Final imaginario del siglo XIX

En estos tiempos, las personas que poseen extraños poderes provenientes de su cuerpo o incluso de misteriosas y poderosas armas, son conocidas como ladrones, escoria de la humanidad que roba hermosas y valiosas obras de arte, estatuas o joyas de diversos museos de todo el mundo, con la esperanza de reunir los 108 trozos de inocencia perdidos.

OOOOO

Megumi abrió despacio sus ojos castaños. Cuando se inclinó hacia adelante; sobre el colchón de la cama de su habitación, Shippo saltó hacia ella, pasándole una nueva muda de ropa, su larga gabardina negra y unas pantuflas que encontró en el armario.

Una vez que se cambió y se levantó, su pequeño compañero se subió a su hombro izquierdo, indicándole que ya podían ir a la cafetería de la sede fantasma. Durante su silencioso trayecto, a la joven le costaba trabajo apartar sus recuerdos de la noche anterior. Imágenes del angustiante semblante del antiguo general Toga.

No... el desolado semblante del hermanastro mayor de InuYasha, Sesshomaru.

Subió las manos a la altura de sus brazos, cruzándolos.

Gracias a la confianza que había generado con el Hanyou, durante su época como Exorcista, conocía la trágica batalla que ambos tuvieron a muerte. Y el oscuro motivo que la despertó. El asesinato de su madre y de su hermano menor, quienes eran de origen humano.

Por el modo en el que InuYasha le contó los hechos, parecía que Sesshomaru había cometido un crimen de odio a su persona, solo por ser parte de dos mundos. No obstante, ya conociendo la versión del Youkai, podía confirmar con seguridad, que aquello no fue más que un sucio plan, llevado a cabo por Menomaru.

Pero... ¿Por qué? ¿Qué beneficio podría tener el guardián de la otra vida, si dos medios hermanos se mataban?

En eso, se detuvo en seco y levantó la vista al frente.

El gran espacio que ocupaba la cafetería, estaba lleno a más no poder de personas con ropas de diferentes estilos. Los científicos se identificaban con vestimentas formales y batas blancas. A quienes les tocaba la labor de recolectar hierbas medicinales y otras cosas interesantes de los bosques, usaban capas de color café oscuro, llevando ropas informales debajo de ellas.

Entonces, dio con los cuervos, cubiertos por sus túnicas carmesí.

El grupo de élite de hechiceros que trabaja bajo las órdenes directas del clan Chang, siendo Bak su jefe actual. Uno que, de alguna forma u otra, estuvo involucrado con las torturas impuestas a Kanda, cuando este era tan solo un niño.

De solo recordar aquello, le daban escalofríos.

-¡Megumi!

En eso, la voz de una joven la despertó de sus pensamientos, haciéndola voltear hacia atrás... y llamando la atención de la multitud de personas que desayunaban, a lo largo y ancho de las bancas y mesas de madera. Apenado, Shippo se encogió.

-¡Es ella!

-¡Es la chica que salvó al mundo del Conde!

-¿La guardiana dimensional?

Ignorando los comentarios de asombro y otras emociones, Megumi concentró su atención en Lenalee, quien era auxiliada por Rikei, empujando su silla de ruedas. Su largo cabello verde oscuro caía en varios mechones sobre sus hombros y por detrás de su espalda.

Al verlo, parpadeó, recordando un instante sus desesperados gritos, durante la batalla que tuvo con Kanda. Y como intentó liquidarla con mugen en el proceso, llenando su corazón de un rencor desmedido.

Movió la cabeza de un lado a otro, apartando ese horrible pensamiento. Sonrió y dio un paso hacia su compañera ladrona, dándole los buenos días.

Ella le devolvió los gestos, siendo conducida por Rikei, hacia el mostrador donde Jessica; chef actual de la sede fantasma y prima de Jerry, tomaba los pedidos.

A Megumi le llamó la atención el extraordinario parecido físico que compartían. Pero, por las risas de sus acompañantes y la vergüenza que comenzaba a pintarse en sus mejillas, tuvo que ignorar ese hecho, pidiendo algo simple para llenar su estómago. Un plato de avena y un vaso de leche.

En menos de quince minutos, sus pedidos fueron completados, recibiéndolos en otra ventanilla a medio metro de distancia, junto con un pulgar arriba por parte de la mujer, a quien agradecieron con reverencias y sonrisas.

Después de que Rikei tomara la bandeja de la barra y se la pasara a Lenalee, dejándola en su regazo, se dirigieron hacia las mesas, donde el personal, con inquietud, no dudaba en voltear sus miradas un segundo hacia la guardiana dimensional, para luego devolver su atención a sus platos.

Ella suspiró, antes de detenerse de nuevo.

Kanda comía su soba en completa soledad, sentado frente a una mesa cerca de la esquina, al fondo a la izquierda. En eso, subió la mirada, consiguiendo que Megumi volviera a internarse de nuevo, y sin querer, en sus recuerdos.

Un libro con la foto de una flor de loto tirado en el piso. Otra sonrisa que desaparecía del mismo chico que había visto antes. Cadenas, gritos, un grupo de hechiceros cuervo. Y una mirada llena de miedo por parte de...

Lenalee.

Al pasar por esa última imagen, sus manos temblaron tanto que dejaron caer al piso la bandeja que sostenía, tirando su desayuno y aturdiendo a los presentes.

Shippo no podía creer lo sucedido, al igual que Lenalee y Rikei, mirando atónitos y en silencio el plato de avena bocabajo y la leche derramándose entre las grietas del piso de ladrillos. El corazón de la menor comenzó a latir con frenesí, al mismo tiempo que dirigía su rostro hacia su compañera.

La miraba horrorizada, como si supiera un oscuro secreto de su parte. Lenalee abrió los ojos como platos. Antes había mirado a Kanda... con su habilidad, era posible que la hubiera visto a través de sus memorias.

Para su mala suerte, no tuvo tiempo de corroborar ese dato, ya que Megumi salió disparada de la cafetería, con los gritos de Jessica haciendo eco en el lugar, por su platillo desparramado en el piso.

Kanda no le quitó la vista de encima, hasta que desapareció por las puertas del sitio, volviendo a su plato como si nada hubiera pasado.

PPPPP

Mientras tanto, corriendo desconsolada por el pasillo, la guardiana sentía que se le escapaba el aliento de la boca y que sus piernas pronto dejarían de moverse. Por eso se esforzaba mucho en continuar su camino, hasta que, de repente, se topó con Bak, empujándose y tirándose mutuamente en el piso.

Él, al ver lo alterada y temblorosa que estaba, se acercó con cautela. Creía que estaba pasando por una crisis, debido al intento de asesinato de Tyki Mikk. Por ello, se arrastró por el piso y rodeó sus hombros con su brazo derecho, llamándola y ordenándole a Wong un té de manzanilla.

Con el hombre mayor corriendo por el lado contrario del pasillo, el rubio tomó a Megumi en sus brazos y la llevó de inmediato a su oficina.

PPPPP

-Dios... - dijo Bak, aliviado por ver como la joven se tomaba de a poco su bebida caliente, sentada en una silla frente a su desordenado escritorio. - ...sí que nos dio un gran susto, señorita Hoshino.

Varias pantallas holográficas de diferentes tamaños estaban activadas en los alrededores, mostrando imágenes de las grabaciones efectuadas por Timcanpy. Cuando Megumi volteó a una de ellas, observando por unos segundos la imagen de Allen; luchando por salvar a Suman, sus ojos se pusieron llorosos.

Se pasó su brazo izquierdo por encima de su rostro y siguió volteando de una pantalla a otra. Lenalee perdió sus botas oscuras y Kanda quedó gravemente herido. Ambos tenían una historia, motivo por el que ella siempre evitaba verlo. Y, por el cual, él anhelaba cubrir la hoja de mugen con su sangre. Entonces, recordó:

-Edgar Chang. - susurró de pronto, obteniendo la atención los adultos. - ¿Quién era? - agregó, girándose seriamente hacia Bak. - ¿Por qué Kanda te confundió con él?

El rubio suspiró.

-Wong, dale unos últimos ajustes a lo que te encargué. - pidió, recibiendo una silenciosa reverencia de su parte, antes de retirarse del cuarto.

Shippo no comprendía bien lo que sucedía con su compañera, reservándose a permanecer quieto sobre su hombro derecho y analizar lo que pasaría.

-Edgar Chang... - Bak pronunció con esfuerzo. - Era mi padre.

Saber aquello, sorprendió a los menores.

-El motivo por el que Kanda quería matarme, confundiéndome con él... fue por haber heredado el liderazgo de unos experimentos secretos que el clan Chang, llevaba a cabo en el área subterránea de la orden oscura. - hizo una pausa. - Con el apoyo de Malcolm C. Leverrier.

FFFFF

-A partir de ese momento, mi padre decidió que la orden oscura ya no sería una organización apoyada por el vaticano. Mucho menos, por un devoto de la iglesia católica como lo era Malcolm C. Leverrier.

FFFFF

-Komui dijo que su padre había decidido no depender más de él. - afirmó Megumi, frunciendo el ceño.

-Ese fue el trato que hizo solo con el clan Lee. - explicó Bak. - Con el clan Chang, fue diferente.

La joven entrecerró sus ojos.

-Para seguir manteniendo su privilegiado y cómodo estilo de vida, mi abuelo aceptó el dinero de Malcolm, cumpliendo, para ello, con una serie de experimentos. Los dos más importantes, eran los que aseguraban la creación de una nueva generación de Exorcistas. La luna roja había llevado a la orden oscura, a un punto en el que sería imposible poder completar el corazón de la inocencia. Se necesitaban llegar a resultados rápidos y eficientes. Y la única manera de conseguirlo... - hizo otra pausa, agachando la mirada un segundo.

-¿Qué? - cuestionó la guardiana.

-La única manera en la que la orden oscura podría tener más pronto a sus nuevos soldados... era secuestrando niños que resultaban víctimas de los ataques imprevistos, orquestados por la familia de Noé.

Shippo palideció y Megumi sintió su corazón acelerarse de nuevo por el miedo. La organización en la que su padre había depositado su confianza, para acabar con la maldad del Conde del milenio... ¿Siempre se había dedicado a hacer ese tipo de atrocidades en la oscuridad? Pensando en ello, parpadeó, derramando unas lágrimas de sus ojos castaños.

-De más de 300 que entraron por los canales subterráneos de la orden oscura... solo uno sobrevivió.

Las manos de la joven sujetaron con fuerza la taza entre sus dedos.

-¿Kanda?

Bak asintió.

-Alma Karma, otro niño que fue secuestrado, también prometía ser un segundo Exorcista. Al principio, no se llevaba bien con Kanda. Pero con el continuo dolor que ambos compartían, se hicieron amigos inseparables. Jamás veías a uno si el otro no estaba ahí.

-¿"Segundo Exorcista"? - Shippo se atrevió a preguntar.

-El experimento en el que ambos participaron. Consistía en trasplantar cerebros de antiguos Exorcistas, conservados en secreto por el cuartel de Asia, a los cuerpos de algunos de los niños. De esa forma, no sería difícil que albergaran la voluntad de Dios, una condición necesaria para pelear contra el Conde del milenio y la familia de Noé. No obstante, con el paso del tiempo, Alma Karma no conseguía sostener bien un cubo negro. Por lo tanto, y para no desperdiciar su existencia, se llegó a la conclusión de que podría convertirse en un arma de tipo equipamiento que estuviera "viva". Así fue como los cuervos lo convirtieron en mugen.

Megumi derramó otras dos lágrimas, al recordar la sonrisa de Alma, desvaneciéndose en la mente de Kanda como si fuera un rastro de humo.

-Ese procedimiento... comenzó la misma noche en la que Lenalee los encontró, mientras exploraba con curiosidad los pisos subterráneos.

-Lenalee... - pronunció la menor, secándose las lágrimas y recordando su expresión horrorizada, en las memorias de Kanda. - ¿Cuántos años tenía?

-9 años. Kanda y Alma tenían 11.

-Por eso no le dijo nada a Komui. Estaba aterrada. Pero, aun así, Kanda no puede perdonarla. Ya que cree que, si ella hubiera dicho algo, Alma Karma seguiría vivo. - se levantó y caminó hacia la puerta, dándole la espalda al rubio. - Dígale por favor al señor Wong que el té estaba delicioso. - giró la manija de la puerta para abrirla y salió al pasillo, internando a Bak nuevamente en su dilema anterior.

¿Salvar las piernas de Lenalee, aunque eso signifique dejarla en coma por varios años o permitir que se consuman por la materia oscura de Tyki Mikk, incapacitándola por el resto de su vida?

Fin del capítulo.