Cuando TULA despertó lo había borrado todo.

Se levantó, se estiró y caminó fuera de la habitación; el marinero estaba sentado a un lado de la mesa.

-¡Buenos días!- Dijo TULA con entusiasmo.

El marinero se levantó y caminó hacia TULA en silencio, acercó su sonriente rostro a su oreja y le susurró:

-Tu novia te está esperando afuera-

La vergüenza de TULA volvió de golpe y la presión le retorció el estómago. En su confusión empujó al marinero con fuerza, tirándolo al suelo

-JAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA- el marinero empezó a llorar de la risa.

TULA se fue con el ceño fruncido a la puerta principal mientras tomaba su estómago.

Cuando salió, la imagen de VAGINA con una rosa en su cabello verde que encajaba hermosamente con su cara, el campo y el cielo le provocó la misma sensación que una patada en el estómago con un bototo con punta de fierro.

VAGINA miró a TULA.

¡TULA está paralizado! ¡No se puede mover!

VAGINA esperó un tiempo y extendió su mano con la rosa. TULA reaccionó y se acercó con cuidado. Luego de un par de gigantes segundos se dispuso a tomarla.

De repente, una melodía suave de piano empezó a sonar.

(...)

Ambos se tomaron de las manos y, como por inercia, empezaron a girar junto al movimiento de la naturaleza. Las flores empezaron a bailar junto a ellos. El campo se hizo más verde y el sol que había estado siempre ahí cobró un valor único.

Pero TULA no pudo mirar a VAGINA a los ojos.

Después de un rato se detuvieron. VAGINA comprendía lo que pasaba por la mente de TULA.

Ese no era el momento para acercarse a él, lo sabía muy bien, pero de todos modos necesitaba darle las gracias por todo y pedir perdón por todo.

Dado que tenía la capacidad para hacerlo, VAGINA acercó su alma a la de TULA para que pudiera sentir todo lo que sentía ella en ese momento posando su pecho sobre el de él. Olas gigantes de placer y culpa dirigidas a una sola persona, era una expresión pura de amor.

Una vez separados, finalmente pudo verla a los ojos. Realmente era bellísima, sentía que su corazón se iba a salir.

Pero el tiempo pasó y su propia cara se reflejó en los ojos de VAGINA. Estaba llena de heridas y moretones y su boca estaba inflamada.

Preocupado, empezó a tocar sus mejillas y notó que algunas partes estaban hinchadas y con cicatrices, su lengua estaba partida y le faltaba un colmillo.

Miró sus ojos asustado, pero ella lo miró sin miedo en lo absoluto. TULA agachó la mirada y corrió al bosque. VAGINA lo dejó ir.