-Entonces...- dijo Konata, después de unos minutos de silencio después de su último tema de conversación- Hay algo que me he estado preguntando por un tiempo- dijo, sonriendo.
-¿Qué pasa, Izumi-san?- Dijo Miyuki cortesmente, mientras Tsukasa y Kagami dirigieron su atención a la pequeña niña.
-Si tuviéramos que salir con alguien de aquí- dijo, señalando a las otras tres chicas y a sí misma- ¿con quién saldría cada una de nosotras?
Kagami palideció. Luego se sonrojó, y probablemente estaba a punto de regañar a Konata pero…
-Yuki-chan...- dijo Tsukasa en voz baja.
Konata se movió en su asiento para mirar a Tsukasa.
-¿Es eso así?. Dijo entonces, con una sonrisa traviesa cuyo significado pasó por alto a Tsukasa.
-Lo-lo-lo siento, Kona-chan- sonó sinceramente disculpándose, y Konata no pudo evitar notar lo lindo que era eso- No es que no quisiera salir contigo p-pero...- tartamudeó, mirando de Konata a su hermana- pero...- dijo, un poco más tranquilamente- ya te llevas muy bien con onee-chan.
-Ciertamente puedo ver lo que Tsukasa-san está tratando de decir- agregó Miyuki, su mano ya en su rostro en ese gesto particular suyo- Izumi-san y Kagami-san siempre parecen conectarse de una manera particular- inclinó la cabeza. un poco- Tendría que decir que elegiría a Tsukasa-san también.
Konata sonrió.
-Bueno, bueno, esto es interesante. Supongo que estamos muy bien aquí, porque, no importa cuán moe puedan ser Tsukasa y Miyuki-san, siempre elegiría a Kagamin- dijo, con su pequeño puño golpeando su pecho.
La chica en cuestión, que hasta ahora simplemente había estado mirando los extraños acontecimientos frente a ella, salió de su estupor sólo para tartamudear y sonrojarse.
-¿Q-q-qué estás diciendo? Y-yo no debería tener que elegirte a ti...- Cerró la boca cuando vio la sonrisa enojada de Konata… un poco cerrada para mayor comodidad.
Konata, desde su posición encima de los escritorios que había estado usando para el almuerzo, se acercaba lentamente a la cara de Kagami.
-¿Uh? ¿Eso significa que Kagamin no me elegiría?- arrulló, disfrutando la forma en que Kagami miraba todo a su alrededor excepto a ella.
Entonces sonó el timbre. Y Kagamin se escapó.
Konata hizo un puchero.
-Y me estaba divirtiendo mucho...
Tsukasa parecía confundida. Siguió mirando de Konata a la puerta y luego de regreso.
-Vamos, Tsukasa-san, Izumi-san- dijo Miyuki, señalando sus asientos.
Konata se sentó en su escritorio, suspiró y pasó el resto del día mirando por la ventana.
.
.
.
Más tarde ese día, estaban disfrutando del hermoso día soleado y decidieron visitar algunas tiendas. Tsukasa y Miyuki estaban adelante, la chica de cabello morado mirando cualquier accesorio que pudiera conseguir para su preciado teléfono celular, con Miyuki detrás de ella también revisando alguna tienda.
Kagami estaba sentada en uno de los muchos bancos, con una sonrisa en su rostro cuando vio a su gemela sonreír y reír.
Suspiró cuando perdió de vista a sus amigas luego de que entraron a una tienda, echando la cabeza hacia atrás, pensando en cómo esa estúpida de Konata la había avergonzado nuevamente.
-Kagamin...
Oh, hablando del diablo.
-¿Estás solita?- Konata continuó, sentándose a su lado, con una caja con pocky en la mano, ofreciéndole un poco.
-En realidad no- dijo, tomando un poco y sonriendo entre dientes, echando su cabello hacia atrás y cruzando las piernas en un aparente gesto de confianza. A decir verdad, se sentía un poco sola sin Konata allí para hacerle compañía.
-Eh, Kagamin eres tan independiente- suspiró- Supongo que es por eso que no me eliges, incluso cuando soy una excelente compañía- bromeó.
-Ahora…
-Está bien. Sé que sólo me elegirías porque Miyuki-san y Tsukasa ya se conocen- se rió, poniéndose de pie.
Kagami también se levantó y agarró su manga.
-¿Quien dijo que?
-¿Kagamin?
-S-sólo te pregunté... si no debería elegirte a ti también, antes de que empezaras a decir...
Konata la miró fijamente por unos momentos, antes de que una enorme sonrisa se formara en su rostro.
-Kagamin eres realmente tan linda- La chica más alta sólo tartamudeó. Konata agarró su mano, dándole un ligero apretón, y luego entrelazó sus brazos con los de ella- ¿Vamos?- dijo, y su sonrisa no podría ser más obvia.
Kagami asintió, el sonrojo en su rostro aún no desaparecía. Pero si supieras dónde mirar, la sonrisa en su rostro tampoco podría ser más obvia.
Y Konata seguramente sabía dónde buscar.
-¡Ah, una sonrisa!
-¡C-CÁLLATE!
