Como siempre, Naruto no me pertenece.
Aclaraciones: Esta historia forma parte del Semi Universo Alternativo que he creado en el Mundo de Naruto donde la mayoría están vivos, hay algo de paz, no hay guerras y Menma es el gemelo de Naruto y el clan Uchiha no fue masacrado.
Imán
Parte 1
Karin no dejaba de patear el piso, desesperada e impaciente de que Obito nuevamente los hiciera esperar. Una costumbre que al mayor no se le quitaba, pero cómo dice el dicho: Perro viejo no aprende trucos nuevos. La cosa no era esperarlo, sino aguantar el frío. Odiaba a Konoha cuando hacía invierno, a comparación de su aldea natal donde la mayoría del tiempo llovía y era bochornoso, en Konoha las temporadas pegaban fuerte. Y aunque también admitía que el usar aquel short con sus botas ninja hasta los muslos y la blusa lila de cuello de tortuga debajo de su chaleco jounin no había sido buena idea, le gustaba cómo se veía.
—Ya se tardó —expresó en voz alta a las dos figuras que estaban a su lado, el resto del Equipo Obito.
—Probablemente se quedó dormido. No me extrañaría —comentó Suigetsu, que lucía como nada con aquella playera sin mangas y unos pantalones grises, llevando la espada de Zabuza Momochi, la Kubikiribocho, el Demonio Oculto de la Niebla que murió a manos de Suigetsu durante una misión en el País de las Olas acompañados del Equipo 7 en aquel momento, proclamando la espada como suya, siendo ese el inicio de su travesía para recuperar el resto de las espadas de los famosos Siete Espadachines Ninja de la Niebla, grupo al cual su fallecido hermano había pertenecido.
—¡Hace un frío horrible! —se quejó la Uzumaki, frotando sus manos en busca de crear algo de calor—. ¿Cómo puede dejarnos así?
—Eso te pasa por vestir como una cualquiera —señaló el Hozuki, con una sonrisa burlona en sus labios, notando cómo la chica se encrespaba debido al comentario.
—¿Qué dijiste, animal? ¡Puedo vestirme como yo lo desee, además, soy una kunoichi!
—Nah, todos sabemos que vistes de esa manera para que Sasuke Uchiha te de una mirada. Pero ese tipo está tan obsesionado con sus metas que ni siquiera voltea a verte. Vaya perdedora.
—Una palabra más, Suigetsu, una palabra más y juró que te mato.
—Uy, amanecimos bravas el día de hoy.
—Los dos cállense de una vez —gruñó Menma, suspirando con irritación, no solo por esperar a Obito con los detalles restantes de su misión sino también por la pelea de esos dos.
A pesar de los años al lado de ese par, todavía no se acostumbraba a sus peleas, le daban jaqueca. Imaginó que al convertirse en chunnin dejaría el equipo pero, sorpresa, seguiría al lado de esos dos hasta ingresar a ANBU y trabajar en solitario. Solo necesitaba llenar unos cuantos formularios y cumplir ciertos requisitos, de ese modo de desharía de ese par.
Karin y Suigetsu se limitaron a verse, aunque el último le sacó la lengua a la pelirroja que simplemente levantó su dedo corazón, desviando la mirada, molesta y con brazos cruzados. Menma bufó. ¿Cuándo admitirían esos dos que se gustaban? Más de una vez Obito intentó ser Cupido para ese par, no obstante siempre fallaba o Karin golpeaba al Uchiha por insinuar que ella podría sentir atraída a una basura marina cómo lo era Suigetsu.
Del odio al amor solo hay un paso —decía la frase. Vaya que a ese par le quedaba como anillo al dedo.
—Hola, mis solecitos. Es lindo verlos el día de hoy. Ah, hoy hace un increíble día, ¿no?
La figura de Obito materializarse en frente de ellos hizo a los tres gruñir por el entusiasmo del jounin que lucía más sonriente esa mañana a comparación de otros días. Bueno, tampoco era que el ninja mantuviera siempre un comportamiento fijo, había días en los cuales ni quería estar ahí con ellos, en los que estaba más irritado —dando a conocer tener el mismo carácter de los Uchiha— y otras veces andaba diciéndoles lo mucho que ellos significaban para él, que eran sus pequeños monstruitos.
Pero ese día en particular brillaba tanto que a ellos les hizo doler la cabeza. Demasiada luz para sus almas oscuras.
—¿Es broma? ¡Obito-sensei, estamos a -10º grados! ¡Hay nieve por todas partes! ¡Por supuesto que no es un buen día!
—Ya, Karin-chan, prometo que cuando regresemos de la misión te invitaré un chocolate súper calientito —de ese modo logró calmar las quejas de la chica que pareció estar de acuerdo con la oferta.
Miró a los otros dos chicos y se puso sus manos sobre la cintura, alzando con orgullo su barbilla, dejando ver la hermosa bufanda que cierta señorita le regaló el día de ayer. Ninguno de los chicos preguntó y se limitaron a empezar a caminar, para su desconcierto.
—¡Oi, oi! ¿No me ven algo diferente? —le preguntó, yendo detrás de ellos.
Menma en automático se había puesto al frente del grupo mientras el Uchiha le pasaba el pase a Kotetsu e Izumo que cuidaban la puerta principal de Konoha, apurando sus pasos para alcanzar a su equipo que no tenía problemas en dejarlo atrás.
—Pensé que solo Karin preguntaba eso, no usted, Obito-sensei —contestó Suigetsu, con sus manos detrás de la nuca, viéndole con algo de burla.
—Es difícil no verlo con esa bufanda tan llamativa —comentó Karin, incluso ajustó sus anteojos, mirando la prenda que no tenía nada de especial para ella—. Siempre usa cosas demasiado llamativas, sensei. Si nos atrapan será por su estúpida bufanda.
—Hey, no insultes a mi bufanda —regañó Obito como si hubieran insultado a su madre—. Ella no tiene la culpa.
—¿De verdad te refieres a tu bufanda como ella? —cuestionó Menma, con una mueca irritada—. De verdad te hace falta convivir con mujeres. ¿Hasta cuándo dejarás de acosar a Rin? ¿Hasta que se case?
—¡Yo estaba hablando de mi bufanda, no de Rin-chan! ¿Por qué te encanta sacar tanto el tema, eh, Menma? —una expresión sombría apareció en Obito—. ¿N-No será acaso que te gusta mi Rin-chan…?
—Claro que no, es muy vieja para mí —cortó de inmediato el Uzumaki.
A Obito ese comentario no le gustó.
—Rin-chan no es vieja.
—Tiene la misma edad que tú. Los dos son viejos.
—Oi, eso es muy grosero, deberías respetar a tus mayores, Menma.
—Eso es algo que los viejos dicen.
—¡Qué no estoy viejo!
Suigetsu soltó una risa por ver el comportamiento infantil de Obito, especialmente cuando Menma se veía envuelto. No dudaba que se debía a esa familiaridad que siempre existió entre ambos, sabiendo que Obito estaba presente en la vida de Menma y Naruto cuando éstos aún se encontraban en el vientre materno de Kushina Uzumaki.
Obito era una especie de tío o hermano mayor para los gemelos Uzumaki.
—Entonces, sensei —llamó la atención el espadachín, mirando con curiosidad la prenda que colgaba del cuello del Uchiha. Todos en Konoha eran unos débiles por no aguantar el frío—. ¿De qué bote de la basura sacó esa cosa?
—Fue un regalo —contestó Obito, con una sonrisa de autosuficiencia.
Karin alzó una ceja.
—¿Mikoto-san se la dio?
—Nope.
—¿La viejita de los dangos?
—Tampoco.
—¿Un vagabundo?
—¡Hey, yo también recibo regalos de vez en cuando! —se quejó Obito, ninguno de esos mocosos lo respetaba.
Karin rió.
—Lo siento, sensei, es que no me imagino a nadie más, aparte de los mencionadas, darle algo a usted. Eso lo puedo esperar de Itachi-san, Shisui-san y Sasuke-kun —susurró el nombre del último de manera dulce, con las mejillas sonrojadas.
Los tres hombres la vieron con fastidio. Ahí estaba el fanatismo por Sasuke Uchiha.
—Pues ellos no son los únicos —bufó Obito, algo ofendido. No era tan guapo como el resto de sus primos pero tenía su encanto. Por algo Hinata-chan le regaló aquello, aunque no pensaba mucho más allá del simple cariño fraternal que la jovencita sentía por él, era como una especie de hermano mayor para ella—. Alguien me hizo esta bufanda, y miren, miren, ella bordó a mano el logo de mi clan —presumió como niño pequeño, con su ojo brillante mientras le mostraba a todos el logo del clan Uchiha.
—Vaya, tiene una fan entonces, sensei —dijo Suigetsu, sonriendo con burla—. Pobrecilla, debe tener mala vista.
—Ustedes no me respetan —comentó de manera depresiva el ninja—. Puedo ser un hombre interesante para cualquier mujer, es solo que me juzgan antes de conocerme.
Menma rodó los ojos. Si iba a escuchar a Obito hablar todo el camino hasta el lugar de la misión prefería rebanarse las orejas él mismo.
—Además, Hinata-chan tiene una vista perfecta. Y es una chica muy gentil, mira que tomarse la molestia de tejer mi bufanda, hacer el logo de mi clan aun sabiendo que Hiashi-san podría desheredarla y venir a dármela personalmente en las puertas principales de mi distrito —comentó Obito, con seriedad, ajustando más su bufanda—. Por eso uso esta bufanda con el orgullo y respeto que se merece. Fue un regalo muy querido. Pobrecita, la presión que tuvo que soportar al haber estado rodeada de tantos Uchiha, no me extraña que Sasuke la haya traumado, espero que no piense que soy igual de amargado que ese mocoso.
Por un momento la mente de Menma se volvió un espacio hueco cuyo eco retumbaba en toda su cabeza con la frase de: Hinata-chan tejió esta bufanda para mí. Pensó que escuchó mal, incluso detuvo su caminar, viendo al Uchiha como si acabara de decir la mayor estupidez hasta el momento.
—¿Hinata Hyuga le hizo esa bufanda? ¿La chica rara del Equipo de Kurenai-sensei? —preguntó con el fin de confirmar si lo que sus oídos escucharon había sido lo correcto.
Obito se detuvo también, mirando confundido a Menma por la repentina pregunta.
—Oi, Menma, ya te dije que Hinata-chan no es rara, bueno, a veces lo es pero solo porque se comporte así, tartamudee un poquito y no hable a gritos como Naruto no significa que puedes llamarle así.
—¿Me está diciendo que una Hyuga le regaló una bufanda y bordó personalmente su logo? —Suigetsu se mostró algo sorprendido para luego reír con fuerza—. Vaya, esa chica no tiene orgullo. ¿No se supone que su clan y el suyo, sensei, son enemigos naturales o algo así?
—El que nuestras familias no se lleven bien no significa que sea grosero con Hinata-chan, es una chica muy amable y servicial, nada qué ver con los amargados con los que vive. Hasta Shisui le cae bien.
—¿Shisui-san? —preguntó Karin, algo sorprendida. No era que el primo mayor de Itachi Uchiha le fueran indiferentes las mujeres, de todos los Uchihas él es el que se portaba mejor con la población femenina, haciendo que muchas jovencitas suspiraran enamoradas de él. Incluso Ino Yamanaka admitió gustarle por un tiempo Shisui mucho más que Sasuke.
—Su primo es un mujeriego, por supuesto que todas las chicas le caen bien —comentó Suigetsu, aunque el detalle que Menma se había quedado algo callado no pasó desapercibido por él—. ¿Verdad Menma? Digo, no es como si Shisui tuviera la culpa, estoy seguro que debajo de toda esa ropa holgada debe haber un tesoro. Las chicas que ocultan demasiado es porque tienen mucho que mostrar…
—Suigetsu.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo del muchacho y éste sintió un instinto asesino a sus espaldas. Incluso Karin se mostró incómoda al observar cómo el flujo de chakra de su sensei se había alterado un poco. Hasta el Sharingan se le activó en automático.
—No hables así de Hinata. Menos cuando yo esté presente.
—N-No se enoje, sensei. Solo decía lo que muchos opinan. ¿Neh, Menma?
—Estoy demasiado ocupado para interesarme por esas cosas —contestó de manera cortante el chico.
Suigetsu suspiró.
—Si tú lo dices, aunque no olvido lo preocupado que lucías cuando la intentaron secuestrar esos ninjas de la Nube durante el caos que hubo en los Exámenes Chunnin. Hasta te peleaste con Neji Hyuga con tal de acompañarlo.
Obito miró con interés al Uzumaki, no sabiendo que ese hecho hubiera sucedido entre su alumno y Hinata-chan. Nunca lo compartió con él.
—No fue así, siendo el hijo del Cuarto tengo que velar que un doujutsu importante como el Byakugan no salga de Konoha —masculló el chico, desviando la mirada, sintiéndose algo irritado de que Suigetsu recordara ese evento.
—Ajá. Y por eso la cargaste como si fuera una princesa.
—Cabeza de Pez, cierra la boca antes de que Menma pueda invocar a su Shinigami y le de la orden de rebanarte como sashimi. Su flujo de chakra está algo alterado, seguramente por tus comentarios.
Menma arrugó el ceño y miró a su prima con un fulminante brillo. Odiaba que viera su chakra con tanta facilidad.
—Karin, te he dicho miles de veces que no me gusta cuando checas mi chakra.
—Lo siento, no fue mi intención. Deberías calmarte, sabes que Suigetsu solo dice estupideces, no es como si él estuviera insinuando algo.
—¿Insinuando qué? —preguntó Menma, algo enojado.
Karin simplemente ajustó sus gafas.
—Qué te gusta la Hyuga.
—Es una tontería —masculló con acidez.
—Claro que lo es —siguió la pelirroja. A veces se le olvidaba que Menma podía matarla, el hecho de ser familia no se lo impediría—. Es una absoluta tontería imaginar a alguien tan bonita como Hinata Hyuga esté a tu lado. No estás a su altura.
—¿A qué te refieres con eso?
—Sí, Karin, ¿desde cuándo te cae bien la Hyuga? Siempre las has tratado mal.
—Que no la trate como la Frentona y Cerda lo hacen no quiere decir que me caiga mal. Es de las pocas chicas con las que puedo hablar de Sasuke-kun sin que intente rivalizar conmigo. Además, hemos platicado un par de veces, cuando iba a nuestro campo de entrenamiento a espiar a Obito-sensei.
—¿Eh? —Ahora él qué tenía que ver en la conversación. Por un momento estaba disfrutando de escuchar esa plática entre sus alumnos, hasta se atrevió a reír ante la posibilidad de que a Menma le gustara Hinata-chan. Incluso cantaría "Hinata y Menma, son novios, se gustan" pero se detuvo de hacerlo cuando Karin soltó esa bomba—. ¿Qué Hinata-chan hacía qué?
—Sensei, usted es muy idiota para estas cosas. Además, puede que me equivoque y realmente haya sido fan de Menma. O de Suigetsu, que si fuera el caso, sin duda esa chica tiene algo mal en el cerebro por fijarse en un tipo como el Atún.
—Hey, tengo mi encanto —se quejó el Hozuki.
—Querrás decir el encanto de una piraña.
—Tú tampoco eres alguien con una personalidad encantadora, Zanahoria.
—Se están desviando del tema —regañó Obito al ver a los dos chicos empezar a discutir—. Karin-chan, ¿a qué te refieres con que Hinata-chan me espiaba?
—A eso precisamente, Obito-sensei. Iba a verlo, aunque la mayoría del tiempo se queda viéndolo de lejos. Era algo creepy pero supongo que es parecido a lo que yo hago a veces con Sasuke-kun, la diferencia es que yo sí me acerco al chico que me gusta.
Las mejillas de Obito se tiñeron de rosa.
—¡Karin-chan, estás mal interpretando todo! ¡Hinata-chan no está enamorada de mí, solo me quiere, como un hermano mayor! ¡Es porque de niña hablé con ella y la regresé a su casa! ¡Además soy muy grande para ella!
—¿Ahora si se considera viejo, eh? —la Uzumaki soltó una risita.
Obito gruñó, enojado y con el corazón latiendo a mil. Lo que la pelirroja decía era una tontería, como Menma mencionó. Una chica bonita como Hinata no podía verle de ese modo, se negaba a aceptarlo, además a él le gustaba Rin, siempre había sido así, no tenía ojos para otras mujeres que no fueran su preciosa amiga y único amor. Además, Hiashi-san lo mataría, nunca dejaría que su futura heredera estuviera en una relación con un Uchiha.
Había más probabilidades que la Luna cayera sobre la Tierra que la chica Hyuga estuviera enamorada de él. Podía asegurar que le gustaba alguien más, otro chico de la aldea, o algunos de sus compañeros de equipo. Cuando iba a la florería Yamanaka para comprarle flores a Rin y llevarle otras a la tumba de su abuela, veía al joven Inuzuka salir corriendo con un ramo de girasoles en la mano, algo costoso, especialmente cuando no era la temporada. Pero reconocía esas actitudes porque él también actuaba así, daba igual cuánto costara un regalo siempre y cuando vieras la carita de felicidad de la persona más importante de tu vida.
No es que acosara las actividades del Equipo de Kurenai, simplemente era cuestión de lógica. La chica con la que más tiempo pasaba el Inuzuka era Hinata-chan y siendo una señorita educada, gentil, linda y amable, no dudaba que el castaño sintiera algo más por ella que un sentimiento de compañerismo.
—¿Uh? ¿Menma?
Cuando no vio al Uzumaki al frente, sino atrás, pensativo, con su mirada oculta detrás de su cabello azabache, Obito detuvo su andar mientras adelante Karin y Suigetsu continuaban peleando, ahora de quién sabe qué tema.
Cuando el ninja no le escuchó, Obito volvió a hablarle.
—¡Menma! —gritó y eso llamó la atención del azabache que simplemente levantó la mirada, algo oscurecida, con el ceño fruncido.
Obito sintió algo de miedo, esa mirada era igualita a la que Minato-sensei ponía cuando estaba enojado o se enfrentaba contra un enemigo que era una amenaza para su aldea. Ni Kakashi y él se atrevían a molestarlo, amaban vivir—. ¿Q-Qué pasa? ¿P-Por qué te quedas atrás? ¿Te duele algo? ¿Quieres hacer pis?
Sin embargo, el chico simplemente retomó su caminata, pasando de largo, ignorando sus preguntas para llegar hacia el resto de sus compañeros y ponerse el frente. Obito parpadeó sin entender el comportamiento de ese mocoso.
—Adolescentes —gruñó para seguirles el camino a sus alumnos que no les importaba dejarlo atrás.
Esos desconsiderados.
—¿Crees que Fugaku-san me castigará si decido invitar a Hinata-san a una cita?
La pregunta de parte de Shisui hizo a Itachi dejar de leer su libro para ver al muchacho que miraba con alto interés el paisaje nevado en el patio de la Casa Principal de los Uchiha, entretenido en ver cómo la nieve llenaba cada espacio del lugar.
No respondió con rapidez, como siempre acostumbrada, aunque no negaba que Shisui tenía el poder de siempre hacerle las preguntas más raras en los momentos menos inesperados. Éste era uno de ellos.
—Es lo más probable —respondió, buscando las palabras adecuadas—. Sabes de antemano la opinión de mi padre respecto a los Hyuga. No dejará que ningún Uchiha se acerque más de lo necesario a los portadores del Byakugan.
—¡Pero Hinata-san es súper linda! —se quejó Shisui como niño berrinchudo, cerrando la puerta corrediza que daba a la nieve y gateando hasta sentarse al lado de su primito—. Neh, Tachi, ¿viste lo adorable que lucía cuando se sonrojó al darle el regalo al bobo de Obito? ¡Se veía tan bonita! Estuve tentado a pedirle salir conmigo pero se atravesó todo eso de la bufanda y ya no pude.
Itachi cerró el libro con cuidado, mirando a su primo con calma, intentando adivinar cuáles eran los pensamientos de Shisui aunque la mente de éste a veces fuera un enigma.
—No sabía que estabas interesado en Hinata-san de esa manera.
—No lo estaba, hasta ayer. Tampoco es que haya pasado mucho tiempo con ella, siempre estoy fuera de misión.
—O saliendo con diferentes mujeres.
—Oye, puedo morir en cualquier momento, tengo derecho a disfrutar mi juventud. Y eso es mucho mejor cuando estás acompañado de una linda mujer.
—No niego aquello, sin embargo, para disfrutar de la vida siendo acompañado de una mujer, debe de ser una sola y no casi toda la aldea.
Shisui rió nerviosamente. A veces se le olvidaba que Itachi era muy recto con esos temas. Condenado suertudo, era de los solteros más cotizados en la aldea, al igual que Kakashi, pero Itachi muchas veces dejó en claro que no era su intención buscar pareja —a pesar de las quejas de su madre que si se iba por ese camino nunca la convertiría en abuela— ni casarse, estaba mejor así.
—Bueno, no me puedes culpar. Muchas de ellas están despechadas después de ser destrozadas por la falta de cortesía y delicadeza de Sasuke-chan. Alguien tiene que solucionar esos problemas. No podemos tener mala fama.
—¿Desde cuándo te preocupas por mantener el honor del clan? —cuestionó Sasuke, entrando a la sala de estar, escuchando lo último que su primo mayor dijo.
Éste se mostró sin el menor de los arrepentimientos y solo le sonrió, a modo de saludo.
—¿Qué hay, Sasuke? Regresaste rápido de tu misión —el Uchiha soltó un suspiro de lamento—. Y yo que pensaba que me podría comer tu ración de comida hoy.
—Aprende a cocinar tu propia comida, Shisui. Mi madre no está para servirte —masculló algo irritado el pequeño Uchiha que solamente tomó asiento al otro lado de la mesa, en el cojín. Se le veía algo cansado.
Itachi sonrió levemente. Estaba feliz de que Sasuke regresara de su misión sano y salvo.
—Bienvenido, Sasuke.
—Estoy en casa —respondió de manera automática mientras apoyaba su rostro con el reverso de la mano y el codo en la madera—. ¿Mamá dónde está?
—Fue a comprar unas cosas para la cena. Pero creo que también fue a platicar con Kushina-san.
—¿Papá?
—En la Comisaría.
Sasuke asintió, sin preguntar más. Solo descansaría un poco y después iría a su habitación a darse una ducha.
—Sasuke-chan —le llamó Shisui y el rostro de tranquilidad de Sasuke se arrugó.
—¿Qué?
—¿Hinata-san estuvo en la Academia contigo, verdad?
Esa pregunta no se la vio venir. Observó a Shisui sin entender del todo porqué el reciente interés en la heredera del clan Hyuga. Pensó que ayer sería el único momento en que escucharía sobre ella.
—Creo que sí —bufó—. ¿Por qué te interesa?
—Oh, bueno, pensé que sería buena idea saber que le gusta, ya sabes, estuviste con ella durante toda la Academia, algo habrás de saber sobre ella.
—Lo único que sé es que es una Hyuga, tartamudea, es débil, lenta y siempre se sonroja por todo. No ha cambiado desde entonces. Aunque no negaré que durante los Exámenes Chunnin me impresionó que no muriera a causa de Neji.
Shisui sonrió algo nervioso.
—Sí, definitivamente no fue buena idea preguntarte a ti sobre eso.
—Hinata-san es una kunoichi fuerte. Ha mostrado más de una vez sus habilidades y las domina a la perfección, me atrevo a decir que su manera de pelea es muy elegante —intervino en la conversación Itachi, dando su honesta opinión, no era que le prestara mucha atención a la chica pero nunca le había provocado problemas, ni siquiera le perseguía como varias jovencitas de su edad en la aldea. Su actitud era, de cierta manera, muy similar a la de ella. Su madre siempre le decía aquello—. Incluso a nuestra madre le agrada.
—Oh, eso sí es una sorpresa. A Mikoto-san es raro que le agrade alguien así de fácil, especialmente si es una Hyuga, aunque ella casi no sigue mucho las tradiciones del tío Fugaku —comentó con travesura Shisui mientras Sasuke sentía que estaba perdiendo el tiempo hablando con esos dos sobre la Hyuga.
No tenía nada de especial.
Itachi recordó cierta escena en su infancia, un Tanabata hace muchos años, cuando Sasuke era pequeño y era normal verlo comportarse como un niño de su edad. Recordó a una niña pequeña de ojos como Luna desear buenos deseos a su clan, a su madre y a Hitomi-san —la matriarca Hyuga en aquel entonces— conversar amistosamente pese a la tensión entre su propio padre y Hiashi-san.
—Aunque creo que lo que hace más interesante a Hinata-san es que no está loquita por Sasuke-chan —Shisui no se detuvo en molestar al más pequeño de los tres, mirándole con una ceja alzada y algo de burla—. Esa chica es inteligente.
—Claro, tan inteligente cómo para tener un tipo de enamoramiento con Obito, el peor de los Uchiha —masculló Sasuke, no sabiendo porque aquello le molestaba.
—Bueno, Obito no será el más talentoso del clan pero sigue siendo fuerte, Sasuke-chan, y estoy seguro que puede vencerte con facilidad, por algo su nombre está en los archivos de Shinobis de Élite de toda Konoha. Si no fuera por su enamoramiento por Rin-san, estoy seguro que ya tendría pareja a estas alturas.
—En lugar de perder el tiempo en esas tonterías debería concentrarse en su carrera. Ya tiene mucho tiempo siendo jounin. Más de una vez padre le ha dicho que podría tomar la prueba para ser ANBU, como Kakashi y nii-san.
Itachi sonrió algo melancólico ante eso último.
—Obito-san participó desde muy pequeño en la Tercera Gran Guerra Shinobi, Sasuke. Perdió a muchos compañeros, puso su vida en riesgo y fue en esa época en que su abuela, Horai-san, falleció. El que no haya destacado como Kakashi-san ni como yo no significa que sea menos. Él también sufrió sus sacrificios para proteger a Konoha. Ninguna persona debería considerarse débil cuando sus intenciones son proteger y cuidar, al contrario, se debería reconocer su fortaleza.
Sasuke se quedó callado, bajando la mirada, sintiendo como si Itachi lo estuviera regañando a pesar de no alzar la voz. No era nada parecido a cuando su padre estaba furioso y hablaba de manera ruda o su madre gritando con sus manos en la cadera cuando veía que ninguno de ellos quería comer por las prisas. A veces su madre se quejaba diciendo que no sabía de dónde Itachi heredó ese carácter tan tranquilo y pensamiento pacifista.
Era raro que una persona así naciera así dentro de un clan con un historial oscuro y cuyo poder emergía del odio puro.
—En fin, me largo, estoy sucio —dijo Sasuke al ponerse de pie, caminando hacia su cuarto—. Espero que cuando haya terminado ya no estés más aquí, Shisui. Cada día te estás convirtiendo en un parásito.
—Más te vale tratarme bien, Sasuke-chan, que cuando ingreses a la Policía Militar de Konoha me aseguraré de que limpies todos los días las sandalias de los miembros.
Sasuke ignoró lo dicho por su primo y se alejó de la sala, deslizando la puerta corrediza cuando salió con nada de delicadeza.
—¿Ya comprobaste lo que querías saber?
—¿Uh? —Shisui miró a Itachi, sin entender, pero luego sonrió. Atrapado—. ¿Desde cuándo sabes mis intenciones?
—Desde ayer, cuando te sorprendió ver que Hinata-san venía a darle un regalo a Obito-san y no a Sasuke, como sospechabas.
—Solo quería ver qué opinaba tu hermanito de saber que no todas las chicas de la aldea mueren por él —Shisui soltó una risilla—. No es común verlo enojado por algo tan simple. Creo que Hinata-san hirió su orgullo, especialmente cuando aclaro que ella no estaba interesada en él pero sí en el tonto de Obito. Amo este drama.
—Sasuke no le dará tanta importancia al tema.
—Yo lo dudo —dijo Shisui—. Ya sabes cómo son los Uchiha, Tachi: No aceptan un "No" por respuesta, en especial con aquello que hirió su precioso orgullo. No dudo que a partir de ahora Sasuke le preste más atención a Hinata-san.
—E imaginó que no estás dispuesto a dejarle las cosas tan fáciles.
—Y diste en el blanco, como siempre. Te has vuelto más hábil en leerme.
—¿Solo por eso quieres tener una cita con Hinata-san? ¿Para molestar a mi hermano pequeño? Sigues siendo un niño.
—Admito que tienes algo de razón pero también me agradaría salir con ella. Realmente me interesa y es una hermosa chica —confesó el chico.
—A ella le gusta Obito-san.
—Estoy seguro que es un enamoramiento infantil. Es una chica tranquila, estoy seguro que muchos no se han atrevido a invitarla a una cita, pero no me extraña si tiene a Neji Hyuga como un vigilante, alejando a cualquier que quiera hostigar a Hinata-san. Pero si me acerco a ella y le hago ver que soy un buen hombre, lo cual es verdad, quizá me miré más a mí.
—¿Has considerado los riesgos de poner en marcha ese plan? Hiashi-san evitará que salgas con su hija a toda costa. Además, los sentimientos de las mujeres son fuertes. Mira el ejemplo de Sakura-san con Sasuke, no ha dejado de quererlo pese a ser rechazada hace tiempo atrás.
—Bueno, esa es otra historia. Yo lo lamento por esa chica, es bonita, debería hacerle caso a Naruto, es un buen chico, algo atolondrado, pero buen sujeto —Shisui se puso de pie, estirando sus piernas cuando las sintió algo dormidas—. En fin, iré a hacer mi tarea. Dile a tía Mikoto que vendré a cenar y que guarde mi porción.
Shisui desapareció con su técnica, dejando a Itachi solo en la pequeña sala de estar. Suspiró, intentando no ponerse a pensar en cómo se desarrollaría el plan de Shisui. Esperaba que Sasuke no cayera en la trampa de su primo y siguiera con su vida normal.
—Por favor, Hinata-chan. De verdad necesito tu ayuda.
Hinata intentó no mostrarse nerviosa ante las súplicas de Sakura que lucía como si el Apocalipsis estuviera cerca. Había salido a comprar unas cuantas cosas; Hanabi se mostró celosa de que a ella no le hubiera hecho una bufanda, quedando berrinchuda, cosa que le hizo prometer hacerle una en cuanto tuviera tiempo, por ello fue a la tienda de estambres para elegir un bonito color que combinara con su hermana menor, incluso compró un tono beige para hacerle otra bufanda a Neji. Al salir de la tienda fue interceptada por Sakura que la tomó del brazo, llevándola a un parque cercano ya que necesitaba urgentemente su ayuda.
—Sakura-san…
—Mis padres no dejan de decirme que debería estar feliz de que Naruto se fije en mí, que me puedo convertir en la futura esposa del siguiente Hokage pero yo no veo a Naruto de esa manera, es mi amigo y el chico más molesto que jamás he conocido. Por eso no puedo rechazar la invitación, ya Kushina-san me hizo prometer ir a su casa y no la quiero decepcionar, menos al Cuarto. Por favor, ven conmigo, me dijeron que podía llevar a alguien, Ino ya se negó porque tiene que salir de misión mañana y no soy lo suficientemente cercana a Tenten-san para pedirle algo como esto. Tú eres mi única esperanza.
Sabía del enamoramiento de Naruto hacia la rosada, desde la Academia se había declarado a Sakura pese a los constantes rechazos que ésta le mostraba al repetirle una y otra vez que el chico de sus sueños era Sasuke Uchiha. Sakura debía estar realmente en un lío si venía a solicitar su ayuda. No tenía excusas, estaba libre mañana y si le pedía permiso a su padre éste no rechazaría su petición; a él le gustaba la idea que se mantuviera cercana a la familia del Cuarto, incluso había insinuado que Menma Uzumaki era un buen ninja y mejor candidato a líder de la aldea que Naruto.
—¿D-De verdad está bien que asista? E-Es una cena que Kushina-san hará, a la cual te invitó, n-no quiero importunar…
—No lo harás. Al contrario, harás que logre aguantar mejor la cena.
Hinata rió.
—No lo creo, Kushina-san s-siempre me ha llamado rarita.
—Ya sabes cómo es Kushina-san, no lo dice de mala manera. Por favor, Hinata, di que sí.
Sakura le vio con ojos brillantes, esperando su respuesta y Hinata no pudo decirle que no. Era de corazón débil, tal como Neji se lo decía cuando veía que no podía rechazar hacerle favores a otra gente.
—E-Está bien, Sakura-san, te acompañaré.
—¡Muchas gracias, Hinata-chan! —la Haruno no le importó dar brincos de alegría y abrazar a la Hyuga que se sonrojó por la muestra de afecto de la chica—. ¡Eres increíble! Prometo recompensarte. Pasaré por ti mañana a las 6:00 de la tarde a tu casa.
—Uhm, estaré lista.
—No te pongas nerviosa, usa la ropa de siempre. Es una cena, no una fiesta. Estoy segura que Kakashi-sensei también estará ahí y Jiraiya-sama. Y si Menma acaba rápido la misión, creo que él con Obito-sensei también irán.
La mención del Uchiha hizo a la joven sonrojarse. Sakura al notar esto, entornó los ojos con una sonrisa algo pícara.
—Vaya, vaya, vaya —la voz de la rosada hizo a Hinata sentirse nerviosa.
—¿Q-Qué sucede?
—Nada, solo vi cómo tus ojos brillaron cuando mencioné a Menma. ¿Te gusta, no?
—N-No —negó con vehemencia, roja por la sola insinuación, no porque sintiera algo por el Uzumaki menor.
—Vamos, no seas reservada conmigo. Guardaré tu secreto. Puede que Menma no sea igual de idiota que Naruto, hasta confieso que es algo atractivo porque se parece más al Cuarto pero eso no impide que su actitud sea un asco. Pero bueno, no te juzgo —la sonrisa de Sakura detonó algo de vergüenza—. Yo soy la que menos debe criticarte cuando también estoy enamorada de un cretino.
Quiso aclararle a Sakura que no le gustaba Menma Uzumaki pero ésta no le dio tiempo cuando se dio cuenta que ya era demasiado tarde y que todavía no compraba las cosas que su madre le pidió, despidiéndose de ella rápidamente para correr hacia la calle principal.
Hinata se quedó sola en el pequeño parque, sintiéndose mal de no haber aclarado aquello que la Haruno interpretó mal. Era verdad que le gustaba alguien, pero no era Menma, era Obito-san.
El recuerdo de ayer aún le hacía acelerar su corazón de manera precipitada. Durante la noche casi no pudo dormir al recordar la sonrisa que él puso cuando recibió su obsequio, le pareció tan adorable la expresión del hombre, parecía un niño pequeño que recibe por primera vez un regalo. También sintió algo de tristeza de saber que nadie más le había regalado nada, Obito-san era una persona increíble, muchos deberían darse cuenta de ello.
—¡Oi, Hinata!
La voz de Kiba la sacó de sus pensamientos. Se giró para ver al resto de su equipo y amigos. Shino al lado de Kiba con las manos metidas en los bolsos de su saco, encapuchado y con esas gafas especiales para sus misiones que no dejaban ver el color de ojos del Aburame y Akamaru ladrando, haciéndose notar mientras el castaño alzaba la mano para llamar su atención.
—Vamos a comer algo. ¿Te unes?
—Hai —respondió Hinata, caminando hacia ellos, provocando a Akamaru lamerle la mano y hacer que lo acariciara. Akamaru estaba calientito.
—Entonces vamos a BBQ, me muero por comer un buen pedazo de carne.
—Siempre comes carne, Kiba. Deberías cuidar tu alimentación, las verduras y las frutas también son parte de una dieta balanceada.
—Shino, dame un respiro.
Hinata soltó una risita al ver a sus dos compañeros convivir. Ninguno de ellos había cambiado para nada desde el primer día. Kiba se mostró interesado en sus recientes adquisiciones y ella respondió que quería hacerle unas bufandas a Hanabi y a Neji. Kiba se mostró algo envidioso que él también quería una pero Shino se encargó de recordarle que el frío nunca había sido un problema antes para él, cosa que hizo a Kiba sonrojarse y gritarle a Shino que no era a todo terreno como él que estaba cubierto totalmente. De igual modo, Shino le respondió que sí tenía tanto frío debería elegir otras ropas en lugar de las que llevaba puestas.
Hinata rió y les prometió tanto a Shino, Kiba y Akamaru que también les tejería a ellos, haciendo que el Inuzuka sonriera feliz acompañado del ladrido de su perruno compañero mientras Shino se sumía en su acostumbrado silencio, del cual Hinata interpretó como un "Gracias" al saber que el Aburame era algo sensible con eso de quedar fuera; algo que le pasaba muy seguido con el resto de los chicos debido a su silencio extremista y presencia invisible.
Miró el cielo que comenzaba a teñirse de atardecer y aspiró profundamente el aire helado. Supo que ese día Obito-san había partido a una misión con su equipo. Ella de todo corazón esperaba que regresaran con bien aunque sabiendo lo talentosos que eran Menma, Karin y Suigetsu, no dudaba que así fuera. De su generación esos tres destacaban aparte de Sasuke. Muchos de ellos se sorprendieron de ver que la dinámica de ese equipo, a pesar de las claras diferencias de cada uno, era equilibrada. Karin y Suigetsu podían estar matándose a insultos pero cuando se trataba de misiones ellos trabajaban como si fueran amigos de toda la vida, confiando en el otro sin dudar. Era algo que admiraba de ellos.
No es que fuera alguien cercana a ellos, en sus días de la Academia siempre tuvo un perfil bajo, sin destacar demasiado pero manteniendo buenas notas para no recibir un regaño de parte de su padre. Conoció a gente interesante, como Naruto Uzumaki que se proclamaba ser el próximo Hokage de la aldea, pese a las risas de muchos por los sueños del rubio, diciendo que si quería serlo debería ponerse más serio en sus tareas y habilidades ninja, pues únicamente podía hacer dos mini Narutos que daban pena. Aún así, ese rubio demostró de lo que era capaz al graduarse de la Academia Ninja, quizá no con las mejores notas pero consiguiendo su bandana con la placa de Konoha en la frente, presumiendo a todo el mundo haberlo logrado, celebrando con sus padres el reciente título y haciendo que Minato-san como Kushina-san miraran con orgullo a sus hijos y sobrina.
Naruto y ella nunca mantuvieron una amistad, simple compañerismo, aunque el chico no le resultaba indiferente y estaba agradecida por el gesto de defender su orgullo cuando se enfrentó con Neji-niisan. Había compartido algunas palabras con él, incluso compartió a escondidas sus notas cuando veía que el rubio no trajo la tarea, evitando que Iruka-sensei le llamara la atención, haciendo que Naruto le diera las gracias una y otra vez por su ayuda. De alguna manera, verlo sonreír le recordaba a Obito-san y no podía evitar sonrojarse ante el recuerdo del Uchiha, comportamiento que Naruto constantemente le repetía era algo raro y siempre le preguntaba si estaba enferma o padecía de fiebre crónica. Tampoco era cercana a Menma, pues éste siempre le miraba mal cuando veía que le pasaba las tareas a Naruto, haciendo que ella se sintiera incómoda. Incluso hubo una vez en que éste le regañó por hacer eso, provocando que su gemelo se volviera un flojo y dependiera completamente de ella, sin embargo recordó que le dijo que solo ayudaba a Naruto cuando éste estaba en problemas, que cualquier otra persona haría lo mismo, aunque el Uzumaki menor simplemente resopló y la llamó "Estúpida Hyuga" por pensar de esa manera para dejarla sola y confundida por no entender por qué el chico se había enojado con ella cuando no le había hecho nada, por lo menos, no de manera intencional.
Desde ese entonces no recordaba haber convivido más con él. Quizá un par de veces cuando se presentó en el Quinto Campo de Entrenamiento del Equipo de Obito-san. A veces era porque debía entregarles un pergamino de suma importancia que el Hokage le encargaba o porque quería llevarle algo de comer a Obito-san y a todos, a pesar de que siempre se quedaba con la ganas sin entregar por su timidez. Además, Suigetsu y Karin le daban algo de miedo. Sin embargo, desde que Karin descubrió que los espiaba —algo de lo cual intentó explicar— ella se comía la comida a modo de pago para no revelar a ninguno de sus compañeros sobre su presencia, ambas entablando conversaciones extrañas y dándose la oportunidad de conocerse mejor ya que Sakura e Ino siempre insistían en que Karin era una chica de feos modales y caprichosa.
De las dos Karin era la que más hablaba, de muchas cosas, pero su tema favorito era Sasuke. No dejaba de decir lo hermoso que era y lo genial que lucía peleando, añorando una vida con él y esperando que éste correspondiera a sus sentimientos. Hinata solo se limitaba a asentir con la cabeza, escuchando en silencio lo que la Uzumaki le decía, haciendo que ésta le dijera que no hablaba mucho y si estaba cansada de escucharla podía decírselo con toda confianza, pero la verdad era que disfrutaba de las conversaciones que Karin mantenía con ella, podía ser una chica ruda y de carácter explosivo, como Naruto, pero le agradaba. Una vez que no se presentó debido al intenso entrenamiento que mantuvo con su primo por casi tres semanas consecutivas que le provocó un cansancio en su vista, ella se presentó a escondidas en su habitación para ver por qué no había ido al campo de entrenamiento, quedándose con ella para seguir platicando y hacerle compañía. Ese detalle no pasó desapercibido por Hinata, por ello consideraba a Karin alguien amable, aunque a veces a ésta le costaba mostrarlo debido al prejuicio que muchos aldeanos tenían aún sobre ella al ser una extranjera.
—Hola, Hinata-san.
Una voz la despertó de sus recuerdos para mirar al el poste de luz en donde Shisui Uchiha se hallaba parado con un perfecto equilibrio, con una sonrisa atractiva en el rostro y un extraño brillo en sus ojos ónix. No entendía qué hacía el gran Shisui del Cuerpo Parpadeante ahí, a mitad del camino para ir al BBQ con su equipo.
—¿Interrumpo? —preguntó a los dos muchachos que le veían, bueno, el Inuzuka le veía algo irritado. Incluso el can ladró al verlo de una manera poca amistosa.
—Uchiha, ¿qué haces aquí? —cuestionó algo enojado Kiba al recordar que ese mujeriego osó salir con su hermana mayor para luego aguantar el llanto de ésta cuando las cosas con el Uchiha no tomaron el camino que ella pensó.
Instintivamente el castaño cubrió la figura de su amiga con él al frente, frunciendo el ceño. No creía que ese tipo estuviera ahí por pura coincidencia, algo quería.
—Shisui-san —ahora fue el turno de Shino—. Es raro verlo por aquí. ¿Necesita algo?
—¿Por qué todos asumen que necesito algo? —contestó Shisui, rascando su nuca—. Simplemente quise saludarlos.
—En realidad solo se dirigió a Hinata, no a nosotros.
—Ah, sí, bueno, hola a ustedes también —comentó el chico, sonriendo algo nervioso de que el Aburame señalara ese detalle—. ¿Van a algún lado?
—Sí —respondió cortantemente Kiba—. A comer, nosotros, solos.
—Ah, ya veo. Pensé en que podría acompañarlos. Me siento algo solito….
—Estoy seguro que hay muchas chicas con las cuales puedes pasar el tiempo, Uchiha. No creo que estés interesado en salir con nosotros.
Ese Inuzuka no se guardaba nada, se dijo Shisui, intentando no molestarse ni quedar mal frente a la Hyuga que veía algo preocupada a su amigo que lucía tenso por su presencia.
—Neh, Kiba, realmente siento haber salido con Hana-chan. Me disculpé muchas veces con ella, no puedo cuando las chicas lloran, es mi debilidad.
—Eso no va a desaparecer los golpes que me dio Hana al desquitarse conmigo después de la ruptura, Uchiha. Si vas a jugar con los sentimientos de las chicas, por lo menos hazte responsable.
—No me hagas lucir mal en frente de Hinata-san. Mírala, de seguro ya pienso que soy un hombre de lo peor —apuntó Shisui con cara de regañado.
Kiba soltó una risa seca.
—Mejor. Así Hinata nunca se mezclará con los Uchiha, menos contigo.
—Kiba-kun —dijo la mencionada, algo incómoda con toda esa situación.
Shisui suspiró mientras aterrizaba en el suelo, con sus brazos detrás de la nuca, acercándose al equipo. Kiba no se quitó de su lugar e incluso Shino dio un paso al frente, haciendo al Uchiha detenerse. Éste suspiró.
No solo iba a tener que lidiar con el crush de Hinata por Obito, sino también con esos dos y su sobreprotección.
—Creo que este no es el mejor momento —dijo al desviar la mirada para luego sonreír—. Por hoy los dejaré ir, ya tendré otra oportunidad de saludar cómo se debe a Hinata-san.
—Como si fuera a dejar que te le acerques —gruñó Kiba y Akamaru le secundó.
Shisui mostró una mirada altanera.
—No puedes cuidarla todo el tiempo —siguió—. Toda chica necesita su espacio, o sino se cansará de ti. Eso no sería bueno para ti —la mirada de Shisui se tornó rojiza debido al Sharingan, cosa que hizo temblar ligeramente al Inuzuka—. En fin, me voy. Pasen bonita noche, nos veremos luego, Hinata-san —empezó a despedirse el Uchiha—. Saludame a Hana-chan, Kiba —como si nada hubiera pasado, los ojos de Shisui volvieron a la normalidad y los insectos dentro del cuerpo de Shino se relajaron ante ese instinto asesino que brotó del aura del Uchiha—. Disfruten su salida, quién sabe cuándo volverán a tener tiempo para reunirse como equipo —dijo antes de desaparecer, guiñando el ojo a la joven Hyuga que no pudo evitar sonrojarse por el gesto.
—Kiba-kun —Hinata vio a su amigo que parecía algo nervioso—. ¿Estás bien?
—¿Eh? —al ser consciente de la presencia de la chica, Kiba rió y rascó su cabeza, luciendo algo avergonzado—. Sí, lo estoy. Es solo que no soporto a ese Uchiha, jugó con los sentimientos de mi hermana. Me molesta.
—Hana dijo que estaba en buenos términos con el Shisui-san.
—Eso dice pero créeme que yo experimenté las consecuencias de su depresión post-relación amorosa. O pseudoamorosa. Ni sé la verdad que le vio mi hermana a ese tipo. Eso sí, aprendí que nunca debes romperle el corazón a una chica, menos si es de mi clan —temblaba como gelatina—. Las mujeres de mi familia dan miedo, por eso no me extraña que mi viejo haya escapado en la primera oportunidad.
Shino e Hinata se miraron. El tema del padre de Kiba era algo delicado a pesar de que éste lo sacara en cualquier conversación cómo algo divertido, incluso contaba con una sonrisa cómo fue que su madre lo persiguió con casi todos los perros a su mano estando embarazada de él. Siempre decía que Tsume Inuzuka era una mujer aterradora pero no imaginaba a su madre de otra manera.
—En fin, vámonos, me estoy empezando a congelar y las patas de Akamaru también. Si no fuera por ese Uchiha, seguramente ya estaríamos en el restaurante.
—Shisui-san solo quiso saludar —dijo Hinata, no era que el Uchiha le resultara del todo una buena persona, no le conocía personalmente pero tampoco era un mal sujeto, aunque igual que Kiba compartía la misma opinión que no era bueno jugar con los sentimientos de las mujeres.
—No te creas ni una palabra de él, Hinata.
Repentinamente Kiba se giró hacia ella, deteniendo su caminata por segunda vez, tomándola de los costados de sus brazos, algo que la hizo sonrojarse debido al contacto y la cercanía de su amigo.
—¿Kiba-kun?
—Escúchame bien, Hinata. Por nada del mundo dejes que ese Uchiha te engañe. Eres una chica lista, estoy seguro que no caerás como Hana. Tengo fe en ti.
—N-No entiendo bien lo que dices, Kiba-kun, pero t-tendré cuidado.
—Bien, eso me tranquiliza —asintió Kiba, contento de que su amiga fuera inteligente.
—Últimamente eres demasiado sobreprotector con Hinata —comentó Shino, cosa que hizo al ninja experto en rastreo sonrojarse.
—¡No lo soy! ¡S-Solo le advierto de lo que es capaz ese Uchiha!
—Hinata nunca ha mostrado interés por ningún Uchiha. Hayo innecesarias tus precauciones.
—¡Me lo dices a mí! ¡Si también pude sentir cómo tus insectos se alborotaban! ¡Eres también igual de protector de Hinata como yo!
—Es lo que hacen los amigos, se cuidan. Hinata suele ser demasiado ingenua con el comportamiento de algunos, es natural preocuparse que alguien asuma que puede aprovecharse de su gentileza.
Kiba calló al no poder debatir aquello, simplemente se limitó a quejarse sobre Shino y caminar hacia el frente. Hinata suspiró aliviada de que la tensión se hubiera ido, volviendo a caminar detrás de Kiba y con Shino a su lado.
—Shino-kun.
No tuvo que mirarlo para saber que le estaba poniendo atención.
—Gracias pero —se sonrojó levemente— puedo cuidarme sola. N-No soy tan tonta. Neji-niisan me ha dado muchas conversaciones sobre los chicos.
—Lo sé. Aún así me preocupo por ti.
—Shino-kun…
—Especialmente cuando te has convertido en una linda señorita. No es de extrañar que los chicos se den cuenta de ello y quieran intentar algo contigo. Pero no te preocupes, Kiba ni yo intervendremos cuando quieras estar con la persona amada. Respetaremos tus decisiones.
No sabía en qué momento cambiaron el tema a eso pero Hinata solo sonrió, avergonzada pero totalmente agradecida con Shino.
Tenían muy buenos amigos a su lado.
Notas: Para todas aquellas personitas que se quedaron con ganas de leer más sobre Perdedores orgullosos, Trío Monstruoso y El límite del encanto, sus deseos fueron escuchados. Aquí traigo una pequeña historia con enredos.
Espero que lo disfruten, aprovecho que tengo aún mi computadora porque la tendré que llevar a que me cambien algunas cosas, por lo que es seguro que no actualice hasta mañana.
Gracias por leer y dejen sus comentarios.
