Notas de autora: ¡Hola! Espero que todos hayan tenido un hermoso comienzo de año. Antes de dejarlos con el capítulo de hoy, quiero agradecer infinitamente por todo el apoyo que le han dado a esta historia mediante sus alertas, favoritos y comentarios. Realmente significa muchísimo para mí. El capítulo de hoy está dedicado para CIELO-BL, SaShaNix y Franny00 por tomarse el tiempo de dejarme sus bellos reviews. Ahora sí, espero que disfruten de la lectura.
1 de enero de 2011
Los almuerzos de Navidad y año nuevo en La Madriguera se han convertido en una especie de ritual de estas festividades. Al igual que cada año, todos los miembros pertenecientes a la familia Weasley, ya sea por sangre o legalmente, y aquellos que son considerados "Weasley honoríficos", como lo son Harry, Teddy, Andrómeda o los Lovegood, son invitados a participar de una comida abundante y exquisita a cargo de la matriarca Weasley para celebrar las fiestas; y este año no es la excepción.
Es por ello, que a nadie le sorprende que Ginny tenga sentada sobre su regazo a Luna, mientras ella se encuentra enfrascada en una apasionante lucha con Ron y Charlie por la temporada de Quidditch que está en pleno apogeo en estos momentos. Tampoco levanta sospechas de nadie que Teddy se encuentre escuchando con atención y con el rostro completamente sonrojado lo que Victoire está diciéndole, mientras Andrómeda y Fleur les dirigen miradas conocedoras a los dos jóvenes. No, nada de esto llama la atención de nadie. Lo que sí resalta más que un payaso dentro de un funeral es la figura bajita que se halla sentada en soledad en las escaleras de entrada de la bulliciosa casa. Esa persona, la cual se encuentra expuesta al frío proveniente de la constante nevada que está cayendo, no es otro más que Harry Potter.
No se confundan, Harry realmente ama a cada una de las personas que se encuentran riendo y hablando a los gritos dentro de la casa. De verdad lo hace; pero hay veces en las que el bullicio es tal, que la cabeza de Harry comienza a doler y el espacio personal empieza a escasear. Es en esos momentos, donde Harry tiene que tomar un descanso de todo esto y simplemente huir a un lugar tranquilo durante unos minutos para recuperar fuerzas y volver a interactuar con todos.
Claro que el verdadero motivo de la necesidad de Harry de apartarse del resto no se debe a que le falte el aire o el espacio. No, eso sería algo lógico y muy simple de solucionar. No, el verdadero motivo de que Harry esté sintiéndose tan fuera de lugar entre gente que ama con todo su corazón es la dolorosa imagen que representan todas las parejas que hay allí dentro. No es de extrañar que, siendo el único soltero de su "familia", Harry sienta que su soledad no encaja dentro de esa imagen de ensueño sacada de las mejores publicidades de gaseosas cola. No, sin lugar a dudas nada de esto podría sorprender a nadie; pero, ¿qué se puede hacer en una situación como esta, más que tragarse las lágrimas y plasmar una sonrisa de todos modos? Claramente Harry no puede permitir que el comienzo del año de todos se arruine por cosas tan insignificantes como el deseo que tiene de tener a alguien especial a su lado que le permita a él sentarse en el regazo de esa persona, al igual que Ginny lo hace con Luna.
Harry está tan enfrascado dentro de sus depresivos pensamientos, que ni siquiera escucha la puerta detrás de él abriéndose, y volviéndose a cerrar; sólo se percata de que alguien ha venido a hacerle compañía cuando siente una delgada figura sentándose a su lado en el porche de entrada de la casa. Al girar la cabeza hacia la izquierda, Harry descubre que la persona que ha venido a hacerle compañía no es otra más que Hermione.
─Hola.
─Hola a ti también. ─Responde Hermione, mientras observa a su mejor amigo de reojo. ─Se había puesto demasiado bullicioso ahí dentro, ¿verdad?
Harry se encoje de hombros para restarle importancia al hecho y frota sus dedos en un esfuerzo por brindarles algo de calor. Debió haber traído sus guantes antes de salir. Hermione, al notar esto, rueda los ojos y lanza un encantamiento calefactor sobre ambos. Harry le regala una agradecida mirada por esto, y durante unos segundos, lo único que se escucha de fondo es el atenuado bullicio de La Madriguera. Viendo que esta es una chance que no puede desperdiciar, Hermione toma la decisión de hacer su movimiento este día; y a pesar de que odia el hecho de tener que romper la paz que Harry ha encontrado sólo con estar compartiendo con ella este momento en silencio, sabe que esto es por el bien de su amigo. Armándose de toda la inteligencia y astucia que posee, Hermione aclara su garganta y pone en marcha su plan.
─Vi a Draco Malfoy. El pasado miércoles.
Es inmediato. Harry se tensa y todos sus sentidos parecen más alertas. Sus manos, las cuales habían estado quietas sobre sus rodillas, comienzan a juguetear y retorcerse con claro nerviosismo; y en el rostro de Harry se vislumbran cientos de emociones, las cuales van desde simple curiosidad, a un desesperante anhelo que hace a Hermione rodar mentalmente los ojos. Harry no podría ser más obvio aún si lo intentara, eso está claro.
─Mmm.
Aunque eso es lo único que escapa de Harry, esto no engaña a Hermione en lo absoluto y simplemente continúa con su ataque. Ahora que ha captado la atención de Harry, es hora de envolverlo en su tela de araña.
─Sí, me reuní con él en la mansión Malfoy. ¿Recuerdas que te hablé sobre la ley que quiero erradicar, aquella en la que se le prohíbe a los hombres y mujeres lobo trabajar en San Mungo?
Al ver que Harry asiente y parece estar prestando atención a algo más que una imagen mental de Draco, Hermione continúa con su misión de hacerle entrar algo de sentido común a su amigo.
─Bueno, Draco me ha estado guiando sobre cómo abordar estos temas en el Wizengamot para que no obtenga un absoluto rechazo incluso antes de que pueda exponer mis argumentos. ¡Y es fascinante! Nunca imaginarás todo lo que Draco sabe sobre lo que él llama "Los juegos de la Política". Él es increíble, sabe muchísimo sobre la mejor forma de lidiar con esos viejos dinosaurios del Wizengamot. E, incluso, me ha abierto la mente para ver la mejor forma de abordar este tema y tener una chance certera de éxito. Si consigo derogar esta nefasta ley con sus consejos, creo que no me alcanzará la vida para agradecerle.
Hermione gira imperceptiblemente el rostro para observar cuál ha sido la reacción de Harry, y lo que ve no la sorprende en lo absoluto. La mirada de Harry, la cual siempre tiene presente un anhelo por Draco, se encuentra recubierta con algo que se asemeja al orgullo. Viendo que su plan está saliendo mejor de lo esperado, Hermione termina soltando aquello que, con suerte, hará que no se necesiten de doce meses para obtener el resultado esperado.
─¿Y sabes? La forma de abordar a los miembros del Wizengamot no fue lo único que aprendí al reunirme con él. ─Hermione hace una pausa para brindarle mayor suspenso a la situación, y cuando ve que Harry está al borde de la impaciencia para conocer ese hecho misterioso acerca de Draco, deja salir unas palabras que pondrán a Harry a balbucear incoherencias. ─Yo también me di cuenta de que él es un hombre muy atractivo. ¡Ha crecido tanto! No sólo en su estatura, sino que también se ha llenado en los lugares adecuados. ¡Merlín! Si no estuviera casada con Ron y Draco no fuera gay, puedes apostar a que intentaría que me dé lecciones de algo más que de política.
Decir que esto último ha dejado a Harry sin palabras es un eufemismo absoluto, ya que su rostro expresa todo lo que su voz no está diciendo. Harry se encuentra realizando una mueca que sólo puede indicar irritación, es la misma que suele hacer cuando algo le molesta, la de apretar los dientes con fuerza y fruncir el ceño; es la misma que realiza cada vez que la bestia de los celos se despierta de su siesta. A su vez, los ojos verde esmeraldas de Harry refulgen con enfado como si fueran dos gemas a punto de estallar.
Desafortunadamente para Hermione, no es Harry quien estalla y admite que está enamorado de Draco, sino que una explosión similar a la de unos fuegos artificiales comienza a escucharse dentro de la casa. Fuertes carcajadas y gritos desesperados de la señora Weasley pidiéndoles que la ayuden a alejarlos de la comida resuenan con fuerza incluso desde donde se encuentran sentados Harry y Hermione. Dando un impresionante salto, Harry brinca de su lugar y aprovecha esta distracción ocurrida para escapar de la conversación extraña y preocupante que estaba teniendo con su amiga. Sin esperar a que ella lo siga, Harry ingresa en la casa para hacer lo que mejor sabe hacer, interpretar el papel del héroe y salvar el almuerzo de la señora Weasley; y si en el proceso puede usar esta excusa para olvidar ese desagradable sentimiento que sintió en sus entrañas cuando Hermione dijo esas cosas de Draco, entonces aún mejor.
Hermione observa a Harry tomando esta oportunidad de huir como un hombre deshidratado frente a un oasis, y suelta un desganado suspiro. ¡Adiós a su oportunidad de hacer entrar en razón a Harry en enero! Sólo resta esperar que febrero haga honor al mes que representa y consiga unir a estos dos enamorados de una vez por todas.
Notas finales: espero que les haya gustado. ¿Alguno ya descubrió en qué consiste el "Código Navidad"? Escucho sus hipótesis a través de sus comentarios. ;)
Trataré de tener listo el siguiente capítulo antes del fin de semana. Nos leemos pronto. Abrazo a la distancia.
