Traducción: DESOLACIÓN JUVENIL de GallaPlacidia
Traducido por Sora Tapia
Resumen: Draco nunca pensó que terminaría como el único tutor de una adolescente con problemas. Harry nunca pensó que terminaría siendo un hombre lobo. Tener veintidós años es difícil.
ADVERTENCIAS: SLASH, Harry Potter Epilogue What Epilogue|EWE, Post-Hogwarts, Angst, Angst with a Happy Ending, Implied/Referenced Child Sexual Abuse, Werewolf Harry Potter, Down and Out Draco Malfoy, Fear of Hell, Veritaserum, H/D Erised 2020, Hurt/Comfort, Domestic Abuse (Not Between Drarry!), Mild Church Of Englad Conversion, Alcoholism Of An Original Character, Look I know the tags are scary but I promise it's not as dark as you're thinking, seriously it's actually quite uplifting by the end, Harry Potter plays the piano freakishly well, potions master Draco, Feminist Draco, A decent amount of teenage girl angst, prolonged and continual jokes about the 2000 classic film Coyote Ugly.
RELACIÓN HOMOSEXUAL, El Epílogo de Harry Potter No Existe, Post-Hogwarts, Angustia, Angustia con Final Feliz, Implícito/Referenciado Abuso Se_xu_al In_fan_til, Harry Potter|Hombre Lobo, Draco Malfoy prisionero y libre, Miedo al infierno, Veritaserum, Traducción de un fanfic del H/D Erised 2020, Dolor/Confort, Abuso Doméstico (¡No entre el Drarry!), Conversión leve por la Iglesia Anglicana, Alcoholismo de un Personaje Original, Sé que las etiquetas dan miedo pero te prometo que no es tan oscuro como se ve, en serio, en realidad es más reflexiva al final, Harry Potter toca el piano increíblemente bien, Draco Maestro de Pociones, Draco feminista, Una cantidad decente de Angustia adolescente, Bromas constantes sobre la película clásica del 2000 Coyote Ugly.
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia "TEENAGE WASTELAND". Quien ha eliminado su cuenta en la plataforma AO3, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo.
Nota de GallaPlacidia en la versión original:
A Whileatwiltshire: Tus sugerencias fueron muy divertidas. Me encantó que me dieras la libertad de abusar del hurt/comfort, al mismo tiempo que me dabas muchos pequeños detalles con los que trabajar: una amistad entre Draco y Pansy, un Draco que hace perfumes y, lo que es más importante, un Draco y Harry que siempre parecen buscarse el uno al otro. ¡Espero que disfrutes leyéndolo tanto como yo escribiéndolo!
¡Muchas gracias a Aideomai, Alexmeg, Feelsforbreakfast y Tepre por betear esto! También muchas gracias a los moderadores por organizar este gran festival. ¡Black Live Matters! ¡Derechos-Trans! ¡Feliz Navidad/Invierno!
Notas de la Traductora:
Nombre de usuario en podbean & newsletter de Gallaplacidia: gallapod.
En mi perfil de AO3 (Usuario: Sora_Tapia) podrán encontrar el enlace para descargar los fanfics de GallaPlacidia en su versión en inglés (descargados de AO3) en varios formatos, así como Podfics que GallaPlacidia hizo.
DISCLAIMER:
El universo mágico de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, sin ánimo de lucro.
Toda la historia publicada no me pertenece solamente hice la traducción y la correspondiente edición.
LA UTILIZACIÓN DE CUALQUIER IMAGEN ES CON EL PERMISO DEL ARTISTA Y SIN FINES DE LUCRO.
«—»
CAPÍTULO 8
«—»
.
«—-—-—-—-—-DM-—-—-—-—-—»
Adelaida apareció junto al codo de Draco, donde él se quedó mirando la figura de Harry que se retiraba.
—¿Acaba de decir que te ama? —ella preguntó.
—¿Escuchaste eso también? Pensé que había oído mal —dijo Draco.
—¿Él nunca lo ha dicho antes?
Draco negó con la cabeza y cerró la puerta.
—Probablemente fue un error —dijo. Adelaida se frotó la nariz adolorida.
—Estás sonriendo —dijo ella. Draco inmediatamente enderezó su rostro.
—Disculpa.
—Estás enamorado de él —dijo.
—Bueno… —dijo Draco.
—No lo niegues. Estuve observándolos a ambos toda la noche. Cada vez que salía de la habitación, se buscaban el uno al otro. Estás locamente enamorado de él.
Draco sostuvo su mano derecha con la izquierda, sintiendo la disparidad de cómo se veía y cómo se sentía. La piel áspera en los nudillos.
—Pero, ¿Qué piensas de él? —preguntó, su voz demasiado tranquila, demasiado esperanzada.
Adelaida le sonrió.
—Tienes mi bendición —dijo, tratando de bromear. Pero para Draco, no podría haber sido más serio. Sintió como si la alegría saliera a borbotones de él.
—Gracias —dijo.
Adelaida le dio un codazo con el hombro, tímida y cariñosa. Draco miró hacia la puerta.
—Vuelvo enseguida —dijo. La risa de Adelaida lo siguió por el pasillo.
El punto de Aparición no estaba muy lejos y Harry caminaba rápido. Hacía mucho frío, el viento cortaba directamente a través del viejo suéter de lana de Draco. Vio a Harry justo cuando estaba a punto de cruzar la calle.
—¡Harry! —llamó. Harry miró a su alrededor, lo vio y estalló en una sonrisa cálida. Se adelantó para encontrarse con Draco, sus manos alzándose y luego tirando hacia atrás.
—Hey —dijo.
Draco sabía que estaba sonriendo como un idiota, pero parecía que no podía parar.
—También te amo —dijo.
—Ah —dijo Harry, riendo, una especie de exclamación de placer— Lo siento, no quise decirlo así la primera vez, simplemente se me escapó.
—Adelaida dice… que está bien si nosotros…
—Ahh —dijo Harry de nuevo, luego puso sus manos sobre el pecho de Draco— ¡Ahh, eso es… eso es tan bueno!
—Te extrañe como un loco —dijo Draco, y luego Harry estaba hablando por encima de él.
—Dios, soñé que estabas en la cama conmigo la otra noche, y me volteé para tocarte y la cama estaba vacía…
—No puedo dejar de pensar en ti, pienso en ti todo el tiempo… —dijo Draco.
—Yo también, me estoy volviendo loco, probablemente te estuve mirando como un completo psicópata toda la tarde…
Las manos de Draco recorrieron los hombros de Harry, se abrieron paso dentro de su abrigo, se metieron en la calidez perfecta de su cuerpo. Harry tiró de él más cerca.
—Quiero besarte —dijo Draco. Harry rio, sonando un poco trastornado. La calle estaba relativamente vacía, pero aun así el beso fue casto y breve— ¿No puedes quedarte a dormir? —preguntó Draco, aunque esa no era una opción.
—Sabes que no puedo —dijo Harry— ¿No puedes simplemente mudarte conmigo?
—Ja —dijo Draco— No me tientes; Dios, eres tan malditamente guapo, solo quiero tocar cada centímetro de ti.
Y lo intentó, sus manos recorrieron el pecho de Harry, hurgando debajo de la bufanda de Harry, tocando su cuello, su mandíbula.
—¿Tienes idea de lo enamorado que estoy de ti? —dijo Harry— ¿Tienes alguna idea?
—No, no —dijo Draco— No, tendrás que decírmelo, sube conmigo a mi habitación y dime…
—Eres terrible, ni siquiera lo dices en serio —dijo Harry. Draco miró hacia su bloque de apartamentos y vio…
Enterró su rostro en el hombro de Harry.
—Ella nos está mirando —dijo. Harry levantó la vista, vio el rostro de Adelaida en la ventana y saludó alegremente. Adelaida le devolvió el saludo.
—Deberías irte —dijo Harry— No podemos apresurar esto, tenemos que pensar en ella.
—Lo sé, lo sé, lo sé —dijo Draco, aferrándose más— Joder, me siento como un adolescente.
—Voy a estar pensando en ti toda la noche, espero que te des cuenta —dijo Harry.
—Ven mañana —dijo Draco— Y luego mañana por la noche…
—No —dijo Harry— No, nos estamos tomando las cosas con calma, ¿Recuerdas? Te veré tres veces por semana, hasta que Adelaida sea un poco más familiar.
Draco hizo un pequeño sonido y lo besó.
—Te amo —dijo. La risa de Harry pareció salirse de él.
—Yo también te amo. Esto es una locura, ¿Te imaginas?, en la escuela…
—No, no tiene sentido alguno —dijo Draco.
—Deberías irte —dijo Harry.
—Debería irme —estuvo de acuerdo Draco, y se acercó para darle otro beso. Harry se separó y besó su sien, su oreja— Me iré.
—Espera —dijo Harry, y se quitó la bufanda. Draco se lo acercó a la nariz.
—Huele a ti —dijo.
—Dame tu suéter —dijo Harry.
—Esto es infantil —dijo Draco, pero se quitó el suéter y se lo entregó a Harry.
—No me importa —dijo Harry— No quiero perder rastro de ti, este es un pobre sustituto.
Draco sonrió.
—¿Es algo de lobos?
—No, idiota, es algo tuyo —dijo Harry. Se besaron de nuevo. Draco se estremeció por el frío y Harry insistió en que tomara su abrigo.
—Esto es estúpido —dijo Draco, hundiendo sus brazos en las mangas calentadas por Harry.
—Te veré pronto —dijo Harry.
—De acuerdo. Te amo —dijo Draco, solo porque quería escuchar a Harry decirlo de nuevo, se sentía tan nuevo, loco e improbable. Harry tomó su rostro entre sus manos.
—Te amo, Draco —dijo, lo besó una vez más y luego se alejó, abrazándose a sí mismo.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
—Eso fue adorable —dijo Adelaida, cuando Draco regresó.
—Eres una pequeña mirona horrible —dijo Draco.
—¿Ese es su abrigo?
Draco sonrió mientras se encogía de hombros.
—Tenía frío. El insistió.
—Adorable —dijo Adelaida— Fiona va a estar tan decepcionada. Creo que quería perder su virginidad contigo.
Draco se estremeció, pero seguía sonriendo. Pensó que este podría ser su rostro ahora: loco de alegría.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Adelaida no fue a la iglesia con él a la mañana siguiente. No había esperado que ella lo hiciera. Había ido todas las semanas desde que Hermione lo trajo por primera vez; había llegado a conocer los himnos y las oraciones, a comprender cuándo se esperaba que se sentara, se pusiera de pie o se arrodillara. La cuarta vez que había ido, había hecho contacto visual con una elegante madre que siempre se sentaba en el penúltimo banco con su marido y su hijo adolescente. Ella le sonrió, le estrechó la mano durante la Paz. A la semana siguiente volvió a pasar. La semana después de eso, Draco se sentó a su lado.
—Cookie —se presentó.
—Draco —dijo Draco.
—Odio verte sentado solo todas las semanas —dijo.
—No me importa —dijo Draco— Solo estoy aquí por la música, de verdad —y comenzó el servicio.
Con el tiempo, se enteró de que su verdadero nombre era Griselda, «"Pero todos la llaman Cookie"», su esposo se llamaba Archie y su malhumorado y apuesto hijo adolescente se llamaba Sebastián. Cookie explicó sobre el pan y el vino, explicó (con una expresión ligeramente perpleja al darse cuenta de la profundidad de la ignorancia de Draco) sobre Jesús, la cruz, la resurrección.
Draco no lo cuestionó demasiado. Después de todo, había visto a Harry resucitar de entre los muertos.
La mañana después de que Harry le dijera a Draco que lo amaba, Draco se sentó junto a Cookie en el penúltimo banco y soñó despierto durante el servicio.
—¿No vendrás a almorzar con nosotros? —preguntó Cookie, mientras sonaba el órgano y el sacerdote avanzaba por el pasillo.
—Tengo que volver con mi hermana —dijo Draco.
—¡Tráela contigo! —dijo Cookie.
Draco miró a Sebastián. Aparentaba unos diecisiete años. Tenía el aire disgustado de un joven que lucha contra la humillación con el desprecio. Draco estaba familiarizado con esa mirada. Hace unas semanas, Sebastián le había dicho, durante la Paz.
—No creo en toda esta mierda, sabes. Solo vengo porque papá nos lleva a almorzar después y me gusta el almuerzo.
Draco le envió un mensaje de texto a Adelaida.
.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
DM: ¿quieres venir a almorzar conmigo y algunas personas de la iglesia?
AL: LOL realmente sabes cómo vender Draco
AL: ¿por qué haría eso?
DM: almuerzo gratis
AL: me gusta el almuerzo
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
.
Tal vez en un intento de escandalizar a los nuevos amigos de la iglesia de Draco, Adelaida se presentó en el restaurante con su atuendo más punk rock. Pelo rosa llameante (¿Era eso un arete en la nariz?), pesadas botas negras, una falda de cuero, ojos de mapache con delineador.
Sebastian la miró con la boca abierta de admiración.
—Adelaida, este es Seb —dijo Draco.
—No me llames así —dijo Sebastián. Extendió la mano. Adelaida lo miró con frialdad antes de extender la mano— Sebastián.
—Adelaida —dijo.
—Ustedes dos no parecen tener parentesco —dijo Sebastián, mirando a Draco. Parecía haber replanteado su opinión sobre Draco, de quien hasta entonces había pensado que era un perdedor empedernido.
—No lo somos —dijo Adelaida, hundiéndose en la silla junto a Sebastián en la mesa y sonriendo a Cookie y Archie cunado Draco la presentó.
—¿Draco dijo que eras su hermana? —dijo Sebastián. Adelaida miró a Draco, quien se encogió de hombros.
—Lo soy —dijo ella— No por sangre.
Draco sonrió en su vaso de agua.
Se las arregló para escuchar lo que dijeron Cookie y Archie durante el almuerzo lo suficiente como para no ser realmente grosero, mientras escuchaba a escondidas a Sebastián y Adelaida. Sebastián, gracias a Dios, estaba tratando muy duro para conseguirla. "Chico listo", pensó Draco. Adelaida empezó la comida en la absoluta y gélida altivez, pero por pudín, se estaba riendo, tratando de hacer reír a Sebastián. Con éxito, varias veces.
—Debemos hacer esto nuevamente la próxima semana —dijo Cookie.
—Me encantaría —dijo Draco. Junto a él, Sebastián estaba ingresando su número en el teléfono de Adelaida.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
—Sebastián parece un poco antipático —dijo Draco, mientras caminaban a casa.
—Tú no lo conoces —dijo Adelaida.
Draco abrazó su abrigo cerca de él. No conocía a Sebastián, por supuesto, pero le gustó lo que vio: un chico que pasaba tiempo con sus padres, que había mirado a Adelaida cuando entró al restaurante como si fuera la criatura más perfecta que jamás había visto, un chico que se enfurruñaba durante un servicio religioso de una hora una vez a la semana porque estaba muy interesado en el almuerzo.
Adelaida pasó la noche en el sofá, enviando mensajes de texto, con una sonrisa secreta en su rostro.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Harry se presentó en el trabajo de Draco todos los días de esa semana.
—¿No eres famoso? —preguntó Cynthia. Harry se puso nervioso y se inquietó:
—Bueno, más o menos, yo… solo porque…
—Terriblemente famoso —dijo Draco.
—Eso es lo que pensé —dijo Cynthia, y luego pasó a otros temas más interesantes, como la superioridad del pan de centeno sobre la masa fermentada.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Harry vino al departamento de Draco el martes. Tasha, Ellie y Fiona estaban en la sala de estar con Adelaida, y cuando Draco asomó la cabeza, Adelaida chilló.
—¡Cristo! —dijo Draco, tapándose los oídos con las manos.
—¡Déjalo entrar! —dijo Fiona.
—¡No! —dijo Adelaida— ¡Vete, Draco, estamos hablando de sexo!
—No temas —dijo Draco, haciendo una salida apresurada. Él y Harry terminaron besándose contra el refrigerador durante casi una hora, hasta que Fiona los interrumpió.
—Oh —dijo ella, de pie, horrorizada, en la puerta— ¿Tienes novio?
—Hola, soy Harry —dijo Harry.
Fiona parecía desconsolada.
—¿Ya tienen hambre? —preguntó Draco— Iba a pedir algo.
—¿Así que es muy serio esto entre los dos? —preguntó Fiona. Harry envolvió un brazo alrededor de la cintura de Draco, despistadamente sensiblero.
—Sí —dijo, besando un lado de la cabeza de Draco— ¿Yo diría que sí?
—Genial, eso es… wow, genial —dijo Fiona, y se fue.
—Chica rara —dijo Harry.
—Ella está bien —dijo Draco, lealmente.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
La segunda vez que Harry vino esa semana, fue cuando Draco estaba enseñando Defensa Contra las Artes Oscuras a Adelaida. Draco sabía que era una mala idea invitarlo, lo ponía nervioso y se le trababa la lengua tener a Harry observándolo, pero Harry le pidió ir con tanta ilusión, diciéndole: «"Lo sé, simplemente te extraño"»,así que Draco cedió.
Adelaida estaba aburrida y poco complaciente.
—¿Tenemos que hacer esto? —ella preguntó— ¿No pueden tú y Harry simplemente irse y acurrucarse asquerosamente en la cocina o algo así?
—Sí, tenemos que hacer esto —dijo Draco— Eres una bruja, por mucho que quieras evitarlo.
—¿Puedo simplemente…? —dijo Harry. Draco y Adelaida se giraron para mirarlo. Estaba tirado en el sofá, hojeando el libro de texto de Defensa de segundo año.
—¿Qué? —preguntó Adelaida.
—Solo… —dijo Harry, mirando a Draco— Disipar Duendecillos de Cornualles. Entiendo que está en el plan de estudios, pero no es tan relevante para su vida, ¿Cierto?
—Estamos atrasados —dijo Draco, instantáneamente a la defensiva, había hecho lo mejor que podía, y sabía que no era lo suficientemente bueno, pero Adelaida era recalcitrante, dudaba que hubiera algo que pudiera haber hecho para…
—¿Te importa si…? —preguntó Harry, dejando el libro de texto y poniéndose de pie. Draco vaciló por un momento, luego se rindió.
—Oh, claro —dijo— Bien. Lo que quieras —se dejó caer en el sofá. Adelaida miró a Harry como si fuera un nuevo enemigo a vencer.
—Me preguntaba —dijo Harry, y miraba a Adelaida ahora solo a Adelaida, con todo su ser concentrado en ella— Si había algún hechizo que alguna vez deseaste saber.
—Draco me hace pociones para el cabello —dijo Adelaida.
Harry se movió lentamente, como si ella fuera salvaje y quisiera domarla.
—Cuando era niño, mi tía y mi tío me encerraron en un armario durante… años, a veces. Días y días.
—¿Qué? —dijo Draco— ¿Qué carajo?
Harry lo ignoró.
—Y solía desear poder abrir esa puerta, o al menos encender una luz. Entonces, para mí, el Alohomora y el Lumos fueron muy emocionantes de aprender —dijo— ¿Hay algo así para ti?
Adelaida parecía escéptica, excepto que sus ojos estaban demasiado abiertos, ella estaba interesada.
—Sí, pero tenías once años cuando aprendiste eso —dijo.
—¿Puedes pensar en algo así, sin embargo? —preguntó Harry— Cuando eras más joven… ¿Alguna vez deseaste poder defenderte, tal vez?
Lentamente, Adelaida asintió.
—¿Ya estudiaste el Protego? —preguntó Harry.
—Es demasiado avanzado —dijo Adelaida.
—No, no lo es —dijo Harry— Puedes hacerlo. Draco, ¿Te importa?
—Adelante —dijo Draco débilmente.
Lo que siguió fue una clase magistral de defensa, enseñanza y confianza. Al final de una hora, Adelaida estaba lanzando un encantamiento escudo tan poderoso que hizo que Draco se sintiera francamente inseguro. Harry se reía y decía:
—¡Eso es todo! ¡Lo tienes! ¡Eso es increíble! —y Adelaida estaba sonrojada y feliz.
—¿Podemos aprender algo más? —preguntó, aunque eran las siete, momento en el que normalmente se desplomaba en el suelo y se negaba a hacer más.
—¡Sí! —dijo Harry, viéndose como el Harry que Draco recordaba de la escuela. Animado, decidido y optimista— ¿Has realizado el Desmaius?
—¿Ese es el que usaste con Sam? —ella preguntó.
—Sí. Viene muy bien —dijo Harry.
—¿Crees que es demasiado avanzado? —preguntó Adelaida, insegura.
—¿Estás bromeando? Aprendiste el Protego más rápido que la mayoría de los nuevos Aurores. Eres muy buena en esto.
Adelaida miró hacia arriba a través de su cabello.
—¿Lo soy?
—Sí —dijo Harry.
Lo cual habría sido conmovedor, si Harry no hubiera seguido de inmediato el anuncio de que Draco sería el conejillo de indias de Adelaida. Harry sacó los cojines del sofá e hizo que Draco se parara frente a ellos y le indicó a Adelaida que aturdiera a Draco, una y otra vez, hasta que le encontrara el truco.
—Deberías enseñarme a mí, en lugar de Draco —le dijo Adelaida a Harry, después de que Draco se negara categóricamente a ser aturdido en otra ocasión.
—¿Sí? —dijo Harry, con una rápida mirada a Draco, y Draco se dio cuenta de que Harry quería hacerlo. Realmente quería hacerlo.
—Deberías —dijo Draco. Harry hizo una pausa para acomodar los cojines del sofá.
—Sí, está bien —dijo— Probablemente podría enseñarte Encantamientos también, pero será mejor que te quedes con Draco para Pociones.
—Oh, a quién le importa Pociones. ¿Puedes enseñarme a volar?
—¿No sabes volar?
Draco se acurrucó en sí mismo, repentinamente miserable.
—No estaba seguro de dónde llevarla —dijo— La gente es… desagradable, en el campo de vuelo pública.
Harry alcanzó su hombro al mismo tiempo que Adelaida. Tanto él como Adelaida retiraron sus manos.
—Lo siento —dijo Harry— Lamento, que tú… —le hizo un gesto a Draco, y Adelaida pareció un poco avergonzada, pero puso un brazo alrededor de los hombros de Draco y lo besó suavemente en la mejilla. Hacía ese tipo de cosas tan raramente. Sólo cuando estaba feliz.
—Podemos volar en el jardín de Grimmauld Place —dijo Harry— En cualquier momento.
—¿Es ahí donde vives? Suena terrible —dijo Adelaida.
—No lo es —dijo Draco, y Harry le dio una mirada desesperada. Más tarde, mucho después de que Harry se fuera, Draco encontró una nota escrita a mano en el bolsillo de sus jeans que decía:
.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
No puedo esperar a vivir contigo.
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
.
Ni siquiera estaba seguro de cómo Harry lo había puesto ahí sin que él se diera cuenta. Lo dobló y lo desdobló, leyéndolo demasiadas veces, hasta que tuvo muy poco y demasiado sentido. Se durmió con él en la mano.
.
«—-—-—-—-—-HP-—-—-—-—-—»
Era una manera frustrante de ser delirantemente feliz. Harry sabía que el amor no se quedaba en este punto para siempre, que algún día ya no se sentiría como una prueba terrible ir a la cama sin Draco, pero por ahora era terrible y perfecto a la vez.
—Me despierto tan inquieto en la noche —le dijo a Draco, en una de sus horas robadas.
Draco comenzó a poner un mechón de su cabello en la poción semanal de Harry, lo que ayudó, pero no impidió que Harry se despertara en la noche, solo, abandonado y asustado.
—¿De qué? —preguntó Draco. Adelaida estaba en la sala de estar con sus amigas. Harry secretamente deseaba que Draco lo llevara a su habitación, pero Draco nunca lo sugirió, así que Harry tampoco lo hizo.
—De… de eso no… —dijo Harry, vacilante.
—Le agradas a Adelaida —dijo Draco.
—Se siente como una eternidad hasta que podamos… dormir juntos.
—Mmm —dijo Draco, besando la línea de la mandíbula de Harry— Lo es. Durmamos.
—No —dijo Harry.
—¿No quieres?
—Basta —dijo Harry— Eso no es justo, sabes cuánto lo quiero.
La puerta se abrió. Se separaron inmediatamente.
—Ugh —dijo Adelaida— Todo lo que ustedes dos hacen es besuquearse.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Era cierto que a Adelaida le agradaba Harry. Desde que él se había hecho cargo de enseñarle, ella había florecido: Nunca había visto algo así. Practicaba durante horas y horas. Nunca parecía cansarse de aprender. Prácticamente vibraba de placer ante el más mínimo elogio y eso la espoleaba para seguir y seguir.
—A este ritmo, podrías aplicar a una de las universidades de Oxbridge —le dijo.
—¿Estudiar Literatura…?
—No… Defensa —dijo Harry.
Adelaida frunció el ceño.
—Pero —dijo ella— Pensé que los magos simplemente… se casaban con su primera novia, tenían hijos y trabajaban para el Ministerio.
—Eh —dijo Harry, pensando en, más o menos, todos los que conocía— Sí, está bien, eso hacen muchos. Pero poder ir a la universidad a estudiar magia. Y los programas de Oxbridge son buenos porque están más asimilados al mundo muggle.
Adelaida se quedó pensativa y cambió de tema.
Draco ya no se quedaba para las lecciones. Al principio se había sentado en un rincón, garabateando fórmulas en un cuaderno y colaborando distraídamente cuando Harry mencionaba algo sobre Pociones. "Ella puede sentirse un poco nerviosa con hombres extraños",explicó. Pero después de algunas semanas, era evidente que la presencia de Draco era superflua. Adelaida estaba un poco ansiosa con Harry, pero solo porque quería impresionarlo mucho.
Ella insistió en que Harry los acompañara al refugio cuando escogieron a Shark. No es que nadie escuchara a Harry, por supuesto. Inmediatamente fue por el perro más bonito del refugio, una cosa blanca y elegante con una nariz larga, orejas suaves y elegantes.
—De ninguna manera —dijo Adelaida, cuando Harry se lo mostró— Ese es un perro engreído.
—¡Es un perro! No son engreídos —dijo Harry.
—No, estoy de acuerdo —dijo Draco, con la mano en la barbilla— Ese perro es engreído.
—Ella piensa que es mejor que nosotros —dijo Adelaida.
Draco y Adelaida vieron a Shark al mismo tiempo, como si lo reconocieran.
—¡Shark! —dijo Adelaida.
—¡Oh, Shark! —gritó Draco, y los dos se arrodillaron frente a la bestia más sarnosa y horrible que Harry jamás había visto.
—¡Él es perfecto! —dijo Adelaida.
—Lo amo —dijo Draco, con una sinceridad inapelable.
—Tiene los dientes arruinados —dijo Harry— ¿Crees que incluso puede masticar?
La mordida de tiburón era… dramática.
—¿Qué te pasa? —dijo Adelaida— Es un perrito encantador.
—Ven aquí, Shark. Te llevaremos a casa —dijo Draco.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Cuando Harry se dio cuenta de que amaba a Adelaida, ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto, aunque eso empeoró sus temores de que todo terminaría, de alguna manera, que alguien, tal vez él, haría algo para arruinarlo antes de que comenzara correctamente. Amar a Adelaida significaba que amaba a la familia de Draco, lo cual era difícil, porque Harry solo lograba a amar a las familias de otras personas desde afuera. Nunca lograba ser parte de ellas.
Harry estaba un poco atrasado para llegar con Draco una tarde (Ron y Hermione habían tenido una pelea, y Harry había pasado dos horas tratando, muy sutilmente, de convencer a Ron de que había sido un imbécil, solo para que Ron se diera cuenta de repente y se fuera corriendo a casa).
Cuando llegó a casa de Draco, Harry estaba cansado y un poco malhumorado. Nadie vino a la puerta cunado tocó, pero podía escuchar voces adentro, así que entró con un Alohomora (realmente necesitaba aumentar la seguridad en el departamento de Draco) y fue a la cocina.
Shark se encogía debajo de la mesa. (Él era muy cauteloso con Harry. Era una de las pocas cosas que le recordaba a Harry que algo andaba mal con él). Draco estaba pálido y tenía los ojos duros. Adelaida estaba a unos metros de distancia, sus finas facciones se contraían en una expresión de burla. Ninguno de ellos notó a Harry, en la entrada.
—… como si te importara, de verdad —dijo Adelaida, arrastrando las palabras ligeramente.
—No tiene sentido hablar de esto ahora —dijo Draco.
—Voy a salir —dijo Adelaida. Draco se rio.
—No vas a ir a ninguna parte.
—Ojalá estuvieras muerto —dijo Adelaida, las palabras resbaladizas con veneno— ¡Ojalá Tertius te hubiera matado!
Draco dio un pequeño paso hacia atrás, parpadeando.
—¿Supongo que no vamos a tener clases hoy? —preguntó Harry, a la ligera.
—Harry —dijo Draco, y casi cayó en sus brazos. Por un pequeño momento, por sólo unos segundos, Harry lo abrazó y Draco se aferró a su cuello. Luego se alejó.
—La clínica dijo que las recaídas eran bastante comunes —dijo.
—Esa clínica es una mierda —dijo Adelaida— ¡Estoy bien, si tuviera veinticinco años nadie lo pensaría dos veces!
Draco levanto los ojos al techo y movió los labios en silencio. Una oración, sospechaba Harry. Entonces Draco se acerco a Adelaida y le tocó la cabeza.
—Siempre me preocupará cuando te embriagues sola en tu habitación —dijo— Vamos, Harry está aquí. Veamos… veamos una película.
—Tú no me quieres —dijo, con lágrimas en los ojos— Ninguno de los dos, solo se quieren el uno al otro.
—Cariño —dijo Draco, tirando de ella en un abrazo— Eso es una locura. Eso está completamente mal.
Adelaida ocultó la cara en su hombre y sollozó. Draco miró a Harry por encima de su cabeza y articuló:
—"Lo siento".
—"¿Debería irme?" —respondió Harry gesticulando con la boca. Draco negó con la cabeza. Después de un minuto, Harry se acercó a ellos.
—Dudo que me gustara Draco si no estuvieras cerca —dijo Harry— ¿De qué tendríamos que hablar?
Adelaida se rio, aún sin levantar la cabeza.
—Nada —dijo Draco— ¿Tienes idea de lo aburrido que es Potter?
—¿Quieres que me vaya? —Harry le preguntó.
—No —dijo Adelaida. Su voz estaba apagada— Quédate.
Si hubieran sido los Weasley, reflexionó Harry, no habrían querido que él fuera testigo de su disfunción. Lo amaban, querían que perteneciera, pero se avergonzaban cuando él estaba allí en sus peores momentos.
—Me sentiría tan solo sin ti —estaba diciendo Draco, en voz baja, frotando con las manos la espalda de Adelaida— Te extrañaría mucho. Somos familia; somos todo lo que tenemos.
Adelaida hizo un pequeño ruido y asintió.
—¿Tuviste un mal día en la escuela? —preguntó Draco. Adelaida tragó saliva.
—Fiona dijo que podía vivir con ella cuando te mudaras con Harry —dijo.
—Oh —dijo Draco— Que dulce idiota es esa chica. No me mudaré a ningún lado sin ti, Adelaida —levantó su cabeza para poder mirarla a los ojos— Adelaida. Probablemente terminaré siguiéndote a la universidad. Me rogarás que me vaya. Estaré al acecho en tu dormitorio, recordándote cómo lavar la ropa.
Adelaida tragó saliva y luego miró a Harry.
—Es verdad —dijo Harry, luchando un poco por hablar— No hay planes, no para los próximos años.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Adelaida eligió la película, una historia verdaderamente bizarra de mujeres sensuales y tristes que trabajaban en un bar de Nueva York. Draco pareció resignado cuando ella lo anunció y dijo:
—Bueno, Harry, espero que te guste la trama pobremente construida y los escasos diálogos.
Adelaida se sentó entre ellos, oliendo levemente a ron, Shark babeando con adoración en su regazo. Draco apoyó la mejilla en el reposabrazos y rápidamente se durmió.
—Bien, entonces, ¿Por qué no puede simplemente cantar en el escenario? —preguntó Harry.
—Ella tiene miedo escénico —dijo Adelaida.
—Entendido, bien —dijo Harry, y luego, diez minutos después— Esta es una mala película.
Adelaida no lo miró.
—Amo a Draco —dijo.
—Lo sé —dijo Harry, con cuidado.
—Es una buena persona.
—Lo sé —dijo Harry, de nuevo.
Adelaida lo miró.
—¿Era cierto lo de tu tía y tío?
Harry asintió.
—Así que en realidad no tenías mucha familia —dijo.
—No —dijo Harry. Se miraron el uno al otro— Siempre la quise.
Sus labios se dibujaron en una pequeña sonrisa.
—Sí, yo también —dijo.
—Pero la tienes, ahora —dijo Harry.
Se inclinó y apartó un mechón de cabello de la cara de Draco. Se movió adormilado y murmuró.
—Sí —dijo ella— Supongo que sí.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Harry no volvió a ver a ninguno de ellos hasta ese fin de semana, cuando Draco apareció sin previo aviso con Adelaida en Grimmauld Place.
—¿Tienes una escoba que le puedas prestar? —preguntó, mientras Harry se afanaba en la cocina, llevándoles vasos de limonada.
—Ella puede usar mi Saeta de Fuego —dijo Harry— Aunque solo tengo una escoba.
—Es doloroso pensar que no tienes idea de lo malcriada que estás —le dijo Draco a Adelaida— Creo que nunca he tocado una Saeta de Fuego.
Adelaida bostezó. Draco se giró hacia Harry, indignado.
—¿Lo ves? —él dijo— ¿Ves su insensible desprecio por el Quidditch?
—Dios, es tan aburrido —dijo Adelaida— Volar es genial sin convertirlo en un maldito deporte de equipo.
Harry los guio hacia el jardín antes de que pudieran discutir más.
Había predicho que Adelaida sería una voladora decente, porque estaba en buena forma y era imprudente. Ella pateó desde el suelo sin miedo, y aunque se tambaleaba un poco en las curvas, tenía las características de una voladora bastante decente, dado que aprendía tarde. Harry le gritó instrucciones mientras volaba. Draco se sentó en la banca del jardín, siguiendo cada movimiento de Adelaida con una expresión bastante nerviosa en la boca, con la varita en la mano.
Cuando se cansó y aterrizó, Draco se acercó a mirar la Saeta de Fuego.
—¿Puedo? —le preguntó a Harry, tocando la madera con reverencia— Han pasado muchos años…
—Adelante —dijo Harry, y Draco despegó hacia el cielo, volando con un descuido vertiginoso que le recordó a Harry lo joven que Draco todavía era. Era fácil olvidar eso.
Harry y Adelaida se sentaron en el banco, bebieron la limonada tibia y observaron a Draco dar vueltas. Era un día fresco, pero seco, y el aire olía a limpio.
—Gracias por mantener la calma —dijo— Sobre el otro día.
—No hay problema —dijo Harry. Luego se movió para enfrentarla— ¿Ya te disculpaste con él?
—¿Disculparme? —preguntó Adelaida, su rostro cerrándose— ¿Por qué?
—Por lo que dijiste. Sobre desear que Tertius lo hubiera matado.
—Oh, eso —dijo Adelaida, desdeñosamente— A Draco no le importa. Le digo ese tipo de mierda todo el tiempo.
Harry sabía que se estaba pasando de la raya, pero no podía dejarlo pasar.
—A él si le importa —dijo— Hiere sus sentimientos.
Adelaida frunció el ceño.
—¿Él, como… dijo algo?
—No, pero yo estaba allí, lo vi.
—A él no le importa —dijo Adelaida, de nuevo— En serio, simplemente no entiendes nuestra relación.
Draco hizo una pirueta y dio un fuerte grito como un ave de rapiña.
—Tal vez —dijo Harry— Probablemente lo conoces mejor que yo. ¿Draco te parece alguien que no le duele cuando las personas que ama son crueles con él?
El ceño de Adelaida se profundizo.
—No es asunto tuyo —dijo.
—Está bien —dijo Harry— Quizás tengas razón. Creo que significaría mucho para él si te disculparas.
—¡Draco! —gritó Adelaida— ¡Deja de acaparar la escoba, es mi turno otra vez!
No le habló a Harry por el resto de la tarde, estaba hosca y distante con él. Eso asustó a Harry, ¿Y si ella cambiaba de opinión sobre él y le decía a Draco que no quería que Harry viniera más? Pero, de todos modos, sintió que había hecho lo correcto. Draco necesitaba a alguien de su lado.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
Cuando Harry le llevó el almuerzo a Draco al trabajo ese lunes, Draco estaba inconteniblemente alegre. Cynthia notó un buen olor y se fue a investigar.
—Algo muy lindo sucedió —dijo Draco, una vez que ella se fue— Adelaida se disculpó conmigo.
—¿Genial? —preguntó Harry, ajustando la lechuga en su sándwich con cuidado concentrado— ¿No lo hace, por lo general?
—No, ella lo hace, más o menos, aunque por lo general es un poco abstracto e indirecto. Esta vez… —se quedó en silencio, con la cabeza hacia un lado.
—¿Esta vez?
—Ella se disculpó por herir mis sentimientos, si puedes creerlo —dijo Draco.
—Eh —dijo Harry.
—Le dije, no te preocupes por eso. Y ella dijo: ¿He herido tus sentimientos de esa manera antes? —Draco le lanzó a Harry una mirada astuta— Le dije, normalmente solo cuando esta ebria. Eso la silencio.
Harry se rio.
—Astuto —dijo.
—Cierto, sin embargo —dijo Draco, frunciendo el ceño— Dice cosas tan horribles cuando ha estado bebiendo. No puedo olvidarlas, después. Cuando no puedo dormir por la noche, yo…
Harry acarició su cabeza contra el hombre de Draco.
—Me alegro de que se haya disculpado —dijo— Eso fue considerado de su parte.
—Lo se —dijo Draco— Realmente. No lo esperaba, no lo necesitaba. Pero fue encantador.
Adelaida fue perfectamente amistosa esa tarde, cuando Harry vino a enseñarle maleficios punzantes, como si nada hubiera cambiado entre ellos, y Harry se atrevió a tener esperanza nuevamente.
.
«—-—-—-—-—-DM-—-—-—-—-—»
—Estaba pensando en teñirme el cabello —dijo Adelaida.
—Mmm —dijo Draco, con la cabeza inclinada sobre una prueba en la mesa de la cocina. Adelaida estaba haciendo moussaka.
—Rubia, estaba pensando —dijo.
—Está bien —dijo Draco, distraídamente— Preparare algo. ¿Qué tono?
Adelaida colocó una cacerola de salsa bechamel a un lado.
—El tuyo —dijo ella.
Draco miró hacia arriba. Las raíces de Adelaida se mostraban, de color marrón claro. Tenía un poco de salsa en la nariz.
—¿Mío? ¿Quieres teñirte el cabello de mi color?
—La gente nunca piensa que estamos emparentados —dijo, y luego se dio la vuelta rápidamente.
Los ojos de Draco se posaron sin ver en su cuaderno.
—Inventare algo —dijo.
Trabajó durante horas en esa poción para el cabello, horas y horas. Amplió su investigación, investigó los productos químicos muggles, los acondicionadores de queratina, los tratamientos con silicona y los aceites humectantes para contrarrestar los agentes decapantes de la poción. Cuando Adelaida se tiño en el baño (Draco sosteniendo el cabezal de la ducha, como siempre lo hacía, y secándola con su varita cuando terminó), su arduo trabajo fue inmediatamente evidente. El cabello de Adelaida era suave, sano, de un rubio platinado. Parecía natural. Como si hubiera salido directamente de su cabeza así, Rubio-Malfoy.
—¿Está bien? —ella preguntó— Se ve raro. ¿Es terrible?
—No —dijo Draco— No, se ve bien.
Adelaida se acercó al espejo y se quedó inmóvil. Draco se paró junto a ella. Sus imágenes en el espejo les devolvieron la mirada, ambos rubios, altos y esbeltos. Ninguno de los dos habló por un momento.
—Parecemos… —dijo ella.
—Lo sé.
Otra pausa. Adelaida se tocó un mechón de cabello, con reverencia.
—Somos ardientes —dijo.
—Un rasgo familiar —dijo Draco. Ella inclinó la cabeza para que descansara sobre su hombro, y se quedaron así un poco más, mirándose a sí mismos.
«—D&H—»
.
«—H&D—»
—Pareces más feliz —dijo Kevin.
—Probablemente no dure —dijo Draco, apresuradamente.
—¿Por qué dices eso?
—Porque… bueno… no sé, probablemente solo… no lo hará —dijo Draco.
—Algunos científicos creen que la única forma segura de aumentar el bienestar mental es invertir tiempo en las relaciones personales —dijo Kevin.
Draco siempre se animaba cuando Kevin mencionaba a los científicos. Draco no tenía idea de lo que hacían, pero parecía muy impresionante.
—¿Y?
—Parece que últimamente has estado invirtiendo más tiempo en tus relaciones personales —dijo Kevin.
—Ha sido agradable tener a Pansy de vuelta —admitió Draco. Él y Pansy se reunían una vez a la semana para tomar algo cuando Adelaida estaba en la casa de Tasha (Ahora Draco siempre llamaba a la madre de Tasha para verificar esta afirmación).
Kevin esperó.
—Y Shark marcó la diferencia —agregó Draco— Es una cosita alegre.
Kevin esperó.
—Y Adelaida no ha tenido otra recaída, así que eso es un peso menos de mis hombros —dijo Draco, concluyente— Supongo que, entre todo eso, mi perspectiva ha…
—¿Qué pasa con Harry?
Draco no puedo evitar la sonrisa de impotencia. Nunca podía, cada vez que alguien mencionaba a Harry. En realidad, iba más allá: Ellie había mencionado al Príncipe Harry el otro día, y Draco había sonreído como un idiota, porque ese era el nombre de Harry.
—Si, eso va bien —dijo.
—¿Dirías que ahora te sientes más seguro con respecto a sus sentimientos?
Draco se encorvó en el sofá.
—¿Ese cartel es nuevo? —preguntó. Kevin se giró para mirar hacia donde Draco señalaba: un cartel negro con palabras en Helvética, El amor son dos personas imperfectas que se niegan a darse por vencidas.
—No —dijo Kevin— De hecho, es una de nuestras primeras sesiones juntos, me dijiste que ese cartel era irresponsablemente estúpido.
Draco hizo una mueca.
—Lo siento. Bueno, para ser justos, es un mensaje bastante tóxico, en realidad. Además, ¿Es imperfecta una palabra? No creo que lo sea ¿No debería ser imperfecto?
—Ya dijiste eso la última vez —dijo Kevin.
—¿Lo hice? —Draco hizo una pausa.
—¿Por qué lo mencionas?
—Oh —dijo Draco— Porque… no lo sé. Me llamó la atención. Parecía menos abominable que el resto de tu decoración. Solo brevemente. ¿Es esa la única fuente que tenían?
—¿Crees que Harry se dará por vencido contigo? —preguntó Kevin, irritantemente perspicaz, como siempre. Draco sacó ocho pañuelos de la caja y los dobló cuidadosamente, guardándolos para más tarde. Kevin siempre compraba los pañuelos elegantes y Draco siempre los robaba.
—No —respondió, finalmente— Creo que me ama.
.
.
.
...CONTINUARÁ…
Gracias a quienes leen esta traducción, dejan reviews y a los lectores fantasmas si es que hay.
