Abrió sus ojos, encontrándose con el candelabro que colgaba del techo. Al parecer, su hermano no escatimaba en gastos inútiles, cuando se trataba de la decoración. Se sentó en la cama, observando a su novia, quién aún dormía plácidamente. La contempló unos segundos, sonriendo, y finalmente se dirigió al baño privado, en donde tomó una rápida ducha.
Se colocó la misma ropa del día anterior y revisó la hora en su celular, eran las 05:45 am. Salió de la habitación y encontró dos mudas de ropa, una femenina y otra masculina, en la pequeña mesa al lado de la puerta. Reingresó, cambiándose y saliendo nuevamente.
Descendió las escaleras y al instante, gracias a su agudo olfato, pudo percibir el olor a café proveniente de la cocina. Al llegar, se encontró con su hermano sirviéndose una taza.
- Feh... ¿eres gallo que te levantas tan temprano? - bromeó.
- A menos que seas una ilusión, o un holograma mal diseñado, también estás despierto.
- Lo lamento, tu espantosa decoración me quitó el sueño.
- Hm - sonrió, mirándolo por sobre su hombro - Ni sueñes que te serviré el desayuno.
- No esperaba que lo hicieras - se encogió de hombros.
El mayor se sentó en la mesa, mientras el peliplata tomaba una taza, sirviendo su bebida y sentándose al otro extremo.
- Para ser sincero - bebió un sorbo - Pensé que tendrías un séquito de personas sirviéndote.
- No lo necesito - respondió de manera inmutable - La señora Azumi llegará a las 06:15 am, los demás, después de las 08:00 am, cuando ya estoy en el trabajo.
- Comprendo, entones Kagura era quién se encargaba de ellos, ¿verdad?
El silencio del joven le brindó la respuesta afirmativa.
- Quería hablarte de algo - hizo caso omiso a sus palabras - Pero anoche no encontré la oportunidad.
Su frente se arrugó, mostrando su confusión.
- Tú también posees la maldición - bebió un nuevo sorbo, con total tranquilidad.
- ¿Qué? - se sorprendió - ¿Cómo lo sabes?
- Pude ver el destello rojo cuando llegaron anoche - hizo una pausa - Estoy seguro que, si hubieras encontrado a Yura cerca de Kagome, hubiera despertado.
- Eso no es bueno - miró su bebida, apretando ligeramente el recipiente - No quiero golpear a ninguna mujer.
- No lo harás, lamentablemente, jamás podrás tocar a Yura.
- ¿Por qué?
- Ella fue tu pareja, en algún momento la amaste, no importa cuanto rencor sientas por ella o que el sentimiento se haya esfumado, tu sangre siempre lo recordará... lo mismo me sucederá con Kagura.
- ¿Me estas diciendo que puedo llegar a protegerla en algún momento?
- No lo sé - desvió sus ojos - Tú dijiste que, hace un tiempo, fue a tu departamento a decirte que Bankotsu la había golpeado, ¿verdad? - él asintió - Sin embargo, tu sangre no se inmutó.
- ¡Keh! No me interesa que "la sangre" tenga memoria, no pienso arriesgarme por esa mujer, no después de todo lo que ha hecho.
- Hm...
- ¿De que te ríes?
- ¿Tuvo que hacer todo esto para que te dieras cuenta de que era una loca?
- Es fácil para ti decirlo, ustedes jamás se llevaron bien...
Dos meses antes de la separación, en día de acción de gracias.
- La comida estuvo exquisita - sonrió Izayoi, mientras los demás asentían - Cariño, ¿serías tan amable de ayudarme con el postre?
- Lo que usted ordene, mi reina.
Ambos se pusieron de pie, dirigiéndose a la cocina, mientras los hermanos y sus respectivas parejas, se quedaban sumidos en un silencio incómodo.
- Aprovecharé que ella se ha marchado - pronunció Yura, refiriéndose a su suegra - Quisiera hacerle una pregunta a mi querido cuñado - sonrió.
- Yura, no es necesario - un dubitativo Inuyasha intentó detenerla.
- No es nada malo, amor - sus ojos no se apartaban del mayor - Sólo quiero saber, ¿Por qué tanta hostilidad hacía mi persona?, es decir, en estos cuatro años de relación, jamás hizo el mínimo intento de llevarse bien conmigo.
- ¿Y que te hizo pensar que quería llevarme bien contigo?
- Sesshomaru...
- Oh no, déjalo querida Kagura - elevó su mano - Ya que, al fin, está dirigiéndome la palabra, al menos que se explique, después de todo, somos parte de la misma familia.
- Tú no eres de esta familia - respondió severamente, mirando a su hermano brevemente - Sólo eres una intrusa que quiere tener una buena vida, jamás pertenecerás a los Taisho.
- El día que se convierta en mi esposa, lo será - intervino Inuyasha.
- No importa cuantas veces te cases con ella, Inuyasha - lo miró - Jamás será digna y tú eres tan imbécil, que ni siquiera logras darte cuenta de la clase de persona que tienes al lado.
- Tú no eres nadie para decidirlo, Sesshomaru - sonrió su cuñada - Tendrás que verme la cara por muchos años más, querido.
- Te ves demasiado segura - se inclinó sobre la mesa - La misma falsa seguridad de las personas que están aterradas de perder la estabilidad que nunca tendrán - sonrió.
- Feh... no voy a negra que al comienzo, en parte, creí que ella se había marchado por tu culpa.
- Y si fue así, te hice un favor, asique estas en deuda conmigo.
- Oye pero si no...
- Ya se levantó - dejó su taza en el lavabo.
- ¿Cómo lo sabes?
- Conozco cada minúsculo sonido de esta casa, no importa que tan lejos esté - su hermano se sonrojó levemente, recordando la noche anterior - Ten la amabilidad de ser un caballero y prepárale su desayuno.
- Iba a hacerlo sin que me lo pidieras - se puso de pie.
- Y cambia esa cara de idiota, no diré nada de su escandaloso ejercicio nocturno.
- ¡Oye pero si no hicimos ruido! - gritó.
- Sólo quería confirmar que las sabanas deberán ser reemplazadas de manera inmediata - sonrió - Gracias por ser tan predecible y no obligarme a preguntar directamente.
- Maldito imbécil - gruñó, mientras buscaba el pan para hacer unas tostadas.
- Yo los llevaré - pronunció antes de retirarse - Asique avísame cuando estén listos, estaré en el estudio.
- Oye, un momento - lo miró, notablemente sorprendido - ¿Desde cuando eres tan amable?
Desde que comencé a darme cuenta de que, sin ciertos detalles, puedo perder a quienes aprecio.
- Desde que me das más lástima que rabia.
- Keh, no lo harás para parecer buena persona frente a Kagome, ¿verdad?
- Si crees que ese es el caso, aprovéchalo mientras dure.
Se retiró, mientras, en la segunda planta, la joven salía de su habitación.
¿Dónde estoy? Parece... un hospital.
Pensó, mientras caminaba por aquel largo pasillo, el cual estaba poco iluminado, dando todas las señales de haber sido sacado de una película de terror.
- Necesito encontrar la salida, pero... ¿Dónde está?
Dobló a la izquierda, en dónde logró ver a una enfermera, sosteniendo lo que, parecía ser, una bebé.
- Ya... ya niña, ya te llevaremos con tu padre - murmuró, mientras acariciaba su manito.
Fijó sus ojos en Kagome, frunciendo el ceño levemente, al mismo tiempo en que, con paso apurado, se alejaba del lugar.
- ¿Qué fue eso? - preguntó, perpleja.
Caminó en la misma dirección en la que se encontraba parada la enfermera y, para su sorpresa, se encontró con una sala, en la que, una mujer dormía plácidamente. Miró en todas las direcciones, esperando la llegada de alguien más, sin embargo, nadie apareció. Durante unos segundos se mantuvo inmóvil, pero algo en su interior le decía que debía acercarse a aquella joven, por lo que, siguiendo aquella corazonada, ingresó
- ¿Qué? - murmuró al ver su rostro - ¿Kikyo? - se posicionó a su lado, observándola detenidamente.
No... no es ella, aún así, es idéntica... ¿Quién es?
- Mi bebé - pronunció de repente, con sus ojos aún cerrados.
Kagome dio un paso hacia atrás, sintiendo una punzada en el pecho al escuchar su voz.
- Ella... se llevó a mi bebé - volvió a hablar - Yo... no quiero morir.
Intentó responderle sin éxito, ya que, aunque sus labios se movieron, de su boca no emergió ningún sonido.
- Mi... bebé - su voz comenzó a oirse entrecortada - Salva a mi bebé - las lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos cerrados - ¡Tienes que salvar a mi bebé!
La morena estaba pasmada y con todos los cabellos de su piel erizados. En ese momento, unos pasos, provenientes del pasillo, comenzaron a oírse. Volteó, pero no encontró nada.
- ¿Qué demonios sucede? - murmuró - ¡Mi voz! - se sorprendió.
Volvió a girar en dirección en la que se encontraba la mujer, con la intención de hablarle, sin embargo, la encontró de pie, a unos centímetros de su rostro.
- Sálvame.
- ¡Kikyo! - gritó, sentándose en la cama abruptamente.
Miró en todas las direcciones, encontrándose con las diferentes decoraciones de la habitación de huéspedes.
- ¿Fue un sueño? - susurró, colocando su mano a la altura de su corazón, el cual brincaba acelerado en el interior de su pecho descubierto.
Uno demasiado perturbador.
- ¿Inuyasha? - murmuró, recordando al peliplata - ¿Se habrá levantado?
Se dirigió al baño, sin embargo, él no se encontraba allí. Suspiró, mirando su cuerpo desnudo en el gran espejo, tratando de quitar de su mente la expresión de aquella mujer.
Regresó a la habitación en búsqueda de su ropa, sin embargo, se encontró con aquella extraña vestimenta, la cuál consistía en un jeans azul oscuro y una camiseta mangas largas, completamente negra.
- Esta ropa - murmuró - ¿Será de la novia de Sesshomaru? - abrió ligeramente sus ojos.
Es verdad... ella no estaba aquí anoche... ¿habrá estado durmiendo?
Se cambió apresuradamente y salió. Descendió las escaleras y, al igual que su novio, el olor a café la guio hacia la cocina, en dónde Inuyasha se encontraba emplatando el desayuno.
- Buenos días - la miró, sonriendo.
- ¿Tú hiciste todo eso? - preguntó, sorprendida al ver la delicadeza en la preparación.
- Si, quería sorprenderte, ¿no te gusta?
- Me encanta - se acercó, besándolo y abrazándolo.
- Y a mi me encantas tú - susurró contra su oído, mientras llevaba su mano a su trasero, apretándolo sutilmente.
- Ya - rio, apartándose y sentándose en la mesa.
- Mi madre tenía razón, el collar te queda precioso - pronunció, dejando ambas tazas en la mesa, mientras se sentaba a su lado.
No le importaba el hecho de ya haber tomado un café con su hermano, por nada del mundo se perdería un desayuno con ella.
¡Izayoi! ¡Lo olvidé por completo!
Chocó la palma de su mano con su frente, mientras fruncía el entrecejo con sus ojos cerrados.
- ¿Dije algo malo? - preguntó, visiblemente confundido.
- No... no no, no fuiste tú, es sólo... que ayer con todo el tema de Yura, no tuve tiempo de contarte que... - hizo una pausa - Me encontré con tu madre en el hospital.
- ¡¿Qué?! - casi se ahogó con un pedazo de tostada e imitando el gesto de su novia, tapó su frente con su mano - Dime que no te abrazó como si te conociera de toda la vida y luego te dijo lo hermosa que eres...
- Bueno...
- Y por favor dime que no te agradeció por estar conmigo.
Ella río ante sus comentarios.
- Bueno, fue justamente lo que hizo - bebió un sorbo, sin apartar los ojos de él - Tu madre es una persona muy dulce.
- Esa mujer va a matarte de tanta dulzura - suspiró, bebiendo - Pero si, ella es... magnifica.
- Oh... y nos invitó a comer el sábado, le dije que si.
- Eso es nuevo - sonrió - Supongo... que le agradas.
- Espero que así sea.
- Lo será, Kag - tomó su mano - Ustedes dos comparten la misma dulzura... estoy seguro de que te verá como a su pequeña hija y terminará echándome la culpa de mi, de nuestros futuros problemas - bromeó.
- ¿Eso hizo con Yura? - preguntó, generando un dejo de incomodidad en el joven.
- No exactamente - aclaró su garganta - Su relación no fue la mejor...
Unos segundos de incómodo silencio le siguieron, hasta que ella decidió reparar su pequeño error.
- ¿Y tu hermano?
- El señor segunda sangre ya desayunó y está en su estudio - hizo una pausa - Él nos llevará a la universidad hoy.
- El señor segunda sangre, vino a decirle a su hermano medio bestia, que si no se apura, se le hará tarde a todos y deberá pagarme el tiempo perdido - ambos miraron en dirección de la entrada de la cocina - Buenos días, Kagome - sonrió.
- Buenos días - le devolvió la sonrisa de cortesía.
- ¡Keh! Al parecer la cortesía es sólo con las mujeres, ¿verdad?
- Error, deportista nocturno, todos mis huéspedes merecen respeto, siempre y cuando se encuentren dentro de los límites de la decencia y tú, hace rato huiste de ellos - volteó, saliendo de la cocina - Los esperaré en la sala.
- ¿Deportista nocturno? - miró a su novio.
- ¡Hugh! No se... no sé a que se refiere - se sonrojó notablemente, mientras terminaba de degustar su desayuno.
Extra: Volver a verte
- Esto tiene que ser una broma - bufó al leer el mensaje de Rin.
Lamento la tardanza, se pinchó un neumático, pero Kohaku ya está trabajando en ello.
- ¡Bien! - gritó, riendo - No sólo que el chofer de la jefa ahora es su chofer, si no que también puede llegar tarde...
Estaba tan absorta en sus quejas que no escuchó cuando las puertas del elevador se abrieron.
- "Ayame, revisa esta documento..." "Ayame, márcale a Jinenji, por favor" "Ayame, Ayame, Ayame".
- Belleza y mal humor, cosas que no combinan, pero en ti, se ven fantásticas.
- ¿Qué? - volteó, encontrándose con aquellos ojos color cielo.
- Koga - murmuró - ¿Qué haces aquí?
- Ya que no contestas mis llamadas, ni mis mensajes, ni me has desbloqueado, no me dejaste opción.
- ¿Y lo viste como una invitación a venir? - se puso a la defensiva.
- Hm - sonrió - Lo vi como una necesidad de pedir explicaciones.
- ¿Explicaciones? ¿Quién te has creído?
- El chico que te gusta - su respiración se detuvo - No puedes negarme eso.
- ¿Y que con eso? - cruzó sus brazos.
- Que tú también me gustas, entonces... ¿Cuál es el problema?
- ¿Crees que soy idiota? - lo sorprendió - Por supuesto que sé que te gusto, de lo contrario, no tendrías sexo conmigo.
- Oh, te equivocas - su sonrisa se amplió - He tenido sexo con chicas que no he querido volver a ver.
Aquella respuesta provocó que su guardia bajara un poco, sin embargo, su subconsciente, le pedía a gritos que no abandonara su postura.
- ¿Acaso temes... enamorarte de mi? - comenzó a acercarse peligrosamente.
- No te creas tanto - retrocedió, hasta toparse con su escritorio - Tú también podrías enamorarte de mi... ¿no te da miedo?
- El día que tú me intereses más de lo normal... - acarició su mejilla - Será el día en que venga a buscarte a tu trabajo.
Sus ojos se abrieron aún más, mientras él arqueaba una ceja, en un claro gesto de victoria.
Antes de que ella pudiera responder, él la besó, tomándola por la cintura y sentándola sobre el escritorio.
- Eres un mentiroso - murmuró, mientras él mordía su cuello - Sólo quieres... sexo.
- Contigo, quiero todo - volvió a devorar su boca mientras ella abrazaba su cintura con sus piernas, comenzando un vaivén peligroso.
El ruido de las puertas del ascensor provocó que se separaran con la misma rapidez con la que se habían unido, acomodándose la ropa rápidamente.
- Rin - sonrió la pelirroja - Pensé que tardarías más tiempo...
- Hola - le devolvió la sonrisa - Te dije que Kohaku se estaba encargando... ¡Hola! - miró al joven - Koga, ¿verdad?
- ¿Cómo estas? - sonrió - Bueno, mi misión aquí ha terminado - miró a la pelirroja - Puedes llamarme para brindarme las explicaciones que no supiste darme ahora - redirigió sus ojos a la castaña - Que tengas buenos días.
Caminó hacia el ascensor, desapareciendo tras sus puertas, mientras la jovencita le dedicaba una divertida mirada a su compañera, quién no quitaba sus ojos del elevador.
- ¿Qué? - preguntó, regresando a la realidad.
- Los interrumpí, ¿verdad?
- ¿He? - se sonrojó - ¿Crees que sería capaz de hacer algo con él, aquí?
- Si...
- Tienes razón, me debes una - la apuntó con el dedo, mientras regresaba a su escritorio y Rin estallaba en una sonora carcajada.
Extra: HiraiKotsu
Revisó, por tercera vez en la mañana, el chat del castaño, encontrándose con que no había obtenido respuesta.
- Bien - suspiró, frunciendo el entrecejo, mientras guardaba el móvil en su pantalón - Él se lo pierde.
Salió de su casa, descendiendo los escalones y abriendo la pequeña cerca, para ir hacia la estación de trenes.
- Vaya, si que te retrasaste - volteó ante aquella voz - Vas a llegar tarde.
- Joven Miroku - murmuró - ¿Qué hace aquí?
- Quise sorprenderte - se encogió de hombros, sonriendo - Anoche dijiste que seria lindo que nos viéramos y aquí estoy.
- Bueno... - continuó caminando - No me lo esperaba, pero... es un lindo detalle.
- ¿Cómo has estado?
Caminaban por las calles, charlando amenamente de cosas comunes, hasta que Sango divisó algo que llamó poderosamente su atención.
- ¡Mire! - inconscientemente, lo tomó de la mano, acercándolo a la tienda - ¡Es hermoso!
- El boomerang HiraiKotsu - sonrió también - ¿Conoces su historia?
- Por supuesto - respondió, sin mirarlo - Le perteneció a la exterminadora que viajó junto con el hanyo y la sacerdotisa, los mismos que destruyeron la perla de Shikon.
- No te olvides del monje... ese joven era muy sabio, o al menos eso dicen.
- Se llevaría bien con usted - entrecerró sus ojos - Después de todo, se dice que era un mujeriego, al igual que usted.
- Te equivocas, querida Sango, él era muy toqueton, yo, por el contrario, admiro la belleza femenina sólo con mis ojos.
- Ojala no lo hiciera tan seguido - pronunció entre dientes.
- ¿Puedes aguardarme un segundo? - preguntó, omitiendo sus palabras - Hay algo en esa tienda que me interesa, sólo... espérame un segundo.
- De acuerdo, pero... dese prisa o se nos hará tarde.
Miroku ingresó, mientras ella se apoyaba en el vidrio, chequeando su celular. Minutos después, el joven salió con aquella arma en sus manos.
- ¿Qué... que hizo? - pronunció, completamente sorprendida.
- Dijiste que te encantaba - le extendió el boomerang.
Ella lo tomó, acariciándolo, al mismo tiempo en que sus ojos se llenaban de lágrimas.
- Usted... ¿hizo esto por mi?
- Ojalá pudiera hacer más, pero...
- ¡Muchas gracias! - lo abrazó fuertemente, mientras las lágrimas recorrían su rostro - Es el mejor regalo que me han dado.
- Me alegra oír eso - sonrió, cerrando sus ojos mientras rodeaba su cintura.
Mi adorada Sango.
Oficialmente, es el último capítulo del año :)
Quiero tomarme el tiempo de agradecer a todos y cada uno de aquellos que se toman un tiempo de leer mis historias y dejarme un comentario. Realmente, con una mano en el corazón, han sido un gran apoyo y un gran incentivo para ir siempre por más.
Prometo retomar la regularidad, en las actualizaciones, de los otros fics (Jounetsu, Destino y Nueva Vida), además de seguir, por supuesto, con esta maravillosa historia.
Les deseo que pasen un muy, pero muy, feliz año nuevo, que este 2024 nos reciba a todos con un cálido abrazo y, todo lo malo que pudo habernos atacado este 2023, se quede en él. Espero seguir viéndolos por mis historias y reitero mi agradecimiento eterno por hacer posible que estas bellos fics, hayan visto la luz :D
¡Feliz año!
