LOS GRANDES ÉXITOS DE µ's (MUSE)

Capítulo 7: ¿Dónde está Kayo-chin? (2° parte)


Para entender el siguiente capítulo del fanfic es menester recordar un caso reciente que ambientó y ocurrió en el tiempo alterno en la ciudad de Tokio y que tristemente tiene como protagonista a la joven de 23 años, Hanayo Koizumi.

Tsubasa trabajaba en un carro de aplicación y es allí donde (re)conoce a Erena Todo, quien omitiendo su reclusión nocturna por robo acude al lugar en ánimo de conseguir trabajo. Entretanto Tsubasa desde algún tiempo viene urdiendo su mente un plan para robar la cuantiosa recaudación de una agencia de apuestas y concursos que atiende su amiga y rival del alma, Hanayo, en el centro de Akihabara; luego de vigilarla se acerca a ella para afinar sus últimas dudas.

Tsubasa supo que su colega Erena tenía deudas con la justicia y prometió guardar ese secreto, pero a cambio de aquel silencio la invitó a ser cómplice en el robo que tenía planeado en la agencia de juegos de azar.

Todo se planificó para un viernes, el día de mayor recaudación; con una supuesta invitación de Tsubasa a su amiga.

La idea de Tsubasa era subir como pasajero común y corriente a Erena en la esquina siguiente, quien tendría la misión de sentarse detrás de ella en el automóvil.

*Flashback del episodio anterior*

Tsubasa: Buenas noches.

Erena: Buenas noches.

Tsubasa: ¿A dónde va?

Erena: A la "kamikaze".

Hanayo: *Momento de estrangulamiento* ¡Ayuda!

*Fin del flashback*

Esta idol y su cómplice fieles a su propósito de convertirse en millonarias luego de quitarle la vida a la joven e inocente Hanayo sólo obtuvieron dos anillos de oro y 22 mil yenes como recompensa.

Tsubasa Kira y Erena Todo fueron condenadas a 20 años de prisión y si bien el capítulo termina así, esta historia continúa y les aseguro -que- su final es más espeluznante aún. Este relato va a hacer dudar al más incrédulo; simplemente porque comienza lo que ustedes estaban esperando: "El día menos pensado".


El primer escollo en este caso fue el total desconocimiento sobre el paradero de Hanayo; los asesinos escondieron su cuerpo.

Inspector: Buenos días, ¿cómo está? No me avisó que venía.

Sra. Koizumi: ¿Está muy ocupado?, es que andaba haciendo unas compras por aquí cerca y se me ocurrió pasar.

Inspector: No se preocupe, acompáñeme a mi oficina.

Sra. Koizumi: Gracias.

Inspector: Pase, por favor. Tome asiento, por favor.

Sra. Koizumi: Gracias.

Inspector: Eh, ¿quiere un café?

Sra. Koizumi: Ah no, hace mucho tiempo que no tomo café, me da acidez.

Inspector: Quizá un té.

Sra. Koizumi: Eso sí, gracias.

Inspector: Secretaria, me traes un té y un café expreso, por favor. Gracias. Me imagino que viene por si hay novedades en el caso de su hija.

Sra. Koizumi: Son dos semanas que lleva perdida.

Inspector: Estamos conscientes de que estamos en un punto de aparente estancamiento, pero no es así. Para su información estamos trabajando con la gente de otras jefaturas y durante la próxima semana van a mandar a un colega experto en búsqueda de personas para que nos ayude.

Sra. Koizumi: ¿Hay alguna pista? Los diarios dicen que...

Inspector: Los diarios tienen el derecho de decir lo que estiman conveniente, pero no significa necesariamente que tenga nueva información o fidedigna información. Seríamos los primeros en saberlo, ellos en otros habitualmente de las fuentes que tenemos nosotros.

Sra. Koizumi: Disculpe mi ignorancia, Inspector, pero una que tiene tanto tiempo para pensar llegué a la conclusión que mientras más tiempo pase, más difícil va a ser encontrarla, digo...

Inspector: Señora Koizumi, entiendo perfectamente lo que dice. Las estadísticas indican que las primeras horas son cruciales para esta búsqueda y a medida que pasan los días no significa que no la vayamos a encontrar, pero lo más improbable es encontrarla sana y salva.

Sra. Koizumi: Entiendo.

Inspector: Desde el día uno usted me pidió que fuera completamente claro y que no tuviera miedo hablarle con la verdad, yo sé que es fuerte lo que estoy diciendo, pero no quiero generarle falsas expectativas independiente a que yo albergue la esperanza de estar equivocado.

Sra. Koizumi: ¿Y la posibilidad de un secuestro no la ha tomado en cuenta?

Inspector: Como le dije en un principio todo es posible, pero a estas alturas ya habríamos recibido una llamada pidiendo un rescate o pidiendo algo a cambio. ¿O usted recibió alguna llamada en relación a esto?

Sra. Koizumi: No, pero soy capaz de soportarlo todo. Lo único que deseo es encontrarla.

La señora Koizumi dejó traslucir a la policía que por el tiempo que ha trascurrido sin tener noticias sobre el paradero de Hanayo intuía que algo no muy bueno podría haberle sucedido, aun así cada noche soñaba con ella.

La madre sintió ruidos al interior de su casa, sin pensarlo se dirigió con cautela a la alcoba de su hija que se encuentra tal cual ella la dejó. Esta mujer mantiene una vela la que apaga antes de acostarse, pero ahora se encontraba encendida; desde luego esto representa un peligro, pero más allá de aquello ante sus ojos sucede un hecho inesperado.

Las ventanas se encontraban cerradas de modo que no existía razón para que se apagara la vela, lejos de asustarse esta madre interpretó ese fenómeno como una mágica conexión con su hija.

CÁRCEL DE TOKIO

Erena Todo, la cómplice de Tsubasa tras la muerte de Hanayo se encontraba cumpliendo una condena de reclusión nocturna por robo, sumado a eso la autora intelectual, Tsubasa Kira era líder de un grupo de la búsqueda de su amiga. Pero lo que nadie sabía era que Erena, lo que menos hacía mientras dormía en esta celda era descansar; muy por el contrario, una serie de intensas pesadillas la acosaban como un castigo silencioso durante la noche.

Erena: ¡Guardia, guardia!

Esta mujer comenzó a sentir miedo, la presencia de Hanayo no existía solo en su imaginación, sino que ahora su imagen real afloraba atizando el peso de su conciencia.

Tsubasa: *En voz baja* Hay que estar tranquila, si esos tipos buscan en cualquier parte.

Erena: ¿Y por qué tan perdidos?

Tsubasa: Son datos que le llegan a los polis, yo voy a todas y estoy tan segura que soy la ingenua más salvada registrando los lugares.

Erena: Pero, ¿y hasta cuándo van a buscar? Yo igual ando encubriendo.

Tsubasa: ¡Tranquila! Si estos tipos saben que esta cuestión no hizo por una persona sola.

Erena: ¿Qué quiere decir con eso?

Tsubasa: Mira, yo no soy como cabecilla de esta búsqueda, eso me permite despistarlos sin que ésos se den cuenta. Si ellos piensan que esto lo hicieron más de dos personas y yo ando solo para todos lados. No puedo ser sospechosa, y qué tú con tu reclusión nocturna y que siempre te dan sola, eso nos benefician.

Erena: Entonces hay que dejar de vernos.

Tsubasa: Sí, justamente para eso quería que habláramos. Escúchame, esta es la última vez que nos juntamos hasta que esto termine, ¿ya? Yo voy a ser la primera en darme cuenta si los tipos andan buscando en un lugar cerca, si es así te voy a estar avisando para que esté alertando.

Erena: ¿Tú crees que vamos a zafar ésta?

Tsubasa: Llevan tres semanas buscando y estos tipos se están pegando cabezazos, buscan por buscar. De hecho, me preguntan a mí si escuchaban hablar del tema.

Erena: Bueno, pero la prensa le siguen rajando con la noticia, tiene que dar algún momento que llame la atención, ¿no crees tú?

Tsubasa: Saben de las noticias y todo el mundo se olvida, dale un mes, un mes y medio van a tirar la toalla y no los van a pillar. Tranquila.

ESA NOCHE...

Espíritu de Hanayo: ¿Por qué yo? ¿Por qué fueron tan crueles? Tu conciencia te condenará si no hace lo correcto.

Bajo esas circunstancias Erena estaba al borde de un estrés agudo, requería hablar con alguien, necesitaba limpiar su alma a como diera lugar. Ella se sociabilizaba con otros reos que también cumplían una condena similar y antes que sus celdas se cerraran dialogaba con sus eventuales vecinos.

Mientras esta mujer lidiaba en la cárcel con su conciencia, en el templo de Akihabara la madre de Hanayo buscaba la llave espiritual que la conectara con su hija extraviada. Son momentos difíciles donde cada día que pasa es como de eternizar el dolor, ese dolor incontenible que se mantiene como una aguja en el corazón, su fe y una pequeña cuota de esperanza que tendía desaparecer eran en un motor para mantenerla viva.

Erena no dormía durante la noche y muy poco en el día, claramente Hanayo se había transformado en su cancerbera y también, en la peor de sus verdugas. Buscaba maneras de despercudirse de esta situación que más allá de atormentarla la estaba hiriendo de muerte.

EN UN RESTAURANTE...

Mesera: Y usted, ¿qué se va a servir?

Erena: Lo mismo que ella. Gracias.

Compañera de celda: ¿Siempre vienes a este lugar?

Erena: A veces.

Compañera de celda: Bueno. Oye, ¿todavía se te aparece tu amiga o no?

Erena: Yo sé que tú no me crees, pero es verdad lo que te estoy contando. No sé qué hacer.

Compañera de celda: Ya, pero esta chica que se te aparece, ¿está viva?

Erena: La mataron.

Compañera de celda: ¿Y por qué crees que te está penando?

Erena: Porque yo vi cuando la mataron.

Compañera de celda: Hey, dame un periódico. Quédate con el cambio. *Hojea el diario* Yo sé que ya no apareció con vida.

Erena: Mire, yo compré donde la agencia de juegos donde ella trabajaba, de ella te estoy hablando.

Compañera de celda: ¿De quién?

Erena: Ella es la que me aparece.

Compañera de celda: ¿Me estás bromeando?

Erena: Una colega quería robarle y me llegó para que la ayudara.

Compañera de celda: ¿Y quién la mató?

Erena: Es delicado el tema.

Compañera de celda: Pero mujer, es la noticia del momento.

Erena: Ahora espero que me crea y entiendo lo que estoy viviendo cuando ella se me aparece.

Compañera de celda: ¿Y por qué me cuentas todo esto a mí?

Erena: Tenía la necesidad de sobarme con alguien y confío en ti. Yo no hice nada por si acaso.

Compañera de celda: Pero ya que está en esa no me deje la curiosidad.

Erena: ¿Qué quiere saber?

Compañera de celda: Si vos viste cómo la mataban seguro que sabes dónde la dejaron, ¿o no?

Erena: Sí, sí lo sé.

Compañera de celda: ¿Dónde?

Erena: La dejaron en el monte Tanzawa.

Lo primero que hizo Erena esa noche cuando llegó a su reclusión nocturna fue ir a visitar a su vecina, ya más tranquila comprendió que la había confiado más de la cuenta y necesitaba asegurarse que sabría guardar reserva, pero al darse cuenta que no se encontraba y lo que es más, que no existía ropa de cama ni nada que fuera de su pertenencia cayó en cuenta que en algo le podría haber fallado.

AL DÍA SIGUIENTE...

Sra. Koizumi: Es usted, buenos días.

Inspector: Buenos días, quería hablar con usted.

Sra. Koizumi: Pase, adelante, me trae buenas noticias.

Inspector: Bueno, eso de si son buenas noticias si está por verse, pero la persona que me compartió la información merece cierta confianza.

Sra. Koizumi: ¿Un café?

Inspector: Preferiría agüita, gracias.

Sra. Koizumi: ¿Qué supo, Inspector?

Inspector: No puedo develarle la fuente, pero según lo que nos dijeron es posible que su hija se encuentre en el monte Tanzawa.

Sra. Koizumi: ¿En el monte Tanzawa? Qué extraño, mi hija no frecuentaba a ese lugar.

Inspector: Pero es posible que la hayan llevado ahí por la fuerza.

Sra. Koizumi: ¿No será otro ladero de luces, Inspector?

Inspector: Como le dije desde un principio no podemos descartar ninguna pista, cualquier indicio puede ser importante, pero no perdemos nada.

Sra. Koizumi: Tienes razón, se van a cumplir dos meses desde que Hanayo desapareció.

Inspector: Mire, no solamente venía a compartir esta información con usted, le quería pedir también si nos puede acompañar.

El inspector, junto a dos detectives y la compañía de la señora Koizumi se internaron en el páramo en dirección al llamado monte Tanzawa, esta es la posibilidad cierta de encontrar a lo menos una hebra que los guíe a ver la luz en este callejón oscuro en que se encuentran las diligencias.

Inspector: Hay que revisar el lugar con tranquilidad, tú te vas al lado derecho del monte y tú al lado izquierdo. Si encuentran cualquier cosa, cualquier evidencia paramos la búsqueda y vamos a ese eventual lugar para ver cómo seguir con las acciones, ¿de acuerdo? Vamos. Señora, yo sé que está ansiosa, pero yo tengo fe en la energía y siento que por eso le pedí que me acompañara.

Sra. Koizumi: Se lo agradezco mucho, Inspector.

Inspector: Siéntase en la libertad de moverse por donde quiera, pero no se aleje mucho. Si está cansada el auto está abierto.

Sra. Koizumi: Gracias.

Inspector: Y si encuentra algo, lo mismo que le dije a mi gente, no toque nada y nos llama.

Sra. Koizumi: Sí, Inspector.

Nacen hálitos de esperanza en esta madre y también la convicción de parte de la policía que la información recibida tiene algo de fundamento. Este lugar no había sido localizado con anterioridad, pero aflora como un lugar factible de ocultamiento, desde luego la caprichosa naturaleza del monte en aquella zona donde un débil hilo de agua que avanza con lentitud con el nombre de un río es la única fuente vía orgánica que alienta la búsqueda.

Detective: ¡Inspector!

Inspector: Anda a buscar la señora Koizumi.

El oficial de policía rastrea una prenda quemada de Hanayo ubicada en los pies del monte y su colega trae a aquella madre en el sitio del suceso.

Inspector: ¿Le parece familiar a esta prenda?

Sra. Koizumi: Es el chaleco que siempre se ponía cuando volvía a casa después del trabajo.

Inspector: Trae ahorita bolsas plásticas.

La evidencia que esta madre reconoció dio claros indicios que se podrían conseguir más pistas en el entorno, la señora Koizumi volvió hacia el vehículo con la emoción contenida y advertía que el panorama en el mejor de los escenarios distaban mucho del que ella que interiormente hubiese deseado.

La señora Koizumi estaba inquieta, no soportó más tiempo al interior del vehículo policial, deseaba unirse en la búsqueda y fue en ese intento donde comenzó a sentir la presencia de su hija; los focos del auto comenzaron a encenderse sin motivo alguno.

Sra. Koizumi: Allá, ¡allá hay que buscar!

A esta madre no le cabían dudas que su hija la estaba guiando, interpretó sin decirle a nadie que cada vez que alguno de los policías se paseaban por la ladera del río donde en ciertos tramos excede los cinco metros de altura, Hanayo pedía ayuda.

Inspector: ¡Acá, vengan!

Una vez encontrado el cuerpo calcinado y cubierto por una manta se dio por concluido el rastreo; la madre de Hanayo empieza a llorar luego del hallazgo.

Inspector: Señora Koizumi, quiero agradecerle por habernos acompañado. Quiero decirle que admiro su entereza como mujer y como madre.

Sra. Koizumi: *Sollozando* Gracias.

Después de más de dos meses de tortuosa espera, el monte le había devuelto a esta madre a su hija. Con esa evidencia, el caso se dio por cerrado y las dos involucradas que no trepidaron en confesar su responsabilidad en los hechos fueron detenidas y encontradas culpables. Durante el proceso fueron destinadas a diferentes centro penitenciarios; Erena fue conminada a cumplir su condena en la ciudad de Tokio. Por cierto nunca le contó a su compañera sobre la experiencia de vida mientras la policía buscaba a Hanayo la que de alguna manera la obligó increíblemente a autodelatarse. Sin duda el peso de la condena que recayó sobre ellas fue lapidaria, esta mujer sintió que no pudo eludir la mano de la justicia, pero sí la liberación de su conciencia. Desde los primeros días asumió sus culpas y aceptó con atisbos de paz los años que le esperaban de encierro.

En cambio, la menuda cárcel de Osaka, Tsubasa Kira sabía que su vida sería un verdadero calvario, jamás pensó que era capaz de hacer lo que hizo, tampoco imaginó que el cuerpo de su amiga sería encontrado y ahora que comienza su encierro piensa que de aquí nunca más saldrá. Son los instantes donde permanece viva la imagen de sus seres queridos, es por ello que la mente que su reclusión haya sido tan distante de Tokio; sin duda este desenlace jamás estuvo en su imaginación, como tampoco la certeza que el dinero mal obtenido acarrea más infortunio que felicidad.

Hoy, una pequeña gruta se ha levantado en el entorno del monte Tanzawa en honor a la joven víctima que fue engañada por su más leal amiga. Como a menudo ocurre su muerte ha sido repudiada por la comunidad santificando su imagen, no son pocos lo que acceden a dejarle flores o encenderle velas por deseos concedidos. Más allá de las creencias de igual forma conmueve ver que exista en la soledad del cerro un apoyo mancomunado de la gente para esta joven que dejó de existir en forma brutal a manos de dos mentes descabelladas; emociona y por sobre todo enaltece el alma saber de aquellos que de esta forma dignifica la vida y se oponen en cuerpo y alma la violencia en todas sus formas.

Terapeuta: Me encanta verte así. Toma, mi amor.

Sra. Koizumi: ¿Así?, ¿cómo?

Terapeuta: Ay, no sé cómo decirte para que no se malentienda, pero asumida sería la palabra como madura, íntegra.

Sra. Koizumi: Si te refieres a Hanayo yo supe desde el primer momento que no la encontraría con vida, si es que te refieres a eso.

Terapeuta: Ay, créeme que no sé si podría tener la entereza que has tenido.

Sra. Koizumi: Este es el dolor más grande que he tenido en mi vida y estar ahí como una herida que no se cerrará nunca, pero mi actitud responde a otra cosa, yo siento que no se ha ido y está conmigo, que me acompaña.

Terapeuta: ¿Te refieres a que la recuerdas permanentemente, verdad?

Sra. Koizumi: No, no sé cómo, pero Hanayo dialoga conmigo.

Terapeuta: *Bebiendo un sorbo de té* Y, ¿cómo dialoga contigo?

FLASHBACK DEL PASADO

Hanayo: Mamá, ¡mamá!

Sra. Koizumi: Acá estoy, Hanayo.

Hanayo: Bah, pensé que se había acostado temprano.

Sra. Koizumi: Temprano, son las diez y media. ¿Por qué sales tan tarde?

Hanayo: Oye, es que había mucha gente, de hecho ni siquiera sabía que era tan tarde.

Sra. Koizumi: Vino Rin.

Hanayo: ¿Sí?, ¿y qué quería?

Sra. Koizumi: Vino para ver si la podías acompañar a una disco.

Hanayo: Bueno, estoy muy cansada.

Sra. Koizumi: Estaría muy bien salir.

Hanayo: ¿Ah sí? ¿Y por qué me daría también según usted?

Sra. Koizumi: A ver, ¿y en qué lugar se puede conocer a un amigo, un novio o al futuro hombre de toda tu vida?

Hanayo: ¿Qué?, ¿quiere que me case?

Sra. Koizumi: ¿Por qué no?, sería muy bien hacer tu día.

Hanayo: Mire mamita, yo no me voy a casar mientras usted esté viva.

Sra. Koizumi: Las cosas que dices tú.

Hanayo: Sólo quiero agradecerle todo, todo, todo lo que he hecho por mí, y me hice la promesa de que iba a cuidarle y protegerla, la voy a cumplir.

FIN DEL FLASHBACK, EN LA CÁRCEL...

Espíritu de Hanayo: Consideraba tu mejor amiga y me terminaste usando para tus bestiales planes.

A las pocas semanas de encierro y con la certeza de ser visitada en forma periódica en sus sueños por su amiga Hanayo, la vida de Tsubasa tuvo un vuelco inexplicable. Ella intuye que en la cárcel no se debe mostrar debilidades. Sin embargo, la angustia que le provoca las recurrentes visitas de Hanayo han corroído y debilitado su personalidad; ahora, en frente a sus compañeras de prisión no puede evitar su tristeza que a ratos llega hasta las lágrimas.

Ahora lo vemos rumbo a Tokio en afán de asistir al juzgado, el único camino que conduce el destino es tan "árido" como se aprecia.

Tal como lo descrito, cuando un vehículo policial blindado recorría en un camino secundario un tren lo arrolló en extrañas circunstancias, con Tsubasa adentro y en compañía de dos prisioneras.

Locutor radial: Última hora. Ampliamos la noticia que está en desarrollo y que ha generado la inquietud de la comunidad en la informativa del día de hoy: aún se desconocen las causas que originaron la colisión de un carro policial que chocó con el tren Shinkansen en el cruce ferroviario, En el interior de este vehículo iban dos funcionarios de esta institución y tres convictas; sólo una de estas últimas quedó gravemente herida y fue trasladada de urgencia a un centro médico de Shizuoka. Se trata de Tsubasa Kira (...)

En tanto la madre de Tsubasa recuperó el conocimiento tras desmayarse por la fatal noticia de su hija, dejó todo de lado y se fue a Osaka, llevando de compañía a Anju Yuki; escribió un mensaje a su esposo para explicar su abrupta decisión. La pregunta y prioridad que ella le dio a la necesidad de ir a ver a su hija es que esta ya había regresado a la cárcel de Osaka, esta mujer sabía que el mayor impedimento para hacer estos viajes más a menudo no sólo eran los costos, sino el tiempo que se involucra en ello. Ahora deseaba aplacar un velado sentimiento de culpa...

Sra. Kira: ¡CUIDADO!

Al igual que el accidente del carro policial, también fueron arrolladas por otro tren de pasajeros en el cruce ferroviario. Más tarde, la vecina le cuenta al padre de Tsubasa la nueva tragedia.

Sr. Kira: Hola.

Vecina: Hola. ¿Supiste lo que pasó?

Sr. Kira: ¿Qué pasó?

Vecina: Chocó el coche donde iban su esposa y Anju.

Sr. Kira: ¿Dónde?

Vecina: En el cruce ferroviario.

Sr. Kira: ¿Están en el hospital?

Vecina: No.

Sr. Kira: ¿Dónde están entonces?

Vecina: La señora falleció.

La cadena de fatalidad lejos de acabarse escaló sin límites; Anju, herida de gravedad debió ser trasladada de urgencia al hospital de Tokio. Con este peso en el alma, el señor Kira tenía la obligación de contarle a su suegra.

La abuela de la familia sufrió un infarto y llegó a la clínica en estado de total inconsciencia, fue tratada de urgencia sin mucho éxito y los diagnósticos médicos eran pesimistas; fue sometida a una toma de rayos y a un escáner. Las coincidencias constatadas por los médicos tratantes aseguran que sin saberlo, esta abuela y Anju compartieron espacio en aquella sala de espera al mismo tiempo. El episodio fue registrado por la propia doctora.

Abuela de Tsubasa: Anju.

Anju: Señora. ¿Qué está haciendo acá?

La doctora, testigo ocular de este hecho da cuenta que era imposible que ella recobrara su consciencia en el estado en que se encontraba, se atreve a decir que por alguna razón que supera su lógica científica solo podía aventurar que despertó para despedirse de Anju.

EN EL RESTAURANTE...

Vendedor: ¿Y?, ¿qué dice todo en el periódico?

Cliente: Sí, míralo tú mismo.

Vendedor: Para mí que la idol está cobrando venganza.

La situación vivida por el señor Kira lo dejó sumergido en una angustia que difícilmente logre eludir a los ojos de los demás en afán de no afectar a su única hija. Ha dejado de trabajar para ir a Osaka y visitar a Tsubasa, que en privado de libertad ni siquiera pudo asistir al cementerio para despedirse de su madre y de su abuela.

Tsubasa: El día anterior me habían dado el alta -médica- y la estaba esperando.

Sr. Kira: Esto es terrible, tanta tragedia no nos puede estar pasando.

Tsubasa: ¿Cómo está Anju?

Sr. Kira: Yo no lo veo bien, no dice nada, pero yo sé que está sufriendo. Ella pasaba con tu mamá.

Tsubasa: ¿Y por qué no vino?

Sr. Kira: Te mandó muchos saludos, pero yo no lo quiso obligar a que viniera, tiene miedo salir de la casa.

Tsubasa: Esto es como una maldición.

Sr. Kira: No digas tonterías.

Tsubasa: No son tonterías. Papá, todo lo que nos está pasando es culpa mía, la maldición es para mí.

Sr. Kira: ¿Tú estás pagando por todo lo que hiciste? Esto no tiene nada que ver contigo.

Tsubasa: Desde que llegué a este lugar han estado pasando cosas.

Sr. Kira: ¿De qué está hablando?

Tsubasa: No has pensado todo lo que ha pasado toda la familia.

Sr. Kira: Bueno, es cierto que la vida nos ha golpeado fuerte, pero eso no tiene que ver con todo lo que tú hiciste. Y si así fuera tú serías la víctima.

Tsubasa: ¿Y acaso no lo soy?

Sr. Kira: Tú estás viva, Tsubasa. ¿Te has dado cuenta de eso?

Tsubasa: Papá, yo tenía que haber muerto el día del accidente y estaría libre, pero alguien quiere que sea testigo de todas las muertes.

Sr. Kira: Eso no tiene ni un sentido, no tiene ni una lógica.

Tsubasa: La abuela no está, la abuela tampoco, Anju está cambiada. Papá, estoy condenado a verlo morir a todos.

Sr. Kira: Mira Tsubasa, lo de tu mamá y lo de tu abuela fueron accidentes, fatales, gratuitos, llámalo como quieras, pero accidentes al fin al cabo.

Tsubasa: Y lo peor de todo es que la venganza no ha terminado. ¿Escuchaste?, papá, no ha terminado.

EN UN BAR

Amigo: Hola Kira, ¿te puedo acompañar?

Sr. Kira: Yo no te invité.

Amigo: Si yo sé que yo no me invitaste, pero te quiero acompañar porque soy el único que te comprende.

Sr. Kira: Si quieres tomar gratis sírvete lo que quieres pues te haya.

Amigo: Gracias. *Bebe el último sorbo de alcohol* Oye, yo me imagino lo que debe sentir un ser humano cuando pierde un hijo.

Sr. Kira: ¿De qué está hablando?

Amigo: Que tú estuviste suerte que tu hija se haya salvado.

Sr. Kira: Yo no quiero saber más de ese cruce ferroviario, ¿oíste?

Amigo: Oye, Kira. Yo no me refiero a eso, Tú sabes que tu hija se quiso suicidar en la prisión y todas las reclusas la salvaron, eso es reírse de la muerte. ¿Puedo pedir otra copita?

Sr. Kira: ¿Quién te contó eso?

Amigo: Oiga, vos sabes que estos salen en los periódicos, unos amigos reos que salen con la "dominical" y me lo contaron de ahí, aquí mismo me lo contaron.

La infausta noticia acrecentó en silencio el dolor de este hombre que se resistía a dejarse llevar por los malos augurios que su hija le pronosticó en la cárcel, saber que se salvó en su intento por suicidarse por un lado lo hacía sentir en carne propia el terrible sufrimiento que a ella lo embargaba privada de libertad y por otro, la impotencia de un padre que no puede hacer nada para ayudarla. Llegó nervioso a su casa y comenzó a odiar su soledad no deseada, la vida estaba perdiendo su esencia para él, se daba ánimo a objeto de apoyar a su única hija y se había decretado luchar por ello para mantenerse activo con el propósito de aminorar su inmensa tristeza la que guardaba como un secreto en su corazón.

Al amanecer del día siguiente la situación se notaba más propicia, la noche anterior la vecina la había golpeado sin éxito la puerta para comentarle en forma personal la mala noticia. Conocía de su fuerza interior, pero a la vez también necesitaba decirle que por cualquier cosa contara con su apoyo y ayuda. Esta mujer ingresó a su domicilio y decidió despertarlo a como diera lugar.

La buena intención no hizo nada más que corroborar que en efecto el señor Kira se había quedado dormido, pero esta vez su sueño era eterno. Se desconoce la hora exacta en que él dejó de existir, exámenes posteriores dieron cuenta que había fallecido producto de un paro cardíaco. Entretanto, la señora Koizumi viaja a visitar el hito que se levantó a nombre de su hija, es la forma de encuentro más cercana que logra con ella, en la soledad de este lugar que colinda con el río esta madre acude a conversar con total libertad espiritual y emotiva con Hanayo. Desconoce sin embargo la historia que ha ido sucediendo en forma paralela con los familiares de las victimarias y también los comentarios que subrayan una virtual venganza desde el más allá en contra de sus asesinas.

Nuevamente la vela que tiene en frente se apaga sin razón aparente, pero esta madre sabe que esa simple señal en la clave de estas conversaciones que exceden toda lógica. Cuánto de magia, de sensibilidad, de emoción existen cada encuentro como este donde alguien contradiciendo a la razón, parece dar muestras de su inefable presencia.


OCHO AÑOS DESPUÉS...

El 17 de diciembre, Tsubasa Kira fue encontrada colgando de una viga en su celda, en un hecho sin precedentes desapareció casi toda una "familia" dejando una estela de misterio. Algunos aducen como explicación a una seguidilla de casualidades y de coincidencias; otros a un acto de venganza. Sin embargo, muchos consideran la fuerza destructiva del peso de la conciencia como la verdadera razón. Hoy, todas las víctimas se han reunido en diversos cementerios de Tokio.

No se trata de creer o no creer, sino más bien entender que esto le podría pasar a usted "El día menos pensado".

Dedicaremos esta historia en forma póstuma a la madre de Hanayo, la señora Koizumi quien deja de existir tres años después de estos eventos.

Esta historia fue real. Sin embargo, algunos nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de los verdaderos protagonistas.

FIN

Con este doble capítulo hasta aquí ha llegado el fic, quienes nos han privilegiado con su sintonía.

Muchísimas gracias y nos estaremos viendo en otra historia.