Traducción: DESOLACIÓN JUVENIL de GallaPlacidia
Traducido por Sora Tapia
Resumen: Draco nunca pensó que terminaría como el único tutor de una adolescente con problemas. Harry nunca pensó que terminaría siendo un hombre lobo. Tener veintidós años es difícil.
ADVERTENCIAS: SLASH, Harry Potter Epilogue What Epilogue|EWE, Post-Hogwarts, Angst, Angst with a Happy Ending, Implied/Referenced Child Sexual Abuse, Werewolf Harry Potter, Down and Out Draco Malfoy, Fear of Hell, Veritaserum, H/D Erised 2020, Hurt/Comfort, Domestic Abuse (Not Between Drarry!), Mild Church Of Englad Conversion, Alcoholism Of An Original Character, Look I know the tags are scary but I promise it's not as dark as you're thinking, seriously it's actually quite uplifting by the end, Harry Potter plays the piano freakishly well, potions master Draco, Feminist Draco, A decent amount of teenage girl angst, prolonged and continual jokes about the 2000 classic film Coyote Ugly.
RELACIÓN HOMOSEXUAL, El Epílogo de Harry Potter No Existe, Post-Hogwarts, Angustia, Angustia con Final Feliz, Implícito/Referenciado Abuso Se_xu_al In_fan_til, Harry Potter|Hombre Lobo, Draco Malfoy prisionero y libre, Miedo al infierno, Veritaserum, Traducción de un fanfic del H/D Erised 2020, Dolor/Confort, Abuso Doméstico (¡No entre el Drarry!), Conversión leve por la Iglesia Anglicana, Alcoholismo de un Personaje Original, Sé que las etiquetas dan miedo pero te prometo que no es tan oscuro como se ve, en serio, en realidad es más reflexiva al final, Harry Potter toca el piano increíblemente bien, Draco Maestro de Pociones, Draco feminista, Una cantidad decente de Angustia adolescente, Bromas constantes sobre la película clásica del 2000 Coyote Ugly.
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia "TEENAGE WASTELAND". Quien ha eliminado su cuenta en la plataforma AO3, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo.
Nota de GallaPlacidia en la versión original:
A Whileatwiltshire: Tus sugerencias fueron muy divertidas. Me encantó que me dieras la libertad de abusar del hurt/comfort, al mismo tiempo que me dabas muchos pequeños detalles con los que trabajar: una amistad entre Draco y Pansy, un Draco que hace perfumes y, lo que es más importante, un Draco y Harry que siempre parecen buscarse el uno al otro. ¡Espero que disfrutes leyéndolo tanto como yo escribiéndolo!
¡Muchas gracias a Aideomai, Alexmeg, Feelsforbreakfast y Tepre por betear esto! También muchas gracias a los moderadores por organizar este gran festival. ¡Black Live Matters! ¡Derechos-Trans! ¡Feliz Navidad/Invierno!
Notas de la Traductora:
Nombre de usuario en podbean & newsletter de Gallaplacidia: gallapod.
En mi perfil de AO3 (Usuario: Sora_Tapia) podrán encontrar el enlace para descargar los fanfics de GallaPlacidia en su versión en inglés (descargados de AO3) en varios formatos, así como Podfics que GallaPlacidia hizo.
DISCLAIMER:
El universo mágico de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, sin ánimo de lucro.
El Fanart compartido en esta historia fue realizada por Fictional y comisionada por Dewitty1 quien ha dado su permiso. Pueden ver el fanart en Tumblr.
Pueden ver el fanart en la publicación de Dewitty1 en Tumblr: /645681080584814592/harry-jumped-up-and-put-his-paws-on-the-mans?source=share (agrega lo anterior en tu buscador).
En mi traducción publicada en AO3: /works/52740664/chapters/133395910
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Toda la historia publicada no me pertenece solamente hice la traducción y la correspondiente edición.
LA UTILIZACIÓN DE CUALQUIER IMAGEN ES CON EL PERMISO DEL ARTISTA Y SIN FINES DE LUCRO.
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CAPÍTULO 4
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Había una cosa que Harry seguía recordando. Era a Draco, sentado frente a él, exhausto de responder todas las preguntas de Harry, diciendo:
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—Por favor —dijo Draco— Eso es todo lo que sé. Por favor, tengo que irme… los… los comestibles…
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En ese momento, Harry estaba disgustado por su cobardía por sus patéticas excusas. Ahora sin embargo…
Sacó su Pensadero de su estudio, miró al Draco de su memoria. Estaba sudoroso, temblando y sus ojos parpadeaban patológicamente hacia el reloj de la chimenea mientras suplicaba:
—«»—
—… los… los comestibles…
—«»—
"¿Qué le había pasado cuando finalmente llegó a casa?".
Harry recordó el terror acobardado que había experimentado de niño cada vez que se equivocaba. La sensación de que cualquier error sería recibido con una ira despiadada. Tío Vernon y tía Petunia nunca le habían golpeado, pero habían encontrado otras formas de castigarlo: hambre, aislamiento y el armario lleno de arañas. Mientras observaba a Draco en el Pensadero, reconoció esa mirada: era de impotencia.
Harry se echó agua fría en la cara. Su cuerpo no le dolía en absoluto. No lo hacía durante días después de que veía a Malfoy.
Malfoy había sido el único en notar que estaba adolorido. Había ido de inmediato para ver qué podía hacer al respecto.
Todo este tiempo había visto que Malfoy engañaba a su novia como una prueba más de su continua traición. Malfoy se había acostado con él para lastimarlo, y ahora estaba haciendo lo mismo con Adelaida. Pero, por supuesto, Malfoy no se había acostado con Harry para lastimarlo. Había acudido a Harry en busca de ayuda. Y Harry lo había follado y luego le gritó:
Pensó en lo que había dicho: "De verdad sabes cómo elegir a tus jefes" e hizo una mueca. Intentó tocar el piano, pero no podía dejar de pensar en Draco distraído, mirando la chimenea, a las llamas, como si viera su futuro allí.
«—D&H—»
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Harry viajo por red flu a casa de Ron y Hermione, aunque en realidad era demasiado tarde. Estaban en pijama, haciendo chocolate caliente.
—¡Harry! —dijo Hermione.
—Esto es raro —dijo Harry— Pero, ¿Puedo quedarme a dormir?
—Eh —dijo Hermione— ¿Sí? ¿Todo está bien?
—Creo que ustedes son tal vez como. Mi manada.
—Raro —dijo Ron.
—Es… —dijo Harry se pasó la mano por la nuca— Oye, ¿Por qué Malfoy no fue a Azkaban después de la redada a Tertius?
—Harry… ¿Estás bien?
—Sí —dijo Harry— Solo, me estaba preguntando.
Ron miró a Hermione y ella puso más leche en la cacerola para que hubiera suficiente chocolate para Harry.
—Sí —dijo Ron— Fue triste, en realidad. Obviamente, Tertius fue un verdadero trabajo, y al principio parecía que Malfoy estaba involucrado, pero resultó ser un caso de violencia doméstica, en lo que a él se refería. Se lo entregamos a los trabajadores sociales.
—Violencia doméstica —dijo Harry.
—Sí, ya sabes, Tertius lo golpeaba. No lo dejaba salir de casa, le robaba el dinero, ese tipo de cosas. No sé mucho, no estuve en el caso.
—Creo que tal vez no fui un muy buen Auror —dijo Harry. Ron y Hermione se quedaron en silencio, así que él continuó— Hice suposiciones. Salté a conclusiones. No miré con la suficiente atención. Nunca lo hice.
—Eres muy valiente —dijo Hermione— Y decidido. Son cualidades clave en un buen Auror.
Harry apoyó la cabeza sobre la mesa.
—¿Qué provoco esto? —preguntó Hermione.
—Nada —dijo Harry, y no dijo nada más. Durmió en el sofá del dormitorio. Fue extraño, un poco triste y muy reconfortante.
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Harry fue a la tienda de Dinsmore dos veces a la semana siguiente, la primera vez con la esperanza de ver a Malfoy, la segunda, para dejarle una nota a Malfoy haciéndole saber que la poción modificada funcionó perfectamente. Pasaron cinco días, seis, y Harry aún no sentía dolor.
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—¿Crees en el infierno? —preguntó Draco.
—No —dijo Kevin— ¿Y tú?
Draco flexionó los dedos de su mano derecha, trató de encogerlos en un puño.
—¿Quién crees que termina ahí? —preguntó— Debe cambiar según el período del tiempo. Dante dice que los adúlteros van al infierno y la mayoría de las personas ahora serían adúlteras según sus estándares.
Kevin esperó. Tenía la molesta costumbre de esperar.
—Porque creo que, incluso si no existe, el hecho de que podría existir, y que alguien podría haber tomado decisiones que… —dijo Draco— Solo el miedo al infierno es una forma de infierno, tal vez. El preguntarte si te has arrepentido lo suficiente, si has cambiado lo suficiente.
—No sé si el infierno es un concepto útil para ti —dijo Kevin. Draco lo ignoró.
—De lo que se trata, en realidad, es de quién decide. ¿Quién es el tipo en el triaje? ¿Qué tan indulgente es? ¿Sobre qué base decide lo que la gente merece?
—Estabas hablando de Potter —dijo Kevin— ¿Qué sobre Potter te hizo pensar en todo esto?
Había una taza en el escritorio de Kevin que decía EL MEJOR TERAPEUTA DEL MUNDO. Draco la miró fijamente.
—Parece que él sabría —dijo.
—¿Sientes que Potter puede decirte si vas a ir al infierno?
Draco sacudió los hombros.
—Estás haciendo que parezca estúpido —dijo Kevin.
—¿Quién te compro esa taza? —preguntó Draco. Kevin miró hacia donde estaba gesticulando.
—La compre —dijo.
—¿Te compraste una taza de "EL MEJOR TERAPEUTA DEL MUNDO"?
—Te estás desviando, Draco.
—Honestamente, estoy tambaleándome por tu confianza en ti mismo. ¡Qué testimonio! Cuando terminemos, ¿Crees que empezaré a comprar tazas con "EL MEJOR DRACO DEL MUNDO"?
—Potter no puede decirte lo que te mereces, Draco. Tienes que decidir eso por ti mismo.
Draco tiró un hilo suelto de lana en el brazo del sofá.
—Lo sé —dijo— Le digo a Adelaida esa mierda todo el tiempo.
—Pero no puedes creerlo para ti mismo —dijo Kevin.
—Simplemente creo que es diferente, para mí —el frunció el ceño— Sabes, no creo que nadie esté cuidando a Potter apropiadamente. Quiero decir, obviamente tiene serios problemas para confiar en la gente, por ejemplo. Y es tan autosuficiente todo el tiempo, dudo que alguien recuerde que solo tiene veintidós años, es huérfano, y está tratando de resolverlo todo.
—¿Crees que todo eso es cierto para ti también? —preguntó Kevin.
—Oh —dijo Draco, exasperado— Es imposible hablar contigo.
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Era la luna llena del sábado y Harry debía transformarse. No le había dicho a nadie, pero Malfoy lo sabría, porque la poción debía ser ligeramente diferente.
Malfoy llegó el jueves, luciendo guapo y distraído.
—Hola —dijo Malfoy, tendiéndole el vial.
—Gracias. ¿Té?
—Oh, eh, está bien —dijo Malfoy. Tomó el dinero que Harry le ofreció y siguió a Harry a la cocina. Harry se apoyó contra el mostrador y lo observó mientras el agua hervía. La mano de Malfoy estaba nuevamente cubierta por un glamour, se veía perfectamente sana y su ropa estaba limpia y planchada. Siempre se veía guapo de esa manera que Harry nunca podría lograr, elegante y distinguido, como un adulto.
Harry quería pedir disculpas, pero no sabía por dónde empezar, y también se sentía vagamente reticente a abrir la conversación con disculpas. Sabía que Draco se disculparía por la escuela, por la guerra y de alguna manera, Harry realmente no quería que lo hiciera.
—Te transformaras esta semana —dijo Malfoy.
—Sí.
—¿Estarán Granger y Weasley contigo?
—¿Qué? No, por supuesto que no —dijo Harry. Malfoy le dirigió una mirada peculiar.
—Es perfectamente seguro —dijo. Harry se rio. "Perfectamente seguro", qué broma. No había sido alguien perfectamente seguro desde… bueno, nunca. Las personas cercanas a él siempre salían lastimadas, de una forma u otra.
Malfoy lo observó con ojos fríos mientras Harry terminaba de preparar el té y luego dijo:
—¿Es mi habilidad para hacer pociones en la que no tienes fe, o en ti mismo?
—Oh, Qué mierda —dijo Harry— Jesús, Malfoy. ¿Qué clase de pregunta es esa?
Malfoy se encogió de hombros.
—No deberías estar solo cuando te transformas —dijo— ¿No te da ansiedad? Todos los libros dicen que transformarse en aislamiento es malo para la salud mental.
—¿Qué eres, mi mamá? Déjalo —dijo Harry, luego esperó a que Malfoy hiciera algún tipo de broma sobre su madre muerta. No lo hizo. Dejó su taza sin beber y luego se acercó perezosamente a Harry, sinuoso y felino.
—Bien —dijo— No tenemos que hablar. Somos malos en eso, claramente.
No hablaron, y tal vez el hecho de que Harry hubiera sido antagónico debió haber hecho que esto se sintiera más como… como sexo de odio, o sexo sin sentido, o incluso solo sexo. En cambio, fue sensual y lento. Cada beso que colocaban en el cuerpo del otro se sentía como una exploración.
—Eres hermoso —dijo Harry, a pesar de sí mismo, y Malfoy se veía tan complacido y sorprendido que Harry ocultó su rostro en su cuello, sin querer ver más.
No volvieron a hablar sobre por qué Malfoy no quería dejar que Harry lo follara. Simplemente se abrazaron, se tocaron y se chuparon hasta terminar; averiguar lo que se sentía bien cada vez por instinto. No era diferente ahora, pero se le ocurrió a Harry, mientras le agarraba la nuca para evitar tocar el cabello de Draco, que parecían entenderse perfectamente cuando estaban en silencio. Nunca había sido tan bueno con nadie más. Nunca se había sentido tan sincronizado con nadie más.
—¿Realmente no invitarás a Granger o Weasley? —preguntó Malfoy, cuando terminaron.
—No —dijo Harry— ¿Has estado pensando en eso todo este tiempo?
Draco se rio, y fue un sonido encantador, tan normal, como si se gustaran el uno al otro.
—No —dijo— No he estado pensando en nada, por una vez.
Harry no supo cómo responder a eso, y Draco se fue.
«—D&H—»
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«—H&D—»
Harry pasó los siguientes días temiendo la luna llena. Era cierto, lo que había dicho Malfoy: transformarse le producía una ansiedad terrible, no solo ese día, sino durante casi una semana después. Toda la experiencia era una dolorosa prueba. Cuando su cerebro de lobo domino, entró en pánico hasta que la poción lo noqueó. Probablemente no fueron más de quince minutos, pero siempre se sentía como una eternidad, en la que buscó desesperadamente a alguien a quien proteger, y nunca encontraba a nadie.
El sábado, comió un bistec ensangrentado para la cena, luego caminó por su casa, reprimido e imprudente. Ya había tomado la poción, podía sentirla luchando en su sangre con su impulsó de arrancar árboles de raíz, de correr salvaje y libre por las calles de Londres.
Veinte minutos después de que saliera la luna, llamaron a su puerta. Era Malfoy. Sostenía un plato con papel aluminio encima y parecía nervioso.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Harry.
—Déjame entrar —dijo Malfoy, y Harry lo hizo, atónito ante la obediencia. Malfoy fue a la cocina y destapó el plato, revelando un bistec mucho más apetitoso que el que Harry acababa de comer— Adelaida lo hizo —dijo— No creo que se haya dado cuenta de que lo tomé.
Harry podía sentir los diferentes hilos de él tirando el uno del otro. El lobo en él estaba furioso, quería tirar el plato a la pared y luego empujar a Draco contra él y mostrarle que no debía pertenecer a nadie más, solo a una persona, solo a Harry. La parte sana y normal de él sentía tristeza, repugnancia y culpa.
—No tengo hambre —dijo— ¿Por qué estás aquí?
—No deberías transformarte solo —dijo Malfoy— Pero entiendo que estás preocupado por lastimar a Granger y Weasley. Conmigo, no estarás preocupado.
Harry miró a Draco de arriba abajo.
—¿Crees que no me importa lastimarte?
Draco miró por la ventana.
—No me harás daño —dijo— A diferencia de ti, tengo una confianza total en mi poción.
—Me importa —dijo Harry. Draco lo miró — Por supuesto que me importa.
Los labios de Draco se separaron en un movimiento silencioso. Parecía desconcertado.
—Y no te necesito aquí. Estoy bien —dijo Harry.
—Eres tan terco. No es tu mejor cualidad —dijo Malfoy, volviendo a la normalidad— ¿Por qué no puedes simplemente aceptar ayuda, cuando se te ofrece?
Esto era tan similar al tipo de cosas que Hermione decía continuamente que Harry solo miró fijamente por un momento.
—Bien —dijo— Hazlo a tu manera.
Se sentaron en un tenso silencio, sin mirarse el uno al otro.
—Deberíamos ir a mi habitación —dijo Harry. Malfoy levantó las cejas— No para…
—Yo no dije nada —dijo Malfoy.
—Odio quedarme dormido en algún lugar al azar —dijo Harry— Me hace despertar todo adolorido.
Malfoy asintió lentamente y siguió a Harry. Arrastró los pies por las escaleras y se detuvo cuando llegó a la puerta del dormitorio de Harry.
—Puedes entrar —dijo Harry.
—Gracias —murmuró Draco, agachando la cabeza. Parecía estar evitando mirar la cama. Su rostro estaba sonrojado, y de repente Harry supo exactamente en lo que estaba pensando, y Harry también estaba pensando en eso: esa fascinante primera vez, lenta con calidez y afecto, cuando se miraron como si se conocieran completamente.
—Me iré, si quieres —dijo Draco. Parecía desconcertado, y Harry se sorprendió al darse cuenta de que no quería que Draco se viera así.
La luz de la luna ya se deslizaba por la alfombra.
—Quédate aquí —dijo Harry— Será mejor que te quedes para el espectáculo.
—Seguro —dijo Malfoy, con una pequeña risa.
Y entonces comenzó el espectáculo.
Dolía como nada más, siempre lo hacía, la sensación de todas las células de su cuerpo cambiando y convirtiéndose en algo nuevo, la compresión de sus pensamientos. El mundo se hizo más grande y más simple. Olores, tantos olores, incluyendo… Harry gruño, sintió que se le erizaba el pelo; un intruso.
Pero el intruso le tendió la mano. Harry la olió y lo reconoció. Un olor limpio y agradable. Un amigo, de hecho. Harry lamió la mano y el hombre emitió un sonido.
—Ohh —dijo— Eres una belleza, ¿No?
Harry saltó y puso sus patas sobre los hombros del hombre para que pudiera lamerle el rostro. El hombre se tambaleó hacia atrás, golpeando la pared, pero no parecía asustado. El rio.
—Tan fácil —dijo— Ohh, eres encantador. Ohh, creo que me gustas más así. ¿Puedo acariciarte? ¿Sería grosero?
Harry empezando a tener sueño. Eso fue más pronto de lo habitual; por lo general lo combatía. Pero se sentía más seguro con el hombre, estaba seguro de que entre los dos podrían protegerse en la noche. Se dejó caer al suelo y se alejó, buscando un lugar cómodo para acurrucarse. Saltó sobre la suave cama, luego miró al hombre, con la cabeza ladeada.
—Sí, está bien —dijo el hombre, y vino a sentarse junto a él. Harry cerró los ojos y el hombre le acarició la cabeza, tentativamente al principio y luego, una vez que estuvo seguro de que a Harry le gustaba, con más determinación. Sus dedos palparon las orejas de Harry— Tan suave —dijo— Pero tu cabello es bastante suave, así que supongo que tiene sentido. ¿Puedes entenderme?
Harry estaba cansado. Podía sentirse a sí mismo cayendo en el sueño, tranquilo, pacífico y seguro.
Entonces, escuchó un crujido y se sentó, listo para saltar, pero el hombre puso una mano sobre su cabeza y dijo— Es solo el viento. Vuelve a dormir —y Harry confiaba en él, y estaba muy cansado. Se recostó. El hombre siguió acariciándolo. Su cuerpo estaba tibio, y Harry cayó en un sueño profundo y tranquilo.
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«—H&D—»
Cuando despertó, el sol era amarillo brillante sobre el cobertor, y Draco estaba dormido a su lado. Harry estaba desorientado. Su cuerpo no dolía, ni sentía el temor persistente que había experimentado después de cada transformación antes de esta. Se movió con cautela, reacostumbrándose a sus extremidades humanas. Eran desgarbadas y torpes en comparación con su forma de lobo.
Draco se movió y abrió los ojos. Giró la cabeza para mirar a Harry. Y sonrió.
—Buenos días —dijo.
—Buenos días —dijo Harry, repentinamente sin aliento, nervioso. Draco se veía injustamente arreglado, dado que acababa de pasar la noche en la cama con un hombre lobo.
Se miraron durante unos segundos. Harry se dio cuenta de que él también estaba sonriendo, que solo se estaban sonriendo el uno al otro.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Draco al mismo tiempo que Harry decía— Estabas bastante interesado en mí como un lobo.
Draco se rio y se cubrió la cara con las manos. El glamour se había desvanecido y su mano derecha estaba nuevamente maltratada. Harry fue golpeado por la extraña necesidad de besar delicadamente cada nudillo torcido.
—No es mi culpa —dijo Draco— No tienes idea de lo entrañable que es tener un gran lobo que viene hacia ti como un cachorro. Quería llevarte a mi casa y ponerte un lazo alrededor del cuello.
"No podrías", pensó Harry, pero no lo dijo. "Porque entonces tu novia se enteraría de nosotros".
Se incorporó, la tristeza se apoderó de él. Pasó las piernas por le costado de la cama para quedar de espaldas a Malfoy.
—Se sentía mejor, tener a alguien aquí —dijo— Mucho mejor. Así que. Gracias.
Malfoy también se incorporó. Harry podía sentir sus ojos en la nuca.
—Eso es bueno —dijo— La próxima vez puedes invitar a Weasley o Granger.
Con una sacudida vertiginosa en la percepción, Harry recordó de repente con quién había pasado la noche. Malfoy. Recordó todas las pequeñas crueldades, y también todas las grandes.
—Es divertido —dijo— Draco Malfoy pro-hombres lobo.
No podía ver a Malfoy, ni podía oírlo. Malfoy no parecía estar respirando.
—Sí —dijo Malfoy, después de una pausa— Inesperado.
—¿Qué sigue? ¿Mestizos y muggles? —preguntó Harry. Estaba tratando, fallando en tomarlo a la ligera. Quería que se saltaran las disculpas, que pasaran directamente a las bromas y la amistad, porque no sabía cómo disculparse con Malfoy por casi matarlo cuando tenían dieciséis años, por ser cruel cuando Malfoy se acercó a él, tranquilo, dócil y de diecinueve, pidiendo ayuda.
Pero Harry había juzgado mal. Sabía que había juzgado mal, porque hubo otra larga pausa y sintió que la cama se movía cuando Malfoy se levantó.
—He cambiado bastante, desde la escuela —dijo. Hablaba a la ligera, como si el tema no tuviera ninguna importancia para él— De todos modos. Será mejor que me vaya, no quiero que Adelaida, se dé cuenta de que me he ido.
Los celos, ardientes y miserables, se clavaron en el estómago de Harry.
—Si —dijo— Has cambiado tanto, Malfoy, un ángel ahora, el que eres.
Malfoy fue a la puerta. Harry no podía ver su rostro.
—Avísame si experimentas algún efecto secundario incómodo e investigaré algo para ayudarte —dijo, hablando rápidamente.
Sus pasos eran rápidos en las escaleras, como si estuviera huyendo.
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Al menos Adelaida estaba un poco mejor. Hacía tiempo que no llegaba a casa borracha, había sido estudiosa con su tarea de magia. No habían peleado en días. Draco contó todas estas razones para estar contento y apartó su mente de Potter.
Extrañaba a Pansy. Pansy se habría compadecido de él. Siempre había sido generosa con sus consuelos, incluso cuando Draco no los merecía. Ella no habría señalado esto era culpa de propio Draco, por permitir que alguien a quien no le importaba lo usara, solo porque estaba desesperado, asustado y fascinado.
Era el cumpleaños de Adelaida en un mes. Se perdió haciendo su perfume. Ella sabía lo que estaba haciendo, porque el piso estaba lleno de todos sus experimentos.
—¿Qué es eso? —preguntó ella, regresando diez minutos tarde de su club de cocina. Estaba usando menos maquillaje que de costumbre, notó Draco. Esperaba que fuera una señal de que ella se sentía más segura.
—Estoy tratando de averiguar a qué olía esa vela que te gustaba. ¿Recuerdas? ¿En el pub al que fuimos para el almuerzo de Navidad?
—¡Vaya! Pero eso es demasiado invernal —dijo Adelaida, dejando caer su mochila y sumergiendo su cabeza en el brazo de Draco para que pudiera tocarla con su varita. Lo hizo y su cabello se volvió rosa brillante. Aunque olía bien.
—¿Crees que es demasiado navideño? —preguntó Draco, mirando la mesa, que estaba cubierta de tazones de especias y plantas.
—No lo sé, ¿Tú no lo crees?
—Quizás. Creo que, si aislamos un elemento, podríamos usarlo como nota base.
Adelaida le dio un abrazo abrupto y sorprendente.
—Eres brillante, ¿Lo sabías? —ella dijo. Draco sonrió ante el abrazo y luego se alejó.
—¿Qué quieres? —preguntó.
—¡Nada!
Draco se rio y volvió al trabajo.
—¿Vendrán las chicas más tarde? —preguntó.
—No.
—Hace tiempo que no vienen —dijo Draco, recogiendo algunas agujas de pino con unas delicadas pinzas y oliéndolas.
—Ugh —dijo Adelaida— Honestamente, no puedo con esas perras. Odio el drama.
Draco bajó las tenazas.
—¿Ustedes pelearon?
—No, no es gran cosa —dijo Adelaida.
—Es un gran problema, si no están hablando con tus mejores amigas —dijo Draco, el miedo despertando en su pecho— ¿Estás bien?
—Estoy bien. Estuve ocupada con el club de cocina, y han estado muy extrañas al respecto. Solo están celosas.
Draco lo dudaba seriamente. Tasha, Fiona y Ellie habían sido una verdadera bendición. Confiaba en ellas mucho más de lo que confiaba en Adelaida.
—Son agradables —dijo— Se preocupan por ti.
—¿Podemos no…? —dijo Adelaida, y Draco la conocía lo suficiente bien como para dejarlo.
Más tarde, se reprocharía a sí mismo su estupidez, por no captar las señales de advertencia. Se odiaría a sí mismo por su cegador optimismo. Pero ese día, solo le sonrió de una manera que esperaba que fuera de apoyo, y volvió a trabajar en su perfume de cumpleaños.
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Harry era cada vez más consciente de que le gustaba Draco y que era imposible que a Draco le gustara Harry. Era una angustia en cámara lenta, lo sabía. Sin embargo, también se sentía mejor que en años, ahora que Draco había curado su dolor crónico. Y Ron y Hermione estaban encantados de que estuviera pasando tanto tiempo con ellos. Habían comprado un piano especialmente para él, y pasaba horas todos los días en su casa practicando sin pensar. Ninguno de los dos le preguntó sobre empleos, y los amaba por eso.
—¿Ha cambiado mucho la oficina? —le preguntó a Ron.
—Un poco —dijo Ron, muy casualmente. Hermione se había quedado quieta. Estaban en un restaurante en el Callejón Diagon. Los fotógrafos seguían acosándolos— Podrías ir en algún momento.
Harry levantó la cabeza.
—¿Qué, visitarte?
—Sí —dijo Ron— Podrías alegrar un poco mi día.
—Sí, está bien —dijo Harry— Sí.
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«—H&D—»
Fue el miércoles por la noche, porque se estaba volviendo loco esperando el jueves, a Draco. Siguió pensando sobre lo que había sucedido el domingo por la mañana. A veces estaba bastante seguro de que había sido un imbécil y había herido los sentimientos de Malfoy. Otras veces, estaba igualmente convencido de que necesitaba protegerse de Malfoy antes de que fuera demasiado tarde: después de todo, tenía novia. Harry no podía decidirse. Pensó que podría ser más fácil, con Draco allí. Pero estaba impaciente y el tiempo pasaba demasiado lento. Visitar a Ron en el turno de noche fue una bienvenida distracción.
Todos parecían encantados de verlo. Robards lo llevó a un lado y le dio un pequeño discurso sobre cómo Harry: «"…podrías volver en cualquier momento, lo sabes ¿No? Solo tienes que decirlo."». Ron holgazaneaba en la entrada, sonriendo, con los ojos brillantes.
Nada de eso se sentía bien. El pulso de Harry se había acelerado en el momento en que entró al edificio. Mientras la gente hablaba con él, se encontró cayendo en el viejo hábito de buscar salidas. Había odiado Los Ángeles, pero allí había aprendido a dejar de vivir como si estuviera al borde de la muerte. Todo lo que necesitó era una oficina para que todo volviera rápidamente.
—¿Pasó algo interesante esta noche? —preguntó, mientras se dirigían a las celdas de detención. Ron tenía el turno allí durante las próximas horas.
—Una adolescente totalmente borracha gritando en el Callejón Noctámbulo. Creo que Nancy ya llamó a su tutor —dijo Ron— ¡Hola Nancy! ¡Mira a quién he traído!
—¡Harry! —dijo Nancy, tirando de él a un abrazo.
Y justo en ese momento, dos cosas sucedieron. Primero, Harry miró hacia los barrotes de la celda de detención y vio a la novia de Malfoy, Adelaida. Segundo, al mismo Malfoy entrando, luciendo aterrorizado, con la mano enterrada en su cabello, como si estuviera tratando de arrancárselo.
—Hola —le dijo distraídamente a Ron, si darse cuenta de que era Ron con quien estaba hablando— Me contactaron sobre Adelaida Lovell, soy su tutor, ¿Ella está bien?
—¿Estás durmiendo con una adolescente a tu tutela? —preguntó Harry. Se había liberado del abrazo de Nancy sin darse cuenta y miraba horrorizado de Adelaida a Malfoy. A la luz brillante de la celda de detención del Ministerio, no parecía tener dieciocho años. De hecho, no podía tener más de quince años.
—¿Qué? —dijo Malfoy, deteniéndose en seco. Luego lo dijo de nuevo, sus ojos enfocándose en Harry— ¿Qué dijiste?
Harry hizo un vago gesto entre ellos, pero ya estaba empezando a dudar de sí mismo. Malfoy se tambaleó sobre sus pies. Miró a su alrededor, como buscando apoyo. Adelaida estaba desmayada en el banco de su celda.
Harry nunca había visto una expresión como la que estaba en el rostro de Malfoy ahora.
—¿Crees que soy…? —parecía que no podía decirlo.
—Mierda —dijo Ron. El rostro de Nancy estaba muy serio. Tomó el brazo de Malfoy.
—Señor Malfoy, tendrá que venir conmigo —dijo.
—Espera —dijo Harry— Espera, creo que no entendí bien.
Malfoy estaba casi verde.
—¿Ella está bien? —le preguntó a Nancy en voz baja, mientras Nancy se lo llevaba. Harry los siguió.
—Espera —dijo— Espera, Nancy.
—Tenemos que seguir el protocolo cuando se hace una acusación como esa sobre un menor —dijo Nancy, mirando a Draco con disgusto.
—Por supuesto —dijo Draco— Eso es bueno, que estén alerta; ¿Ella está bien? No me han dicho…
—Lo siento, Harry, solo personal autorizado cuando administramos Veritaserum —dijo Nancy. Habían llegado a la sala de interrogatorios.
—Espera —dijo Harry— Realmente creo que cometí un error.
—No, no —dijo Draco, quien a estas alturas parecía casi delirar— No, me alegro de que tomen las acusaciones en serio, no me importa, lo que necesiten —estaba hablando solo con Nancy. No miraba a Harry.
—Bien, ya veremos si es verdad que cooperas —dijo Nancy, y luego puso los ojos en blanco hacia Harry, como si estuvieran bromeando juntos. Empujó a Draco a la sala de interrogatorios y cerró la puerta en la cara de Harry.
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Ron lo encontró. Harry todavía estaba de pie frente a la puerta de interrogatorios insonorizada. La habitación le daba vueltas.
—¡Eso fue una locura! —dijo Ron— ¿Malfoy ha tenido una esclava sexual adolescente? ¿Cómo lo descubriste?
—No —dijo Harry— No, yo…
Estaba recordando, tratando de decidir de dónde había sacado la teoría de la relación entre Malfoy y Adelaida, de dónde había venido su sospecha. El club, por supuesto, pero ahora que sabía que Malfoy era su tutor, el recuerdo tomó una nueva perspectiva: Malfoy furioso porque Harry había estado bailando con una chica menor de edad, porque la chica en cuestión se había escapado de su cuidado.
—Vivía con Tertius —estaba diciendo Ron— Así es como ella y Malfoy se conocieron; Aparentemente iba a ser enviada a un hogar de acogida y Malfoy se ofreció como voluntario para quedarse con ella. Que gran mierda si él estaba saliendo con ella.
—No lo estaba —dijo Harry— Me equivoqué, entendí mal —pero no pudo explicar más. No podía pensar, y mucho menos hablar. Solo veía, una y otra vez, el rostro de Draco, mirándolo, diciendo: «"¿Qué? ¿Qué dijiste?"».
Harry se sentó en la recepción, esperando a que Draco saliera, pero cuando Draco finalmente salió, deseó no haberlo hecho. Draco parecía unos diez años mayor que cuando entró.
—Falsa alarma —dijo Nancy. Aunque todavía estaba agarrando el brazo de Draco, como si pensara que escaparía si ella lo soltaba.
—¿Ella está bien? —preguntó Draco. Su voz se escuchaba tan afónica que debió dolerle hablar.
—Ella está ahí —dijo Ron, señalando la celda— Está bien, un poco fuera de sí.
Draco miró a Ron, luego vio a Harry y apartó rápidamente la mirada. Nancy abrió la puerta de la celda y Draco entró. Se arrodillo ante el banco y le habló a Adelaida en voz baja.
—Mmm —dijo ella arrastrando las palabras— ¿Qué te tomó tanto tiempo?
—Lo siento —dijo— Estoy aquí ahora. Vamos a casa.
Adelaida envolvió sus brazos alrededor de su cuello y él la ayudó a levantarse del banco, la incomodidad salía de él en oleadas. Él la soltó en el instante en que ella estuvo de pie y fue hacia Ron.
—Gracias por cuidar de ella. ¿Necesito firmar algo?
—Sí —dijo Ron, que seguía mirando a Harry. Harry deseaba que no lo hiciera. Estaba muy claro que Draco estaba haciendo todo lo posible para fingir que Harry no estaba en la habitación.
—Draco —dijo Harry.
—Aquí tiene —dijo Draco, devolviéndole el pergamino a Ron— Gracias de nuevo. Buenas noches.
«—D&H—»
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«—H&D—»
Draco no entregó la poción de Harry al día siguiente. Una bruja de cara anodina llamada Cynthia lo hizo.
—Draco mencionó que tendría que firmar un contrato de confidencialidad —dijo ella.
—No, no, así está bien —dijo Harry. Se había cambiado tres veces esa mañana. No había dormido en toda la noche. Había visto casi todos sus recuerdos de Draco desde que regresó a Inglaterra en su Pensadero— Eh, ¿Draco está bien?
—¿Draco? —Cynthia parecía desconcertada— ¿Por qué no lo estaría?
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«—-—-—-—-—-DM-—-—-—-—-—»
—¡Porque soy joven y eso es lo que hacen los jóvenes! —Adelaida gritó. Draco había esperado hasta el día siguiente para hablar con ella sobre su escapada para beber, pero parecía no hacer ninguna diferencia en su furia y, de todos modos, Draco estaba lidiando mal con eso. Sabía que lo estaba haciendo, sabía que apenas se estaba controlando y poniendo toda su miseria en ella. Eso, después de todo, era lo que siempre le había hecho.
—Por supuesto, Adelaida, los quinceañeros van a fiestas, se emborrachan y juegan a la girar la botella. ¡No se emborrachan hasta la inconsciencia en el Callejón Noctámbulo solos!
—¿Qué diablos sabes sobre eso? ¡Todo lo que hacías cuando tenías quince años era tratar de ser un buen mortífago y asesinar gente!
El silencio que cayó fue intenso, como el silencio al prender fuegos artificiales. Estaban en su pequeña cocina. Draco había estado orgulloso de sí mismo cuando consiguió el departamento. Era pequeño y estaba en mal estado, y él se había esforzado hasta la extenuación para pagarlo. Sus ojos se movían a su alrededor ahora, mirando a todas partes menos a Adelaida, tratando desesperadamente de enforcar.
No iba a poder manejarlo, se dio cuenta.
—Está bien —dijo, y se llevó las palmas de las manos a los ojos.
—Draco —dijo Adelaida, su voz completamente diferente— YO…
—Tenía dieciséis años, en realidad —dijo Draco— Pero acepto tu punto.
—Draco, lo… —dijo Adelaida.
—Está bien —dijo Draco, sin quitarse las manos de la cara— Vamos, eh, hablemos más tarde, ¿Está bien?
Él huyó. No quería estar en el departamento. Por lo general, nunca la dejaba sola allí, sabía que estaba siendo irresponsable, pero estaba aterrorizado de decir algo de lo que no pudiera retractarse.
Fue a la iglesia más cercana, la que siempre pasaba de camino al punto de Aparición. Era un lugar medieval mediocre, con un estilo gótico inglés torpe, oscuro y sin gracia. Se sentó en el último banco y lloró.
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...CONTINUARÁ…
Gracias a quienes leen esta traducción, dejan reviews y a los lectores fantasmas si es que hay.
