. "¡Cierra esa boca sucia, Granger! Vas a tener que aprender algunos modales con tus superiores, niña. Hay quienes creen que un mago que no puede mantener a su bruja bajo control merece una pequeña paliza. ¡Yo no sería tan engreído si fuera tú!"
Hermione se quedó quieta por un momento y luego regresó a la mesa de Slytherin. Ella siseó: "Cállate, Malfoy". Ella lo miró de arriba abajo con atención. "Aquí tienes un acertijo, Draco. ¿Sabes lo fácil que es castrar a un hurón? ¿No?" Ella le dio una mirada de puro desdén que habría enorgullecido incluso al Profesor Snape. Mirando su entrepierna, ella se burló: "¡Sigue molestándome y lo descubrirás de primera mano!"
Salió del Gran Comedor, pero no antes de que Draco le respondiera. "Disfrútalo mientras dure, sangre sucia. Cuando se canse de ti, ya nos ha prometido que el resto de nosotros podremos jugar contigo."
La sangre de Hermione estaba hirviendo, pero sonrió sin alegría mientras caminaba hacia la sala común de Gryffindor. Puede que no esté en posesión de la astucia de Slytherin, pero era lo suficientemente fuerte como para aprender a controlar sus emociones con Draco Malfoy. Si el profesor Snape tuviera una agenda oculta, sería lo suficientemente inteligente como para encontrarla. Mientras caminaba hasta la Torre de Gryffindor, su euforia inicial se desvaneció, tal como Draco había planeado. Su último comentario había puesto suficientes dudas en su mente, en cuanto a las condiciones exactas que Severus Snape había negociado, cuando hizo su pacto con su Señor Oscuro.
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"Llegas bastante tarde, Severus", siseó el Señor Oscuro, mientras Severus se arrodillaba y besaba el dobladillo de su túnica. "Jugando con tu nuevo juguete, sin duda".
"Perdóneme, Mi Señor", dijo Severus, levantando sus ojos oscuros y líquidos hacia Voldemort. "Confieso que ella me ha proporcionado más distracción de la que estoy acostumbrado a permitir".
Severus obligó a su cuerpo a permanecer relajado, mientras permitía que el Señor Oscuro invadiera su mente. Siempre era una sensación repugnante; había una sensación pesada en la invasión del Señor Oscuro en la mente de Severus, un sutil deslizamiento contra su conciencia. Se sentía aceitoso y rancio, como si algo podrido acariciara los pasillos de su alma.
Y ahí estaba ella… Usted siempre me hace sentir segura, Profesor… no tienes que volver allí, niña… quédese conmigo… Yo la protegeré de Black… No quiero estar con Harry…. Hermione, mirándolo con ese brillo suave y confiado… La excitación latente e inocente, la conocida atracción del deseo, cuando él la llamó su buena chica… Empujó todo su deseo, su necesidad de poseer a la chica, su erección, la sensación del pulso físico en su ingle cuando el tocó sus suaves labios con las yemas de sus dedos.
Finalmente, el Señor Oscuro se reclinó en su trono. "Lo has hecho bien, Severus. La chica ya se está alejando del chico Potter."
"¿En serio, mi señor?" Llegó la voz arrastrada de Lucius Malfoy. Severus se giró y encaró al rubio aristócrata. Con una expresión de leve perplejidad, Lucius dirigió su mirada hacia Severus. "Mi Draco me dice que la chica Granger y Potter están más unidos que nunca. Aparentemente, están trabajando junto con varios otros estudiantes en una especie de club clandestino de Defensa, donde la chica es una de las líderes".
Le dio a Severus una sonrisa engreída. "No suena como si la joven hubiera abandonado a su mejor amigo, Severus".
Severus le dio a Malfoy una mirada fulminante y condescendiente. "Lo hace, sin llamar la atención sobre sí misma, Lucius. Le he dicho a la chica que debe seguir como siempre. Ella entiende que no debe mostrar ningún signo externo de rebelión, o nuestra asociación terminará". Le hizo una leve señal a Malfoy. "Creo que te has vuelto suave, Lucius. Solías ser mucho más... Slytherin." El rostro de Malfoy se oscureció, sus pálidos ojos grises se volvieron glaciales.
"Niños, por favor", interrumpió Voldemort, y tanto Severus como Lucius bajaron la cabeza. "Saben que me duele ver a mis leales lugartenientes peleándose. Por supuesto, la chica debe actuar como si no pasara nada. Severus le enseñará las costumbres de su Casa, Lucius, y cuando su lealtad sea revelada en mi momento triunfal, la angustia del chico Potter hará que mi victoria sea más dulce" —siseó, sonriendo con su alegría impía a la habitación.
"Roma no se construyó en un día, mi querido Lucius, y tampoco lo hace la venganza. Deja que mi maestro de Pociones prepare a su joven amante como lo haría con una poción, y ella será aún más efectiva y poderosa gracias a su paciencia. Creo recordar, Severus", sonrió Voldemort, acariciando el cabello oscuro del hombre con cariño, "que tú disfrutas más el sabor de la carne dispuesta que el de la que se toma por la fuerza".
Severus deseó que su cuerpo no se estremeciera de repulsión ante el toque posesivo y cariñoso del Señor Oscuro. "De hecho, mi Señor". Permitió que sus ojos se deslizaran hacia Malfoy nuevamente. "Creo que la idea de la violación es un enorme desperdicio de energía que se puede gastar mejor en actividades más... placenteras". Algunos de los Mortífagos se rieron, sabiendo que era una puñalada contra aquellos que lo habían tomado por la fuerza, cuya crueldad egoísta era demasiado conocida.
Severus nunca había disfrutado el sabor de la violación, por lo que en privado pensaba que el Señor Oscuro la usaba frecuentemente como castigo para él. Severus siempre preferiría el celibato al sexo forzado, y esto agradaba al Señor Oscuro. Estaba muy feliz de apaciguar los apetitos más oscuros de sus leales mortífagos ahora, de mantenerlos saciados, dependientes bajo su control. Sin embargo, cuando la guerra terminara, necesitaría acólitos como Severus, cuyas mentes no fueran esclavas de sus deseos más bajos.
Severus estaba diciendo: "Ella es una joven bruja inteligente, que anhela conocimiento sobre todo. Una vez que haya probado el fruto prohibido, sólo deseará más. Ella ya hace preguntas. Será sólo cuestión de tiempo hasta que esté lista para recibir sus respuestas".
Voldemort decidió que la chica sangre sucia era una diversión agradable para el maestro de Pociones. Ya obligado a vivir la vida de un monje en el suave nido de Hogwarts, Severus evitaba todo excepto las ocasionales juergas oscuras, y sólo asistía a estas cuando estaba bajo el mando más imperioso de su Amo. De vez en cuando frecuentaba a las putas del Callejón Knockturn, quienes aceptaban agradecidas sus monedas, pero volvían la cara, como si las obligaran a copular con una estatua de oro o un animal.
Si la joven podía brindarle su lealtad a Snape y calentar voluntariamente su cama, podría darle a Voldemort otra cuerda más en su arco contra Harry Potter; incluso contra Severus. Si estaba debidamente motivada, le daría sabios consejos al maestro de pociones. Sin duda lo mantendría alerta, hasta que ella ya no fuera útil.
El Señor Oscuro tocó la cara de Severus en una suave caricia. "Levántate, amigo mío. Ahora bien, ¿cuándo es la próxima reunión de la Orden?"
"La semana que viene, mi señor. Planeo antagonizar al traidor a la sangre, Black, y provocar una confrontación. Si puedo convencer a Potter de que Black está abusando sexualmente de su amiga, será una distracción más para desmoralizar al chico.
Voldemort asintió, complacido. "Bien jugado, amigo mío. Entonces el juego está en marcha. Aísla al chico hasta que se quede solo y caiga. Estoy satisfecho con tu informe, Severus. Vuelve a tu escuela, a tu pequeño juguete". Su sonrisa era algo espantoso. "Dale un beso de buenas noches de mi parte".
Severus se puso de pie y besó la mano que había acariciado su cabello. Se puso de pie y encaró al Señor Oscuro, resistiendo el impulso de limpiarse la boca. "Es usted muy amable conmigo, mi señor. Y con ella también". Miró al Señor Oscuro con febril adulación. "La moldearé hasta convertirla en una joya adecuada para su corona".
"Estoy seguro de que lo harás, amigo mío".
Severus hizo una nueva reverencia y se giró para salir de la habitación.
"¿Y Severus? Cuando vayas a la reunión de la Orden, llévala contigo".
Nota de la autora: La letra de la canción es de "Waiting To Hear" de Christopher Branch, uno de mis amigos compositores, de su álbum "If All These Things Are True". Usada con su permiso.
Nota de la traductora: Es una verdad universalmente conocida que la voz de Severus es perfecta, y al parecer él también lo sabe. Hermione con esa actuación se merece un Tony, y créanme que esas habilidades le van a servir mucho en este fic. Cuéntenme que les pareció el capítulo.
Espero que este año fuera bueno para ustedes y que el siguiente sea aún mejor. Que la pasen bonito, les mando un abrazo.
