POV Harry Potter
Había salvado a Sirius, tenía que enfocarse en eso y no en todo lo que sucedía al rededor porque si no terminaría con un fuerte dolor de cabeza.
Era de madrugada, unas horas despues de todo lo sucedido y aún estaba en shock, hace apenas unas horas se había enfrentado a los mortifagos y al mismísimo Voldemort en el ministerio. Si, fue su culpa en primer lugar por creer en la visión de Sirius siendo torturado pero no podía no ir a salvarlo. Así que sí, arriesgó su vida y la de sus amigos más el final fue satisfactorio para casi todos. Sirius estava vivo, se demostró que Voldemort había regresado a la vida y que Harry no estaba loco ni delirante, y se "aclaró" que él no fue quien asesinó a Cedric.
El ministro tuvo que aceptar la verdad y al parecer se disculparía con Harry y Dumbledore públicamente. Harry sinceramente no esperaba que eso sucediera en un futuro próximo. No es algo que le importara de todos modos, ya había tenido suficiente del mundo mágico con sus hipocresías, mentiras y cambios de humor. Un día lo veían como su salvador (olvidando que solo era un niño y después un adolescente), y si hacía algo considerado como mal u oscuro lo veían como el enemigo número uno del ministerio y de la comunidad mágica. Ya estaba cansado de eso, cansado de ser solo un títere para el misterio y un peón para Dumbledore. Cansado de tener que ocultar su verdadero yo para darles una versión de lo que ellos esperan de su salvador, agotado de vivir en su papel de niño-que-vivió.
Así que no más, él no tenía por que cumplir con expectativas ridículas de personas sin importancia ni relevantes. Las personas que le importaban las podía contar con los dedos de las manos y no pedía nada más. Tenía excelentes amigos que lo apoyaban en todo y recientemente había encontrado un compañero en Sirius.
Acostado en su cama y con las cortinas cerradas se permitió relajarse, pensar y planear.
Después de casi cinco años de conocer el mundo mágico aún tenía muchas dudas, principalmente sobre sus poderes. El primer año se dio cuenta que, si bien era mágico como sus demás compañeros, había algo diferente en él. Su memoria era excelente (lo cual no era tan raro ya que algunos muggles podían llegar a tener memoria eidetica), no era estúpido aunque sus exámenes insinuaba lo contrario. Culpaba enteramente de eso a los Dursley, ellos lo obligaban a que sus notas fueran inferiores a las de su primo y si se atrevía a superarlo una contusión cerebral era lo que le esperaba o algunos huesos rotos. Desde niño aprendió a esconder su inteligencia y la costumbre siguió incluso en Hogwarts, después conoció a Hermione y el esconderlo se convirtió en una necesidad. La niña no soportaba ser superada academicamente y él no quería perder a su primera amiga por algo tan estúpido como eran las calificaciones.
Su memoria e inteligencia no era lo desconcertante, no. Lo que lo hacía diferente fue su afinidad a los elementos, incluso en ocasiones sus emociones intervenían con el clima, la mayoría de las veces ocasionando tormentas, eso no era normal por muy mágico que fuera. Luego estaba el hecho de que podía entender a todos los animales, aunque en Hogwarts pensaban que solo podía hablar con las serpientes. Y en raras ocasiones podía percibir lo que relacionaba a las personas, adivinaba de alguna manera si dos personas eran familiares, amigos o incluso parejas, no podían engañarlo.
Este último "poder" la había sido muy útil para saber quiénes si tenían una amistad sincera con él. Se había decepcionado cuando se dio cuenta que tanto Ron como Hermione no sentían una verdadera amistad hacía él y se había sentido enojado y herido cuando se enteró que ellos le reportaban todos sus movimientos a Dumbledore. El maldito viejo les pagaba para que fingieran ser sus amigos y lo espiaran, lo peor es que usaba el dinero de Harry. Dumbledore activamente le robaba más de 100 galeones al mes para pagarles y no sentía ni una pizca de remordimiento por robarle a un alumno.
No es que le importara el dinero, no era tanto ni hacía diferencia en sus cuentas, pero el hecho que fuera tomado sin su permiso y usado para comprar a sus supuestos amigos es lo que dolía y lo hacia sentir traicionado.
Así que hablando de planes.
Lo que iba a hacer no es nada complicado ni complejo, simplemente escaparía. Siruis y él viajarán a cualquier lugar lejos de Londres, él intentará hablar con cualquier ministro o presidente del lugar al que lleguen y pediría ayuda. Sirius es inocente y tenían manera de demostrarlo. Si no funcionaba, bueno, podían morir los dos juntos. Ese es al menos algo que eligió y no uno de los planes del viejo para él.
Con la elección hecha se permitió dormir y volvió a soñar con esa estructura en el cielo. Años soñando con lo mismo y ya se había resignado a que no tendría respuestas a muchas de sus preguntas.
Días después se encontraba en el tren de camino a Londres y después a la casa de los Dursley. Órdenes de Dumbledore, al parecer su petición de quedarse con Sirius era ridícula y no podía abandonar las protecciones de sangre que se encontraban en la casa de sus tíos. Esas protecciones detendrían a Voldemort y a sus mortifagos. Harry se preguntaba entonces quién detenía a los Dursley de maltratarlo pero al parecer eso no importaba en la mente del buen director.
El maltrato que recibía es un mal necesario al parecer. A nadie de la Orden le importaba lo que sucedía con él. Solo intervenían en su vida para decirle que siguiera las órdenes de Dumbledore porque él sabía lo que era mejor, que nadie en el mundo tenía más sabiduría que el viejo director. Puras tonterías.
El único salvable de la Orden, a los ojos de Harry, era Remus y solo por la opinión de Sirius. Remus a menudo seguía las órdenes de Dumbledore sin pedir más explicaciones aunque esas órdenes pusieran en peligro su vida. Al parecer veía como aceptable el arriesgar su vida solo para convencer a algunos hombres lobo para que se unan a la Orden y luchen contra Voldemort. Harry sinceramente no lo entendía.
Harry perdió la noción del tiempo y para cuando reaccionó estaba llegando a estación.
«Llegó la hora de fingir por última vez», pensó Harry al momento de bajar del tren y ver al señor y señora Weasley quienes estaban ahí para vigilar que no se escapara y que en verdad se fuera con los Dursley.
La señora Weasley en cuanto lo vio se apresuró a abrazarlo. Era un abrazo frío. Años antes ese abrazo le parecía maravilloso y cálido, como si fuera el abrazo de una madre, pero cuando se dio cuenta de las verdaderas intenciones de la matriarca Weasley nunca quiso recibir un abrazo de ella.
Sus ojos no pudieron evitar mostrarse fríos ante tal intento de manipulación, mira que caer tan bajo para intentar aprovecharse de los sueños de un adolescente de tener una familia.
Afortunadamente sólo los gemelos se dieron cuenta del cambio en Harry y lo entendieron completamente, ellos mismos no se sentían cómodos de estar cerca de sus padres.
– ¡Harry, querido, me alegra verte de nuevo! – la voz de la señora Weasley le pareció a Harry demasiado ensayada, demasiado dulce, ni a sus hijos les hablaba así. –¿Van a venir por ti, verdad? ¿Dónde están tus tíos? No los he visto.
– Me esperarán afuera, dicen que así aseguran un lugar para estacionarse y esperarme sin tener que estar de pie durante mucho tiempo, no se preocupe por eso señora Weasley.
Harry consideraba que se merecía algún premio por lo buen actor que era y mantener hasta el final su papel de niño inocente que no sabe nada de sus planes.
Tal vez, cuando fuera mayor, podría dedicarse a ser actor. Ya tenia mucha experiencia en eso.
– Que personas tan amables son tus tíos, se preocupan mucho por ti. ¿Quieres que te acompañemos a la salida?
– No creo que sea necesario mamá – George de apresuró a contestar al ver la cara de su amigo, estaba seguro que si su madre seguía hablando su amigo haría algo para callarla y terminaría revelando todo. Había un límite para todos y Harry estaba llegando al suyo propio – pero si te sientes más segura Fred y yo podemos acompañarlo y de paso le ayudamos con su baúl, ya ves que es un flacucho.
– Te lo agradecería mucho, George – dijo Harry que solo quería salír de ahí y reunirse con Sirius.
– Esta bien, pero no se tarden que nos tenemos que ir rápido porque su padre y yo tenemos que llegar a una reunión urgente – Dijo la señora Weasley aun con dudas.
– No nos tardaremos, mamá – dijeron los gemelos con una seriedad extraña en ellos y esperaron a que Harry se despidiera.
Harry guió a los gemelos hasta un pequeño callejón que estaba a unos metros de la estación. Ahí los esperaba Sirius en su forma de animago. Harry odiaba que se expusiera de esa manera, cualquier mago o bruja de la Orden conocían la forma animaga de Sirius y podrían reconocerlo. Y al hacerlo arruinarían los planes que ya tenía para él y su compañero.
El rostro de Harry se iluminó al ver a Sirius, incluso sus ojos brillaban de una manera que humillaria a Dumbledore si los comparaban.
Harry se despidió de sus amigos y les deseó mucha suerte, lo que harían no era algo fácil.
– Hola Sirius – dijo Harry – tranformate, tenemos pocas horas así que hay que ser rápidos.
Al segundo siguiente, donde antes estaba un enorme perro negro se encontraba un hombre al que mucha gente conocía como el peligroso criminal Sirius Black.
– Hola cachorro – Sirius no se detuvo y caminó los pocos pasos que lo separaban de Harry y lo abrazó.
