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Historias de Albert y Candy

Presenta

Una imagen de Lulú Mtz.

Para el Torneo del Príncipe en OctoBert 2023

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El Príncipe Escocés

Por Mayra Exitosa

Los tiempos habían cambiado, se suponía que ya no había matanzas y todo era paz en estos tiempos, la educación hacía más beneficio a toda Europa y las guerras estaban más lejos de lo que se había pensado, más la ambición desmedida jamás pasaría, y eso siempre perduraría, por lo que cuando falleció su mujer se juró a si mismo que vería por el bien de sus dos hijos como si fueran su vida, William Andrew protegía por mucho a sus herederos, más el repentino envenenamiento de uno de sus hijos gemelos, lo convirtió en un hombre huraño, déspota y sobre todo soberbio, el dolor transformó a William en el peor de los hombres, su mujer le había dejado a sus hijos como su mayor tesoro y esa rara enfermedad ante sus ojos solo era un envenenamiento, por lo que su dolor lo transformó, negándose a aceptar que era una rara enfermedad y que su hijo no iba a pasar los quince años, pues su sangre tenía algo que no podían haber curado en ese entonces.

Con una idea fija, sin desear aceptar la opinión médica, para él su hijo menor había sido envenenado por alguien que ansiaba tomar su lugar y si William Alexander había sido asesinado de manera oculta, incluso los médicos se habían solapado con quien lo ordenó, sus pensamientos fueron tales que nada podía sacarlo de la desconfianza en la que el patriarca tenía por todos a su alrededor, mando a su hijo mayor a ocultarlo de manera estratégica, asegurando que solo él se comunicaría con su hijo y que cuando fuera mayor tomaría su lugar como debía y para entonces… vengaría la muerte de su hijo menor dejando claro que William Albert, sería el único heredero universal de todo cuanto poseía y para hacer valer más su palabra, les haría creer que habían ganado, por lo que se confiarían sus enemigos y para cuando su hijo fuera lo suficientemente fuerte, sabría defenderse de todos incluso de aquellos que habían atentado contra su gemelo.

- Papi no me dejes aquí, no quiero estar solo. - Hijo es por tu bien, ves que tu hermanito ya no está con nosotros, no quiero que te hagan lo mismo a ti, si se atrevieron a atentar contra él, con mayor razón lo harán contigo, crece, lucha y hazte el mejor hombre del mundo, aquí estudiaras y te prepararas para vencer a quien se atreva a tomar lo que por derecho te corresponde, mi vida eres tu hijo mío, y averiguaré quien mato a tu hermano, cuando lo haga, tu regresarás y estarás a mi lado. - ¿de verdad, papá? - Te doy mi palabra, hijo mío, eres lo que más amo en el mundo, nadie te encontrará ni dejare que te lastime, sé un hombre honorable, que todos teman y que cuando llegue el momento, tu fortuna solo podrá ser tomada única y exclusivamente por ti. No te dejaré solo, estaré contigo continuamente, cada que viaje a ver los negocios aquí, vendré y te abrazare mucho hijo mío. - ¡sí, papá! Te prometo ser el mejor.

Con la seguridad de otro accidente, ambos gemelos habían fallecido y el dolor del padre lentamente pasaba, más todos sus familiares se empeñaron en ayudarlo a salir adelante, sus negocios crecieron como la espuma, era cada vez más rico y todos lo sabían, deseaban ser el favorito del tío abuelo, el consentido, el que se pareciera a sus hijos fallecidos, quien le mostrar que podía administrar perfectamente sus negocios y que nada ni nadie tendría la ventaja de ser el mejor ante los ojos de William Andrew.

El patriarca, sabía que todo marchaba como lo había planeado, nadie se había dado cuenta de sus planes, su hijo pasaba las navidades solo, mientras el fingía pasarla con sus sobrinos nietos, los descendientes de sus hermanas, sus cuñados mostraban una ambición sutil, ante los ojos de William todo era discreto y ocultado para que él no se diera cuenta de sus intenciones, más eso no era así, asegurar que su hijo había sido envenenado, fue la primera de muchas cosas que dio por hecho, cuando nadie se atrevía a lastimar ni uno solo de sus sementales ni mucho menos a nadie de la familia.

Para los Cornwell, había valores "morales y económicos" vaya que lo sabían, mientras que para Legan y Brown la seguridad de sus negocios se debía al crecimiento de la fortuna de los Andrew, que algún día, pasaría a sus descendientes al no tener ya a nadie a quien heredar, por lo que de alguna manera se confabulaba la idea natural de que los herederos serían otros y no sus descendientes directos, ya que al final todos ellos tenían hijos varones que podían ser elegidos como el patriarca, por lo que el mayor de todos era el que se creía con más posibilidades, ese era Stear, el hijo mayor de Cornwell, mientras que Vicent pensaba que su hijo se parecía mucho a los gemelos, por lo que no descartaba que cada navidad pasaran con William Andrew sus festejos, y notara que Anthony se parecía mucho a sus hijos fallecidos.

Legan tenía una hija, por l que tramaba casarla con el que tuviera mayor posibilidad de heredar, así quedar en una posición adecuada para sus intereses, por lo que las pequeñas reuniones o festejos siempre eran invitados los Cornwell como Brown, para que apreciaran a Elizabeth, quien gozaba de una belleza única, su tono natural en la piel y el cabello, tan elegante como su madre, hacían guardar esperanzas en Raymond para que ella lograra conquistar ya fuera al mayor o menor de los Cornwell o al mismísimo Brown.

- Si habrá un festejo que organizó mi esposa con algunos invitados especiales. William lo escuchaba atento, mientras Legan se desprendía luciendo a sus hijos frente a este, para sonsacar al Patriarca de quien era su favorito si Stear, Archie o Brown y así tomar ventaja de la situación. - Vamos Reymond, tu hijo es un excelente administrador, porque menospreciarlo, sin embargo, no podemos descartar al hijo de Vicent, ese joven es bien parecido, pero eso no lo es todo en los negocios ¿cierto?

Mas el viejo William sabía que su hijo no conocería nunca a la joven Legan, si esta se casaba apresurada con uno de los herederos de sus familiares, aun siendo primos lejanos, los consideraba una opción redituable ante el manejo de la fortuna, por lo que aliarse con cualquiera de ellos, le daría mayores posibilidades, más William Albert, estaba libre de los asedios y las tertulias que se estaban llevando a cabo con tal de atrapar a uno de sus sobrinos nietos.

Lejos en la universidad prestigiada donde William se debatía en un reto de defensa de derechos humanos, frente a sus maestros, contra uno de los fiscales más fuertes de su clase, el joven lo dejaba caer en la red que había planeado para atraparlo con sus propias defensas y ataques, así iba reuniendo armas para hacerlo comer hiel de su propia saliva. Cuando finalizaba el debate, los maestros sonreían, había sido todo un proceso y William era muy listo para atrapar a sus contrincantes con sus propias palabras, utilizando esa habilidad que tenía de parecer indefenso y que lo creyeran perdiendo para luego remontar la cúspide y rematar con un zarpazo inesperado, de su propia cosecha.

- Fue un debate increíble, muchacho, te estás haciendo un experto en estos menesteres, podrías ser un gran fiscal y un brillante defensor de tus casos. – Gracias Profesor Stamford, es bueno escuchar ese cumplido de su parte. - Ya veo, temo decirte algo que no sea suficiente para igualar el gran trabajo que desempeñaste, tus propias palabras suenan retóricas al pensar que te estoy haciendo un cumplido, cuando bien sabes que no lo es, realmente no hago cumplidos a mis estudiantes, me atrevo a decir que lo haces con una doble intención o que te sigo evaluando aun con tus palabras, más no me excedo en decir que eres el mejor de esta y de otras de mis clases, lo sabes y tu modestia suena como una idea para que siga dedicando más palabras a tu beneficio, así que ya he dado suficientes, sigue superándote, estas clases no los son todo, más me atrevo a decir que con los años escuchare cosas sobre ti, mejores cuando des un discurso en la presidencia del país. - ¡presidente! Me ha dado usted un aliciente increíble, muchas gracias Profesor, es usted muy considerado, no le quito más tiempo, me iré a finalizar mis otras clases. - Adelante muchacho, sigue el camino que te has fijado, no dejes que te arrebate el destino lo que te mereces. - Gracias.

William sabía que su destino no era una presidencia de un país, mucho menos trabajar para los gobiernos importantes a niveles internacionales, sino superar las expectativas de su padre y esas cada día las sentía más elevadas, deseaba estar con él y que supiera que no dejaría que nadie le hiciera daño, como lo hicieron a su hermano. - Papá pronto finalizare aquí y revisare todo cuanto hemos planeado juntos, ya no quiero que sufras, me tienes a mí y estaré a tu lado.

La mansión de los Brighton era como las casas ricas antiguas, por fuera parecía no tener mucho valor, pero la familia se había empeñado en lucir de lo mejor para atrapar a un heredero importante para su hija Annie, así cuando se vieron asediados por uno de los socios y no deseaban casar a su hija hermosa con el primero que se acercaba y al que debido a su sociedad no podían negarle su mano, se vieron en la obligación de adoptar a otra joven, para quitarse de encima ese compromiso y obtener uno mejor para Annie.

- Si Candy, sabemos que ya eras mayorcita cuando te adoptamos, pero te hemos criado como nuestra valiosa hija mayor. - Pues tengo la misma edad que Annie, no soy mayor, bien podía decirse que ella lo es, puesto que es su hija legítima y yo solo soy una adoptada. - Candy estamos viendo un convenio matrimonial que te dé para vivir bien, hemos luchado mucho por este negocio y los Felton son de las familias más prestigiadas, hijita, deberías tomar en serio mi sugerencia de aceptar el compromiso con Frederick Felton. - Oh querida mamita, siento decepcionarla, pero en mis ideales no está el casarme con el primer tipo que me presenten, debieron advertir eso cuando me adoptaron, si tan conveniente es porque no lo casan con Annie, quien siempre toma clases para ser la mejor ama de casa del mundo, quiero ser médico y ustedes a lo mucho, me han pagado una técnica de enfermería, cuando quiero competir por la beca de medicina. - Candy, nos debes obediencia y si tu padre ha dicho que te comprometerás con Frederick Felton, lo harás, al menos eso luego de mantenerte por más de ocho años, no me llevaras la contraria.

Candy sabía que ese había sido su plan desde el comienzo, los Felton eran sus socios más allegados y no podían rechazar a Frederick, pero aspiraban a la fortuna de los Legan o de los Brown y solo a Annie la enviaban a las reuniones importantes que hacían constantemente los Legan. Elizabeth era tan similar a Annie, que no deseaban tener un futuro como profesionistas, preferían depender de una fortuna eterna o que imaginaban que lo sería, entre mayor fuera, y como estaban las cosas para los Brighton, estos también deseaban que los mantuviera su hija adorada, la cual tenía planes de huir con el primero que la sacara de ese hogar con tal de ser libre de dietas y restricciones para mantener su delicada figura.

- Annie, ¿no te gusta, aunque sea un poquito Frederick? Te sacaría más rápido de aquí. - Y que me meta en un cuchitril de mansión, mi madre quiere que Legan o Brown, sean quienes me pretendan, tu debes de dar gracias que al menos puede ser un marido que… te deje estudiar medicina. La rubia de mirada verde se quedaba meditando, más no en casarse con ese hombre como pensaba Annie, sino en buscar a manera de escapar y ser libre de su familia adoptiva, al final eran unos interesados económicos y no iba a darles gusto de casarse con Felton, solo si la dejaba estudiar, por el contrario, deseaba ser una médica importante y salvar la vida de los demás, investigar enfermedades y lograr salvar a quien amaba de verdad, una familia que anhelaba y que por más que la habían adoptado, nunca se había sentido parte de los Brighton.

Continuará...


Gracias por sus comentarios y apoyo en esta historia la cual ahora forma parte del torneo del Príncipe,

ya que Albert participa contra Frederick, en el día 3 de junio del 2023

Esperando sea de su agrado Albert Vs Frederick, con la portada inédita de Lulú Mtz.

para ver más finales no deje de unirse en face al grupo de Historias de Albert y Candy

Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo o plataforma alternativa, en parte o completa ninguno de estos.

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa