Prólogo: Los Tiempos Oscuros del Mundo Fantástico

Toda buena historia merece ser contada dos veces,

pero una historia extraordinaria merece ser contada solo

una vez y siempre procurando que esta no siga los pasos

de la historia que le antecedió.

Iosephus A. Bécquer, Profesor de Mitología y Criaturas Sobrenaturales

Era una noche oscura y cálida como cualquier otra del año, la luna y las estrellas brillaban en lo alto del firmamento a la vez que un viento fresco soplaba en el ambiente llevándose consigo las hojas que los árboles habían dejado caer durante todo el mes, un mes que para los habitantes del Mundo Fantástico se había caracterizado por ser uno de los más tensos en cuanto a las cuestiones políticas y sociales se refería, esto debido en gran medida a las últimas resoluciones del Sagrado Concilio de las Historias.

Dichas resoluciones afectaban en enorme medida a la pequeña élite de este mundo, así como también a varios de los emblemáticos personajes pertenecientes a los cuentos de hadas, leyendas y mitos, los cuales en su mayoría deseaban mantener intactas las antiguas tradiciones, especialmente aquella que estaba muy vinculada con el Destino, y que dictaba al pie de la letra que todos estos personajes y criaturas prodigiosas debían seguir el Destino marcado por los Libros Sagrados sin importar siquiera si este mismo era perjudicial para ellos.

¿La responsable? Una ciudad, una pequeña e insignificante ciudad llamada Xtalb-Ha o también conocida como la Ciudad de los Renegados. Un título que esta se había ganado a pulso debido a que su población estaba conformada en su mayoría por personajes y criaturas mágicas que habían decidido renunciar a sus Destinos, ya fuese porque no estaban interesados en repetir la misma historia una y otra vez o simplemente por el terror que les producía el hecho de estar condenados a una vida miserable y triste.

La pequeña metrópoli se localizaba en la Costa Este del Continente Anahuacalli (uno de los Seis Grandes Continentes del Mundo Fantástico) y había sido edificada sobre las ruinas del Antiguo Reino Mayapan, llamado así debido a que en él habitaban todos aquellos personajes mágicos y legendarios que pertenecían a la Cultura Mayab y quienes a su vez recibieron con los brazos abiertos a todos estos "Renegados", casi como si los mismos fueran viejos amigos o familiares que no veían desde hacía ya mucho tiempo.

No obstante, y a pesar de que los habitantes de Xtalb-Ha no buscaban problemas o conflicto con otras ciudades y reinos vecinos, muchas familias poderosas e influyentes como los White, los Charming, los Ella, los Swan y entre otras muchas más veían a este lugar como un peligro para el equilibrio y la estabilidad de sus reinos.

Claro, ellos podían aceptar y hasta tolerar que algunos de sus súbditos decidieran marcharse lejos para no afectar el destino de sus amigos y vecinos, pero… ¿Qué pasaría si un día alguno de sus descendientes decidiera no seguir los pasos de sus antepasados?, ¿Realmente permitirían que se fuera del Palacio Real para seguir un camino sin sentido?, ¿No sería acaso esta tendencia de no seguir el Destino el inicio de un colapso inminente?

Todas estas y muchas otras preguntas eran la pesadilla recurrente de estas familias, las cuales para entonces ya tenían en claro que debían hacer hasta lo imposible para defender su milenario legado y sus poderosas dinastías, no importando si para ello tuviesen que exterminar a todos esos sucios blasfemos y anormales.

Sin embargo, la gota que derramó el vaso para ellos fue cuando el Concilio decidió reconocer y hasta avalar el matrimonio entre el joven Conde Alonso Alcudiel II y la bella plebeya Xtabay. Ambos herederos de grandes historias legendarias y quienes por amor habían decidido sacrificar sus respectivos destinos para poder estar juntos y convertirse de alguna manera en los gobernantes de la Ciudad de los Renegados, cuyos habitantes reclamaban la presencia de algún miembro de la realeza para que los representase ante el resto del mundo.

Como era de esperarse, la noticia no fue bien recibida por ninguna de las dinastías, pues tanto los White como los Beauty no estaban de acuerdo con la decisión tomada por el Concilio, los Charming menos y los Ella incluso llegaron al punto de exigir que tanto la plebeya como el conde fueran arrestados, torturados y quemados en una pira como escarmiento para el resto de los habitantes del Mundo Fantástico.

Afortunadamente para estas poderosas familias la solución había llegado a tiempo, pues un miembro importante del Concilio ya tenía listo un plan para ponerle fin a toda esta locura y que mejor día para llevarlo a cabo que esta misma noche, la noche en que Xtalb-Ha celebraba el nacimiento de su Primera Princesa, producto del amor entre dos seres distintos y quien era vista por propios y extraños como un faro de esperanza y una señal de un mañana mejor.

El reloj marcaba las 9:00 de la noche y las campanas de la recién inaugurada Torre del Reloj del Palacio Real de Xtalb-Ha comenzaron a sonar al tiempo que un espectáculo con fuegos artificiales daba inicio en la Plaza Principal de la ciudad, la cual estaba abarrotada por hombres, mujeres, niños y seres fantásticos que contemplaban asombrados desde todos los ángulos como el cielo nocturno se cubría de brillantes y hermosos colores, todo ello aderezado por la música que la Orquesta Sinfónica de Xtalb-Ha ejecutaba con gran maestría y entusiasmo.

El ambiente en el resto de la metrópoli no podía ser menos hermoso y emotivo, pues las calles aledañas a la plaza estaban adornadas con hermosos arcos florales que emanaban dulces aromas, los cuales a su vez estaban acompañados por el exquisito olor de la comida que algunos puestos callejeros regalaban a cualquiera que se acercase.

Al mismo tiempo en el Gran Salón del Palacio Real, el Baile de Gala organizado en honor a la Princesa recién nacida había dado inicio. Los invitados de honor hicieron gala de sus vestidos y trajes a la vez que disfrutaban de un abundante banquete compuesto por alimentos variados y cuyo sabor era incluso más exquisito que los platillos comunes servidos en las fiestas de otros reinos, en particular del Reino White donde el Cocinero Real era tan malo en su trabajo que su sazón provocaba más vómitos que apabullantes aplausos.

La música tampoco fue una molestia para los invitados, pues la orquesta invitada para la ocasión estaba dirigida por los talentosos y famosos Músicos de Bremen, quienes deleitaron a los presentes interpretando tanto valses clásicos como ritmos tribales que fueron del agrado del público, en especial de los Tradicionalistas, llamados así debido a que estaban a favor de preservar la Regla de Oro, es decir, la tradición de seguir el Destino marcado por el guion.

Y si bien es cierto que la presencia de este grupo no era necesaria en el evento, tanto la Reina Xtabay como el Rey Alonso estuvieron de acuerdo en invitarlos a la fiesta, pues ellos consideraban que con esta acción se podrían limar asperezas y evitar malos entendidos que pudieran generar incomodidad o problemas a futuro para la pequeña ciudad que apenas se estaba levantando y cuyo Palacio Real aún no estaba siquiera completado al cien por ciento.

-Debo admitir que esta es la mejor fiesta a la que he asistido, realmente valió la pena el viaje desde el Bosque Encantado -decía entre risas una joven mujer de piel blanca y cabello largo castaño rojizo que lucía un hermoso vestido azul celeste con detalles brillantes en forma de estrellas -En lo personal, no esperaba verlos a ustedes aquí.

-Yo tampoco esperaba que nos reuniéramos aquí, menos nosotros que somos los más moderados en cuanto a las cuestiones políticas -dijo esbozando una sonrisa un hombre de piel blanca y cabello rubio que vestía un elegante traje azul que sobresalía por encima de otros debido al fistol con forma de espada que portaba en el pecho -Allá afuera las cosas estan de locos, incluso he visto a personas que antes se llevaban bien pelear o insultarse solo por ser diferentes.

-Al menos aquí podemos tener un poco de paz, sigo sin entender por qué tantos amigos nuestros siguen obsesionados con ese asunto del Destino -dijo con una mueca de preocupación una hermosa y radiante mujer de piel blanca y cabello largo rubio que portaba un peculiar vestido rosa que resaltaba debido a los bordados con hilo de oro en la falda que en conjunto formaban la tierna imagen de varios ositos -Dejando eso de lado, debo decir que no me divertía tanto desde el Día del Legado.

-Hablando del Día del Legado, ¿Alguno de ustedes ya ha cumplido con su Destino? -preguntó con cierta curiosidad un hombre de piel blanca, cabello y barba circular café que vestía un portentoso traje de gala rojo con bordes dorados y el cual relucía a la vista de todos gracias a la gran corona dorada adornada con piedras preciosas que portaba en su cabeza.

-Pues… en mi caso ya lo logré, solo que… no fui capaz de cumplirlo al pie de la letra como lo dicta el guion -respondió con cierto nerviosismo un hombre de piel bronceada y cabello negro quien, a diferencia del resto de los invitados, vestía una envidiable túnica azul celeste que estaba decorada con grecas bordadas en hilo blanco -Mi Destino era convertirme en el próximo Teseo, entrar en el Laberinto del Rey Minos y acabar con la vida del Minotauro, pero… Taurom y yo somos amigos y… no podía hacerle algo tan horrible.

- ¿En serio? Y… ¿Cómo pudiste terminar tu historia, Theseus? -preguntó intrigada la mujer rubia mientras le daba un sorbo a su copa de vino.

-Taurom me entregó la cabeza de un toro que habían sacrificado días antes, la tomé y se la entregué a Andrina para que cumpliéramos con el mito -respondió Theseus soltando un suspiro para después agachar la cabeza diciendo -Obviamente se dio cuenta del engaño, pero decidió dejarlo pasar para evitar que… bueno, ya saben ustedes lo que sucede cuando no te apegas al libreto.

-Los Gerichtlich, si ya he oído de ellos -dijo el hombre rubio viendo con seriedad a su compañero -Es una lástima que el Concilio haya aprobado una ley que les permita arrestar a cualquiera que cumpla su Destino a medias o que lo cambie en el último momento, más si es parte de alguna Historia Legendaria.

-Concuerdo contigo, Arthur -dijo la mujer de cabello castaño con un rostro que denotaba preocupación por la situación -Es realmente increíble que se esté sometiendo a votación varias leyes absurdas y sin sentido, ni siquiera en el País de las Maravillas sucede eso.

-Rapunzel tiene razón, esto no puede seguir así -dijo la mujer rubia sintiéndose molesta e indignada por las noticias que daban sus compañeros -Debemos proponer la destitución de ese loco y de su grupo de fanáticos que le rodean, son unos asesinos y deben ser procesados por sus crímenes.

-No es fácil, Ricitos -dijo el hombre de barba circular café agachando la cabeza y viendo el reflejo de su rostro en la copa de vino que sostenía en su mano -Ese "loco" tiene mucha influencia entre los Tradicionalistas más influyentes, solo basta con ver lo que le hizo a Cenicienta y a la recién despertada Bella Durmiente.

- ¿La Bella Durmiente? -preguntó Rapunzel sorprendida - ¿Qué fue lo que le hizo, Rey Alonso?

-La convenció para que apoyara su causa, tanto ella como su madre accedieron financiar su grupo a cambio de mantenernos a raya -respondió el Rey Alonso -El Bloqueo Comercial de hace unas semanas no fue una casualidad, el propio Giles Grimm me lo dijo personalmente.

- ¿El Subdirector Grimm?, ¿Él está involucrado en estos asuntos? -preguntó Ricitos de Oro impresionada y a la vez sintiéndose un poco anonadada por aquella revelación de su anfitrión.

-Si, él está intentando convencer al Concilio para que ya no sigan apoyando a ese sujeto, pero… los intentos han sido muy poco fructíferos -respondió el Rey Alonso para luego darle un sorbo a su copa diciendo -Es por eso que decidí invitarlos a ustedes, quiero que vean que no somos malos ni mucho menos unos anormales, lo único que queremos es vivir en paz y en armonía.

-De nuestra parte no hay ningún problema, siempre tendrás nuestro apoyo y amistad -dijo Rapunzel acercándose al monarca para colocar una de sus manos sobre su hombro y consolarlo -Aunque… no sé si fue buena idea invitar a los demás, ¿Es que acaso no tienes miedo de que algún miembro de los White o los Charming pretenda asesinarte a ti y a tu familia esta noche? -preguntó la mujer de cabello castaño señalando una mesa que se encontraba cerca del centro del salón y en la cual se hallaban sentadas varias personalidades importantes del Mundo Fantástico, las cuales observaban con cierto desdén a la Familia Real de Xtalb-Ha.

-No soy tan ingenuo, Rapunzel -respondió el Rey Alonso esbozando una sonrisa burlona -Sé muy bien que no me aceptan y jamás lo harán, pero prefiero tenerlos cerca a tenerlos lejos.

-Tener a los amigos cerca, pero más cerca a los enemigos -dijo Arthur soltando algunas risas y observando como uno de los miembros del grupo señalado por Rapunzel se ponía de pie para ir por un poco de comida a la mesa del banquete -Vaya que eres un estratega brillante, incluso creo que con esa habilidad pudiste haber salido vivo del Monte de las Animas.

-Lo sé, pero he elegido mi propio Destino, mi propio Final Feliz y un nuevo propósito para mi vida -respondió el Rey Alonso volteando hacia su derecha y viendo como a lo lejos una hermosa mujer de piel morena y cabello lacio negro que lucía un hermoso vestido blanco con detalles florales se encontraba platicando en compañía de varias invitadas especiales, quienes se acercaban a admirar la bella cuna hecha de palma y jade que resguardaba a su hija la Princesa Itzen-Ha, un nombre que, aunque extraño, simbolizaba perfectamente el legado que esta cargaría en sus hombros.


Mientras tanto en las afueras de Xtalb-Ha, muy cerca del frondoso y oscuro Bosque Tzulku-Chan, un extraño grupo de individuos vestidos con hábitos religiosos y capuchas negras se encontraba preparando varias cuerdas y garfios, los cuales habían obtenido gracias a las donaciones realizadas por varios patrocinadores secretos, patrocinadores que incluso no tuvieron reparos en mandarles soldados como apoyo extra para su misión.

Aunque claro siempre y cuando se deshicieran primero de las defensas de la ciudad, las cuales estaban conformadas por algunos Guardias Reales, los cuales no parecían percatarse de la presencia de los encapuchados debido a que estos se habían ocultado cerca de uno de los muros menos vigilados de Xtalb-Ha y que era defendido por apenas dos soldados armados únicamente con lanzas.

El desconocido grupo sabía muy bien sus objetivos, pues habían pasado semanas estudiando el plan que su Gran Maestro les había dado, incluso su líder (un sujeto que portaba un hábito color rojo carmesí y que llevaba en sus manos una varita mágica) lo había perfeccionado de tal manera que no podrían fallar.

Los Objetivos Principales: La Familia Real de Xtalb-Ha y los Renegados de la Lista Negra de su Gran Maestro.

Armas para llevar a cabo estos objetivos no les faltaban, pues tenían a la mano cuchillos, dagas, espadas, ballestas y rifles de cerrojo de alta calidad. Eso sin dejar de lado las varitas mágicas que algunos de ellos portaban debido a que poseían conocimientos avanzados en el arte de la magia, el cual era muy difícil de dominar a no ser que uno fuera un mago, una bruja o un hada.

-Recuerden el plan: Debemos acabar con los guardias que vigilan los accesos antes de las diez horas -decía en voz baja el Encapuchado Rojo mientras observaba con seriedad al resto de sus compañeros -Después de eso, hay que disparar el cañón que está a la entrada y abrir las puertas para que nuestros aliados que están en el bosque se acerquen, entren y acaben con los infieles.

- ¿Crees que alguno de ellos oponga resistencia, Conomory? -preguntó un encapuchado con un tono de voz que denotaba cierta preocupación e inseguridad por lo que estaban a punto de hacer.

-Lo dudo, los civiles intentaran huir y esconderse en el bosque.

- ¿Y la Guardia Real?

-No son un peligro realmente, muchos de ellos intentaran replegarse hacia el castillo para defender al blasfemo de su Rey -respondió Conomory haciendo aparecer unos binoculares con su varita mágica, los cuales utilizó para ver los movimientos de los guardias que vigilaban los muros de la ciudad -La ventaja de ello es que el castillo aún no está terminado y sus muros no van a soportar tanto nuestro ataque.

-Matar a una recién nacida solo por ser hija de dos padres diferentes, vaya ironía del destino -dijo otro miembro del grupo volteando hacia su izquierda mientras intentaba ignorar las palabras de su líder -Y pensar que el Gran Maestro es también un impuro, la única diferencia es que él lo supo ocultar bien.

Tras escucharse aquellas provocadoras palabras, un silencio casi sepulcral se apoderó de varios de los miembros de aquella reunión hasta que segundos después Conomory decidió romperlo con un grito iracundo que hizo temblar a gran parte de los presentes:

- ¡¿Cómo te atreves a dudar de la pureza y de la sabiduría del Gran Maestro?!

-No dudo, solo di un simple punto de vista acerca de la situación -respondió el encapuchado sin inmutarse y sin sentir ningún miedo por la mirada amenazadora que le dirigía su superior -Además, ¿No me digas que realmente tú crees que ese bebé es un peligro para todos nosotros y nuestra sociedad "perfecta"?

-Escúchame bien, sucio Hüter der Briefe -dijo Conomory acercandose al encapuchado para tomarlo del pecho y verlo directamente a los ojos -Será mejor que reconsideres tus palabras, pues ese bebé es solo el comienzo de una catástrofe que puede destruir a nuestro mundo.

-Si tú lo dices, aunque realmente espero que esto no pesé en tu conciencia -respondió el encapuchado esbozando una sonrisa burlona y siendo soltado por el líder del grupo quien solo se limitó a darle un pequeño empujón para que este cayera en el suelo.

-Claro que no me arrepentiré de lo que voy a hacer, jamás lo hago -dijo Conomory viendo con seriedad a su compañero para posteriormente tomar un respiro y decir -Lancen los garfios y las cuerdas, ya es hora de acabar con esos infieles.

-Por supuesto que sí, amigo -dijo un tercer encapuchado asintiendo con la cabeza para luego señalar con esta misma los muros.

En ese momento, varios garfios y cuerdas comenzaron a ser lanzados hacia el muro quedando atorados en los ladrillos y permitiéndole a los misteriosos invasores escalarlo lentamente y con precisión para evitar ser descubiertos por la Guardia Real que para entonces estaba más entretenida con la pirotecnia que con las amenazas provenientes de las afueras.


Al mismo tiempo en el Gran Salón del Palacio Real de Xtalb-Ha, la orquesta detuvo la música de forma inesperada, lo cual dejó impresionados a varios de los invitados debido a que no esperaban que la fiesta se viera interrumpida, especialmente los Tradicionalistas, quienes para entonces empezaban a disfrutar de la celebración que se estaba llevando a cabo en toda la ciudad.

Afortunadamente, pronto ese silencio incomodo se vio interrumpido por el sonido de una cuchara que era golpeada contra una copa de vino, lo cual para los invitados se traducía como una invitación para ponerse de pie, tomar sus copas y brindar con su anfitrión que acompañado de su esposa (a quién había estado observando momentos antes) se proponía a dar un discurso para animar a sus contrincantes políticos y evitar algún conflicto futuro.

Incluso para hacer aún más emotivo el asunto, el gobernante tomó en sus brazos a su bebé para mostrárselo a todos los presentes, quienes no pudieron evitar sentir cierta ternura por ver a aquella inocente criatura que era de alguna manera la primera en encabezar a la Futura Generación de Personajes Legendarios.

Aunque claro hubo también quienes no pudieron ocultar cierta repulsión por el acontecimiento, el cual no podían superar debido a los conflictos políticos recientes.

-Queridos invitados, es un placer para nuestra familia darles nuevamente la bienvenida a esta fiesta que hemos preparado con esmero -dijo el Rey Alonso Alcudiel sonriendo -Es cierto que muchos de ustedes han tenido una postura tanto a favor como en contra de nuestra relación, pero fuera de ello siempre he creído que todos tenemos el derecho de elegir nuestro propio camino y de escribir nuestra propia historia.

-También queremos decirles que estamos muy complacidos con los obsequios que algunos han entregado generosamente esta noche, pero para nosotros lo más importante es que ustedes estuvieron presentes en esta fiesta luciendo sus mejores galas -dijo con entusiasmo la Reina Xtabay -Sé muy bien que no soy parte de la Realeza y que mi presencia puede ser incomoda para algunos, pero les aseguro que…

- ¿Incomoda? Es molesta y hasta grosera para mi -murmuró en voz baja una mujer de piel bronceada clara y cabello largo castaño oscuro que se encontraba en la mesa cercana al centro del salón y quien sentía cierto asco por escuchar cada palabra que salía de la boca de su anfitriona que continuaba su discurso deseándole lo mejor a todos los invitados.

-Ni que lo digas, Xtabay era y es una ramera, y ahora se cree parte de nuestro grupo social al igual que el tonto de su esposo -respondió también en voz baja una mujer de piel blanca como la nieve y cabello negro como el ébano, la cual se quedó durante algunos segundos observando la fina corona de plata con rubíes incrustados que descansaba sobre la sien de la Reina de Xtalb-Ha -Es una ofensa que siquiera este usando una corona con gemas obtenidas de las minas de mí reino, ¿Cómo se atreve?

-Tranquila, Blancanieves -dijo una mujer de piel blanca y cabello rubio que se encontraba sentada al lado de la gobernante del Reino White y quien destacaba por encima de otras mujeres debido a que sus zapatillas eran de cristal -Recuerda que debes mantener la compostura. Además, no faltara mucho para que esa zorra deje de existir junto con su hija.

-Eso espero, Cenicienta -dijo Blancanieves cruzando los brazos y dirigiéndole una mirada de profundo odio a la regente de la ciudad -Ya bastante tuve con perdonarle la vida a la Reina Malvada, no quiero a otra Renegada con poderes mágicos o influencia política en mi vida.

-Al final, creo que lo importante es la convivencia pacífica y armoniosa entre todos nosotros como herederos de un gran linaje milenario -continuó la Reina Xtabay esbozando una tierna sonrisa para después tomar a su bebé en brazos diciendo -Por todo ello… ¡Salud!

- ¡Salud! -respondieron al unísono la mayor parte de los presentes con excepción de las Gobernantes de los Reinos White, Ella y Beauty, quienes prefirieron simplemente beber su copa de vino antes que pronunciar alguna palabra halagadora para sus anfitriones.

Después de unos cuantos segundos, la música volvió a reiniciarse y con ello el baile que continuó su curso en medio de alegría y sonrisas, incluso no faltaron invitados que decidieron acercarse a la Reina y al Rey de Xtalb-Ha para felicitarlos o externarles su apoyo incondicional en caso de algún conflicto internacional, siendo la Familia Charming una de las que al parecer había cambiado su postura en torno a la ciudad y sus habitantes.


De regreso a los muros de Xtalb-Ha, los encapuchados continuaban escalando el muro lo más rápido que podían hasta que finalmente consiguieron llegar a la cima, la cual se hallaba desprotegida debido a que los guardias encargados de vigilar aquella zona habían decidido irse a una de las torres para jugar una partida de ajedrez acompañada por vino y un poco de música proveniente de un tocadiscos.

Conomory, quien se había percatado de esta situación, conjuro un hechizo de invisibilidad que cubrió a todos sus compañeros, quienes se acercaron a la torre lentamente y sin hacer algún ruido hasta lograr entrar en ella y colocarse detrás de los guardias que entre risas brindaban mientras intentaban concentrarse.

- ¡Ja! Estás en jaque, amigo -dijo el guardia esbozando una sonrisa y tomando su copa para beber un poco -Será mejor que pienses bien tu movimiento o tendré que llevarme todo tu sueldo de esta semana.

-No lo creo, siempre hay una última esperanza -respondió el otro guardia mirando de forma desafiante a su compañero sin percatarse que dos dagas invisibles se colocaban tanto en el cuello de su compañero como en el suyo.

-No, no hay esperanza -susurró Conomory en voz baja para después presenciar como sus compañeros degollaban a ambos guardias, los cuales cayeron al suelo muertos y ahogados por su propia sangre -Jaque… mate -dijo el Encapuchado Rojo sonriendo y colocando su dedo índice para mojarlo con la sangre de los guardias -Terminemos el trabajo, la hora se acerca.

Tras escuchar aquella orden, los encapuchados simplemente asintieron con la cabeza para luego empezar a correr por los muros asesinando a los integrantes de la Guardia Real, los cuales cayeron como moscas ante los ataques de sus verdugos quienes como un enjambre arrasaron con todo aquel que oponía resistencia.


En el Gran Salón del Palacio Real, la Reina Xtabay se encontraba sentada en su trono admirando a las hadas que habían decidido bailar en honor a su hija, la cual estaba en su cuna siendo mimada por una mujer de piel pálida y cabello largo blanco con franjas grises, una mujer que podría decirse compartía el mismo pensamiento y filosofía que los Gobernantes de Xtalb-Ha, quienes habían sido hasta ahora los únicos que la habían defendido y protegido del cruel Destino que le aguardaba.

El nombre de esta mujer era Evelyne Queen, heredera del manto de la Reina Malvada de Blancanieves y una Renegada en todo sentido, pues ella no deseaba apegarse al cuento tal y como lo dictaba el guion debido a que su final era ser asesinada a manos de la propia Blancanieves y su esposo durante el Baile de Bodas de estos.

Afortunadamente se había salvado, y todo gracias a que Itzen-Ha intercedió ante ella durante el baile de Blancanieves, impidiendo así que le fueran colocados los zapatos de hierro ardientes que servirían como castigo por sus actos, los cuales, aunque malvados, habían conducido a la gobernante del Reino White a un final feliz.

Desde entonces la amistad entre ambas mujeres fue sincera y cordial, tanto fue este acercamiento y apoyo mutuo que incluso consiguieron que el Concilio cambiara el final del cuento de Blancanieves, pasando de un final horrible para la Reina Malvada a uno que dejara satisfechos a ambos lados, donde Blancanieves tenía un Final Feliz como siempre mientras que la Reina Malvada simplemente desaparecía para siempre sin afectar a la joven más hermosa del Mundo Fantástico.

-Creo que le agradas bastante, Evelyne -dijo la Reina Xtabay poniéndose de pie y acercandose a la mujer para pararse al lado de esta.

-Realmente es una niña hermosa, tan hermosa como su madre -dijo Evelyne sonriendo y haciéndole algunas cosquillas a la bebé -Gracias por permitirme conocerla, normalmente la gente se aleja de mí en cuanto me ven pasar.

-Es normal, para ellos aún no es fácil asimilar que tú ya cumpliste con tu Destino.

-Aún no sé cómo agradecerte por lo que hiciste, realmente por un momento creí que yo…

- ¡Shhh! Tranquila, sé que fue una experiencia horrible para ti -interrumpió la Reina de Xtalb-Ha abrazando a la Reina Malvada y secando las lágrimas que está había empezado a derramar -Lo importante es que tienes una oportunidad de rehacer tu vida, de elegir un Final Feliz para ti y para… tu hija -dijo la mujer de piel morena tocando el vientre de su amiga -Va a ser una niña muy hermosa, quizás hasta una gran reina.

-Yo también espero eso y más -contestó la Reina Malvada sonriendo y soltando algunas lágrimas para luego voltear a ver a la pequeña Itzen-Ha diciendo -Sé que no me entiendes ahora porque eres muy pequeñita, pero quiero que sepas que mi… Raven siempre buscara ayudarte y protegerte, tal y como tu madre lo hizo conmigo.

Tras escuchar aquellas palabras, la bebé soltó algunas risas que fueron escuchadas por algunos invitados quienes confundidos no entendían porque la recién nacida reía ante las palabras de la villana, la cual se alejó para reencontrarse nuevamente con su esposo el Rey Bueno.


-Estoy ansioso por asesinar a esos malditos, este será el mejor regalo para la Princesa Renegada -decía emocionado y con un tono psicótico uno de los encapuchados mientras veía como sus compañeros arrojaban los cuerpos de los guardias al vacío.

-Conomory, ¿Puedo disparar ya? -preguntó otro miembro del grupo que se encontraba frente al cañón que se localizaba a la entrada de la ciudad -Ya quiero que empiece la diversión, quiero aplastar cabezas, apuñalar, disparar, asesinar, violar y… y… ¡Darles un escarmiento a esos blasfemos!

-Dispararas cuando yo lo ordene, no olvides que debemos esperar a que lancen el último cuete de la noche -respondió Conomory viendo con seriedad al encapuchado para luego voltear hacia su izquierda y ver como el resto de sus subordinados se encargaban de abrir la puerta dejando entrar a varios regimientos de soldados, muchos de ellos pertenecientes a los Reinos White, Charming, Ella y Beauty - ¿Sabes qué? A la mierda el plan original, vamos a atacar de una buena vez.

-Eso significa que puedo…

-Si, dispara el cañón -ordenó Conomory sonriendo y tapándose los oídos durante algunos segundos hasta que el arma mencionada fue accionada provocando que el sonido del disparo se confundiera con el sonido de los fuegos artificiales.

En ese momento, los soldados comenzaron a avanzar acompañados de un regimiento de fusileros, los cuales se pusieron en posición apuntando sus armas hacia la plaza, la cual para entonces estaba abarrotada por gran parte de la población que en cuanto se dio la vuelta para dirigirse a sus casas fueron recibidos por una ráfaga de disparos que acabó con la vida de algunos e hiriendo a otros más.

- ¡Vamos! ¡Sin piedad! -ordenó el Capitán del Regimiento White apuntando hacia la población e instigando a sus soldados a atacarlos.

Fue ahí que comenzó una brutal masacre en contra de todos los civiles, los cuales despavoridos intentaban huir para evitar ser asesinados, aunque todos aquellos intentos fueron en vano debido a que los soldados con una ira incontenible los apuñalaban o acribillaban sin compasión.

Los más crueles fueron sin lugar a dudas los soldados del Reino Beauty, pues estos se metían a las casas y comercios para saquearlos y asesinar a los propietarios, no importando si eran mujeres o niños, para ellos todos eran Renegados, todos eran infieles y traidores que merecían ser asesinados sin misericordia.

- ¡No! ¡No me maten! ¡Solo soy un simple panadero! -suplicaba asustado un joven elfo acorralado contra la pared y quien vestía un mandil y un sombrero de chef blanco.

- ¡Cállate! -gritó un soldado del Reino Beauty al tiempo que atravesaba con una lanza el estomago de aquel infortunado individuo - ¡¿Qué te parece eso, estúpido Renegado?!

- ¡Por la Caridad de Dios! ¡Dejen de matar a esta gente! ¡Son sus hermanos! -suplicaba un fraile franciscano en las calles mientras intentaba apaciguar a los soldados con el símbolo de la cruz.

- ¡Cállate, Fraile del Diablo! -respondió un soldado del Reino Ella abofeteando al sacerdote y haciéndolo caer en el suelo donde fue sometido por sus compañeros quienes se lo llevaron a rastras hasta las afueras de la ciudad.


Al mismo tiempo en el Gran Salón del Palacio Real, el pánico y el caos se había apoderado de los invitados, pues los disparos y el sonido de las espadas atravesando los cuerpos de los civiles no pasaron desapercibidos por ninguno de los presentes, quienes incluso se atrevieron a asomarse por una de las ventanas solo para ver como la sangre de los Renegados era derramada en las calles sin compasión ni clemencia, todo ello mientras a lo lejos una extraña figura encapuchada admiraba con satisfacción aquella escena.

Tanto el Rey Alonso Alcudiel como la Reina Xtabay estaban totalmente paralizados con toda aquella situación, pues ellos no esperaban que algo así ocurriese justo en el día más feliz de sus vidas y menos que este mismo fuera encabezado por el mismo grupo de personajes y seres que desde hace ya algunos meses atrás habían dejado en claro que no aceptarían su mera existencia.

- ¡Majestad! ¡Hemos bloqueado la puerta principal! -gritó con firmeza un Guardia Real quien entró al salón corriendo hacia los monarcas y siendo acompañado por otros guardias más -El resto del ejército defiende con bravura los jardines y están disparando los fusiles desde las torres.

- ¿Y los cañones?, ¡¿Por qué no disparan los cañones?! -preguntó nervioso y a la vez asustado el Rey Alonso mientras veía con seriedad al Guardia Real.

-Están… inservibles, un hechizo de magia oscura los inutilizó -respondió el Guardia Real para después quitarse su casco diciendo -Señor, la ciudad está perdida y lo mejor es ponerlo a salvo junto con el resto de la Familia Real.

De repente, un fuerte y estruendoso estallido resonó por todo el lugar haciendo que algunos de los vitrales que decoraban el salón se rompieran mostrando como la Torre del Reloj caía sobre los jardines aplastando a varios soldados que defendían el último reducto que yacía en manos de los gobernantes de la ciudad.

-Hay que poner a salvo a los invitados, no podemos dejar que sus cuentos mueran -dijo el Rey Alonso caminando hacia la ventana y notando como algunos de los soldados invasores tenían grabado en sus petos el escudo de armas de los reinos de algunos de sus invitados especiales -General, lleve a los invitados a la salida de emergencia y condúzcalos hacia la costa, que aborden los barcos para irse de aquí.

-Ehm… Majestad, ¿Está consciente de que cuatro de sus invitados son responsables de esta invasión?, ¿No sería mejor tomarlos de rehenes y ofrecer un canje?

-No, yo no voy a darle a ese loco el gusto de difamar a mi familia -respondió el Rey Alonso para después acercarse a su esposa quien en ese momento tomó a su pequeña hija en sus brazos -Vete con ellos, yo me encargare de darles tiempo.

-N-No… ¡Yo me quedó contigo! -dijo la Reina Xtabay derramando algunas lágrimas y abrazando a su marido.

- ¡No! ¡Él viene por nuestra hija y no podemos permitir que se la lleve! -dijo el Rey Alonso igualmente llorando para después darle un beso en los labios a su mujer y uno en la frente a su hija, a la cual le dijo las siguientes palabras -Adiós… hija mía, cuídate y nunca te olvides… de tus orígenes.

Tras pronunciar aquella frase, el Rey Alonso condujo a su mujer con el Guardia Real, quien asintiendo con la cabeza la llevó, junto con el resto de los invitados, hacia una puerta que conducía a un pasillo oscuro y sin iluminación, el cual estaba lleno de escaleras, material de construcción y otros objetos que hacían intuir que el lugar no estaba ni siquiera a la mitad de acabado.

Aunque quizás lo más resaltable del mismo era un bajorrelieve que se encontraba al final de aquel oscuro sitio y que retrataba a la Familia Real de Xtalb-Ha, la cual posaba sonriente junto con su bebé dándole la bienvenida a los invitados.

El Guardia Real empujó rápidamente el bajorrelieve revelando un túnel secreto, después hizo una seña a los invitados de la fiesta, quienes cruzaron rápidamente para escapar de la ciudad, la cual para entonces ya no era más que polvo y cenizas debido a los cañonazos que los regimientos invasores disparaban en contra de los edificios y las casas.

La Reina Xtabay permaneció en silencio junto a su bebé en una de las esquinas del pasillo esperando a que los invitados salieran, en especial su amiga Evelyne Queen que no quería dejar sola a su hasta entonces única aliada y amiga, pero esta con una seña le hizo entender que debía irse, pues era probable que los responsables de la invasión buscasen la manera de capturarla, llevarla a juicio y posteriormente ejecutarla por traicionar su Destino.

Con lágrimas la Reina Malvada tuvo que cruzar el pasillo dejando a su amiga atrás, aunque sin percatarse que justamente detrás de ella estaba Blancanieves, la cual antes de irse le entregó al Guardia Real un anillo de oro que tenía grabado el símbolo de una corona al mismo tiempo que le decía en voz baja:

-Ya sabes que hacer, Lucius.

El Guardia Real simplemente asintió dejando que la Regente del Reino White cruzara siendo seguida por las monarcas del Reino Beauty y el Reino Ella, quienes sonreían complacidas al ver que después de ellas solo faltaba la Reina Renegada, la cual no sospechaba que muy pronto tendría que enfrentarse a una triste y dolorosa realidad.

La Reina Xtabay caminó con su bebé en brazos hacia la entrada del túnel, pero antes de siquiera poder entrar fue empujada por el Guardia Real que inmediatamente presionó un botón que estaba dentro del túnel y el cual empezó a cerrar la entrada.

- ¡No! ¡Espera! ¡¿Qué crees que haces?! -preguntó la Reina de Xtalb-Ha asustada y confundida al ver que el Guardia Real la estaba abandonando en aquel lugar.

-Lo siento, Majestad -respondió el Guardia Real esbozando una sonrisa maliciosa mientras mostraba el anillo que Blancanieves le había dado -La Reina Blancanieves y su hija deben ser quienes lideren a esta nueva generación de seres fantásticos… ¡Muerte a la Semilla Maldita!

- ¡No! ¡No! -gritó la Reina Xtabay poniéndose de pie e intentando evitar que la entrada al túnel se cerrara, pero fue inútil y este terminó por cerrarse dejándola a ella y a su bebé solas en el pasillo - ¡Abran la puerta! ¡Por favor! ¡Evelyne! ¡Rapunzel! ¡Ayúdenme! -suplicó la Reina llorando y golpeando el bajorrelieve para luego caer lentamente de rodillas en el suelo donde abrazó a su hija fuertemente.

En ese momento, la mujer de piel morena se percató que la bebé empezaba a despertar y a llorar, por lo que empezó a mecerla en sus brazos para intentar calmarla, después soltando algunas lágrimas la acaricio y con voz entrecortada le canto una hermosa canción cuya letra decía:

Hija mía…

Flor de bello aroma…

Duerme y sueña con mi amor…

Tú eres mi vida…

El motivo de mi felicidad…

Deja que las hadas…

Cuiden de ti…

Tras cantar aquella canción, la bebé se quedó completamente dormida mientras que la Reina simplemente alzó la vista solo para darse cuenta que justo frente a ella se encontraba un encapuchado armado con una espada, el cual alzó su espada al tiempo que las nubes cubrían la luz de la luna oscureciendo el lugar y no revelando lo que sucedió después de aquel encuentro que marcaría el Fin de los Renegados y el Nacimiento del Orden Perfecto de los Tradicionalistas más Radicales.

Continuara…

Y bueno damas y caballeros, con este proyecto nacido hace meses es como despedimos el año 2023, espero que les haya gustado.

Añádanlo a favoritos, comenten, sigan la historia y espero que les haya gustado ya que desde hace tiempo quería hacer un fanfic de esta franquicia, pero solo hasta ahora me brotó la inspiración.

Sin más que añadir, les deseo un Feliz Año Nuevo 2024.

Y recuerden: El Fin es Solo el Comienzo.